Una visita inesperada I
La cita a ciegas de mi compañero de piso acaba entre mis sábanas
Hola a tod@s!
Siempre he tenido ganas de explicar mis relatos y al final he decido compartirlo con vosotr@s. Soy un chico joven de 27 años, mido 1,80 m. y, como me gusta bastante practicar deporte, tengo un cuerpo bastante fibrado. En cuanto a relaciones, cabe decir que no he tenido muchas parejas estables y últimamente he sabido aprovechar bien mi soltería. De este modo, os iré contando mis vivencias y, esta vez, empezaré contando una de las situaciones más excitantes que me ha sucedido recientemente.
Tengo un compañero de piso llamado David a quien le dejó la novia antes de la cuarentena y no paraba de pedir a todos nuestros amigos que le presentáramos chicas. Así que finalmente consiguió que un amigo le organizara una cita doble junto a su novia y una amiga suya. Decidieron montar una cena en casa, así que yo me ausenté durante unas horas para que pudieran cenar y charlar tranquilamente los 4. Como al día siguiente trabajaba, decidí volver para casa sobre las 12 y ellos se encontraban tomando unas copas, así que me senté en la mesa con ellos y me serví un gintonic. La charla se había animado y acabamos jugando al “yo nunca” con preguntas un poco subidas de tono y, para mi sorpresa, la cita de David no paraba de beber con cada una de ellas, lo que me excitó un poco. En el poco tiempo que llevaba metido en la conversación me di cuenta de que ella empezaba a mostrar interés por mí y no le daba mucha importancia a David por lo que, cuando acabé mi copa, decidí levantarme de la mesa y retirarme a mi habitación a dormir.
Obviamente, la situación me puso bastante caliente y cuando me metí en la cama tenía la polla bastante dura y como suelo dormir desnudo, empecé a jugar un poco con ella hasta que oí unos pasos cerca de la puerta de mi habitación. De repente, entró Carla en la habitación, estaba un poco nerviosa y, todo y haber tenido el coraje de entrar en mi habitación, no sabía muy bien que decirme. Así que la invité a que se sentara para que se relajara y le dije que no podía pasar nada entre nosotros porque David podía tomárselo mal. Ella me dijo que no se había comprometido a nada y que se había sentido atraída por mí y que por eso había entrado a la habitación con la excusa de que tenía que ir al baño. Tengo que reconocer que eso me puso bastante más caliente de lo que estaba y creo que ella pudo notar mi erección a través de mi fina sabana. Con tal de controlarme me puse bocabajo y le dije que esa noche no podía pasar nada y que aún estaba a tiempo de volver al comedor sin que nadie se diera cuenta. A eso, me respondió que solo accedería volver al comedor si le daba un beso en la boca. Acepté el trato con tal de evitarme cualquier problema con David, pero el beso fue tan apasionado que ella acabó tirándose en la cama encima de mi y notó lo dura que se me había puesto. Así que empezó a jugar y a frotarse con ella hasta que la situación se me fue de las manos y yo empecé a tocarla por todo su cuerpo. Era una chica pequeñita pero con muy buenos pechos y no llevaba sostén, lo que me permitió jugar con sus pezones con bastante facilidad. Fui bajando mis manos hasta su firme culo y le baje los pantalones para que quedara al descubierto el tanga de encaje que se habría puesto para David. Llegados a este punto, pase mi mano por encima de su coño y pude notar como tenía el tanga empapado, por lo que jugué un poco con ella masturbándola mientras besaba su cuello. De repente, apartó mi mano, retiro la fina sabana que me tapaba, agarró mi polla y empezó a bajar poco a poco hasta metérsela en la boca. La verdad que era la cosa que más deseaba en ese momento y no os negaré que lo hacía genial. Primero empezó a jugar con la punta y cada vez iba metiéndosela más hasta el fondo, mientras al mismo tiempo me masturbaba con la mano. Cada vez fue aumentando más el ritmo y podía escuchar el sonido de sus labios subiendo y bajando escampando la gran cantidad saliva que recubría mi miembro. En ese momento, al ser consciente de que podrían empezar a darse cuenta que tardaba mucho en volver del baño, me pidió que le llenara toda su boca con mi corrida y empezó a masturbarme muy rápido mientras con su lengua jugaba con mis huevos. Al cabo de unos instantes no pude aguantar más y mi polla explotó sacando unos cuantos chorros de semen que acabaron entre su cara y su boca. Se tragó toda la corrida y como una buena puta me susurró al oído que esto solo había sido un aperitivo de lo que me esperaba.
Más adelante os seguiré contando como siguió esta historia.
podeis enviarme sugerencias o comentarios en: tuquemecuentas95@gmail.com
muchas gracias.