Unas hojas olvidadas en la impresora-revisado

¿Existe alguna forma sutil de plantearle a una mujer que quieres tener sexo con ella? Posiblemente la mejor manera, es ser directo y acarrear con las consecuencias.

Me llamo Sara, cuando hace ocho años mi marido me abandono me quede sola con mi hijo Pablo, tenía entonces 38 años pero mantuve la empresa que me habían dejado mis padres, con la ayuda de Juan el gerente que hacia tiempo se quería jubilar, eso me daba una gran independencia económica y por tanto me costó muy poco conseguir el divorcio de aquel desgraciado.

Hace cuatro años me case con Raúl, un follamigo que conocí hace seis, y que era de lo mejorcito que logre encontrar, entre otras cosas porque no soy de salir mucho, pero el esta muy ocupado con sus negocios y viaja mucho por ello.

Pablo con 22 ya ha terminado Empresariales, pronto comenzará a gestionar la empresa y Juan se podrá por fin jubilar.

Esa mañana mientras desayunábamos, le comenté a Pablo que más tarde tenia que sacarle por impresora unas recetas a Lucia una amiga, me dijo que no habría problemas, tenia que hacer algo en el ordenador pero estaría listo en un rato.

Justo después de comer aunque hacia calor, en lugar de hacer la siesta me fui al ordenador y después de localizar las recetas en cuestión, las saque por impresora y cuando fui a recogerlas me di cuenta que había más hojas, por curiosidad comencé a leerlas.

En ocasiones me imagino muy cerca de ti, tocando ese cuerpo y haciéndote gozar como a una perra, en otros momentos pienso lo que seria que abrazaras mi polla con esos preciosos pechos y la fueras pajeando hasta que me corriera en tu rostro, para que después te la metieras en la boca y me dejaras escurrido del todo, o ponerte en cuatro y follarte hasta que nos derrumbáramos extenuados y satisfechos.

Con la punta de la lengua iría recorriendo tu cuerpo, saboreando cada rincón y haciendo que tus pezones se endurecieran hasta casi querer saltar de su lugar, al llegar al clítoris lo sorbería como si fuera un flan, intentando que no se escapara nada de los jugos que soltarías y solo con ello trataría de proporcionarte uno de tantos orgasmos que mereces y que tengo la seguridad que hace tiempo no disfrutas.

Hay otros momentos en que imagino lo que seria llevar una doble vida, casi puritana en casa con tu marido y una puta que disfruta al máximo del sexo en un ambiente oculto clandestino, con tu cuerpo totalmente disponible para aquel que sabe bien como hacerte disfrutar. Escondiéndote al principio, pero haciendo cada vez locuras más arriesgadas y tratando de alguna forma de ser descubierta, te ayudaría como desearas pues soy consciente que necesitas correr ese tipo de riesgos para sentirte viva.

Me gustaría mostrarte una faceta que imagino te fascinará, se trata de incorporar al sexo un poco de dolor, pero nada exagerado, solo ese puntito que algunas veces se hace necesario.

¿Pero si fuera tu marido quien te descubriera, que crees que sucedería?

¿Se adaptaría a la nueva situación, cuando comprobara que es mejor compartir a una puta que seguir follando con una santurrona, o tendríais problemas de pareja? Y más importante todavía ¿Te importaría mucho la opinión de ese memo que solo piensa en sus negocios?

Sea como sea, quiero que sepas que no ha sido casualidad que encontraras estas hojas, las he dejado en la impresora expresamente para ti.

Por si decides traérmelas, pasare toda la tarde en mi habitación esperándote, si por el contrario las destruyes entenderé que me he equivocado y que he interpretado durante años una serie de señales de forma errónea.

Me fui a mi habitación pensativa con las hojas en la mano, y en unos instantes tomé una decisión.

Con los pendientes y la cadena del tobillo como única vestimenta, con las hojas en una mano y una cajita cuyo contenido hacia mucho que no empleaba en la otra, me fui a la habitación de Pablo y desde el quicio de la puerta le dije.

Traigo esto que es tu guion, bueno el nuestro y espero que seas capaz de seguirlo a rajatabla, no me gustan los fantasmas.

Todos esos días en el solario mientras tomaba el sol desnuda, pidiéndote que me pusieras crema mientras una tremenda erección se notaba en tu bañador, esas miradas de bobo siempre que llevaba un ligero o generoso escote. Naturalmente que me había dado cuenta, deseaba y esperaba que me dieras una señal porque era incapaz de tomar la iniciativa.

Solo espero que realmente seas quien me guie porque estoy un poco desentrenada, pues como bien dices ese MEMO solo se ocupa de sus negocios y me tiene muy desatendida, y si, si estaría dispuesta a eso que dices del puntito de dolor, solo espero que sepas como utilizar esto que traigo aquí, con tu padre lo empleaba, pero desde que se fue no ha salido de esta caja.

Se trataba de una serie de agujas de diferente tamaño, unas pinzas alargadas con tensores y anillas para colgar pesos de pesca, que sirven tanto para los pezones, como para los labios vaginales y el clítoris y dos docenas de plomos de pera con sus ganchos para que pudieran hacerse “rosarios”.

Antes de nada me pidió que la castigara y que después ya siguiéramos mi guion, para ello atravesé los pezones con las agujas según me fue indicando. Coloque pinzas en los labios vaginales mientras se sujetaba a los pies de la cama, llegue a colgarle hasta cuatro plomos de 100 gramos en cada uno, después me dijo que sacara las agujas de los pezones y que ignorando la poca sangre que salía le colocara pinzas también allí, me miraba con una cara de vicio que me fue imposible negarme.

Separo sus pies de la cama, para que colgaran las pinzas casi verticales y también allí coloque varios pesos, entonces como no tenia otra cosa le saque la funda a mi almohada y con ella la fui azotando, cada vez más fuerte como ella me pedía, cuando me negué a seguir, con lagrimas en los ojos me dijo si la quería besar antes de sacarle todo aquello.

Me subí a la cama para que no cambiara de posición, y no tan solo la besé de forma desesperada, sujetándola por la cara primero y agarrándole la garganta después estrangulándola un poco, mientras mi lengua exploraba todos y cada uno de los rincones de su boca, cuando nos separamos me coloque detrás suyo y comencé a hurgar en su entrepierna.

Fui separando sus pies con los míos hasta dejarla espatarrada, entonces comencé a pasearle el capullo por la entrada del culo, cuando comenzó a suspirar, me aparté lo justo para colocarme un condón, y sin darle tiempo a reaccionar la enculé de forma poco delicada.

Cada nuevo caderazo le arrancaba un lamento, ya que las pinzas y pesos seguían en su lugar, pero lo cierto es que pronto esos lamentos se trocaron en suspiros, y le fui dando hasta que alcanzó un sonoro orgasmo, no continué más que un poco pues tenia otros planes, salí de ella y después de sacarme el condón, la fui despojando de toda la quincalla que ocupaba sus partes más delicadas.

Cuando quedó libre del todo, me tendí en la cama y con decisión le dije que me la mamara hasta conseguir que me vaciara por completo en su boca , no hizo falta especificar nada más, me hizo una mamada que con ninguna de mis amigas habría soñado siquiera, cuando comencé a soltar lefa no dejo que se escapara ni una gota y después, después seguimos en la cama hasta pasadas las doce de la noche, en que nos levantamos para tomar una ducha y comer algo.

Realmente mi madre es una puta muy desaprovechada, bueno fue hasta ese día lo de desaprovechada, lo de puta lo fue, lo es y lo seguirá siendo porque lo lleva en los genes.

Me contó, cuando nos acostamos otra vez para acabar de pasar esa noche que fue la primera de muchas, que mi padre se había ido porque era incapaz de seguirle el ritmo, pero que cuando él se fue creyó que nunca más seria capaz de encontrar a nadie que fuera capaz de satisfacerla en lo que más le gustaba, y que simplemente lo había dejado como algo imposible ya, decía que temía entregarse a alguien al que no le tuviera la suficiente confianza.

A la mañana siguiente, después de despertarme paseando su lengua por mi cuerpo y hacerme una esplendida mamada, nos duchamos juntos y después de desayunar me dijo que tenía que hacer algunas llamadas.

Me fui al ordenador a consultar el correo pero preste atención a la “media conversación” a la que tenía acceso.

Hola Juan buenos días ¿Todo bien, algún problema en que me necesites y te pueda ayudar?

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Si, no te apures por eso, la semana próxima a más tardar Pablo empezara a ir por la empresa y le iras enseñando lo necesario como hablamos. Pero necesito que me digas como se llama el director de la agencia del banco con el que trabajamos, y que lo llames para decirle que en unos minutos lo llamaré yo.

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Mejor no preguntes, pero es que he de hablar con él seriamente.

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¿Luis Aizpurúa? Muchas gracias Juan, mañana te llamo si no es que necesitas nada antes de mi, cuídate y piensa en tu próxima jubilación, ya esta cerca y sabes que te agradezco mucho lo que haces por nosotros.

Poco después marcó otro número y con una voz que no le había oído nunca, suave pero beligerante comenzó a decir.

Buenos días, ¿El señor Aizpurúa?

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Muchas gracias, si espero.

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Hola buenos días, me llamo Sara y hace muy poco, le habrá llamado Juan Gómez para anunciarle mi llamada.

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La verdad es que tengo una petición poco usual que hacerle, pero que representaría para mí una muestra de buena disposición por su parte, y así no tendría ningún motivo, para cambiar TODAS las cuentas de la empresa a otra entidad.

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Lo que necesito es, el extracto de los últimos 20 movimientos de las tarjetas de Raúl López mi marido, que también tiene sus cuentas ahí, y me refiero a TODAS también las de empresa.

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Si ya sé que es algo irregular del todo y por eso se lo PIDO como un favor personal, no quiero pedírselos a él y es por eso que se los pido a usted. ¿Tiene mi número?

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A ¿mi correo también? estupendo en ese caso espero noticias suyas pronto, que pase un buen día y muchas gracias.

Dos días después, a media tarde llegó Raúl y después de saludarlo me fui a mi cuarto, no quería ser testigo de lo que se avecinaba, pues intuí por la cara de mamá que pasaría algo gordo.

¿Qué tal el viaje? Supongo que lo habrás pasado bien con tu secretaria, no trates de disimular ni negar nada, lo de las cenas tiene su lógica, pero también sé que os inscribisteis en varios hoteles como pareja, en habitaciones de una sola cama y no creo que lo hicieras por economizar cuando solo en mini bar hay una partida de 800€ en elDolce Chantilly, apenas a 50 kilómetros de Paris.

Me parece bien lo que decidamos ahora, podemos separarnos y vivir cada uno su vida, o seguir juntos y ser discretos, viviendo eso si cada uno la vida como mejor le plazca, eres quien decide.

Con voz lastimera comenzó a decir Raúl que no se repetiría, pero mamá lo cortó de inmediato y con rotundidad dijo.

Si o no tu decides, no me sirve que me digas que cambiaras, estoy harta de soportar tonterías y quiero saber a que atenerme contigo, yo también tengo a alguien que me satisface plenamente y mejor que tu, por tanto si decides quedarte te instalaras en una de las habitaciones pequeñas, pero NUNCA más tendremos sexo.

Oí decir a Raúl que de momento se quedaría, y que quizás en un futuro se iría definitivamente si es que eso se podía posponer un tiempo, mamá le dijo que siempre que no interfiriera de ningún modo en su estilo de vida se podía quedar el tiempo que quisiera.

Poco después nos sentamos a cenar, al terminar parecíamos una familia corriente y cuando decidieron dar la velada por terminada fuimos a acostarnos, mama me tomo de la mano y entramos en su habitación ante la mirada atónita de Raúl.

Se quedó en casa solo unos meses, al parecer lo muy escandalosa que se había vuelto mama cuando fui perfeccionando mi técnica con ella, le mostraba lo mucho que se había perdido por causa de los puñeteros negocios y los juegos con la, o las secretarias y a saber quien más, por mi parte me plantee seriamente ser el hombre de la casa.

A la semana siguiente del regreso de Raúl, comencé a ir a la empresa para que Juan me fuera presentando a los clientes y proveedores, además de ir mostrándome el funcionamiento de la empresa, en cuestión de semanas Juan solo aparecía de vez en cuando, después una vez al mes hasta llegar a navidad, que fue cuando se jubilo definitivamente.

Ahora por fin soy feliz otra vez, no se el tiempo que Pablo seguirá a mi lado como amante, pero un solo día con él, es mucho más intenso y placentero que todo un mes entre las redes de mis dos maridos, el primero por no ser capaz de seguir dándome lo que necesitaba, y el segundo por no interesarse siquiera por averiguar que era lo que precisaba para ser del todo feliz.

He pensado en hacerle un regalo a Pablo, seguro que unos aros en los pezones y otro en el clítoris le encantaran, y a mi también cuando les sepa dar una buena utilidad.