Una vida vacía 8

Emilio intenta escapar de la cárcel para huir de su padre, mientras tanto Mark va a ver a Robert que lo ha dejado con Vanesa. El último capítulo... ¿Quién será el elegido? Capítulo con sexo. No se lo pierdan...

Bueno queridos lectores, aquí llega el episodio final tan esperado. Me han preguntado que por qué no seguía la serie, y debo decir que considero que la historia de Mark ya está contada, pero puede que en el futuro me dé por retomarla, quién sabe. Sin embargo, de momento me centraré en especiales de mis series o series de pocos capítulos. Y cuando vuelva a tener tiempo la primera serie que me gustaría retomar sería Videogames and rock and roll, de la que ya tengo un par de ideas, pero no puedo prometer nada, porque, sinceramente, mis cambios de idea me sorprenden incluso a mi mismo. Sin más dilación, aquí os dejo con el capítulo final.

Una vida vacía

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Un relato del Enterrador

Si desean, pueden comentar a través de email a la dirección de correo: latumbadelenterrador@gmail.com

Episodio 8: El elegido del corazón

Cuando apagaron las luces yo ya estaba dentro de la cesta de la ropa sucia. La ropa la sacaban a las 8:30 y pasaban lista de los presos a las 9:00, así que solo tenía media hora para salir de la cárcel. Después de una noche que se me hizo eterna entre ropa sucia y algún que otro calzoncillo lefado, llegaron los tíos que se encargaban de la ropa. No se dieron cuenta de que estaba allí.

-Qué asco Pepe, qué olorazo-dijo uno de ellos.

-Será por las judías que he desayunado, tío-dijo el otro convencido.

-¡¿Qué?! ¡Me refiero a la ropa!-dijo el primero horrorizado.

-Y yo, y yo...-respondió el otro con una sonrisa forzada.

Me llevaron a la lavandería y se fueron. Allí, salí de aquel asqueroso contenedor y corrí por el pasillo hasta el ala oeste, donde estaban las celdas de los menos peligrosos. Mi plan era pasar sin que me vieran las cámaras y esperar a que un guardia abriera la puerta para salir lejos de la zona de celdas sin que se diera cuenta. Puede parecer que mi plan era estúpido, y como comprobé después, lo era.

Al llegar a la puerta por la que entraban los guardias, me di cuenta de que no podía pasar cuando algún tío abriese la puerta sin que me viera. Cuando me di cuenta era tarde, el guardia se acercaba. Me quedaba poco tiempo para pensar. En ese momento utilicé lo que había aprendido en todos mis años viviendo en la zona más peligrosa de la ciudad. Cuando no sepas qué hacer, pégale una hostia a todo el que te encuentres.

El guardia pasó con toda la tranquilidad, y como no me esperaba, no se dio cuenta cuando le pegué una hostia que le torcí la cara. Cayó al suelo y le robé todo el traje y las armas que llevaba: una pistola y una porra. Pasé por la puerta sin problemas, y al otro lado otro guardia se me quedó mirando, me eché la gorra para abajo para esconder mi cara.

-¡Rodolfo! ¿Qué haces aquí? Tienes que pasar lista-dijo el guardia mirándome extrañado.

-Es que mi mujer me ha llamado diciendo que estaba dando a luz-dije nervioso.

-¿Tu Mujer? ¡Tu mujer murió hace 3 años!-gritó el tío enfadado.

-¡Por eso me largo, me ha dado mucho mal rollo!-dije saliendo corriendo.

El guardia comenzó a gritarme cosas, pero yo corría a toda velocidad para alcanzar la puerta. Sonó la alarma, me habían descubierto... Pero por suerte ya estaba en la puerta. Al salir, los tíos de las torres de control me apuntaron, pero ya no tenía nada que perder, así que corrí todo lo que pude. Oía los disparos, y alguna que otra bala me rozó, pero ninguna me dio directamente. Sangraba un poco, pero ya no podía volver atrás. Conseguí atravesar todo el patio, pero al llegar a la puerta de la valla, me di cuenta de que estaba cerrada. Era mi fin, estaba acabado. El tío de la torre de control apuntó bien y yo me quedé quieto. Prefería morir antes que volver allí dentro.

-¡No te rindas aún!-oí una voz.

De repente, un todoterreno tiró la puerta abajo y entró a mi lado. Me quedé asustado mirando, pero una mano salió de dentro y me metió de un tirón dentro del coche.

-¿Mark? ¿Eres tú?-dije aturdido.

-¿Qué dices? ¡Soy tu hermana!-gritó Vane conduciendo el coche.

-¡¿Qué coño...?!-dije asustado.

-No podía permitir que estuvieras en la misma cárcel que papá...-dijo seria.

-Pero tú... No eres capaz de ...-dije aturdido.

-He cambiado Emilio, un cabrón me ha hecho cambiar-dijo sin expresión.

-¿Un cabrón?-dije sin entenderla.

-Da igual, ahora se la voy a devolver... Vamos a ver a Mark, asegúrate de que se enamore de ti-dijo sonriendo.

-¡V-vane! ¿L-lo sabías...?-dije sorprendido.

-Las hermanas mayores lo saben todo-dijo sonriendo.

Sin más, salimos disparados a casa de Mark, necesitaba verle... Aunque sólo tendría una oportunidad. Tenía que pedirle que huyera conmigo para siempre. Que fuera mío... Si decía que no, me iría solo a una vida sin sentido. Pero si decía que si... Podría empezar una vida mejor lejos de ese estúpido pueblo con la persona que más amo...

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Me despedí de Yvon y fui al cuarto de Robert. Él me esperaba tumbado en la cama mirando al techo sin expresión alguna. Cuando entré ni se inmutó, seguía a lo suyo. Estaba un poco nervioso y no sabía qué decir, pero debía romper el silencio de alguna forma, o de lo contrario estaríamos ahí toda la vida. Le miré y dije sonriendo:

-¿Cómo estás, Robert?

-Mal-soltó tajantemente.

-¿Q-qué ha pasado con V-vanesa?-dije nervioso.

-¿De verdad quieres saberlo... Mark?-dijo mirándome.

-Claro, ¿por qué no iba a querer saberlo?-dije confundido.

-Me temo que si te lo cuento descubrirás quién soy realmente y quizás no te guste mi verdadero yo-dijo serio.

-Oh, vamos Robert, soy tu amigo, nada cambiará eso...-dije sonriendo.

-¿Estás conforme con que seamos “solo amigos”?-dijo mirándome a los ojos.

-¡¿C-cómo d-dices?!-dije nerviosísimo.

-Mark, estoy enamorado de ti... Lo estoy desde hace mucho tiempo, desde que te conocí-dijo sonriendo.

-¿Qué? ¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!-grité confuso.

Entonces no me respondió, simplemente me besó. Nuestros labios se fundieron en un intenso beso, yo no reaccionaba, no podía creer lo que estaba pasando. Por fin... Por fin, lo que tanto había querido... Lo que tanto había anhelado... Se había hecho realidad. Robert quería estar conmigo. Sin poder remediarlo, comencé a llorar.

-¿Por qué lloras?-me dijo sonriendo-¿Acaso estás triste?

-S-son Sniff.. Lágrimas de felicidad, n-no... Sniff... Sabes cuánto he estado esperando esto...-dije casi sin poder hablar.

-Te quiero, Mark. Siempre te he querido-dijo dándome un beso en la mejilla.

-¿Entonces por qué salías con Vanesa?-dije intentando secarme las lágrimas.

-Verás... Decidí que tenías que demostrar que me amabas. Yo sabía que tú tenías esos sentimientos por mí, pero jamás te hubieras dado cuenta solo. Yo... Je... Soy un monstruo. Usé a Vanesa como una herramienta en mi plan, un simple peón que usé para que te pusieras celoso y te dieras cuenta de que me amabas. Sin embargo, no era suficiente... Necesitaba que te fueras con otro y después volvieras conmigo. Necesitaba que te dieras cuenta de que no importa con quien estés, que no puedes olvidarme-dijo con una sonrisa.

Me quedé en silencio con los ojos como platos, Robert... Robert... Había estado jugando conmigo completamente, y de una forma totalmente cruel. Tenía razón, él era un monstruo. Además, no solo jugó conmigo, jugó con los sentimientos de Emilio, Yvon, Vanesa... Era una bestia...

-¿Entonces tú has dejado a Vanesa?-dije sin mirarle.

-Así es. Ya no me servía para nada-sonrió.

-¡¿Y qué pasa con Yvon?! ¡Me mandaste a un concierto con ella, y seguro que sabías lo que sentía por mí!-grité.

-Por supuesto que lo sabía... De hecho, esa fue la razón por la que la dejé ir contigo-siguió sonriendo.

-E-eres... E-eres...-dije nervioso.

-Esto es lo que soy Mark, si no quieres aceptarme... Yo me iré de tu lado-esta vez su sonrisa se tornó en una sonrisa triste, solitaria.

-Yo... Yo... ¡No te creo! ¡El Robert que yo conozco no es así!-dije sin creerlo.

-Deberías haber visto cómo lloraba Vanesa, ahí en el suelo, retorciéndose y pidiendo que la amara... Qué asco me dio. Un ser tan patético, algo tan asqueroso no debería ni acercarse a mí-amplió su sonrisa.

Me levanté y le di una bofetada con todas mis fuerzas. Merecía mucho más por todo lo que había hecho, pero no podía hacerle daño a él... A él no. Lo que más me dolía era saber que amaba a esa persona... A ese ser arrogante y narcisista. Salí del cuarto sin decir ni una palabra, él tampoco dijo nada, solo sonrió de manera triste.

-¿Por qué no le has dicho que fue todo por su padre, Robert?-dijo Robert hablando consigo mismo al quedarse solo-Ja... Te vas a reír de lo blando que me he vuelto, Robert. No lo he hecho para que no odie a su padre. Jajajajajaja... Qué molesto...

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Salí del cuarto de Robert con lágrimas en los ojos y corrí todo el camino hasta mi casa llorando. Nadie me dijo nada, así que supongo que a nadie realmente le importaba. Al llegar a casa, había un coche justo delante. Un todoterreno, no podían ser mis padres. Al acercarme, la puerta se abrió y apareció Vanesa.

-Mark, escúchame, Robert te ha estado utilizando-dijo seria.

-Ja...-dije arrancando a llorar de nuevo, pero con una sonrisa-Vengo de hablar con él, y me lo ha dicho...

Debía de verme como Yvon cuando le dije que era gay. Y ahora entiendo por qué sonreía, porque era gracioso el pensar que aunque Robert fuera así, yo le seguía amando, y no le guardaba rencor. Seguía queriendo lo mejor para él. Jodidamente gracioso.

-¡Mark!-salió Emilio de atrás.

-¡Emilio! ¡¿Qué haces aquí?!-dije asustado.

-¡Idiota! ¡Te dije que no salieras!-grtió Vanesa enfadada.

¿Por qué lloras, Mark?-dijo acariciándome la mejilla.

No podía responder, solo podía llorar, así que Vanesa le contó a Emilio lo que Robert había hecho y éste escuchó con rabia todo lo que su hermana mayor le decía.

-Yo a ese tío lo mato-dijo Emilio cabreado.

-¡No! ¡No lo mates, por favor!-dije nervioso abrazándome a él-¡Te lo suplico!

-M-mark...-dijo mirándome.

Miraba fijamente mi cara, y algo le disgustó mucho, porque me apartó delicadamante.

-Es la misma cara de cuando viniste a buscarme al parque...-dijo serio.

-Sniff... ¿Qué?-dije confundido.

-Mark, solo pones esa cara por él, ¿no te das cuenta?-dijo Emilio sonriendo de forma melancólica.

-¿Q-qué quieres d-decir?-pregunté mirándole.

-Por mí no pones esa cara, Mark-suspiró aún sonriendo.

-¿Qué coño haces, Emilio?-dijo Vanesa mirando mal a su hermano.

-Verás, Mark. Hoy me he fugado de la cárcel, y venía a decirte que te fugaras conmigo, pero... Mejor no...-dijo frunciendo el ceño.

-Emilio, ¡se supone que mi venganza contra ese cerdo es quitarle lo que ama!-gritó Vanesa.

-A mi lo que más me importa es la felicidad de Mark, lo que tú quieras me la suda, Vane-dijo Emilio molesto.

-¡¿Qué?!-gritó furiosa.

-Mark-me agarró de la mano-Tú quieres a Robert. Y deberías estar a su lado, ¿vale? Porque eso es lo que te hace feliz, ¿no?

-¡Le ha tratado como un juguete! ¡Igual que a mí! ¡¡¡Y a ti, Emilio!!!-gritó Vanesa cabreada.

-¿No lo ves en sus ojos, Vane? Eso a Mark no le importa-dijo Emilio sonriendo melancólicamente.

-Y-yo...-dije sin saber qué decir.

-En el fondo piensas que Robert ha tenido una razón para hacerlo, ¿no?-dijo guiñándome un ojo.

-S-sí, pero aún así... Ha hecho c-cosas horribles...-dije triste.

-Oye, yo también he hecho cosas horribles. Te violé, ¿recuerdas? Y ahora somos amigos-dijo dándome una palmadita en el hombro.

-¡¿Le violaste?! ¡¿Y aún te dirige la palabra?! ¡¿Es más, ¿por qué no le has denunciado?!-dijo Vanesa sin creérselo.

-Anda, ve a ver a Robert...-dijo Emilio sonriendo.

-G-gracias Emilio, pero... ¿Tú qué harás?-dije deprimido.

-¿Sabes? Pensaba largarme, pero estar en la trena no suena tan mal, me da que volveré-dijo animado-Así podrás venir a verme si alguna vez lo dejas con Robert.

-¡S-sí! ¡Iré a verte, lo juro! Jamás te olvidaré, Emilio-dije abrazándole.

Abracé a Emilio con todo mi cariño, era la única persona a la que podía considerar mi amigo, puesto que Robert sería mi novio. Tenía muchas ganas de ir a verle, quería decirle que lo quería... Y que le perdonaba, pero antes debía saber el por qué, yo sabía que tenía que haber otro por qué.

-¡Noooooooo! ¡No permitiré que Robert sea feliz!-dijo Vanesa sacando un cuchillo-¡Si te mato, Mark, se cumplirá mi venganza!

Vanesa corrió hacia mí, pero Emilio la paró en seco de una bofetada.

-¡Madura, Vane!-dijo serio.

-¿Eh?-soltó ella.

-Toda tu vida has sido una infantil y una inconsciente, por eso todo el mundo te trata tan mal, ¡madura de una puta vez!-gritó Emilio.

Vanesa comenzó a llorar y Emilio me dijo que me fuera, corrí hasta casa de Robert como alma que lleva el diablo y los dejé solos.

-Vamos, llévame a la cárcel, que tengo que hablar con papá-sonrió Emilio-Hermanita.

-Sniff... Vale, pero después quiero irme lejos... ¡Sola! ¡Para siempre!-dijo llorando.

-Vale hermanita-dijo dándole un beso en la frente-No volveremos a vernos, pero no olvides... Que te quiero...

-Y-yo también te quiero Emilio-lloró más Vanesa.

-Siento no haber podido protegerte... Siempre me he culpado por eso-sonrió Emilio.

Ambos hermanos se quedaron en silencio abrazados, pues jamás se volverían a ver. Aunque os aseguro que nunca jamás se olvidaron el uno del otro...

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A llegar a casa de Robert, vi que había un coche en la puerta. Me resultaba familiar, era el coche de mi padre. Me paralicé por un momento, pero decidí entrar. Mi padre no sabía de la existencia de Robert, al menos que yo supiera. Él nunca se preocupaba por mis asuntos, aunque... Si me estaba vigilando con cámaras... Podía ponerse peligrosa la cosa...

Toqué en la puerta e Yvon apareció al otro lado sonriendo al verme. Yo me puse algo nervioso, no quería hacerle sufrir, pero ella puso de su parte para que la situación no fuera incómoda, aunque en realidad debía haber sido yo el que lo hiciera.

-Vengo a ver a Robert-dije sonriendo.

-Oh, lo siento. Ahora mismo está en su cuarto hablando con un profesor suyo que ha venido a verle-dijo nerviosa-Pero puedes esperar si quieres.

-Es mentira. Ese hombre no es profesor de Robert-dije serio.

-¿Qué?-respondió incrédula.

-Es mi padre-dije serio-Lo siento, pero tengo que ir a ver qué es lo que pasa aquí.

Dicho esto, corrí al cuarto de Robert. Yvon no me detuvo, al parecer me creía, y eso me alegraba, pero me sentía mal por ella. Al llegar, puse la oreja en la puerta a ver de qué me enteraba.

-Me temo que has perdido, Robert-oí la voz de mi padre.

-Je... Has venido a cumplir tu parte, ¿no?-respondió Robert en tono divertido.

-Los términos eran claros. Te dije que solo podrías conseguir a Mark si demostrabas que te amaba saliendo con otra persona y haciendo que él volviera a tus brazos. Y has fallado... Me temo que deberás cumplir el castigo-dijo mi padre seriamente.

-Vamos... ¿Por qué no hace esto un poco más dramático? Diga cuál es el castigo-dijo Robert.

-La muerte-respondió mi padre tajante.

-Je... Jajajajaja... ¡Jajajajajajaja! ¡Adelante, suegro! ¡Si no tengo a su hijo, ya no me queda nada por lo que vivir!-gritó Robert riendo.

-¡Noooooooooooooooooooooo!-grité abriendo la puerta de par en par.

-¿Qué demonios...?-se giró mi padre hacia donde yo estaba.

Vi a mi padre con una daga en la mano de pie mientras Robert estaba sentado en la cara con el pecho al descubierto. Iba a matarlo... ¡Y yo no quería! ¡No quería! ¡No iba a permitirlo!

-Has jugado sucio Robert, ¿por qué lo has traído?-dijo mi padre enfadado.

-Ah... Yo no he tenido nada que ver. Supongo que el destino es... Caprichoso-dijo Robert sonriendo.

-¡Bah!-exclamó mi padre malhumorado.

-Así que era eso... Hiciste eso por mi padre, ¿verdad? Tú no eres un monstruo...-dije con los ojos llorosos.

-¿Sabes qué, Mark? Ni siquiera yo lo sé-sonrió-¿Lo hice solo porque tu padre me obligaba o también por mi propio disfrute personal? Puede que por ambas razones. Puede que por ninguna, pero solo hay una cosa que sé seguro. Y es que te amo...

En aquel momento lo entendí todo. Yo quería a Robert por encima de todo, me daba igual cómo fuera, si era un monstruo o si había jugado conmigo. Podréis llamarme masoquista, y puede que lo fuera... Pero yo quería a ese chico, e iba a estar con él.

-Sniff... Yo también te amo, Robert-dije llorando.

-Vamos, no llores...-dijo abrazándome-A partir de ahora, cuidaré de ti.

Cuando dijo esto, oí la puerta del cuarto cerrarse. MI padre se había ido en ese momento.

-¿A-a dónde v-va?-dije nervioso.

-Ha perdido... Parece que ya se ha dado cuenta. Y esa es su forma de decir que acepta nuestra relación...-dijo dándome un beso en la mejilla.

-N-no...-dije avergonzado.

-¿No qué?-dijo sorprendido.

-No me beses en la mejilla...-dije tímidamente.

-¿Te molesta que te bese?-dijo fingiendo estar abatido.

-N-no... Es que quiero que me beses en la boca...-dije rojo como un tomate.

-Haberlo dicho antes...-dijo sonriendo de nuevo.

Me besó de la manera más tierna y dulce de la que me habían besado jamás. Fue con una delicadeza tremenda, saboreando mis labios y acariciándome la mejilla. Sus ojos estaban cerrados, pero la belleza deslumbrante de su cara y el amor que me mostró en su beso me hizo estremecer. Por fin tenía lo que tanto había deseado. Por lo que tanto había sufrido... Puedo parecer estúpido por enamorarme de la persona que me ha hecho tanto mal, pero... Nadie decide de quién se enamora, jaja.

-Mark...-me susurró al oído-Voy a hacerte el amor...

-N-no hace falta q-que lo digas...-dije nervioso.

Se quitó la camisa y después volvió a besarme. Mientras me besaba, puso su mano sobre mi polla y empezó a acariciarla, sin poder remediarlo solté un pequeño gemido.

-Dime que te gusto, Mark...-dijo mirándome serio.

Era la primera vez que lo veía tan serio, siempre se lo tomaba todo a broma, y aquello me conmovió.

-M-me gustas, R-robert. ¿Yo te gusto a ti?-dije nervioso.

-Claro idiota, ¿crees que soy un prostituto que sería capaz de acostarse con alguien que no le gusta?-sonrió.

-Ejem..-dije enfadado-Van...

En ese momento volvió a besarme para hacerme callar. Mi mente se quedó en blanco con el tremendo morreo que me dio. Entonces volvió a susurrarme al oído:

-Chúpamela...

Sin más dilación, le bajé los pantalones y calzoncillos y me metí su polla entera en la boca. Aquella polla que no había probado en semanas. Aquel sabor que no había podido olvidar, aquel miembro maravilloso que solía llenarme.

-Mark... Si pones esa expresión tan erótica, no voy a tardar en correrme...-dijo mirándome.

Le lamía la polla de arriba a abajo todo lo que podía y después me la metía hasta el fondo de la garganta. Me encantaba abarcar toda esa polla en mi boca. Él ya comenzaba a gemir y me agarraba del pelo suavemente para que chupara más.

-No sabes cuánto he echado de menos tu boquita... No podía dejar de pensar en ti todo este tiempo... Te he deseado tanto...-dijo ya cachondo como estaba.

En ese momento me sorprendí, aunque fuera mentira me gustaba creerlo. Robert se sintió como yo, me echaba de menos, me anhelaba, me quería... No podía ser más feliz de lo que era en ese momento. Aceleré la mamada y comencé a lamerle los huevos. Sus gemidos se aceleraron y me miraba con una expresión de máxima lujuria.

-Mark... Si sigues así, no voy a aguantar. Vamos, deja que entre dentro de ti...-dijo mirándome.

-S-si...-dije nervioso.

Cogió el librante de su mesita de noche y me dio un condón.

-Pónmelo-dijo con tono erótico.

Nervioso y temblando, me acerqué a su polla y le puse el condón. Notaba su mirada clavada en mí, pero no podía mirarle por los nervios. Nunca me había sentido así al hacerlo con él. ¿Sería... cosa del amor? ¿Acaso el amor hacía diferente el sexo?

-Relájate...-dijo metiéndome un dedo con lubricante en el culo.

-A-aah...-gemí bajo.

-Estás mucho más sensible Mark... Qué pervertido...-dijo sonriendo.

-M-me siento r-raro...-dije nervioso.

-Dime, ¿te has estado aliviando aquí pensando en mí?-dijo agarrándome la polla.

Antes de que pudiera responder, empezó a hacerme una paja y no pude responderle. Sentía cómo iba añadiendo dedos en mi culo y el dolor se mezclaba con el placer de ser masturbado. De repente, paró.

-Vale, creo que ya es hora de entrar-dijo mirándome con una sonrisa.

-Si, por favor, m-mételo...-dije ansioso.

Sin hacerme esperar, me metió poco a poco su polla en el culo. En el instante en el que entró, mi cuerpo entero se retorció de placer. Nunca me había sentido así en toda mi vida. Era la mejor experiencia que jamás había tenido.

-Mark... Te amo-dijo besándome.

Ese... Aunque suene cursi... Era el poder del amor... Me penetró despacio y con delicadeza, tratándome como un objeto que pudiera romperse.

-M-más... Más duro...-dije casi sin aliento.

-Oh, ¿de verdad?-dijo sorprendido-Si empiezo así, no podré parar ni aunque me lo pidas, ¿está bien?

-S-sí...-dije tímidamente.

Robert aceleró sus embestidas y me estuvo follando toda esa noche, más y más fuerte. Me hizo sentir lleno, me hizo sentir suyo. Aquella fue la mejor noche de mi vida...

-Mark... Gracias por escogerme... Jamás te abandonaré. Este monstruo estará siempre contigo...-dijo besándome.

-Por favor, no vuelvas a abandonarme...-dije llorando.

-No lo haré-me besó en la frente-Porque te amo...

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-¡Mételo en la celda!-gritó el guardia.

El tío me metió en la celda y se largó. Después de despedirme de Mark, Vanesa me había dejado en la puerta de la cárcel. Entré y me pillaron enseguida, evidentemente, y yo no opuse resistencia alguna. Tenía un asunto que atender... Debía encontrar a mi padre... En ese momento me di cuenta de que tenía una nota en el bolsillo.

“Soy el juez Basty Friendship, mi hijo Robert me pidió que te metiera en la cárcel. Iba a sacarte cuando ya no fueras necesario para el plan, pero al parecer has tomado una decisión. Como agradecimiento por lo que has hecho, te he mandado a la celda de tu padre... Cumple tu deseo y después serás encerrado para siempre. Tal como deseas”

-El tal Robert es muy listo... Je... Ha hecho esto por Mark, supongo que cuidará de él-sonreí.

Mira tras de mí y mi padre dormía en su cama, lo desperté de una patada en el estómago.

-¡Emilio!-gritó sorprendido.

-Viejo, esta noche morirá uno de los dos-dijo con una sonrisa de medio lado-¡Y no pienso ser yo! ¡Te voy a hacer pagar por destruir las vidas de toda mi familia!

-Ja, trozo de mierda... Has venido hasta mí. Yo soy más fuerte que tú. No hay nada que puedas hacer contra mí. Te daré una paliza y después te convertiré en mi puta-se rió mi padre.

Se abalanzó sobre mí y me dio un puñetazo en el estómago, estrellándome contra la pared. Era un hombre grande de mucha fuerza, pero solo tenía una oportunidad, tenía que vengar a mi familia.

-¡Hijo de la gran putaaaaaa!-dije corriendo a por él.

Me cogió del brazo y me tiró al suelo, quedando él encima y retorciéndome el brazo. Comencé a gritar y él se comenzó a reír.

-Vamos, puta, pelea ahora-se reía de mí.

Qué patético... Me había tumbado en seguida, yo era patético... Iba a ser la puta de un tío asqueroso... En lugar de vengar a mi familia iba a ser una más de sus víctimas... Pero en ese momento, como salido del cielo, noté al chocar con el suelo que tenía algo en el otro bolsillo.

-¿Te rindes ya?-dijo arrogante.

-S-si... Haré lo que quieras...-dije fingiendo estar abatido.

Me soltó y colocándome de rodillas se sacó la polla.

-Comienza a hacerme sentir bien, chupame la polla-dijo apuntándomea la cara con su sucia polla.

En ese momento, con la mayor rapidez que pude, saqué el objeto del bolsillo, el cual había notado que era un cuchillo y le pinché en los brazos. Cayó al suelo y empezó a gritar mientras las dos heridas que le hice sangraban.

-¡Esa va por mis abuelos!-grité furioso.

-Escoria... Te mataré...-dijo dolorido.

Me agaché rápido y le corté la polla de una vez con el cuchillo. El grito fue mucho mayor, y se retorcía en el suelo como un cerdo.

-¡Esa va por Vane! ¡Te he destrozado el órgano con el que tú la destrozaste a ella!-grité.

-Agh... Hijo... Por favor, yo... T-te quiero...-dijo suplicante.

Sonreí, y entonces le hinqué el cuchillo en el corazón. Sus ojos se abrieron como platos y lo último que escuchó antes de morir fue a su hijo decir:

-Y esa... Va por mi madre, ya que nunca la pudiste amar con tu corazón, no lo necesitarás-sonreí.

Justo cuando murió los guardias entraron y me llevaron a aislamiento. Yo iba feliz con una sonrisa. Al llegar a aislamiento vi que en el bolsillo en el que llevaba el cuchillo había una nota.

“Cuando cumplas tu deseo, los guardias te llevarán a aislamiento, y después de pasar ahí una semana, pasarás el resto de tu vida en la cárcel

PSD: Es probable que necesites el cuchillo”

Comencé a reír yo solo, los guardias estaban esperando a que yo terminara para sacarme de ahí. Por fin pude completar mi deseo, no me importaba estar en la trena durante toda mi vida. Estaba en paz. Había vengado a todas las personas que ese hombre había hecho sufrir. Ahora solo podía desearle lo mejor a Mark...

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Después de aquello, Robert y yo empezamos a salir juntos, Robert me acompañó todos los días a las clases del señor Bordus para evitar que me violara. Ellos siempre charlaban animadamente, tenían mucho en común (¿por qué no me sorprende?). Tras acabar la universidad me hice bibliotecario, tenía todos los libros que quería, era genial. Robert y yo vivimos juntos ahora, y él tiene una tienda de animales donde Doraemon ha hecho muchos amigos. Tengo una vida sencilla, pero soy muy feliz. No podría pedir nada más.

Yvon se echó un novio muy agradable, Marko, un chico muy guapo y listo, a mi me cae muy bien, aunque Robert se ríe cuando estamos juntos porque dice que se parece a mí (yo no le veo parecido, pero en fin...). El pobre atrae a las mujeres y ha sido violado muchas veces, ¡¿en qué se parece eso a mí?!

Vanesa se fue a vivir a Estados Unidos y ahora es una supermodelo muy famosa, nunca he vuelto a verla, y cuando compro sus revistas Robert me las tira porque le da asco tenerlas en casa, así que no sé mucho de su vida.

Los abuelos de Emilio se pasan el día en el parque recordando batallitas de sus nietos, y una vez a la semana van a ver a Emilio a la cárcel.

El señor Bordus desapareció de la ciudad, al igual que mis padres, a los que no he vuelto a ver desde aquel día. Simplemente me mandan dinero de vez en cuando, pero no sé de ellos. Robert dice que es su forma de demostrarme su amor, pero no sé...

Emilio es el encargado de rehabilitar nuevos presos en la prisión. Está muy contento con su trabajo, dice que así puede pagar por su pecado de matar a Fran, haciendo que los hombres que entran dejen la mala vida y no acaben como Fran. Voy a verle de vez en cuando, aunque Robert tiene que venir, no puedo ir solo... O se pone celoso (que mono, jiji... Aunque si se lo digo a la cara me viola, por eso me lo guardo en mis pensamientos).

Así que esta es mi historia, soy un chico normal, ¿no creéis? Una vida normal basada en violaciones y maltrato, así es mi vida. Y yo, personalmente no la cambiaría por nada, porque me ha hecho conocer al hombre que más quiero. Gracias por leer mi historia, quizaś algún día os cuente más cosas, pero de momento... Está todo dicho. Esa era la vida vacía de Mark Cory que acabó por llenarse.

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Sé lo que estaréis pensando... ¡¿Ha ganado Robert?! Pues no, no ha ganado. De hecho, solo una persona ha votado por él. Sin embargo, si hubiera cogido a Emilio sería un final muy predecible, así que sí, os pedí vuestra opinión para escoger al contrario, espero que podáis perdonarme. Para compensaros os daré un pequeño extra de cómo Robert se enamoró de Mark para que no lo odiéis tanto.

Capítulo extra: criajo molesto

Después de que me ridiculizaran delante de mis compañeros, cambié completamente. Me convertí en un ser mezquino y manipulador. Un desconfiado de primera. Pasaron un par de años y la gente dejó hablar de aquello suceso, sin embargo, yo seguía ardiendo de ira como el primer día. Lo notaba en sus miradas... Yo les daba asco, les parecía repulsivo, y pensé: ¿Cuándo se acaba un rumor? Cuando comienza otro más interesante...

Aquel año un nuevo alumno llegó a mi clase, su nombre era Mark Cory, era un chico muy tímido y callado, que apenas se relacionaba con nadie. Osea, un blanco perfecto. Decidí entablar conversación con él, lo cual fue muy fácil.

-Oye, ¿estás leyendo Harry Potter?-dije sonriendo.

-¿E-eh? S-si...-dijo tímidamente.

-A mí me encanta, es genial, ¿no crees?-dije amablemente.

ES MENTIRA. LO ODIO, ME PARECE UN LIBRO RIDÍCULO, UN ESTÚPIDO GAFOTAS QUE HACE MAGIA... ¡JA!

-¿En serio?-dijo emocionado.

Empezamos a hablar de Harry Potter, menos mal que me había preparado viendo todas las películas... Aunque insufribles, al menos me sirvieron para ejecutar mi plan. Un día, incluso conseguí que me invitara a su casa... Pretendía divertirme un par de veces haciéndolo mío y después ridiculizarlo ante todos los demás de la clase.

-Si, ese tal Voldemort es un tío loco de narices, ¿lo pillas?-dije sonriendo.

-Jajajaja, pero no digas su nombre... No debe ser nombrado-dijo riéndose.

-Jajaja. Oye, Mark... ¿Me enseñas tu cuarto?-dije mirándole.

-Mmm... Claro, pero no hay mucho que ver allí-dijo inocentemente.

Llegamos a su cuarto, un sitio bastante mediocre en comparación con el resto de la casa. Una cama y un escritorio, poco más.

-Mark, ¿alguna vez has pensado que se sentiría al hacerlo con otro tío?-dije pícaramente.

Vamos, pica el anzuelo, pequeño e ingenuo corderito... Déjate tragar por mi oscuridad y acepta tu destino, asquerosa escoria...

-¿Q-qué...? Y-yo no soy g-gay...-dijo nervioso.

-Oh, vamos... Si lo haces para experimentar no eres gay...-dije acercándome a él.

-¿R-robert?-dijo nervioso.

Vamos... Ríndete ante mí y deja que te ensucie, déjame llevarme tu inocencia como se llevaron la mía. Déjame destruirte cómo me destruyeron a mí...

-Vamos a probar, Mark...-dije acercando mis labios a los suyos.

Se quedó paralizado, así que le pude besar fácilmente. El chaval se dejó hacer prácticamente, él la chupaba bastante mal, pero tenía un buen culo, así que tampoco importaba mucho. Después de aquello quedábamos de vez en cuando para follar. Y sin que me diera cuenta, fue pasando el tiempo...

-¿Podemos ir hoy a tu casa, Mark? Me gustaría “practicar”, ya sabes...-dije sonriendo pícaramente.

-V-vale...-dijo nervioso.

Bien... Ya he avisado a todos los de clase de que les voy a enseñar algo sorprendente... Voy a destruirte... Vas a odiarme... Vas a despreciarme... No volverás a confiar en nadie, cachorrito...

-Oye, dime una cosa... ¿Qué pasaría si yo te traicionara ahora? Si todo esto fuera una mentira... Jaja-dije fingiendo bromear.

-Jaja, vamos Robert... Eres mi mejor amigo. Jamás harías eso-dijo sonriendo.

¿Que no? Qué chasco te vas a llevar, criajo molesto. Estúpido y asqueroso niñato...

-Yo... Confío en ti, Robert-dijo sonriendo.

Mi corazón dio un vuelco. Su cara... Esa cara que tanto me asqueaba... Esa criatura imperfecta que era inferior a mí... Ese ser al que despreciaba... No había duda en su sonrisa. Confiaba en mi plenamente... Esa cara... Era la mía... Cuando yo también confiaba...

-¿Nos vamos?-dijo sonriendo.

¡NO! ¡NO, NO, NO, NO, NO! ¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ, TE DESTRUIRÉ!!!!!! JAMÁS ACEPTARÉ A ESTE CRÍO.

-Vamos...-dije aún un poco nervioso.

Al llegar a su casa, le tumbé en la cama y le dije sonriendo:

-Voy al baño un momento, tú espera aquí, vete desnudando mientras, ¿vale?

-Sí-dijo despreocupadamente.

AHORA... HA LLEGADO EL MOMENTO. DESTRUIRÉ Y ANIQUILARÉ A ESTE ALMA DÉBIL. LIMPIARÉ MI DOLOR CON EL LLANTO DE ESA CRIATURA PATÉTICA...

Fui a la puerta dispuesto a abrirla para que entraran los demás, pero no podía... En mi cabeza no hacían más que resonar sus palabras: “ Yo... Confío en ti, Robert”... No... No...

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

¡PROMETÍ NO VOLVER A ENAMORARME! ¡Y MENOS DE ALGUIEN COMO ÉL! ¡LO ODIO! ¡LO ODIO! ¡LO ODIO! ¡LO ODIO! ¡ES DÉBIL! ¡ES TONTO! ¡ES INOCENTE! ¡ES COMO YO SOLÍA SEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER!

-Robert... ¿Por qué estás llorando delante de la puerta?-dijo Mark bajando las escaleras.

-Je...-sonreí con lágrimas.

Aquel día le conté a Mark lo que me pasó con Cristian, solo que le dije que Cristian era Cristina, jaja.. Qué iluso y qué patético... Yo era tan débil o más que Mark... Me enamoré de mi presa, y tuve que hacer muchas cosas para poder cazarla, pero... No me arrepiento de nada. Sobre todo cuando recuerdo aquel día y pienso en cómo Mark me abrazaba diciendo que todo iría bien mientras yo lloraba. A vosotros os sonará esto tan patético como a mi, pero es la verdad... “Los monstruos también tienen corazón”. ¡Ja! Jejejeje... Lo dicho... Patético, pero cierto...

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Y con eso acabo esta serie. Robert ha sido mi favorito desde el principio, aunque es cierto que la serie dejó de ser cómo yo tenía pensado hace mucho xDD Quiero agradecer a las siguientes personas el que esta serie fuera posible.

Una vida vacía

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Un relato del Enterrador

AGRADECIMIENTOS

COMENTARISTAS

AURORA LA DIOSA

ALBANY

AL RESTO DE COMENTARIASTAS

Y POR SUPUESTO, TODOS LOS QUE ME MANDÁIS E-MAILS

PÁGINA

TODORELATOS.COM

Gracias por permitirme escribir esta historia

Volveré para escribir un relato de Halloween si tengo tiempo, y después ya haré algún que otro especial, como dije. Hasta la próxima.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR