Una visita inesperada - Parte 3

Exploro un lado mas vouyer e intento de ir experimentando nuevas situaciones.

La semana fue pasando sin sobresaltos, la relación era algo distante, ella se dedicaba a algunos quehaceres de la casa y yo trabajaba, prácticamente no se podía salir y todavía conversar no era algo que saliera fluido entre los dos. Siguiendo con mi juego le había pedido alguna mamada, pero no mucho más.

Una tarde mientras merendamos quise ver cómo iba todo con el acuerdo que habíamos establecido, me interesaba averiguar si ella aún seguía de acuerdo con lo que estábamos haciendo, me interesaba avanzar un poco más en mi jueguito, pero necesitaba saber que pisaba sobre piso más o menos firme. Por lo que no quise dar más vueltas a mis dudas y pregunté:

¿Carla, como venís, estas cómoda en el departamento?

Si Mati, me salvaste...

Pero no me refiero solo a eso, hablo también de nuestro “arreglo”.

Ah... si, me sorprendió un poco, supongo que descubrí una parte de vos que desconocía... - dijo tratando de disimular su incomodidad.

Si te soy sincero yo tampoco la conocía... Pero te miento si te digo que no me excita. - Le reconocí. - ¿A vos tampoco se te ha notado pasarla tan mal no?

Puede ser. - Y se sonrojo.

Seguimos hablando de temas más tribales para descontracturar la conversación mientras terminábamos de merendar, pero cuando estábamos por levantar todo le hice un pedido.

Ah y algo más quisiera pedirte, me gustaría que vuelvas a depilarte como antes ¿Sabes cómo me gustaba no?

Si, me acuerdo... no hay problema.

Despejar algunas dudas me ayudo, sabía que Carla no era una mina que se tire atrás fácilmente, que no se iba a asustar a la primera, pero tampoco quería excederme y que se terminara.

Por mi cabeza surgía una pregunta, era esto una venganza hacia ella o algo reprimido en mí. Ese sentimiento de culpa reflotaba cuando mi excitación pasaba y la conciencia me empezaba a molestar. Por otro lado, ella también se había excitado, no tenía dudas de eso. No le quise dar más vueltas al asunto por el momento y seguí pensando como seguir.

Finalmente llego el viernes y por mi mente empezó a revolotear una idea, tenía una pequeña fantasía que nunca se me ocurriría hacer, no al menos en situaciones normales, por un lado, mis celos no me lo permitirían y por otro lado jamás sabría cómo encarar el tema de pedir algo así. Pero esta situación no era normal, Carla no era mi novia y no sentía celos por ella.

Irónicamente siempre me había puesto mucho la idea de estar en un bar y saber que una novia mía se exhibiera, mostrara algo disimuladamente, se insinuara a alguien y ver hasta donde pueda ir la situación mientras yo mirara desde algún punto neutral.

Tenía pensado avanzar con mi fantasía y Carla seria perfecta, solo tenía que ver cómo hacerlo, los bares se encontraban cerrados por la pandemia así que pensé algo para hacer con mis limitadas opciones.

La tarde iba llegando a su fin. Empecé a mover mis hilos para seguir con mi plan, fui al sillón donde estaba y le dije, hoy es viernes, me gustaría que te cambiaras, sabía muy bien que ropa había traído por mi vistazo mientras ella estuvo acomodando todo en el placar. Me miro con cara sorprendida pero solo comento “¿Ah si, que te gustaría que me ponga? ¿Vamos a salir o tenes algún otro plan?” sabiendo de la imposibilidad. Le respondí “No vamos a salir, pero si tengo planes, ya te vas a enterar”. Le indique que se pusiera algún jean y la camisa negra que tenía, pero que no se pusiera nada debajo y le indique que se arreglara un poco. Me fui para la cocina, ella se quedó extrañada pero no comento nada y se fue para su dormitorio.

Después de casi media hora que se me hizo eterna finalmente escuche el ruido de su puerta abrirse. Cuando salió pude contemplarla, se la veía realmente provocativa, se puso un jean de tiro alto azul que marcaba su cintura a la perfección, pero el toque perfecto lo daba la parte de arriba, era de esas camisas de tela translucida que se usa con algún top o corpiño ya que se ve perfectamente a través de la tela, gracias a mi indicación no llevaba nada puesto por lo que se veían sus tetas con total claridad.

Mientras ella se cambiaba yo no me quede de brazos cruzados, recordaba que era muy sensible al vino por lo que descorché una botella de un mendocino que tenía, serví un par de copas, corte un poco de queso y lleve todo a la mesa ratona del comedor. Nos sentamos a beber y picar, fui apurando la botella a medida que las copas pasaban para que se desinhibiera.

Te parece que pida una pizza, no hay mucho para comer y no da para cocinar.

Si joya. - me respondió.

Levante el teléfono y pedí una especial como en los viejos tiempos.

Te acordas como era no, yo pido, pero vos bajas.

Nooo estás loco, mira como estoy vestida.

Si ¿y? ¿Me vas a decir que no?

No Mati porfa me muero de vergüenza, se me ven todas las tetas.

Ya sé, por eso te pedí que te vistas así.

¿Lo tenías re pensado no? – Me interrogo.

¿Lo vas a hacer o no? - le increpe.

Qué vergüenza, pero está bien, vos ganas.

Me habría encantado poder verlo, pero sabía que no era posible, me conformaría con saber que no tenía forma de subir sin enfrentar al pibe del delivery, recibir la pizza y pagarle le demandaría unos segundos que no le darían más opción exhibirse frente a un extraño.

Estuvimos esperando hasta que finalmente el timbre sonó. Me miro y volvió a pedirme:

Porfa ¡Baja vos!

No dale, está esperando, anda.

No volvió a insistir y agarro las llaves y salió por la puerta. Esos pocos minutos no me pasaban más hasta que escuche el sonido de las llaves en la puerta y entro con la pizza en la mano.

¡Te voy a matar, cuando estaba el ascensor freno en el piso de abajo y subió un viejo que bajo conmigo!

Solo me salió reírme en el momento, pero una enorme calentura recorrió mi entrepierna hasta que pregunte.

¿Y te miro, que hiciste, contame, contame? - Me comía la ansiedad por saber

Nada, no hice nada, me hice la re boluda, pero no me saco la mirada de las tetas, cero disimulo, viejo pajero. Encima cuando bajamos el también llamo para pedir delivery quedamos ahí en la puerta con los 2 deliery y el viejo ese.

¿Te dijo algo en algún momento?

Si el muy alzado me hizo un chiste de que hace frio cuando volvimos a subir, con esta camisa se me marca todo y mira como tengo las tetas.

Ya paso no te calentes.

Saque la pizza de sus manos y me acerque, le dije “déjame comprobar algo” y desabroche su pantalón para meter mi mano, volvía a estar mojada, se hacia la ofendida con la situación, pero su cuerpo me decía otra cosa.

Bueno capaz te dio vergüenza, pero mira como tenes la conchita, me parece que te gusto mostrarle las tetas al viejo y a esos 2 pibes ¿No?

Como siempre casi nunca respondía nada cuando le hacía estas preguntas, pero su cuerpo la traicionaba, seguramente se moriría de vergüenza, pero no podía negarme como se encontraba.

La sujeté de la cintura y la di vuelta, la puse contra la pared, baje sus pantalones agarre mi pene y comencé a pasarlo por su sexo aprovechando la humedad de este para que se deslice bien llevándolo hasta su ano. Su respiración entrecortada solamente me demostraba que no estaba equivocado. Aleje mi sexo de ella y le susurre al oído.

¿Qué te calienta más, que te haya exhibido u obedecerme?

No sé... - Dijo con voz entrecortada

Hundí dos dedos en su sexo y los humedecí bien, busqué estimularla durante unos segundos para que se relaje y los lleve a su ano y empuje suavemente hasta que pude penetrarla.

¿Hace mucho que no te hacen el culito? - Pregunte.

No me gusta...

Lo habíamos hecho cuando éramos novios en alguna oportunidad, pero estaba al tanto de que no era algo que ella disfrutara mucho.

¿Pero me lo vas a impedir?

No, sabes que no...

Así me gusta... que me hagas caso... ¿Hasta dónde me obedecerías? - Mientras con mi mano libre empecé a tocar su clítoris.

No sé... hasta donde me pidas...

¿Segura? Mira que puedo pedirte muchas cosas he. Mira si te pido que se la chupes al viejo que viste en el ascensor.

Mmm... ¿Me harías eso? ¿Tendría que obedecerte no?

Hasta ese momento era solo un juego, pero imaginarla arrodillada haciéndole una mamada a un viejo, siendo obediente a mí y humillada frente a una situación así me hizo sentir un calentón de golpe. No aguante más y saque los dedos de tu ano y le dije que se inclinara más.

Seguido dirigí mi pene a la entrada de su ano y la penetre introduciendo hasta la altura donde terminaba mi glande, ella chillo por la sorpresa de mi embestida, le agarre un pezón y lo aprete con furia.

Shh, cállate, te quiero coger el culo sin que grites.

Porfa, despacio que me duele.

Volví a retorcerle el pezón.

¿Qué te dije?

Esta vez no dijo nada, solamente se dejó hacer, yo cada vez empujaba más, sintiendo mi pene avanzar lentamente en su interior hasta que mis testículos chocaron con tu vagina, la retiré casi en su totalidad y volví a repetir el proceso nuevamente. Cuando su culo se hubo acostumbrado mis embestidas comenzaron a tomar fuerza, su cuerpo se sacudía producto del choque de mi cadera contra la suya, ella con sus manos evitaba chocarse contra la pared.

Como extrañaba esa sensación, hacia mucho que no tenía sexo anal y realmente se sentía bien. Pensaba en lo que acaba de contarme, ella en el ascensor con un viejo mirándole las tetas... Como me ponía. Baje el ritmo para no eyacular tan rápido. Tenía pensado seguir disfrutando de esa sensación un poco más. Ella únicamente hacia un pequeño quejido cuando yo penetraba, no sé si estaría disfrutando de eso, pero con mi mano seguía tocando su sexo y este estaba cada vez más mojado. Continue así varios minutos hasta que me interrumpió de mis pensamientos

Me estas rompiendo mucho el culo hijo de puta, acaba que me estas matando

¿Ah si queres que termine?

Si porfa...

Pedimelo como corresponde. - Indique mientras apretaba nuevamente su pezón.

Acábame, lléname el culo de leche. - Suplico.

Fue demasiado para mi excitación escuchar esas palabras, por lo que solté su pozón y puse ambas manos sobre sus caderas y la penetré como un poseso hasta que sentí que estaba a punto de eyacular la metí todo lo que pude y descargué una corrida que parecía no terminar nunca.

Estaba agotado cuando me retire, observe su ano, se veía dilatadísimo, ella se dio vuelta y me miro, bajo la mirada a mi sexo y a su culo, me dijo

Como me dejaste, no me voy a poder ni sentar...

Yo me reí mientras veía como comenzó a chorrarse mi semen desde su ano. Me miro y me pregunto ¿Puedo tocarme yo ahora? - Si, tírate al piso.

Se acostó en el piso como le indique y con las piernas flexionadas y abiertas hasta donde le permitía su pantalón, comenzó a masturbarse mientras la observaba, estaba cansado, pero verla así hizo que me arrodillara cerca de su cabeza y yo también me masturbara. Escuchaba su respiración cada vez más agitada, sinónimo de que estaba por llegar a su orgasmo, aceleré mi paja todo lo que pude. Se empezó a retorcerse en el piso y a emitir fuertes gemidos. Yo no tenía mucho que vaciar, pero igual arrime mi pene a su boca y dispare lo que me quedaba de corrida apuntando a su boca, no hizo falta que le dijera que la tragara, sola lo hizo y me abrió la boca para mostrármelo. Fue mucho menos intenso que el polvo anterior pero la remate metiendo mi glande en su boca y ordenándole que me la limpiara. Aunque fueron únicamente unos instantes se sintieron muy morbosos, ella termino su orgasmo y comenzamos a levantarnos.

Dios, nunca tuve sexo como el de estos días, que está pasando.

No sé, pero creo que vamos a tener que prender el horno porque la pizza seguro se enfrió.

Se rio y dijo, si ya no me acordaba de la pizza.

La mañana del sábado me desperté a eso de las 11 am con el sonido de mi teléfono vibrando sobre la mesa de luz de mi dormitorio. Estire la mano y lo desconecte del cargador lo mire y vi que era mi grupo de amigos, por supuesto que al grupo de WhatsApp lo tenía silenciado, pero como los había estado casi ignorando la última semana a causa de los últimos acontecimientos me empezaron a etiquetar para que sonara el teléfono. No les había casi prestado atención ni había participado en las partidas de Counter Strike que jugábamos y no era normal menos en época de cuarentena que estábamos encerrados. Pero si había escrito algunos mensajes por lo que sabían que no me ocurrió nada ni me había agarrado COVID ni nada por el estilo. Pero claro no sabían que habia vuelto Carla a mi casa, muchísimo menos los nuevos términos de nuestra relación.

Abrí el grupo y comencé a leer sus mensajes:

Tomas: Dale @Matias, responde gil, vas a jugar esta noche o nos vas a dejar colgados como el sabado??

Facundo: Seguro se fue con un trava... dejale espacio jajajaja

Tomas: Bárbaro, que haga de su culo una flor si gusta pero que no nos cuelgue en el counter jajaja

Dario: para que lo llaman al manco ese, si tiene que aparecer es para pasarme la biblioteca de juegos.

Entre bromas y golpes bajos como cualquier grupo de amigos consiguieron lo que buscaban y les respondí

Matías: Acá estoy manga de trolas, no pueden estar un día sin mí, falto un par de noches al CS y no saben que hacer.

Tomas: Apareció el tipo que esta muy ocupado!!

Facundo: tenia razon yo no? Te fuiste con un trava?

Matías: No me fui con tu hna...

Darío: uhhhh

Tomas: JAJAJa

Matías: les voy a contar la posta, la semana pasada , el jueves creo, me cayo de sorpresa Carla, no tenia a donde ir, es todo muy loco pero esta viviendo en casa

Darío: que???

Tomas: keeee??

Facundo: a bue... lo que nos faltaba

Claro que la conversación siguió un largo rato más y no fue fácil responder todas sus preguntas que no fueron pocas, pero de a poco les conté la situación. No entre en detalles en el arreglo sexual que teníamos por llamarlo de alguna manera, pero si les comenté que nos habíamos acostado. Lo que era gracioso porque ciertamente nunca nos acostamos, lo hicimos de muchas formas, pero nunca en la cama. Por supuesto me siguieron jodiendo durante un largo rato.

Facundo: bueno no te culpo, Carla estaba muy fuerte, si se mantiene como antes cualquiera caeria

Matías: jajaj bueno, tampoco podia dejarla en la calle

Tomas: supongo que se suspende los domingos de birra en tu casa no?

A pesar de que estábamos en cuarentena, Tomas y Facundo se habían venido varias veces a mi casa, estamos a muy pocas manzanas de distancia y ellos vivían en el mismo piso, habían alquilado un departamento para compartir gastos en la época de facultad y cuando terminamos no les pareció mal dividir gastos, tenían habitaciones separadas, y un comedor amplio, podían incluso llevar alguna compañera ocasional y no sería un problema, aunque por el lado de Tomas no era tan común, su timidez le dificultaba conocer chicas y su físico tampoco le favorecía, no es que fuera obeso, pero tenía algunos kilos de más. Facundo por su lado era un poco más afortunado con las mujeres, no es que le sobraran, pero tenía una personalidad más extrovertida lo que le facilitaba conocer gente. Darío en cambio vivía en provincia, no era nada cerca y hacia bastante que no nos podíamos juntar con él.

Me quedé pensando que hacer, podía decirles que por ahora no vinieran y lo aceptarían, seguirían haciéndome bromas, pero eso poco me importaba o podía decirles que vinieran y por ahí sacar provecho de la situación, siempre supe que Tomas le había gustado Carla, claro que cuando comencé a salir con ella nunca más volvió a mencionar nada, pero hasta entonces en más de una oportunidad supo hacer algún comentario sobre ella. Por ahí podía pedirle que haga algo sugerente, seguro Tomas se pondría muy nervioso, Facundo tampoco se quedaría atrás.

Por supuesto tendría que tantear a Carla, hasta ahora había siempre cumplido con lo que había pedido, pero esto era algo muy diferente. Por un lado, no era lo mismo un extraño en el ascensor o lo que hizo conmigo que pedirle algo con dos personas que ella conocía, no veía hacia años, pero los conocía. Y, por otro lado, hasta donde podría llegar, insinuar, mostrar o ¿Algo más? Yo estaría dispuesto a aceptarlo, creía que sí, pero no es lo mismo pensarlo que hacerlo. Solo tenía una forma de descubrir hasta donde se podía llegar.

Matías: yo nunca hable de que se suspenda nada, el domingo si vienen hay birras como siempre.

Tomas: Posta? No te jodemos?

Matías: no no, vengan

Facundo: Esssa! Listo yo me encargo de los botellones y vamos con el gordo. (NdA: haciendo referencia a Tomas.)

Matías: joya, quedamos así

La primera parte estaba lista, claro, era la más fácil, hablar con Carla no sabía si lo seria. Podía tomarlo de cualquier manera.

Sali de mi dormitorio y fui a la cocina, Carla aun debía estar durmiendo porque no la vi en el comedor ni en la cocina. Me preparé algo y me puse a desayunar mirando el teléfono, leyendo tonterías hasta que de repente sin que la escuché apareció y me saludo con un beso en los labios y me dijo:

Hola amor, buen día.

Era algo que no esperaba, la miré sorprendido y le respondí:

No, para, esto no es una reconciliación, te di lugar para que te quedes, tuvimos sexo, pero no volvimos. No somos nada.

Su cara se transformó, notó su error y se dio cuenta que me había molestado realmente y trato de corregirlo:

No, bueno yo no lo quise decir así, solo traté de ser cariñosa.

Pero esto no se trata de ser cariñosa o no, me parece que te confundiste, que tomaste las cosas para otro lado.

Esta semana había sido realmente difícil de describir en materia sexo experimente cosas y sensaciones totalmente nuevas, eso no estaba en duda, la cuarentena era una especie de limbo, un tiempo en el que todo quedaba detenido y mi sorpresa fue que ella toco el timbre de mi casa y me había permitido pasarla acompañado. Pero no me planteaba volver y lo que acaba de pasar me decía que eran sus intenciones o que confundió las mías.

Bueno, olvídate de lo que dije ¿Hagamos como que no paso nada sí? - Me pidio.

Me parece que lo mejor es que te busques una opción para irte lo antes posible.

¡No! Para, no te pongas así.

No le veo otra salida – Indique poniendome firme

Para Mati, ya sé, castígame me dijo, haceme lo que quieras, te juro que no vuelve a pasar. - Mientras se acercaba a mí.

Mis ojos se abrieron no creía lo que acababa de escuchar, no se lo iba a admitir a ella, pero esas palabras me ganaron, una cosquilla en mi entrepierna y una sensación de dominio se apodero de mí. Me dirigí al sillón y le dije:

Veni, bájate el pantalón y ponete arriba mío con el culo hacia arriba.

Obedeció rápidamente sin decir nada, sabía lo que se venía. Se bajo el pijama y se puso sobre mí. Le di un chirlo con bastante fuerza, su culo se quedó colorado casi de inmediato, volví a darle otro más, de sus ojos brotaron una lagrimas

Decime ¿Vas a hacer todo lo que te pida y vas a entender tu posición?

Si... -

Si ¿Qué?

Si... si, amo. - Susurro

Eso volvió a sorprenderme, jamás le había dicho que me dijera así ni siquiera estaba muy familiarizado con el termino, pero me éxito.

¿Entonces no vas a poner peros a mis pedidos? - Volví a confirmar.

Te lo prometo.

No quise dejar aprovechar la oportunidad y decidí lanzarme a la pileta, si tenía un momento para decirle de que vendrían Tomas y Facundo y cuales eran mis planes era ese.

Mañana va a venir Tomy y Facu ¿Te acordas de ellos?

Si, si me acuerdo.

Bueno Tomy siempre te tuvo ganas, siempre se hizo el tonto porque salías conmigo. Y hace mucho que está solo, viste que no tiene mucha suerte con las mujeres...

No sabía. - Dijo únicamente.

Notaba que ella sabía por dónde venía la mano y que se quedo sin palabras.

Pero mañana me gustaría que le coquetees y capaz que te pongas algo sexy para alegrarle la vista. ¿Lo podés hacer?

Bueno... yo... está bien. - Dijo entre dudas.

Esa es mi chica obediente – Le dije mientras la ayudaba a levantarse.

Tenía que pensar hasta donde llegaría la situación, pero por algo del destino me permitió avanzar con la segunda parte de mi plan.