Una vida vacía 5
Emilio ha entrado al quirófano, y Mark está muy nervioso. Robert está a su lado, pero sus nervios aumentan cuando descubre la verdad sobre Emilio y lo que pasó aquella noche. No se lo pierdan.
Ya que en el relato anterior no pude explicar ciertas cosas, tendré que explicarlas en este. He decidido dar un poco de juego, cuando leáis el relato, entenderéis por qué. En fin, espero que os guste.
Una vida vacía
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Un relato del Enterrador
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Episodio 5: no se puede ser macarra y maricón... O eso dicen
Robert y yo estábamos en la sala de espera. Se habían llevado a Robert a quirófano para coserle el pecho. Mi cuerpo temblaba por la preocupación y Robert lo notó, así que me abrazó. Eso me reconfortó un poco, aunque que él me abrazase dolía un poco, pero intentaba olvidarme de eso.
-Ya hemos llamado a la familia, estarán al llegar-dijo una de las enfermera.
-Gracias-dijo Robert sonriéndole.
-(No le sonrías a esa zorra... ¿Eh? Mierda, ya siento celos hasta de las tías que no están con él...) ¿Está bien Emilio, enfermera?-dijo intentando no pensar en mis celos psicóticos.
-Aún es pronto para saberlo, pero no se preocupen, el doctor Glass es una eminencia-dijo la enfermera sonriendo.
-¡Aaaaaaaah! ¡Me he cortado con el bisturí!-se oyó gritar-¡Duele! ¡Duele! ¡Duele! ¡Dueleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
-(¿Bisturí? ¡Pero si solo tiene que coser!)-pensé preocupado.
La enfermera me miró con una sonrisa tonta y se fue, ahora estaba aún más preocupado. Seguro que ese tipo se equivocaba de operación y operaba a Emilio de cambio de sexo o algo peor.
-No te preocupes, Mark. Si tiene el título de médico será por algo-sonrió Robert mientras me despeinaba un poco.
La puerta que daba al pasillo se abrió de repente, y dos ancianos pasaron al otro lado. Eran...
-¡En mis tiempos las puertas de los hospitales eran automáticas!-gritó la señora Darky al aparecer.
-Usted otra vez no...-dije suspirando.
-¡Muriel! ¡En nuestros tiempos no había cacharros de esos, se entraba dando patadas! ¡Como los hombres!-gritó el anciano decidido.
-¿Se puede saber qué hacen aquí?-dije mirándolos con cara de malas pulgas.
-¡Oh! Si es el joven del parque...-dijo la señora sorprendida-¿Has sido tú el que ha traído aquí a mi nieto?
-¡¿N-nieto!?-dije nervioso-No me digas que... Emilio es...
-Mi nieto, Emilio Darky-dijo la señora decidida.
-(¿Pero cómo? Ella dijo que Emilio llevaba todo el día en su habitación, y en ese momento, él llevaba un buen rato en mi casa)-pensé confuso.
-¡El muy capullo se había escapado de su cuarto! ¡En mis tiempos te castraban solo por eso!-dijo la mujer exaltada.
Si Emilio era nieto de estos dos... Eso quiere decir que es...
-¡Vanesa! ¿Qué haces ahí parada? ¡Entra!-dijo el anciano a su nieta, que estaba en el pasillo.
La chica nos miraba a Robert y a mi muy nerviosa, yo también me puse muy nervioso, pero Robert sonrió y tranquilamente, andó hasta ella.
-Hola, señorita-le cogió la mano y se la besó-Me llamo Robert Friendship, es un placer.
-En mis tiempos los hombres besaban en otros sitios...-dijo la mujer sonriendo pícaramente.
-M-mucho gusto...-dijo Vanesa roja perdida-¿C-cómo está mi hermanito?
-Ahora mismo está en quirófano, saldrá enseguida-dijo Robert sonriendo.
-¡Bendito sea! ¡¿Pero se puede saber qué le ha pasado!?-preguntó el anciano nervioso.
-Ni idea-dijo Robert tranquilo-Estaba en casa de ese chico de ahí, pregúntenle a él.
-(Me encanta tener amigos... Tener amigos es genial, sobre todo cuando te mandas marrones...)-pensé para mí.
-¿Eres amigo de nuestro Emilito?-dijo la anciana sonriéndome.
-(¿E-emilito? En cuanto se despierte se lo voy a restregar... Jijiji....)-pensé aguantándome la risa-Así es, hemos estado muy... Ejem... Unidos...
-Si, como un enchufe a la pared-sonrió Robert.
Antes de que pudiera echarle a Robert una mirada asesina, la puerta de quirófanos se abrió, y al otro lado apareció un chico de unos veinticinco con gafas y una bata.
-¡La operación ha sido un éxito!-dijo sonriendo-Aunque... He olvidado de qué le he operado...
-(Madre mía cómo está la sanidad...)-suspiré.
-¿Podemos verle?-dijo Vanesa preocupada.
-De momento solo se puede dejar paso a una persona-dijo el doctor recolocándose las gafas.
-En mis tiempos entraban los hombres nada más, pero en estos tiempos es conveniente que entre una mujer, osea YO-dijo la anciana segura.
-(Mira cómo ahora sí le interesa la actualidad...)-pensé para mí.
-Me temo que ha solicitado hablar solamente con, cito textualmente: “El adopta-gatos”-dijo el doctor mirándonos a todos.
-Ese eres tú, Mark-sonrió Robert.
-¿Eh? ¿Yo?-dije extrañado.
-Creo que ya sé que está pasando aquí-dijo el abuelo-vosotros sois pareja...
-¡Aaaaaaagh! ¡No, no, no, no, no, no!-grité histérico.
-cómica...-terminó de decir.
Paré en seco y suspiré. No entendía para qué me quería Emilio ahí.
-(Espera... Él dijo: ”Si llames a una ambulancia. Iré a la cárcel...” ¡Oh, no! ¡Me va a matar! ¡No quiero ir! ¡No quiero ir! ¡No quiero iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir!)-pensé asustado.
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En la habitación solo se oía el sonido de la máquina que registraba sus latidos. Él me estaba mirando directamente y yo apartaba la mirada nervioso.
-(Me va a matar, me va a matar, me va a matar...)-pensé asustado.
Suspiró y me miró de nuevo.
-Gracias...-dijo al fin.
-¿Eh?-dije sorprendido.
-Dijo el doctor que si no me llegas a traer al hospital... Habría muerto-dijo nervioso.
Me puse colorado, no me esperaba esa reacción para nada.
-N-no ha sido nada...-dije intentando tranquilizarme-Emilito.
-¡Aaaagh! ¡¿Quién te ha dicho eso?!-gritó saltando de la cama-¡Aaaaagh! ¡Qué dolor!
-¡Idiota!-dije enfadado volviendo a tumbarlo-No puedes hacer esfuerzos, tienes que descansar.
Me miró avergonzado y me desvió la mirada.
-¿Quieres saber lo que pasó?-dijo tranquilo.
-Por supuesto-dije decidido.
-Pero antes...-dijo agarrándome del brazo-Dime tu nombre...
Me puse todavía más colorado, sobre todo por cómo lo dijo con una mirada suplicante. Me tranquilicé como pude y se lo dije.
-Mark. Mark Cory-dije sonriendo.
-Vale...-dijo soltándome el brazo.
-(Parece que no le ha importado mucho. ¿Para eso tanto dramatismo?-pensé para mí.
-Verás...-comenzó a decir-Cuando salí de tu casa ayer...
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Estaba pensando en mis cosas en el parque tranquilamente, cuando, de entre los arbustos salió un grupo de chicos con bates, todos sonreían de forma malévola, menos uno... Fran, mi mejor amigo. Él miraba serio hacia mí. Me señaló y dijo:
-Ese el maricón. Matadle.
No podía creer que mi mejor colega me estuviera vendiendo así, pero yo nunca tengo miedo, así que les miré desafiante “(Vamos, que tenía miedo...)”pensó Mark. Ellos se acercaron a mi y me rodearon. Los muy cobardes debían ser 8 o 9, no tenía posibilidades si eran tantos.
-Vaya, vaya... Así que tú eres el que ha estado follando con otros tíos en nuestro parque-dijo el primero con una sonrisa.
-Yo no soy maricón-dije molesto.
-¿Seguro?-se rieron todos-¡Fran!
Fran que se había quedado atrás, se acercó y sacó el móvil, me enseñó un montón de fotos de cuando lo hicimos en el parque la segunda vez.
-Hijo de la gran puta...-dije furioso.
-Me das asco-dijo él mirándome.
-Es una charla entre amigos muy conmovedora, pero vamos a ir empezando-dijo el líder.
-¿Me vais a pegar una paliza solo por haberme tirado a otro tío?-dije con la mirada fija en el líder.
-¿Paliza? ¿Quién ha dicho nada de una paliza?-dijo otro de los chicos sonriendo.
-¿No me vais a dar una paliza? ¿Entonces qué?-dije nervioso.
Todos se empezaron a reír, excepto Fran, que seguía extremadamente serio mirándome fijamente. Uno de ellos alzó el bate y me señaló con él.
-¿Si no te vamos a pegar, qué más podemos hacer con estos bates?-sonrió arrogantemente.
-¿Jugar al béisbol?-dije levantando una ceja.
-Eres muy gracioso-dijo el líder-A ver si lo eres cuando estos bates entren en tu culo...
Mis ojos se abrieron como platos, me iban a violar... “(Mmm... Conozco esa sensación, créeme)” pensó Mark. Me iban a abrir el culo a lo bestia con esos bates. Intenté salir corriendo, pero dos de ellos se tiraron encima y me dejaron en el suelo, inmovilizándome “(Al final va a ser verdad que existe eso de la “justicia divina”)” pensó Mark para sí mismo.
-Ábrele las piernas-ordenó el líder a uno de ellos.
-¡Ni se os ocurra! ¡Si lo hacéis, os reviento! ¡Juro que os busco y os mato!-gritaba revolviéndome.
En ese momento, el que estaba delante mía, me puso una navaja en el cuello y sonrió.
-¿Estás seguro?-dijo mirándome.
Dejé de moverme, me rendí. El tío que tenía que abrirme las piernas cortó mis pantalones y mis calzoncillos con la navaja, solo en la parte necesaria. Todos los que estaban alrededor, menos Fran, se sacaron la polla y empezaron a pajearse mirándome. Me sentía como una mierda, iba a ser violado “(Mmm... ¿Esa es la reacción normal? Yo normalmente a esas alturas estoy cachondo... Estoy enfermo)”pensó Mark suspirando.
-Metedle el bate-dijo el líder serio.
-¡¿Quéeee?! ¡Pero tío! Yo no entiendo mucho de culos y tal-dijo uno de los tíos-pero si no lo dilatamos antes, a lo mejor...
-¿Crees que me importa?-le miró el líder fríamente-He dicho que se lo metas.
No discutió más, agarró el bate y empezó a restregarlo por mi agujero. Era suave, pero estaba muy frío... Aunque yo no tenía miedo, claro está... “(Cagado vivo, seguro...)”pensó Mark.
-¡¿Qué coño haces?! ¡He dicho “meter” no “restregar”!-gritó el jefe.
-Lo siento mucho tío-me dijo el del bate.
Me metió la punta del bate en el culo poco a poco, yo notaba como se iba desgarrando. Comencé a chillar de dolor, pero no lloré, eso te lo aseguro “(Y yo te aseguro que lloraste)”pensó Mark. Los tíos de mi alrededor me miraban riéndose y cascándosela, allí en la oscuridad del parque, me sentí basura...
-¡Quita, inútil!-dijo el jefe apartando al que tenía el bate-Si lo haces tan lento, no lo notará apenas.
No recuerdo muy bien ese momento, solo sé que sentí el dolor más fuerte y agudo que había sentido en mi vida. Empecé a revolverme y a gritar, pero ellos solo se reían más. El líder me lo sacó entero de una vez y volvió a meterlo de igual manera. Cuando lo sacó, me sentí vacío, pero el dolor seguía ahí.
-La noche solo acaba de empezar, mariconazo. Nos vamos a divertir...-dijo el líder.
Otro de los tíos se colocó delante mía y me metió la polla en la boca. El que tenía la navaja en mi cuello sonrió.
-Si muerdes, mueres-dijo tranquilamente.
Mientras el bate me reventaba por dentro una y otra vez, me fui tragando una a una las pollas de aquellos hijos de putas, hasta que les hacía correrse en mi boca. Me obligaban a tragármelo cada vez que se corrían.
-¡Vamos, chupa!-gritó uno de ellos cachondo perdido.
Yo apenas controlaba las mamadas, me follaban la boca como querían, y yo no podía resistirme, porque me estaban amenazando. Sus pollas sabían fatal y cuando me atragantaban me daban ganas de potar. Aquello... Fue un infierno. El bate no me proporcionaba nada de placer, era solo dolor, mucho dolor.
Cuando todos se habían corrido sobre mi excepto Fran y el líder, me sacaron el bate definitivamente.
-Bien, creo que ya has disfrutado bastante...-dijo el líder sonriendo-Ahora me toca a mí... Y a Fran...
Cuando me giré, vi que Fran se acababa de sacar la polla. El líder se colocó delante de mí y empezó a follarme la boca de forma muy bestia. Fran se colocó detrás de mí.
-Qué mierda...-dijo asqueado-Lo tiene tan abierto que se le ve por dentro.
-No te va a apretar, Fran... Así no tiene gracia-dijo otro de los chicos.
-¡Trae ese bate “pa' cá”!-dijo cogiendo otro de los bates-Si se la meto a la vez que esto, sí que apretará.
Mi mejor colega me estaba traicionando, pero yo no lloraba, que conste “(Empiezo a pensar que este tío es un llorón)”pensó Mark para sí. Cogió el bate y lo metió hasta el fondo, mientras colaba su polla por arriba.
-Tsk... ¿No decías que hacerlo por el culo era de maricones?-dije furioso sacándome la polla del líder un momento.
-¡Cállate!-dijo cogiendo otro de los bates y dándome con él en la espalda.
Me retorcí de dolor y él comenzó a darme fuerte con su polla, sin compasión.
-¿Por qué eres así? Me molesta, me molesta, me molesta, me molesta. ¡¿Por qué me molesta tanto?! ¡¿Por qué me molesta tanto que seas maricón?!-gritó follándome duro.
No podía responder, ni siquiera podía hablar... Solo miraba al suelo, intentando asimilar la polla del líder, que era enorme.
-¡¿Por qué no sales de mi cabeza?!-dijo furioso-¡¿Por qué no dejo de pensar en cómo te follabas a ese maricón?!-gritaba acelerando el ritmo.
En ese momento lo comprendí, Fran... Estaba enamorado de mí, y no quería aceptar sus sentimientos, estaba celoso de lo que te hice y por eso me hizo aquello. De repente, la polla del líder empezó a convulsionarse en mi boca, se iba a correr... Y yo me lo iba a tragar.
-¡Y cuando acabemos contigo, iremos a por tu puta! ¡La vamos a reventar igual que a ti!-dijo Fran fuera de sí.
En aquel momento, la furia que invadió mi cuerpo me hizo volver en mi. Mordí con todas mis fuerzas la polla del líder. Me la sacó rápidamente de la boca y se puso a gritar por el dolor y por ver cómo sangraba. Rápidamente, me quité al tipo de antes de encima, y me saqué el bate del culo, poniéndome de pie y empujando a Fran, que cayó al suelo.
Todos empezaron a coger los bates y a mirarme con furia, el líder que estaba gritando de dolor les miró.
-¡MATADLE! ¡QUIERO VER A ESTE TÍO MUERTOOOOOOO!-gritó fuera de sí.
De un momento a otro, estaban todos encima de mí, pero no sé cómo, empecé a darles caña con el bate. La rabia me dio la fuerza necesaria para acabar con todos. Solo podía pensar en ti, y en que te harían daño. Les daba una hostia tras otra, y cuando vieron que no podían más, salieron corriendo.
Miré a Fran, que estaba en el suelo y de repente, noté a alguien que estaba en mi espalda, el líder. Me sentí extraño, mi cuerpo estaba entumecido de lo que me habían hecho, así que apenas notaba el dolor. Miré mi pecho y vi una mano que veía de atrás clavándome una navaja. Rápidamente, saqué la navaja de mi pecho y me di la vuelta.
-Escoria...-dijo el líder mirándome dolorido-Voy a matarte, te mataré...
Simplemente le metí un batazo en la polla y se cayó al suelo redondo, me volví a dar la vuelta y vi a Fran intentando levantarse, le alcé agarrado del cuello de su camisa.
-Ja... Jajaja... ¡JAJAAJAJAJAJAJAJAAJAJAJA!-se rió-Si que te gusta el pavo ese, mira lo que haces por él...
-Voy a matarte, hijo de la gran puta-dije furioso.
-Ese pavo es muy afortunado-dijo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla-Ojalá... Yo fuera él...
No respondí, simplemente estrellé el bate contra su cabeza una y otra vez, tantas veces, que perdí la conciencia de mí mismo, la rabia me controlaba. Cuando me quise dar cuenta, estaba fuera del parque, y sangrando... No tenía a dónde ir, así que... Fui a tu casa. Fue de las peores experiencias de mi vida, pero me alegro de que pasara, porque gracias a ella... Me he dado cuenta de que... Te quiero, Mark.
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La habitación se quedó en silencio, yo no sabía cómo reaccionar, pero él no parecía nervioso, tenía una mirada serena mientras me miraba. No sé si esperaba una respuesta o algo, pero yo, fui sincero con él.
-Lo siento, no puedo corresponder tus sentimientos...-dije triste-Yo... Estoy enamorado de otra persona.
-Del tío de fuera, ¿verdad?-dijo sonriendo.
-Si...-dije agachando la cabeza.
-Vale-sonrió-Pero no creas que me voy a rendir, chaval.
-¿Eh? Pero... Me gusta otro...-dije sorprendido.
-Entonces solo tendré que hacer que te enamores de mi, ¿no?-sonrió con ternura.
-(¿Solo? ¿Crees que eso es tan fácil?)-pensé para mí.
Mi corazón comenzó a latir rápido, pero... ¿Eso quería decir que yo también le amaba? No entendía mis propios sentimientos, así que era injusto darle una respuesta en aquel momento. Sonreí.
-Deberías saber que el chico que me gusta sale ahora con tu hermana-suspiré.
-¿Eh? Pero yo creía que era tu novio-dijo sorprendido.
-Teníamos sexo, pero nada formal, hasta que conocio a tu hermana-sonreí-(Espera... ¿Qué? ¡¿Quéeeeeee?! ¡No le he contado esto a nadie! ¡¿Por qué a él...?!)
-¿Por eso llorabas el otro día?-dijo acariciándome la mejilla.
Asentí y miré al suelo, él se incorporó en la cama y fue a acercar sus labios a los míos. No iba a negárselos, después de todo... Robert no los quería...
-¡Emilito de mi vidaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!-gritó Muriel abriendo la puerta de un portazo.
-¡Aaaaaaaaaaaaaagh!-grité apartándome de él.
-¡No me llames eso, vieja loca!-gritó Emilio furioso.
-(¿Se habrá dado cuenta?)-pensé nervioso.
-¡¿Cómo que vieja loca?! ¡En mis tiempos los jóvenes eran más respetuosos!-dijo la vieja molesta.
-He-hermanito...-apareció Vanesa en la puerta con lágrimas en los ojos.
-Joder... ¿Por qué te pones así? Solo ha sido una tontería-dijo suspirando.
-¡Hermanito!-gritó abrazándolo.
-¡Aaaaagh! ¡Los puntos, me los vas a saltar si me estrujas así!-gritó Emilio.
-Bien está lo que bien acaba-sonrió Robert en la puerta.
-Emilio-apareció Joseph en la puerta con expresión seria-Espero que tengas una buena explicación...
-Será mejor que nosotros nos vayamos y os dejemos en familia-dije algo nervioso.
-¡No!-gritó Emilio sonrojado-Quiero... Que te quedes.
-(¡Aaaaagh! ¡¿Cuándo se ha vuelto este macarrilla tan tierno!?)-pensé alterado-Vendré mañana, ¿vale?
-Está bien, pero si no vienes,me enfadaré-dijo mirándome.
-Lo prometo-sonreí.
-No te preocupes, Emilio...-sonrió Robert poniendo su mano en mi hombro-Yo te lo cuido.
La cara de Emilio cambió a rabia, pero Robert me sacó de allí y vino a acompañarme a casa.
-Antes... Te pusiste muy enfadado...-dije mirando al suelo-Nunca te había visto así...
-Es porque dijiste que confiabas en mi-estiró los brazos de manera indiferente.
-¿Y qué tiene eso de malo?-dije preocupado.
-Te daré un consejo que te servirá mucho en esta vida... Jamás... ¡Jamás...! Confíes en nadie-dijo serio.
Preferí no decir nada más, parecía que ese tema le afectaba, simplemente me llevó a casa y se fue, le eché de comer al gato y me tiré en la cama. No sabía qué debía hacer. ¿Robert o Emilio? Robert está con otra, pero lo amo más a él. ¿Está bien que renuncie a tal amor por otro? Que por otra lado me violó. Confuso y cansado, me quedé dormido.
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-¡¿Dónde está mi coca-cola?!-gritaba el chico en la sala de interrogatorios.
-Esto es una comisaría, no un restaurante, chico...-dijo el policía suspirando.
-Agente Martín Poison, si no me traen la coca-cola no diré lo que pasó-dijo el chaval cruzándose de brazos.
-¡Dinos ya quien fue el que dejó al chico en coma!-gritó el policía.
-¿A Fran? Está bien-dijo suspirando el chico-Solo me estaba haciendo un poco el interesante... Se trata del mismo chico que me ha dejado estéril...
-¿Y su nombre es...?-dijo el policía.
-Emilio Darky-sonrió malévolamente el chaval.
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Y hasta aquí el capítulo de hoy. A ver cuando puedo escribir el próximo, creo que voy a estar un poco ocupado. La verdad es que la escena sexual de hoy no era para excitaros, sino para escandalizaros, que siempre es más divertido. Aunque bueno, puede que haya alguien al que le haya excitado, pero yo no recomiendo intentarlo en casa. Quiero aclarar que a mi no me pone la gente que mete bates en culos de otros, pero respeto que a otra gente le guste… Bueno, por si acaso... Gracias por leer, y hasta la próxima.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR