Una virgen gordita y sus zanahorias
Una mujer sin pareja satisface sus necesidades con una zanahoria.
Hola, ante todo decir que este relato es mi primer relato y que es verídico, y que después de leer cientos de relatos en esta página, he decidido contar mi experiencia, así que comenzaré por presentarme, me llamo Mari, vivo en Barcelona, mido 1,69, soy gorda y aún soy virgen, pero experimentada en el arte de la masturbación.
Empezaré diciendo que tengo 35 años y por mi situación laboral y familiar, mi vida social es bastante limitada, y los hombres con los que me relaciono pues ya están ocupados, así que a falta de oportunidades con hombres, eché mano de las hortalizas, en mi caso mis amigas incondicionales son las zanahorias, elegidas de unas buenas medidas, para que hagan bien su función.
A continuación contaré el proceso que normalmente llevo a cabo: Naturalmente aprovecho cuando estoy sola en casa para llevar a cabo mis necesidades sexuales con mi zanahoria de turno. Empiezo desnudándome y
poniendome cómoda en mi habitación, o incluso en el sofá del comedor. Comienzo a tocarme el clítoris de forma circular y dando pequeños golpecitos, cosa que hace que mi vagina vaya entrando en faena y empiece a lubricarse, cuando veo que ya estoy bien lubricada, unto la zanahoria en vaselina y comienzo a pasármela por todo mi coñito, para que todo él quede bien untado, y cuando más relajada y a punto estoy, comienzo a introducirla suavemente en la vagina que al estar ya bien lubricada y caliente, acepta a la invitada de buen grado.
Una vez bien a dentro comienzo con el juego de meter y sacar la zanahoria bien despacio al principio y más rápido a continuación, pasando de lento a rápido y viceversa, así voy jugando con ella, moviéndome suavemente y dejando sentir todo ese "rabo" en mi interior, a la vez que con la otra mano, sigo con mis caricias por todo el clítoris y los labios vaginales, así hasta que mi cuerpo comienza a reaccionar, poniendome cada vez mas caliente y húmeda por todo mi interior.
Cambio de posición y así de estar abierta de piernas, paso a ponerme de lado y seguir con mis movimientos, hasta que mi cuerpo no puede más, se pone a cien, y me recorre por la espalda un cosquilleo, como cientos de hormigas caminando por ella y unos movimientos reflejos realizan mis caderas, entonces comienzo a meter y sacar la zanahoria más rápido, todo lo que puedo, hasta que mi cuerpo realiza una descarga de adrenalina que me deja extasiada, y mis labios vaginales palpitan como si tuvieran vida propia, pidiendo más. Pero yo ya estoy agotado por el esfuerzo que supone ir metiendo y sacando la zanahoria una misma.
He de decir que si con una simple zanahoria, pero de suculentas dimensiones, puedo llegar a disfrutar tanto, no se que será de mí cuando tenga oportunidad de hacerlo con un hombre de verdad que me permita descubrir lo que hasta ahora para mí es ignorado.
Como no tengo experiencia en escribir relatos, invito a quien quiera me de su opinión, o quiera darme sugerencias sobre otras formas de gozar, al siguiente correo electrónico: