Una viejita que se las trae

Un joven repartidor conoce por su trabajo a una madurita que le invita a entrar en su casa y en su cuerpo, sin limitación ni barreras.

La historia que pasaré a contarles es totalmente real, sólo he cambiado los nombres por razones obvias.

Antes que nada quiero que sepan que tengo 21 años, y esto me sucedió hace unos 3 años.

Soy un chico flaco pero no raquítico, más bien común, tengo una verga de 20 cm, por ese entonces no sé pero sería de unos 18 cm, toda mi fantasía sexual, en ese momento era coger con la mujer que sea. Como estudio trabajo en un supermercado, por las noches estoy encargado del reparto a domicilio de las mercaderías.

Una de esas noches me tocó llevarle algunas cosas a una mujer mayor que vivía en un edificio lejos del súper, así que lo dejé para lo último, luego de hacer todo el reparto, un poco cansado ya me dirigí a la casa de esta cliente, su piso era el 9B, así que bajó a abrirme, yo no la miré como una mina infernal, sino como una abuelita, le dije que le ayudaría a llevar las cosas, a lo que asintió con la cabeza, llegamos a su departamento, que era muy lujoso, se notaba que dinero tenía de sobra, dejé las cosas, y me dio 50 dólares de propina, me disponía a irme cuando me preguntó si quería tomar alguna gaseosa, ya que el calor era agobiante, le dije que bueno, total ya había terminado mi turno, ella me trajo una gaseosa y empezamos una plática amena, sólo me llamaba la atención que me miraba demasiado al cuerpo hasta hacerme poner incomodo, yo como cualquier chico de 18 años, estaba ahí, únicamente porque me había dado 50 dólares de propina y con tales clientes conviene hacerse amigos, ella me comentó que le gustaría que pase de vez en cuando por el departamento a visitarla, yo le dije que de día estudiaba y que por la noche trabajaba, ella me preguntó cuánto me pagaban, a lo que respondí que yo ganaba las propinas que me daban por los repartos y me propuso que trabajase para ella, le dije que no sabía y me dijo que me iba a pagar 500 dólares por mes, cosa que me interesó, ella me dijo que lo que yo debía hacer era lo que ella quisiera, a lo que asentí afirmativamente, me dijo que me bajara los pantalones, yo me ruboricé, no esperaba que ella me dijera eso, pensé que tendría que hacer mandados, entonces ella se acercó a mí, me sujetó por encima del pantalón la verga, y ella empezó a subir, formando un bulto del que podría estar orgulloso cualquiera, ella se sorprendió por el tamaño, enseguida desprendió mis pantalones y me los bajo junto con los calzoncillos, mi verga salió disparada de sopetón hacia arriba, ella la admiró un instante, luego se arrodilló al lado del sillón donde yo estaba sentado, y comenzó a tocármela, me la meneaba suavemente, yo estaba que explotaba, de repente acercó su boca y comenzó a darle chupetones con fuerza, yo estaba paralizado, ya que era virgen, luego de unos minutos de grandes chupetones empecé a notar que me corría, le dije, y me sujeto más fuerte de mis piernas para que no la saque de su boca, llegué con una fuerza indescriptible, grandes gotas de semen le inundaron la boca, ella tragó y siguió exprimiendo hasta no dejar una gota, luego comenzó a besarme en la boca, al principio me dio asco, pero luego sus besos me encantaron, así que comencé a tener otra erección ella al percatarse de eso me comenzó a pajear, hasta que estuvo dura (bien dura), luego se recostó en el sillón y comencé a besarle sus tetas, un poco flácidas, pero eran las primeras que besaba, y me gustaba sobremanera, luego comenzó a bajar mi cabeza hasta acomodarla en su vagina, que por lo que logré ver ya tenía sus buenos trabajos realizados, empecé a lamer con fuerza, a pasar mi lengua por ella y hundirla en su cueva, ella gemía de placer, yo enloquecí y cada vez aumentaba la agilidad de mi lengua con un mete y saca incomparable, ella llegó al menos dos veces, y luego me dijo "ven mi niño, métela ya que me quiero correr de una vez", así que la puse en la entrada, mi polla explotaba, no podía aguantar me venía, ella gemía esperando que se la introduzca de una vez, y yo al ver que llegaba, y al no saber cómo entrar si suave o rápido, la metí de un solo golpe, ella gritó, se corrió gimió, y me abrazó con fuerza, yo mientras seguía mi mete y saca hasta que en dos o tres enviones la llené de leche, ella estaba sonriente, me besó y se comenzó a vestir, yo le pregunte así había estado bien, ella me dijo, jamás mejor, así que me puse contento, ella se vistió, llevaba un vestido largo hasta los tobillos, así que no se puso las bragas, me dijo que quería saborear un rato más de mi verga, a lo que accedí enseguida, la tomó flácida, antes de introducirla totalmente en su boca ya estaba dura como un mástil, me la chupó un rato, hasta que me enloquecí nuevamente, se la saqué de la boca la di vuelta contra una mesa que había en ese lugar y le levanté el vestido, ella me decía que no que eso le iba a doler, le dije que no se haga problemas que no iba a hacer nada (mentía), comencé a lamerle la cola como en las películas porno que miro, y comenzó a gemir de nuevo, signo de que le gustaba, luego que estuvieron mis dedos en un clásico mete y saca, y al ver su cola dilatada (que por cierto también había sido utilizada varias veces) le apunté y de vuelta de dos movimientos estaba dentro de ella, el dolor que sintió, creo, debe haber sido mucho, ya que gritó como loca, luego de pedirme que se la saque cosa que no hice se comenzó a calmar y a gozar, yo comencé a decirle que era mi putita que me gustaba culiarme a las viejitas, ella se puso como loca y creo que por como gimió llegó tres veces antes que yo acabe, cuando llegué lo hice hincándome sobre ella con fuerza hasta ponerme encima de ella sin tocar el piso, lo que hizo que mi verga entrara un poco más, luego la saqué la limpió con su mano, luego con su boca, me vestí ella ya estaba vestida y me dijo, te espero mañana, pero no debes hacer cosas que yo no te pida, le dije que me perdone, a lo que accedió diciéndome que jamás le habían hecho la cola de esa manera y que mañana lo haríamos igual.

Ya hace 3 años que "trabajo con ella" he ahorrado mucho dinero, todos piensan que trabajo con ella en su casa de campo, ella tiene 75 años, y espero que aguante hasta los 100 porque estoy enamorado de ella, no me importa su edad, sólo sé que dos o tres veces por semanas voy a su casa y me coge como los dioses, la mama como la más puta de las putas, y su culo es un punto de inflexión que debo recorrer cada vez que me acuesto con ella, lo cual disfruto.

j_unico