Unas clases muy intensas
Un profesor enseña idiomas a un matrimonio.
El profesor:
Un "teacher" da clases "particulares" a la esposa de su alumno, al salir esta del trabajo.
INTRODUCCION (ÉL)
Cuando empezó la historia yo la verdad es que no estaba al tanto.
En la empresa donde trabajo nos obligaron a todos a perfeccionar nuestro inglés a nivel directivo.
Por ello nos dejaron libertad para elegir las clases, individuales o colectivas, y la academia o centro de estudio, o en último caso recibirlas en la empresa.
Dado mi horario y el de mi mujer decidí darlas al final del día en mi trabajo, con lo cual podría aprovechar mas tiempo.
Conseguí un profesor nativo inglés que venia tres veces por semana, Lunes, Miércoles y Jueves a mi empresa a darme las clases de 7 a 8 de la tarde.
Era un poco más joven que yo, tengo 40 años, el tenia 35, y por tanto congeniamos enseguida. Las clases iban francamente bien y los jueves mi mujer solía venir a buscarme al trabajo y luego nos íbamos a tomar algo antes de volver a casa.
Uno de esos días, cuando llegó aun no se había marchado Mathews, por lo cual se la presenté y fuimos los tres a tomar algo. A mi mujer siempre se le han dado bien los idiomas, de hecho habla 4 perfectamente además del español, por lo que congenió con él, ella tiene 37 años, y alguna tarde de jueves cuando ella venia los tres nos marchábamos a tomar unas copas antes de volver a casa.
Estuvimos así desde Octubre hasta Navidades, y tras las fiestas, Mathews me dijo que le había salido una clase justo después de la mía por lo cual ya no podría quedarse los jueves como hacíamos antes.
Continuamos las clases normalmente y mi nivel de inglés mejoró rápidamente por lo cual le propuse que cambiáramos el horario y me diera las clases en casa por la noche dos veces por semana, martes y jueves de 8 a 9, ya que yo esos días trataba de salir antes y el resto de días llegaba casi a las 10 de la noche a casa, mientras mi mujer salía a las 5 del trabajo, por lo cual ya no venia a buscarme al trabajo.
CONTINUACION (ELLA)
La verdad es que Mathews era muy agradable y congeniamos muy bien desde que nos presentara mi marido, e incluso algún día, como él trabajaba cerca de mi trabajo, quedábamos a comer o desayunar.
No recuerdo bien como empezó todo, pero uno de los días que habíamos quedado con mi marido, él me dijo que tenia que hablar conmigo, y quedamos al día siguiente a comer.
En la comida me comentó que le gustaba mucho, que era una gran mujer y que con todo respeto le gustaría mantener algún tipo de relación conmigo, se contentaba incluso con un romance "de novios", lo que me hizo gracia.
Llegaron la Navidades y la cosa se quedó así.
Al volver de vacaciones mi marido me comentó que había cambiado los días de clases y las horas por temas del trabajo y que Mathews vendría a casa a darle clase dos días de 8 a 9, pues el resto el no salía hasta las 10 de la noche.
El primer día que Mathews tenia que venir a casa a darle la clase, eran cerca de las 7 cuando llamaron a la puerta. Vivimos en un dúplex en una zona residencial en la zona norte de Madrid, por lo cual, me sorprendió la llamada. Al abrir me encontré a Mathews, y sentí una sensación de cosquilleo en el estomago.
"Creo que he llegado un poco pronto, pero como era el primer día no quería retrasarme, ha llegado ya tu marido?" me dijo dándome un fugaz beso en la mejilla como cada vez que nos veíamos.
Yo me sentí inquieta y nerviosa "no aún no ha llegado... y tardará, has venido muy pronto ¿quieres tomar algo?.
"Un whisky " dijo quitándose el abrigo y la chaqueta y sentándose en el sillón del salón...
Yo me volví al amueble bar y saque el whisky, me acerque a dárselo y en ese momento me cogió la mano y me atrajo hacia él. Me incline hacia adelante por su tirón y entonces me beso mientras me sujetaba la cabeza.
Sentí como el estomago se me subía y un enorme calor. No sé lo que duro el beso, pero de pronto me cogió y llevándome junto a el me recostó en el sillón "no sabes cuanto he deseado tenerte así..." me dijo mientras sus manos recorrían mis hombros y mis brazos. Yo llevaba una blusa y una falda y no llevaba medias, tan sólo unos zapatos de medio tacón. Tras mirarme de arriba abajo se inclinó sobre mí y mientras volvía a besarme en los labios noté como sus manos empezaban a desabrocharme la blusa... trate de levantarme, pero el suavemente me retuvo, mientras besaba de nuevo mis labios con una dulce pasión.
Mi corazón se aceleraba por momentos mientras sentía sus manos que ya habían desabrochado totalmente mi blusa, me inclino hacia él y por detrás me saco la blusa dejándome en sujetador, se retiro para mirarme "estas preciosa " y sonrió " y si me lo permites, tan buena como imaginaba..." e inclinándose empezó a besar mis pechos por encima del sujetador. Yo estaba en el cielo y me deje hacer. Era la primera vez que le traicionaba a mi marido aunque oportunidades había tenido muchas, pero nunca quizá con aquellos condicionantes... además él me gustaba: su cuerpo, su acento suave, sus ojos... cerré los míos y note como bajaba su boca por mi vientre, mientras su manos bajaban la cremallera de mi falda y en unos segundos esta se deslizaba hasta el suelo. Abrí los ojos y me vi allí medio desnuda tumbada en el sillón en ropa interior ante aquel hombre que me miraba embelesado... "estoy deseando tener ese cuerpo..." dijo con aquel dulce acento inglés.
Se inclinó sobre mis muslos y empezó a besarlos de fuera hacia dentro, mientras sus manos acariciaban mis pechos, mis hombros...
Estaba convencida de que acabaría follándome aunque quizá sería mejor en el dormitorio.
Me levanté y le cogí de la mano "ven conmigo" le dije suavemente tirando de el hacia la escalera que subía al dormitorio. "Tu delante..." dijo caballeroso, y note como sus ojos me recorrían entera por la espalda de arriba abajo.
Cuando llegamos al dormitorio, nada más entrar entrecerré la puerta mientras me arrodillaba ante él, aun vestido y bajándole la cremallera sacaba de su cárcel aquel miembro que ya estaba bastante duro y apetecible, le miré desde abajo y él asintió con la cabeza, con lo cual introduje su aparato en mi boca y comencé un lento repaso con la lengua mientras con la mano abría totalmente su prepucio tirando desde abajo. A mi marido le encanta como la mamo y sin duda a el le estaba gustando, pues me dijo que parara y se sentó en el borde de la cama para que siguiera chupándosela.
EL FINAL (el prof.)
Me parecía increíble estar allí sentado al borde de la cama y con aquella hembra chupando mi miembro con placer y fruición provocándome unos calambres de placer. Me encantaría follármela, pero su destreza con la boca sin duda era algo que merecía la pena seguir disfrutándose. Miré el reloj, eran cerca de las 7:30 y su marido llegaría sobre las 8, pero me gustaba tanto como me la estaba mamando¡¡¡, decidí que aquel día me correría en su boca y que en próximos días, pues estaba seguro de que abría muchos más, tendría tiempo de poseerla por sus otros agujeros. Efectivamente me corrí, ella hizo un gesto como de retirarse, pero suavemente le sujete la cabeza y parte de mi semen se alojo en su boca chorreándole por las comisuras... me limpie con mi pañuelo y fue cuando ella me pidió "fóllame¡¡¡". Me levanté y fui al baño del dormitorio me lave y cuando salí ella estaba tumbada sobre la cama con las piernas abiertas, esperándome... la miré y por un momento estuve tentado de hacerlo, pero miré el reloj, era peligroso, "lo siento cielo, eso será otro día, pues tu marido está a punto de llegar..." "No me importa¡¡¡ " suplico ella poniéndose de rodillas sobre la cama y sujetándome por las caderas... "pero a mi sí..." le contesté apartándola suavemente... "vístete y bajemos abajo..." casi le ordene.
Obedeció de mala gana y a los cinco minutos salía del baño como si nada hubiera pasado. Se había puesto un chandal sobre aquella maravillosa ropa interior azul de encaje, y parecía la típica María que volvía del Gimnasio. La bese "gracias" le dije, "me he masturbado en el baño..." me dijo como echándomelo en cara. "No te preocupes, ahora tendremos muchas tardes para hacerlo como y donde tu quieras..." y la volví a besar. "De acuerdo..." me contesto. Y bajamos al salón. Unos minutos después llegó su marido. Y dimos la clase como si nada hubiera pasado. Cuando nos despedimos ella alegó estar en la cocina y tan sólo se despidió desde la lejanía con un "hasta el próximo día"
Durante los siguientes días de "clase" yo llegaba casi una hora y media antes y follábamos por toda la casa y en todas las posiciones de imaginar.
EPILOGO (el marido)
Efectivamente yo no sospeché nada de las "clases de sexo" que Mathews le daba a mi mujer, no sólo una hora antes de llegar yo los martes y jueves sino alguna clase extra más de larga duración, hasta 3 horas entre semana, aprovechando que yo llegaba mas tarde del trabajo.
Terminó el curso y la verdad es que mis conocimientos de inglés aumentaron, pero también es cierto que mi mujer lejos de llegar cansada a la cama despues de sus largas sesiones con Mathews por contra solía sugerirme que folláramos casi a diario, encontrándola yo muy caliente sobre todo entre semana, con lo que cuando me enteré pensé que despues de todo las clases habían sido muy útiles para los tres.
No fué hasta pasado el verano de ese curso que supe todo el asunto, por lo que decidí repetir clases al curso siguiente pero en este caso y previo acuerdo con Mathews, las dábamos los tres en la cama y mi mujer saco muchas veces matricula de honor en difíciles pruebas a dos bandas.
Actualmente solemos reunirnos un sábado al mes para salir a cenar los tres y luego Mathews viene a dormir a casa, con lo que tanto ella como yo podemos seguir practicando el inglés... y ella el francés y el griego por partida doble.