Unas merecidas vacaciones familiares ( final)
Se acerca el final de las vacaciones y el destino vuelve a dar un giro inesperado, giro que no hace disfrutar de una entretenida noche
Después de terminar de ducharnos nos quedamos un rato tendidos en la cama, mi esposo parecía confuso, no me extrañaba, las pocas veces que me había convencido para que se la chupara, no habían sido ni mucho menos como aquella. No sé qué te habrá pasado, pero ha sido maravilloso, decía mientras acariciaba mi pelo, yo por mi parte besaba su pecho dulcemente, de nuevo me estaba calentando y comencé a besar a mi hombre con más pasión, en mi mente estaba llegar otra vez a su polla y en ello me centré, mi lengua recorría despacito el torso de mi marido, a cada beso que le daba notaba su polla más dura, y su mano en mi pelo cada vez apretaba menos, sin duda estaba abandonado a lo que yo quisiera hacerle, entonces sonó la puerta en la planta de abajo, mi hija acababa de llegar a casa.
No sé si era cosa mía pero esa noche la cena transcurrió con una armonía distinta, las conversaciones, todas terminaban con risas, de buen rollo, incluso mi marido cada vez que tenía ocasión me cogía de la mano. Mi hija nos pidió permiso para volver al centro con el coche, querían coger unas entradas para no sé qué discoteca, al parecer aquél sábado daban una fiesta especial de semana santa. Nos propuso llevarnos a su padre y a mí al apartamento, pero rechacé su oferta para volver paseando con mi esposo.
Aquello lejos de ser un tranquilo paseo, se convirtió en una maratón, no paseaba conmigo de la mano, tiraba de ella como quien saca a pasear a un perro, sí que tiene ganas de continuar con lo de antes, pensé yo siguiendo su ritmo sin mucho esfuerzo. Nada más entrar por la puerta soltó mi mano y desapareció por la puerta del salón, me quité el vestido y medio desnuda fui en su busca, tan enganchado estaba a sus cosas de la pesca que ni siquiera se dio cuenta de cómo estaba, hundida subí las escaleras y me fui a la cama.
Apenas había pasado una hora cuando subió a la cama, antes de meterse en ella llamó a mi hija para que no se olvidara de la hora a la que habían quedado, ya están llegando me dijo, me besó en los labios y se dio media vuelta para dormirse, cuando veas mañana a José dile que no vuelva a buscarme, vale amor?, estoy un poco cansada, como prefieras cariño, pero después de que el hombre se pega el madrugón padre para llevarnos primero a nosotros y después a ti, creo que deberías levantarte e ir con él, al menos deberías explicárselo tú, me dijo.
Serían más o menos las cuatro y media de la madrugada cuando un suave pique en la puerta avisaba a mi esposo de la llegada de José, Ya despertó la caminante dijo en tono de broma, no, contestó mi marido, ahora dice que no pases a buscarla, debieron de hablar mientras se dirigían al garaje, pues, aunque la conversación siguió, yo no pude entender nada de lo que decían.
Ya sola en casa, intenté quedarme de nuevo dormida, pero tan solo era capaz de dar alguna cabezada, pensaba en lo sucedido en la playa con José, en cómo había logrado que me abandonara a sus caricias a pesar de estar mi marido allí al lado, pensaba en sus manos embadurnadas de crema recorriendo mi cuerpo, en como buscaron mis pechos para entretenerse con mis pezones y en cómo se metió entre mi bikini para acariciar mi raja, pensaba en José, y antes de que pudiera darme cuenta tenía una de mis manos entre las piernas, instantes después sonaba el timbre en la puerta.
A esas horas no tenía ninguna duda de que se trataba de José, el muy cabrón seguro que sabiendo que estaba sola había decidido pasar a terminar la faena, lo mejor es que me había pillado con las manos en la masa y con ganas de probar su polla, voy, contesté y me incorporé para abrir la puerta.
Tentada estuve de bajar en bragas y sujetador, pero resultaría demasiado evidente, me puse una bata por encima, aunque dejando una abertura bastante generosa, y de esta guisa abrí la puerta.
-Buenos días Bolita -me dijo- vuestro esposo que no querés venir conmigo
-La verdad es que estoy un poco cansada José y había pensado en posponerlo para otro día, ¿porque no pasas y te invito a un café ya que has venido? - no es necesario ir a ninguna parte, aquí estaremos bastante agustito pensaba yo -.
ok, pero antes tengo que ir al baño, ¿me permitís?
Claro José, estás en tu casa, – ya en la cocina esperando a José estaba súper nerviosa, dudaba en esperarlo en la cocina desnuda y, que me follara allí mismo en la mesa, también pensé en subirme al dormitorio y esperarlo desnuda en la cama, quería tenerlo dentro, y el seguro que también me deseaba, si no que hacía allí. Su voz entrando en la cocina, me sacó de mis pensamientos.
-Verás, yo necesitaba hablar con vos un segundo, sabes, sos una familia encantadora y yo estuve al tanto de joderla con vos, bolita, siento lo que pasó en la tarde, de verda que no sé qué chucha me pasó, pero te juro que no va volver pasar, por eso mi hermana vístete que te llevo a esa calita y si nos damos prisa podemos ver el amanecer desde un sitio como nunca viste.
La frase calló sobre mí como un jarro de agua fría, para una vez que de verdad me apetecía que me follaran va este y se pone puritano, aún en estado de shock subí a mi cuarto a vestirme, me puse unos leggins encima del bikini y una sudadera en la parte de arriba, a esas horas aún hacia bastante frío, una vez preparada salimos con su coche.
Me explicó que la zona no quedaba muy retirada de donde nos encontrábamos, pero que para ver el amanecer precisábamos ir hasta allí con el coche, después me explicaría como volver desde la calita donde me aseguraba estaría toda la mañana sola, José aprovechó el cambio de velocidades para rozarme muy ligeramente en el muslo, lo que me hizo pensar que el muy cabrón me había engañado para allí tomarme sin impedimento, pobre, tenía yo más ganas que él.
Fuimos con el coche hasta un lugar bastante retirado, después caminamos deprisa unos 30 minutos para llegar al lugar más espectacular que jamás había visto, apenas llegamos comenzó a salir el sol por el horizonte, nos encontrábamos en la ladera de un cerro que daba al mar, el lugar debía ser bastante frecuentado, pues había una barandilla hecha como de ramas anchas de los árboles, yo me quedé embobada mirando el amanecer apoyada en ella, detrás mío se encontraba José, que solo decía ; sabía que te encantaría.
Ya con el sol bien en lo alto noté el cuerpo de José acercarse por detrás, su cuerpo se pegó al mío, podía notar su pecho a mi espalda, sus manos en mi cintura y su cara acercándose a la mía, no dije nada, solo cerré los ojos esperando a que pasara, su boca casi rozaba mi oreja cuando me dijo, ¿bonito eh? Venga que se nos hace tarde.
Volviendo hacia el coche me explicó cómo llegar a la pequeña cala, como volver a casa y se marchó, antes de hacerlo me avisó de una pequeña fiesta que tendría lugar en su casa al día siguiente, aunque vosotros, podéis ir esta noche y cenar también con nosotros, me dijo.
No tuve ningún problema en encontrar la cala a la que se refería José, la verdad es que allí se estaba muy a gusto, y el acceso si no lo conocías era difícil de encontrar. Allí estuve casi toda la mañana tumbada tomando el sol, bueno para ser exactos no toda la mañana estuve tomando el sol, nada más llegar pensando contrariada en lo que había pasado desde la tarde anterior en la playa, no pude evitar excitarme, y con lo caliente que iba desde primera hora de la mañana, no pude evitar masturbarme, pero quitando este inciso, prácticamente pasé la mañana entre baños y sol.
Siguiendo las indicaciones de José, no tardé en encontrar nuestros apartamentos, había estado prácticamente toda la mañana sola, ni en el trayecto de vuelta me había encontrado con nadie, Tan sólo con el hijo de José que salía de su casa, el chaval se paró a charlar conmigo, yo no había intercambiado palabra alguna con él pero se mostró muy efusivo, me dio dos besos y me explicó que salía a tomar un café, pues en casa no quedaba, hasta que volviera su padre con la compra, yo, muy educada le ofrecí entrar conmigo dentro y tomarlo allí, propuesta que aceptó sin dilaciones.
Ya con el café en la mesa de la cocina, comenzamos a charlar, la conversación la verdad es que tampoco fue de lo más amena, pero nos estábamos entreteniendo. Mme levanté para recoger los vasos y guardar la leche y demás en la nevera y Jose (hijo) me imitó, y se ofreció a ayudarme, la verdad era cosa de poco pero me gustó el detalle, una vez que estaba todo en su sitio nos marchamos a la orilla de la playa, al salir el chaval muy educado me cedió el paso acompañando el gesto con su mano en mi espalda, bueno esta mano estaba más cerca de mi culo que de mi espalda, pero pensé que había sido un accidente.
Nada más llegar a la playa nos metimos en el agua, un chapuzón cada uno por su lado y de nuevo a la arena, al salir me tropecé con algo y caí, me pilló de sorpresa por lo que tragué bastante agua salada, Jose se apresuró a ayudarme y al hacerlo su mano se volvió a posar sospechosamente cerca de mi culo. Ya en la arena atento y servicial como su padre se ofreció a darme protección solar por la espalda, rechacé la oferta e intenté ponérmela yo sola, pero alegando que no podía hacerlo bien me quitó el bote y se acercó a mi espalda comenzando a untármela.
La técnica era muy parecida a la de su padre, movía las manos dibujando círculos amplios, muy lenta y suavemente, intenté que se apresurara, pero no parecía estar por la labor, sus manos bajaron hasta donde comienza mi culo y desde allí comenzaron el ascenso, pero ahora por mis costados, parecía que todo iba como correspondía cuando sus manos se apoderaron de mis pechos, que haces Jose grité levantándome de un salto, te has vuelto loco? El chico me miró como asustado, y justo en ese momento llegaban los pescadores.
Todos excepto mi marido que hablaba por el teléfono se acercaron hacia donde estábamos nosotros, nos saludaron animados y se sentaron, por mi parte no quise meter más follón con lo que el hijo del argentino y todos seguimos entre bromas y tonterías, mi marido se acercó a nosotros entonces portando malas noticias, la llamada era del trabajo, por una serie de circunstancias, la siguiente noche tenía que trabajar, por lo que a la mañana siguiente debíamos volver a casa. Mi enfado era brutal y mi hija y futuro yerno no me iban a la zaga, ellos tenían entradas para la fiesta del día siguiente, por no mencionar que el apartamento estaba pagado otros dos días más, pues aunque pensábamos volver el lunes, lo haríamos después de comer.
En la casa el ambiente estaba muy cargado, mi hija y yerno con una cara hasta los pies, yo no entendía por qué se había comprometido a volver sin consultarlo con nosotros y eso me enfadaba mucho, llegaron las pizzas que habíamos pedido para comer y mi marido dio la solución, porque no os quedáis aquí los tres, podéis hablar con la propietaria y os quedáis aquí hasta el fin de semana siguiente, el coche no lo necesitáis, y si surge algún inconveniente podéis pedírselo a los vecinos, yo volveré y nos vamos todos el domingo después de comer.
Nadie dijo nada, a mí la idea no terminaba de gustarme, pero a mi hija, le cambió hasta la cara, tras la comida y una siesta decidimos aceptar la invitación a la cena de José, allí le explicamos lo que había pasado, decía sentirse apenado por la situación de mi esposo, aunque no parecía afectarle en absoluto, en la casa había otro argentino, supuse que era el familiar al que había ido a ver José, su nombre era Guillermo un chico muy simpático y amable, pero no muy agraciado físicamente, después de una cervezas salimos todos al patio y preparamos la barbacoa, entre risas y copas se nos fue la hora, los jóvenes habían ido al centro, y nosotros tras un rato más decidimos retirarnos, mi esposo tenía que dormir y yo preparar la ropa que se tenía que llevar.
Al llegar a casa mi marido se metió en la ducha, mientras yo aproveché para hacerle la maleta, juntos tomamos un café en la cocina y después él se fue a descansar, bajamos todas las persianas y cortinas y cerramos las puertas para que no tuviera constancia de las voces y risas de la fiesta, me animó a salir con los vecinos, pero le dije que vería un rato la tele y me subiría.
Así lo hice, me preparé otro café y me acomodé en el salón a ver lo que daban por televisión, allí estuve un rato más quedándome medio dormida cuando casi en sueños, noté que alguien me masajeaba los hombros, pensé que se trataba de mi esposo, -pues quien podría ser si no, habíamos cerrado las puertas-, y me dejé hacer, aquellas manos bajaban lentamente hacia mis pechos y los acariciaban, entonces abrí los ojos y casi me muero del susto, me levanté de un salto sin darme cuenta de que tenía dos manos agarrando mi camiseta que quedó medio desvencijada, la cara de Jose me miró con sorpresa, supongo que no imaginaba que estaba despierta.
-Pero que haces niño estas tonto?, mi marido está arriba y eres un crío, ahora mismo voy a decírselo a tu padre.
- corre
-¿ pero que te crees? Claro que voy
- ahora soy un crío? El otro día en la ducha no parecías tener esa opinión.
Mi cara ahora debía ser todo un poema, ¿cómo cojones sabía él lo que había pasado en la ducha? Y ¿ por qué hablaba en primera persona? Su voz de nuevo me sacaba de mis pensamientos.
-corre vete a llamar a mi padre, que yo subiré a enseñar esta foto a tu marido.
Este comentario lo acompañó de una imagen en la que se me veía a mi desnuda con él detrás también desnudo y dándome por el culo, el hijo de puta se había colado en la casa y cuando los amigos de mi hija se fueron aprovechó la situación.
Podemos hacer lo que quieras, ya te dije que pronto volveríamos a vernos, mientras decía esto se acercaba a mí y volvía a coger mis tetas. Sentados en el sofá me besaba y acariciaba el culo, después sus manos comenzaron a recorrer todo mi cuerpo, y su boca se centró en mis pezones, me estaba poniendo muy cachonda y aún arrastraba el calentón de la mañana, sin embargo, debía parar aquello, al menos estando mi marido en la casa y así se lo hice saber.
Entre besos y caricias le explique que no podía follarme estando mi esposo en la casa, que había mucho ruido fuera y podría despertarse y pillarnos, le dije que todo el fin de semana estaría sola y que mi hija el sábado se iba con su novio a una fiesta, esa noche podría hacer conmigo todo lo que quisiera y como muestra de buena fe, le saque la polla y poniéndola entre mis tetas comencé a masajearla con ellas, cuando asomaba la cabeza por arriba le estaba esperando mi lengua, de vez en cuando sacaba la polla de entre las tetas para pasar su glande por mis pezones o meterla entera en mi boca, el chaval debía de estar deseándolo pues en apenas unos segundos se corrió sobre mis pechos.
Jose se quedó allí recostado sobre mí, acariciándome lentamente, yo pensaba en lo que estaba sucediendo, no solo me había tirado a los amigos de mi hija, también un menor me había dado por el culo, y lo que es peor, me tenía a su merced.
Jose seguía a lo suyo con mi cuerpo, en mi culo podía notar su polla morcillona por fuera de la ropa, la parte de arriba seguía desnuda, por lo que con su boca no paraba de besarme los hombros y el cuello, ahora su mano subía por la parte interior de mi muslo, mientras lo hacía iba dejando al descubierto mis piernas, también mi culo, ahora podía sentir su polla contra mi piel, ya se había puesto de nuevo dura, con su boca buscaba la mía fundiéndonos en un apasionado beso, guiándome con su mano me hizo levantar el muslo, acercó su glande a mi sexo y poco a poco me la fue clavando hasta el fondo. Procuraba hacer el menos ruido posible pero mis gemidos cada vez eran más intensos, después de unos minutos me tumbó boca abajo y me la clavó por el culo, poco después me lo llenaba de leche, se vistió y se fue sin mediar palabra.
Mi querido esposo se marchó por la mañana bien temprano, tras el desayuno salimos a la playa, donde nos encontramos con José y Guillermo, casi toda la mañana la pasamos los cinco juntos, y cuando nos dispusimos a marchar a comer insistieron en que les acompañáramos, aunque les dijimos que no pretendíamos molestar, insistieron, en la sobremesa me invitaron a la fiesta que tendría lugar por la noche, sin embargo decidí reusar la invitación, le explique a los chicos que sola sin mi marido ni mi hija no me apetecía pasar, insistieron en que habría mucha gente con la que charlar y pasar un rato agradable, vendrían hombres y mujeres del centro y lo pasaríamos bien, estaba decidida, tras la cena me metería en casa y la pasaría viendo la tele.
Esa noche nos fuimos a cenar bastante más tarde que de costumbre, la idea era llegar a casa cuando todos estuvieran a lo suyo y meterme a ver la tele sin encontrarme con nadie. Mi hija y su novio insistieron en que pasara a tomar a algo con los vecinos, que iba a hacer yo sola en casa tan pronto, decían, al final me convencieron y decidí pasarme a tomar una copa.
Nada más llegar comenzaron a piropearme, la actitud de José había cambiado, aprovechaba cualquier situación para poner su mano en mi cintura y no dejaba de decirme lo tonto que era mi esposo dejándome allí para ir a trabajar, me presentaron a bastante gente la mayoría de ellos argentinos, aunque también había un par de españoles, sin embargo, terminé charlando con Guillermo.
La verdad es que los dos lo pasábamos bastante bien hablando de tonterías y la noche se me estaba pasando entretenida, se acercó José a ver qué tal estaba y a ofrecernos unas copas que ambos aceptamos, sin embargo las botellas que había en la mesa del patio de José estaban todas vacías, y nos fuimos a la cocina donde había más bebida. La casa estaba vacía, tan solo nosotros tres nos encontrábamos dentro, entre risas cogimos los vasos las botellas y Guillermo comenzó a servir las copas, al coger la mía noté las manos de José tirar de mi falda hacia arriba, su mano derecha se fue directamente hacia mi entrepierna y empezó a masajearme por encima de la braga, Guillermo tampoco perdía el tiempo y subiendo mi jersey jugaba con una de mis tetas ya fuera de la copa del sujetador.
Yo no acerté a decir nada, tán sólo permanecía inmóvil mientras ambos me sobaban, José me había quitado la falda y ahora apartaba la braga para besar mis nalgas y recorrer mis muslos con su legua, Guillermo besaba mi cuello y mis pezones mientras con su mano acariciaba mi coño, siempre por encima de la braga. Me encontraba a su merced sin ser capaz de reaccionar cuando la puerta de la cocina se abrió, era uno de los chicos españoles que había en la fiesta, que sin mediar palabra se acercó y comenzó a sobarme, yo me quedé un poco cortada pero a nadie más pareció sorprenderle.
José había apartado mi braga y ahora metía uno de sus dedos en mi conejo, mientras con su lengua daba lametones en mi clítoris, Guillermo seguía con mi teta y cuello además de besarme la boca y mi nuevo amante no dejaba de sobarme el culo mientras que con su mano estrujaba mi teta. José se levantó y me empujó a mí para ponerme de rodillas, los tres sacaron las pollas y las pusieron delante de mi cara, la de este chico que había llegado después fue la primera que me metí en la boca, de nuevo la puerta se abrió y entraron otras dos personas, ahora si intenté levantarme pero fue inútil, el chico español me agarro de la nuca y me apretó contra él, los otros dos chicos también se unieron a la fiesta.
Me encontraba arrodillada con una polla en la boca y otras tres alrededor de mi cara, José se encontraba tumbado entre mis piernas lamiendo mi sexo, y en cada pecho tenía una mano acariciándome, las pollas en mi boca se iban alternando mientras los que la tenían fuera de ella me las pasaban por la cara, ojos, pelo, etc. Así pasamos un buen rato, sobada por los cinco y sometida a lo que querían hacer conmigo.
José salió de entre mis piernas y me hizo levantar, me mandó apoyar sobre la mesa de la cocina y abrir las piernas, cuando lo hice se colocó detrás de mí y me la metió hasta la empuñadura, cuando la tenía toda dentro me hizo cerrar las piernas, ahora su polla estaba más apretada dentro de mí, y yo podía notar más intensas sus embestidas, Guillermo se sentó en la mesa delante de mí, frente a mi tenía su polla que cada vez se acercaba más a mis labios, saqué la legua para recibirla, instantes después la tenía rozando mi campanilla.
Después de que José sacara su polla de mi coño volvieron a tirarme al suelo, pero esta vez sobre la polla de uno de los invitados a la fiesta, yo cabalgaba sobre su falo, mientras otro de mis amigos metía el suyo en mi boca, mis manos también andaban ocupadas pajeando a otros dos, y el quedaba libre tuvo la brillante idea de ponerse detrás y enchufármela por el culo, a esas alturas ya me había corrido un par de veces y me había tragado una abundante corrida de Guillermo, los chicos siguieron dándome durante un buen rato más, en ese tiempo todos pasaron por alguno de mis agujeros, José por los dos, después me volvieron a levantar y me llevaron al salón, desde allí se podía ver el patio, ya nadie quedaba en la fiesta.
Tumbada en el sillón el primero en taladrarme fue Guillermo, José giró mi cabeza y metió su polla en la boca, otro de mis amantes se puso sobre mis pechos, la metió entre ellos y comenzó a dar menéos para adelante y para atrás como si me las estuviera follando, mientras tanto los otros dos se la meneaban sobre mi cara. En esta postura también se fueron cambiando, yo por mi parte me seguía entregando en cuerpo en alma a la polla que tuviera dentro de mi boca, movía mi lengua con pasión y con viveza y succionaba los glandes con avidez, estaba disfrutando de aquellos cinco hombres, deseaba lo que me hacían y quería su leche en mi boca.
Me sentaron sobre la polla del español, no era muy larga, pero sí bastante gorda, y aunque mi culo ya había recibido más de una polla, esta estaba costando un poco de dolor, una vez dentro cuando mi culo se acostumbró a ella, otra estaba preparada para entrar por mi coño, mi boca y manos también tenían que hacer, así volvieron a turnarse para follarme todos cada agujero de mi cuerpo, yo estaba cansada y dolorida por todo el ajetreo pero nunca en mi vida me había corrido tantas veces, nunca había disfrutado tanto como aquella noche.
Cuando todos se habían cansado de follarme todo lo que quisieron, me sacaron al patio, allí me tumbaron sobre la mesa y uno a uno se fueron corriendo sobre mi cara, su semen caía dentro de mi boca, sobre mi cara, mis ojos y algún chorretón iba derecho a mis tetas, cuando terminaron de correrse, limpié cada polla con mi lengua, y guiaba con mis manos arrebañando toda la leche que había en mi cara llevándola a mi boca para tragarla con gusto.
No sé el tiempo que permanecí tumbada desnuda en la mesa del patio, de echo me desperté con la polla de Jose hijo taladrándome el coño, cuando se corrió me levanté y así como estaba me metí en mi cama. Cuando me desperté al día siguiente ya eran casi la una de la tarde, me duché y fui a ver a mi hija que aún seguía durmiendo.
A la hora de comer de nuevo nos encontramos con José y Guillermo y todos juntos comimos en su casa, con la mente más clara me fui a hablar con Jose hijo, no tenía claro el tiempo que permanecí la noche antes en el patio, y no sabía si mi hija o su novio habían podido verme de esa guisa, me dijo que cuando el volvió ellos se quedaban en la disco, pero que se retrasó bastante al volver, dijo que en casa cuando él llegó no había luz, pero que vio salir del patio a tres tíos que jamás había visto.
Toda la semana estuve chupando las pollas de Guillermo y los dos Joses, mi coño y culo no estaban para muchos ruidos después de aquella maravillosa noche, tan sólo el domingo después de comer conseguí perderme un rato antes de comer y reunirme con José, de la reunión saqué el culo lleno de leche y su número de teléfono