Unas cortas vacaciones

Irnos los tres a un hotel de playa donde nadie nos conociera y provocar a mi madrastra y mi hermanastro hasta que no puedan más ¿qué puede ser mejor que eso?

-¡Andre!, ¿puedes por favor despertar a tu hermano, que tenemos que desayunar e irnos  al aeropuerto?-

-Si mami, claro- le respondí con una sonrisa.

Esto es muy cómico, pensé, ni mi hermano es mi hermano, ni mi mamá es mi mamá, pero siempre nos hemos llamado así. Resulta que mi verdadera madre, ya divorciada de mi papá, conoció al padre de Alex siendo éste divorciado también, quedándose con Alex. Cuando ambos se casaron, los dos teníamos apenas 2 años y así que nos criaron como hermanos, aunque éramos de distintos padres y madres. Luego mi madre murió en un accidente de tránsito y un tiempo después, mi padre (realmente el de Alex) conoció a Agustina, con la que se casó, convirtiéndose así en nuestra madrastra. Así vivimos por quince años, una familia muy unida y feliz.

Finalmente, hace dos años el padre de Alex también murió, con lo que quedamos sólo los tres. Poco después Alex y yo tuvimos que irnos a nuestras respectivas universidades y por primera vez empezamos a vivir separados. Quizás a la que más le pegó la separación fue a nuestra madre Agustina, que nos quería más que si fuese nuestra madre física.  Cada vez que podíamos, regresábamos a la casa a pasar unos días con ella, aunque la mayoría de las veces no nos coincidíamos Alex y yo, pues siempre uno de los dos tenía algo que le impedía venir.  Esta vez nos coordinamos con suficiente anticipación para irnos a la playa juntos. No eran muchos días, nos iríamos el viernes al mediodía y nos regresaríamos el domingo en la noche, pero estaríamos juntos y eso era lo importante.

Ambos habíamos llegado el jueves en la noche, manejando a la casa por varias horas, cada uno desde su universidad. Yo me acosté en mi antiguo cuarto apenas llegar, pues estaba muy cansada. Ni siquiera saludé a Alex, pero por lo mismo, pude levantarme más temprano y pasar un rato en la cocina conversando con Tina. Tina es como le gusta a mi mamá que la llamemos ahora que somos grandes. Considerando que apenas me lleva 17 años (yo tengo 20 y ella tiene apenas 37); mas que madre e hija, parecemos hermanas. El caso es que me senté con ella a conversar en la cocina, tomando café. Me habló un poco de su soledad, de no tener con quién conversar y aunque no me lo dijo, me di cuenta que también era la falta de sexo. Tina era muy joven cuando se casó con mi padre y probablemente él había sido el único hombre de su vida. Y ahora, a los 37 años, le era muy difícil empezar a buscar pareja.  Entonces, una idea empezó a forjarse en mi mente… pero por lo pronto tenía que despertar a Alex.

Cuando llegué a su cuarto, abrí la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido. Igualmente nunca me pasó por la cabeza tocar, siempre habíamos sido muy unidos y no teníamos secretos el uno al otro, por lo menos hasta que nos fuimos a la universidad hace dos años. Además, quería mirarlo un rato en silencio… se había convertido en hombre tan buenmozo.

El caso es que entré al cuarto con mucho sigilo, esperando poder verlo dormido. Se me aceleró el corazón cuando lo ví. No sólo estaba dormido, tal como yo quería, sino que estaba acostado boca arriba y apenas cubierto por una sábana que le llegaba sólo hasta la cintura.

Él siempre había sido atlético. En realidad, los dos habíamos practicado mucho deporte, él natación y yo carrera. Y éramos buenos, lo que había hecho que Tina se hubiese pasado la mitad de su vida llevándonos o trayéndonos de alguna competencia.

Me recosté de la pared y por unos minutos pude disfrutar la vista del cuerpo de Alex a mi gusto. Tenía el pelo castaño como yo, pero el mío era muy liso y de él rizado. Los músculos de su abdomen y el pecho se le marcaban perfectamente, se veía que seguía haciendo ejercicio. Tenía muchos pelos en el pecho y cuando competía solía afeitárselo, pero ahora no. De hecho una deliciosa pelusilla bajaba del pecho por el centro de su abdomen hasta desaparecer bajo la sábana. Me quedé pensando en cómo se vería allá abajo… sintiendo como se le aceleraba el corazón. Era un espectáculo adorable.

Entonces recordé como jugábamos cuando niños, como nos montábamos en la cama y luchábamos y nos divertíamos y se me ocurrió que me encantaría despertarlo así.

Despacio me acerqué a la cama y planifiqué mis movimientos para montarme sin despertarlo. Con cuidado, puse un pie en el colchón al lado de su pierna y luego fui pasando el peso de mi cuerpo a ese lado hasta que pude levantar la otra pierna y pasándola sobre su cuerpo quedé parada sobre él. Finalmente me bajé hasta arrodillarme sobre él, con las piernas a cada lado de sus caderas.

Entonces me incliné hacia adelante, para poder inmovilizarlo sujetándole las manos. Entonces me di cuenta de que cuando hacíamos esto teníamos más o menos la misma fuerza, pero que ahora él era mucho más fuerte y no lograría nunca inmovilizarlo, pero igual me sentía eufórica y lo intentaría.

Cuando me sentí cómoda, bajé mi cuerpo para sentarme sobre sus caderas al tiempo que le agarraba las manos y le dije casi en la cara:

-¡Ríndete!-

Entonces, antes de que Alex me contestara, me di cuenta de que había algo raro. Al sentarme en sus caderas, me encontré que había una cosa dura debajo de mi, una cosa que nunca antes había estaba ahí y que sólo había detectado al sentarme. Me quedé paralizada, tratando de pensar qué era eso, pero para cuando me dí cuenta, ya todo mi peso estaba sobre él.

Por otra parte, un agradable calor subía desde mi entrepierna, haciéndome estremecerse de placer.

-¿Qué es esto? ¿Qué haces?- preguntó Alex despertando.

No pude contestar de inmediato, todavía bajo la impresión de haberme sentado sobre el muy duro y grande miembro de Alex.

-Eeehh- balbuceé.

-¡Andre, Tienes que quitarte de ahí!- dijo Alex incómodo de que su hermana lo haya descubierto excitado. No sólo eso, sino que se había sentado justo en su güevo, que como todas las mañanas, amanecía duro. Pero aunque tenía la fuerza para quitarme de encima, no hizo nada aparte de protestar débilmente.

-¡Primero tienes que rendirte!- dije finalmente reaccionando, mientras mi mente seguía procesando el hecho de estar sentada justo sobre el güevo de Alex. Y no sólo eso, sino que yo no llevaba mucha ropa, apenas una franela blanca de algodón, sin sostén por supuesto, unos shorts de correr y una tanga minúscula. Por su lado, Alex se hallaba arropado sólo con una sábana y no parecía no llevar nada debajo, así que no había mucha ropa que amortiguase la dureza y el tamaño de la verga de Alex. No es que yo fuese una experta, pero había tenido su cuota de novios en la universidad y esto que tenía debajo era de lo mejorcito que recordaba.

-Bueno, bueno. Me rindo- dijo Alex todavía sin saber qué hacer.

Entonces le solté las manos y me erguí derecha sobre el cuerpo de Alex, con lo que aumentó mi peso sobre su miembro. Claramente sentía como éste se encajaba perfectamente a lo largo de mi vulva que empezaba a humedecérseme a alta velocidad.

-Mamá me mandó a despertarte. Tenemos que desayunar para irnos-

-¡Coño! Se me había olvidado- dijo Alex.

Entonces, sin pensarlo mucho, moví ligeramente mis caderas para que el güevo me acariciara. Sentía como la excitación sexual comenzaba por apoderarse de mis sentidos. Mi falta de sexo de los últimos meses no ayudaba mucho a la situación.

-¿Qué haces Andre?- dijo Alex, preocupado por los movimientos de mi cuerpo y la presión sobre su güevo. Parecía estar luchando entre la muy agradable sensación que sentía y el hecho de que esa sensación fuese causada por su hermana.

Para colmo, también pudo ver que mis pezones se habían erguido y presionaban contra la delgada tela de la franela.

-Ay, hermanito… estás tan… - le dije sin encontrar las palabras correctas.

-Tu también estás muy buena, Andre, pero somos hermanos- dijo Alex

-Sabes que no somos hermanos de verdad- le respondí volviendo a mover las caderas, esta vez un poco más obviamente. Más calor subió de mi vientre, al tiempo que sentía como me humedecía más y más.

-Si, pero… igual no me parece correcto- dijo Alex con dificultad, pero sin hacer nada para que me quitase de encima. Obviamente tenía problemas para rechazar mis caricias.

-Vamos a ver, no me vas a decir, que no te mueres por acariciar de éstas- le dije agarrándole las manos y poniéndomelas en mis tetas.

-Mmmm- gimió Alex, dejándome hacer, pero sin apretármelas. Entonces quité mis manos, pero él siguió con las suyas sobre mis tetas.

-Pero no te preocupes, ahora no te voy a coger- le dije -aunque no por falta de ganas, sino de tiempo-

-¿Cómo?- dijo Alex confundido.

-Si, ahora tenemos que levantarnos, pero en Aruba… en Aruba pueden suceder muchas cosas- le dije moviendo mis caderas una vez más adelante y atrás, mientras su güevo me acariciaba deliciosamente toda mi raja -además que… tengo un plan que quiero compartir contigo-

-¿Qué plan?- dijo Alex totalmente confundido.

-Esta mañana, cuando me levanté, encontré a Tina en la cocina y estuvimos hablando largo rato- le dije.

-No me acostumbre que le digas Tina a mamá- me dijo.

-Es mejor para ella- le respondí, para luego seguir -¿Sabes que tiene como 5 años que no hace el amor?-

-¿Quee? ¿Porqué 5 años? Papá murió apenas hace 2 años-

-Si, pero estaba enfermo. Y recuerda que era mayor que ella. Pero sea por lo que sea, hace años que no sabe lo que es tener sexo- el hablar de sexo me hizo moverme otra vez sobre su güevo, enviando deliciosas oleadas de placer desde mi vientre al resto del cuerpo. Los pezones me dolían de tan duros que estaban.

-No me lo imaginaba- dijo Alex. El seguía con sus manos en mis tetas. Mmmm.

-El caso es que ella no sabe cómo iniciar una relación, nunca lo hizo. Conoció a papá siendo casi una niña, se casaron y fue el único hombre en su vida. ¿Puedes imaginarte?-

-Jajaja. Eso no se ve hoy en día-

-¡Menos mal!- respondí, para luego continuar -Ahora, con 37 años no sabe por dónde empezar. Y necesita empezar. Es demasiado joven para renunciar al sexo-

-Estoy de acuerdo- dijo Alex que, finalmente había bajado sus manos de mis tetas a mis muslos desnudos y me los acariciaba disimuladamente o no tan disimuladamente quizás -Pero ¿qué podemos hacer nosotros?-

-Se me ocurre que la podemos ayudar- respondí -Lo primero es excitarla un poco, hacer que le den más ganas de hacer el amor-

-No se- respondió Alex.

-Oyeme. Excitada y con la ayuda de un poco de alcohol, será más fácil hacer que se decida a conocer algún hombre en Aruba-

-Aahhh. Ya entiendo. Me parece buena idea. Sin embargo, pero es como vamos a hacer para excitarla nosotros?-

-Es muy fácil- le dije al tiempo que me deslizaba a lo largo de su güevo una vez más -Vamos a jugar sensualmente con ella. Vamos a hablar mucho de sexo, mientras la tocamos y la acariciamos-

-¿Tocar y acariciar a mamá?-

-No es mamá, tonto, es Tina. La mujer-

-No entiendo-

-Es que tienes la sangre en el lugar equivocado- le dije restregándome otra vez lascivamente contra él -o quizás no tan equivocado. El caso es que queremos que se excite, pero tenemos que ser sutiles. Por ejemplo, abrazarla y disimuladamente dejar que tu güevo le roce la pierna o las nalgas-

-¿Y tu?-

-Yo no sé si ella responda a las caricias de otra mujer, pero definitivamente yo también voy a acariciarla y restregarme contra ella. Siempre midiendo sus respuestas. Si las toma bien o mal, si se excita o por el contrario, se espanta. Y contarle historias sensuales, hablarle de mis novios y de lo que me gusta que me hagan-

-Está bieeen- dijo Alex arrastrando un poco la voz, lo que me dijo que estaba muy excitado. Me encantó, pero en este momento no quería que acabara. Quería mantenerlo excitado a él también, así sería más efectivo.

Entonces me levanté y me bajé de la cama. La parte de sábana donde había estado sentada se había mojado y se transparentaba su güevo. Me mordí el labio inferior tratando de no lanzarme a comérmelo sin pensar en nada más.

-Vamos, vístete que tenemos que irnos-

-No me voy a parar hasta que te hayas salido del cuarto-

-Jajaja. ¿No quieres que te vea? Está bien así, igual ahora no tenemos tiempo- dije -Pero recuerda. Ahora sería perfecto que la abrazaras con esa herramienta…-

-Noooo. Primero tengo que hacer pipí y después veremos.

-Bueno. Tú sabes mejor que yo manejar tu herramienta. Haz como si quisieras acostarte con Tina y yo hago mi parte para que ella quiera hacerlo con algún suertudo de Aruba. ¡Ah! Y tú, nada de hacerte la paja. Te quiero fuerte y duro- le dije soplándole un beso mientras salía del cuarto.

Capítulo 2

Volví a la cocina. Tina estaba friendo tocino y el olor era delicioso. Seguía en pijama y con una ligera bata de algodón y el pelo recogido sobre la cabeza, dejando su cuello descubierto. Me le acerqué por detrás diciéndole.

-Ya Alex está despierto y viene en lo que se vista-

Entonces la abracé por detrás, apretándola con fuerza, haciendo que mis tetas, que todavía estaban con los pezones erguidos se pegaran a su espalda

-Uhhhmmm huele delicioso- le susurré al oído, dándole un beso en el cuello.

-Hey. ¿De dónde viene de pronto tanto cariño?- respondió sin apartarse, dejando que la besara un poco más.

-¿Qué? ¿No tengo derecho a darle un beso a mi “amiga querida”?-

-¿Cómo que me “amiga querida”?- respondió riendo.

-Alex y yo decidimos que en este viaje vamos a ser tres amigos, nada de mamá e hijos, eso te hace ver muy vieja- respondí mientras volvía a recorrerle el cuello con los labios, jugando con su piel.

-Jajaja. Nadie nos va a creer- dijo mientras seguía cuidando de la sartén.

-¿Cómo que no nos van a creer? Tu pareces más mi hermana que mi madre. Y si nos comportamos como amigos… de la universidad, nadie tiene que pensar nada-

-Bueno, como a Uds. le parezca. Ahora deja de babosearme el cuello que voy a sacar la tocinera y no quiero que se me caiga al suelo-

-No digas que estaba “baboseándote” el cuello- le reproché con una sonrisa -que sé que te estaba gustando-

-Claro que me gustó, pero igual. Ahora tengo que moverme y no quiero quemarme-

Me aparté de ella, pero me quedé pensando en que había reconocido que le había gustado. Es más, cuando me senté a la mesa pude ver que sus pezones estaban erguidos y levantaban la suave tela de la bata… ¿será que no lleva sostén? No recuerdo haber sentido la cinta del mismo en la espalda. Mmm, esto se pone interesante.

En ese momento apareció Alex ya vestido para el viaje, una franela Polo amarilla, blue jeans y zapatos sin medias. En el hombro llevaba su equipaje, el mismo que había traído de la universidad, una simple mochila. A veces pienso que me encantaría que las mujeres pudiéramos viajar así, con sólo una mochila.

-Hola mamá- dijo acercándose a Tina para abrazarla. Yo le pelé los ojos para que se fijara en lo que iba a decir:

-Tina nos preparó huevos con tocineta- le dije acentuando la palabra “Tina”.

En seguida se dio cuenta de su error y me miró con ojos de pedir disculpa. Yo le seguí “informando” para que no se volviera a equivocar:

-Ya le dije a Tina que habíamos decidido presentarnos en Aruba como hermanos-

-“Habíamos decidido” es mucha gente. Yo no he aceptado- dijo Tina protestando, mientras Alex la abrazaba y le daba un beso en la mejilla. Alex era mucho más grande que nosotras y Tina apenas le llegaba al cuello, por lo que éste tuvo que agacharse para besarla. El abrazo había sido un poco más largo de lo habitual, por lo menos eso me pareció a mí. Pero cuando Alex se separó de ella, pude ver que Tina estaba un poco sonrojada y sus pezones aún mas grandes.

Mientras comíamos seguimos conversando de hacernos pasar por “amigos”. Tina insistía en que nadie nos creería, pero Alex y yo la convencimos. Luego aceptó, pero todavía pensaba que quizás en vez de “amigos”, fuera mejor ser “hermanos”. Yo pensaba que siendo nuestra intensión mantener a Tina en un estado de excitación permanente, nos convenía más ser “amigos” que “hermanos”, pero eso no se lo podía decir a ella, así que insistí en lo de amigos de la universidad y finalmente así quedó acordado.

Después de desayunar con toda calma, nos dimos cuenta que teníamos que salir corriendo para el aeropuerto pues se nos había hecho tarde, así que Tina y yo salimos a terminar de arreglar nuestras maletas, dejando a Alex que limpiara la cocina.

Luego de dos angustiosas horas, estábamos sentados en el avión. Alex en la ventana, Tina en el medio y yo en el asiento del pasillo. ¡A Aruba nos vamos!

Antes de despegar, se me ocurrió una nueva travesura. Cuando el avión llegó a la cabecera de la pista, le dije a Alex y a Tina que me dieran la mano. Claro, como Alex estaba del otro lado, su mano y la mía se unieron en el medio, junto con la de Tina, que puso las dos suyas sobre las nuestras. La travesura consistía en que las tres manos se encontraban muy cerca del pubis de Tina. Mi mano era la que quedaba debajo y mis nudillos se apoyaban sobre la tela de su pantalón. Entonces, buscando la mejor posición logré que las fuéramos moviendo hacia donde yo calculaba comenzaba la vulva de Tina. Luego, cuando el avión empezó a carretear sobre la pista y pasó por dos alcantarillas o por unos baches, haciendo que nuestras manos se levantaran y cayeran sobre el regazo de Tina. Si había calculado bien, cada vez mis nudillos impactaban su vulva, justo donde yo quería. Ella, por supuesto, no dijo nada por lo que sólo podía esperar que mi truco funcionara y que la estuviese masturbando disimuladamente.

Luego de despegar, Alex trató de quitar su mano y yo intenté mantenerlas allí, pero entonces Tina también decidió moverlas fuera de su pubis, con lo que se perdió mi travesura.

Cuando íbamos a aterrizar, insistí de nuevo en unir las manos y otra vez me aseguré de ponerlas aún más en el triángulo entre las piernas de Tina y su pubis. Cuando el avión tocó tierra, me aseguré de golpearle contuerza el clítoris o por lo menos la zona donde debía estar éste. ¡Aruba aquí estamos!

Capítulo 3

La habitación no era muy grande, realmente era un poco pequeña para los tres, pero eso era lo que había y no íbamos a quejarnos. Una gran cama matrimonial dominaba la habitación. Enfrente, a los pies de la cama, había un pequeño mueble y detrás de éste un sofá. A la derecha, un balcón minúsculo con un par de sillas. Del otro lado una mesa baja para poner las maletas y la puerta del baño. Este era medianamente decente: una ducha con puertas de vidrio, una poceta y un lavamanos. Estaba pintado de blanco marfil, con cuadros con motivos marinos. Realmente no estaba mal.

-¡Una sola cama!- dije mientras pensaba cómo iba a sacar provecho de eso.

-Si- respondió Tina -no quedaban con dos camas, así que tendremos que compartir-

-¿Y yo?- dijo Alex protestando.

-Por supuesto que a ti te toca el sofá- respondió Tina.

-¡No es justo! Por lo menos podríamos tirarlo a la suerte-

-Ninguna suerte- dijo Tina -Te vas a sofá-

-Jajaja- me reí, sin haber resuelto el problema, pero segura que algo se me ocurriría.

-Y ahora a ponernos los trajes de baño, que son las 3 pm y todavía tenemos unas horas de sol- dije y abriendo mi maleta y saqué uno de mis bikinis, empezando a desvestirme allí mismo.

-¿Vas a cambiarte aquí mismo?- dijo Tina mirándome con desaprobación.

-¿Porqué no? Ya somos grandes ¿no?-

-Pero tu hermano…- empezó a decir Tina sin darse cuenta de que éste ya estaba desnudo y se estaba poniendo su traje de baño. Cuando volteó hacia él, se quedó sin palabras, viendo el hermoso cuerpo desnudo de Alex.

Este nos miraba sin dejar entrever ninguna emoción, pero estaba segura de que lo había hecho a propósito. Es más, por lo que yo recordaba de niña, él era capaz de desvestirse y ponerse el traje de baño antes de que nosotras lográramos siquiera abrir las maletas, por lo que estaba segura de que ahora se había desnudado especialmente despacio en beneficio nuestro.

Tina se quedó sin reaccionar un instante viendo a Alex y especialmente el güevo de éste, que aunque no estaba en estado de alerta, se veía apetitosamente grande. Luego se volteó hacia mí, sin saber qué hacer, encontrándose con que yo ya me había quitado la blusa y el sostén y estaba en proceso de bajarme los pantalones. Entonces ella se volteó hacia su maleta y empezó a rebuscar, sin atreverse a mirar a ninguno de los dos lados.

Ya Alex estaba listo, con uno de esos trajes de baño Speedo que utilizan en natación, que le modelaba el bien formado cuerpo. Yo me le quedé mirando, olvidando que yo estaba completamente desnuda. Él me devolvió la mirada y por unos segundos recordé lo de esta mañana en su camay en seguida mis pezones se dispararon. Él debe haber sentido lo mismo, porque su güevo de Alex comenzó a reaccionar en su encierro. Entonces, lentamente tomé mi bikini y empecé a vestirme, aprovechando que Tina no volteaba hacia nosotros.

-Creo que tengo un problema- dijo Tina.

-¿Qué pasa?- le pregunté ajustándome el bikini para que me cubriera todas las partes correspondientes, lo que no era fácil porque era bien pequeño.

-Creo que me dejé el traje de baño-

-Jajaja. Yo te prestara uno de los míos, pero no sé si te sirva- dijo Alex riendo.

-¡Qué gracioso!- respondió Tina.

-Bueno. Yo sí te puedo prestar alguno. Tengo uno que te podría servir- dije

-Si es como el que tienes puesto, sería lo mismo que me pusiera el de Alex- dijo Tina sonriendo.

-No seas boba. Ya verás como te sirve. Además es un poco más grande que éste- respondí. Lo que no era necesariamente una mentira, sólo que cuando decía que era “un poco mas grande” no me refería a mucho.

-No se…- dijo Tina.

-Vamos pruébatelo-

-Pero yo tengo más senos que tú-

-Si, pero lo importante que tenemos que cubrir son los pezones- le dije.

-Además, aquí todas las mujeres van topless. Sólo lo vas a usar hasta que lleguemos a la playa- dijo Alex.

-Están locos si piensan que me voy a bañar topless- protestó Tina.

-Blur, blur, blur- dijo Alex balbuceando como si estuviese loco.

-Bueno, bueno. Basta de protestas- le dije dándole mi bikini rojo -póntelo y veremos-

Tina lo agarró con aprehensión, viendo los dos pedacitos de tela sin mucha confianza y dirigiéndose al baño.

Mientras se cambiaba, Alex se asomó al balcón, sentándose luego en una de las sillas, lo que me pareció lo mejor, porque estaba a punto de saltar sobre él y comérmelo a besos.

A los pocos minutos Tina me llamó:

-Andre, ¿puedes venir?-

-¿Porqué no vienes tú?- respondí.

-No puedo. Ven por favor-

Cuando entré, pude ver el problema de Tina: la parte de arriba cumplía más o menos con su trabajo. Eran dos triángulos rojos con tiras que se unían al cuello y a la espalda. Los triángulos cubrían la mayor parte de las tetas de Tina, pero estaba segura que con el movimiento y la presión de la gravedad, poco a poco las tetas se irían escapando por los lados, pero eso se solucionaría de alguna forma. El problema era la parte de abajo, que era tan pequeña que los vellos del pubis de Tina sobresalían por el borde.

-No sé qué hacer con esto- dijo con cara de angustia.

Por un momento yo tampoco supe que hacer, pero pronto se me ocurrió una idea:

-A ver, voltéate- le pedí.

Entonces entendí el problema. Obviamente Tina no acostumbraba a utilizar tangas y por lo tanto la tira trasera del bikini pasaba por fuera de sus nalgas y eso impedía que por la parte de adelante, el bikini subiera lo suficiente.

-Ya sé lo que pasa- le dije.

-¿Qué es? ¿Tengo que buscar uno más grande no?-

-Nada que ver. A ver, mírame- le dije volteándome y enseñándole el culo -¿Qué ves?-

-¡Nada, tu trasero!- respondió.

-¡Claro! ¿Ves el traje de baño?-

-Uhh… no. Lo tienes entre… las nalgas-

-Exactamente. Lo mismo tienes que hacer tu. Tienes que hacer que el bikini se te meta entre las nalgas. Eso permitirá que la parte de adelante suba un par de centímetros y te tape esa pelambre. Que deberías afeitarte, de paso-

-¿Meterme la tira entre las nalgas?-

-Claro. Así se usan desde hace años. Tanga o hilo dental, se llama-

-Déjame ver- dijo Tina halando el traje de baño con cuidado.

-Vamos. Sin miedo- le dije -A ver, voltéate ahora-

Cuando Tina se volteó pude apreciar sus hermosas nalgas, ahora completamente descubiertas, con la tira del bikini escondida entre ellas.

-Wow, Tina, tienes un culo precioso. Además, con la tira del bikini entre las nalgas, éstas sobresalen un poco más y se ven mejor- le dije acariciándoselas un poco. Ella se movió inquieta ante el contacto de mis manos, pero no se apartó -Bueno, ahora vamos a ver como se ve por delante…-

Tina se volteó y pude ver que los vellos estaban cubiertos. No por mucho, pero no se veían. Probablemente si se metía en el agua tendría problemas, pero no le quise decir esa parte para no preocuparla.

-Ya los vellos están cubiertos- le dije -perfecto-

-Me siento un poco rara con esa tira metida entre las nalgas..-

-¡Ah! No te preocupes, en seguida te acostumbras. Mis pantaletas son todas así y ni cuenta me doy. Me parece natural-

-Bueno, tu eres casi una niña-

-¡Y tu también!- le respondí abrazándola, deslizando mis manos por toda esa piel al descubierto. Uhhhmmm… no sólo se veía deliciosa, ¡estaba deliciosa!.

La puerta del baño la había dejado abierta con todo el propósito de que Alex disfrutara de todo el proceso, pero no sé si lo hizo, porque el balcón donde estaba sentado quedaba relativamente lejos. En cualquier caso, apenas nos oyó salir se levantó y vino a nuestro encuentro.

-¡Wow! Esta sí que es una visión espectacular. Ambas están preciosas-

El verde de mi bikini y el rojo de Tina eran muy brillantes, y la luz que venía del balcón nos iluminaba perfectamente, lo que aumentaba la impresión que le producíamos a Alex. Por otra parte, la piel de Tina era muy blanca, nunca tomaba sol, y contrastaba con la mía, que estaba más bronceada.

-Bueno. Ahora vamos a robar corazones en esas playas- dije contenta.

Capítulo 4

-¿Será que comemos algo primero?- dijo Alex cuando bajamos del ascensor. No habíamos comido nada desde el desayuno y ya eran más de las 3 de la tarde.

-Estoy de acuerdo- dijo Tina, que sujetaba la cartera contra el cuerpo, tratando de ocultarse detrás de ella. No sabía si ponérsela frente a las tetas o frente al pubis, por lo que optó por ponerla en el medio tratando de cubrirse las dos partes… sin lograrlo, debo decirlo.

Yo veía nuestra imagen reflejada en los espejos de los pasillos del hotel y no podía menos que sentirme orgullosa. Tres bellos ejemplares de humanos, sanos, jóvenes y hermosos, caminando en busca de aventuras en un resort caribeño… sentía que podía enfrentarme al mundo ¡y ganar!.

-¡Mírense en los espejos!- les dije -¿No les dije que estamos bellos?-

-Jajaja- rió Alex -tienes razón hermana, perdón Andre-

-Si, siento que estamos un poco… desnudos ¿no les parece? y creo que tengo el trasero caído…- dijo Tina.

-No tienes nada caído- le respondí -ya verás que todos los hombres, y algunas mujeres, se babarerán por ti-

Después de devorarnos unos sandwiches en una cafetería casi desierta, pasamos recogiendo unas toallas de playa especiales para los huéspedes que proporcionaba el hotel y nos adentramos en una playa cubierta con muchas plantas de cocos, uvas de playa y otros árboles que no reconocí. Entre los árboles había cobertizos de distintos tamaños en los que la gente se sentaba en sillas reclinables o directamente en toallas sobre el suelo, mientras tomaban el sol. La playa estaba un poco más adelante y algunas parejas se bañaban en el mar, que no tenía nada de olas.

-Ya ves, te dije que estábamos vestidos como todo el mundo- le dije a Tina, pasando mi vista a todo alrededor. Había tenido el cuidado de seleccionar un hotel en el que sólo se permitían personas adultas, nada de niños. Por supuesto, eso hacía que, aunque no era expresamente nudista, varias mujeres estuvieran completamente desnudas, otras topless y algunas pocas con sus bikinis completos. Los hombres parecían más conservadores, porque no vi ninguno desnudo, pero podía suponer que alguno de los que estaban en el agua podría estarlo.

-Ya veo- respondió Tina sonrojada al ver tantas mujeres con los senos al aire.

-Me encanta- dijo Alex-

-Vamos a tomar este kiosco- propuse, acercándome a uno cercano al agua. Tenía una mesa, dos sillas altas para sentarse a la mesa y tres sillas reclinables.

Después de dejar mi bolsa en la mesa, tomé mi toalla, la extendí sobre la silla, me quité el top del bikini y me senté en la silla, mientras me empezaba a ponerme crema protectora en la cara y sobre todo en las tetas. Aunque cogía sol tanto como podía, no era frecuente que lo hiciera topless y la piel de las tetas la tenía mucho más clara.

-Preciosas tetas, herm… Andre- me dijo Alex.

-Gracias- respondí mirándolo lo más seductoramente posible. También quería mantenerlo excitado.

-¿Quieres que te ayude a ponerte crema?- me dijo con cara pícara.

-Me encantaría, pero será en otra oportunidad-

-¡No digas eso, niña!- me dijo Tina mirándome desaprobadoramente con el ceño fruncido.

-Jajaja. No te preocupes Tina, tú también puedes ponerme crema en otra oportunidad-

-Por Dios, ¡qué cosas dices!- añadió Tina sonrojándose, pero con los pezones claramente erguidos bajo el minúsculo bikini. La idea podía horrorizarla, pero igualmente la excitaba.

Ellos se echaron también en sus sillas, Tina aplicándose crema por todo el cuerpo. Alex también le propuso ayudarla, pero ella lo rechazó igualmente.

-Nadie me quiere- protestó Alex -¡mejor me voy al agua!-

-Espérame. Yo también voy- le dije levantándome.

-Yo los acompañara- dijo Tina -pero no quiero dejar las cosas solas-

-Pero bueno ¿dónde crees que estás? Aquí no se van a robar nada. Por otra parte vamos a estar allí mismo. Desde allí podemos ver el kiosko y si alguien se acerca-

-Mmmm. Está bien, los acompaño- dijo Tina levantándose.

El top del bikini que le presté a Tina apenas cubría sus tetas, mucho más grandes que las mías. Así pues, cuando la tela se mojó en el agua, las dificultades aumentaron y sus pezones amenazaban con salirse. Por supuesto que no le dije nada.

Ella decidió nadar un poco, alejándose de Alex y de mí, mar adentro. Momento que yo aproveché para acercarme a él.

-¿Estás bien hermanito?- le dije acariciándole la espalda musculosa.

-Pensé que habíamos decidido que no éramos hermanos- me dijo volteándose hacia mi y fijando su vista en mis tetas sin disimulo alguno-

-Claro, claro- respondí disfrutando de cómo me veía, mientras mis pezones se erguían -¿Hay algo especial que te llama la atención?-

-Oh si. Hay unas colinas cerca que quisiera explorar…-

-Ya veremos. Tu no eres el único que tiene ganas de explorar… yo también quiero saber qué era lo que me molestaba esta mañana cuando me senté sobre ti-

-¿Algo que te molestaba? Pensé que era lo contrario-

-Bueno, si. Tienes razón, no era precisamente una molestia-

Mientras conversábamos girábamos uno alrededor del otro y aunque nuestros torsos estaban separados, mis piernas rozaban las suyas tratando de acariciarlas, al tiempo que él hacía los mismo conmigo.

-¡Hey! Regresé- oímos de pronto la voz de Tina a mi espalda.

Cuando me voltee vi que ésta había regresado de su nado. Respiraba agitadamente, pero estaba contenta de haber nadado. Se arregló los pelos que le chorreaban por la cara y nos dijo que ya se iba a salir del agua. Estábamos en una zona poco profunda y el agua del mar nos llegaba apenas al estómago. Cuando Tina dejó de nadar y se paró nuestro lado pude ver que las tetas se le habían salido completamente del top del traje de baño, que formaba una especie de bulto a cada lado. Tampoco esta vez le dije nada. Alex, en cambio se le quedó mirando embobado. Las tetas eran grandes pero se mantenían alto en el pecho, aún sin la ayuda del bikini.

-Yo también me salgo- le dije, comenzando a moverme para salirme.

-Pues yo nado un poco mas- dijo Alex -y luego me salgo-

Me imaginé que Alex no podía salirse pues com mis piernas había rozado varias veces su bulto, estaba completamente excitado y su güevo se le saldría del traje de baño o por lo menos formaría un bulto tan grande que lo verían hasta los mesoneros desde el restaurante. Así que una buena nadada lo ayudaría a controlarse.

Cuando ya estábamos casi en la arena, finalmente me volteé hacia Tina diciéndole:

-Creo que tienes que arreglarte el traje de baño… o quitártelo-

-¿Porqué?-respondió bajando la mirada y dándose cuenta de que tenía las tetas “al aire” y lanzó un grito:

-¡Ay Dios!- tapándose con las manos e intentando luego de acomodarse el bikini.

Pero no había forma de que Tina se pudiera cubrir bien. Además de las tetas, la parte de abajo del bikini se también le había bajado y una mata de vellos negros se asomaba por la parte de abajo del bikini.

-No hay forma de que no esté enseñando todo con este traje de baño- me dijo suspirando mientras nos sentábamos en nuestras respectivas sillas.

-Pues no estás enseñando nada que no esté a la vista en todos lados- le dije -Mira a tu izquierda. Esa muchacha de allá está completamente desnuda y obviamente no le importa. Y a tu espalda están dos parejas y las dos chicas están también desnudas y… si no me equivoco, uno de los hombres también. Todas las demás mujeres están topless…-

-No. Allá hay una que no está topless- dijo Tina defendiéndose, mientras peleaba con el top del traje del bikini que mojado, le costaba más que se acomodara y por un lado u otro, siempre se le salía una parte del pezón.

-¡Aaaahhh! Esto es imposible- dijo finalmente rindiéndose y quitándoselo definitivamente. Ahora, con las tetas desnudas como yo, se acomodó en la tumbona resignada. En eso pasó el mesonero y pedimos unas piñas coladas. Tina se sonrojó fuertemente, era la primera vez que estaba desnudo ante un extraño, pero el mesonero nos trató con la misma naturalidad que con que lo haría si estuviésemos vestidas.

Al rato regresó Alex, menos excitado y con el miembro menos prominente dentro del traje de baño. Yo todavía estaba caliente y mis ojos se fueron directamente a esa zona, recreándome con el pensamiento de todo lo que quería hacer con él.

-¡Hola!- dijo alegremente -Ya veo que alguien decidió plegarse al ruego de la mayoría-

-¿Qué ruego es ese?- preguntó Tina sin pensar.

-Al ruego de todos los hombres de la playa, y de algunas mujeres también, que soñábamos con mirar esas preciosas tetas; así como deben estar, desnudas y orgullosas-

-Eres un adulador- respondió Tina sonrojándose, pero no pudo evitar que sus tetas respondieran al elogio irguiendo los pezones otra vez.

-Pues no puedo menos que adular unas tetas tan bellas- añadió Alex.

-Y a mí que me parta un rayo- dije yo.

-Oh no, mi querida Andre… tú también tienes unas tetas magníficas y si me pusieran a escoger lo tendría difícil-

-Muy bien, procuraremos que no tengas que escoger- le respondí de una manera ambigua, indicando que quizás podría tener las dos… o ninguna.

-Pues esperaré ese momento con ansias- dijo.

-No sé qué esperas tú, pero por lo que a mi respecta, no tendrás nada- añadió Tina con una mirada neutra que no permitía saber cuales eran realmente sus intensiones.

-Pues no sabes de lo que te perderías. Me han dicho que soy un experto-

-¿Un experto en qué?- pregunté.

-Caricias, besos, mordiscos, chupadas, ya sabes todo lo que una bella teta se merece- siguió Alex sentándose en su silla.

-Suena interesante- le dije provocando más la conversación erótica -pero todavía no me convences-

-Es que la cosa descrita así en frío no es suficientemente clara. Tendríamos que hacer una clase práctica-

-Conmigo no cuentes- dijo Tina.

-Yo no descarto la posibilidad, pero tienes que hacer más para convencerme- dije.

-Muy bien, pero antes de convencerlas quiero pedirles un favor a ambas- dijo Alex.

-¿Qué será?- respondí mirándolo a los ojos. Mirada que él me retornó con picardía.

-Quiero saber qué es lo que más les gusta cuando hacen el amor. ¿Que les acaricien las tetas? ¿Qué les coman el coño? A veces uno no sabe muy bien qué hacer y te guías por el instinto. Así que me gustaría saber su opinión como usuarias-

-Jajajaja- me reí -¡vaya pregunta! ¿Vas a aplicar técnicas de mercadeo?-

-¡Pues no pienso contestar a eso!- dijo Tina fingiendo indignación.

-Pues ese es justamente mi problema. Uno se enfrenta a una mujer que conoces muy poco. Una que quizás está dispuesta a hacer el amor y uno no sabes exactamente qué hacer, por dónde empezar, qué le gusta mas…-

-¡Aaaahhh!- respondí riendo -Esa es justamente la mejor parte de la diversión, Alex. A mí, por ejemplo, me gusta que primero me besen mucho, que me acaricien el cuerpo. Digo los brazos, la espalda, las piernas, pero que las tetas y el pubis lo dejen para después. ¿Tú que opinas Tina?-

-Ya les dije que no pensaba responder a eso- respondió, pero podía verse que estaba muy interesada en la conversación y sus pezones parecía que explotarían de lo grande que estaban. Movía las piernas mucho, quizás tratando de acariciarse disimuladamente.

-Ok- asintió Alex -¿Y después?-

-Ajá. Ahí está el primer problema- dije -los hombres siempre están muy apurados. Su objetivo final es metértelo lo más rápidamente posible y todo lo demás son como “estaciones” que tienes que pasar para llegar a la meta lo antes posible. Te acaricio un poquito las tetas, luego la vulva y ¡zás, pa’dentro! No, no debes ser así-

Tina no decía nada, pero afirmaba con la cabeza. Ya nos habíamos tomado las primeras piñas coladas y nos habían traído más. Seguramente con el alcohol se le aflojaría la lengua.

-Tienes razón Andre. Supongo que es una tendencia universal-

-No sé si universal, pero la mayoría los hombres con que he hecho el amor parece que les pagaran por acabar lo más rápidamente posible-

-Jajaja- se rió Alex -no sé si esa sea la mejor descripción, pero es cierto-

-Tienes que leer los gestos. Si una mujer quiere que le acaricies las tetas, probablamente te las acercará de alguna forma. Sacará el pecho. No sé. Ella debería tratar de señalártelo-

-Nunca he estado con una mujer que haga eso- dijo Alex.

-A lo mejor lo hicieron y no te diste cuenta. A veces las mujeres pensamos que los hombres pueden leer nuestras señales y la realidad es que nunca lo hacen!-

También puede ser porque no tienen experiencia- intervino Tina finalmente. Le picaba la lengua por intervenir -Seguramente a la mayoría les pasa lo mismo que a ti, pero al revés. Están deseosas porque las acaricien, pero no saben bien dónde o cómo-

-Mmmm. Es posible- dijo Alex -Eran chicas de la universidad, muy jóvenes todas…-

-¡Espero que no te estés acostando con niñas!- dijo Tina.

-Claro que no- se defendió Alex -me refiero que eran más o menos de mi misma edad y seguro que la mayoría de ellas tampoco tenían mucha experiencia-

-Yo no es que tenga mucha experiencia- dije -pero si sé qué es lo que más me gusta que me hagan- dije levantado un poco las tetas, mostrando que en ese momento me moría de ganas por que Alex me las comiera a besos, pero obviamente éste no se dio cuenta.

-Pero sobre todo abajo- siguió diciendo Alex -las tetas son más o menos fáciles, pero la parte de abajo… nunca estoy muy seguro…-

-No sé qué decirte… -dijo Tina bajando la vista sin atreverse a decir más, así que tomé la iniciativa para animarla.

-Es lo mismo, siempre despacio. Tienes que acariciarle el clítoris y retirarte. Cambiar de velocidad, besarla por todos lados menos por donde ella lo espera… ¡y luego hacerlo! La sorpresa es un arma importante. Que ella no sepa lo que viene-

-Parece fácil, pero cuando estás ahí entre las piernas de ella…-

-¡Pero no es tan difícil!- protesté -¡Yo lo he hecho! ¡Yo he estado en las dos partes, tanto como receptora como dadora!-

Esa confesión causó sorpresa en ambos interlocutores.

-¿Que tú te has comido un coño?- preguntó Tina subiendo un poco la voz. Varias personas voltearon las cabezas, aunque no estoy segura de que hayan oido claramente la pregunta. Nos sentimos un poco incómodos y decidimos acercamos un poco más y bajar la voz. Ahora las tres tumbonas estaba juntas.

-Vaya, que no es que sea una lesbiana- respondí -pero el primer año en la universidad fui a una fiesta con una amiga y no había casi varones, así que empezamos a bailar juntas y nos bebimos unos tragos de más… y luego cuando llegamos a su cuarto… bueno… ella empezó a besarme y a mi me pareció agradable y… luego nos acostamos y ya saben el resto-

-¿Le hiciste el amor? ¿Le comiste el coño?- preguntó Alex excitadísimo.

-Ella me lo hizo primero a mí y me pareció que lo mas cortés era devolverle el favor. Así que como te dije, he estado en ambos lados del asunto y no me parece que sea tan difícil- le respondí.

-Claro, porque tu no tienes un güevo entre las piernas que está desesperado por entrar en acción.

-¡Pero ahí es donde está el truco- dijo Tina, una vez repuesta de la sorpresa de saber que yo había tenido una relación lésbica -tienes que frenar tus caballos y ocuparte de tu pareja hasta que esté satisfecha-

-¿Y qué es lo que más te gusta a ti?- volví a preguntarle a Tina -¿Cómo te lo hacía tu esposo Eduardo?-

-Ahhh, él era de lo más considerado-  tras varias piñas coladas, estaba más relajada y dispuesta a hablar se su  propia experiencia sexual -En realidad cuando nos casamos él también era un desastre. Yo tampoco tenía experiencia, el era mi primer y único hombre, por lo que estaba atenida a lo que él decidiera. Pero empecé a leer, en aquella época no había internet, y así averigüé que las mujeres también teníamos orgasmos y que podíamos masturbarnos y todo lo demás. Así que empecé a “entrenarlo” y pronto aprendió. Nunca aguantaba mucho, pero yo no le dejaba metérmelo hasta que yo había acabado una o dos veces. Unas veces con juguetes y otras haciéndole que me comiera despacio. Tal como te dije antes, jugando en toda la zona baja, sorprendiéndote con una caricia por aquí y otra por allá. Luego chupándote el clítoris por unos minutos y cuando estaba a punto de explotar, se separaba y me besaba por todas partes menos por ahí. Yo le rogaba que siguiera, pero él se negaba por un rato hasta que se me pasaba la urgencia… y entonces volvía a llevarme al borde del abismo… para dejarme otra vez-

-Wow- dije realmente impresionada. No me imaginaba que papá, bueno el papá de Alex, fuese así. Alex, por el contrario, parecía incómodo. Creo que no se sentía del todo bien, oyendo como hacía el amor su papá.

-¡Y no te olvides del punto G!- siguió Tina.

-¡Cierto!- dije.

-¿El punto G? ¿Y eso de verdad existe?- preguntó Alex.

-Por supuesto que existe- respondió Tina. Yo estaba toda mojada y sentía que los jugos de mi vagina bajaban por entre mis piernas. Tina parecía estar igual y a Alex ya no le cabía el güevo en el traje de baño. Lo tenía colocado de lado y parecía como ti tuviese un pedazo de tubería de 2 pulgadas de grueso y 20 cm de largo dentro del traje de baño. No veía el momento de meterme ese bicho dentro.

-En la parte de arriba de la vagina, como a un dedo de profundidad- dijo Tina haciéndonos luego una descripción con la manos:

-Supón que ésta es la entrada a la vagina- dijo haciendo con círculo con los dedos índice y pulgar de la mano izquierdo.

-Aquí, en la parte de arriba- dijo metiendo el índice y el medio de la mano derecha por el círculo y doblándolos hacia arriba -está el punto G. Al principio no es fácil de encontrar, pero si sabes lo que estás buscando, lo consigues. Es una zona un poco más rugosa-

-Una vez que lo consigues, empiezas a acariciarlo aplicando mucha presión- continuó Tina -Detrás tenemos el hueso púbico, por lo que puedes apretar con confianza. Con eso puedes hacer acabar a la mujer bien rápido. O puedes usarlo para alternar con el clítoris. Un rato uno y otro rato el otro. Pero recuerda, sólo después que la hagas acabar, puede meterle el güevo- terminó Tina con la voz un poco ronca y visiblemente excitada también.

Todos estábamos a punto de echarnos unos contra el otro a follarnos mutuamente, pero no sólo estábamos en público, sino que todavía no estábamos seguros de si los otros participarían. Por lo menos Tina. Ya yo sabía que Alex no se echaría para atrás, pero todavía no estaba segura de Tina.

Sinceramente esperaba que esta noche consiguiera una pareja y nos dejara el cuarto libre a Alex y a mí.

Capítulo 5

Después de la conversación en la playa estábamos los tres muy excitados, por lo que sin decirlo explícitamente, decidimos bajar un poco el tono y descansar cada uno en su silla, perdidos en sus pensamientos. Yo no sé de los otros, pero por un rato yo me recreé en cada una de las veces que me comieron el coño en el pasado, tratando de detectar los mejores momentos, hasta que me dormí.

Me desperté cerca de las seis de la tarde cuando el sol rozaba el horizonte y por un rato contemplé cómo se hundía en el mar. Cuando volteé, me di cuenta de que Alex y Tina también se habían despertado y habían disfrutado del ocaso.

Entonces discutimos qué haríamos en la noche. Yo quería salir a conocer algún restaurante nuevo, pero la cena estaba incluida en el paquete, por lo que nos convenía comer en el hotel. Así que así lo haríamos y luego saldríamos a algún sitio de música a beber, bailar y conocer gente.

Para bañarnos tuvimos que hacer turnos, no estábamos como para meternos juntos en la ducha. Primero fui yo, lo que me permitió establecer el estándard. Al entrar al baño, no me preocupé en cerrar la puerta, para que ellos pudiesen verme mientras me duchaba. Lo hice relativamente rápido, obviando la posibilidad de masturbarme pues quería mantenerme también en un alto nivel de excitación. Por supuesto que me lavé muy “profundamente” entre las piernas, haciendo la mayor cantidad posible de gemidos y ruidos para ver si me oían. Finalmente salí, secándome el pelo con una toalla y mas nada encima. Tina estaba en la cama viendo algo en su celular y cuándo me vio se sorprendió un poco. Alex estaba recostado en el sofá y simplemente se me quedó mirando con cara de deseo. Yo caminé hacia donde estaban las maletas y terminé de secarme despacio, de espalda a ellos, moviendo ligeramente las caderas. ¡Todo una actriz!

-Ahora voy yo- dijo Alex luego de un tiempo y levantándose del sofá, se fue al baño. Siguiendo mi ejemplo, dejó la puerta abierta. Se quitó el traje de baño y se metió en la ducha.

Yo terminé de secarme y tuve una nueva idea. Cuando había hablado de mi experiencia lésbica con mi compañera de cuarto, Tina me había mirado con ojos de curiosidad, no de rechazo, por lo que me pregunté qué pensaría ella si… Me volteé y caminé hacia la cama donde ella estaba todavía viendo hacia la puerta del baño. Desde su puesto ya no veía la ducha, pero se ve que había estado mirando a Alex.

-¿Puedo acostarme un momento a tu lado?- le pregunté.

-Claro, claro- respondió moviéndose un poco hacia el otro lado de la cama para dejarme espacio.

Yo me acosté de lado, acercándome a ella hasta que pude apoyar mi cabeza en su hombro y abrazarla. Asegurándome de que mis tetas se pegaban a su torso y mi pierna se montaba sobre las de ellas. Ella no se apartó, pero tampoco me abrazó. Claramente no sabía qué hacer.

-¿Cómo la estás pasando?- le dije apoyando mi mano libre sobre su estómago.

-Muy bien- respondió ella sonriendo -muchas gracias por estas vacaciones-

-Gracias a ti por venir, pero todavía estamos empezando-

-Si, es cierto. Y ha sido un comienzo muy… excitante. Me tienen… un poco “descolocada"-

-Jajaja- le respondí, mientras comenzaba a recorrer su cuerpo con la punta de mis dedos entre el borde del bikini y el brassier -¿Porqué te sientes “descolocada"?-

-No sé. Desde esta mañana me tratan con más… cariño que de costumbre. Me dan besos a cada rato. Me acarician. Me hacen cosquillas… jajaja-

-Es que te queremos más que nunca-

Tina seguía con el bikini puesto esperando para bañarse, pero acostada en la habitación ya no se preocupaba porque éste le cubriera tan bien como quería al comienzo. Eso significaba que la parte de abajo apenas le llegaba a mitad del pubis y una buena parte de sus vellos púbicos se asomaban por encima del borde del bikini. En relación a los pezones, uno estaba completamente fuera del top y el otro estaba sólo medio cubierto. Yo seguía acariciándola con la punta de los dedos y mis excursiones se hacía más y más amplias. Por un lado bajaba hasta el borde de sus vellos púbicos y por el otro subía a sus tetas hasta acercarme a los pezones. Y lo mejor es que ella no hacía nada por impedir mis caricias.

-Si. Yo sé que me quieren, pero ahora parece que me quieren… de otra forma. Por cierto, me quedé pensando esta tarde… ¿esa… relación que tuviste con tu compañera de cuarto…- dijo dudando en cómo preguntarme.

Justamente en eso estaba pensando yo. Ella estaba curiosa…

-¿No te sentiste extraña?- dijo finalmente.

Decidí tranquilizarla al mismo tiempo que animarla.

-Al principio si. Un poco. Hasta ese momento yo había estado sólo con hombres, pero nunca había sentido rechazo a los abrazos y caricias entre amigas, sólo que no le reconocía ninguna relación sexual- respondí mientras mis dedos subían por sus tetas y se acercaban a sus pezones, que estaban ya erectos.

-Cuando Magali me besó por primera vez en la boca, Magali es mi compañera de cuarto, lo hizo de forma tan gradual que no fue una sorpresa. Realmente yo estaba tan excitada que me encantó el beso. Luego fuimos pasando de una cosa a otra… y ya. No es que me gusten más las mujeres que los hombres, sólo que no me producen rechazo y una caricia bien hecha… es una caricia bien hecha- le dije mientras hacía justamente eso: acariciarla por todo el cuerpo.

-Ahh- respondió Tina en una voz que me dejó la duda entre si era un gemido de placer o una señal de haber entendido.

De pronto sentí la voz de Alex saliendo del baño:

-¡Ya estoy listo!-

Me giré para mirar hacia la puerta del baño y vi a a Alex, saliendo con la toalla enrollada en la cintura. Toalla que se quitó descaradamente de espaldas a nosotras y parado frente a su maleta. Tina y yo nos quedamos paralizadas disfrutando de su bello y musculoso cuerpo. Sus nalgas blancas duras y perfectamente formadas, contrastaban con el resto de su piel, llenando nuestros ojos de deseo. Cuando de pronto se giró, las dos nos quedamos viendo su miembro, grande y medio erecto. Estoy segura de que a las dos nos salió la baba, mientras él se reía.

-Bueno Tina, ahora te toca a ti- le dije mientras mi mano se despedía de su cuerpo apretándole y acariciándole descaradamente una de sus tetas.

-Ya voy, ya voy- respondió Tina, mientras sus ojos se paseaban por el cuerpo de Alex una última vez y luego por el mío con una pizca de… ¿deseo?-

Mientras Tina se bañaba, busqué la ropa que me pondría para la noche. El vestido que había seleccionado tenía un amplio escote por la espalda por lo que la utilización de un sostén estaba descartado. Entonces, mientras buscaba pantaletas, se me ocurrió que sería mucho más divertido si ¡no usaba ninguna! Sería todo un reto, porque el vestido era muy corto y la falda muy amplia, lo que cualquier giro rápido bailando haría que se levantara y mostrara que no llevaba nada debajo. Pero entonces pensé que eso me excitaba más y tomé mi decisión. Entonces me pasé el vestido por la cabeza y me lo ajusté frente al espejo.

-¿Eso es todo?- preguntó Alex.

-¿Todo de qué?-

-¿Sin ropa interior?-

-Así es más divertido- le respondí.

Él se quedó pensando y de pronto dijo:

-Excelente idea- y sentándose en el sofá, se quitó los pantalones y los interiores, volviéndose a poner sólo aquellos.

-Jajaja- le dije viéndolo -lo que más me gusta es que con lo delgada que es la tela de esos pantalones, el güevo se nota clarito. ¡Como será cuando se te pare!-

-Bueno ¡qué lo disfruten!-

-Así lo haremos-

Mientras me maquillaba, Tina salió del baño, a diferencia de nosotros, ella salió enrollada en la toalla de baño y antes de quitársela para vestirse, se puso unas pantaletas. Un poco anticuadas en su corte, pero siendo de encaje, pude ver que se le trasparentaba en vello púbico por lo que decidí no decirle nada. Luego se puso un sostén de encaje que hacía juego con las pantaletas y también podían verse trasparentar las aureolas y los pezones. Donde tuve que protestar fue cuando se puso la blusa, una camisola blanca con dos delgadas tiras que le pasaban por los hombros. No sólo las tiras de la blusa no tapaban las del sostén, sino que también se le salían los bordes del mismo por debajo de los brazos.

-El sostén está precioso- le dije -pero creo que no vas a poder usarlo-

-¿Tu crees?- preguntó mientras se halaba la blusa de un lado a otro tratando de que no se viera.

-Nada- intervino Alex -se ve terrible Tina. Tienes de quitártelo… o…-

-¿O qué?- dijo ella esperanzada.

-O te quitas la blusa y sales sólo con el sostén. Es precioso y te queda muy bien. Te realza esas tetas tuyas tan lindas-

-¡Por Dios! ¿cómo voy a andar por ahí?- protestó Tina luego de quitarse la blusa, mientras se miraba al espejo moviéndose de lado a lado, sopesando la propuesta de Alex. El sostén dejaba al descubierto la parte de arriba de sus tetas y éstas se veían realmente provocativas cubiertas apenas en su parte de abajo por el sostén.

-No, no- dijo al fin. Quitándoselo y poniéndose la blusa de nuevo. Ya parecía más acostumbrada a mostrarnos los pechos desnudos sin tantos remilgos. Luego se puso una falda floreada que le llegaba más abajo de las rodillas, pero que tenía una abertura lateral hasta las caderas, con lo que mostraba la pierna derecha cada vez que caminaba.

-Bueno- dijo aprobando el resultado frente al espejo -ahora un toque de color en la boca y estamos listos-

Cuando bajamos y caminamos frente a los espejos de la recepción pude ver nuestros reflejos y estuve orgullosa. ¡Estábamos de muerte! Nos veíamos tan sexys como se puede estar sin parecer putas, con nuestras tetas bailando al ritmo de nuestros pasos ¡delicioso! Y el muy sexy Alex en el medio… ¡wow! Adicionalmente, la sensación de andar sin pantaletas, me daba un toque de sensualidad extra, como si todo el mundo supiera y se volteasen a mirarme la totora desnuda… mmm.

En la puerta del hotel tomamos un taxi y le pedimos al chofer que nos recomendara varios restaurantes. Éste primero se deleitó viéndonos las tetas descaradamente. Lo que a mí no me importó nada, al contrario.

-¿Viste como nos vio el taxista? Jajaja- dije.

-¡Claro!, casi se le salen los ojos- respondió Tina riendo también.

-¿Y no te gustó? A mí me encanta que se me queden mirando- le dije.

-Si, pero sólo si el tipo me interesa… y en este caso… nada que ver- dijo ella.

-Obviamente- le respondí -Pero puedes pensar que es una buena señal. Si despiertas el deseo en un hombre cualquiera, quiere decir que tienes chance que se lo despiertes al que te interesa-

-O al que te va a violar- dejó caer Alex que no parecía estar de acuerdo ¿celos?

-Contigo a mi lado no me va a violar nadie… a menos que seas tú- le dije.

-Contigo la violación sería en la dirección contraria, jajaja-

-Déjense de estar hablando de eso, niños. Aquí nadie va a violar a nadie- intervino Tina.

-Muy bien-

-Así se dice-

El taxista esperó que termináramos nuestra conversación y luego nos sugirió un restaurante francés, pero no nos gustó la idea. La segunda opción fue de comida local, una mezcla de holandés y caribeño, pero tampoco conseguimos ponernos de acuerdo, Alex se negaba. Finalmente nos transamos por un italiano que quedaba en una calle llena de locales y bares.

La comida fue deliciosa y la acompañamos con dos botellas de Pinot Grigio. También debo agregar que fuimos atendidos por la mitad de los mesoneros del restaurant que sospecho se peleaban por atendernos y vernos de cerca. Yo disfrutaba enseñándoles mis tetas desnudas a través de mi escote, cada vez que tenía una oportunidad. Igualmente, abría mis piernas cada vez que podía para enseñarles también mi totona, pero en eso tuve menos éxito.

Tina se dio cuenta de lo que hacía y con la mirada trató de que dejara de hacerlo, pero entonces apareció un mesonero bello, jovencito y muy elegante y entonces fue ella la que intentó metérselo dentro de su propio escote. Alex tuvo también su minuto de placer con la sommelier, una chica bonita que nos ofreció el vino y lo descorchó para nosotros, aunque habría que decir que casi que lo hace sólo para Alex. Toda la atención se la dio a él.

Al final pagamos, dejando una buena propina y salimos a la calle. Uno de los mesoneros nos había recomendado una discoteca que quedaba cerca y ahí nos dirigimos.

Todos estábamos un poco alegres por el vino, sin contar con las bebidas de la tarde que sumaban a nuestro contenido alcohólico, pero Tina era la que parecía llevarlo peor. Se notaba que Alex y yo estábamos mas acostumbrados a consumir licor.

En cualquier caso, nos acercamos a la barra a pedir de beber, pero mientras nos traían los tragos a Tina la invitó a bailar con un desconocido y ella se fue contenta. Era un canción para bailar separados pero el tipo decidió abrazarla para bailar pegado a ella, lo que no le gustó a Tina, ni a nosotros, así que decidimos salir a su rescate. Bailando para no llamar la atención, nos acercamos y notamos como Tina empujaba al tipo para separarlo, pero éste no le hacía caso apretándola contra su pecho. Apenas nos pusimos a su lado, Alex dejó de bailar y tocando al tipo por la espalda le dijo:

-Hey amigo, nuestra amiga no quiere seguir bailando contigo-

-Eso no le incumbe a Uds, dijo el tipo volteándose con mala cara, pero cuando vio el tamaño de Alex y su cara de furia, lo pensó mejor y se fue diciendo estupideces de Tina:

-Igual ella es una imbécil y yo ya no quería seguir bailando con ella-

Tina agarró a Alex cuando éste estaba a punto de darle un puñetazo al tipo.

-Está bien, Alex, déjalo, no vayamos a echar a perder la noche-

Gruñendo, Alex se volteó hacia nosotras y nos alejamos de la pista de baile, donde docenas de muchachos seguían brincando sin parar, volviendo al bar a terminar nuestros tragos.

-Mejor nos vamos a otro sitio, la música y el ambiente aquí no me gusta- dije mirando a Alex y Tina.

-Estoy de acuerdo- respondió ella, finalizando su trago de un solo golpe.

Alex y yo nos le quedamos viendo, un poco preocupados, mientras dejábamos nuestros tragos a la mitad.

Cruzando la calle llegamos a otro sitio que parecía más de nuestro gusto, por lo menos la música era más del estilo a la que nos gustaba. Cuando entramos oímos un merengue dominicano e inmediatamente Alex sacó a bailar a Tina, mientras yo me acercaba a la barra a comprar piñas coladas para los tres. Mientras esperaba por los tragos se me acercaron varios tipos, pero los espanté a todos diciéndoles que era lesbiana y que no me interesaban. Cuando me trajeron los tragos, me acerqué a la pista, sentándome en una mesa libre, desde donde les hice señas a mis compañeros de parranda para que supieran dónde estaba.

Mientras bebía, miraba a Tina y Alex, que bailaban de lo mas animados, Tina movía las caderas como una experta rumbera. Por un momento tuve envidia de los dos pues lo estaban disfrutando mucho. Bailaban muy bien, haciendo todos los paso típicos: la pierna derecha de Alex se metía bien adentro entre las dos piernas de Tina y luego ésta rotaba alrededor… tumbando las caderas provocadoramente.

Al terminar la canción y cuando finalmente me vieron, se acercaron sudorosos a la mesa, donde se sentaron a descansar y a tomar el trago que les había llevado. Pero yo  no dejé que Alex descansara mucho, pues inmediatamente lo saqué a bailar, tratando de imitar los movimientos de Tina sin mucho éxito. Lo único que lograba era que cuando el metía su pierna entre las mías, yo restregaba mi desnuda vulva contra él. Lo que como paso de baile era malo, pero para la sexualidad, inmejorable. Tanto que pronto pude sentir el güevo de Alex presionando contra su pantalón.

Un poco después cambió la música y empezó un lento bolero, justo lo que necesitaba para disfrutar más de mi baile con Alex. Lo abracé y me pegué a él como una ostra. Inmediatamente sentí su güevo endureciéndose más contra mi vientre. Lamentablemente él es demasiado alto y su güevo me quedaba a la altura del vientre y no podía hacer que me rozara contra el pubis como yo quería. Por lo menos mis tetas si se dieron un gustazo recostadas contra su duro pecho y mis pezones casi se salían de mi pecho de tan excitados que estaban.

Cuando la canción terminó, pudimos que ver que dos moscardones revoloteaban alrededor de la mesa desde donde Tina, que nos miraba con mudos pedidos de auxilio, así que dejamos de bailar y regresamos a la mesa, donde Alex se encargó de espantarlos, quedando de nuevo solos los tres.

Tina se había acabado su trago y Alex y yo estábamos también por terminar, por lo que le tocó a Alex reponerlos, mientras yo y Tina salíamos a bailar la siguiente pieza, otra pieza lenta por cierto.

Cuando íbamos a comenzar a bailar tuvimos un ligero enredo de quién asumía la posición del hombre y quién el de mujer, pero lo resolvimos simplemente abrazándonos las dos. Tina pasó sus brazos por mis hombros y yo la abracé por la cintura. Al deslizar las manos por su espalda, me encontré el espacio abierto entre su blusa y el borde de la falda y sin pensarlo dos veces metí mis dedos por ahí y los coloqué sobre su piel desnuda. Siendo las dos del mismo tamaño, cuando nos abrazamos nuestras tetas se aplastaran unas contra la otra y tuvimos que girarnos un poquito para acomodarlas mejor.

Finalmente empezamos a bailar y Tina me dijo algo que no entendí por lo que acerqué mi cara y pegué mi mejilla contra la de ella para que mi oído estuviese más cerca.

-No oí lo que dijiste- le dije al oído.

-Te estaba preguntando sobre lo que contaste esta tarde-

-¿Qué cosa?- respondí.

-Sobre… - dudó un poco -sobre lo de tu compañera de la universidad-

Aunque me imaginaba perfectamente cuál era su pregunta, quise presionarla a que lo dijera.

-¿Qué es lo que quieres saber exactamente?-

-¿Qué pasó después de que le hiciste el amor a esa chica’-

No le contesté inmediatamente sino que deslicé mis dedos por su espalda, acariciándola, al tiempo que acercaba mi boca a su oreja.

-Nada. No pasó nada. Nos dormimos y al día siguiente, cada uno a lo suyo-

-¡Ah! Ok- dijo como desilusionada. Pero entonces siguió preguntándome.

-¿Y… cuando estabas… - Tina seguía dudando, aunque por la evidente erección de sus pezones, se sentía excitada -cuando le estabas… cuando se la estabas comiendo Qué sentías? ¿No te producía rechazo?-

-Oh no. Todo lo contrario- le respondí mientras aumentaban mis caricias en su espalda. Nuestras caderas estaban juntas y podía sentir su pubis restregándose contra el mío -A ver cómo te lo explico. Cuando se lo mamas a un hombre, sientes varias capas de placer, como por ejemplo la expectativa de que ese güevo que estás ayudando a ponerse duro pronto lo vas a tener dentro de ti. Pero también el placer de darle placer a la otra persona ¿me explico? En este caso no tenía la expectativa, naturalmente de tener un güevo dentro de mi, pero sí el de darle placer a ella-

-Mmmm. Ok- respondió Tina. Ahora sus manos, que estaban tras de mi cuello, comenzaron a acariciarme despacio, lo que hizo que mis pezones también se erizaran. Vaya, que casi nos estábamos cogiendo en plena pista de baile.

-Te cuento que yo estaba muy excitada cuando sucedió todo eso- seguí contándole    -Ella me había comido hasta hacerme acabar unos momentos antes, yo había tenido un orgasmo increíble y sentía que quería devolverle el favor. También sentía curiosidad por su sabor. Ya yo conocía el mío, sabía el sabor del semen de los hombre, pero no sabía cómo sabían los jugos de otra mujer. Ni la sensación de mi lengua en su vulva…-

-¿Y te gustó?- preguntó Tina.

-Si. Me gustó mucho y aunque no lo he vuelto a hacer, me encantaría repetirlo pronto- le respondí con toda la intensión de confirmarle que me la quería coger.

-Mmmm- gimió Tina restregando su pubis contra el mío con más fuerza.

Por unos momentos no hablamos mas, perdidas en nuestros pensamientos y nuestras caricias. Entonces vi a Alex sentado en la mesa y mirándonos intensamente. Tenía las piernas separadas y se notaba que estaba excitado.

-Mira a Alex- le dije a Tina.

-¿Ah?- pareció sorprenderse.

-Que mires a Alex, allá cerca, en la mesa-

-Si, ya lo vi, respondió cuando giramos para que ella quedara de frente-

-¿Te fijaste en su entrepierna?- continué diciéndole -lo tiene parado-

-Ay si, pobrecito- respondió Tina riendo un poco. Ha estado así casi todo el día. Ojalá se haya podido masturbar en algún momento, por que si no le van a doler las bolas, jajaja-

-Jajaja. Ciertamente, pero sospecho que no lo ha hecho porque esta mañana le prohibí que se lo hiciera-

-¿Le prohibiste que se la hiciera? ¿Pero cómo…?-

-Jajaja. No te alarmes- le dije besándole el cuello y la oreja para mantenerla excitada   -Esta mañana entré en su cuarto y estaba dormido y con ese hermoso güevo suyo, duro y preparado-

-¿Desnudo?- dijo Tina restregándome la vulva con más fuerza.

-No. Con una sábana por encima. Yo me le senté encima para sentirlo, pero no hicimos nada. Sólo pude comprobar lo grande y duro que estaba-

-Uhhhmmm, como su padre. Aunque por lo que he visto hoy, creo que lo tiene más grande-

-No puedo comparar, pero te puedo decir que lo tiene más grande que ninguno de los otros hombre con quien he estado. El caso es que le prohibí que se masturbara-

-¿Le prohibiste que se masturbara? Jajaja ¿Y porqué?-

-No sé. Me pareció que disfrutaríamos más con él todo excitado y con ese hermoso güevo duro. Y creo que lo logramos, ¿no?-

-O sí. Se ha pasado el día tratando de restregármelo por todas partes. Hace poco, cuando bailé con él, lo sentí tan duro pegado a mi viente… me moría de ganas…-

-¿Te morías de ganas de que?- le pregunté besándole y mordisqueándole la oreja, lo que la hizo estremecerse de placer.

-Nada, nada, de ganas solamente-

En eso se acabó la música y regresamos a la mesa.

-Buena bailada tuvieron Uds. dos- dijo Alex sonriendo.

-¿Y porqué dices eso?- respondí presintiendo la respuesta.

-Todo el mundo las miraba, parecían muy enamoradas. Jajaja-

-Pues qué quieres que te diga. Esta chica es una preciosidad- respondí abrazando a Tina -pero no te preocupes, también te quiero a ti y ahora vamos a bailar para que me recuestes el monstruo-

-¿Qué monstruo?- preguntó él sin entender. En cambio Tina se rió mucho.

-Si. No te hagas el pendejo- intervino Tina -todo el mundo puede ver que no llevas ropa interior y que con la delgada tela del pantalón, se te marca todo. Y tú- continuó dirigiéndose a mi - te toca esperar, porque primero voy yo.

Entonces Tina agarró a Alex por la mano y se abrazó a él restregándose sensualmente contra su pierna y güevo, luego se volteó, tomó su trago y se lo bebió de un solo tirón, para entonces halar a Alex a la pista de baile y empezar a bailar con él, muy pegados.

Yo miré a mi alrededor y pude ver a varios candidatos mirándome. Busqué el más buenmozo y que fuera lo suficientemente pequeño como para estar segura de que su herramienta quedase a la altura adecuada. Había un jovencito, tendría apenas 18 años, y ese fue el elegido. Me le acerqué y lo invité a bailar. El se sorprendió mucho, pues no esperaba tener tanta suerte. Igual lo tomé de la mano y empezamos a bailar.

Al principio estaba nervioso y no sabía cuánto acercarse, pero yo tomé la iniciativa y me apreté contra él, asegurándome que mis tetas se clavaran contra su pecho. El no sabía cómo reaccionar y perdió el paso, haciendo que tropezáramos un poco al bailar, pero nos reímos y seguimos moviéndonos en la pista de baile hasta que paró la música.

Cuando llegué a la mesa, Tina y Alex ya estaban allí. El güevo de Alex le hacía un bulto notorio en el pantalón, pero él trataba en lo posible de ocultarlo.

-Creo que vamos a tener que irnos- dijo Alex -Hay ciertas personas a las que el alcohol le se le ha subido a la cabeza-

-No sereeé yooo- dijo Tina con la voz temblorosa.

-Está bien. Creo que tienes razón, también es un poco tarde- respondí.

-Nooo, no nos vayaaamos todavíaaa -protestó Tina.

Pero la agarramos entre los dos y lentamente nos abrimos paso entre el gentío y fuimos hacia la puerta. Una vez en la calle, conseguimos un taxi que nos llevó rápidamente al hotel. Sentamos a Tina en el medio del asiento y ella, riendo, comenzó a acariciarnos a los dos, una mano en cada pierna. A Alex le fue subiendo la mano poco a poco por el muslo y para cuando habíamos llegado la hotel, ya le tenía el güevo firmemente agarrado. En mi caso, me puso primero la mano en la cara interna del muslo y la fue también subiendo por el muslo hasta llegar a mi vulva desnuda donde empezó a acariciarme con el borde de la mano, hasta que el taxi se detuvo en la puerta del hotel.

Nos bajamos y Tina se tambaleó un poco, por lo que tuvimos que ayudarla a subir al cuarto. Cada vez parecía más borracha y apenas la sentamos en el sofá se quedó dormida. Entre los dos le quitamos la ropa, la arropamos con una sábana y la dejamos dormir.

-¿No habría que ponerla en la cama?- preguntó Alex, recordando que habíamos acordado que él dormiría en el sofá.

-Mmm, creo que no. Perdió su chance al quedarse dormida-

Entonces me acerqué al switche la luz, apagando la lámpara principal, dejando sólo la de la mesa de noche. Luego caminé sensualmente alrededor de Alex y me acerqué a la cama. Me volteé hacia él y despacio me saqué el vestido por la cabeza, tirándolo sobre las maletas.

-Y ahora has el favor de dejar de hacerte el pendejo y cógeme hasta que se me borre el ombligo- le dije mientras me acariciaba las tetas provocándolo.

Alex tardó apenas un cuarto de segundo en quitarse la camisa y los pantalones y con el güevo tan duro que parecía que iba a reventar, se montó en la cama.

Me acosté boca arriba y él empezó a besarme tetas, pero cuando intentó bajar hacia mi vientre lo paré en seco.

-Basta de jugueteos previos. Desde esta mañana me muero por tenerte dentro de mi y ya no pienso esperar más- le dije abriendo las piernas y halándolo para que se colocara sobre mí.

El obedeció inmediatamente y se arrodilló entre mis piernas, que yo abría tanto como podía. Entonces bajó su cuerpo apoyándose con una mano en la cama, al lado de mi cabeza. Con la otra se agarró el güevo y lo puso en la entrada de mi vagina. Yo estaba más que mojada. Toda la noche había estado sintiendo como mis jugos resbalaban por mis piernas, ya que como no tenía pantaletas no había nada que lo impidiera. Es más supongo que el taxista se estará preguntando porque su taxi huele tanto a sexo.

El caso es que cuando sentí la cabezota de su güevo en mi vagina, me estremecí de placer y casi que tengo mi primer orgasmo.

Luego me lo fue metiendo poco a poco, haciendo frecuentes pausas para darme tiempo de acostumbrarme al tamaño.

-Aaaayyyy queee ricooo- le dije -es maravillosooo… es…tan graaandeee-

Cuando iba por la mitad se detuvo y lo sacó completo, lo que me hizo protestar:

-Noooo, nooo, no lo saqueees por favooor-

Al principio trataba de hablar en voz baja, tratando de no despertar a Tina, pero pronto sólo podía concentrarme en mi vagina y ese duro y hermoso güevo abriéndose paso dentro de mi.

En seguida Alex volvió a metérmelo, más rápido ahora y llevándolo casi hasta el fondo, lo que me hizo gemir de placer.

-Aaaaahhhhh…siiiii- dije abriendo mas mis piernas.

Alex fue bajando su cuerpo conforme me iba metiendo el güevo y pronto quedó acostado sobre mí, mientras la cabeza del güevo empujaba agradablemente contra mi matriz.

Ya lo tenía todo adentro y entonces Alex empezó a moverse. A sacarlo y a meterlo rápidamente, mientras sus bolas me golpeaban el culo y ambos gemíamos más y más.

-AAAAAHHHH- decía yo.

-OOOOOOHHH- respondía él.

Yo quería acabar ya mismo y sospecho que él también. Más de 12 horas habían pasado desde que me había sentado sobre su güevo esta mañana y desde ese momento hasta ahora no habíamos hecho sin excitarnos uno al otro.

-AAAAAHHHH- decía yo.

-OOOOOOHHH- respondía él.

Mi orgasmo empezó a explotar en la entrada del útero o donde fuera que la cabeza de su güevo estuviera golpeándome cada vez que llegaba al fondo. De allí se fue expandiendo y subiendo por mi espalda hasta que llegó a mi cabeza donde un estallido final me nubló los ojos y la mente mientras gritaba de placer:

-AAAAAAAAAAAHHHHHHHH-

Mis piernas se tensaron y mis brazos apretaron a Alex como tratando de meterlo completo dentro de mi.

-AAAAAAAAAAAHHHHHHHH-

Y entonces no supe más de mi. Por un instante me pareció sentir como él se derramaba dentro de mi, llenándome con semen, pero no puedo estar segura. Lo único que sé es que temblaba incontroladamente cada vez que un nuevo espasmo se apoderaba de mi. Una y otra vez.

Cuando volví a pensar claramente, Alex estaba desparramado sobre mi. Acostado completamente sobre mis tetas y mi cuerpo, respirando pesadamente. Lo dejé así un rato, pero pronto me sentí aprisionada y cariñosamente empecé a empujarlo.

-Hey, vamos a levantarnos un momento- le dije.

-¡Ay, perdona, te estoy aplastando- respondió Alex.

-Bueno, si. Hace un momento me pareció maravilloso, pero ahora necesito aire… y limpiarme un poco- respondí sintiendo como junto con su güevo que retrocedía, un montón de semen comenzaba a salir de dentro de mi. Las sábanas iban a estar mojada esta noche.

-Ya voy- respondió Alex levantándose con cuidado.

-Pásame unas pantaletas o una toalla o algo- le dije.

Él fue al baño y regresó con una toalla, que utilicé para impedir seguir haciendo desastres y meterme de un brinco al baño. Allí me lavé lo mejor que pude. Me peiné, hice pipí y me cepillé los dientes para tratar de dormir un rato.

Cuando regresé a la cama, Alex entró al baño y yo me acomodé a dormir. Apenas cerré los ojos me quedé dormida… para despertarme inmediatamente con una muy agradable sensación en mis tetas. Cuando abrí los ojos, sólo pude ver la cabeza de Alex comiéndome las tetas. En ese momento se dedicaba a la derecha, chupando deliciosamente el pezón, mientras que la izquierda me la acariciaba con las manos.

Cerré los ojos de nuevo y me concentré en el placer que me estaba dando Alex. Había pasado toda la tarde con las tetas desnudas y tenía miedo que el sol me hubiese dejado la piel sensible, pero nada que ver. Las caricias de Alex eran tan suaves…

A los pocos minutos los labios de Alex dejaron mis tetas y empezaron a bajar por mi abdomen. Sus manos se quedaron en mis tetas, pero sus labios se dirigían a mi vientre ¡Qué bien! pensé. Ya yo estaba lubricando y una deliciosa mamada me parecía lo mejor que me podía pasar ahora.

Pronto sus labios llegaron a mi pubis y sin dudarlo un momento, abrí las piernas para darle el espacio que necesitase. Enseguida bajó por mi vulva sin tocarme el clítoris, lo cual no me gustó, me hubiese encantado un poquito de juego con su lengua ahí, pero no se puede tener todo ¿no?

Entonces Alex movió todo el cuerpo para acomodarse mejor entre mis piernas, quedando finalmente allá abajo. Abrí los ojos para verlo (la luz de la lámpara de noche seguía encendida) y justo en ese momento él levantó la mirada para verme y mientras nos mirábamos a los ojos, puso sus labios sobre mi clítoris y me chupó.

-Oooohhhh- gemí al sentir sus labios en mi dulce botoncito.

Después de unos segundos, tal como le habíamos dicho que debía hacer, se alejó del clítoris y comenzó a mover su lengua a lo largo de mi raja, bajando hasta la entrada de la vagina y un poco más abajo. Luego volvió a subir despacio lamiendo deliciosamente mis los labios de mi vulva hasta llegar al clítoris otra vez. Mmmm…. delicioso.

Y entonces volvió de nuevo a bajar y hacer todo el recorrido otra vez. Demasiado predecible pensé, entonces le dije:

-No repitas los movimientos… ¡Ah! y puedes usar los dedos también-

-Ok- respondió lamiéndome por última vez el clítoris y bajando a chuparme los labios. De pronto no estaba segura de que mi sugerencia fuese la correcta, pero entonces sentí como me introducía un dedo en la vagina. ¡Muy bien hermanito, así se hace!

Pero el dedo no buscó mi punto G, sino que se limitó a entrar y salir derecho. Agradable, pero no maravilloso.

Su boca subió de nuevo, pero no llegó al clítoris. Un punto por el cambio de rutina pero 3 menos, porque me moría de ganas de que me lo chupara de nuevo.

Empecé a girar las caderas y mis manos subieron a mis tetas para acariciarlas. Poco a poco me acercaba a un nuevo orgasmo.

Cuando finalmente Alex volvió a chuparme el clítoris le agarré la cabeza con las manos y le dije:

-Así… ahí… no se te ocurra moverte maaas… siii… ricooo… sigueee-

Con el movimiento de mis caderas logré que su dedo rotara un poco dentro de mi vagina, aumentado el placer, igualmente hacía que su boca se moviese lateralmente contra mi clítoris lo que pronto me llevooo a.

-AAAAAHHHHH….SIIIIIII…..AAAAAHHHH-

El orgasmo me sorprendió, porque no me imaginé que estaba tan cerca, pero igual, el placer recorrió mi cuerpo e inundó mi cerebro tanto que veía estrellas frente a mis ojos cerrados, mientras cada músculo de mi cuerpo se tensaba y se relajaba, al ritmo del orgasmo.

Alex trató de mover la cabeza, pero yo no lo dejé, sujetándolo con las manos, hasta que los espasmos del orgasmo empezaron a espaciarse. Creo que entre mis piernas, apretadas alrededor de sus cabeza y mis manos presionándolo contra mi clítoris, se estaba ahogando un poco, pero no lo solté hasta que un último espasmo me recorrió el cuerpo y suspiré aliviada, abriendo las piernas para que él pudiera quitarse.

-Vaya- dijo respirando con dificultad -me ibas ahogando. Pero ahora me voy a vengar-

Entonces se acomodó y me empujó el güevo dentro sin ninguna misericordia. En un solo empuje me llegó hasta el fondo de la vagina, empujándome la matriz hacia arriba.

-AAAAHHHH- gemí con una mezcla de dolor y placer. Había entrado demasiado rápido y demasiado adentro, pero estaba bien, el dolor no era intenso, pero el placer si.

El gruñó de una forma extraña y se quedó empujando contra mi por unos segundos, apoyado en sus fuertes brazos. Luego se relajó y retrocedió unos centímetros sin llegar a sacarlo, para empujar de nuevo hasta el fondo. Esta vez no hubo dolor sino puro placer. Un placer profundo, distinto al que me había producido el orgasmo unos momentos antes. Subí mis piernas y las enganché en su espalda. Eso elevó mi vagina y le permitió penetrarme aún más adentro, revolviendo mis órganos para darle espacio a su cada vez mas enorme verga.

Pronto Alex alcanzó un ritmo estable y para mi sorpresa, un nuevo orgasmo comenzó a desarrollarse dentro de mi. Claramente distinto al anterior y quizás más suave.

Cuando explotó, presioné a Alex con mis piernas para tratar de detenerlo y disfrutar de las oleadas de placer del orgasmo, pero él ni cuenta se dio. Seguía como un pistón mecánico bombeando mi cuerpo cada vez más rápido y más profundo.

El nuevo orgasmo pasó y me quedé maravillada de que parecía que iba a tener otro. No puede ser, ¿tres orgasmos en una sola cogida? Pero si, definitivamente empecé a estremecerme de nuevo mientras más oleadas de placer me recorrían de nuevo el cuerpo.

A punto de desmayarme, sentí finalmente cómo Alex se tensaba sobre mi y metiéndome el güevo una vez más. Tan adentro que pensé que cuando nos levantáramos iba a tener un hueco en la espalda!

Entonces empezó a eyacular de nuevo. Mucho menos semen que la vez anterior, pero yo estaba tan llena con ese monstruo dentro de mi que no tenía espacio para el semen y éste empezó a salir por la paredes de mi vagina, unido a mis jugos y al sudor que nos cubría a los dos.

Apenas nuestra respiración se medio normalizó, Alex se me quitó de encima y quedamos uno al lado del otro en la cama. Volteé a verlo al mismo tiempo que él volteaba a verme.

-Sabes que no te he besado todavía en la boca- me dijo.

-¿Y qué esperas para hacerlo?- respondí.

Nos giramos para quedar de lado, uno frente al otro y comenzamos a besarnos dulcemente, sin prisa. Unos besos profundos, luego superficiales, luego profundos otra vez.

El semen me seguía saliendo y bajaba por mi pierna hasta la cama, pero no quería interrumpir esos besos ricos, así que nos seguimos besando por un rato hasta quedarnos dormidos.

Me desperté en algún momento de la noche, sintiéndome empegostada y sucia, por lo que fui al baño a limpiarme. Alex ni cuenta se dio de que me había levantado. Me di una rápida ducha, me cepillé los dientes y regresé a la cama a seguir durmiendo. Como no podía cambiar las sábanas, me llevé una toalla limpia para ponerla en donde estaban más mojadas, durmiéndome rápidamente de nuevo.

Capítulo 6

De pronto, la voz apagada de Tina me despertó.

-Andre, Andre-

Abrí los ojos, ya era de día y la vi acostada frente a mi.

-¡Hey!… ¿Cuándo llegaste aquí?- le pregunté hablando igualmente en baja voz.

-Anoche me desperté y me encontré que estaba en el sofá. Me sentía un poco mal por lo que fui al baño a asearme y aproveché para tomar un montón de agua, lo que me hizo sentir mejor. Luego me vine a la cama y vi que Uds. dos se hallaban aquí, pero pensé que igual cabíamos los tres. Así que con cuidado me metí entre los dos y arropándome con la sábana, me dormí de nuevo-

-¡Qué bueno!- le dije -entonces dormimos todos juntos-

-Si, aunque sospecho que algunos dormimos más que otros- dijo Tina sonriendo.

-Bueno, te puedes imaginar… después de la noche de ayer…-

-¿La noche? Uds. se pasaron todo el día provocándome, tocándome, abrazándome y restregándose contra mi. Sin hablar de que me hiciste salir casi desnuda a la playa-

-Ya te dije- la interrumpí -tienes unas tetas preciosas que merecen que las muestres-

Con la misma, adelanté mis manos y le acaricié los tetas a Tina, dándome cuenta de que tenía los pezones muy erguidos. Entonces, levanté la vista y vi que la cara la tenía sonrojada.

-Esta bien, está bien, pero ahora necesito que me ayudes-

-¡Claro!- le respondí mientras le seguía acariciando las tetas. Ella no sólo no protestó, sino que juraría que levantó un poco el pecho para darme mejor acceso -¿Qué necesitas?-

-Es que…- dijo dudando y apartando la vista.

-A ver dime- la animé acercando mi cara y besándola ligeramente en los labios. Ella se dejó besar y por unos instantes nuestros labios estuvieron rozándose ligeramente. Luego saqué la punta de la lengua y busqué la suya. Ella abrió los labios y el beso se hizo más profundo, pero entonces se separó sonriéndome.

-Está muy rico, pero sigo necesitando tu ayuda-

-A ver, dime…-

-Es que… - dijo y volvió a dudar.

-Vamos, dime- le dije volviendo a darle un beso en los labios.

-Es que… tengo el güevo de Alex entre las piernas- terminó de decir finalmente.

Lo dijo tan rápido y con un volumen tan bajo que no le entendí.

-¿Que tienes qué?-

-Shhhh. No hables duro que él todavía está dormido-

-¿Qué es lo que tienes entre las piernas?- repetí otra vez en voz baja.

-El güevo de Alex- respondió Tina.

-¿Qué? Jajajaja- me reí con ganas.

-Shhhh- volvió a recriminarme Tina.

-¿Y cómo llegó “eso” ahí?- dije tratando de no reírme de nuevo.

-Bueno… cuando me acosté con Uds. esta madrugada me di cuenta de que estaban desnudos, pero no me importó… o mas bien, me pareció excitante, pero todavía me sentía un poco más por las bebidas y simplemente me acosté entre los dos, arropándome con la sábana. Cuando volví a despertarme, esta mañana, sentí que tenía una cosa dura apoyada contra mi espalda. Por un momento no entendí, volteé la cabeza y Alex seguía dormido, pero estaba de lado con el cuerpo volteado hacia mi. entonces pensé que probablamente tenía una erección matutina. Me eché un poco para atrás y me acurruqué contra él, sintiendo como su güevo se apretaba deliciosamente entre su vientre y mi espalda-

-Traté de volver a dormirme- continuó diciendo Tina -pero no podía. Entonces pensé que se sentiría mejor si su güevo estuviera más abajo, entre mis nalgas. Así que con cuidado, me deslicé hacia arriba en la cama, hasta que el güevo quedó en la raja entre mis nalgas. Uhhmmm, delicioso, me dije y me recosté de nuevo. Pasaron unos minutos y tenía que hacer gran un esfuerzo para no mover mis nalgas o apretarlo-

-Ya veo- le dije volviendo a buscar su boca. Me estaba excitando acariciarle las tetas y la historia que me contaba y pensé que una corta interrupción para saborear sus labios no le importaría. Luego de unos minutos de besos, ella besaba muy bien, nos separamos para que siguiera contándome.

-Me encantan tus besos- me dijo -pero sigo necesitando tu ayuda. Luego de un rato de tenerlo entre mis nalgas se me ocurrió que si lo ponía entre mis piernas… bueno, ahora que te lo estoy contando no estoy segura de porqué pensé eso, pero en ese momento me pareció que era lo más rico que podía hacer. Así pues, sin despertar a Alex, me separé de él lo suficiente para meter mi mano, agarrarle el güevo y doblándolo un poco haca abajo, ponérmelo entre las piernas. Yo había separado los muslos y el güevo quedó hermosamente abrazado entre mis muslos y mi vientre… bueno, mi vulva. El caso es que ahora lo tengo ahí… y no sé qué hacer-

-Jajaja- me reí -¿Tienes el güevo de Alex entre tus piernas y no sabes qué hacer? No te creo. Yo sí creo que sabes-

-No, te lo juro, no sé qué hacer- me respondió Tina.

-Déjame ver- le dije levantando la sábana. Tina estaba de lado, por supuesto, desnuda y con las piernas medio encogidas. No podía ver mucho, pero entonces ella estiró un poco las piernas y allí, entre los vellos de su pubis, podía verse la roja cabeza de güevo de Alex.

-Mmmm- dije -ya veo. Es verdad, tienes un problema, jajaja. Un rojo, gordo y duro problema-

-¿Y qué opinas que debo hacer ahora?-

-Ya verás- le respondí -voy a ayudarte a resolver tu problema. Mueve la cadera un poco hacia adelante-

-¿Así?- preguntó Tina moviendo un poco la cadera hacia mi, lo que hizo que la cabeza del güevo de Alex retrocediera entre sus piernas. Entonces metí mi mano y agarrando el güevo, le empujé la cabeza contra su vulva.

-Nooo- gimió -así vas a hacer que se me metaaa-

-Justamente- le dije -lo que tu necesitas ahora es una buena cogida-

-Nooo- volvió a gemir, pero con la punta de los dedos pude sentir como el güevo de Alex presionaba contra la entrada de su vagina.

Entonces me dirigí a Alex:

-Vamos Alex, deja de hacerte el dormido y comienza a cogerte a Tina ¡y asegúrate de que acabe!-

-Nooo…, no quierooo… noooo… ooooOOOOhhh- comenzó a protestar Tina hasta que la cabeza del güevo le entró profundamente.

Una vez empalada, me incliné hacia adelante y me apoderé de uno de sus pezones, comenzando a chuparlo con avidez, mientras mi mano seguía en su vulva supervisando que el güevo de Alex no se saliera.

Tal como había supuesto, Alex no estaba dormido. Se estaba haciendo que dormía para dejar que Tina hiciese lo que se le ocurriera, pero una vez que yo le pedí que actuara, comenzó a moverse y estaba bombeando despacio, pero la posición no era la ideal, por lo que se movió más hacia abajo de forma de aumentar el ángulo y quedar como si fuese una posición estilo perrito, pero acostados.

-Oooohhh- gimió Tina -está muy grandeee-

-Así es él- le dije -pareciera que te va a salir por la boca, pero está rico ¿verdad?-

-Uhhhmmm-

Ya no había riesgo que el güevo de Alex se le saliera. Mis dedos en la vulva de Tina lo sentían moverse afuera y adentro. Así que los moví sobre el clítoris y comencé a masturbarla.

-OOOOHHHH- gimió al sentirme rozándole el clítoris al ritmo que el güevo de Alex la revolvía por dentro.

Pasaron varios minutos y en cada uno los gemidos y movimientos de Tina se fueron incrementando, rotando las caderas, mientras yo la besaba en la boca.

Al cabo de un rato ya no pudo más y explotó:

-OOOOOOOOHHHH…. ME…. VOOOOOYYYY… OOOOOHHHH-

Entonces comenzó a temblar y estiró el cuerpo que se puso rígido. Eso hizo que el güevo de Alex se le saliera, lo que no pareció cambiar el desarrollo de su orgasmo. Siguió estremeciéndose con los ojos cerrados, con fuertes movimientos cada vez que una ola de placer le recorría el cuerpo, mientras seguía gemiendo:

-OOOOOHHH….AAAAHHHH…OOOOHHH-

Finalmente se fue tranquilizando, mientras Alex y yo la veíamos admirados. Nunca la habíamos visto así, en éxtasis.

Después de unos minutos y todavía con algunos espasmos, se recogió en posición fetal y se arropó, olvidándose del mundo.

Entonces miré a Alex a la cara y luego bajé la mirada a su entrepierna. Él no había acabado y su güevo estaba duro, enrojecido y todavía húmedo de los jugos de Tina. Él me devolvió la mirada y enseguida supe lo que tenía que hacer. Pasé por encima de Tina sin molestarla mucho y me senté encima de Alex. Luego le agarré el güevo y levantando mi torso lo suficiente para ponerme la cabeza en la entrada, lo miré a los ojos. El me devolvió la mirada intensamente y entonces me fui bajando poco a poco, sintiendo como el güevo me iba penetrando.

Finalmente quedé de nuevo sentada sobre él, profundamente empalada.

Esperé unos segundos, disfrutando del calor que me daba esa enorme bestia dentro de mi y luego comencé a moverme. Unos movimientos muy suaves con las caderas, adelante y atrás. Cuando me movía hacia atrás, el güevo salía un poco y cuando me movía hacia adelante se introducía más, empujando placenteramente contra el fondo de mi vagina y el cuello del útero.

Luego puse mis manos en su pecho para apoyarme mejor. En ningún momento dejamos de mirarnos a los ojos.

Cambié mi movimiento y lo hice circular, con lo que el güevo se revolvía dentro de mi, como cuando una prepara una torta. Por un momento pensé en cómo mis órganos internos se revolverían como la masa de la torta.

La respiración de Alex se estaba acelerando. Él había estado cogiéndose a Tina por un rato, por lo que estaba más adelantado que yo, así que le dije:

-Ni se te ocurra acabar antes de que yo llegue-

-Ook- tartamudeó.

Entonces empecé a levantarme y a bajar. Logré hacerlo con la suficiente precisión para hacer que la cabeza del güevo llegase justo a la entrada de la vagina, que empezaba a cerrarse cuando entonces yo volvía a bajar despacio, abriéndome de nuevo. También lograba así que se deslizara contra mi punto G, añadiendo más placer al que ya sentía.

-Apriétame las tetas- le dije y él, obediente, me agarró las tetas, una en cada mano y apretó.

-Más duro- y sentí una corriente de placer desde mis pezones torturados que bajaba a mi vientre y se conectaba el que subía de mi vagina.

Volví a cambiar la forma de moverme, me incliné hacia adelante para que mi clítoris se deslizara contra su güevo mientras éste entraba y salía.

-AAAAAHHHH- gemí, un movimiento delicioso, solo que Alex ya no podía agarrarme las tetas.

-Ya no voy a aguantar muuucho maaas- dijo Alex con voz temblorosa.

-Un poquito, más- le dije acelerando mis movimientos -sólo un poco más-

Alex tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido me indicaba que hacía esfuerzos para no explotar. Yo decidí hacer lo mismo, pero al revés, cerrar los ojos para concentrarme en el placer que me producía su güevo dentro de mi.

Unos momentos después y estando ya yo cerca de acabar, sentí como Alex explotaba dentro.

-UUUURRGGGHHH- gruñó mientras su semen inundaba mi vientre.

Yo no podía parar ahora. Sin preocuparme de su orgasmo, seguí moviéndome lo más rápidamente posible tratando de acabar antes de que so güevo se ablandara y ya no me produjera el mismo roce.

Vamos, vamos, me animé mentalmente, mientras procuraba el máximo roce del güevo de Alex contra mi clítoris.

Estaba totalmente mojada, tanto de mis jugos como del semen que salía por todos lados, pero finalmente sentí como las alarmas se prendían y mi orgasmo empezaba a apoderarse de mi. Me aplasté lo más que pude contra el güevo de Alex y contraje todo el cuerpo, especialmente los músculos de mi vagina se encogieron como si quisieran ordeñarle el güevo y exploté:

-AAAAAAAAAHHHHHHHH…. SSSSIIIIIIIII…. AAAAAAHHHHHH-

Cuando abrí de nuevo los ojos, no sé cuanto tiempo después, estaba acostada sobre Alex. Su güevo se había salido, pero igual sentía su calor muy cercanamente. Él respiraba tranquilamente con los ojos cerrados. Un poco más allá, Tina me miraba con ojos amorosos. Giré y me bajé de Alex, quedando frente a Tina

-Fue muy bello- me dijo acercando un mano y acariciándome el rostro.

-¿Te gustó?- respondí acariciándole a el cuello a ella.

-Fue muy sensual… no, mas que sensual… fue ¡sexual! ¿me explico?- dijo Tina.

Acerqué mi cara despacio y la besé en los labios. Nuevamente un ligero beso. Ella se sonrió y volvió a acariciarme la cara, pero luego siguió bajando la mano y terminó en mi teta derecha. Sus dedos me acariciaron provocativamente despacio.

Le devolví el favor. Mi mano libre buscó su teta izquierda y pellizqué ligeramente su pezón, mientras volvía a besarla. Con un poco más de presión, esta vez.

El beso se fue haciendo más y más intenso, al mismo tiempo que las caricias mutuas de los pechos también se intensificaban. Moví mis piernas para acercarme, al tiempo que ella hacía los propio, quedando muy juntas.

-¿Qué tal si desayunamos?- dijo Alex a todo volumen.

No le hicimos caso.

-¡Hey! Que son las 9 de la mañana y ya van a quitar el desayuno-

Con la mayor calma del mundo Tina y yo dejamos de besarnos y lo miramos con cara de fastidio.

-Anda tu- le dije -nosotras estamos en otra cosa-

En ese momento, el estómago me gruñó tan duro que todos lo oyeron echándose a reír.

-Jajajaja. Creo que tu estómago no está de acuerdo- dijo Tina -Ven. Vamos y después seguimos…-

-Ok- acepté con desgano, pero reconociendo que tenía hambre.

Me puse unas pantaletas porque todavía sentía que tenía semen de Alex y no quería que se me saliera mientras caminaba con la comida, jajaja. Luego tomé una blusa muy escotada y unos pantalones. Tina se puso un corto vestido y Alex un traje de baño y una camisa y bajamos.

Apenas vi el buffet del desayuno, me di cuenta que realmente me moría de hambre. Me serví de todo, huevos, jamón, salchichas, pan tostado, tocino y un plato de frutas.

-¿Finalmente reconoces que tienes hambre Andre?- dijo Alex.

-Ciertamente. Creo que no me daba cuenta…-

-Es que estábamos un poco…. ocupadas- dijo Tina sonriendo, al tiempo que metía una mano por debajo de mi blusa y me acariciaba la espalda, haciendo que me estremeciera de placer. Le devolví la más dulce de las sonrisas y la promesa de un placer inolvidable.

Pronto terminamos de comer. En realidad, después de la caricia de Tina, me di cuenta de que no quería comer demasiado. Lo suficiente para que se me quitara el hambre, y regresar después a comerme a Tina ¡y se lo estuve diciendo con la mirada durante todo el desayuno! Tina estaba obviamente de acuerdo y no cesaba de acariciarme de alguna forma, con un pié me recorría la pierna o me acariciaba con una mano…

-Yo voy a hacer un poco de ejercicio a la playa- dijo Alex cuando habíamos terminado de comer.

-No- le dije -vete tú. Nosotras vamos a subir y a descansar un poco-

-Si, claro- respondió sonriendo -no descansen demasiado, jejeje-

Apenas se cerró la puerta de la habitación me volteé hacia Tina y empezamos a besarnos furiosamente en la boca, mientras nos abrazábamos, acariciándonos mutuamente la espalda y las nalgas.

Luego fuimos moviéndonos hacia la cama, sin dejar de besarnos, al tiempo que nos quitábamos la poca ropa que teníamos encima. Al llegar a la cama, nos acostamos de lado, sin dejar de besarnos, pero ahora podíamos acariciarnos los pechos.

Yo fui la primera que rompió los besos para bajar a comerme sus tetas. Con pasión me apoderé de sus pezones que tenían que dolerle, de tan erguidos que estaban. Ella me acariciaba la cabeza y el cuello.

Cuando quise bajar a comerle el coño, ella me lo impidió con las manos diciéndome entonces:

-Espera-

Y moviéndose empezó a girarse para poder besarme las tetas ella también. El placer de sus besos en mis pechos era increíble y por un momento me olvidé de mis intenciones, dejándola que me comiera.

Tina me rodeaba los pezones dando vueltas con la lengua para luego cerrar los labios sobre ellos y chuparlos con fuerza o despacio alternativamente. Luego se cambiaba para el otro abriendo mucho la boca me comía tanto pecho como le cabía en la boca mientras la lengua latigueaba el pezón.

-Aaaaahhh- gemí.

Pero de pronto recordé que quería comérmela también y volví a besarle el abdomen, camino a su vulva. Ella decidió hacer lo mismo y pronto estábamos comiéndonos mutuamente. La halé y la monté sobre mi para que le fuera más cómodo abrir las piernas para mi.

Sus vellos rodeaban su vulva como diciéndome de alguna donde tenía que concentrarme. Primero la recorrí completa de arriba a abajo acariciándola sólo con la lengua a lo que ella reaccionó empujando el pubis hacia mi para que la acariciara más profundamente, pero yo rehuí su movimiento abriendo mucho la boca, sacando toda la lengua en forma plana y aplastándola contra su vulva.

-Oooohhhh- Su primer gemido me indicó que lo estaba haciendo bien.

Pero entonces su lengua me distrajo. Moviéndose de lado a lado me recorrió toda mi vulva, desde abajo hasta arriba, para concentrarse al final en mi clítoris… ¡qué delicia! Por unos momentos me quedé paralizada, temblando de placer mientras trataba de anticipar su próximo movimiento.

Cosa que no pude hacer, pues sin advertencia alguna sentí sus dedos penetrándome despacio, para luego salir de nuevo y hacerme abrir más las piernas.

Entonces recordé que yo también tenía deberes y volví a concentrarme en su clítoris, apoyando mis labios sobre éste y chupando con fuerza.

-Mmmmmfffmmm- gimió con la boca ocupada en mi vulva.

Aflojé los labios y dejé que su clítoris se relajada, mientras bajaba con la lengua hasta metérsela lo más adentro que podía. Ella reaccionó mojando sus dedos en mi vagina para luego pasarlos por mi ano. Sin meterlos, sólo rodeando la entrada delicadamente.

Y así fuimos pasando el tiempo. Pronto sentí como mi orgasmo empezaba a prepararse en mi clítoris, una oleada de calor emanaba del mismo y amenazaba con arrastrarme, pero no quería acabar primero que Tina, así que por primera vez en la vida tuve que retrasar un orgasmo, concentrándome en darle más placer a ella.

Le metí dos dedos en la vagina primero y luego un tercero, estrechándola y buscándo su punto G, para luego volver a acariciar su clítoris con la lengua, haciendo pequeños círculos a su alrededor.

Entonces oí la puerta y por el rabillo del ojo pude ver entrar a Alex sudoroso. Por un instante se nos quedó viendo recostado de la pared. Entonces se quitó el traje de baño y pude ver su hermoso güevo, duro y dispuesto. Un corrientazo recorrió mi cuerpo y estuvo a punto de hacerme perder el control, pero decidí ignorarlo, cerrar los ojos y seguir comiéndome el clítoris de Tina que pienso ya estaba cerca de acabar, pues sus gemidos amortiguados se hacían cada vez más frecuentes.

Entonces Alex se metió al baño y por un momento me olvidé de él. Con mis manos tomé las nalgas de Tina y se las abrí para darme acceso a su culito y luego de mojarme los dedos con sus jugos, comencé a acariciarle el agujero del ano con pequeños círculos que empujaban hacia adentro y relajaban el músculo, permitiéndome meter la punta del dedo poco a poco.

Ella, en cambio, se concentró en mi punto G y cada vez presionaba más duro sus dedos contra él, acercándome inexorablemente al momento en que perdería la habilidad de concentrarme y acabaría con todas mis fuerzas.

Pero entonces un ligero ruido me llamó la atención y volteé la vista hacia atrás para encontrarme a Alex recién bañado y con el güevo a pocos centímetros de mi cabeza. Siguió acercándose silenciosamente apuntando a la vagina de Tina.

Por un instante nos miramos y yo le hice un movimiento con la cabeza indicándole que procediera, mientras yo separaba lo más posible las piernas de Tina para que Alex no tuviese contacto con su cuerpo hasta que la punta del güevo la hubiese penetrado. Y entonces, mientras yo le chupaba el clítoris con fuerza, lo que probablemente hubiese sido suficiente para disparar finalmente su orgasmo, el güevo de Alex se hundió profundamente en su vagina, absolutamente a milímetros de mi cara.

-OOOOOHHHHH- gimió Tina -¿Queee es estooo? OOOOOHHHH SIIIIIII-

Las bolas de Alex pasaron por mi frente y mi cara, mientras el güevo se encajaba hasta el fondo del vientre de Tina, haciendo que ésta explotara en un orgasmo que la hacía temblar incontroladamente mientras gemía y gemía:

-OOOOOHHHHH….AAAAAAHHHHHH….SSIIIIIII…AAAAAHHHH-

Alex bombeaba rápidamente, metiendo y sacando el güevo de la vagina de Tina, mientras sus bolas me golpeaban la cara, lo que causó que yo también perdiera el control y mi orgasmo tomara posesión de mi cuerpo.

-AAAAAHHHHH- gemí también yo, sin poder ya seguir chupándole el clítoris a Tina.

Por unos momentos perdí la noción de lo que pasaba a mi alrededor, mientras temblaba de placer con cada oleada de placer.

Entonces sentí como una cosa me penetraba a mi también. Una cosa dura y deliciosa se introducía por mi cuerpo enredando mis sentidos y disparando nuevas sensaciones. Al principio no entendía nada, pero luego me di cuenta de que Alex le había sacado el güevo a Tina, se había dado la vuelta y me lo había metido a mi.

Cuando su güevo empezó a revolverme por dentro, exploté de nuevo. Un nuevo orgasmo se apoderó de mi y empecé a gemir mientras me estremecía incontroladamente. Creo que Tina se había recuperado y me acariciaba como podía el clítoris y las nalgas, pero no estoy segura.

Unos momentos después oí que Alex le decía a Tina:

-Abre la boca-

Y entonces sentí como me lo sacaba y luego como el cuerpo de Tina se tensaba. Probablemente empujada por los embates del güevo de Alex, Tina se mecía contra mi y entonces decidí volver a busca su clítoris con la lengua. Todavía un poco temblorosa por mi reciente orgasmo, volví a chupárselo.

Enseguida comenzó ella a temblar de nuevo, seguramente con otro orgasmo. Esto ya no tenía sentido, parecíamos una masa de carne descontrolada y sudorosa que apenas rozaban volvían a explotar.

Entonces volví a ver el güevo de Alex a pocos centímetros de mi cara. Giré la cabeza y la incliné todo lo que pude hacia atrás, abriendo mi boca groseramente para comérmelo.

El capturó la idea inmediatamente y me puso el güevo en la boca. Yo subí mis brazos y le agarré las piernas, halándolo hacia mi. Poco a poco lo fui llevando hacia adelante metiéndome más y mas su güevo. Cuando me llegó al fondo de la garganta, aspiré todo el aire que pude, cerré los ojos y lo halé duro. Él se sorprendió cuando la cabeza de su güevo pasó por mi garganta y se introdujo completamente hasta el fondo, tanto que mi nariz chocó con su pubis.

Allí lo dejé un rato, luego le permití que se moviera un poco.

-Voy a acabar…- me dijo.

Yo lo volví a apretar hacia mi y pronto sentí las pulsaciones de su güevo eyaculando tan dentro de mi que no sentía ningún sabor, solo la ligera expansión del diámetro cuando salía un chorro de semen.

Poco a poco me fui quedando sin aire y tuve que sacármelo de la garganta y también de la boca, aspirando una gran bocanada de aire. Las últimas gotas de su semen me cayeron en la cara.

Alex finalmente se acostó en la cama con nosotras y por un rato nos quedamos los tres descansando. Inclusive yo creo que me dormí.

Epilogo

Nos levantamos poco antes de la hora de almorzar y después de ponernos los trajes de baño, bajamos a almorzar y a la playa, donde pasamos la tarde respondiendo fuerzas. Esta vez nos colocamos en el extremo sur de la playa, donde estaban la mayoría de los que se quitaban todo y así lo hicimos nosotros también. Tina se dejó la parte de abajo del bikini, pero al final de la tarde, sin decir nada, se lo quitó para broncearse el trasero, dijo.

Esa noche comimos en el hotel pues sin hablarlo, estábamos los tres deseosos de regresar al cuarto a seguir haciendo el amor en todas las formas que se nos ocurrieran.

Al final, día siguiente, mientras esperábamos el vuelo de regreso, dijo Tina:

-Ahora mismo no puedo ni caminar bien y me duele todo, pero… ¿ya han pensado qué van a hacer en las próximas vacaciones?

Marzo 2019.