Una vida vacía 3
Mark acaba de descubrir que su mejor amigo, del que está enamorado, tiene novia. No sabe cómo reaccionar, aunque luego en el parque... Si piensa rápido. No se lo pierdan...
Hola de nuevo, esta es ya la tercera entrega de este relato. Cada vez le pongo más ganas y estoy recuperando mi ilusión por escribir. Una montaña de ideas inunda mi cabeza, pero solo puedo seleccionar unas pocas para este relato en particular. Aunque claro, siempre puedo utilizar el resto en futuros relatos. Espero que os guste el capítulo de hoy.
Una vida vacía
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Un relato del Enterrador
Si desean, pueden comentar a través de email a la dirección de correo: latumbadelenterrador@gmail.com
Episodio 3: La desesperación me hunde en el abismo de la oscuridad
Mi cuerpo estaba paralizado, no podía moverme, no podía decir nada, no podía pensar. Simplemente estaba allí de pie mirando a esa chica que me observaba con una sonrisa algo nerviosa. Tragué saliva lo mejor que pude e intenté controlarme y tranquilizarme para poder hablar.
-O-oh... ¡Lo siento mucho! ¡Os he interrumpido!-dije al fin nervioso.
-No te preocupes hombre, si no hacíamos nada-sonrió Robert.
-¡Ah, cierto!-dije dándole la mano a la chica-Me llamo Mark, soy amigo de Robert.
-L-lo sé... Os he visto j-juntos algunas v-veces...-dijo dándome la mano nerviosa.
-¿Cómo que no me has hablado de ella?-forcé una sonrisa mirando a Robert.
-No me ha dado tiempo, jajaja-dijo riéndose-Es mi novia desde esta tarde.
-¿Desde esta... Tarde?-dije extrañado.
-Si, cuando volvía de quedarme a dormir en tu casa-sonrió-Me la encontré en el parque y me pidió salir.
-Guau, que valiente eres...-le dije a la chica sonriendo.
-G-gracias... E-estaba muy nerviosa-dijo Vanesa tensa-Pero... Lo amo desde hace mucho tiempo.
Una intensa rabia recorrió mi cuerpo, incluso creo que me entraron varios tics nerviosos por todas partes. ¿Era esto... Lo que llamaban... Celos? El caso es que no me gustó nada.
-Yo ni siquiera la conocía, jajaja-se rió Robert-pero la he visto tan mona y tan enamorada de mí, ¡y me he enamorado yo también!
Mi cuerpo entero se estremeció al oír esas palabras. ¿por qué no me amaba a mí? ¿Por qué amaba a aquella chica que acababa de conocer? Aquella chica en la que seguramente no se había fijado nunca. Yo he sido su amigo desde que entramos en secundaria... 8 años llevo a su lado... Y me ha cambiado por una... Grrr... Una guarra que ha conocido en plena calle.
-¡Oh! ¡Ya has entrado!-dijo Yvon tras de mí-Quería avisarte de que estaba acompañado, pero...
-No pasa nada...-sonreí-Yo ya me iba, es mejor que los tortolitos se queden solos.
-¿Has oído eso, Vane?-le susurró Robert al oído-Podremos continuar lo que empezamos...
-S-si...-dijo Vanesa nerviosa.
-(¡¡¡¡¡Aaaaaaaagh!!!!!! ¡¡¡¡Quiero abrirte en canal y sacarte las tripas, puta!!!!) Que os divirtáis-les dije cordialmente.
-G-gracias. Un placer conocerte, Mark-me dijo la chica con una sonrisa.
-(TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO. Ojalá te murieras ahora mismo) Lo mismo digo, me has caído muy bien...-dije con una amplia sonrisa.
Salí del cuarto e Yvon cerró la puerta desde el otro lado, no sin antes decir “ponte condón, hermanito, que no quiero un sobrinito”. Robert iba a decir algo enfadado, pero Yvon cerró rápido.
-Bueno, al fin trae una novia a casa... Ya empezaba a pensar que era un rarito -suspiró riendo Yvon.
No podía hablar, no podía moverme, no podía hacer nada. De nuevo, estaba paralizado ahí de pie mirando al horizonte.
-Mark, ¿estás bien?-dijo Yvon preocupada.
Sin más, estallé. Montones de lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Estaba llorando como nunca antes había llorado, mi pecho estaba encogido, me costaba respirar y quería morir... Nunca había pensado que tenía sentimientos tan fuertes hacia Robert. Pero era un hecho que estaba enamorado de él, pues mi cuerpo había reaccionado así al saber que estaba con otra persona.
-¡¿Mark!?-gritó Yvon asustada.
Corrí y salí de allí lo más rápido que pude, no sabía a donde me dirigía, y tampoco me importaba. Solo quería huir, huir de aquello, de la persona que más amaba en el mundo... Y de su nueva novia...
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Lo siguiente que recuerdo es estar sentado en un banco del parque, mirando a los niños jugar. No sabía qué hacía allí. Solo lloraba y lloraba. Me sentía solo, me sentía vacío. Necesitaba amor... Necesitaba SU amor. Quería que me tocara... Solo una vez más. Que me tocara y me mirara solo a mi. Que me hiciera sentir querido... Necesitaba amor... Que alguien me tocara... Que me hiciera sentir que no estaba solo.
Alcé la vista y vi a un grupo de chavales de 15 años fumando y oyendo reggaeton, él estaba entre ellos, Emilio. El macarra que me violó el día anterior. Estaba fumándose un cigarrillo mientras bailaba con una choni una de esas canciones en las que se está tan pegado que parece que estás follando. Mi mente se quedó en blanco, y antes de darme cuenta, estaba tirándole de la camisa por la espalda, mirando al suelo.
-¿Qué coño...?-dijo sorprendido-¡Hostias! ¡El maricón de ayer!
Los demás chicos empezaron a reírse y me miraban con desprecio, pero a mi ya nada me importaba. Entonces Emilio sonrió de forma arrogante.
-¿Qué pasa?-dijo sonriendo y acercando su mano a mi barbilla-¿No me miras porque me tienes mied...?
Al alzarme la cara vio que estaba llorando desesperadamante sin parar, no sé por qué, pero me volvió a bajar la cara y se colocó delante mía para que los demás no me vieran llorar.
-¿Qué te pasa?-me susurró.
-Házmelo...-dije sin expresión.
No habló, simplemente me agarró de la mano y echó a andar conmigo a su lado. Sus amigos se quedaron extrañados mirando, y le preguntaron que a donde iba conmigo. Pero él no respondió, simplemente miraba hacia delante. Su mano se sentía... Cálida.
Llegamos al sitio donde me violaron el día anterior y me soltó la mano. Me miró de arriba a abajo, y le dio una calada a su cigarrillo sin decir una palabra. Me abalancé sobre su camisa y comencé a llorar.
-Por favor... Sniff... Por favor...-le supliqué-Necesito sentir algo. Por favor, fóllame.
Su expresión fría y seria no cambió, simplemente me miraba. Me agaché y le desabroché el pantalón. Como él no opuso resistencia supuse que estaba bien. Saqué su polla fuera, que ya estaba algo morcillona y la lamí de arriba a abajo. Mientras, él seguí dándole caladas a su cigarrillo y agarrándome la nuca.
Lamía aquel miembro como si me fuera la vida en ello, su sabor me había hechizado, su olor a macho me sobrecogía, su textura me encantaba... Estaba loco con él. Solo podía pensar en ese miembro ensartándome... Robert había desaparecido de mi cabeza. Las lágrimas cesaron y comencé a mamar con ansia, una sonrisa se dibujó en su rostro, tiró la colilla al suelo y se agarró la polla.
-Parece que mi polla hace que olvides tus problemas...-dijo arrogante-¿Te has enganchado a ella?
Mi cuerpo había vuelto al estado del día anterior. Totalmente morboso y sin razón. Me metía esa polla entera hasta la garganta y la sacaba, así una y otra vez. Él gemía bajo y me miraba con una cara de superioridad, como si yo fuera un simple juguete que ya estuviera completamente a su merced. Y así era. Yo era un enfermo y quería la polla del chico que un día antes me había violado.
Mi cuerpo se estaba calentando cada vez más sintiéndose completamente entregado a un chaval que era menor que yo y que hacía lo que quería conmigo. Él pareció darse cuenta y me dijo que mirara hacia arriba con la boca abierta, obedecí y me escupió en la boca. Su saliva sabía a macho, a un hombre verdadero. Eso me puso aún más cachondo y aumenté el ritmo de la mamada.
Pero él no estaba satisfecho, así que me metió los dedos en la boca y me la abrió, separó sus piernas, me agarró de la cabeza, y comenzó a follarme la boca. Sus movimientos violándome la garganta eran totalmente crueles y sin ninguna consideración hacia mí. Tenía arcadas pero a él le daba igual, me costaba respirar y no le importaba. Simplemente la metía y sacaba frenéticamente como si mi boca fuera un coño.
De repente me la sacó y me tiró del pelo para que mirase hacia arriba. Su sonrisa arrogante estaba ahí de nuevo.
-Ya sabes lo que quieres, ¿verdad?-dijo pasándose la lengua por el labio.
-Quiero que me folles. Que me hagas sentir algo, que me llenes... Quiero...-dije arrancando a llorar-Sentir que hay alguien a mi lado.
Su cara volvió a su seriedad de antes, se agachó y me miró a los ojos durante unos segundos. Mi corazón comenzó a latir deprisa, no sé si por miedo a lo que hacía o por qué. Pero él sacó su lengua y me lamió las lágrimas. Aquello parecía un gesto sin sentido y morboso, pero no sé por qué, me emocionó, así que comencé a llorar más y le miré a los ojos.
-Por favor... Tócame...-dije con lágrimas en los ojos.
Me quitó la camisa sin articular palabra y comenzó a tocar mis pezones suavemente. La verdad es que nunca me habían hecho eso, ni siquiera Robert. Y me di cuenta de que mis pezones eran muy sensibles, pues al mínimo tacto, daba un respingo. Estaba nervioso y él lo notó. No sé cómo ni por qué, pero... Me besó.
Me quedé sorprendido porque un hijo puta como ese me besase de aquella manera, no era un beso salvaje, era un beso dulce, un beso que me hizo dejar de llorar, que me hizo sentir protegido... Mis ojos se abrieron como platos y él bajó de nuevo a lamer mis pezones.
Gemí lo más bajo que pude y él me tumbó en el suelo. Seguía lamiendo mis pezones con su boca mientras con sus manos acariciaba mi polla por encima del pantalón.
-E-eso es... T-tócame...-gemí.
Sus caricias en mi polla hacían que mi cuerpo se estremeciera de puro placer. Mi corazón palpitaba rápido y yo había dejado de llorar. Quería que él me tomara por completo. Quería entregarme a él. Ser suyo... Ser de alguien... Daba igual de quien...
Me bajé los pantalones y los calzoncillos ante su atenta mirada y, metiéndome un dedo en el culo dije:
-Q-quiero que me la metas...
Su sonrisa volvió a aparecer y me besó de nuevo, esta vez de forma más salvaje y sexual.
-¿Tu madre no te ha enseñado modales?-sonrió-Las cosas se piden por favor.
-P-por favor...-gemí metiendo el dedo más hondo-Quiero tenerte dentro de mí.
Se quitó la camisa, se bajó los pantalones y los calzoncillos, y quedando encima de mí, empezó a metérmela despacio. Me sorprendió porque la otra vez me la metió de una vez y sin compasión, de hecho, aún tenía el culo resentido, pero como no sentía nada, eso apenas me importaba...
-Ayer te lo hice más duro, ¿verdad?-dijo sonriendo
-S-si...-dije sorprendido porque parecía que me había leído el pensamiento.
-Digamos que hoy estoy generoso...-me susurró-Si te duele, dilo.
Mi corazón latía desbocado, ¿qué me estaba pasando? Sentía un calor que me llenaba, ya no solo en el cuerpo... Sino en mi interior. Su polla se fue abriendo paso por mi interior mientras yo gemía. Me lamió el labio con una mirada lasciva.
-¿Duele?-dijo mirándome a los ojos.
-E-es soportable...-dije nervioso.
Entonces me dio un beso en la frente y me sonrió, pero no era una sonrisa con malicia como las de antes... Era una sonrisa sincera... De afecto. No entendía lo que pasaba. ¿Estaba tan hambriento de amor que me parecía que alguien como él me trataba con cariño?
Empezó a moverse en mi interior y me cubrió con sus brazos. Me sentía protegido, cálido, a gusto. Su cuerpo estaba sobre el mío, podía ver su cara de excitación mientras me penetraba, volví a llorar y me abracé a él. Quería estar con él, que me quisiera, que me entendiera... Que no me abandonara...
Sus embestidas se fueron haciendo más duras, y con ellas, mis gemidos y sollozos más altos. Volvió a meterme los dedos en la boca, pero esta vez más delicadamente. Mi cuerpo se estremecía con cada embestida, en cada mete-saca, en cada movimiento de cadera. No pude aguantarlo más, mi cuerpo reaccionó solo y me corrí abundamente en mi abdomen. Él seguía dándome, pero cogió con su dedo índice el semen y me lo metió en la boca, yo me lo tragué con ansia. Sus ojos parecían ver a través de mi, y su sonrisa era de afecto. De repente, me la sacó y se puso de rodillas a mi lado.
-Agh... V-vamos, ¿no querías sentirte lleno? Trágatelo...-dijo corriéndose en mi boca.
Me tragué todo su semen mientras sollozaba. Él se agachó de nuevo y me lamió las lágrimas.
-¿Quieres saber por qué he aceptado a venir contigo?-me susurró.
Asentí con la cabeza y me miró a los ojos.
-Porque no quería que una cara tan preciosa se estropeara con lágrimas. Así que sonríe, ¿vale?-dijo sonriendo con cariño.
Mi corazón volvió a reaccionar y no pude evitarlo, comencé a llorar más. Me abracé a él y lloré en su hombro, él me acariciaba el pelo en silencio. Conseguí lo que quería, al menos momentáneamente... Sentí algo.
-Sucios maricones... Qué asco me dan...-dijo Fran observando detrás de los arbustos.
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-G-gracias por traerme a c-casa...-dije nervioso.
-Agh... ¿Cómo iba a dejarte volver solo en este estado?-dijo algo avergonzado.
-Espera... ¿Te has puesto rojo?-dije riendo.
-¿Quieres morir o qué?-dijo atravesándome con la mirada pero poniéndose aún más rojo.
Él... Me había acompañado a casa, porque yo no podía ni andar. No era tan mal chico como creía. Después de todo había sido amable conmigo, aunque... Yo seguía teniéndole miedo. Por minuciosidades, ya sabéis... Eso de que viola gente y tal.
Se quedó un rato ahí quieto mirándome sin irse, y empecé a sentirme algo incómodo.
-Esto... ¿Quieres pasar?-dije esperando que eso fuera lo que quisiera que yo hiciera.
-¿Eh?-dijo poniéndose más colorado-¡¿Por qué iba a querer yo...?! Agh... Mira, me voy, tengo cosas que hacer, y además... Tu gato me odia, me está mirando desde la puerta.
-(Si quieres después de que mataras a su madre, que venga y te de besitos...)-pensé para mí.
-No vuelvas a llorar, ¿vale?-dijo alejándose-O me enfadaré mucho.
-(¡Genial! Ahora me ganaré un navajazo si lloro... Lo que me faltaba)-pensé asustado.
Lo miraba alejarse.
-(Él... Ha intentado animarme...)-pensé melancólico.
Entré en la casa y el gato se me enganchó al brazo. Grité como un poseso y me puse a zarandear el brazo, éste gato salió disparado, sobrevoló el recibidor y cayó en el salón.
-Oye... ¡Que te dejé comida!-dije de mal humor.
El gato me miraba desde lejos bufándome con desprecio. Suspiré.
-No te gusta ese chico, ¿verdad? Lo siento... La verdad es que yo también debería alejarme de él-suspiré.
Pensé en Robert, él era perfecto, era cariñoso, dulce, amable, atento, se llevaba bien con los animales, y lo más importante... NO ME VIOLABA. Mientras me deprimía poco a poco, llamaron al timbre, así que fui hacia la puerta y abrí. Al otro lado apareció Robert con una sonrisa, como siempre.
-¡R-robert!-dije sorprendido-¿Qué haces aquí? (Dime que has cortado a esa puta en pedazos y vienes a verme para que follemos juntos como conejos y nos vayamos volando en unicornio volador al país de nunca jamás...)
-Yvon me ha dicho que parecías algo triste, así que me ha pedido que venga a ver qué te pasa-dijo mirándome.
-(¿Algo... Triste? Supongo que Yvon ha notado que no quería que me vieran así, y por eso solo ha dicho “algo.. Triste”) N-no... No es nada, no te preocupes...-dije nervioso.
-Mark...-dijo poniendo su mano en mi mejilla-Puedes contármelo, soy tu amigo...
Mi corazón dio un fuerte latido, y mi cuerpo empezó a paralizarse. No quería... Que fuese amable conmigo. Así dolía más... Me daba esperanzas que nunca se cumplirían. No quería que me tocara si estaba con ella. No quería que me sonriera como le sonreía a ella.
-P-pasa... Ahora iba a cambiarle la arena al gato-dije algo distante.
Pasamos al comedor y mientras yo le cambiaba la arena, Robert jugaba con él. Al parecer el animal estaba muy encariñado con él. Incluso me dieron celos, aunque claro, primero tendría que ocuparme de cierta guarra...
-A propósito, ¿aún no le has puesto nombre?-dijo mirando al gato.
-¡Oh, es verdad! Ni me había dado cuenta, lo llamo gato sin más-dije sorprendido.
-¿Qué te parece... Sorata?-dijo sonriendo.
-Está bien, supongo...-dije sin prestar mucha atención.
-Se le ocurrió a Vanesa-dijo acariciando al gato.
-(¿Por qué ha venido a verme? No hace más que aumentar mi dolor. Quiero que se vaya, quiero que se vaya de aquí. Que sea feliz lejos de mí, y que no me haga más daño. Quiero que tenga una vida sin mí...) Pensándolo bien...-dije distraído-(Ni de coña le pongo al gato el nombre que la zorra esa quiera).
-¿Mm?-dijo él alzando una ceja mientras me miraba.
-Me gusta más Doraemon-dije serio.
Hubo un silencio de varios segundos, que se me hicieron eternos, pero que cesó con su risa.
-Jajajajajaajajajaajajaajajaajajajaja-se comenzó a reír-Doraemon dice, jajajaja.
-Tsk...-dije avergonzado-¿Algún problema?
-Ninguno-dijo sonriendo-Qué mono eres...
-(Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. Vete. No seas amable conmigo, no me prestes atención, o si no, yo...)-pensé nervioso.
-¿Me vas a contar ya qué es lo que te pasa o no?-dijo mirándome distraídamente.
-En otro momento. Mis padres están a punto de llegar (Es mentira) Así que vete ya (Por favor, no me hagas más daño... Vete y vive feliz tu vida...)-dije sin mirarle.
-Mark...-dijo colocándose detrás mía tocándome mis caderas.
Mi cuerpo reaccionó y dio un respingo. Me puse muy nervioso y me pegué a la pared.
-Estás muy delgado... ¿Estás comiendo bien?-dijo preocupado.
-(¿Por qué? ¿Por qué te preocupas? ¿Por qué me rompes el corazón? ¿Por qué no me amas?)-pensaba aguantándome las lágrimas.
Le acompañé hasta la puerta sin decir una palabra, si hablaba, seguro que estallaría en lágrimas. Abrió la puerta, se giró hacia mí y sonriendo me despeinó un poco.
-¡Casi se me olvida! Ahora que tengo novia ya no haremos más esas cosas...-dijo sonriendo-Echaré de menos hacerlas, pero ahora ya no las necesito.
Mi frágil corazón estaba que no aguantaba ya, para él solo era un juguete. Un agujero en el que descargar, un simple follamigo, por así decirlo. Lo peor no era eso. Lo peor es que yo me había enamorado de él como un idiota.
Se despidió con la mano y salió de mi casa, justo cuando cerró la puerta, eché a llorar como si no hubiera un mañana. Solo quería morirme...
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-(Agh... ¿Qué me pasa? Es la primera vez que me pasa esto... Es la primera vez que pienso en alguien que no soy yo)-pensó Emilio para sí.
Después de salir de casa de Mark, Emilio decidió ir al parque a fumarse un cigarrillo en la oscuridad de la noche, para poder reflexionar tranquilamente.
-(Cuando lo vi por primera vez no podía apartar la vista de él... Y luego no me lo podía quitar de la cabeza. Pensaba que si me lo follaba con crueldad, lo olvidaría, pero... Fue peor. Su cuerpo desnudo, sus gemidos , su forma de gritar, todo estaba en mi cabeza a todas horas)-pensaba el chaval en la oscuridad.
Unos arbustos se movieron y de ellos salió un gato, se parecía al del otro día.
-Uno de los hermanos ha sobrevivido...-murmuró mirando al gato.
Cogió una piedra y fue a tirársela al pequeño animal, pero no pudo. Se imaginaba la cara de Mark llorando y no podía hacerlo. Tiró la piedra fuerte contra el suelo y el gato salió espantado.
-(Cuando se me acercó en el parque, pensaba en que vendría a enfrentarse a mi o algo, e iba a humillarlo delante de mis amigos para darle una lección. Pero cuando vi esa cara con lágrimas... Perdí el control de mis acciones. Solo pensaba en que dejara de llorar. ¡Dios! ¡Mierda! ¡¿Por qué?! ¡A mi solo me interesan tres cosas: yo, mi polla y yo otra vez! Le acompañé a casa como un idiota. Debo ser gilipollas... ¿A mi que me importa lo que le pase? Tsk... ¡¿Por qué demonios no puedo dejar de pensar en él?!)-pensó el chaval cabreándose.
De repente, de entre los arbustos aparecieron unos cuantos tíos con bates, que miraban a Emilio, todos tenían una sonrisa maliciosa, excepto el que estaba en medio de todos ellos, que miraba con seriedad.
-¡¿Fran!?-dijo Emilio asustado.
-Ese es el maricón-dijo Fran señalando a Emilio con el dedo-Matadle.
CONTINUARÁ
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Creo que el relato se me está yendo de las manos, me estoy poniendo demasiado cursi, y encima la historia está desencadenando en una guerra de bandas o algo así. Bueno, siempre me han gustado los chicos malos... Pero si en el fondo son dulces y amables, pues mejor. No sé si os habrá gustado, pero por si acaso no, os dejo un extra de amor heterosexual. No, no me he vuelto hetero ni bi, es solo que quiero que conozcáis más a los personajes. No hay sexo, así que no os preocupéis.
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Extra: Cuando dos corazones se unen, otro, en alguna parte, se rompe
Robert salió de casa de Mark feliz como unas castañuelas después de haberse quedado a dormir. Mientras caminaba tranquilamente por la calle, oyó gritos, algo como: “¡Lo sientoooooooooooooo!”. Supuso que sería algún loco y siguió su camino. Hubo un momento en el que empezó a notar que alguien le seguía. Se giró y vio detrás de una farola a una chica bajita, de tez blanca y con los ojos pintados.
-¿Por qué me sigues?-dijo Robert sin más rodeos.
-E-es que.. Y-yo...-dijo la chica cerrando los ojos con fuerzas.
-¿Tú...?-dijo Robert suspirando.
-Bu-bueno... T-tú....-dijo nerviosa.
-No me imites-dijo Robert riéndose.
-¡Me gustas!-gritó al chica roja como un tomate.
-Pero si no te conozco-dijo Robert extrañado.
-¡Tú a mi no, pero yo a ti sí!-dijo la chica más nerviosa-Llevo observándote unos meses y me encantas...
-Osea que eres una acosadora-dijo Robert sonriendo.
-Exacto, una acosad... ¡No!-dijo la chica nerviosa-¡Para nada, para nada, para nada!
-Vale, saldré contigo-dijo Robert tranquilo.
-¿E-en serio? ¿Y-y eso por q-qué?-dijo Vanesa mirándole con los ojos como platos.
-Me encantan los juegos...-dijo Robert sonriendo.
-¿Los juegos?-dijo Vanesa extrañada.
-Je... Si...-sonrió Robert-(Esto se pone divertido, ¿no crees, Mark…?)
FIN
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Por si dudáis, os diré que en esta serie no hay lo que se llama fidelidad, se centra en Mark y las personas que entren en él (suena obsceno, pero así me entendéis mejor...). Poco a poco podrán aparecer más amantes, pero al final Mark solo se quedará con uno. Id diciendo en los comentarios quien es el amante de Mark que más os gusta, a ver si me convencéis para que sea su “príncipe azul”. De momento, a Mark le queda mucho que experimentar...
OS SALUDA
EL ENTERRADOR