Una viuda muy pícara
La viudez había matado su líbido, pero sus hijos se la revivieron.
¡Buenas gente! Cómo siempre, os relato algo que me llegó a través de una conversación, le dimos forma y....est voilat!
Me llamo Sandra, tengo 55 años y auqneu no tengo buen físico, sí tengo unas tetas muy grandes y soy muy sensual, con lo que si quiero ser mirada sé cómo hacerlo.
Todo empezó al enviudar. Mi marido murió en un accidente de la construcción, quedé viuda después de 5 años de casados nada más, con dos hijos de 5 y 4 años. Mi marido previsor dejó una póliza de vida y entre éso y la pensión de la Seguridad Social no he necesitado trabajar, no vivo ricamente, sino como si mi marido (que en paz descanse), siguiera trabajando sus doce horas diarias. Así puedo seguir cuidando de mis dos ángeles y de la casa.
Pero eso no me satisfacía completamente, claro. Pasaron unos años y mis hijos fueron creciendo, llegó la adolescencia y entre sus problemas y los vimos cada vez se me hacía más claro que la figura paterna era evidente que nos hacía falta, sin embargo lidiaba las situaciones como podía.
Un día, colocando la habitación de uno de mis dos hijos ví que tenía una fotografía mía en ropa interior, de ésas de Polaroyd.....pero cómo? En ella se me ve en ropa interior peinándome en el espejo de mi coqueta, y había una mancha blanca a la altura de mis piernas, no de la propia foto sino como que algo había manchado el papel.....no hace más falta decir que mi hijo se masturbaba con esa foto, pero lo que me molestaba es que era conmigo, con su madre. Comencé a imaginarme cómo había conseguido hacerme esa foto...y qué es lo que hacía con ella....y notaba una sensación de rechazo, por un lado, pero de morbo y curiosidad y excitación por otro.
Enseguida llegué a la conclusión de que podía haber más fotos o que mi otro hijo podía también tener alguna más. Busqué en los sistios más comunes en los que podían esconder cosas (debajo del colchón, en libros aburridos, etc...), y encontré 3 más, en similares actitudes entre una y otra habitación.
No sabía qué hacer, por un lado estaba mal, por otro era normal que sintieran esas sensaciones conmigo (están en la "edad del pavo"), y por otro lado me excitaba saber que le atraía a los chicos jóvenes aunque fueran mis hijos.
Ésa noche, tuve sueños eróticos que me hicieron despertar muy mojada y me masturbé pensando que mis dos hijos me estaban viendo. Mi orgasmo fue sensacional. Me recordó a cuando me masturbaba con mi marido, porque lo que más me gustaba era darle sexo oral mientras yo me masturbaba, muchas veces venía cansado y sabía que no me podría satisfacer, así que así lo "pactamos", yo le daría placer a él mientras no me quedaba insatisfecha, porque yo todos los días tenía ganas y él.....con tanto trabajo físico muchas veces no podía ni estar sentado mientras se la mamaba.
Empecé a fijarme en las actitudes y el físico de mis hijos, y sin darme cuenta, en poco más de un mes cada vez que se iban a estudiar me dirigía al baño a masturbarme pensando en ellos.
Un día no pude más, se me ocurrió una cosa para poder comerme sus pollas sin que ellos pensaran nada demasiado malo, aunque parezca absurdo lo que estoy diciendo.
Cuando llegaron un viernes por la tarde los dos, les dije que se sentaran en el sofá del salón que íbamos a hablar de algo que me preocupaba mucho. Con una revista que había preparado hace tiempo, porque me costó dar el gran paso, les comencé a hablar del VIH, el virus del SIDA.
-Hijos...estoy muy preocupada, han encontrado una enfermedad venerea muy peligrosa. No me gustaría que mis hijos pudieran coger esa enfermedad y tampoco quisiera que la transmitieran. Esa enfermedad se encuentra, además de en la sangre, en el semen. Y la forma de detectarla es por un análisis de sangre, de semen o por el sabor del semen.
-Bueno mamá, pero no te preocupes, a mí no me ha salpicado sangre de nadie.
-Ni a mí.
-Ya supongo hijos, pero.....¿os habréis acostado con alguna chica ya no?-Los pobres se pusieron rojos como tomates.
-Bueno acostar acostar.......yo a una chica la he besado y la he tocado-dijo el mayor
-Yo sólo he besado a alguna el pequeño.
-No os preocupéis, mamá sabe cómo ver si tenéis ésa enfermedad o no. Pero no querría que se supiera si lo tenéis así que yo me encargaré de comprobar vuestra salud ¿de acuerdo?
-¡Vale mamá! ¡Qué tenemos que hacer! Me dijeron al unísono.
-Bajaos los pantalones
-Mamaaaaaaaaaa!
-He dicho que os bajéis los pantalones, y también los calzoncillos.
-Pero mamá, ¡que nos da vergüenza!
-¿Vergüenza? Y si tienes el SIDA, ¿qué prefieres, la vergüenza o lo otro?
En ese momento se bajaron los pantalones y los calzoncillos. Las tenían los dos muy pequeñitas en ese momento, supongo que la conversación no les pareció para nada excitante, pero al ver la docilidad y la ternura con la que me escucharon y accedieron yo me puse a mil.
Me puse de rodillas frente a ellos, a mi hijo mayor lo tenía a mi derecha y al pequeño a mi izquierda y con mis manos agarré sus desinflados penes....oooooooo, qué maravilla, qué morbo....me estaba requetemojando.
Empezaron a empalmarse y cuando se pusieron duros comencé a frotarlos como se debe, con ganas de que se corran enseguida. Les miré y ambos estaban con los ojos cerrando, disfrutando del "análisis" que su madre les estaba haciendo.
Después me metí la polla de mi hijo pequeño en la boca y se la mamé como lo que tenía, hambre de polla desde hace años....mi hijo comenzó a gemir. Me la dejé en la boca mientras con mi mano izquierda le frotaba arriba y abajo, como invitándole a que se viniera en mi boca y parece que lo entendió, se corrió poco después y me tragué la leche de mi hijo pequeño....qué gusto, mi coño debía estar empapadísimo.
Cuando le dije al pequeño que se fuera a limpiar hice lo mismo con el mayor, sólo que su polla era más grande y me costó más mantenerla en la boca mientras le frotaba. También se notó en su leche, cuando se corrió era más abundante que la de su hermanito, pero tan rica como la del primero.
En cuanto él se marchó a limpiarse fui a mi baño a masturbarme rápidamente, corriéndome rapidísimo y encharcando mis piernas de lo mojada que me había puesto. Llegué a meterme cuatro dedos y me corrí unas tres o cuatro veces.
Les dije que aunque estaban sanos lo repetiríamos al menos una vez por semana porque quería estar segura de que mis hijos no tendrían nunca el SIDA, les recomendé que si lo hacían con alguien que utilizaran preservativo y que nunca dijeran a nadie que yo les hacía esas pruebas porque no quería que nadie supiera que nos queríamos ahorrar el dinero y la "publicidad" de ser vistos en las clínicas especiales.
Por supuesto que seguimos haciéndolo, pero se hicieron mayores y "despertaron", más tarde no hubo nada de excusas y follamos como locos los tres.
Espero que os haya gustado,
Corey666