Una visita inesperada
Una visita inesperada me permitió experimentar algo que jamás había imaginado que existía en mí.
Se había cortado la luz en la zona donde trabaja y no se esperaba que se reestablezca el servicio hasta dentro de 12 horas por lo que volví a casa más temprano que de costumbre, parecía que iba a ser un día de esos que te liberas de tus obligaciones temprano y estar solo en casa, ducha caliente, sillón y maratonear alguna serie tranquilo ya que mi novia se encontraría trabajando, era freelance por lo que no tenía realmente horarios establecidos.
Pero antes de seguir, les contare como una chica como ella termino saliendo conmigo.
Para ponerlos en contexto, Carla es esa chica que siempre te imaginaste inalcanzable, no solo por su belleza que sin ser de presentadora del clima es realmente muy destacable, tiene un pelo castaño oscuro pasando los hombros, ojos entre color verdoso y miel, un rostro de rasgos delicados. Si continuamos bajando unos senos no muy grandes, capaz lo que dice unos 90 cms, pero con una forma muy linda que termina en unos pezones medio puntiagudos cuando se encuentra excitada. Una cintura delgada que si bien no está marcada no tiene un gramo de grasa de más y terminado con una cadera no muy grande pero que transmite una sensualidad difícil de ignorar cuando pasa al lado de cualquier hombre.
Yo era el típico muchacho común, lo que muchos llaman un medio nerd por irme bien en la facultad y tener un grupo de amigos que no estaban entre los más populares o agraciados físicamente, pero a diferencia de mis 3 amigos principales, mi contextura física era más favorable, tenía una altura de 1,78 mts. Pelo castaño corto con ojos marrones y unos rasgos faciales agradables. Vamos que no era un pibe por el que las chicas se fueran a morir, pero tenía cierto atractivo y trataba de vestirme bien cuidando mi apariencia. Tenía un departamento monoambiente que me alquilaban mis padres y un auto no muy moderno que me había podido comprar con mis trabajos de temporada, para ese momento con 23 años era un lujo.
Como les adelante siempre la vi como una mujer lejana a mis posibilidades, pero esas cosas de la vida hicieron que una fiesta de amigos en común pueda acercarme a ella en momentos que el alcohol ya había aflojado mi timidez y ella se encontraba borracha. Esa noche nos quedamos hablando de tonterías y terminamos intercambiando teléfonos.
Con el correr de los días empezamos a tener más trato, me conto de su mala relación con su madre y de la carrera que estudiaba, las materias que le estaban dando problemas en aprobar, las cuales yo por coincidencia algunas ya las tenía aprobadas y termine ayudándole, en una de esas juntadas para estudios quedamos solos al terminar y nos besamos.
Después de eso el tiempo transcurrió y se convirtió en mi novia. Yo terminé la facultad y empecé a trabajar en una empresa, mis ingresos mejoraron drásticamente, pero a Carla no le fue como le hubiese gustado, siempre había sido bastante desorganizada en su vida, abandono sus estudios y empezó a trabajar por su cuenta, sus ingresos no eran lo que ella esperaba, pero esto no nos impidió mudarnos a un departamento mucho más grande. Podía permitirme mantenerla, sumado a las dificultades que tenía con su madre básicamente me había convertido en un salvavidas para poder escapar de su casa.
Regresando a lo que nos trae y ya en contexto, esa tarde cuando regrese 4 horas antes de lo normal las cosas no salieron como me esperaba mientras manejaba a casa. Al llegar lo primero que me sobresalto fue ver las llaves de Carla después escuchar ruidos, tarde un segundo en identificar desde donde venían, pero rápido me di cuenta que eran desde nuestro dormitorio, camine despacio, en el sillón del comedor tirada estaba su campera y un zapato, seguí avanzando sin hacer ruido, esto ya me traía mala espina, pero al abrir la puerta encontré lo que no me hubiera querido nunca imaginar, a ella arriba de un tipo, al escucharme ingresar al dormitorio automáticamente se dio vuelta y me miro petrificada, entre tanto jaleo se ve que nunca vio el mensaje avisándole que me había liberado antes. Agarrando las sábanas con desesperación se tapó empezando a pedir disculpas mientras yo la miraba pidiéndole que se largaran urgente del departamento. Al tipo se lo veía sorprendido, la miro y le empezó a repetir "¿estas casada?” ella lo miro y le dijo vestite, vestite y ándate Javier, el obedeció y salió, al pasar por al lado mío se frenó me miro y me dijo “no sabía”, supongo que temió que le fuera a hacer algo, no estaba en mi mente en ese momento, honestamente solo sentía la traición de Carla, el tipo para mí era un cualquiera, no lo conocía, no era alguien que pueda culpar de conocerme y hacerlo apropósito, solamente le respondí “ándate por favor”.
Carla en ese momento se había vestido y me dijo:
Mati, déjame explicarte, ya sé que no hay justificación, pero por favor.
No, no quiero explicaciones, agarra lo que necesites ahora y ándate, después escribime para venir a buscar tus cosas.
Y así se fue ese día, así se terminó una relación de 3 años, me costó mucho, pero lo superé, pude mantener el departamento, me fui acomodando y pasaron 2 años.
Llego la pandemia del COVID 19 afectando a todo el mundo y en Buenos Aires no fue la excepción. Esas primeras semanas de la pandemia realmente eran días muy tranquilos en mi vida, la cuarentena había hecho que todo cerrara y no se pueda salir salvo para las compras básicas.
Todo cambio la tarde de un jueves ya ingresando en la noche cuando sonó el timbre, realmente no había hecho ningún pedido de delivery y no era normal recibir visitas en cuarentena, mi familia no vivía en la ciudad y si de mis amigos se tratase seguro me enviarían un WhatsApp por lo que lo deje pasar creyendo que sería un error, pero volvieron a tocar insistiendo, así que levante el portero y dije:
Hola. Dije.
Hola Matías, soy Carla, necesito hablar con vos.
¿Carla? ¿Qué haces acá?
Es largo ¿Puedo pasar y hablar con vos?
Eh, bueno, subí.
Realmente era la última persona que me esperaba esa noche, si bien había dejado de tener trato con ella, mantenía algunos conocidos en común que me contaron en más de una oportunidad como le había ido, no es fácil desvincularse de una persona que fue tan importante para mí, nunca la había perdonado y no estaba en mis planes hacerlo, pero siempre supe que su vida no había quedado muy estable a partir de la ruptura, estuvo andado de acá para allá evitando volver a la casa de la madre que como ya comenté la relación no era buena y solo había empeorado. Pero ahora se encontraba subiendo por el ascensor para hablar conmigo, no sabía porque le dije que si en ese momento, imagino que pueden ser varios motivos, mientras pensaba en ello el toc, toc de la puerta del departamento me interrumpió de mis ideas.
Cuando le abrí allí estaba, no voy a decir que se veía mal porque seguía manteniendo su belleza, pero se notaba que no estaba pasando por un buen momento, observe que venía con un bolso grande en la espalda. Paso por el umbral de la puerta y me saludo con el codo, le alcancé el alcohol y le dije:
Hola Carla ¿Cómo andas? ¿Qué paso para que hayas venido?
Hola Matías, acá ando, necesito hablar con vos, necesito pedirte un favor. Me dijo mientras bajaba el bolso.
Mientras la escuchaba sorprendido me dirigí al living mientras le indicaba que pasara, que se quite el abrigo y la invite a sentarse lo cual rechazo.
Bueno, que paso para que hayas venido así después de tanto tiempo
Estoy complicada me respondió.
Mientras me empezó a contar brevemente que después de separarnos las cosas no habían salido como ella hubiese querido, Javier, el tipo con el que la encontré en nuestra cama, la echo de su casa y anduvo de acá para allá viviendo en la casa de varias amistades y aunque ella no me lo aclaro, yo sabía que también varios amantes ocasionales, siempre con una falsa expectativa de que las cosas mejorarían hasta que la agarro la pandemia y se encontró ya sin opciones de donde ir y desesperada acudió a mi puerta.
No, vos estas loca, después de haberme sido infiel en nuestra propia casa, en nuestra propia cama tenes el descaro de venir a pedirme que te ayude.
Mati, estoy desesperada, no tengo a donde ir, mis amistades ya no están, esta todo cerrado, sabes que mi vieja no es una opción, las cosas con ella están como el culo, es más fácil dormir en una plaza que tocarle timbre además de que... bueno, tuvimos algunos bardos muy grandes en el medio, no importa, seguro no me abriría ni la puerta. Si tuviera alguna opción te pensas que hubiera venido y no por vos, sino porque me muero de vergüenza de tener que aparecer así en tu casa, con un bolso.
Podía entender la situación, su desesperación, pero honestamente no podía aceptarla, al menos no así, mi orgullo me lo impedía, había quedado quebrado, todos se habían enterado y si bien nadie me dijo nada yo me sentí expuesto frente a todos mis conocidos y amigos. Además, no es que se hubiese ido con el amor de su vida, me fue infiel con un tipo que realmente no valía nada y si bien siempre supe que con una mina así corría en desventaja la forma en que se portó me hizo casi odiarla.
En ese momento algo cambio en su voz, tomo otra postura, supongo que otra estrategia para convencerme:
¿Decime que puedo hacer, decime como puedo pagarte?
No, no sé... no quiero nada, no es por plata. Respondí tontamente sabiendo que en su mirada no hablaba de dinero, pero sin caer en sus intenciones.
No bueno, no hablaba de plata, capaz yo...
Lo que ocurrió creo que jamás lo imagine, se empezó a acercarse a mí, ahí le sentí olor a alcohol, no parecía borracha pero quizás había tomado de más. Cuando estaba casi pegada dirigió su mano a mi entrepierna agarrándome por arriba de mi pantalón mientras con una voz sensual y manipuladora me dijo: creo que sé que hay algo que te gusta, no puedo borrar todo lo que paso ¿Pero si podría darte un gusto no, podria pagarte de otra forma?
Me quede helado, no sabía que decir, a decir verdad, si tenía razón en que me estaba gustando y creo que ella lo sabía muy bien, hacia algunos meses que no tenía relaciones, antes de la cuarentena venia en una mala racha y con el cierre de todo me quede aislado solo. Aunque la situación no era nada cómoda era inevitable reconocer que me encontraba frente a una mujer que siempre me había gustado físicamente y soy hombre, en momentos de calentura ya sabemos con qué cabeza pensamos.
Comenzó a desabrocharme el pantalón cuando de pronto mi cabeza hizo un clic, quizás el rencor acumulado o el haberme sentido un tarado tanto tiempo o por ahí siempre deseé hacer eso y esa fue la mejor oportunidad que tuve en mi vida, pero sin saber de dónde salió exactamente en ese momento le dije ponete de rodillas, lo cual hizo no sin antes mirarme medio sorprendida, yo nunca le había dicho nada similar cuando fuimos novios, me salió de golpe, algo que ni yo sabía que era muy bien. Cuando estuvo de rodillas empezó a bajarme los pantalones quedando al descubierto una erección bastante importante. Usaba su lengua sobre mi glande suavemente hasta que le agarré la cabeza y la empuje contra mí, no se lo esperaba, pero no la solté, se ahogó un poco, pero rápido se recompuso, con mis manos sujetando su pelo le indicaba el ritmo, me encontraba ido, solo estaba pensando en el calor de su boca alrededor de mi pene.
La retire para no acabar tan rápido y la deje mirando hacia arriba sujetándola desde el pelo cruzando la mirada conmigo, tenía la boca llena de saliva y liquido preseminal, la verdad que fue una imagen muy erótica al menos para mí en ese momento. Le dije ¿te gusta así? ¿Chuparla como una putita? No respondió, solo me mantuvo la mirada, desafiante, sorprendida, quizás excitada.
Se la refregué un poco por la cara y se la volví a meter en la boca, la acepto sin quejarse y seguí follandome su boca, porque no hay otra forma de describirlo, nunca me había puesto así, era como una oscuridad interior que no conocía en mí, no es que quisiera hacerle daño ni nada, solamente quería disfrutar ese momento sin pensar como estaría ella.
Continue así durante algunos minutos, con el mismo jueguito, sacándola, refregándosela y se la volvía a meter, la hice bajar a mis testículos y sola comprendió que estaba esperando, comenzó a lamerlos, luego la tiraba hacia atrás y de nuevo se la volvía a meter en la boca.
Pero como todo tiene un final empecé a sentir que mi corrida era inminente a lo que comencé a moverme con mayor velocidad, creo que lo noto e intento salirse por un segundo, pero rápidamente se dio cuenta de que no aflojaba y desistió. Supe que no aguantaría más y empuje su cabeza contra mi pene mientras llegaba mi orgasmo junto con mis primeros disparos de semen en su boca, a medida que fui acabando afloje mi presión sobre su cabeza, pero sin retirarla completamente. Le dije agitado, casi sin aire mientras terminaba lo que creo que fue mi mejor orgasmo hasta ese momento: mostrame tu boca lo hizo, dale ahora trágalo... seguro que te gusta... Lo hizo también, lo hizo sin decir nada.
Cuando hube terminado solamente me incline hacia atrás y la mire, su cara era un desastre, pero jamás había visto algo que me haya excitado tanto. Mientras me subía los pantalones torpemente solamente pude decirle quédate a dormir, ahora te llevo unas sabanas a la cama del otro cuarto y te corro las cosas para que te puedas acostar. Mañana hablamos. Y me fui directo a mi dormitorio a buscarle lo que le dije. Ella únicamente me dijo Gracias. Mantenía una cara de sorprendida que no pudo disimilar.
Sabía que la cosa no acababa más que de empezar, pero mi cabeza era un completo desastre y no tenía idea de cómo procesarlo por lo que me fui a dormir sin cenar. Mañana seria otro día.