Unas vacaciones en la casa del campo
Mi prima Nieves se folla a Manuel. Y yo, la dulce Anita, me lío con su esposa. El resultado de unas buenas vacaciones. - Elvira me ofreció sus pechos y yo se lo agadecí. Aviso: pongo lésbico pero, tiene una pequeñita parte hétero...si lo lees sabrás por qué
Ocurrió en verano. Mi prima Nieves y yo, cansadas de la ciudad y dado que nuestros maridos no podían tomarse unas vacaciones, decidimos irnos a la casa del pueblo.
En las cercanías de Sevilla, nuestra querida abuela tenía una casita en el campo, muy coqueta, con el suelo de loza antigua pintada a mano y las paredes blancas pintadas con cal, como muchas de las casas que hay aun en Andalucía.
La casa no la usaba nadie de la familia, un señor nos la cuidaba y nos la mantenía, había unos cuantos árboles frutales, una alberca donde solíamos bañarnos de niñas y también de mas mujercitas, porque era bastante grande y un gran césped verde, donde respirar aire puro y tomar el sol.
Este señor se encarga de que todo esté como cuando nuestra abuelita aun vivía.
Al llegar a la casa Nieves y yo comentamos, como aquella casa nos recordaba a los bizcochos de la abuela que aun parecían oler por los pasillos, a las tardes de verano y en general a nuestra infancia, nos traía hermosos recuerdos a las dos.
Cada una se instaló en una habitación, ambas con grandes ventanales, aunque lo cierto es que por esa época del año el calor es insoportable en Sevilla, así que le dijimos a Manuel, el hombre del mantenimiento, que nos llenase la alberca para el día siguiente podernos refrescar, y así lo hizo.
Nieves y yo nos fuimos a descansar hasta el día siguiente. Lo cierto es que las dos lo necesitábamos mucho, siempre estamos muy ocupadas con nuestros trabajos, los pequeños etc. Para ser dos chicas de 30 años, estamos muy estresadas, ya tenemos responsabilidades de hijos, familia, trabajo, En eso nos parecemos muchísimo, nos machacamos a trabajar, no podemos evitarlo.
En el momento, que nos pusimos a prepararnos el desayuno llegó Manuel por la cocina, se me ocurrió decirle si conocía a alguien que nos hiciera la comida y la limpieza de eso días que íbamos a pasar allí y así estaríamos mas tranquilas. Manuel nos dijo que sin problemas su esposa pasaría por allí durantes esos días a ocuparse de todo, lo cual nos pareció toda una dicha porque era alguien de confianza.
Manuel debe tener unos 46 años, su esposa Elvira, unos 43, son una gente estupenda, muy cariñosos y amables, siempre han trabajado con la abuela ellos y algunos de sus hermanos, pero cuando la abuelita falleció, solo Manuel se quedó a cargo del mantenimiento.
Durante el almuerzo, por cierto exquisito que nos preparó Elvira, Nieves y yo estuvimos comentando como cuando teníamos unos 16 años nos ponía Manuel, entonces el era un hombre fuerte, bronceado del sol, con los ojos negros y la piel muy morena, lo cual hacía sus dientes mas blancos, A esa edad nos tenía locas, dos niñas en plena edad de la calentura, observando todo el día a aquel hombre tan macizo, Recordamos mi prima y yo lo calientes que éramos a esa edad, entre risas y carcajadas, a las dos nos dio mucha lástima cuando Manuel apareció con Elvira de brazo, entre verano y verano se habían casado, se ve que la dejó embarazada y ya saben como iban antes esas cosas. Elvira también era una niña muy hermosa, morena también, una larga melena ondulada por la cintura, muy delgadita, pero muy pechugona, con los ojos verdes y muy grandes que daban un aspecto salvaje a su rostro. Ahora están un poco más dejados, pero aun así Manuel coincidíamos Nieves y yo, estaba aun de muy buen ver, entre risas no sabíamos si era la calentura de estar sin nuestros maridos, o Manuel nos ponía cachondisímas a las dos.
Pedimos a Manuel y Elvira, que usaran una de las muchas habitaciones vacías que había en la casa, pues todos los días ir y venir al pueblo se les iba ha hacer un poco pesado, Aceptaron de buena gana, porque lógicamente era una paliza el viajecito cada día.
Aquel día Nieves y yo, tomamos hasta el último rayo de sol, cada una en una tumbona y alternando baños en la alberca para no achicharrarnos, aprovechamos para intentar coger moreno. Yo llevaba un bañador rojo, quise ser discreta para no asustar a esa gente, pero mi prima llevaba un bikini de tanga negro y blanco, lo cierto es que cuando se giraba o se untaba crema noté que a Manuel los ojos se le iluminaban con la piel blanquita de mi prima, ese bikini le favorecía, con el pelo rubio, y además ella de pecho no tiene demasiado, pero si tiene un trasero bien macizo y aquel hombre se notaba que se estaba poniendo malísimo con mi prima.
Con algo de picardía, se lo comente a Nieves, ella que es muy descarada cuando se percataba de sus miradas, le abría las piernas para darle mejor visión, incluso se acariciaba de modo provocativo sus nalgas al darse la vuelta.
No me seas calentona, prima. Lo que empiezas lo has de acabar
¿Y que crees? Yo estoy deseando me dijo y reímos las dos.
Por la noche nos duchamos y nos pusimos nuestros pijamitas para ir a cenar. Después de cenar tomamos unas copas en el salón, incluso invitamos a Manuel y a Elvira a acompañarnos, pero Manuel no quiso pues se tenía que levantar muy temprano, a Elvira conseguimos animarla, no pasaba nada si se levantaba mas tarde nosotras no íbamos a madrugar tampoco y la casa estaba bien. Lo cierto es que a mi prima le dio pena que Manuel no se quedara, le dije que estaba loca, ¿Acaso ella iba ha hacer algo con él? Y menos con su mujer aquí, es que desde luego es una alocada y una caprichosa.
Con los whisky y el calor, mi prima empezó a preguntar a Elvira cosas de su intimidad, y la otra todo roja le iba contestando :
Nieves: - ¿Y tu marido la tiene muy gorda Elvira?
Elvira: - Que cosas dices Nieves!!
No te cortes ¿Sí o no? ¿Es muy grande?
Bueno, no me quejo ja,ja,ja Contestó la mujer entre risas, con la voz tomada ya por el alcohol.
Debe darte mucho gusto ¿No?
Je,je,je Sí, es buen amante, me tiene muy contenta para que engañarte
Debe ser todo un macho en la cama!!!
Basta Nieves le dije yo. Deja a Elvira, ella no tiene porqué contestarte a eso.
OK, no te enfades prima
OK, no me enfado, pero anda vamos todas a dormir ya - dije yo y nos fuimos todas a la cama. No quería que al día siguiente se generase tensión entre ellas
Cada una nos fuimos a nuestros cuartos, en ese momento nos cruzamos con Manuel en el pasillo, era tarde para dormir, pero el se andaba levantando, serían como las 5 de la mañana, nos miró con cara de enfado a las tres, como un padre riñendo, y sobre todo a Elvira, que se fue cabizbaja a la cama
No conseguía conciliar el sueño y me levanté mas o menos a la media hora para ir al baño, cuando por la puerta entreabierta del cuarto de mi prima, pude ver algo moverse, pensé que era ella aún despierta y me asomé con cuidado, cuando ante mi asombro, mi prima llevaba las bragas por la rodilla y Manuel le estaba comiendo toda la rajita a mi prima con gran ímpetu, lamía y lamía con desesperación, ella con cara de excitación se mordía los nudillos para no gritar. En unos instantes Manuel se incorporó mostrando su gran miembro, bien armado y en toda su plenitud. Su polla era gruesa bastante grande, con el capullo rosado, no pude evitar excitarme al verla, pero mi prima no tardó ni un segundo en metérsela en la boca y comenzó a chuparla, él gozaba, agarró a mi prima por el pelo, marcando el ritmo de su mamada, y ella se la tragaba entera encantada, debía darle en la garganta, pero se deleitaba la muy calentona, como seguro no se la mamaba a su marido, cuando él estuvo muy excitado, colocó a mi prima sobre la cama, y le frotó el clítoris con la mano un poco, colocó su polla a la entrada de la vagina de ella, y de una gran embestida se la metió entera, en ese momento Nieves dio un enorme gemido, y él bien sujeto a sus tetas, la penetraba con ímpetu, en ese momento mi coño estaba palpitando, mojado, estaba cachondísima , viendo como mi prima estaba siendo follada por Manuel,
Mi prima cedió su culo a su amante, el lo amasó, y estando mi prima a 4, colocó un dedo en su culo metiéndolo al máximo, luego lo sacó despacio y fue metiendo su gran polla en el culito de Nieves, ella sin problema alguno, permitió que aquello entrase entero en su culo sin mas. Yo también he hecho anal con mi marido, pero no creo que me cupiese tal miembro por detrás. A Manuel, le gustó el culito de Nieves, porque aceleró el ritmo de su follada del tal manera que en unos minutos, sacó la polla de ese gran culo, y se corrió en las nalgas de Nieves, soltando gran cantidad de semen sobre mi prima, que sin mas se colocó las bragas y el pijama y abrazó fuerte a Manuel, que dándole un beso en la frente, no tardo en empezar a vestirse también.
Aún asombrada salí corriendo de allí y me encerré con pestillo en el baño, y puse a llenar la bañera, disimulando.
De repente di un salto, en el baño estaba Elvira, sentada en la tapa del W.C, llorando, no la había visto ni si quiera.
Debía haberse dado cuenta del "a fair" de mi prima con su marido, yo estaba metida en un buen lío, y mi prima que era la protagonista de aquel lío, se había metido en la cama, sin limpiarse ni si quiera los fluidos de aquel hombre.
¿Qué te pasa Elvira? Pregunté sin querer dar indicios de nada.
¿Has visto lo mismo que yo? - era evidente que lo sabía
¿A que te refieres? dije haciéndome la nueva
A Nieves con Manuel, en su cama, follando.- dijo, entre sollozos
Yo ya no podía disimular más
Bueno mujer, te entiendo, aunque eso no se le perdona a un hombre
El me lo dijo, que se iba a tirar a Nieves, para que viese de lo que era capaz una mujer ebria, para que yo no beba más,
Que machista!! Que hijo de p .!
Ya, él es así, , cuando tu te fuiste a la cama se fue para el cuarto de tu prima, y me hizo ir detrás, dejó adrede la puerta entre abierta, se lo empezó a chupar todo a Nieves.
A Elvira le caían las lagrimas por la cara y yo no sabía que decir
Bueno mujer, lo primero es tranquilizarte ya pensaremos en tu venganza- Le dije, para ese momento la bañera estaba media de agua tibia. Ahora te das un bañito cuando se llene del todo, y te relajas mujer
Que buena eres Anita, gracias de verdad,
Nada mujer, considérame tu amiga Bueno me voy para mi cuarto si quieres algo allí estoy
No, por favor, no me dejes sola Ana, que ahora me siento muy mal, acompáñame ¿Vale?
OK, no te pongas mas triste, no me cuesta nada
Elvira, se quitó el camisón blanco que llevaba, era de un corte muy antiguo pero, se lo fue quitando, y fue descubriendo su potente cuerpo de mujer, se quito el sujetador y sus dos enormes pechos morenos, cayeron lo justo, para que sus pezones aun mirasen al frente, tiesos del cambio de temperatura, con unas aureolas bien dibujadas, soltó su largo cabello negro, y se quitó las bragas, su coño sin depilar, mostraba su vello rizado, no muy abundante, pero muy femenino.
Se metió lentamente en la bañera, al levantar su pierna me dejó ver su rajita rosada, preciosa, no se si era yo o mi calentura, aquella mujer era muy hermosa, tenía un cuerpo espléndido. Se sentó en la bañera aun llorando, no reaccionaba, sumergió su cuerpo en el agua metiendo la cabeza, pero tus grandes tetas asomaban por el agua, salió como una sirena y siguió sentada.
Sin mediar palabra cogí champú y empecé a lavar su pelo, masajeando su cabeza, lo cual ella agradecía, con gestos de tranquilidad en su cara, se iba calmando, ya no lloraba, cuando hube terminado con su pelo, alcancé el gel y me heché un poco en la mano, empecé a frotarle la espalda, los hombros, el cuello, cada unos de sus senos, su vientre hermoso, sus muslos, con sumo cuidado metí mi mano en su sexo, y le lavé por los vellitos, no quería tocarle su intimidad, pero ella misma con los ojos aun cerrados, me abrió las piernas, así que suavemente seguí la forma de sus labios, colé mis dedos en su rajita y llegué a su clítoris con suavidad, se estremeció pero era demasiado tarde para retroceder, comencé a masajear su botoncito, con mi dedo, como si me estuviese tocando yo misma, Elvira daba pequeños gemidos, la estaba masturbando casi sin querer, no quise entretenerme cuando lo hube lavado bien saqué despacio mis dedos de su coñito, ella abrió los ojos y me miró sonriendo.
Lista Elvira ¿Te encuentras mejor?
Si, gracias Ana. Mucho mejor- Dijo y se levantó para enjuagarse con la ducha.
Yo mientras pude observarla, tocando su cuerpo, me mostró de nuevo su raja, y me puse a mil, se terminó de enjuagar, se lío en una toalla que le acerqué y se vino conmigo a mi cuarto, para ponerse algo de ropa. Manuel estaba en e suyo y ella no quería regresar.
No quiso ropa interior ni nada, por no molestar, la muy tonta me daba igual prestarle. Así que solo le dejé un camisoncito mío blanco, de tirantes, de raso que le quedaba como a una reina. Tan morena le lucía, se le marcaban los pezones un montón la dejé que se metiese en mi cama e incluso la arropé.
Tranquila Elvira, hoy no hace falta que te levantes en todo el día.
Eran ya como las 8 de la mañana, pero no habíamos dormido aun, así que cerré las persianas y la puerta para que quedase todo oscuro y me senté en el otro lado de la cama, para no molestarla.
Acuéstate en ese lado Ana, que a mi no me molesta, al contrario, no acostumbro a dormir sola.
No dije ni media palabra, y me acosté a su lado. Pasó una hora más o menos y yo aun sin dormir, creo que era de mi propia excitación.
De repente a Elvira, al darse una vuelta se le bajó un tirante de mi camisón dejando una de sus tetas al descubierto, pude observarla bien, era preciosa, y la tenía justo delante.
Me entraron muchas ganas de probarla pero, no quise molestarla. Aunque estaba profundamente dormida, estaba rendida, así que acerqué mi lengua a aquel pezón, y lamí tímidamente, al notar que Elvira no se percató, lo metí entero en mi boca y comencé a succionarlo al principio suavemente, luego con ímpetu, con ganas, Aquella teta me alimentaba, alimentaba mi calentura, mi deseo, pronto mis fluidos corrían por mis muslos, metí mi mano en mi coñito, y mamando aquella gran teta, me hacía una rica paja, gozando extasiada. Debió ser la excitación, que ya me daba igual todo, mordía su pezón, lo apretaba con mis labios, no me importaba despertar a Elvira y fue inevitable, mi compañera abrió los ojos, la miré tímidamente con su teta en mi boquita, y ella se sonrió.
Sigue Anita Me dijo sin mas, me agarró la cabeza como si fuese su bebé y se sacó el otro pecho ofreciéndomelo con cariño.
Me lancé a saco, me olvidé de mi paja, mis manos eran para ella.
Encima de Elvira me coloqué, ella me quitó la blusa dejando mis pechos también al aire, se desprendió de mi parte de abajo, quedándome desnuda para ella. A ella no le hizo falta, con los tirantes bajados, le asomaban las tetas por el escote, y el camisón remangado me deja su coño a mi disposición. ¡Que rica estaba!
Mi piel contra su piel se fundían con tacto suave, ella mamaba mis pechos, yo los suyos, una hilera de saliva dibujada con mi lengua hasta llegar a su coño, sus flujos me sabía a mermelada de frutas, ella gemía sin piedad, y yo mordisqueaba su clítoris para darle placer, pronto mis dedos penetraron aquel calido coño, era diferente al mío. Suave y caliente también, ella arqueaba la espalda y se estremecía, yo la follaba con mis dedos, mientras le mamaba su botoncito, no tardé en chuparle el culito, sus gemidos cada vez eran mayores, decidí ofrecerle mi coño depilado, y me puse ha hacer un 69 con ella, me senté sobre su cara, ella delicadamente besaba mis labios vaginales, y los abría con los dedos para comerse mi conchita, se notaba que no había estado con una mujer. Yo en la universidad si lo había probado pero, Elvira lo estaba gozando por primera vez del sexo femenino, al principio tímidamente, luego cuando otra vez le chupé el culito, se atrevió mas y metió su lengüita dentro de mi coño, yo tenía toda la cara llena de su flujo, ella debía estar igual, le penetré el culito con mis dedos, y ella me ofreció los suyos para que los cabalgase en su cara, comencé a moverme encima de sus dedos como si saltara en la polla de mi marido, sin sacar los míos de su culo hundí mi lengua en su coño, chupándolo con grandes lametazos, hasta que Elvira se corrió a chorros en mi boca.
Aquellos fluidos me inundaron a boca, los tragué gustosa, sin dejar de cabalgar sus dedos, ella gemía cada vez mas alto, así le ofrecí otra vez mi rajita para mantener su boquita ocupada y mientras me succionaba el clítoris, yo limpiaba bien su coño, mmmmmm de repente me vine también en toda su boca.
Intenté levantarme para no inundarla pero, me agarró fuerte del culo, terminándose también todos mis jugos, hasta la última gota. Una vez hubo terminado su trabajo, me coloqué a su lado, y con la misma sábana le limpié un poco la carita.
Ella me besó con fuerzas, metiendo bien su lengua dentro de mi boca, yo me agarré de nuevo a su teta, me acunó contra ella y no recuerdo como pero así nos quedamos dormidas.
Recuerdo que cuando me desperté aun con su teta en la boca, ella se ve que ya llevaba un rato despierta:
Perdona estabas despierta y yo
Nada Anita no te preocupes, estabas preciosa así, a mi hijo cuando era pequeño lo dejaba que se durmiese así también y me acostumbré.
Ya pero, yo no soy una niñita ya.
Bueno para mi eres mas que eso, me has ayudado mucho
Aun no he hecho nada por ti pero, me alegro que sientas que te has vengado. Eso sí perdona también mi descaro. Hace mucho que no estaba con una mujer, pero mi calentura
Primero, si has hecho mucho por mi. Segundo, yo aun no me he vengado de nadie, por que no he hecho nada por despecho. Y tercero, me has hecho gozar de una manera que me ha encantado, y nunca hubiese descubierto si no es por ti.
Me dió un beso de nuevo, y yo otra vez me enganché a su pecho.
Al cabo de un rato, nos fuimos a la cocina a comer algo. Nieves, estaba tomando el sol en el jardín y Manuel llegó del trabajo tampoco, sospechaba nada. Besó a su esposa, y se sentó esperando la comida. Elvira me miró y sin que el nos viese me guiñó el ojo.
Menudos 15 días de sexo nos pegamos las dos. De vez en cuando me escapo unos días al campo, le doy unos días libres a Manuel, y le digo que me la mande para las comidas, para las buenas comidas que nos damos las dos.