Unas puta de guardia las 24 horas

A veces es imposible convivir contigo, mi sumisa, porque eres muy absorbente, y posesiva, y necesitas que esté pendiente de ti todo el día. Y por eso, cuando trabajo en el ordenador y has terminado todas las tareas domésticas que sueles hacer vestida sólo con zapatos de alto tacón y un delantalito de doncella francesa, te sueles arrodillar entre mis piernas para bajarme la cremallera y meterte mi polla en la boca

Una puta zorra de guardia las 24 horas

Así que arrodillada entre mis piernas me lames los huevos, me chupas la polla y me suplicas que te folle. - Fóllate mi boca de puta, Amo. - Lo haré, pero tienes que esperar un momento a que termine. Pero tú eres impaciente, no esperas y la coges y me la chupas para ponérmela dura, mientras me dices guarradas como que eres una puta zorra; una zorra permanentemente excitada, expuesta y ofrecida para que te follen. - Quiero que mi coño sea como las farmacias y que esté siempre de guardia para ser follado, para ser usado, porque quiero ser tu puta permanente. - Lo serás. - Lo necesito, mi Amo, necesito ser tu puta abierta las 24 horas. - Ya lo eres, siempre estás a mi disposición, expuesta, exhibida y ofrecida por si te necesito. - Pero quiero más, mi Amo. - ¿Más? - Sí, quiero que me emputezcas. - Ya lo eres, cariño. Eres puta desde que naciste, lo llevas dentro y siempre lo has sido. Yo sólo he sacado lo que tú llevabas dentro. Porque es cierto. Cuando la conocí era una chica recatada que hacía el amor de la forma habitual, en la postura del misionero y no era un prodigio de desenfreno pasional. No lo daba a entender, claro, aunque luego supe que tenía fantasías de ser una puta zorra sumisa. Pero le daba miedo. Tenía miedo a entregarse a esas fantasías, que fueran una droga y que no pudiera dejarla. Así que un día le dije que la iba a castigar si seguía siendo tan mala follando en la cama. Y no dijo nada, pero se esmeró más. Y otro día le dije que la iba a castigar por ser mala, por ser tan pudibunda y por follar tan mal, y ella no dijo nada. Bajó la cabeza y se ruborizó.

Así que la cogí, la doblé sobre una mesa que había a la entrada y le levanté la falda, le bajé las bragas y le separé las piernas. Y luego me aparté para mirarla y la vi allí quieta, con el culo en pompa, las bragas bajadas hasta los tobillos y los muslos separados. Y quieta, sin moverse lo más mínimo, así que cuando me agaché para mirarla, no me extrañó verla con los ojos cerrados y con una sonrisa de gozo. - Voy a la calle, pero cuando vuelva quiero verte aquí en la misma postura, sin moverte. Eres libre para moverte porque no estás atada. Pero no dijo nada y bajé a la calle para tomar un café. Tardé media hora más o menos para que tuviera tiempo de levantarse, si quería, y subí al piso, abrí la puerta y le encontré tal y como la había dejado, doblada sobre la mesa, con el culo en pompa y las bragas bajadas. Y me fui al otro lado de la mesa, la felicité por quedarse allí ofrecida y le metí la polla en la boca para follármela. Y ella se la tragó complacida, me recibió con deleite, apretó los labios y los cerró sobre mi polla para darme más placer, hasta que noté que me iba a correr y paré de golpe. - Y ahora el coño, fóllame el coño –me suplicó. - Todavía no. Tienes que esperar ahí a que lo haga. Y me fui al ordenador a trabajar y la dejé allí, en la misma postura, con las bragas bajadas y el culo en pompa esperando polla, esperando mi polla. Y así estuvo media hora más, hasta que me acerqué hasta ella por detrás y le pregunté si quería que la follara. - Sí, por favor. - Suplícalo. - Te suplico que me folles. - ¿Qué me folle qué? - Mi coño - ¿Tu coño?... - Que te folles mi coño de puta. - ¿Así que al final reconoces que eres una puta?... - Una puta no, una puta zorra, un putón verbenenero, una perra salida que te suplica que te folles su coño. - Ter quiero demasiado para eso, amor mío. - Y yo también te amo, pero por eso precisamente quiero que me emputezcas. Y entonces lo hice, y ella se corrió como una puta, nunca mejor dicho porque gritaba, gemía y suspiraba como cualquier mujer que tiene un orgasmo, pero ella además me pedía que la emputeciera todavía más. Y lo hice, procuré complacerla, pero desde entonces cada día se ha vuelto más exigente, quiere ser más puta, y no encuentro la forma de complacerla, la verdad.

Después de que me suplicarás que te emputeciera, estuve pensándolo mucho. Pero tú me decías constantemente en qué pensaba, si lo había decidido ya. - Te amo demasiado como para hacerte puta. - Y yo también te quiero -me dijiste. Con toda mi alma. Hasta el punto de que quiero que mi cuerpo te pertenezca completamente, que sea tuyo de verdad y no hay mejor forma de demostrarlo que darte a ti el total derecho a usarlo y a que emputezcas mi mente porque cuando más puta psicológica sea, más te amaré. Sólo será sexo. Quiero ser tu puta. - Pero... - Conozco a una amiga del instituto que tiene un piso donde ejercen de putas varias amigas suyas. Son cuatro y están en cooperativa. Son putas de lujo, cobraré bastante, lo haré ocasionalmente, a tiempo parcial, cuando tú me lo ordenes y yo tenga un rato libre. - Pero... - Yo seré la quinta. Ya he hablado con ella y está de acuerdo. Y un porcentaje del dinero que gane lo ingresare en tu cuenta mediante transferencia. Será un gesto simbólico de que además de mi Amo, eres mi chulo, mi macarra, mi todo. El dueño de mi cuerpo y mi mente. - Pero... - Quiero hacer, por favor. Te lo suplico. Quiero sentirme emputecida por ti y esa es la forma de serlo. Y no te preocupes que no lo sabrá nadie. Y me acercaré un banco de otro barrio donde nadie me conozca, me acercaré a un cajero hombre y te haré esa transferencia poniendo en el recibido "Para mi Amo de su puta y zorra". Me excita sólo pensar la cara que pondrá. - Lo sé, pero... Lo sabía, pero te dije que no. Pero al día siguiente, cuando me despertaste lamiéndome la polla como haces todos los días para que tenga un bonito despertar, te cogí la cabeza, te di un beso muy tierno, te dije que te quería y que no pensaba emputecerte ni ser tu chulo, como tú me suplicabas. No se trataba de que yo me sintiera cornudo, porque no lo era ya que tú serías siempre mía siempre y sólo te alquilaba a quien yo quisiera con objeto de que tú pudieras demostrarme que de verdad eras mía, que tu cuerpo era mio y podía hacer con él lo que quisiera. No era eso. Ni tampoco que sintiera celos porque estaba tan seguro de tu amor por mí que sabía que jamás dejarías de quererme, aunque estuvieras emputecida. Quizás me querías demasiado y por eso tu ímpetu por querer demostrármelo emputeciéndote. Obligándome a ello. Se trataba de que no quería que en el fondo algún día pensaras que no te quería al permitir que te usara para mi placer, para mi lucro, para mi beneficio. Porque puta ya lo eras, no había duda. Pero sólo conmigo. Y ahora querías ser puta, perra y zorra con otros tíos y tías. Con otros hombres, mujeres, parejas o en un gang bang.

  • Y hasta con un perro o un caballo, mi Amo -me dijiste un día. Lo sabía. El caso es que te comprendía, pero me daba miedo que nos metiéramos en una espiral en la que tú pidieras más y más y no pudiéramos parar. Y además, teníamos que cuidarnos de tu reputación, de tu familia, de tu trabajo y no quería perjudicarte.
  • No te preocupes por eso -me había aclarado-, porque lo haríamos siempre con discreción y en ciertas ocasiones, cuando te apetezca. No me preocupaba por ti, sino por mí. Porque a mí me gustaba emputecerte pues significaba que eras de mi propiedad, que verdaderamente podía hacer contigo lo que quisiera y además cobrar por ello. Y sentirme muy orgulloso ante los demás Amos de tener la perra más puta y más zorra. La sumisa más salida y ninfómana que había. Una joya. Sabía que iba a ser envidiado, pero no me atrevía por ti. Eso te dije mientras te besaba tiernamente en los labios.
  • Te quiero demasiado, mi zorra, y no quiero que alguno te pueda hacer daño.
  • No te preocupes, cariño. Yo figuraré en el catálogo del piso como ninfómana sumisa y emputecida por su Amo. Tú siempre estarás junto a mí, demostrando a todos que soy tu perra sumisa, tu puta zorra, y estaré siempre atada a ti por la cadena que une mi collar de perra. Y si me envías algún sitio para que me follen, sin estar tú, estarás conmigo porque siempre estaré pensando en ti, aunque estemos a miles de kilómetros.
  • Te quiero demasiado y no sé qué hacer. No quiero aprovecharme de ti.
  • Soy yo la que se aprovecha de ti, cariño, la que siente placer cuando me emputeces, cuando te obligo. Y no puedo sentirme emputecida, ser tuya en cuerpo y alma, sino cobras una parte del dinero que gano al emputecerme. Y quiero además que con el dinero que te ingrese te des todos los caprichos que quieras porque quiero mimarte, que lo tengas todo, que seas feliz y goces porque mi placer es verte a ti gozar.
  • ¿De verdad?
  • Sí, de verdad. Me corro de gusto y mojo la braga sólo al pensar que te voy a ingresar el dinero, que voy a ser tu puta de verdad, que tú accedes a emputecerme, a ser mi Amo, mi chulo, mi TODO, porque lo eres TODO para mí.
  • Lo sé, te conozco demasiado bien.
  • Y yo te conozco a ti y sé que te sientes poderoso al emputecerme, que gozas con ese poder, que te sientes más Ama al saber que dispones de una puta sumisa dispuesto a darlo todo por ti, a emputecerse por ti, a entregarte su cuerpo para que hagas con él lo que quieras, TODO, lo que se te anteje, incluido emputecerme para sentirte Amo y podero, para presumir de zorra, puya t perra.
  • ¿Cómo lo sabes?
  • Entre otras razones porque ahora mismo tienes la polla dura mientras te lo digo. Y te apartaste y me diste un folio para que lo leyera, cuando tú te hubieras ido a trabajar. Pero antes te paseaste delante de mí con varias minifaldas y tangas para que yo eligiera el que quería que llevaras al trabajo. Y cuando te marchaste con la ropa que yo había elegido, me puse a leer el folio que me habías dado: "Sabes que lo haré para tí, porque se que a mi AMO, le excita verme follar con otros machos, hacerme puta.Y me veras, veras como la polla de un tío se mete en mi coño de puta. Quiero que disfrutes mirando como tu putita se tira a otro tío, sé que me estarás observando y levantaré bien mi culo para que veas como otra polla me penetra, como tu puta hace que ese tio se corra, quiero que lo escuches gritar de gusto porque tu puta cuando folla. Sabes bien que soy muy puta mi AMO, tu me pones asi de caliente, de zorra de perra. Seré una puta de pago y tu disfrutaras mirando. Porque me gustaria que te quedara claro que esté con uno, dos, tres o con los que sean, siempre sera para tu placer, siempre será para que tu seas feliz, porque mi mente y mi cuerpo, aunque lo usen otros hombres es tuyo. No lo olvides nunca, Las ganancias son tuyas, mi cuerpo es tuyo y tienes todo el derecho de alquilarme al precio que quieras. Es tu derecho, soy tu propiedad y no seré una verdadera sumisa hasta que no esté completamente emputecida. No seré tuya hasta que no seas mi chulo, mi macarra, mi Amo, mi dueño y señor exclusivo. Y además siento una gran excitación. ¿Te imaginas?... tú mirando como unos cuantos tíos me dan placer, como tu puta, mientras permanezco atada a ti por una cadena unida al collar de perra de mi cuello. O pienso en ti si tú no estás porque mi placer de verdad es saber que me están follando por ti, porque tú lo quieres, porque es tu placer, porque así te hago ganar dinero para tus caprichos y te demuestro que soy tu sumisa real. Una sumisa que puedes usar, manosear, exhibir, prestar, alquilar o prostituir cuando te venga en gana porque yo soy una puta de verdad, tu puta, es decir: una zorra permanentemente abierta para cuando tú quieras usarme.