Unas fiestas paganas

Unas fiestas de mucho calado

__*Desde hacía bastantes años que en Aldeanueva del manzano  y en la primera semana de Agosto se celebraba unas fiestas que en ningún otro lugar se habían atrevido a copiar. Pero es que como aquel pueblo no había otro en miles de leguas. Llegado el día lo que no se hacía nunca quizá por qué los curas de la época eran más antiguos que las Pirámides de Egipto, se hacía en aquellas fiestas y sin que nadie recordara a quien se le ocurrió esta clase de celebraciones.

En aquel Villorrio Perdido siempre despuntaron elementos de mucho cuidado, que a brutos nunca nadie les ganó. El célebre año que relatamos el nuevo Cura que llegó a la Parroquia no quiso que aquellos festejos se celebrasen, que aquello ni era de Cristianos, ni de Creyentes que aquello más se parecía a la antiquísima Sodoma y Gomorra, cundo él lo que deseaba era que todos los vecinos de allí fuesen al Cielo que para esto lo habían enviado los Santos Padres de la Iglesia Católica de Roma.  Aquellos festejos duraban dos días y dos noches sin interrupción pero si muy aprovechados.  Durante estos dos días todos los habitantes que quisieran gozar se disfrazaban con unos ropajes como los que llevaron los Frailes en la antigüedad que incluso les tapaban la cara. Para distinguir los sexos llevaban bordados en la Túnica un higo verde las Damas y un par de huevos los Caballeros.  Así no había que confundirse cuando los varones metiesen mano a alguna hembra en la entrepierna y se encontrasen con un zipote como un leño. Se habían dado casos no ni uno ni dos sino miles que bailando con unos vasos de más al meter la mano se encontraban con la ingrata sorpresa. Para esto no eran necesarios los festejos a los que acudían gentes de lejanos puntos atraídos por unos festejos que no se daban en ningún otro Villorrio. Para que todos se pusiesen animados ponían en cada esquina un gran barril de vino. A partir de media tarde todos  estaban animados y más con la Banda de música tocando el imno de la villa a todo soplido, " La Banda está borracha"___

Muy antiguamente el imno de la Villa era muy patético y decidieron poner otro más alegre. Y lo consiguieron. Pero estos nuevos festejos se toparon con el Nuevo Cura que no los quería que él lo que quería era mandar a todos los de allí al mismísimo cielo. No se daba cuenta que aquello era imposible, que desde que el Creador empezó con el barro a hacer los humanos siempre hubo de ellos que por una causa u otra iban al infierno. No tenían remedio. Cuando los Mozos de allí supieron lo que quería el Cura, o no quería_ fueron ha hablar con el Alcalde. Este no quiso pasar por encima del hombre de la Sotana y mantuvo la prohibición. Aquello fue el detonante para que aquellos aguerridos Mozos se pusieran manos a la obra. A mala leche nadie les ganaba. La lección se la darían al de la sotana y al que llevaba la vara de Alcalde. Ellos sabían cómo hacer entrar en razón hasta las mulas del pueblo. Unos días antes de las fechas previstas para las fiestas que no se iban a celebrar al Cura y ya de madrugada le colgaron un cartel ante su puerta que decía "SI EN ESTE PUEBLO NO NOS DEJAN TOCAR CHOCHOS, A TI NO TE DEJAREMOS TOCAR EL DE TU CASERA QUE DICES QUE ES TU SOBRINA. Y ESTO NADA DE NADA. al lado del cartel colgado estaban las voluminosas bragas de la Casera del cura, que se las quitaron estando tendidas al sol en un balcón. _ Todo el pueblo pudo ver la venganza de aquellos mozos de armas tomar. Pero no acabo aquí la cosa. Dos días después y desde el Campanario de la Iglesia tiraron la Cabra más hermosa y además preñada del Alcalde, la pobre bestia reventada quedó entre la puerta de la Iglesia y la casa del cura. Las fiestas del Pueblo empezaron como siempre se hacían la primera semana de Agosto. A primeras horas de la mañana ya se podían ver los primeros disfraces. Tal como fueron pasando las horas llegaron visitantes de otros puntos también disfrazados y con ganas de meter mano por allí abajo y los disfraces con el higo verde bordado tampoco se quedaron cortos o cortas. __Tan pronto apareció la Banda entonando el imno el de la Banda está borracha, claro allí se empezó con todo el jolgorio imaginable, mientras los toneles del vino se iban vaciando más que deprisa._

La Viuda del difunto  Don Dámaso, sería la primera vez que participaría en aquellas Fiestas. Mientras vivió el marido nunca le permitió participar. Era un hombre que también quería ir al Cielo. Cuando llegó la hora del baile en que el Cielo oscurecía Doña Leocadia, la viuda de Don Dámaso, se fue para el baile amenizado con los de la "BANDA BORRACHA"  estos también iban tocados por aquel brebaje de 15 grados. Todos ellos ya tenían las cejas hinchadas de tanto tintorro tan fuerte como la pólvora. Los primeros compases no pudieron tocarlos por qué no lograban ni soplar. Pero al fin y a trancas y barrancas si pudieron, aunque como si fueran una olla de grillos. __Doña Leocadia, hermosa como estaba, ya la solicito uno de aquellos disfrazados con buena percha. Doña Leocadia no se hizo de rogar, muy pocas veces en su vida había tenido un hombre en brazos que no fuese su difunto marido. Aún no habían dado media docena de pasos cuando en su entrepierna sintió el grueso bulto de aquel ejemplar. Ella no dudó en apretarse un poco más. Gozadora como estaba poco tardo en bajar su mano para cerciorarse que aquello era un mango de azada de mucho calibre. El gachó tampoco se anduvo con remilgos, su mano derecha la puso en aquel espléndido culo de yegua fondona. Este al oído le pregunto si era aquello lo que necesitaba.? Ella en un susurro le dijo que si. Eres Forastero, le pregunto. Si lo soy, y como comprenderás he venido para disfrutar de una buena hembra y creo que ya la he encontrado, me equivoco? Esto me lo dirás después, no te parece ?__Cuando quieras nos vamos a mi casa continuo ella_ es cuestión de no perder el tiempo. Tan pronto llegaron a casa ambos se quitaron aquellos engorrosos disfraces, si al hombre le pareció una muy buena montura a ella le impacto la prestancia de aquel Semental recién conocido.- En cuando pudo ver aquel grueso Zipote se quedó asombrada de aquel tamaño que no imaginaba existiese. El hombre sintió lo mismo al ver aquellas dos _Anforas que tenía por pechos. En cuando pudo admirar su voluminoso culo supo que allí gozaría como nunca lo había hecho. Cuando el peludo semental le metió su tranca en el chocho ella se abrazó a su cuello y buscando su boca le metió la lengua dentro para que se enredase con la suya. La Polla de este empezó con un bombeo rítmico que a ella la hacía gozar como a una cerda salvaje. El hombre cuando notó que ella estaba llegando al clímax le metió dos dedos por el ano que la hicieron correrse con lujuria descontrolada. Mientras su jinete le llenaba el coño con su espesa leche. El Semental solo tardo veinte minutos a tener su Priapo empalmado otra vez, y poniéndola de rodillas encima de la cama dejó caer encima de su polla un escupitajo y tanteandole el ano le clavó su voluminosa daga. El chillido se tuvo que oír desde lejos por qué varios perros empezaron a ladrar furiosamente por el vecindario, Ya era de día cuando Doña Leocadia la emprendió con aquel arrugado Priapo. Su dueño  continuaba dormido como un saco de cemento. Todo y con ello, logro  que se volviese a poner.  en erección, ella continúo con aquel placer que le daba tenerlo dentro su boca. Con sus huevos hizo lo mismo hasta que su poseedor despertó completamente. Ella, montándose encima se colocó en su chocho el grueso Priapo,  sentir dentro de ella aquel duro mango la hacía sentir como la más feliz de todas las hijas de Eva. Una vez más, un virulento orgasmo la transportó a un Paraíso desconocido.

Cuando despertó su hermoso semental se había ido. Encima de la mesita una nota le decía que estar con ella aquella noche había sido una experiencia maravillosa y que la recordaría siempre. Ave María purísima. Sin pecado concebida. He pecado mucho Padre. Que te ha pasado hija mía ?_Encontré a un forastero en el baile y me lo llevé a casa. me volvió loca ! Estas fiestas Paganas no tendrían que ser, hija, serán muchos los que irán al infierno.  Reza treinta Padrenuestros y treinta Rosarios, tus pecados serán perdonados. Cuando Doña Leocadia dejó atrás el confesionario el Cura pudo admirar uno de los culos más hermosos jamás vistos más incluso que el de su casera. Sin saber por qué envidio al hombre que se la estuvo tirando durante horas.