Unas vacaciones en Marbella

Las vacaciones son para descansar. Los buenos negocios no siempre lo son y menos cuando lo que pones en juego es tu propio cuerpo ...

UNAS VACACIONES

EN MARBELLA

Por Oscar

CAPITULO I. La presentación.

¿Cómo empezar?, quizás como dicen los polis en las películas por el principio.

Se puede decir que soy una chica atractiva, alta, 1,73 metros, con un buen cuerpo, morena, me considero simpática y alegre, además, los que me conocen dicen que soy inteligente, en la actualidad soy una reconocida ejecutiva de una conocida empresa multinacional en la que hice valer mi titulo de Ingeniería Industrial a parte de mi Master en Dirección de Empresas

Tengo un novio que me adora y al que quiero con locura, tenemos el proyecto de una próxima boda, de esas de película en una ermita maravillosa con un banquete en un precioso edificio del siglo XV cercano, espero que me disculpareis si no os invito pero ya somos un montón de gente.

Pero este es el presente, lo que os voy a relatar me sucedió cuando estaba en tercero de carrera hace unos siete años, es decir tenia por esa época 21 años y me sentía la reina del mambo. No os lo quiero relatar por morbo o para excitar la libido, el objetivo es más bien terapéutico, si bien creo que los años que han pasado me han hecho asimilar bien lo acaecido, el ponerlo negro sobre blanco esta historia me ha de permitir cerrar definitivamente esta pagina de mi vida. Al menos eso es lo que dice mi psicólogo, así que le haremos caso.

Provengo de una familia de clase media acomodada de una capital de provincia española, por lo que me tuve que trasladarme a Madrid para estudiar la carrera de ingeniería que había decidido realizar, las notas me lo permitían así que me fui para Madrid con toda la ilusión del mundo, el apoyo de mis padres y la seguridad de alcanzar todas mis metas.

Mis padres cubrían mis necesidades económicas básicas, alojamiento y comida en un colegio mayor y algo para mis gastos, por lo que para poder seguir el ritmo de una ciudad como Madrid, decidí trabajar en los ratos libres que me dejaban los estudios.

Hice muchas cosas, de camarera en un restaurantes de comida rápida, encuestas, de canguro y un sin fin de trabajos mal pagados de los que al final más que dinero sacaba poco tiempo para mis estudios y algún que otro acoso sexual por parte de mis estúpido jefes.

Una amiga, que vivía en el mismo colegio mayor que yo y que estudiaba arquitectura, me comento la posibilidad de hacer, de forma esporádica como ella ya estaba haciendo, de chica de compañía y así comencé a redondear mis ingresos, bueno para que cambiar los nombres, lo de chica de compañía en realidad era hacer de puta.

No de puta callejera, no os equivoquéis, mi formación y figura me permitían hacer de puta en los hoteles de lujo de Madrid y siempre con los hombres que me parecían atractivos, nada de gordos babosos ni nada por el estilo, por mucho que se ofrecieran a pagar. Incluso en algunos casos el trabajo se reducía a ir a cenas o acompañar a directivos extranjeros que no hablaban bien español, por cierto, a parte de español hablo perfectamente ingles, francés y algo de alemán.

En unos cuantos meses había logrado alquilar un coqueto apartamento, no muy grande pero soleado y con una preciosa terraza e incluso había logrado iniciar unos pequeños ahorros para por si acaso y todo eso teniendo tiempo de sobra para estudiar y sacar unas buenas notas lo que llenaban de orgullo a mis padres, que por supuesto desconocían el tipo mi actividades extraescolares, les comente que había entrado a trabajar en un hotel como recepcionista de noche cuatro días en semana con un contrato temporal y que el trabajo me dejaba tiempo para estudiar en el propio trabajo.

La historia, que quiero relataros, comenzó cuando conocí a una colega de profesión, la podemos llamar Laura que es como a ella le gustaba que la llamaran. Intimamos y me ayudo mucho en ... el trabajo. Ella rápidamente se dio cuenta que yo era una aficionada, o como ella decía "puta a tiempo parcial".

Laura es una chica, sigo teniendo contacto con ella, con poca formación pero con un cuerpo fenomenal y una inteligencia natural envidiable, como ella siempre decía "nada de drogas o alcohol, ni de lejos un chulo, solo dinero y pollas" había decidido ahorrar hasta conseguir una casa y el dinero suficiente para un negocio que le permitiera retirarse al cumplir los 30, que, como ella decía, "es el limite para ser puta, a partir de ese momento hay que encontrar un buen hombre, casarse y tener un par de niños". Ciertamente llevaba hasta limites insospechados sus propósitos, ahorraba como una hormiguita cada euro que caía en sus manos, nunca la vi tomar una copa trabajando y todo eso sin escatimar en su persona, siempre los mejores médicos, centros de belleza, gimnasios, alimentos, etc. Ella siempre decía; "mi cuerpo es mi negocio y he de mantenerlo en forma y lograr que cuando termine de trabajar este en el mejor estado posible, me ha de durar toda la vida y pienso vivir mucho"

CAPITULO II. Nos vamos de vacaciones

Por esa época ya había terminado las clases, había aprobado todas las asignaturas por parciales e incluso alguna con una muy buena nota, así que estaba exultante de satisfacción y me consideraba con el derecho y la obligación de regalarme unas buenas vacaciones.

Fue entonces cuando Laura me propuso irnos unos días juntas de vacaciones a Marbella, un amigo le había prestado un apartamento y algo así no se desaprovecha y menos a mediados junio cuando la mayor parte de la gente lo único que hace es soñar con las vacaciones que se va ha tomar en los meses venideros.

Hicimos el viaje en su coche, un Golf diesel que era como su hermano pequeño al que mimaba de forma desconsiderada, el viaje fue muy tranquilo a Laura no le gusta correr así que nos lo tomamos con calma y en unas horas estábamos en Marbella.

El único incidente reseñable fue al parar en una gasolinera el intento de ligar de uno de los clientes que fue ¡patético!, imaginaros un tipo vestido de vendedor, con unos zapatos sucios, una falsificación de Rolex en la muñeca, con los puños de la camisa tan sobados que parece que se van a caer en cuanto haga un movimiento brusco y un traje 100% acrílico, dándoselas de ejecutivo agresivo que esta dispuesto a pagarnos las vacaciones en el fin del mundo si ... le hacemos pasar un buen rato. Patético.

El apartamento no era de lujo, mas bien pequeño unos 60 metros cuadrados, pero nos pareció un palacio, tenia unos bonitos y cuidados jardines en los que había una piscina muy limpia y una charquita para los niños, al ser el mes de junio el edificio estaba prácticamente vacío pero perfectamente cuidado.

Tenia una terraza enorme desde donde, a lo lejos, se veía el mar y podíamos contemplar la salida del sol, lo que esta muy bien ya que por la tarde le daba la sombra y se estaba muy fresquito. No tenia aire acondicionado pero tampoco hacia tanto calor y además había un par de ventiladores en el techo que lo hacia de lo más agradable.

Hicimos la compra en un hiper de la zona y al poco estábamos totalmente establecidas.

Llevábamos unos días de playa, sol, paseos, ... es decir, unos días del aburrimiento más absoluto que os podáis imaginar, debéis tener en cuenta que incluso huíamos de los moscones que querían ligar con nosotras, es decir, nos comportábamos como unas autenticas monjitas de clausura, que en el fondo era la idea inicial del viaje.

Una tarde mientras estábamos en el apartamento escondiéndonos del calor de primera hora de la tarde, Laura comento que podíamos hacer algún trabajo para que nos saliera mas barata la estancia, ni os imagináis lo caro que era y supongo sigue siendo, nunca he regresado a esa ciudad, pasar unas vacaciones en Marbella. Coincidí con su idea, si además de pasar unas buenas vacaciones podíamos regresar a Madrid con algo de pasta mejor que mejor.

Entre risas bromeamos con el encuentro definitivo con el Jeque Árabe que nos tomaría como sus protegidas pagándonos una vida de lujo y desenfreno, rodeándonos de sirvientes, diamantes, coches de lujo con chofer y viajes en Jet privado a todas las partes de mundo.

Así pues, esa misma noche, nos arreglamos y nos dirigimos a uno de los hoteles de lujo de la zona, en el que se alojaban normalmente los ejecutivos y directivos de las empresas a los que traían a Marbella para hacer los famosos cursos de formación, como os imagináis estos son nuestros mejores clientes, solitos, lejos de casa, de sus novias, esposa o mamas.

No habíamos pasado más de una hora en la cafetería del hotel cuando encontramos nuestros primeros clientes, primero fue Laura y después yo, como siempre decía Laura "es lo bueno de ser una misma la materia prima del negocio".

Mi cliente, creo recordar, era un chico de unos treinta año que no tendría por que pagar para estar con una mujer, simpático, alegre y con buena presencia, pero el hecho real es que pago 300 €, quizás por no atreverse a pedirle a su novia lo que me pidió a mi, una de esas largas mamadas en las que, de rodillas frente a su polla, pareces rendirle pleitesía, si a eso le sumas que metes su polla entre tus senos y se la masajeas, el tipo termino de lo mas feliz.

Ya, por esa época me había dado cuenta que algunos hombres no se atreven a pedir a sus esposas o novias algunas cosas y buscan una puta para pedírselo, os garantizo que mi futuro marido no tendrá que buscar fuera lo que hay en casa.

A ese primer cliente sume después otro, mas tradicional, un polvo en plan misionero, el a dormir, seguro que roncaba, y yo al bar del hotel a esperar a Laura, para regresar a casa.

De regreso al apartamento, ya de madrugada y tras darnos esa ducha maravillosa de después de trabajar, echamos cuentas. Yo me había ganado 600€ y 700€ de Laura sumaban 1.300€ si le quitábamos los refrescos, carísimos, que nos habíamos tomado en el hotel nos quedaban limpios 1.250€. No estaba mal para la primera noche, pero seguramente seria la suerte del novato, no sabéis la cantidad de veces que te vuelves a casa con menos dinero del que has salido.

Calculamos que con un tres o cuatro noches, si seguía la buena racha. tendríamos resuelto el problema de los gastos en Marbella e incluso habríamos ganado algo para la cuenta corriente, había que tener en cuenta que Laura tendría que parar forzosamente en agosto, como os podéis imaginar en ese mes Madrid es un desierto y además ella tenia intención de ir a visitar a su familia en el pueblo.

Esa noche nos dormimos taradísimo, eufóricas por las buenas perspectivas que nos deparaba el futuro.

CAPITULO III. Los problemas del trabajo

Al día siguiente después de levantarnos tarde, comer en un chiringuito de la playa una riquísima paella ya por la tarde - noche, regresamos al hotel con objeto de terminar de redondear los ingresos.

En ese momento empezaron los problemas y si Laura y yo hubiéramos sido más inteligentes lo habríamos dejado pasar y nos habríamos dedicado a terminar de pasar las vacaciones simplemente.

Estábamos en la cafetería del hotel mirando a los posibles candidatos cuando uno de los empleados de seguridad, muy guapo, cortes y bien vestido con un precioso traje, pero con una mirada de mala leche terrible, nos pidió que fuéramos tan amables de acompañarle un momento.

Dudamos, pero algo en su mirada nos hizo pensar que seria lo mejor, bueno su mirada y los dos tipos de seguridad uniformados que estaban en la entrada de la cafetería.

Nos acompaño hasta el ascensor y en unos segundos estábamos en el ático, donde el director del hotel tenia su despacho y allí nos dejo el guapo de seguridad sin despedirse siquiera.

El director se identifico por su cargo, sin nombre, y nos invito a sentarnos sin tan siquiera preguntarnos por nuestros nombres, puso en marcha una de las televisiones que había en su despacho donde comenzó a correr la grabación de la noche anterior en la que se podía apreciar claramente nuestras actividades, incluso el momento en que yo recibía el dinero de mi cliente, el muy cabrón me había pagado en el pasillo antes de entrar en la habitación y yo, tonta, le había cogido el dinero.

Una vez terminada la cinta y tras un momento de silencio, nos miro fijamente y comenzó a hablar

Supongo que sabéis que la policía no quiere ese tipo de actividades en Marbella y menos en los hoteles como este, le da mala prensa a la ciudad. Es mi obligación, como honesto ciudadano, poner en su conocimiento este tipo de actividades.

Nos quedamos calladas, yo pensé que menudo cabrón era este director, pero, también paso por mi cabeza la imagen de mis padres recibiendo la noticia de que su hija había sido detenida por prostitucion, como sabéis, la prostitucion, no esta penada en España pero la policía siempre te pueden meter en complicaciones, por otra parte sabia que Laura, por lo que me había dicho, nunca había tenido problemas con la policía e imagine que tampoco los querría ahora.

Pero como todo en esta vida se puede arreglar, con un poco de buena voluntad por las partes, espero que lleguemos a un acuerdo – continuo el bondadoso director -.

Laura tomo la palabra, sinceramente, ella tenia mas experiencia que yo en estos temas.

Si la oferta es razonable, supongo que no habrá problemas. ¿cuánto?

¡Por favor señorita, no soy ningún chulo!, el trato que les ofrezco es mucho más sencillo y beneficioso para ambas partes.

Por una parte me encantaría que me prestaran sus servicios por esta única vez de forma gratuita, por supuesto, en muestra de buena voluntad y por otro lado me gustaría que me dieran un número de teléfono donde localizarlas en caso de que algún cliente ... digamos .... especial necesitara de sus servicios.

Insisto y quiero que quede muy claro en ningún caso quiero su dinero o saber lo que le cobran a los clientes que les envíe, ese será su problema y el de los cliente. ¿esta claro?

Nos quedamos calladas y el director tomo nuevamente la palabra, sin esperar a que respondiéramos.

Así que, si están de acuerdo, les ruego que se desnuden.

Laura me miro, haciendo un gesto de asentimiento y tras ponerse de pies comenzó a desnudarse, sin prisa la imite, demostrando una calma que no tenia en ese momento.

En unos segundos estábamos ambas desnudas frente a la mesa del director, tampoco es que tuviéramos mucho que quitarnos un vestido y un tanga se quitan rápido

El "señor" Director continuaba sentado en su enorme butaca de directivo.

Tu –dijo señalándome, mientras cogía el teléfono – ve calentado a tu amiga mientras hago una llamada.

No sabia que hacer, nunca había estado con otra mujer, me refiero en el aspecto sexual, así que con gestos torpes comencé a besar a Laura mientras que ella me susurraba al oído.

Tranquila, vamos a salir lo mejor posible de esta situación, no me gusta nada lo seguro de si mismo que esta este tipo seguro que no es la primera vez que lo hace, nos puede meter en problemas solo por joder.

Bésame la tetas, acaríciame el pelo, ... tócame el coño, ¡vamos con un poco de gracia chiquilla!. Tu tranquila que de esta salimos bien, este tipo busca un polvo gratis y se lo vamos a dar.

Así poco a poco, Laura, me fue llevando, la verdad es ya ambas tumbadas en la alfombra, mi sexo se fue humedeciendo de forma sorprendente, mientras Laura pasaba su lengua por mis muslos e introducía, delicadamente, sus dedos en mi vagina.

La sesión siguió con una buena mamada al "director", bien alternándonos o ambas al mismo tiempo, incluso intento darme por el culo, pero Laura a la que varias veces le había comentado que no me gustaba y que, por ese lado, era virgen logro distraerlo, poniendo su culo en lugar del mío. En cuando logramos que se corriera un par de veces pareció satisfecho y tras darle el número del móvil de Laura nos permitió vestirnos e irnos, no sin antes recordarnos cual era nuestro pacto y diciéndonos que si queríamos trabajar esa noche o cualquier otra en el hotel no había ningún problema pero que esperaba de nosotras total discreción.

Bajamos en el ascensor en silencio, Laura muy tranquila y yo con la sensación de que me habían violado. Tomando un refresco en el bar me comento que no era la primera vez que la pasaba, que un polvo gratis no hace daño y que en todos los trabajos hay que pagar impuestos.

Esa noche encontramos un par de tíos bastante majos que nos pagaron, para iniciar la relación, una magnifica cena en el restaurante del hotel para seguir luego con una pequeña orgía con el champagne corriendo por todos sitios en la habitación de unos de ellos.

Como ya sabíamos que en los pasillos y ascensores había cámaras procuramos ser lo mas discretas, al menos en el aspecto de recibir dinero, posible lo que no impidió que Laura terminara con las tetas al aire mientras llegábamos a la habitación y mi tanga terminara roto en las manos de mi acompañante.

La entrada la habitación fue una mezcla de besos y ropa tirada de cualquier forma, sobre los muebles o en el mismo suelo.

Esa noche parece que nos había tocado a los que les excitaba ver a las mujeres hacer el amor, así que con el aprendizaje que había tenido horas antes les dimos un espectáculo de infarto sobre la cama de la habitación, mientras ellos sentados en las butacas nos observaban y sentían como se les quedaban pequeños los calzoncillos.

Por una parte me sentía sorprendida de cómo me humedecía al contacto con Laura, también es cierto que para ella no era, como luego me confeso, la primera vez.

Laura tiene una habilidad especial para llevarte, sus caricia hacían que mis pezones se pusieran duros e hipersensibles, mientras que su lengua los recorrían, sabia como y cuando bajar por mi vientre hasta monte de venus, como jugar con mi vello recortado para evitar que se salga del tanga, como introducirse en mi sexo, poco a poco tras haber jugado con mi clítoris y mis labios hasta hacerme llegar a un orgasmo como nunca había tenido.

Hasta me olvide que estaban los chicos, pero ellos no se habían de nosotras, así mientras yo me encontraba tumbada en la cama y Laura estaba sobre mi, con las rodillas a cada lado de mis hombros y la cabeza enterrada en mi sexo, uno de ellos aprovecho para metersela. La imagen de una polla entrando en el sexo de Laura, en primer plano, con los huevos colgando, moviéndose al compás de sus envestidas, mientras Laura seguía acariciando mi clítoris era como de otro mundo, mi lengua comenzó a lamer los huevos y la base de la polla del chico, mientras que el otro había llevado mi mano hasta su polla y me pedía que le masturbase.

El primero no aguanto mucho y se corrió dentro de Laura, al sacarla, una mezcla de su semen y de los flujos de Laura cayeron sobre mi cara. El segundo ocupo el puesto de este en el coño de Laura y la película comenzó nuevamente, yo lamiéndole los huevos y la polla y él arremetiendo contra coño de Laura, nuevamente le llego el momento de correrse y nuevamente fue mi cara la que recibió parte de su corrida, en la posición que estaba Laura me era difícil acceder a mi cara con las manos así que fue propia lengua la que se encargo de limpiarme los alrededores de la boca, sabia amargo pero no desagradable. Afortunadamente eran chicos limpios y no olían ni sabían mal

Los chicos se habían sentado en las butacas con unas pollas tan flácidas que daban pena, así que fuimos a alegrárselas, de rodillas frente a ellos, les lamimos, chupamos, acariciamos, hasta ponérselas nuevamente duras, el mío decidió que había llegado el momento de devolverme el favor así que sobre el propio suelo me empalo con su preciosa polla, mientras mordisqueaba mi cuello y mis orejas, con la preparación que me había hecho Laura en ese momento era lo que más deseaba, un buena polla que me llenara y en verdad que esa polla cumplía todos los requisitos, como ya había descargado una vez esta vez le costo más por lo que me proporción un buen rato de felicidad. ¡Quien dice que con el trabajo no se disfruta!

Cuando empezaron a ponerse románticos, con abrazos, besitos, ... llego el momento de macharnos, esto era un negocio y no hacer de novias o esposas.

Todo pareció indicar que la noche que había empezado fatal no había terminado tan mal, lo habíamos pasado bastante bien y regresábamos al apartamento con 800 € para el fondo común de vacaciones.

CAPITULO IV. Parecía un buen negocio

Acudimos dos o tres noches más al hotel sin ningún tipo de problema, así que nos habíamos olvidado del incidente cuando una tarde sonó el teléfono de Laura, era el director, quien tras identificarse.

Buenas tardes señorita, tendrían tiempo para pasar a tomar un café por el hotel, me encantaría presentarle a unos clientes que han preguntado por ustedes. ¿les vendría bien a las 7 de la tarde?

Laura le dijo que sin ningún problema para quitárselo de encima y poder comentarlo conmigo. Lo discutimos y llegamos a la conclusión que no perdíamos nada por ir a ver, que en el peor de los casos con decir que no o que íbamos a por algo al apartamento y desaparecer, ya estaba.

Vestidas sexy, pero no chabacanamente, estábamos a las 7:15 en el hotel, el director, que nos esperaba en recepción, nos miro de forma descarada mientras nos decía

Vienen ustedes muy guapas, pero por favor la próxima vez sean puntuales.

Nos acompaño a una sala en la que había dos tipos, altos, rubios, con ojos muy azules, con aspecto de eslavos, vestidos de forma deportiva pero elegante.

Estas son las señoritas de las que les hable, ahora si me disculpan tengo mucho trabajo – dijo el director, mientras cerraba la puerta desde fuera-

Los hombres nos miraron apreciativamente antes de comenzar uno de ellos a hablar en un español con fuerte acento eslavo.

Buenas tardes, el Sr. Director ha sido muy amable en presentarnos, ....

Nosotras también estamos encantados en haberos conocido, ...

Tras hablar un buen rato de diversas cosas totalmente intranscendentes, con objeto de ver el tipo de elementos que teníamos enfrente, la conversación siguió más o menos así

Teníamos interés en saber si están ustedes interesadas en acompañarnos a hacer crucero por islas, Mallorca, Ibiza, ...

Todo depende de las condiciones y del tiempo –respondió Laura-.

Claro, claro, normal, permítame que les ... comente cual condiciones.

Por supuesto todos gastos pagados, una semana, trabajo suyo, acompañarnos en fiestas, cenas y por supuesto algún trabajo .... especial – dijo mientras sonreía - Su pago 5.000 €, cada una, claro – dijo mostrando sus dientes blancos el ruso –

Es un trabajo de 24 horas durante siete días, como mínimo serian 6.000 € para cada una y nada de drogas, nosotras no tomamos drogas.

Perfecto, perfecto, yo quería preguntar tema drogas, en barco nada de drogas, prohibido llevarlas o tomarlas. Solo un punto más, nosotros gustar que vosotras siempre desnudas en barco y ... como decir, .... dispuestas. ¿OK?

Laura me miro y tras un momento

¿Podemos hablar un momento a solas?

Si, claro, iremos tomar copa en bar, regresamos en unos minutos.

Nos quedamos solas.

¿Qué te parece? – dijo Laura –

No se, es mucho dinero y puede ser incluso divertido, a demás no parecen mala gente y están cachas – dije riendo –

6.000 € es mucho dinero por una semana, eso seguro, y eso de estar desnudas en un barco, en plan nudista, me parece de lo mas .... sexy. – dijo Laura sonriendo – Les decimos que si pero que el dinero por adelantado, ¿te parece?

Me parece, - le dije mientras nos chocábamos la palmas –

Al poco rato aparecieron los chicos, les dijimos que si y ellos aceptaron pagar por adelantado, así que quedamos en el muelle del puerto deportivo frente a una de las sucursales bancarias para el día siguiente.

CAPITULO V. Comienza el viaje.

A las 9:00 estábamos en el puerto con una pequeña bolsa cada una en la que llevábamos algo de ropa, por si en las islas íbamos a cenar en algún sitio, los tíos estaban frente al banco en el que habíamos quedado, nada mas llegar nos hicieron entrega de unos sobres donde estaba el dinero. Laura se fue al banco a hacer el ingreso en nuestras respectivas cuentas corrientes, regreso en un momento con los papelitos del ingreso en la mano.

¿Todo bien?, ¿podemos marchar?, pregunto el que siempre hablaba.

Nos dirigimos a una motora que estaba atracada en el puerto, la motora era más bien pequeña, así que Laura y yo nos miramos con cara de sorpresa.

¿No pensareis que vamos a ir a Ibiza en este cascaron? – pregunto Laura –

No, No, esto ser para ir al barco -contesto el que siempre hablaba que nos había dicho que se llamaba Yuri, mientras se reía-

Salimos del puerto en la motora y frente a nosotras estaba un barco enorme, por lo menos tenia que tener más de 100 metros de largo y todo blanco, de un blanco resplandeciente, con bandera de Panamá y de nombre "Tula", como decía en uno de sus laterales.

Subimos al barco y Yuri nos acompaño a uno de los camarotes, mientras nos decía

En un rato vendré buscar, por favor, estén cómodas dejen sus cosas en armarios, como en casa y recuerden no ropa, cuando terminemos poner en marcha barco vendré buscar, por favor no salgan camarote hasta yo buscar, hay mucho ... – pareció buscar la palabra adecuada - jaleo cuando barco zarpa, marinos corriendo y todo eso, luego yo buscar y enseñar barco. Gracias – mientras sonreía con sus blancos dientes-

Nos quedamos solas, el camarote era espectacular, dos enormes camas, un sofá con una mesa baja, dos butacas y un mueble bar repleto, completaba la decoración un armario con las puertas de espejo que hacia que la habitación pareciera aun más grande de lo que era, el cuarto de baño era increíble con una bañera como para hacer largos y unos espejos te permitían verte de cuerpo entero.

En el armario había ropa, trajes de noche que parecían hechos a nuestra medida, ropa de sport, pareos, bañadores, zapatillas, la verdad es que para habernos pedido que estuviéramos desnudas había ropa como para vestir a batallón de gente, la ropa era de tal calidad que me dio un punto de vergüenza la ropa que llevaba en la bolsa.

Nos desnudamos y nos pusimos a mirar por una de las ventanas, una de esas circulares que hay en los barcos, como nos alejábamos de la costa, paso como media hora antes de que Yuri regresara llamando cortésmente a la puerta antes de abrir.

Nos miro y tras hacer un gesto con la cara que parecía decir que éramos tal y como esperaba, nos indico con un gesto que saliéramos del camarote.

El que él se mantuviera vestido me hizo sentirme un poco mas desnuda de lo que estaba, creo recordar que un cierto rubor subió a mis mejillas pero, pensé que un poco de vestido de Eva no le hace daño a nadie.

Subimos por una escalera hasta una puerta cerrada que Yuri abrió cediéndonos el paso, entramos en una habitación preciosa en la que había un hombre y una mujer, ambos vestidos de forma muy elegante con ropa náutica él y con un vestido suelto de seda ella. Su edad seria entre los 40 y 45 años él y no más de 25 ella.

Les presento a Iván – menciono un apellido pero me resulta imposible recordarlo – y su esposa Tania. Ellos ser sus patrones en viaje, espero que recuerden acuerdo.

Dicho esto, Yuri salió cerrando la puerta, mientras nosotras nos quedábamos de pies desnudas frente a la pareja. Él tomaban una copa y ella una cerveza, entre unas cosas y otras ya casi era la una de la tarde, mientras conversaban en lo que parecía ruso.

Laura y yo cruzamos una mirada de complicidad sin saber exactamente que hacer o decir. Yo por un acto reflejo puse mis manos tapando mi sexo y por fin Laura dijo.

Buenos días Don Iván, habíamos entendido que era Yuri quien ...

En ese momento Iván nos miro por primera vez y un escalofrío me bajo por la espalda, sus ojos azules muy claros tenían la frialdad de un cuchillo y el gesto de su cara era duro, muy duro.

Les voy a dar unas pequeñas normas que espero sepan cumplir, en caso contrario ... tendrán consecuencias ... no agradables para ustedes.

Primero nunca se tapen ni con ropa ni con manos, así que esas manos en sus muslos, ¡ya!

De forma automática mis manos se pegaron a mis muslos quedando en esa posición de firmes que tanto se usa en el ejercito.

Segunda norma, no hablen, si no se les pregunta, tendrán tiempo cuando regresen a su camarote de hablar todo lo que quieran.

Tercera, no se acerquen ni hablen con nadie de la tripulación.

Ultima, hagan siempre lo que se les ordene sin demoras ni preguntas, Tania y yo hablamos muy bien español, así que no hay duda de que nos entenderán a la primera.

¿Esta claro?

Si, señor. - respondimos ambas al unísono –

Entonces no tendremos problemas, tu - dijo señalando a Laura – te llamare rubia, ven y chupamela un rato.

Tu, - dijo señalándome – te llamare morena, túmbate y acaríciate hasta que te corras. ¡Y nada de fingir!

Vamos a ver que sabéis hacer y si tiene razón Yuri.

Laura me miro y vi en sus ojos miedo, yo tendría la misma mirada pero no me veía, avanzo los metros que la separaban de Iván y se arrodillo frente a él, él ni siquiera se había molestado en abrirse la cremallera de los pantalones perfectamente planchados, con mucho cuidado le bajo la cremallera y se la sacó, estaba medio flácida así que comenzó a chupársela despacio, mientras él continuaba la conversación con Tania en ruso

Mientras tanto yo había tumbado en el suelo, doblando mis rodillas y separándolas lo más que podía mientras acariciaba mi sexo y metía los dedos dentro de él, sintiéndolo seco pero sin atreverme a dejar de hacerlo.

Tania, no me quitaba ojo, en un momento tomo la botella de cerveza Coronita medio vacía que había en la mesa, se incorporo de su silla y caminando sin dejar de hablar con Iván se acerco a mi y me la tendió.

La quiero ver totalmente dentro de ti, ¿me entiendes?

Si, señora. –fue lo único que acerté a decir, aunque seguramente no era mucho más mayor que yo –

Tome la botella por la parte gruesa y comencé a introducirla en mi sexo, estaba fría, al inclinarla el liquido que quedaba en su interior se derramo dentro de mi coño, sentí como la cerveza fría me llenaba, pero también me lubrico un poco.

Tania se había vuelto a sentar y me miraba ahora de forma descarada, mientras Iván había dejado caer su cabeza sobre el respaldo de la butaca y tenia una erección terrible que apenas, Laura, podía contener dentro de su boca.

Quiero ver desaparecer la botella dentro de tu coño, morena, así que pon un poco más de animo. – dijo Tania –

Pero es imposible señora, no puede entrar es muy gruesa – respondí yo con esa voz de niña pequeña que me sale cuando estoy asustada –

¡Cierra la boca!, toda dentro que no tenga que repetirlo – respondió con un tono que no dejaba replica posible-

Decidí poner todo mi animo en complacerla, no sabia lo que podía pasar pero no estaba dispuesta a averiguarlo, afortunadamente era una botella de las pequeñas y no demasiado gruesa.

Imprimí un movimiento circular a la botella a la vez que hacia más y más presión hacia mi interior y la botella poco a o poco fue desapareciendo dentro de mi y dilatándome de una forma monstruosa que nunca pude imaginar que fuera capaz, me dolía como ha de doler un parto, pero en esta ocasión a la inversa.

Llego un momento en que únicamente podía sujetar la botella con las yemas de los dedos, en ese momento fue cuando Tania volvió a hablar.

Muy bien morena, ¿ves como si podías?, ya los sabia yo. Bien, ponte de pies pero que no se te salga ni un milímetro la puta botella.

Con un gran esfuerzo, en cada movimiento parecía que me iba a rasgar por dentro logre ponerme de pies con una mano entre las piernas para evitar que se saliera la botella. Pero no habían terminado las ordenes.

¡Ah no!, pon las manos en la cabeza y cuidado con dejar caer la botella.

Con cuidado apreté mis muslos de forma que no se deslizara la botella y puse las manos en la cabeza como me había ordenado.

En se momento Iván descargo su leche en la boca de Laura, descargo con tanta fuerza que Laura se atraganto y dejo escapar parte de la leche sobre los pantalones de Iván, la respuesta de Iván fue inmediata y contundente.

¡Puta de mierda!, me has manchado los pantalones, si quisiera una puta cualquier habría traído la primera que encontrara en la calle. – grito mientras con la mano derecha le daba una sonora bofetada – no te pago para que me manches.

Laura quedo tirada en el suelo, por la nariz resbalaba un fino hilo de sangre que al llegar a sus labios se mezclaba con semen de Iván y su saliva.

Iván pulso un botón que había sobre la mesa y casi simultáneamente se abrió la puerta apareciendo Yuri.

Llévate a este par de putas a su camarote, de momento no las necesito y a la rubia enséñala que no ha de mancharme los pantalones – dijo Iván, en español, supongo que para que lo entendiéramos -.

Me disponía a separar la piernas cuando la voz de Tania sonó tan fría como la de Iván.

Procura que no se caiga la botella de aquí a tu camarote. Yuri, si baja los brazos o se le sale la botella enséñala a obedecer.

Da –dijo Yuri, sin ningún tono con una voz totalmente profesional y fría –

Salimos de la habitación y tras cerrar la puerta Yuri se volvió hacia Laura, golpeándola con el puño en el estomago, Laura se doblo sobre si misma resbalando por la pared hasta el suelo donde quedo dando boqueadas como un pez cuando lo sacas del agua. Yuri la tomo del pelo obligándola a ponerse de pies y tras hacerlo mirándola fijamente a los ojos, le dijo

Tu siempre obedecer a patrón, tu siempre hacer lo que dice y mucho rápido, ¿Da?

Si, si, ¡si coño! – respondió Laura –

Tu – dijo mirándome – ya escuchar señora, manos en cabeza y no tirar botella.

Si no hubiera sido por la situación habría sido cómico verme caminar con los muslos muy juntos a pasitos cortos, como si fuera una de esas chinas de las películas, con las manos en la cabeza, lo peor fue cuando llegamos a la escalera, no sabia como hacer, pero en el fondo parecía como si Yuri fuera un buen chico.

Tu agarra barandilla, no querer que tu caer y tener moraduras.

Así que baje una mano y me agarré a la barandilla. Cada paso era una tortura, la botella se me movía a cada paso en las entrañas como si me las fuera a destrozar, afortunadamente llegamos relativamente rápido al camarote, donde puede separara los muslos y dejar caer la puñetera botella al suelo, mientras Laura corría al cuarto de baño a enjuagarse la boca y cortar la hemorragia de la nariz. Se sentó en la bañera mientras el agua le caía encima y sollozaba silenciosamente.

Tras ella me metí yo en la ducha, me sentía mal, sucia, me dolían las entrañas y había sido yo misma quien me había hecho el daño, nadie me había tocado pero había sido incapaz de decir no, de resistirme, me sentía mal, muy mal.

CAPITULO VI. Empezamos a entender la situación.

Al salir de la ducha, la escena en la habitación era inimaginable, Laura sentada en el suelo, con todas nuestras cosas tiradas por el suelo a su alrededor y con la cabeza entre las manos mientras decía muy quedamente.

La hemos jodido, la hemos jodido, ¡¡Joder!! La hemos jodido

¿Qué pasa? –pregunte-

¿Qué, que pasa?, que nos han quitado los móviles, las carteras, los documentos, todo, estamos ... jodidas, bien jodidas.

No te das cuenta, nadie sabe que estamos en este barco, si desaparecemos, pues, eso que nos comen los peces y se acabo, kaput, finito, que nunca hemos existido.

Tranquilízate Laura, buscaremos la forma de salir de aquí, efectivamente parece que esto no es lo que esperábamos, pero tranquila. En cuanto lleguemos a una de las islas nos bajamos del barco y nos largamos a toda velocidad.

Espero que tengas razón, en cualquiera de los casos tenemos que estar preparadas para todo, todavía me duele la bofetada del cabrón de Iván.

El que me tiene sorprendida es Yuri, no se que pinta aquí el tipo ese, me tiene desconcertada.

Ese es un perro fiel, ha de ser el guardaespaldas, el chico de los recados de Iván, has visto que ni respira en su presencia.

Nos pasamos el resto de la tarde sentadas y pensando sin sabe que hacer, la puerta no estaba cerrada ni nos habían dicho que no podíamos salir, nos habíamos puesto unas camisetas y unos pantalones cortos, por lo que nos sentíamos un poco más personas.

Caída la noche decidimos salir a ver si podíamos saltar del barco y acercarnos a la costa a nado o robar una barca o lo que fuera para salir de allí, no teníamos la menor intención seguir en el barco ya habíamos tenido bastante y nos habíamos estado calentando mutuamente la cabeza durante toda la tarde.

Los pasillos estaban perfectamente iluminados y no nos costo salir a la cubierta, pero al momento nos dimos cuenta que no servia de nada, no se veía nada de nada ni luces, ni costa, ni nada, estábamos en mitad de la oscuridad, el barco avanzaba despacio dejando una estela con un extraño brillo y no teníamos ni puta idea de cómo bajar la motora al agua, es más, lo más probable es que hubiéramos terminado en Marruecos de haberlo logrado, ni siquiera sabíamos hacia donde estaba la costa Española.

La subida a la zona de mando, el puente creo que lo llaman los marinos, estaba cerrada, así como la bajada a lo que supusimos seria la zona de maquinas, tripulación, etc el salón donde habíamos estado por la mañana, estaba abierto pero a oscuras y vacío.

Regresamos a la cubierta y dimos la nuevamente la vuelta entera al barco hasta que desesperadas nos apoyamos en la barandilla observando el mar, bueno mas bien la oscuridad pues no se veía una mierda ni siquiera había luna, por lo que la única luz que había era la de las estrellas.

Según estábamos mirando por la borda una voz a nuestra espalda nos cogió por sorpresa.

Buenas noches señoritas, ¿todo bien?, ¿no recordar acuerdo?

Era Yuri, que nos miraba mientras nos iluminaba con una linterna.

¿acuerdo?,el acuerdo no incluía que nos pegaras, ¡pedazo cabrón! – grito Laura mientras lo miraba con fuego en los ojos – llevamos a tierra, ¡ahora mismo!, te devolvemos el dinero y aquí no ha pasado nada.

Lamento golpe de esta tarde, pero importante cumplir acuerdo. ¡ustedes desnudas, ya! – no había gritado pero el tono era ... tan imperativo que me dio miedo –

Ven a desnudarme si tienes huevos, cabrón – grito Laura mientras cogía un palo con un pincho que había enganchado a la barandilla junto a un salvavidas y le amenazaba –

Fue increíble, antes de que me diera cuenta Laura estaba en el suelo boca abajo, el palo había volado por los aires y Yuri sujetaba la mano con la que antes sujetaba el palo y mientras se la retorcía, tomando su mano con únicamente dos dedos, ponía su pie en la espalda de Laura.

Por la cubierta aparecieron dos tipos más, uno de ellos el que ya conocíamos, que rápidamente me sujeto mientras miraba a Yuri. Él les dijo algo en ruso, nos cogieron a las dos y casi en volandas nos bajaron a fondo del barco, la bodega creo que se llama, antes de darnos cuenta estábamos otra vez desnudas, pero esta vez nos habían puesto unas muñequeras y estábamos colgando de unas cuerdas del techo, tenia que estar de puntillas para tocar el suelo, mientras nos colgaban no dejaron de tocarnos, meternos los dedos en el coño o tirar de nuestros pezones, antes de irse y dejarnos en la más absoluta oscuridad, al que conocíamos como compañero de Yuri, nos repartió una buena tanda de azotes no demasiado fuertes en el culo que combinados con estar colgada y la humillación que suponían me dolieron como nunca me habían dolido nada.

Me quede entre asustada y cabreada.

Vosotras muy calladas, si hablar yo vengo y será malo. ¿Da?

No se el tiempo que pasamos a oscuras en esa bodega sin atrevernos a hablar, por lo menos un par de horas, los brazos me dolían terriblemente cuando Yuri pareció.

Encendió la luz y se puso frente a nosotras.

Yo no querer hacer daño, vosotras tener que cumplir acuerdo, una semana 6.000€, termina semana vosotras a casa y todo bien.

Nos bajo y tras quitarnos las muñequeras nos condujo hasta el camarote donde todo estaba otra vez ordenado. Alguien se había preocupado de poner todo en su sitio e incluso habían abierto las camas dejando ver unas sabanas de satén con un delicioso olor a limpias.

Durante dos días nos dio tiempo a tranquilizarnos, simplemente paseamos por el barco, tomamos el sol en la cubierta, siempre desnudas si exceptuamos unas zapatillas, nadie nos molesto e incluso Yuri nos acompaño en algún momento demostrando, que incluso con sus limitaciones idiomáticas, era un alegre conversador y buen compañero de viaje, siempre atento a nuestras más pequeñas necesidades, pero en ningún caso dispuesto a cambiar las condiciones de lo que el definía como el acuerdo

La tripulación del barco parecía muy bien entrenada o ya estaba muy habituada a la situacion, si nos miraban era cuando no les veíamos, ya que podíamos cruzarnos con ellos sin que nos dirigieran la mas mínima miradita y eso que con el sol y los baños en el mar se nos estaban poniendo unos cuerpos de infarto.

CAPITULO VII. Preparándonos para la fiesta

La tarde del tercer día, cuando estábamos descansando después de la comida, Yuri llamo a la puerta.

Buenas tardes, ¿todo bien?. Os traigo algunas cosas que el patrón quiere que llevéis esta noche para fiesta

También quiere que os quitéis pelo del ... como llamar ... ¿coño?, si del coño. Os vendré a buscar a las 9, estar preparadas. ¿Da?

Dicho esto dejo sobre la mesa una caja de cartón y salió de la habitación.

Nos acercamos a la caja, en su interior había dos cajas mas pequeñas una con el cartel de rubia y otra con el de morena. Sobre cada una de ellas una maquinilla de afeitar, un bote de espuma y uno de crema hidratante.

Nos miramos y decidimos, sin palabras cumplir las ordenes, ayudándonos mutuamente en unos minutos nos habíamos rasurado el pubis ambas, teniendo especial cuidado en no dejar ningún pelito, teníamos miedo de no cumplir bien las ordenes y de sus consecuencias.

Como decía Laura, el pelo crece y nos pagan bastante bien por cada uno de los pelos, los dos días sin hacer nada, solo tomando el sol nos había devuelto parte de la confianza en nosotras mismas.

En mi caja había un sujetador, uno de esos de un cuarto de copa, esos que en realidad dejan los senos al aire, pero hace que los pezones apunten al cielo, unas medias, medias medias, nada de pantis, un liguero y unos zapatos de tacón de aguja de por lo menos 15 centímetros con una pulsera para los tobillos. Al fondo de la caja se encontraba una cadenita con un par de pinzas dentadas en cada extremo a la que no sabia que aplicación dar.

En la caja de Laura la composición era diferente, a parte de unos zapatos prácticamente idénticos a los míos se encontraba un corsé que únicamente tapaba el tronco dejando los senos y el sexo al descubierto con cordones a la espalda, el vestuario se complementaba con unas media como las mías y una cadena parecida a la mía pero con tres extremos como una "Y" y la pinza del extremo inferior de la "Y" mayor que las otras.

Laura se quedo mirando los objetos y sin mirarme siquiera, comento

Me temo que nos espera una noche muy larga

¿Para que es la cadena? – pregunte-

En tu caso una pinza en cada pezón, en el mío la tercera va en el coño – se quedo callada un momento y añadió – va ha ser una noche muy larga.

¿Ya te has puesto esta mierda alguna vez?

Si, ... – pareció recordar – Si, a algunos les excita saber que lo estas pasándolo mal.

Me vestí tranquilamente, al mírame en el espejo me sentí como si fuera un objeto, el sujetador obligaba a mis senos a estar muy altos, el liguero con sus cintas enganchadas a las medias y los zapatos de tacón de aguja hacían que mis piernas parecieran larguísimas pero esos mismos tacones me ponían muy difícil el caminar y sentía que los dedos de los pies se aplastaban unos contra otros.

Con la cadena en mis manos miraba a Laura quien me pidió que la ayudara a abrochar el corsé, tire de las cintas hasta que los bordes del mismo quedaron casi juntos de forma que no se viera la piel, Laura quedaba espectacular pero se notaba que le costaba respirar, con una cintura minúscula y unos senos que sobresalían del cuerpo, ella ya los tiene grandes por lo menos 105 ó 110, pero ahora sobresalían como si fueran casi antinaturales.

Las medias y los zapatos hacían que pareciera mucho más alta de lo que es y eso que es relativamente alta.

Escuchamos el ruido de un helicóptero, pero estaba al lado contrario al que daban nuestras ventanas por lo que no pudimos verlo, pero lo escuchábamos perfectamente, por un instante pensamos que pudiera ser la policía a salvarnos, que tontería, pero bueno.

Faltaban unos minutos para que llegara Yuri a buscarnos por lo que había llegado el momento de ponernos las cadenas, mis pezones estaban flácidos por lo que Laura comenzó, primero a acariciarlos y posteriormente a chuparlos y lamerlos, pero el miedo que tenia impedían que se me pusieran duros, así que fue a buscar unos hielos del mueble bar y a acariciarme con ellos hasta que se pusieron duros y rectos como pequeños botones, en ese momento me puso las pinzas dentadas de la cadena.

¡Ay!, me haces daño, se me clavan, ¡joder!

Aguanta un poco, como se nos ocurra aparecer sin las cadenas, no se lo que nos puede hacer ese puto loco.

Vale, vale.

Tranquila, una vez pase un rato te habituaras y ya no te dolera, al quitarlas vendrá lo peor, pero bueno, ya veremos como lo hacemos, si estamos ya de regreso con un poco de hielo lo solucionaremos.

¿Qué paso, esa otra vez?

Nada importante, me dolieron las tetas unos días pero paso y ya casi ni lo recuerdo. Tu tranquila no pasara nada.

Una vez puesta, la cadena colgaba casi hasta el ombligo, no pesaba mucho así que al poco tiempo estaba habituada, me había quitado los zapatos y estaba sentada en una de las butacas con los pies sobre la mesa, desde mi posición puede ver como Laura, se masajeaba los pezones hasta ponerlos duros y se ponía las pinzas, después se tumbo en la cama y tras abrir las piernas coloco la tercera de las pinzas en los labios de su sexo, su cara reflejaba el dolor pero de sus ojos no salto ni una lagrima.

Habíamos terminado de arreglarnos, los últimos retoque al pelo y un poco de maquillaje ligero cuando se abrió la puerta y apareció Yuri.

¿Listas?

Nos pusimos los zapatos, con ellos prácticamente era de la misma estatura que Yuri,

Con la cara inexpresiva de siempre nos inspecciono para que todo estuviera correcto, tirando ligeramente de la cadena para verificar que estuviera bien puestas las pinzas.

OK, muy bien podemos irnos, recordar, no hablar, estar quietas y hacer ordenes rápido, ¿claro?

Nunca había caminado con unos tacones como aquellos, así que caminaba por los pasillos del barco como una borracha, apoyándome en las paredes para lograr una cierta estabilidad, la escalera la subí apoyándome en la barandilla hasta llegar frente a la puerta del salón que ya conocíamos.

CAPITULO VIII. Atendiendo a los invitados.

Entramos, en los sofás estaban sentados la pareja feliz y otros dos eslavos más, uno de ello grande como un castillo, con un par de diente de oro, pulseras, reloj y cadenas del mismo metal, tenia que llevar un par de kilos de oro encima, el otro mas pequeño, pero muy elegante, con traje y corbata, parecía ser la parte inteligente de la pareja, se mantenía en silencio mientras tomaba algo con mucho hielo y de color verde.

En esta ocasión Yuri no salió de la habitación, se mantuvo junto a la puerta, muy quieto, el único gesto que realizo fue abrirse la cremallera de su cazadora dejando ver, desde donde yo me encontraba, la culata de una pistola.

Tanto Laura como yo nos mantuvimos de pies en el centro de la habitación, en esta ocasión habíamos aprendido la lección así que nos quedamos quietecitas, con los brazos colgando por los laterales del cuerpo y las manos tocando los muslos. Esa posición me permitió observar con más detalle la habitación.

Seria de unos 40 ó 50 metros cuadrados, tres de las cuatro paredes tenían grandes ventanas que daban al exterior del barco, pero parecían de esos cristales que permiten ver de dentro hacia fuera pero no al contrario, al lado opuesto a la entrada había una puerta de cristales que permitía el paso a lo que en una casa seria una terraza, pero que en este caso parecía ser una zona descubierta en la parte delantera del barco, la proa creo que se llama.

La habitación estaba escasamente amueblada, con lo que parecía mucho más grande sin parecer vacía, unos sofás con una gran mesa baja, una mesa larga de cristal con sillas para 8 personas, en lo que parecía ser la zona de comer, junto a una de las paredes una barra como de bar, con banquetas altas, una mueble con equipos de música y TV, de esos que son totalmente planos. Junto a la mesa baja había también pubes de piel, redondos de cómo 50 ó 60 cm de alto.

La conversación seguía, pude observar como Tania no me quitaba ojo de encima, pero se limitaba a escuchar la conversación de los demás, riendo en algunos casos al unísono con ellos.

Llevaríamos ya mas de media hora de pies en el centro de la habitación, cuando el ruso de oro, se levanto del sofá dirigiéndose a la barra del bar, donde tomo una botella de vodka y se sirvió una porción generosa en un vaso sin hielo. Según regresaba se paro ante nosotras observándonos como quien esta eligiendo una camisa para usar y alargando la mano tomo la cadena de Laura tirando de ella según comenzaba nuevamente a caminar.

Note como Laura reprimió el grito que se le venia a los labios y le siguió lo mas rápido que le permitieron los lagos tacones, el ruso se puso a su espalda y poniendo la mano con la que llevaba el vaso en el vientre de Laura empujo con la otra mano su espalda, hasta que Laura se quedo doblada, con las manos apoyadas en uno de los pubes, desde mi posición la veía de lado y podía ver como sus tetas colgaban y de ellas la cadena, que mantenía pinzados sus pezones. El ruso introdujo uno de sus enormes pies entre los de Laura y la obligo a separar las piernas.

Yo observaba la operación temblando por dentro, ¿era esto lo que nos esperaba?, como había dicho Laura antes seria una noche muy larga.

El ruso, sin dejar de hablar con la pareja feliz, bajo la cremallera de sus pantalones y saco una polla enorme y tiesa como un bate de béisbol, se escupió en la mano libre y con la saliva masajeo la polla, acercándose a Laura y de un golpe se la introdujo entera en el culo. Laura giro la cabeza hacia mi, podía ver en sus ojos el dolor, las lagrimas se escapaban de sus ojos.

El ruso bombeo, durante unos minutos eternos, mientras hablaba, se reía y se tomaba de un golpe el contenido del vaso, vaso que tiro a un lado, tras los que puso sus mañazas en la cintura de Laura mientras seguía bombeando cada vez con más fuerza. En un momento dado se paro y arqueando su espalda soltó todo el contenido de sus huevos en el culo de Laura, tras lo que separo de ella y mirándome dijo

Твоя, шлюха. Приноси мне водку и чисти мне член.

Como es normal no entendí nada, por lo que me quede muy quieta, aun sabiendo que el tipo me hablaba a mi, en realidad no sabia que hacer.

Yuri, se acerco a mi y me hizo la traducción

Anatoli dice, puta, tráeme vodka y límpiame la polla. ¿entendido?, ¡pues hazlo rápido!.

Lo mas rápido que me permitían los tacones me dirigí al bar y tras servir un generoso vaso de vodka se lo lleve rápidamente, tras dárselo me arrodille frente a el y comencé a chupársela con mis mejores maneras, su descomunal polla ya estaba medio flácida, chorreaba aun esperma y olía horrible, pero por su tamaño me ocupaba toda la boca así que seguí mamandosela. Por el rabillo del ojo veía a Laura, sin moverse con las manos sobre el pube, las piernas abiertas, el culo como una caverna oscura, totalmente dilatada, de la que escapaba un liquido blanquecino mezclado con unos hilillos de sangre, debía haberle roto algo.

El tal Anatoli debió sentirse satisfecho, ya que saco su polla de mi boca y mientras me golpeaba con ella en la cara y se la secaba con mi pelo, grito algo terminando con una carcajada que fue secundada por todos los asistentes menos por Yuri que como siempre se mantenía hierático como una estatua.

Mirándome me grito

Не оставляй такой твою подругу, чисти зад.

Nuevamente, Yuri se acerco a mi y me dijo

Anatoli dice, tu limpiar también culo rubia.

Me gire hasta ponerme de rodillas frente al culo de Laura y comencé a lamer sus muslos, hasta llegar a su culo, el sabor mezclado del semen, lo que se escapaba del interior de Laura y la sangre me hacia sentir ganas de vomitar, inclusos me dieron un par de arcadas pero seguí haciéndolo, por una parte me lo habían ordenado y por otra intentando reducir el dolor de Laura, a través de sus piernas separadas, veía su cara de dolor.

Nuevamente el tal Anatoli dijo algo y Yuri, asintiendo fue hacia uno de los cajones del mueble que estaba junto a la puerta de entrada, tomo algo y se lo entrego a Anatoli.

Este se agacho hasta tomar la cadena que colgaba de mis pezones y con lo entregado por Yuri, que resulto ser uno de esos mosquetones que se usan para unir cuerdas, cadenas, etc. unió mi cadena a la de Laura, quedando en una postura realmente incomoda para ambas, ella doblada sobre si misma, con las manos apoyadas en el pube, y las piernas separadas, yo a mi vez de rodillas con mi cara contra su culo y la cadena tirando de mis pezones a la vez que yo tiraba de los sus suyos y de la pinza que tenia puesta en los de los labios de sus sexo.

Por mi parte seguía lamiendo los muslos y el culo de Laura, mientras el semen seguía saliendo de su culo, este tipo tenia que haberle metido por lo menos medio litro de semen, no hacia más que manar y manar.

La situación continuo durante una media hora, hasta que Iván se levanto del sofá y diciendo algo en ruso abrió la puerta de salida a cubierta, los demás le siguieron, mientras nosotras continuábamos en la misma posición fue Yuri el que se acerco a nosotras para separarnos, quitando el mosquetón que nos unía y ayudando a Laura a ponerse de pies que a poco se cae al suelo mareada por el tiempo que había estado con la cabeza agachada.

Vosotras a cubierta también, junto a puerta, quietas, esperar orden. ¿Da?

Lentamente, salimos a cubierta, a mi me dolían las rodillas y los tacones empezaban a ser insoportables, me dolía la mandíbula y sentía que me iba a caer en cualquier momento, Laura casi no podía caminar, separaba las pierna de forma poco natural y en su cara podía ver que cada paso era una tortura.

CAPITULO IX. La fiesta no ha terminado.

En cubierta había preparada una larga mesa con sillas de esas con reposabrazos, sobre la mesa se encontraban diversos platos con ensaladas, pescado ahumado, caviar negro en cuencos entre hielo picado, varias botellas de champagne y licores fuertes.

Anatoli hablaba con Tania y nos miraban soltando de vez en cuando grandes risotadas, el Silencioso continuaba callado, tragándose un vaso entero de vodka cada vez que alguno de los presentes se ponía de pies para hacer un brindis.

Nuevamente Tania y Anatoli se pusieron a hablar mirándonos cada vez mas fijamente, Tania llamo a Yuri y este, tras escuchar atentamente entro en el salón, al poco regreso con una caja en las manos. Dejo la caja sobre la mesa se retiro nuevamente a un lugar desde donde podía observar toda la mesa.

Tania abrió la caja mientras hablaba con Anatoli, este metía la mano en la caja tocando cada una de las cosas que Tania le mostraban, soltando, de vez en cuando, grandes risotadas y palmeando con sus mañazas en sus muslos.

Por su parte Iván hablaba con el Silencioso en uno de los extremos de la mesa sin prestarnos la más mínima atención.

Tania y Anatoli se levantaron de la mesa, Anatoli llevaba en sus manos la caja que Yuri había traído, ambos se acercaron a nosotras, Anatoli saco de la caja un cable con una pinza en su extremo, se la entrego a Tania que la engancho a la cadena que colgaba de mis pezones. Yo me mantenía muy quieta, con miedo incluso de parpadear.

Nuevamente, Anatoli saco lo que parecía un consolador metálico del que también sobresalía un cable que entrego a Tania,.

Tania, metió su mano entre mis piernas, acariciando mi sexo y obligándome a separarlas, tras lo cual introdujo el consolador en mi coño, lo sentí frío mientras se abría paso, era grueso pero no demasiado, pero era largo, muy largo, sentí como golpeaba en lo mas profundo de mi coño.

No lo dejes caer, si se te escapa prepárate a pasar la peor noche de tu vida, si me dejas mal, lo vas a recordar para siempre. – Me dijo Tania mirándome fijamente a los ojos –

Los cables iban desde mi a la caja que se encontraba nuevamente sobre la mesa, Tania saco un tercer cable de la caja, mas grueso y de color blanco, que entrego a Anatoli señalándole un punto en el suelo que yo no podía ver, el punto debía ser un enchufe ya que en el interior de la caja se ilumino algo de color rojo, Anatoli miraba en el interior de la caja mientras Tania señalaba y le decía cosas en ruso. Parecía un niño al que le están enseñando a usar una Nintendo.

Tania puso delante de Anatoli la caja, mientras parecía darle los últimos consejos sobre algo y de vez en cuando me miraba para verificar que el consolador seguía en su sitio.

Yo por mi parte mantenía los muslos apretados para impedir que se saliera, a esa hija de puta el encantaba meterme cosas en el coño, si fuera un hombre se la pasaría con la polla metida siempre en algún sitio.

Anatoli comenzó a manipular dentro de la caja y de repente comencé a sentir un cosquilleo en mis pezones y mi coño, lleve mi mano izquierda al pecho mientras la derecha se acercaba a mi coño ...

Las manos en los muslos ¡¡puta!! – grito Tania –

Automáticamente regresaron a su sitio, mientras pude ver como Iván y el Silencioso, me miraban.

Entonces llego, una intensa descarga eléctrica que traspaso mi cuerpo, las rodillas se me doblaron y los dientes chocaron entre si, sin saber como estaba en el suelo con las rodillas contra mi pecho, mientras mis manos las rodeaban.

Nuevas descargas llegaron haciendo que me retorciera por el suelo, gritando de dolor y ... de un cierto placer que hacia que mis pezones se pusieran duros, duros como nunca los había tenido y que mi vagina se contrajera hasta abrazar el consolador de forma que parecía que iba a aplastarlo.

Fue en ese momento cuando Laura tomo el cable del consolador que estaba en mi coño y tirando de él lo saco de forma violenta mientras gritaba.

Ya esta bien, cabrones, la vais a matar, cabrones, cabrones.

Yo me quede en el suelo, tirada como un muñeco, con los ojos cerrados mientras escuchaba un forcejeo entre Yuri y Laura, en el que Laura gritaba todo tipo de insultos, en todos los idiomas que conocía.

Después el silencio, no se oía ni una sola voz, las manos de Yuri me tomaron por los hombros haciéndome ponerme de pies, una vez en posición erecta con una mano quito el cable de mi cadena y volvió a poner una de las pinzas en el pezón de donde se había caído.

Me condujo hacia la mesa hasta dejarme entre Tania y el tal Anatoli, frente a mi estaba Laura, la habían amarrado las manos a un palo y los tobillos a otro palo por lo que estaba abierta en cruz sobre el suelo, tenia aun puesta la cadena de los pezones y los labios del coño, lentamente el palo al que estaban atadas sus manos comenzó a elevarse tirado por una cuerda que colgaba de una pequeña grúa que había en el techo del salón, haciéndola incorporarse, primero sentada y por ultimo colgada del palo, los pies apenas rozaban el suelo, por lo que una expresión de dolor afloraba a su rostro.

Anatoli se acerco a Laura, en su cara no había ningún sentimiento, ni furia, ni compasión, nada.

Le quito la pinza que estaba sujeta a su coño y la engancho a uno de los cables, tomo el consolador y tras escupir en él se lo metió en el coño, este se deslizo poco a poco hasta caer al suelo, nuevamente lo intento y nuevamente se deslizo al exterior, Tania saco de la caja un rollo de esos de cinta americana, ese que es de color gris plateado y se lo lanzo a las manos.

Anatoli introdujo el consolador nuevamente, pero en esta ocasión paso un pedazo de cinta desde el culo de Laura hasta su monte de venus, de forma que impedía la caída del consolador, una vez terminado y sin aparente prisa regreso a su silla, donde tras tomarse un vaso de vodka y encender un larguísimo puro, comenzó a manipular en el interior de la caja, de repente Laura se doblo sobre si misma, sus rodillas prácticamente chocaron contra su pecho para después caer, no las podía unir ya que sus pies, atados al palo, se lo impedían.

Sus gritos se oían en la noche y parecían perderse en el mar.

Yuri, se acerco a Laura y le metió un pañuelo en la boca, pañuelo que sujetó con un poco mas de cinta gris.

Anatoli, metía su mano en mi coño, mientras con la mano libre apretaba una y otra vez el botón que hacia que Laura se retorciera.

En ese momento Iván dijo algo a lo que Anatoli respondió con una frase corta y seca, mientras sacaba la mano de mi coño y tocaba algunos diales de la maldita caja, nuevamente apretaba el botón pero esta vez Laura solo tenia pequeñas contracciones, mientras las lagrimas brotaban de sus ojos.

Iván comenzó a hablar y Anatoli dejo de tocar la caja y se puso a charlar con él, parecía que el tema era interesante, ya que nadie nos miraba ni se ocupaba de nosotras e incluso el Silencioso participaba en la conversación.

CAPITULO XI. En privado, continua la fiesta.

La mano de Tania tomo la cadena que pendía de mis pezones y comenzó a tirar de ella para que la siguiera entrando en el salón, donde se dirigió una de las butacas, se sentó en ella y tras subirse la falda dejo ver un coño primorosamente depilado y sin ropa interior que lo ocultara en cuyo monte de venus había un delfín en actitud de saltar primorosamente tatuado.

Haz que me corra rápido tengo prisa.

Me arrodille frente a ella y comencé a chupar, lamer, mordisquear, ella gemía, sus manos se posaron en mi cabeza y me marcaba el ritmo. Ella comenzó a gemir, hasta que apretando fuerte mi cabeza la aplasto contra su sexo, después separo mi cabeza y mirándome fijamente a los ojos me dijo ...

Tranquila, lo has hecho muy bien, sigue así. ¡Vamos ponte de pies que no me dejas levantarme!

Quédate aquí, ese bestia de Anatoli va ha terminar matando a alguien, si no lo ha hecho alguna vez. – termino la frase con un tono como pensativo -

Salió de la habitación, apagando la luz a su espalda, yo me quede de pies en la oscuridad, me dolían los pies, tenia un ligero picor en la vagina y los pezones me dolían, sin saber como comencé a llorar en silencio, sin atreverme a sentarme y mucho menos a quitarme las pinzas de los pezones, hacia ya unas horas que las pinzas se clavaban en ellos.

Por la ventana podía ver que habían bajado a Laura pero no podía verla, quizás estaba en el suelo, lo que si pude ver al cabo de una hora mas o menos fue levantarse al Silencioso, dando la mano a Iván y unos besos en la mejilla a Tania, para por ultimo acercarse a Anatoli y tras decirle algo al oído, encaminarse hacia el salón donde me encontraba. Se tambaleaba un poco, pero parecía aceptar bien el alcohol que había tomado, abrió la puerta del salón y tanteando con la mano encendió la luz, su cara reflejo una cierta sorpresa al encontrarse frente a mi, giro su cabeza como con intención de decir algo, pero pareció cambiar de opinión, se acerco a mi y sin tan siquiera decirme una palabra tomo la cadena y comenzó a tirar de ella para que lo siguiera.

El primer tirón me pillo desprevenida por lo que solté un gemido, no se como lo interpreto el Silencioso, pero le incito a dar un par de pequeños tirones más mientras caminábamos hacia la puerta de salida del salón, la que comunicaba con los pasillos del barco.

Parecía conocer perfectamente el barco ya que, siempre tirando de la cadena, caminaba por los pasillos sin detenerse como quien sabe perfectamente a donde va. Con mis tacones le sacaba algo mas que la cabeza, seria ruso pero tenia aspecto de asiático, mogol o algo parecido, el pelo negro, los pómulos alto y los ojos ligeramente rasgados y de color marrón o negro. Su estatura no era muy superior a la mía y su constitución parecía mas bien débil. Por el contrario iba elegantemente vestido con un traje liviano, de verano, de alpaca claro con una preciosa corbata de seda y lo que parecían unos zapatos italianos de los de 1.000 euros el par.

Yo procuraba llevar las manos en los muslos e ir lo más deprisa que los tacones me permitían, sentía como si me arrancara los pezones de la fuerza con la que tiraba, mientras yo me mordía los labios para evitar emitir ningún quejido continuamos nuestro paseo por los pasillos del barco.

Llegamos frente a una de las puertas de los camarotes, abrió la puerta y con un tirón de la cadena me obligo a entrar, lo inesperado del tirón y los tacones me hicieron caer en el suelo de la habitación.

El silencioso entro en la habitación cerrando la puerta a su espalda.

Con un gesto me pidió que me pusiera de pies, el se tambaleaba ligeramente, mientras yo me ponía en pie se dirigió al mueble bar, del que saco una botella de agua y una de cerveza, de un trago termino con la de agua lanzándola a una de las esquinas de la habitación, descorcho la de cerveza y comenzó a tomarla mientras se sentaba en una de la butacas.

Tu quita. – dijo mientras señalaba mis tetas con su dedo –

Por un momento dude si se refería al sujetador o a la cadena que aprisionaba mis pezones. Hasta que él echo sus manos a la espalda haciendo el gesto de desabrochar el sujetador.

Intentando hacerlo de la forma más seductora posible, desabroche el cierre del sujetador y me lo quite dejándolo caer al suelo y mirándole con ojos descarados y provocadores.

Tu quita – volvió a repetir, esta vez señalando al liguero y con un movimiento del dedo con el que pareció incluir las medias –

Esta vez no dude, puse mi pie encima de la mesa baja que estaba frente a su butaca y soltando el cierre del zapato me lo quite, haciéndolo propio con el otro mientras mis senos se balanceaban al inclinar el tronco. Después repetí la operación, pie sobre la mesa, desabrochar el liguero de las medias, primero de una pierna, después de la otra, quitármelo con movimientos lentos hasta dejarlo caer al suelo. Nuevamente un pie sobre la mesa y lentamente ir bajando la media por la pierna, hasta llegar al tobillo, tomando con dos dedos de la puntera de esta hasta que al levantar la mano la media caía sensualmente y quedaba colgando de la mano.

El Silencioso alargo su mano derecha con un gesto inequívoco de que quería la media, con un giro de muñeca enrede la media en su mano hasta dejarla sobre ella, repitiendo la operación con la otra media.

Los pies parecían latirme, después de las horas pasadas con los zapatos, tenia marcado en el empeine con el borde el zapato y los dedos aplastados en forma de punta, nunca más usaría unos zapatos de ese tipo, nunca más.

El silencioso, con las medias en una mano y la cerveza en la otra, se recostó en la butaca y me observó, por mi cabeza paso la idea de que quizás se quedara dormido, sus ojos parecían dos rayas sobre su cara y daba cabezadas, mientras la mano en que tenia la cerveza descansaba lánguida sobre el brazo de la butaca.

CAPITULO XII. Bajada a los infiernos.

Una especie de relajación comenzó a apoderarse de mi, únicamente la molestia de las pinzas en mis pezones me impedía abandonarme totalmente y me unía a la realidad del momento, mis pies comenzaban a sentir el tacto de la moqueta y parecía empezar a llegar la circulación sanguínea a mis dedos.

El Silencioso se puso en pie mientras tomaba un trago corto de su cerveza y la dejaba sobre la mesa y comenzó a dar una vuelta a mi alrededor, mientras yo me mantenía lo mas quieta posible, colgó las medias de su cuello como si fueran una bufanda, al llegar, en su segunda vuelta, a mi espalda puso sus manos en mis antebrazos guiándome hacia la cama, me fue dirigiendo hasta que mis piernas tropezaron con ella y logro que me pusiera de rodillas sobre el borde de la misma, mis pies en el aire mientras el borde de la cama quedaba a la mitad de mis espinillas.

Poso una mano en vientre mientras con la otra empujaba mi espalda, hasta lograr que quedara con la cabeza sobre la cama y las manos junto a ella, separo mis rodillas un poco mas y se separo de mi, como para confirma que esa era la posición que quería. Con el sexo totalmente depilado y esa posición me sentía totalmente desnuda, desnuda y totalmente a merced del Silencioso, parecía ofrecerle mi culo y mi sexo sin ningún tipo de restricción.

Sentí como se acercaba y ataba una de la medias a mi tobillo derecho para luego hacer lo mismo con la otra media en el tobillo izquierdo, tomo mi mano derecha tirando de ella para atrás, hasta que mi muñeca quedo a la altura del tobillo y procedió a atarla con la media, repitiendo la operación con la otra mano, la sensación de desnudez se completo con la de indefensión al estar atada.

Desde mi posición, únicamente podía ver lo que pasaba en el lado derecho de la cama, hacia donde tenia girada la cabeza, la moqueta, con su largo pelo me impedía escuchar cualquier ruido que hiciera el Silencioso al caminar por lo que únicamente me quedaba imaginar, sentir, lo que pudiera hacer. En un momento apareció en mi campo de visión y pude ver que se había quitado la chaqueta y aflojado el nudo de la corbata, en su mano derecha, agarrada por cuello, llevaba la botella de cerveza con algo mas de la mitad de su contenido. Tapo la botella con un dedo y comenzó a agitarla mientras caminaba lentamente hacia los pies de la cama.

El frío cristal de la botella se poso en mi culo, mientras el Silencioso hacia fuerza para meter la botella por mi ano, la cerveza con la presión que había adquirido al agitarla, estaba entrando a borbotones en mi, mientras la propia botella iba, poco a poco, entrando mientras forzaba mi esfínter.

Intente huir de la botella, del liquido, del Silencioso moviéndome lo poco que me dejaba mi posición y recibí un fuerte azote en las nalgas que me sorprendió tanto que me quede quieta, sintiendo como la cerveza penetraba cada vez mas en mi interior, inundando mis entrañas y el cuello de la botella abría mi esfínter sin compasión.

El Silencioso reía mientras soltaba una larga perorata en ruso o cualquier otra lengua que no comprendía, mientras presionaba más y más con la botella en mi ano y le imprimía un giro, haciéndola salir un poco para entrar un poco más la siguiente vez, sentía como mi esfínter se dilataba, como cada vez que empujaba se abría un poco mas, el dolor se mezclaba con la sensación de tener los intestinos llenos y totalmente revueltos, tenia que relajar mi ano o me lo rompería, intente dejar de llorar y gemir, para concentrarme en relajarme, en abrirme. Dejo de presionar, sentí como se separaba como un pintor que se aleja para contemplan la obra que esta realizando, a mi memoria vinieron las palabras de Tania, "...cuidado con dejar caer la botella", ¿seria este igual?, procure mantener la botella en mi interior, no hacer fuerza para expulsarla, quedarme muy quieta.

Nuevamente el Silencioso estaba en mi campo de visión. Me miraba con curiosidad, le veia dirigir su vista hacia la botella que debía estar saliendo de mi culo como un apéndice.

Good, veri good, moja kurva – dijo mezclando ingles con lo que parecía ruso -.

Se quito la corbata y la camisa, dejando ver un tronco y unos brazos musculosos, fuertes y morenos, como los de una persona que esta acostumbrada a trabajar al aire libre, en su pecho aparecían un par de cicatrices que desentonaban, por su color, con el conjunto.

Nuevamente desapareció de mi campo visual, por lo que supuse que estaba nuevamente a mi espalda, escuche el ruido del roce de la tela al quitarse los pantalones, ahora era el turno de que me follara, se habían terminado los preámbulos y me iba a follar, cuanto antes empiece antes terminara, pensé.

De un brusco tirón saco la botella de mi culo, sentí como mis músculos intentaban volver a su lugar e intentar retener el contenido de mis intestinos sin lograrlo como mis muslos se humedecían y un liquido que, entre caliente y frío, era expulsado por mi ano para caer sobre mis piernas y mis manos atadas a los tobillos.

Sentí como el Silencioso daba un salto, quizás hacia atrás, mientras soltaba una perorata en ruso y una carcajada.

Algo choco contra mis nalgas y me hizo gritar de dolor y sorpresa, tras el primer golpe siguieron otros, me estaba azotando con algo, con su cinturón, a mi cerebro llego la imagen de un cinturón a juego con los caros zapatos que llevaba el Silencioso, ni muy ancho ni muy estrecho, con una hebilla discreta de color dorado.

Una y otra vez el cinturón golpeaba mis nalgas, nunca en el mismo sitio, ni siguiendo un ritmo, ahora en la izquierda, otra vez en la izquierda, en la derecha, en la izquierda, casi en el muslo, casi en la espalda, una y otra vez, fuerte, suave, fuerte, ... perdí la cuenta de las veces simplemente esperaba el siguiente golpe gimiendo, sintiendo como las lagrimas brotaban de mis ojos, como a cada golpe simplemente esperaba el siguiente hasta que no llego el siguiente, simplemente no llego.

El Silencioso nuevamente volvió a estar en mi campo de visión, visión muy nublada por las lagrima, lagrimas que habían empapado las sabanas bajo mi cara.

De su mano derecha colgaba el cinturón, su rostro y su pecho aparecía brillante de sudor mientras que su polla aparecía tiesa y gorda, muy gorda, era la mas gorda que había visto nunca, por mi cabeza aparecieron imágenes de pollas, cortas, largas, delgadas como lápices, su prepucio aparecía rojo, de un rojo intenso y muy grueso, tremendamente grueso.

Abrió el mueble bar y tomo una botella de agua, tras darle un largo trago dejo caer el resto sobre mi culo, el agua resbalo por mis nalgas, mojo mis piernas, se introdujo en mi sexo, su frialdad calmo un poco el ardor de los azotes.

Nuevamente se situó a mi espalda, escuche como hablaba sin entender nada de lo que decía, hasta que el cinturón golpeo la parte interior de mis muslos, rebotando de uno al otro, golpeando mi sexo una y otra vez, el dolor acudía a mi cabeza subiendo por todos mis nervios, comencé a gritar, más y más fuerte, ya no me quedaban lagrimas, solo dolor, dolor, creía que no podría soportar más dolor, pero me equivocaba, cuando por fin el cinturón dejo de caer una y otra vez sobre mi sexo, cuando este me palpitaba como si fuera a estallar, en ese momento me penetro, me penetro de un golpe, como quien mete un clavo en una madera de un solo martillazo, me abrió de golpe, sentí como se escapaba el aire de mis pulmones, al entrar esa gruesa polla, que había visto, en mi coño, mi coño seco, sin ningún tipo de preparación, con los labios hinchados por el castigo, con la vagina seca, sentí como arañaba las paredes a su paso, como se llenaba toda la cavidad, sentí como se dilataban las paredes y como, por el contrario de lo que pensaba, golpeaba contra el fondo de mi, el grosor había disimulado la longitud, por Dios sentía como si me estuvieran metiendo un enorme palo por el coño.

El Silencioso comenzó a bombear, a entrar y salir cada vez más y más rápido, cada vez que golpeaba con sus muslos en mis nalgas sentía regresar el dolor de los azotes con el cinturón y el golpe seco de su polla contra el fondo de mi vagina, sentí como manipulaba mi ano, como introducia un dedo en él, dos, tres dedos, como se dilataba, mientras seguia bombeando con su polla en mi coño, ya no gritaba, ya no lloraba, simplemente aguantaba las envestidas una y otra vez, aguantaba como se dilataba el esfínter de mi ano, sentí como la botella regresaba a mi culo, como me perforaba, como penetraba algo mas que el cuello de la botella, sentí la tensión de los músculos con la doble penetración, como la botella rozaba su polla a través de la fina separación del ano y la vagina. Me dolía, me dolían los hombros, y sentía como las manos se cerraban clavándome las uñas en las palmas. El cinturón, nuevamente el cinturón, ahora cayendo sobre mi espalda, golpeando en mis omóplatos, cayendo una y otra vez, con ese ruido sordo que hace el cuero al golpear contra la carne, la oscuridad, el silencio, debí desmayarme, perder el sentido ... un liquido frío cayendo por mi espalda, mojando mi cabeza mientras las primeras luces del sol entraban por la ventana, sigo atada, las rodillas sobre la cama los pies en el aire, la cabeza girada hacia la derecha, dolor, me duele el cuello, me duele, ... me duele.

De algún sitio, el Silencioso, ha sacado una navaja, veo el brillo de la hoja en su mano, no tengo fuerzas para gritar, para intentar huir, no tengo fuerzas, se acerca a mi y siento como mi mano derecha se libera se su atadura, le sigue la izquierda, no se ha molestado en deshacer los nudos, simplemente ha cortado las medias.

Mis rodillas resbalan de la cama, hasta chocar con el suelo, mi cuerpo sobre la cama, arrodillada en el suelo, los músculos de las piernas no me responden, me arde el sexo, el ano, siento como por mis muslos se desliza una humedad pegajosa. Siento como tira de mi brazo como me obliga a ponerme en pie, pasa un brazo por mi espalda obligándome a mantenerme en pie, escucho más que veo como abre la puerta y me deja caer en el pasillo, me tira como se tira una bolsa de basura fuera de la casa, la puerta sigue abierta, veo la sombra del Silencioso contra la luz que comienza a entrar por la ventana, me arroja algo, son mis zapatos y la exigua ropa que llevaba, el sujetador y el liguero, mientras dice algo que no entiendo y cierra la puerta de un golpe.

Cojo las cosas y de una forma instintiva las aprieto contra mi regazo, con las rodillas apoyadas contra mi pecho, el pasillo parece largo muy largo y estrecho con una luz amarillenta. Siento como de mis agujeros salen líquidos y me siento avergonzada, avergonzada de estar allí desnuda, rezumando como una perra recién follada.

CAPITULO XIII. De regreso al camarote.

Unas manos fuertes, me ayudan a ponerme en pie, me quitan los zapatos y la ropa de las manos, suelta las pinzas de mis pezones y estos empiezan a latir, el dolor me hace regresar a la realidad, el dolor, nuevamente el dolor.

Me pone algo sobre los hombros, no sé que, una chaqueta, una manta, siento su calor mientras pasa uno de mis brazos sobre sus hombros y con la otra mano ciñe mi cintura para ayudarme a caminar, giro mi cabeza para mirar quien era, es Yuri, tan silencioso como siempre, con esa mirada de sus ojos azules que parece penetrar en tu cabeza, entrar hasta tus más ocultos pensamientos.

Un pasillo silencioso, una escalera, otro pasillo, por fin nos detenemos frente a una puerta que se abre, una bañera llena de agua caliente, y las fuertes manos de Yuri, pasando por mi piel, por mi cara, acariciando mi pelo húmedo, secando mi cuerpo, la cama, las sabanas huelen a limpio, están suaves, muy suaves, me hace tumbar boca abajo, por un momento me resisto, intento darme la vuelta, otra vez no, ¡no!. De lejos me llegan sus palabras con ese acento que hace que parezcan duras, pero que tienen un fondo de dulzura..

Tu quieta, yo dar crema, tu tranquila ... tu bien, tu bien, bien, bien ....

Siento como aplica algún tipo de crema a mi espalda, a mis glúteos, a mis piernas, .... siento que poco a poco me abandonan las fuerzas ....

No se cuanto tiempo dormí, al despertarme los tímidos rayos de un sol que se ocultaba entraban por la ventana, Laura estaba sentada en la oscuridad en una de las butacas, una bata de seda de color marfil la tapaba y sus manos reposaban sobre las rodillas.

Al verme despertar se acerco a la cama, su ojo izquierdo estaba de un color entre azul y morado y medio cerrado, caminaba despacio separando mucho las rodillas, como un novato después de haber cabalgado todo un día y posa con mucho cuidado sus pies descalzos.

¡Hola!, ¿cómo te encuentras?, has dormido todo el día, por un momento pensé que seguirías hasta mañana. – dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y me pasaba una mano por la cara para separar el pelo de ella – nadie nos ha molestado, solo Yuri ha venido un par de veces a ver si necesitamos algo.

¿Qué te han hecho Laura?

Tranquila, estoy bien, gajes del oficio, ya sabes – me respondió con una mueca que quería ser una sonrisa – ¿Estas bien?

Si, creo que si, me duele todo el cuerpo, pero estoy bien, creo que mejor que tu – digo con una sonrisa-

Hay comida y unos analgésicos que ha traído Yuri. ¿puedes levantarte?

Si, claro, claro que puedo levantarme – le digo mientras comienzo a incorporarme-

Me duele todo el cuerpo, los hombros, los senos, la espalda, las nalgas me duelen al sentarme y el ano, me duele el ano terriblemente, pero logro sentarme en la cama y con la ayuda de Laura ponerme en pie, al igual que ella camino con las rodillas separadas, mientras siento como mi sexo me arde y mi ano me escuece, miro la cama y veo una mancha rojo pardusca en donde he estado tumbada, es sangre seca, el muy hijo de puta me ha roto el culo.

Las lagrimas acuden a mis ojos, Laura me toma haciendo que mi cabeza se pose sobre su hombro, mientras me dice al oído palabras de animo, incluso suelta algún chiste que me hace sonreír.

Camino lentamente hasta el sofá que esta junto a la comida, un gran plato de fruta troceada, un plato de pescado blanco con unas patatas cocidas diminutas y una ensalada, en un plato un par de pastillas blancas, junto a un baso de agua.

En el espejo me veo reflejada, los pezones están hinchados y tengo el pubis rojo e hinchado también, las rodillas están un poco despellejadas y tengo unas marcas azules en mis muñecas y tobillos, pero el resto parece estar bien, no tengo ninguna marca en la cara a parte de una buenas ojeras.

¡Dios, que te ha hecho ese hijo de puta! – escucho decir a Laura a mi espalda –

En el espejo veo a Laura mirando mi espalda, lentamente me doy la vuelta y veo reflejada mi espalda en el espejo, rayas de diversos colores, del rojo al morado, pasando por el azul, atraviesan mi espalda, mis nalgas, el interior de mis muslos, el hijo de puta del Silencioso ha dejado su firma en cada rincón de mi espalda.

Las lagrimas acuden otra vez a mis ojos, en esta ocasión no puedo reprimirlas, lloro desconsoladamente, lloro por lo que ha pasado, lloro por no haber podido defenderme, lloro de ira mientras quiero matar al Silencioso por lo que me ha hecho.

Me dejo caer en el sofá y comienzo a comer la ensalada de fruta mientras bebo agua y me tomo las pastillas que hay en el plato, ni se me pasa por la imaginación que sea otra cosa que un analgésico como me ha dicho Laura. Termino de comer y me quedo un momento quieta, Laura sigue sentada en la cama, mirándome.

Ven, vamos a tomar una ducha caliente y lavarnos el pelo, nos sentiremos mejor.

Entramos en el cuarto de baño, Laura se quita la bata y por primera vez puedo ver su cuerpo.

Sus tobillos y muñecas tienen las mismas marcar azules que los míos, no tiene marcas en su espalda, pero en su pecho, alrededor de sus pezones, en su monte de venus, en su vientre, en sus muslos hay un montón de puntos circulares en algunos casos rojos y en otros con una pequeña ampolla, su sexo aparece enrojecido e hinchado incluso mas que el mío.

¿Qué te han hecho Laura?

Tranquila, te juro que nunca más me acercare a un puro, ese hijo deputa me uso de cenicero. – me dijo con esa mueca con la que quería imitar a una sonrisa – no creo que deje muchas marcas me he estado dando una crema, que nos ha traído Yuri, que es una maravilla.

Tras ducharnos la ayude a ponerse crema sobre cada una de las quemaduras, del tubo con caracteres cirílicos que, como me había comentado, había traído Yuri. Ella me puso la otra crema, también del mismo proveedor, sobre cada uno de los azotes que marcaban mi espalda, nos lavamos el pelo y nos lo peinamos como habíamos hecho, parecía que hacia años, en el apartamento de Marbella.

Nos van a matar, ¿verdad Laura?

No, no nos van a matar, chiquilla, si lo fueran a hacer no se preocuparían en curarnos, pero esto no ha terminado ... firmamos por una semana y no ha terminado.

No creo que pueda soportar otra noche así, prefiero que me tiren al mar o tirarme yo misma

Los hijos de puta de Anatoli y el otro se han ido, escuche el ruido del helicóptero esta mañana, tranquila, con un poco de suerte se la tenemos que mamar al Yuri y ... alguna otra cosilla, pero esto se termina.

Al salir del cuarto de baño, sobre la mesa había más comida y más pastillas, menos la tenue luz de las estrellas el cielo estaba totalmente a oscuras.

Nos acostamos juntas en una de las camas, me abrace a Laura, su abrazo me infundía sensaciones contrapuestas por un lado tranquilidad y por otra una cierta tensión sexual, pero eso es otra cuestión diferente, la realidad es que me quede totalmente dormida en poco tiempo..

CAPITULO XIV. El "patrón" quiere vernos.

La luz entraba a raudales por la ventana, al acostarnos habíamos olvidado echar las cortinas y el barco debía haber girado con lo que el sol del amanecer inundaba nuestra habitación.

Sobre la mesa, ya estaba dispuesto el desayuno, café caliente en un termo, tostadas, mantequilla, algo de fiambre, caviar rojo y negro, fruta ... en otras circunstancias habría disfrutado de un desayuno como ese.

Como empezaba a ser habitual en un plato había analgésicos y unos nuevos tubos de crema, de los que estábamos dando una buena cuenta.

Tras desayunar, tomarnos las pastillas y ducharnos nos pusimos nuestras respectivas cremas y unas batas.

Creo que podríamos salir a tomar un poco el sol, me empieza a agobiar la habitación – comento Laura –

¿por qué no?

Laura abrió el armario y tal y como imagino rápidamente encontró unas gafas de sol con las ocultar su ojo, que ya empezaba a tomar un color amarillento. Saco también algo de ropa interior pero al intentar ponerse el sujetador una mueca de dolor asomo a sus labios.

Parece que no es una buena idea – comento –

Así que tomo un pareo de seda y se lo puso, mientras yo la imitaba.

De alguna forma, empezaba a pensar que en algún sitio de la habitación había una cámara oculta de TV, Yuri llamo en ese momento a la puerta para entrar a continuación.

Buenos días, ¿cómo vosotras encontrar?

Sin esperar la respuesta continuo hablando mirándonos fijamente.

El patrón quieres veros, en dos horas yo regreso por vosotras, por favor recordar acuerdo no ropa. ¿Da?

Por favor, quitar pelo de ... – no termino la frase con palabras si no con un dedo con el que señalaba nuestros pubis -

Prácticamente según terminaba de hablar cerraba la puerta a su espalda al salir.

Nos ayudamos mutuamente a pasar la maquinilla de afeitar para quitar el leve vestigio de vello de nuestros pubis, no sin dolor ya que ambas lo teníamos hinchado y Laura con algunas quemaduras. Apenas habían pasado 24 horas desde la primera vez que lo depilamos pero comenzaban a aflorar los pelitos.

En el tiempo anunciado Yuri estaba de regreso, con su habitual cara inexpresiva y nos pidió que le acompañáramos, ambas estábamos nuevamente desnudas.

Nos cruzamos con algún miembro de la tripulación que ahora si nos miraba. Quizás fuera por nuestra forma de caminar, seguíamos andando con las rodillas separadas y cada paso era una pequeña tortura y eso que estábamos atiborradas de analgésicos.

Nuevamente llegamos al gran salón y nos quedamos quietas en mitad de mismo, la pareja feliz estaba sentada tranquilamente en las butacas. Por alguna razón me sentía muy desnuda frente a la elegante vestimenta que ambos portaban.

Tania, después de un rato de observarnos, se acerco a nosotros dando una vuelta entorno a cada una de nosotras, mientras decía algo en ruso que no entendí a lo que Iván asentía con la cabeza y hacia gestos de quitar importancia. Mientras en sus respuestas introducia varias veces la palabra "kurva", palabra que empezaba yo a traducir por puta.

Han hecho bien su trabajo. Mañana Yuri se encargara de dejarlas en Marbella. Espero que disfruten de su estancia en el barco hasta mañana. – por alguna razón la forma de decirlo me puso nerviosa, comenzaba a ser capaz de entender entre líneas lo que decía el patrón –

Saben, hay una cosa que me gustaría ver, siempre me ha gustado ver saltar las tetas de mujeres como vosotras, así que por favor den unos cuantos saltos para ver como se les mueven.

Mire a Laura, sin saber exactamente que es lo que quería Iván que hiciéramos, mientras Tania, tras decir una parrafada en ruso, se ponía en pie y salía a la terraza mientras se iba desnudando para tomar el sol y tirando la ropa por cualquier sitio a su paso.

Laura comenzó lentamente, a dar pequeños saltos sin moverse del sitio de forma que sus tetas empezaron a saltar, al momento le estaba imitando, sintiendo como mis tetas se bamboleaban saltando de un lado al otro, de arriba abajo. Tras un rato de hacer esa gimnasia, Iván pareció cansarse del espectáculo y con un gesto nos hizo parar, mientras se acercaba ala barra del bar y se servia un vaso de vodka. Nos miro mientras se lo servia y tras acercarse y abrir uno de los cajones saco un extraño arnés que arrojo a mis pies.

Póntelo morena.

Era unos de esos penes artificiales que había visto en las películas de lesbianas, en este caso estaba formado por dos penes, uno por su posición en el arnés tenia que meter en mi coño y el otro, que tras ajustar las correas del que estaba dotado, me hacia parecer un súper macho con una polla enorme.

Rebusco en el cajón nuevamente y me lanzo un bote de vaselina, estaba claro para que quería que la usara.

Me dedique a untar el pene que me correspondía con la vaselina, lentamente, como queriendo demorar el momento, mientras él se había sentado nuevamente en la butaca y me observaba atentamente, separe las piernas y comencé a introducírmelo en el coño, con toda la suavidad que podía, pero lo tenia muy dolorido y mi cara debió reflejarlo al igual que mi gesto al sacarlo.

Vamos, morena, no te hagas la remolona, ¡no tenemos todo el día!.

De un golpe lo introduje todo dentro de mi, notando como chocaba contra el fondo de mi vagina, abroche las correas hasta que quedo firmemente fijado el arnés a mi cuerpo.

Nuevamente me quede sin saber que hacer exactamente, Laura estaba muy seria junto a mi, más bien estaba temiendo lo que me iba a pedir que hiciera.

Rubia agáchate, pónselo fácil a tu amiga, no querrás que tenga que ir a enseñarte como se hace.

Laura se doblo, separado los pies y poniendo sus manos en las nalgas y separándolas, me ofrecía sus sexo, mientras yo apuntaba a él con el monstruoso falo que salía de entre mis piernas. Tome un poco mas de vaselina y comencé a untar el falo, de arriba abajo, sintiéndolo entre mis manos cada vez mas resbaladizo, pero también cada vez más y más grande, no sabia como Laura seria capaz de ... asimilarlo.

Por otra parte la sensación de tener un apéndice saliendo de mi entrepierna era totalmente nueva y si bien era una prótesis, me hacia sentirme rara, muy rara.

Vamos morena, deja de hacerte una paja y follatela, primero por el coño y después por ese culo que se traga todo lo que le des. ¿verdad que si rubia, verdad que te gusta que te den por el culo?

Laura ni se molesto en responder, era su sistema de sublevación.

Me acerque a Laura, ella giro la cabeza y me miro con una sonrisa en los labios, como diciendo "vamos, sin miedo, vamos"

Aproxime el falo a la entrada de su coño, y lentamente comencé a meterselo, no quería hacerla daño, ella empujo hacia atrás hasta meterlo todo entero dentro de ella de un solo golpe, tras lo que bajo sus manos hasta agarrarse los tobillos, yo comencé a mover mi cintura de atrás adelante, una y otra vez, a cada empujón sentía como el falo que estaba dentro de mi se hundía un poco mas en mi, una y otra vez. Laura comenzó a gemir, cada vez mas y mas alto, al principio pensé que era de dolor por lo que me detuve pero ella comenzó a mover su culo para seguir el ritmo.

Follame, follame, dame fuerte, mas fuerte – comenzó medio a gritar Laura-

Y yo comencé a hacerlo más y más deprisa, comenzaba a sentir como mi coño se humedecía, más y más, y como me llegaba un orgasmo, algo que pensé que nunca mas sentiría. Seguí bombeando cada vez con un ritmo mas rápido, sin preocuparme de cómo se bamboleaban mis senos, sin sentir el dolor de mis músculos, de mis nalgas, de mi coño.

Por un momento pensé que Laura estaba habiendo su papel, fingiendo un orgasmo, como lo habíamos hecho en otras ocasiones con algún cliente, pero el sentir mi propio orgasmo me llevo a pensar que quizás ella también lo estuviera sintiendo, eso me llevo a pensar en las confusas ideas y sentimientos que había tenido la noche anterior al abrazarme a Laura en la cama.

En ese momento Laura cayo de rodillas sacándose el falo del coño, y se quedo gimiendo a cuatro como una perra, sudaba y el pelo se le había pegado a las mejillas, respiraba entrecortadamente.

Vamos ahora por el culo, no te rindas rubia, se que tu puedes – dijo Iván soltando una carcajada -.

En ese momento mire para Iván y le vi con la polla fuera de los pantalones mientras con una mano se la acariciaba.

Ven rubia que me la vas a chupar mientras te da tu amiga por el culo.

Laura, se levanto del suelo y se acerco a Iván, nuevamente se doblo por la cintura y mientras tomaba su polla en la boca se separaba las nalgas para ofrecerme su ano, me acerque a ella y, ya había aprendido, de un golpe seco le enterré el enorme falo en el culo. Nuevamente comencé a bombear, como me había enseñado ella, mientras, Laura, había puesto sus manos en los brazos de la butaca mientras subía y bajaba la cabeza mamando la polla de Iván. Nuevamente mi tetas comenzaron a saltar al ritmo que arremetía contra el culo de Laura, hasta que Iván soltó todo lo que quiso en su boca. Laura se quedo muy quieta, tragando todo lo que Iván expulsaba, no quería ni siquiera arrugar su pantalón.

Saque el falo del culo de Laura, mientras ella se ponía en pie, Iván pulso el botón que estaba sobre la mesa y entro en la habitación Yuri.

Lo habéis hecho muy bien, Yuri os acompañara a la habitación para que descanséis para esta noche.

Ante mi gesto de empezar a desabrochar el arnés.

Déjalo morena, te lo puedes llevar de recuerdo, vamos que esperáis salir de aquí

Mirando a Yuri, añadió varias frases en ruso a las que Yuri respondía invariablemente "Da" afirmando con la cabeza.

El regreso fue terrible, el falo dentro de mi coño me impedía caminar con normalidad, me había vuelto el dolor y el escozor del culo, delante de mi iba Laura con las piernas muy separadas y apoyándose en la barandilla que había por los pasillos, cerraba la fila Yuri con su inexpresiva cara.

Al llegar a la habitación se adelanto para abrir la puerta, mientras decía.

patrón contento, vosotras descansar para esta noche, quedar si queréis en habitación o salir a tomar sol, lo que vosotras querer, si necesitáis cosa pedir. –mientras señalaba el botón rojo que había junto a la puerta - Mañana regresar a tierra yo me ocupo.

Entramos en la habitación donde prácticamente me arranque el maldito arnés y lo arroje a una de las esquinas de la habitación. El coño se contrajo de una forma dolorosa al sacar el falo de mi interior.

CAPITULO XV. Recordando la noche.

Nuevamente solas en la habitación, una habitación que se había convertido en nuestra jaula de oro, una jaula en la que nadie entraba a hacernos nada, únicamente Yuri y Yuri se había convertido en ... como decirlo una especie de ángel, un ángel entre vengador y de la guarda, él arreglaba lo que los demonios estropeaban.

Nos sentamos un momento.

¿Te he hecho daño Laura?, dime que no, por favor, dime que no.

Tranquila pequeña tu nunca me haces daño, esto se termina, tenemos que ser fuertes, en unas horas todo habrá pasado, tranquila – dijo Laura mientras me abrazaba –

¿Tu te crees lo que ha dicho ese cabrón?

Al Iván ni una palabra, pero de Yuri me lo creo, es de los tipos que si te va ha matar te lo dice a la cara, no miente.

Se dio la vuelta y con el andar que ya empezaba a ser característico en nosotras se fue al cuarto de baño, de su ano salía un tenue hilo de sangre.

Laura, ¿qué paso anoche con Anatoli?

Prefiero no recordarlo ...

Vale, si en algún momento quieres hablar yo estoy aquí. ¿vale?

Vale mi niña.

Hasta que no pasaron unos años no me lo contó, fue un día por sorpresa , mejor dicho una tarde en la que me había invitado a su nueva casa en la que por sorpresa me contó lo sucedido aquella noche.

Tras bajarla la dejaron atada en el suelo, hasta que el tal Anatoli debió pedir que la llevaran a su habitación donde la dejaron atada a la cama abierta en cruz. En cuanto llego Anatoli lo primero que hizo fue follarsela sin contemplaciones, me decía que aun recuerda el peso de aquel animal, más de 100 Kg. con seguridad, le metió su enorme polla sin ni siquiera prepararla, dilatándola de una forma terrible. Me decía que sintió como golpeaba contra el fondo de su vagina, como un martillo golpeando una y otra vez.

Luego, tras haberse corrido, acerco una silla a la cama y encendiendo uno de sus enormes puros comenzó a beber y hablar en ruso mientras la usaba de cenicero, quemando su piel en diversos sitios, como de un tirón arranco las pinzas que aun tenia sujetas a las pezones para aplastarle la tetas con sus manazas y le quito el corsé cortándolo con una navaja, como acerco la brasa del puro a sus pezones, a su vientre, a su coño una y otra vez mientras se reía de cómo se retorcía de dolor lo poco que le dejaba sus ataduras, como al poco de estar gritando, nuevamente le introdujo en su boca una tela que casi la impide respirar mientras seguía con sus juegos.

Recuerda que perdió el conocimiento o al menos me dijo que no recordaba como le ataron las piernas al mismo sitio que las manos con lo que quedo totalmente expuesta a las manipulaciones en su sexo, como le introdujo en su culo algo, no sabe exactamente que, pero realmente grueso, muy grueso tan grueso como la mano de una persona, pero largo, tan largo que noto como sus intestinos se revolvían, como Anatoli se tumbaba sobre ella, penetrándola nuevamente con su polla dura y enorme y sentía que la iba a reventar, con sus dos agujeros totalmente ocupados. Mientras en cada envestida sentía como golpeaba al fondo de sus coño y como lo que tuviera en el culo entraba cada vez más profundamente.

Me contó que tras separarse de ella, Anatoli se sentó en uno de las butacas olvidándose de ella durante un rato, mientras el objeto del culo parecía reventarla y la posición con las manos y los pies atados al cabecero de la cama le hacia entumecer todos los músculos, como tras un buen rato en esa situación Anatoli corto las ataduras y la obligo a ponerse de rodilla frente a él para chuparle y limpiarle la polla, como el olor le hizo vomitar y en respuesta recibió un fuerte puñetazo en la cara, como a patadas la echo de la habitación, como se quedo en el pasillo hecha un ovillo, hasta que Yuri la recogió sacándola del culo lo que fuera que llevaba y la ayudo a recorrer el barco hasta nuestra habitación, como en el recorrido fue dejando un rastro de excrementos, sangre y semen que fluían de su culo y de su coño.

Fue una tarde de confesiones, yo también le conté lo que me había sucedido como había sido ... utilizada como un objeto por el Silencioso.

Pero esto fue pasados unos años delo que os estoy contando ahora.

Pasamos la tarde en la habitación poniéndonos las cremas y viendo un par de películas en DVD que nos había traído Yuri cuando le pedimos algo para distraernos. No recuerdo los títulos, la verdad es que continuaba en un estado medio flotante, quizás los analgésicos, quizás las experiencia sufridas en los últimos días.

El ruido de un helicóptero nos despertó del estado de soñolencia en el que nos encontrábamos, temimos que regresaran los dos hijos de puta que nos habían dejado marcadas, salimos al pasillo para averiguar quien había venido y al salir a la cubierta nos encontramos a Yuri, parecía saber siempre donde estábamos o como encontrarnos.

Con un tono de voz que a mi me pareció histérico Laura le pregunto directamente quien había venido. Con las prisas habíamos olvidado quitarnos la batas, por lo que por momento temí que Yuri nos recordara nuestro acuerdo con algún ... gesto.

No venir, patrón y esposa marchar, ellos cena fuera.

No nos dijo nada de nuestras batas y simplemente se dio la vuelta diciéndonos que le disculpáramos que tenia mucho trabajo o algo así.

Eso nos relajo un poco, ¿pero si no estaba el patrón a que fiesta se refería al hablar de la noche?, habíamos olvidado preguntarle a Yuri. Quizás había cambiado de opinión y había decidido no llevarnos a donde quiera que fueran.

CAPITULO XVI. Fiesta de despedida.

Habíamos regresado a nuestra habitación, a nuestro refugio, la penumbra de la estancia la hacia mas acogedora, estábamos tranquilas.

Serian las 7 de la tarde cuando entro Yuri, tras llamar a la puerta como siempre, estábamos con las batas puestas, nos miro.

Por favor, vosotras venir ahora desnudas como acuerdo.

Quizás Yuri había decidido que era su momento, Laura y yo nos miramos con esa mirada cómplice que se nos pone cuando nos damos cuenta que estamos pensando lo mismo, únicamente esperaba que fuera más, como decirlo, clásico en sus gustos al hacer el amor, seguía dolorida por todos sitios y Laura no parecía tener muchas ganas de juerga.

En esta ocasión cambiamos el rumbo del pasillo avanzando en sentido contrario al habitual y en lugar de subir las escaleras las bajamos, poco después estábamos en una habitación grande donde había unas mesas largas ancladas al suelo y algunas sillas, debíamos estar por debajo del agua ya que no había ninguna ventana y solo se oía el ruido del aire acondicionado y el lejano ronroneo de un motor.

Al poco de entrar en la sala comenzaron a entrar los tripulantes 8 marinos, grandes y rubios en su mayor parte, Laura y yo nos juntamos un poco más hasta que nuestros brazos se rozaron, como buscando ... ayuda, consuelo, no se exactamente el que. Las dos sabíamos lo que iba a pasar, era el momento de la tripulación, tocábamos a 4 cada una, si no teníamos en cuenta a Yuri, que se había puesto junto a la puerta.

De uno de los armarios sacaron unos cuantos vasos y varias botellas de vodka, estaba claro que empezaba la fiesta. Mientras uno de ellos servia generosos vasos de vodka, nos tumbaron, a cada una, en una de las mesas, con las nalgas justo en el borde la mesa mientras nos hacían levantar las piernas al aire separándolas.

Uno, otro, otro más, cada vez más y más fuerte, simplemente me agarraba con las manos del borde de la mesa y esperaba la siguiente envestida, no había protestado ni siquiera me había resistido cuando me pusieron sobre la mesa, de que iba a servir, simplemente esperaba que todo pasara rápido, desde mi posición podía ver a Laura, que estaba más o menos igual que yo, tumbada con las pierna muy abiertas y recibiendo a los marinos uno tras otro, habría sido cómico ver la fila de marineros sin pantalones y con la polla tiesa que hacían cola frente a su coño, unos muy serios con una copa en la mano y otros pajeando su polla para prepararla. Si habría sido cómico si no fuera por que delante de mí había otra parecida.

El marino que me estaba follando termino soltando todo su cargamento en mi coño, ¿cuántos iban?, no lo se, pero cada vez que uno de ellos se salía notaba como mi coño rezumaba líquidos, semen, como mi vagina se contraía y me escocia. Llegaba el siguiente este quería entrar más a gusto y separaba más mis piernas, apunto y me perforo el culo, se me escapo un grito involuntario, entro con facilidad tenia el culo ya tan dilatado que uno mas no supuso ningún problema, pero aun me seguia doliendo, otro, otro más, el siguiente, el siguiente, ....

De repente nadie más entro en mi, escuchaba de fondo el ruido que hacían los marineros bebiendo y gritando, el ruido de sus risotadas mientras se contaban, me supongo, lo valientes que habían sido, lo bien que se habían follado a las putas.

Una mano se poso en mi cara y quito el pelo de mi cara sudorosa.

Laura, se había levantado de la mesa y estaba a mi lado, pasando su mano por mi cara, la mire, supongo que con la mirada extraviada y vi como movía los labios pero sin entender lo que decía, únicamente escuchaba el ruido que hacían lo marineros al fondo de la sala, únicamente sus risas y sus gritos.

Laura giro la cabeza hacia donde estaban los marineros y les grito algo, uno de ellos se aproximaba con una botella y un vaso en la mano, "¡NO! Grite, otra vez la botella no, otra vez no, mientras comenzaba a llorar.

La voz de Laura me llego desde muy lejos.

Tranquila, mi niña, tranquila un trago de vodka no te va ha matar y te reconfortara.

Ah!, era eso solo querían que me tomara un vaso de vodka, el liquido paso por mi garganta abrasándola, estaba caliente y sabia horrible pero hizo que mis sentidos volvieran a funcionar.

Laura me ayudo a bajar de la mesa, me temblaban las piernas y me dolía terriblemente el culo y el coño, por los muslos resbalaban los líquidos que se escapaban de mi vagina y mi ano, sentía arder cada uno de los azotes que había recibido en las nalgas la noche anterior. Me senté en una de las sillas mientras Laura acercaba otra silla y lo hacia a mi lado.

¿Como estas?, una buena follada ¿eh? Y luego hablan de la Mesalina esa de Roma, ¡Aquí la quería yo ver a la fulana esa!.

Hasta en estos momentos era Laura capaz de hacer bromas, pero yo estaba agotada la mezcla de la tensión, los analgésicos y los días pasados había sido demasiado para mi.

Estate tranquila, esos ya están destrozados no creo que quieran mas guerra en cuanto tomen un poco mas de vodka, nos vamos despacito a nuestra habitación.

El ambiente era cada vez mas cargado, el aire acondicionado era incapaz de sacar el olor a sudor, a sexo y el humo del tabaco.

La puerta se abrió dando paso a un muchacho, no tendría mas de 17 años, delgado pero todo músculo, muy rubio con ojos muy claros, quizás mas grises que azules, se quedo quieto al abrir la puerta mirándonos como quien ve una aparición e intento salir otra vez, pero uno de los marineros le tomo de un brazo y le metió de un tirón en la habitación.

Los marineros, empezaron a gritar más y más fuerte mientras palmeaban la espalda del muchacho y ponían en su mano un baso de vodka tras otro, Yuri como siempre se mantenía muy quieto y en silencio junto a la puerta, no recordaba haberle visto participar en ... la fiesta

En un momento le había bajado los pantalones al joven y uno de los marinos se acerco a nosotros, tomando de la mano Laura y tirando de ella hacia donde se encontraba el joven, mientras con un acento terrible decía algo parecido a "virgen, virgen"

Laura, se acerco al muchacho le acaricio la cara con una mano y arrodillándose frente a él comenzó a chuparle la polla de forma cada vez mas rápida, el muchacho tenia la cara entre perpleja y asustada, por una parte su polla se ponía cada vez más dura y por otra su cara cada vez más roja.

Laura se levanto, se acerco a mi y tras tomarme de la mano me dijo, "vamos este chaval es nuestro pasaporte". Al pasar junto al chaval le tomo la mano también y se dirigió resuelta hacia la puerta que custodiaba Yuri.

Yuri nos miro primero sorprendido y después con una sonrisa en los labios nos abrió la puerta, los guió por los pasillos del subsuelo del barco hasta llegar frente a una habitación a la que nos flanqueo la entrada.

Yo fuera, esperar vosotras tranquilas nadie entrar.

El interior de la habitacion era mucho mas espartana que la nuestra pero tenia una cama y una pequeña ducha en uno de los extremos de la habitación.

Tomando el mando de la situación Laura desnudo al muchacho que tenia una cara de espanto terrible y lo metió en la ducha, momento que ambas aprovechamos para darnos una larga duchan intercalada con besos y caricia a nuestro "Pasaporte", después de la ducha me sentía mucho mejor o por lo menos más limpia.

Llevamos a nuestro Pasaporte a la cama donde, con palabras de Laura, le hicimos un hombre, lo besamos, le acariciamos y nos lo follamos, por primera vez en el tiempo que llevábamos en el maldito barco dirigíamos el cotarro. Bien es cierto que se la chupe un buen rato mientras Laura hacia lo propio con sus huevos o le daba largos besos en la boca que le impedían hablar, que le permitimos que nos cabalgara y le cabalgamos un rato, pero fue a nuestro ritmo, a nuestra forma, incluso con un cierto cariño. Al cabo de un rato el pobre muchacho estaba destrozado lo habíamos ordeñado por lo menos tres veces y tenia la polla que ni un general lograría ponerla firmes. Pero, salvando que lo habían hecho una mujer con un ojo morado y puntitos rojos en la piel acompañada de otra con una espalda que parecía el mapa de los ríos del mundo, el chico recordaría su iniciación, si es que realmente era virgen, el resto de su vida.

Antes de que el muchacho se recuperara de su impresión, salíamos de la habitación, caminando como ya se estaba haciendo habitual, con las piernas muy separadas para intentar disminuir el dolor que no cesaba, ahora incluso más dado que el efecto de los analgésicos parecía haber disminuido.

CAPITULO VII. ¡Volvemos a casa!

Yuri nos acompaño por los pasillos del barco hasta nuestra habitación, entramos en ella y corrimos, es una expresión no estábamos para correr, a la bañera que llenamos de agua caliente y en la que nos metimos las dos juntas, era enorme, cada una con la cabeza para uno de los extremos.

Hasta que el agua no se puso tremendamente fría ni pensamos en salir del agua. Fuera, sobre la mesa había algo de comer y los analgésicos que se habían vuelto habituales en nuestra dieta, aplicamos las cremas, que por cierto demostraron ser casi milagrosas tanto en el caso de Laura como en el mío.

Esa noche dormimos en la misma cama abrazadas, dándonos calor, más calor psicológico que real, entre las cremas, los analgésicos y quizás algún tranquilizante que había entre las pastillas nos quedamos rápidamente dormidas.

La luz hacia rato que entraba por la ventana de la habitación cuando nos despertamos sobre la mesa estaba el desayuno, tan pantagruélico como siempre, desayunamos con calma mientras el nerviosismo nos atenazaba, ¿nos habrían engañado?, Laura me comento que si nos habían mentido mataría a alguien y el primero a ese perro fiel de Yuri.

Por mi mente paso la escena en la que desarmo a Laura sin apenas moverse y pensé que si queríamos deshacernos de Yuri tendríamos que emplear otros métodos que la violencia.

Nos vestimos, mas o menos como pudimos, por mi parte tenia doloridos los senos pero el roce de la tela al no llevar sujetador se me hacia poco menos que insoportable, un pantalón ajustado que me puse me hizo ver las estrellas al tener el pubis totalmente inflamado y el culo aun dilatado.

Al final incluso con todos esos inconvenientes logramos vestirnos más o menos cómodas y recolectar nuestras pertenencia, a falta claro esta de los móviles y de nuestras carteras, estábamos sin un duro o un euro mejor dicho.

El reloj marcaba la una de la tarde cuando entro Yuri.

Buenos días, ¿ya preparadas?. Pueden comer aquí y luego marchar o salir ahora, como querer.

Nos vamos ahora mismo – respondimos al unísono-

OK, yo preparar todo.

Saco una radio del bolsillo de la cazadora y comenzó a impartir ordenes en ruso, estaba claro que eran ordenes por el tono de voz que usaba.

En cinco minutos salimos, espero en cubierta.

Dicho lo cual salió de la habitación, sin esperar los cinco minutos recogíamos nuestras bolsas y con ese paso forzado que teníamos desde hacia unos días recorrimos el pasillo para salir a cubierta, efectivamente a cosa de un kilómetro se veía la línea de la costa, pero no era Marbella lo que estaba frente a nosotras, una línea rocosa con algunas pequeñas calas se veía de izquierda a derecha. En el agua estaba una de esas barcas de goma negra, zodiac creo que se llaman, uno de los marinos estaba en su interior manipulando un enorme motor fueraborda también pintado de un color negro mate, hasta que comenzó a oírse el ronquido del mismo.

Yuri, salió del interior llevando bajo el brazo una bolsa de plástico negra y cerrada por un precinto de color blanco.

¿preparadas?, vamos barca.

¿dónde esta Marbella?, ¿no íbamos a Marbella? – pregunto Laura –

Si, Marbella esta unos kilómetros al norte, yo explico en viaje, bajen a la barca por favor.

Descendimos por la borda mediante una escala de cuatro o cinco peldaños, la recuerdo con terror cada vez que descendía un peldaño el dejar el pie en el peldaño superior me hacia ver las estrellas en mi sexo dolorido.

Una vez ambas habíamos bajado a la barca descendió Yuri y subió al barco el marinero, no sin antes dedicarnos un guiño, debía ser uno de los la fiesta de la noche pasada.

La sensación de acercarnos rápidamente a la costa fue una mezcla de excitación y miedo, por una parte no estábamos en Marbella como pensábamos pero por otra parecía que todo había terminado por fin.

La barca envistió, no se me ocurre otra forma de describirlo, la playa quedando encajada en la arena, Yuri, salto quedando con los pies en el agua, me tomo en volandas y me deposito en la arena sin llegar a mojarme ni la puntera de los zapatos, repitió la operación con Laura y por ultimo regreso a la barca para recoger la bolsa de plástico negra y nuestras bolsas.

Dentro bolsa están teléfonos y carteras, teléfonos no pila ...

¿Nos vas a dejar en esta playa? –pregunte, con tono de niña pequeña-

Yuri sonrió, con esos dientes blanquísimos y esa cara de niño que no ha roto un plato, tan diferente a la que ponía cuando estaba ... como decirlo, trabajando.

Subir por ese camino – dijo señalando el fondo de la cala – , arriba carretera a la derecha, 200 metros una gasolinera. Un taxi llega en – mirando el reloj – 20 minutos, numero 308, todo pagado decir solo donde llevar.

En bolsa hay sobres, dos sobres con nombre, por favor leer antes de hacer cosas tontas que luego arrepentir.

¿Vale?, buena suerte, adiós.

Sin esperar respuesta, se dio media vuelta empujo la zodiac hasta dejarla flotando en el agua, se metió en ella y salió como una bala hacia el barco.

Nos quedamos un momento viendo como se alejaba y la imagen de la zodiac se hacia cada vez mas pequeña.

CAPITULO XVIII. Tomamos la decisión de olvidar

Laura me tomo de la mano y tirando de mi nos dirigimos al camino que nos había señalado, estábamos eufóricas, doloridas, pero eufóricas subir la cuesta hasta la carretera, que efectivamente estaba donde había dicho Yuri que estaba, fue un esfuerzo impresionante pero al poco estábamos en la gasolinera y llegaba el taxi.

Laura le dio la dirección de un bar cerca del apartamento, pero lo suficientemente lejos como para que no se relacionara con nuestra casa.

El taxista intento pegar la hebra un par de veces hasta que vio que no estábamos para conversación, y se limito a decirle a Laura "buen golpe se ha dado en el ojo, ¿no quiere que la lleve a que la vea un medico?"

Laura se negó y nos mantuvimos en silencio hasta llegar a nuestro destino, donde el taxista nos informo que todo estaba pagado y nos despedimos.

Quince minutos mas tarde estábamos sentadas en el salón del apartamento, frente a nosotras estaba la bolsa abierta, en su interior había varios sobres, pero lo que nos había hecho quedarnos mudas de asombro es que en ellos aparecían nuestros nombres completos, la dirección de cada una de nosotras en Madrid, en ambos casos muy diferentes de las direcciones que aparecían en nuestros DNI.

En el interior de mi sobre aparecieron unas fotografías de mis padres saliendo de casa con mi hermano pequeño, supongo que a misa como solían hacer todos los domingos, así como una ficha con todos los datos de mi familia, nombres, direcciones, trabajos, etc.

No habían acabado las sorpresas en otro sobre, también con mi nombre escrito, había 6.000 euros y una nota que decía simplemente gratificación. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando en un tercer sobre apareció un estuche con un anillo de lo que luego pude averiguar era un diamante de dos quilates de bastante buena calidad.

Una nota, decía de forma muy escueta.

"Consideren la semana pasada como un acuerdo voluntario por su parte, no intenten cambiar lo pasado y denlo por terminado, si deciden hacer intervenir a terceras personas aténgase a las consecuencias".

Durante un rato nos quedamos en silencio, sobre la mesa se encontraban las diversas cosas que venían dentro de la bolsa, los billetes de quinientos euros, los anillos, las notas y sobre ellos las fotos de mi familia y de la familia de Laura.

Estaba claro que nos habíamos metido con gente muy peligrosa, no eran unos vulgares hijos de puta que se creían que por pagar tenían derecho a cualquier cosa, de los que pensaban que se habían comprado un objeto.

A mi mente regreso la visión de la culata de la pistola asomando por la cazadora abierta de Yuri.

Laura, tras un tiempo de silencio, comenzó a hablar muy despacio.

Creo ... que lo mejor será ... olvidar ... no, no es olvidar, dejar que este asunto muera aquí. La policía no va ha hacernos caso, ¿quién quiere ayudar a un par de putas?.

En unos días toda esta semana será un mal recuerdo y ... bueno hay que vivir, tenemos que salir adelante.

¿Estas conmigo?

Creo que tienes razón, estos han de ser de la mafia. – respondí –

Solo una cosa, prométeme que si alguna vez te topas con alguno de esos hijos de mala madre no harás nada, únicamente me llamaras ... yo me encargare de darles su merecido. – silencio – Conozco gente, gente que me ayudara a devolverles uno por uno cada uno de los golpes que nos han dado.

La conversación se quedo así, recogimos la mesa y nos fuimos a duchar, nos sentíamos sucias, sucias por fuera y por dentro, sucias y rotas.

Llame a mis padres para decirles que estaba bien, que me lo pasaba fenomenal en la playa y aguante el chaparrón de mi madre diciéndome que la había tenido asustada al no haber llamado en una semana.

No había anochecido cuando nos fuimos a la cama, utilizamos una única cama del apartamento.

Nos abrazamos y comenzamos a llorar, a llorar por nosotras, por nuestros cuerpos doloridos y nuestras almas rotas, necesitábamos el calor de un ser humano, el amor de un semejante, mis labios buscaron la mejilla amoratada de Laura, depositando suaves besos sobre ella, buscaron sus labios donde deposite un beso, un beso de cariño, de amor, ...

Sus manos acariciaban mi espalda donde seguían las huellas del cinturón, nuestros labios se unían, nuestras lenguas se acariciaban con esa suavidad que solo una mujer sabe dar y recibir. Laura acaricio con sus lengua mis pechos, recorrió mis pezones, con suavidad, dándoles la vida que necesitaban, no podíamos mantener el recuerdo del dolor, del dolor asociado al sexo, necesitábamos saber que aun existía el placer en el sexo. Laura recorría mi cuerpo con sus manos, con sus labios con su lengua, no era sexo únicamente, era amor, era una terapia.

Poco a poco mi cuerpo dolorido comenzó a funcionar, mis senos se ponían duros y mis pezones respondían al estimulo, mi sexo se humedecía al suave contacto de las delicadas manos de Laura, de sus labios.

En una ocasión, un amigo que saltaba en paracaídas, me había comentado que una vez que había tenido una emergencia, según llego a tierra sin esperar volvió a subir al avión para saltar otra vez. En este momento lo entendía, si no hacíamos el amor, el amor de verdad, nunca mas lo podría hacer, necesitaba alcanzar un orgasmo con amor, con cariño, con delicadeza.

Seguimos casi toda la noche haciendo el AMOR, amor con mayúsculas, alcancé mi orgasmo y la hice alcanzar el suyo, una y otra vez a lo largo de aquella memorable noche, con cuidado, con AMOR.

CAPITULO XVIV. En casa

Al día siguiente, a las 11 de la noche, montamos coche en el tren cama que sale de Málaga a Madrid. Tomamos un departamento de litera para las dos solas, no estábamos de humor ni teníamos la fuerza de conducir hasta Madrid y el tren llegaba a las 8 de la mañana a Madrid, habíamos ganado la noche y llegaríamos frescas para poder hacer cosas.

Laura me llevo, ese mismo día, a su medico en una clínica privadísima de una de las urbanizaciones de lujo en los alrededores de la Madrid, el medico nos hizo pasar un reconocimiento exhaustivo de dos días de duración, análisis de sangre, muestras vaginales y de recto, radiografías, ginecólogo, medicina interna, plástica, ...

El cirujano plástico nos confirmo que con un poco de atención no nos quedaría ningún tipo de cicatriz, efectivamente ambas teníamos el ano desgarrado pero cerraría sin ningún problema únicamente nos recomendaba una dieta blanda por lo menos en los siguientes quince días.

Paso una semana hasta que pudimos recoger los resultados definitivos, ni SIDA ni infecciones u hongos indeseable. Los moratones prácticamente habían desaparecido y caminábamos de una forma normal, ni que decir tienen que ni Laura ni yo habíamos trabajado en esos días.

El medico tras darnos los resultados miro a Laura mientras la decía.

Laura, te conozco desde hace ... ¿cuánto, tres, cuatro años?, nunca te había visto así. ¿necesitas ayuda?. Yo te recomendaría, os recomendaría a las dos que acudierais a la policía, si no lo habéis hecho ya, tanto yo como todo mi equipo estamos dispuestos a declarar lo que hemos visto.

Gracias, Antonio, lo recordare siempre. Pero, hazme caso, es mejor dejarlo correr.

Como tu quieras, si cambias de opinión házmelo saber. Supongo que no tengo que decírtelo, los daños en tu vagina y ano hace recomendable que te tomes unas vacaciones de por lo menos un tres o cuatro semanas, ambas deberíais hacerlo, tomar los medicamentos y en un mes estaréis como nuevas. Por si necesitáis atención .... psicológica, os voy a dar la dirección de un buen amigo también le llamare para que os atienda lo mas rápido posible.

El tiempo borra la heridas físicas, las de la mente tardan algo más en sanar pero afortunadamente también sanan, al menos en nuestro caso.

Laura siguió con su trabajo, con mucho más cuidado, pero es que tampoco tenia demasiadas posibilidades de dejarlo necesitaba los ingresos.

Lo dejo hace como un año y se ha establecido por su cuenta con un pequeño negocio de servicios, se encarga de preparar fiestas, bodas, primeras comuniones y todas esas cosas, incluso para empresas de reconocido renombre, no es su negocio principal pero si se necesita puede encontrar alguna atractiva muchacha para esas fiestas. Todo muy, pero muy legal y con mucho cuidado para que las fiestas no se desmadren.

Se compro una maravillosa casa en una de las urbanizaciones de clase media de los alrededores de Madrid, con un jardín en el que pasa muchas horas y un perro enorme pero bueno como un osito de peluche, la ultima vez que me llamo estaba con un hombre al definió como maravilloso.

Yo, como decía al principio, estoy a punto de casarme y deje de ser puta a tiempo parcial en el mismo momento en que pise la arena de la playa de Málaga.

EPILOGO

Todo el relato es imaginario, tanto los hechos como los personajes y pensado para ser publicado únicamente en la pagina web "todorelatos", me reservo el derecho, como autor, de permitir su publicación en otras paginas Web o formatos.

Me gustaría dejar claros unos cuantos conceptos que creo son importantes.

Incluso cuando intercambias sexo por dinero tienes derecho a decir NO, un NO que ha de ser respetado por la otra parte. El trabajo de una próstituta es digno del mismo respeto que el de un ingeniero o una ama de casa.

Cualquier forma de explotación del ser humano, mujer u hombre, por otro ser humano es despreciable y ha de ser penado por las leyes.

Los "juegos" con botellas parecen haber sido muy habituales en las violaciones cometidas por las tropas rusas en la ocupación de Alemania en 1.945, según se puede leer en varios libros que relatan el final de la IIGM, llegando en múltiples casos a producir la muerte de las victimas que sufrieron el "juego".

La maquina eléctrica a la que son sometidas las protagonistas de esta historia ha venido siendo usada por diversas fuerzas policiales, militares y paramilitares en países poco recomendables desde el punto de vistas de sus regímenes políticos y es claramente una forma más de tortura.

Las técnicas de Sadismo, masoquismo, bondaje, etc no son ni buenas ni malas, pero en cualquier caso únicamente es posible realizarlas de común acuerdo y con las debidas medidas de seguridad pactadas entre los participantes.

Cualquier comentario constructivo que ayude a mejorar el relato será bien recibido y considerado para futuras versiones de este o en la redacción de otros futuros.