Unas bragas y un café

Annie se ve seducida, sin ningún tipo de esfuerzo, por un hombre en una cafetería y saca su lado más guarro.

Me llamo Annie y soy community manager en una revista de moda, me encanta ir mona y fashion por la vida, pero eso no quita que sea más basta que un bocadillo de bellotas.

Llevo una semana trabajando en este sitio, ahora que estoy al día y empiezo a tener buen ritmo voy a empezar a salir al medio día a dar un paseo y tomar algo en el descanso.

Di un paseo y luego entré en una cafetería que hay a 5 minutos del edificio. Me senté tranquilamente y pedí un café y hasta que no salí de mi empanamiento no reparé en el hombre que había en la mesa de al lado…

Por Dios…si hubiera pedido tortitas el sirope lo tenía ya listo en las bragas… típico cuarentón canoso con barba que hacía a mi juju dar palmaditas hasta ser oído.

Sinceramente no sé cuanto tiempo estuve mirándolo ni con qué cara, solo sospechaba una cosa: me había mordido el labio inconscientemente infinitas veces y ahora tenía los dientes manchados de pintalabios.

¡Mierda! Me ha visto. Incluso diría que ha sonreído, pero no puedo asegurar nada, porque hace unos segundos también lo vi empotrándome contra la mesa…

Me terminé el café y me volví al trabajo, no sin antes comerme a ese hombre con los ojos de camino a la salida.

Al día siguiente evidentemente volví a la cafetería a tomar un café, pues ayer se le veia muy concentrado en el portátil, como si fuese allí todos los días.

Efectivamente, allí estaba sentado, joder cómo me ponía… Me senté en la misma mesa de ayer y de repente se detuvo el mundo cuando el sexy canoso me habló

  • No te haces daño de tanto morderte el labio?
  • No suelo darme cuenta, es inconsciente cuando algo me… - me detuve a tiempo antes de cagarla, mordiéndome el labio.
  • ¿Cuando algo te excita?
  • Es posible, es bastante excitante venir a tomar un buen café
  • Y ya si lo acompañas con un buen churro ni te cuento.

¿Me estaba provocando? Me estaba provocando. Después de decirme eso se marchó a su mesa, sin más. Me quedé cual niño esperando una piruleta, su piruleta… Segun estaba fantaseando con hacerle una buena mamada allí mismo se me volvió a acercar, esta vez con el plato en la mano.

  • Deberías de probar estas tortitas, solo por el sirope ya merecen la pena. - pasó el dedo por el sirope de su tortita y lo llevó a mis labios, lo movió lentamente asegurándose de tocar cada milímetro, luego paró pero sin llegar a despegarlo, fue entonces cuando le di una pequeña señal con la punta de la lengua de que estaba deseando demostrarle lo que podría hacer con su polla.

  • No te enseñaron a no chuparle los dedos a desconocidos Annie? - dijo ahora con dos dedos en vez de uno sobre mis labios.

  • ¿ Cómo sabes mi nombre? - le pregunté sin respiración, cómo narices sabía mi nombre? Yo necesitaba saber el suyo, mis orgasmos de esa noche tenían que ser bautizados como es debido.
  • Lo pone en tu colgante - me respondió deslizando los dedos desde la boca hasta la mitad de mi pecho, entre esa voz, y lo que me estaba diciendo estaba volviéndome loca por dentro. Si…llevo un colgante con mi nombre, ahora mismo era mi placa identificativa, de perra.
  • Ah, cierto, a veces cuando sé que me voy a poner perra me la pongo, para que me identifiquen. - según dije eso me arrepentí totalmente
  • Y tu amo puede localizarte o ya estás más que perdida y hay que adoptarte? - dijo sujetandome de la barbilla. Esto iba a empezar a irse de las manos y estabamos en una cafetería a pleno medio día.
  • Funciono un poco diferente creo, cuando veo que el candidato a amo que me acaba de encontrar mueve la colita, es cuando me pongo contenta y decido ser su perra.

Se me acercó más y me susurró al oído que fuera al baño a quitarme las bragas y se las trajera. Era una locura, no sabía absolutamente nada del él, él al menos sabía mi nombre, y estaba mucho más cerca de hacerlo que de negarme.

Respiré hondo y me aparté de él, para ir al baño.

Al poco rato volví con las bragas empapadas hechas bola en la mano discretamente y con las piernas temblorosas. Él estaba sentado de nuevo, así que me acerqué, me senté a su lado y pasando la mano disimuladamente por debajo de la mesa se las metí en el bolsillo, asegurándome de apretarle bien la polla a la vez.

  • Ven esta noche a por ellas, y cuidado, no vayas a coger frio. - dijo pasándome la palma de la mano por debajo de la falda y dejándome en la mesa su dirección escrita en una servilleta. Dicho eso cogió el portátil y se fue.

Y allí estaba yo, con una falda corta, sin bragas y con el coño húmedo, quedándome 4 horas de trabajo y la vuelta a casa. Más me valía ir con cuidado.

No tengo ni la más remota idea de hasta dónde iba a llegar esto pero estaba cometiendo la locura de ir a casa del madurito.

Me puse uno de mis sujetadores favoritos de encaje, sin bragas por supuesto, pues tenía que ir a por ellas, y un vestido corto ajustado.

Cuando estaba frente a la puerta a punto de darme la vuelta en vez de llamar al timbre me abrió, ya no podía escapar.

  • Hola Annie, me alegro de que hayas venido…a por tus bragas.
  • Me vas a decir tu hombre, por cierto?
  • No te parece más divertido así? Creo que no te hace falta saberlo, ¿quién lleva la placa identificativa, la perra o el amo?

Me quedé callada echándole una mirada furtiva, pero a la vez me ponía muchísimo ese rollo.

  • Te he hecho una pregunta - me dijo agarrándome de la coleta
  • La perra, yo. - empezaba a sentirme humillada, y no tenía pinta de ser ni el principio, pero una parte de mí me decía que por una vez me dejase llevar y probase algo nuevo
  • Así me gusta. - dijo esbozando una sonrisa. Ven, vamos al sofá, te apetece una copa?
  • No gracias, no bebo - no iba a hacer falta ninguna copa para que acabara abierta de piernas sinceramente
  • No vamos a engañarnos, ¿no has venido a recoger tus bragas cierto? También habrás podido observar que me gusta poseer, dominar, tener el control. No busco un romance, no te voy a dar una vida de arcoiris y unicornios, me ha vuelto loco la forma en que me miras y te muerdes el labio y quiero follarte, no hay más historia. Si después de esto decides irte adelante. De lo contrario, ponte de rodillas.

Me lo pensé dos segundos y me puse de rodillas, sin duda esta iba a ser la mejor noche de mi vida.

  • Muy bien Annie, ahora saca tu premio. - me acerqué más a él y le saqué la polla del pantalón cuando estaba a medio milimetro de mi boca me apartó y en su lugar empezó a pasarme los dedos.
  • ¿Tienes ganas eh? Pidemelo, que vea las ganas que tienes.
  • Por favor, dame mi premio - le dije poniendo una cara de perra que no podía con mi vida.
  • Toma, te la has ganado, ahora espero que lo hagas bien. - empecé haciendo pequeños roces con los labios en la punta de su pene y poco a poco fui sacando la lengua. Lo saboreé muy lentamente, y poco a poco fui lamiendo por todo lo largo, estaba volviéndolo loco, se le notaba hasta en la cara.
  • Ve más rápido, metetela entera, vamos. - obedecí su orden y empecé a intensificarlo más, aumenté el ritmo, la intensidad y la profundidad y finalmente sé corrió en mi cara.

  • Diegooo ya estoy en casaa! - alucinando estaba, quien coño era esa mujer y qué iba a hacer? Me limpié la cara a toda leche y me reincorporé rápidamente.

  • Te presento a Annie, me acaba de hacer la mamada del siglo. Annie, ella es mi mujer- me quedé pálida por un momento.
  • Tranquila bonita, no solemos hacer esto, pero cuando Diego ve que alguien realmente merece la pena bienvenida es. - dijo colocándome bien el vestido, rozandome un pezon, pues lo tenia mal subido y quedaba algo descubierto.
  • Yo te diría que mejor vuelvas a quitárselo. Annie, vas a ponerte de rodillas con mi mujer y vais a empezar a comeros la boca frente a mí.

Ella con una sonrisa de oreja a oreja se arrodilló y me lanzó una mirada que me dio escalofríos, fui con ella, total, mi límite ya lo había superado desde que me quité las bragas en el restaurante. Empecé a besarla, era tan distinto a besar un tio, tenía una boca tan delicada, tan sensual…no dejamos ni un solo rincón por explotar con nuestras lenguas.

  • Ahora quiero que hagas disfrutar a mi mujer como lo has hecho conmigo, quiero oiros gozar, usa esa lengua tan manejable como sabes Annie.

En cualquier otra situación me habría negado rotundamente, quizás me lo habría planteado dependiendo de la situación, pero ahora mismo no se me pasaba para nada por la cabeza negarme a comerle el coño a esa mujer, mientras no repita esto con todo Dios supongo que es una experiencia nueva entre muchas, sin más, así que a disfrutar como es debido.

Metí la cabeza entre sus piernas y allí estaba, frente a un coño perfectamente suave y mojado, empecé frotando mis labios, dando pequeños besos y luego la lengua entró en acción, los movimientos circulares eran lo que más le gustaba, lo notaba porque sus gemidos aumentaban y movía las caderas.

Podría decirse q estaba al mismo nivel de humedad que ella, sin nadie comiendo el coño. El hecho estar oyendo sus gemidos, de estar en una situación tan descontrolada para mí, y tener a ese tio detrás dándome un azote de vez en cuando me estaba volviendo loca.

Finalmente ella se corrió y me giré hacia Diego como pidiendo aprobación.

  • Muy bien Annie, ahora te toca disfrutar a ti. Túmbate en la cama.

Me tumbé y se puso sobre mí agarrándome del cuello con una mano. Por el otro lado se puso ella y empezó a acariciarme desde el tobillo hasta la ingle.

  • A ti te toca disfrutar el doble. - dijo apretándome los pechos a la vez que su mujer me daba una palmada en el coño. Él empezó a besarme mientras ella me comía el coño de manera gloriosa. Estaban increíblemente sincronizados, cuando ella apretaba un poco los dientes él me mordía el labio, y como consecuencia yo emitía un gemido.

Me cambiaron de postura, mirando hacia el espejo que había frente a la cama, de tal manera que mientras ella seguía devorándome el coño él me daba por culo.

  • Quiero que veas tu cara de placer - dijo agarrándome del cuello para ponerme la mirada frente al espejo, metiéndome una embestida en el culo.

Luego me puso a 4 patas, aun sin despegar la mirada del espejo, pero ella se lanzó a comerle la polla. Supongo que vieron mi cara de decepción porque ambos sonrieron. Me uní a chuparsela yo también, nuestras lenguas jugueteando juntas sobre su polla, una imagen increíble…

Nos apartó de un empujón y ahora sí empezó a follarme a 4 patas, aun de frente al espejo y con ella sobándome las tetas mientras me besaba.

Finalmente estallamos todos. Esa noche los orgasmos fueron incontables.

Acababa de montarme un trío con un desconocido y su mujer. Mi vida era una aventura sin duda…