Una vida vacía 2
Mark se despierta de una noche de sexo y va a ver a su profesor. Ahí descubre un terrible secreto, y a la vuelta... Se encontrará con alguien conocido. ¡El Enterrador ha vuelto para quedarse! No se lo pierdan.
Antes de comenzar, me gustaría agradecer especialmente el apoyo que me fue dado en el primer capítulo de “Una vida vacía”. De verdad que me ha conmovido el apoyo que me habéis dado, muchisimas gracias, ahora vuelvo con más ganas. Este relato se lo dedica a una de mis mayores seguidoras y a la que más le estoy muy agradecido. Una chica que ha estado preocupada por mi y ha preguntado por mi vuelta en varias ocasiones. No pude darte un relato por tu cumpleaños, pues bien… Aunque tarde, aquí tienes tu “relato de cumpleaños”.
Una vida vacía
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Un relato del Enterrador
Si desean, pueden comentar a través de email a la dirección de correo: latumbadelenterrador@gmail.com
Episodio 2: Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde
-Bueno, ya me voy, Mark-dijo Robert sonriendo mientras abría la puerta de mi casa.
-Pues nada, ya nos veremos otro día-dije sonriendo de igual manera.
Salió de la casa, se despidió con la mano, y nuevamente, volví a quedarme solo. Me llamo Mark Cory, un chaval de 18 normal que está estudiando para la selectividad. El que se acaba de ir es mi mejor y único amigo, Robert Friendship, con el cual anoche tuvo sexo 3 veces. No sabía lo que sentía por él, pero como me gustaba tener sexo con él, pues lo tenía.
-(Me gusta estar con él, pero… ¿Se puede decir que estoy enamorado? Según la tele debería estar embobado con latidos por todas partes y solo pensando en él, pero… Creo que no siento eso…)-pensé para mí.
Suspiré y miré la hora, y entonces un escalofrío me recorrió el cuerpo.
-¡Mierda! ¡Hemos dormido hasta tarde agotados por el polvo y tengo las clases con el señor Bordus en media hora!-grité asustado-¡Seguro que si llego tarde me clavará agujas en todo el cuerpo como si fuera una muñeca vudú!
Me quité el pijama y me vestí lo más rápido que pude, empecé a correr por las calles para llegar a su casa, que estaba en la otra punta de la ciudad. Creo que me llevé a varias ancianas por delante, pero mientras corría ya gritaba “¡lo sientoooooo!” así que supongo que me perdonarían. Llegué a su casa 10 minutos después de la hora prevista, tragué por miedo, y llamé al timbre. No hubo respuesta.
-(¡MIERDA, MIERDA, MIERDA! ¡¡¡SEGURO QUE HA IDO A COMPRAR UN CUCHILLO DE CARNICERO O UNA SIERRA MECÁNICA PARA MATARME!!!)-dije asustado.
-Oye…-oí a mis espaldas.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-fue tal el susto, que me caí para atrás y me di con la cabeza en el suelo.
-He de admitir que ha sido impresionante cómo te has curvado hacia atrás-dijo suspirando el señor Bordus.
-¡Por favor, no me mate! ¡Tengo mucha vida por delante! ¡Quiero vivir! ¡Montar una familia! ¡Escribir un libro! ¡Plantar un árbol!-gritaba sollozando.
-¿Matarte? Solo iba a decir que como alumno es tu trabajo esperarme, porque no quería que te quejaras…-me miró con expresión de extrañez.
-Espera… ¿Qué?-dije sorprendido.
-He tenido que ir a comprar ternera para la cena, porque he tenido un antojo. Por eso te he hecho esperar, ¿has estado aquí en la puerta desde la hora?-preguntó abriendo la puerta.
Él también se había retrasado, al parecer. Y ni se había dado cuenta de que yo llegaba tarde… Decidí aprovechar eso a mi favor.
-¡Eres un irresponsable! ¡He estado un rato esperando! Se supone que eres mi profesor, no puedes hacerme perder el tiempo…-dije entrando detrás de él a la casa.
-Oh… No sabía que eras un mentiroso… No has pasado la prueba… -sonrió de manera arrogante.
-¿M-mentiroso?-me puse nervioso.
-Tu padre me avisó de que estabas retorciéndote de placer anoche y que hoy no llegarías a las clases a tiempo-me dijo con cara de satisfacción.
Me quedé totalmente en blanco, ¿cómo podía mi padre saber eso? Y es más, si lo sabía, ¿por qué no lo evitó? Me quedé paralizado y muy nervioso, sin poder articular palabra.
-Idiota… ¿Eres tan zoquete que ni siquiera sabes que hay cámaras de seguridad por toda tu casa?-sonrió de nuevo.
-(¿C-cámaras… De s-seguridad? ¿P-papá y mamá s-saben lo mío con Robert? ¿P-por qué?)-pensé temblando.
-Comencemos con la lección… Que no tengo todo el día-se acomodó en el sofá.
Al final no pude concentrarme en lo que el señor Bordus me explicaba, así que me mandó a casa antes de tiempo. No podía dejar de pensar en mis padres… ¿Por qué no me habían dicho nada? ¿Por qué me espiaban? Sin darme cuenta, llegué al mismo parque en el que había estado el día anterior.
-¡Eh, tú, cacho mierda!-oí tras de mí.
Me giré casi sin expresión en la cara y recibí un puñetazo directo. Quedé inconsciente y caí al suelo.
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Comencé a oír ruido y risas de fondo, estaba desorientado y dolorido, entonces abrí los ojos y vi a los dos chicos del día anterior, los dos macarras que habían maltratado al gato, delante de mi…
-Mira, Fran, se ha despertado...-hizo una sonrisa maliciosa el primero.
-¡No digas mi nombre, Emilio! ¿Eres gilipollas o qué?-le dio una colleja el otro.
No me lo podía creer, noté cómo estaba en medio de dos árboles con cada brazo atado a uno mediante cuerdas. Mis ojos se abrieron como platos y comencé a tener miedo. Al ver mi cara, el macarra llamado Emilio me agarró de la barbilla.
-Jaja-se rió-No te preocupes, no vamos a hacerte daño.
-Aunque ese miedo tuyo...-el segundo macarra me echó el brazo por encima del hombro-Es muy divertido, ¿no crees?
-¿Q-qué me v-váis a hacer?-dije nervioso.
-Verás, chaval...-dijo Emilio sobándose la polla-Nuestras novias no quieren follar con nosotros, así que estamos deseando... Descargar.
-Así que como pago por habernos quitado nuestro “juguete” de ayer, nos vas a ayudar-me susurró Fran en el oído.
-N-no... ¡No por favor! Yo... N-no hice n-nada ayer. ¡Fue el otro chico!-dije arrancando a llorar.
Podréis pensar que soy un cobarde y un llorica por echarle la culpa a Robert, ¡pero no quería que me violaran! ¡Y era verdad que yo no hice nada!
-Nos la suda, hoy vas a ser nuestra puta-sonrió Emilio.
-Sí...-dijo Fran dándome una palmadita en el estómago-Ah, y yo que tú no gritaría, estamos bien escondidos, pero si nos oyen, pueden venir y verte así... Creerán que eres una puta hambrienta de polla...
¡Esa era la solución! ¡Gritar! ¡Alguien vendría a ayudarme! Nadie creería que soy un pervertido porque estoy atado, así que no pasaría vergüenza alguna, y estos dos acabarían en la cárcel sí o sí. Entonces comencé a gritar.
-¡AYUDAAAAAAAAAA!-grité con todas mis fuerzas.
La patada en el estómago que recibí no fue precisamente suave. Fran me había dado muy fuerte, y tenía en la cara una expresión de auténtica ira. Me dio una patada en las piernas y caí al suelo, entonces me agarró del pelo y me hizo mirar hacia arriba. Me escupió en la cara y se puso serio.
-Como vuelvas a gritar, te reventamos la cara, ¡¿está claro!?-dijo rabioso.
-S-si...-dije asustado.
Emilio se había estado descojonando de la patada y de cómo me había tratado, lo miré y él me sonrió.
-Bueno, vamos a follárnoslo ya, que tengo muchas ganas...-dijo Emilio acercándose a mi mientras se sobaba la polla por fuera del pantalón.
Se colocaron cada uno a un lado y se sacaron la polla por la cremallera del pantalón. Sus pollas eran enormes, la de Fran debía medir 18 cm y la de Emilio 20. Cerré los ojos con fuerza y se me escaparon unas lágrimas. Fran empezó a reírse de mí, entonces Emilio se agachó y se acercó a mi oído.
-¿Qué pasa? ¿Crees que esto es una violación?-sonrió mientras me susurraba-¿Y entonces cómo explicas esto?
Me agarró la polla, y yo mismo me percaté de que la tenía dura. Mis ojos se abrieron como platos por la sorpresa que me di yo mismo, entonces él sonrió aún más, me lamió la oreja y se puso de pie.
-Ya está listo-le dijo a su compañero.
No supe reaccionar, no podía creerme lo cachondo que me había puesto ante una violación. Estaba enfermo, no podía ser... Debía haber sentado asco y repulsión, pero no sabía por qué, esos macarras me pusieron muy cachondo.
Sacándome de mis pensamientos, Emilio me metió su enorme polla en la boca.
-Si muerdes, te mato-me dijo serio.
Aquella polla sabía mejor que la de Robert... No sabría explicarlo, su sabor era como... Sucio, pero eso me ponía más y más. Sin darme cuenta, se la estaba chupando con ganas. En ese momento no era yo, era la excitación la que me movía. Ni yo mismo sabía qué estaba haciendo.
-Joder, jaja-se rió Fran-Vaya con la puta, así que quería polla...
-Dios tío, este pavo la chupa de puta madre-gemía Emilio mientras me follaba la boca con su polla.
Mientras me embestía con su polla, yo le restregaba mi lengua, aquel trozo de carne me estaba volviendo loco, su olor, su sabor... Me encantaba. Me encantaba todo de ella. El otro, que se estaba haciendo una paja mientras nos miraba, quiso intervenir. Me cogió del pelo y me sacó la polla de Emilio de la boca, en su lugar introdujo sus dedos y se quedó mirando mi cara de completa excitación.
-Tenías razón, tío. Este maricón nos va a dar un buen rato-dijo Fran al escupirse en los dedos y meterlos en mi boca.
Yo no decía nada, simplemente miraba la polla de Fran, fuera de mí, ansioso por que me la diera para poder chuparla. Ningún pensamiento pasaba por mi cabeza excepto el de ser follado por esos dos.
-Vamos, no seas cabrón y dale lo que quiere...-sonrió Emilio.
Fran, sin más dilación, me metió la polla entera en la boca de una vez, me dieron arcadas, pero a ellos no les importaba. Su polla atravesaba mi garganta y se chocaba con mi campanilla. Me lo estaba haciendo mucho más duro que Emilio. Sin embargo, había algo raro. Aunque era Fran el que me estaba follando la boca, no podía evitar mirar a Emilio cascándosela mientras nos miraba. ¿Por qué era eso? ¿Acaso me ponía más Emilio? Su cara... Me gustaba.
-Tsk... ¡Oye! ¡Mírame a mi! ¡El que te está follando la boca soy yo!-gritaba Fran furioso.
-¡Ja!-dijo Emilio-Yo estoy mucho más bueno, así que es normal que me mire más a mí.
De hecho, debo decir que Fran era más guapo, pero había algo en la cara del otro chico... En su expresión, su sonrisa arrogante, que... Me ponía a mil.
-¿Osea que te mola que una maricona como esta se muera por tu polla?-dijo el otro riéndose.
-No digas tonterías-dijo el otro de malas pulgas.
-Vaya, no sabía que eras un mariposón, tío, jaja-se rió Fran.
-Cállate o te voy a meter-dijo Emilio cabreado.
-Oh... ¿No será que te estás enamorando?-dijo Fran sonriendo arrogantemente.
Emilio no dijo nada, simplemente se subió la camiseta por encima de la camisa sin quitársela y se agachó agarrándome de la barbilla.
-Lo siento chaval. Pero te voy a reventar tu culito-me susurró.
Mi cara se puso muy roja y Fran se quedó mirando sorprendido.
-¿E-en serio? Tío... Una mamada n-no es de maricas, p-pero... Follarte el c-culo de otro t-t-tío...-dijo nervioso Fran.
-Te voy a demostrar que soy un puto macho reventándole el culo a esta guarra-miró a Fran serio.
-(Es irónico que demuestre ser un macho algo así si “la guarra” es otro tío...)-pensé para mí.
-T-tío... E-eres maricón de v-verdad...-dijo Fran cada vez más nervioso.
Emilio se puso rojo de ira y no respondió. En lugar de eso me partió la camisa en dos y se colocó tras de mí, una vez ahí me bajó los pantalones y los calzoncillos con fuerza.
-Te va a doler, pero si no quieres que nadie te vea entregado a mi polla como la viciosa que eres, tendrás que aguantar tus gemidos-dijo autoritario.
Me puse nervioso y aún más colorado, entonces, sin miramientos, me introdujo aquel badajo por mi culo de una vez. Iba a gritar, pero rápidamente me tapó la boca con las manos. Menos mal que mi culo estaba entrenado de las veces que lo hacía con Robert... Si no, habría sido peor (Nota: esto es ficción, mejor no lo intentéis en casa...). Estaba sentado sobre él, mientras me embestía repetidas veces con furia. Mi cuerpo se calentaba más y más, sus dedos ahogaban mis gemidos, y su amigo nos observaba con mucho nerviosismo.
-Agh... Me d-duele... D-duele mucho-dije como pude entre sollozos.
Sus embestidas eran a una velocidad frenética y sin la menor compasión. Mi cuerpo estaba resentido por el dolor, y lo peor era que cada vez me daba más y más rápido.
-E-emilio, tío... Le estás d-dando muy fuerte, ¿y s-si se lo desgarras y sangra?-dijo nervioso Fran.
-¡Tú cállate y fóllale la boca para que se calle!-gritó Emilio fuera de sí.
-Y-yo... ¡Yo me largo de aquí! ¡No quiero saber nada!-gritó Fran echando a correr metiéndose la polla en el pantalón.
-Bah, no le necesitamos, ¿verdad?-dijo moviéndose bruscamente en mi interior-Con mi polla tienes más que de sobra...
El dolor fue desapareciendo y transformándose en un placer que jamás había experimentado, era un sentimiento muy intenso, una sensación de pertenencia, de posesión... Me sentía suyo...
-Tu agujero se me ha resistido un poco, pero al final se ha abierto como un coño...-me dijo al oído-¿Tanto te gusta mi polla? ¿Tanto deseabas que te la metiera?
Yo no pude más que responderle con gemidos, porque estaba muy excitado y porque aún tenía sus dedos en la boca.
-¡Responde!-dijo dándome una colleja y sacándome los dedos de la boca.
-¡S-si! A-agh... Eres un D-dios... Mi D-dios... Quiero que me la metas m-más profundo...-gemía sin control.
Me había convertido por completo en su esclavo, en su puta, a una velocidad tan frenética, que ni siquiera lo notaba. Mi cuerpo se estremecía con cada palabra suya, con cada embestida, con cada rastro de aliento suyo que sentía en mi espalda.
-Voy a correrme... Dentro de ti, ¿eso te pone?-susurró.
-¡S-si! ¡Quiero tu leche... Dentro de mi!-gritaba fuera de mí.
En aquel momento no pensaba en el riesgo de VIH tan alto que había en esa conversación, pero como esto es un relato erótico, no os cortaré el rollo diciendo que pillé sida, simplemente varios trallazos recorrieron mis entrañas mientras mi polla estalló también sin ni siquiera haberla tocado.
Estuvimos un rato quietos ahí sin movernos, ambos sudados y oyendo el ruido de nuestras respiraciones... Su polla se puso blanda y salió sola de mi culo.
-Bueno, maricón-dijo dándome un par de cachetes en la mejilla-Lo has hecho bien, por eso te voy a soltar...
Me soltó, pero yo no podía moverme aún, así que se colocó de pie delante mía.
-Abre la boca-sonrió.
Le obedecí y me meó como un perro que marca algo como suyo.
-Igual si mi pava está estrecha te vuelvo a llamar, ¿vale?-sonrió.
Se vistió sin decir palabra y se fue. Poco a poco fui recuperando la razón y me di cuenta de lo que acababa de hacer. Fue un shock para mí. Había dejado que me violaran, y había disfrutado de ello. Yo... Era de lo peor.
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Me daba asco a mi mismo... Era de la peor clase posible de persona en este mundo. Había disfrutado con una violación hecha por dos macarrillas de instituto, que encima eran menores que yo. Me puse los pantalones y los calzoncillos y tiré la camisa rota a la basura, realmente era mejor ir con el torso al aire que mostrar la camisa rota, no creo que fuera raro en verano ver a alguien sin camiseta.
Me sentía sucio, quería ir a casa para darme una ducha. Caminé hasta casa avergonzado y humillado, al abrir, el único que estaba para recibirme, era el gato. Maulló nada más verme.
-Qué ruidoso... ¿Se puede saber qué te pasa?-suspiré cansado.
De repente, el gato bufó y se enganchó a mi cara con las uñas de manera furiosa.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! ¡AGH! ¡AGH! ¡AGH! ¡¿SE PUEDE SABER QUÉ HACES?!-dije despegándomelo.
El gato apretaba mucho, pero conseguí quitármelo y dejarlo en el suelo, entonces corrió al interior de la casa.
-Ahora que lo pienso... ¡No le he echado de comer!-me di cuenta.
Fui corriendo al salón con el pienso que habíamos comprado Robert y yo y le eché medio saco.
-Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento-dije disculpándome.
El gato se puso a comer echándome una mirada asesina. Pero de repente, me dio un dolor en las caderas, y caí de rodillas al suelo. Ese poligonero me había follado muy duro. Dolía...
Fui a la ducha y me limpié los restos de semen y de orina. Incluso me limpié por dentro para no dejar rastro de ese monstruo en mi interior. Sin darme cuenta, empecé a llorar, ¿cómo había pasado todo eso? Parecía imposible que algo así pasara. Quería ver a Robert, necesitaba verle... Necesitaba que me abrazara y me dijera que todo iría bien. No podía dejar de pensar en él. Sentía que le había engañado.
-(¿Engañado? Pero si no somos pareja ni nada...)-pensé para mí.
En aquel momento me di cuenta, estaba clarísimo, yo estaba enamorado de Robert. Lo amaba... Quería que me consolara y me abrazara, que me envolviera en sus brazos y me protegiera... Estaba claro, ¡estaba colado por él!
Me duché rápido y le eché agua al gato para irme corriendo a casa de Robert. Tenía que verlo, costara lo que costara.
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-Arf... Arf... Ya he llegado...-dije cansado mientras tocaba el timbre.
La puerta se abrió y al otro lado apareció una chica joven y bastante linda, que sonrió nada más verme.
-¡Mark!-sonrió.
-¡Yvon!-dije sorprendido.
Ella era Yvon Friendship, la hermana de Robert. Era una chica muy simpática que siempre era muy amable conmigo y que se preocupaba por mí, aunque yo no entendía por qué...
-¿Has venido a ver a Robby?-me preguntó cordialmente.
-¿Eh? ¡Ah,síi! ¡Necesito verle! ¿Está en casa?-pregunté confuso.
-¿Estás bien, Mark? Estás pálido y pareces muy agitado...-dijo mirándome con el ceño fruncido.
No podía esperar más, así que no respondí, entré en la casa y corrí hasta el cuarto de Robert a toda velocidad.
-¡Mark, espera! ¡Robert no...!-gritó Yvon, aunque no pude oír el final de la frase porque me había alejado mucho.
Llegué a su habitación lo más rápido que pude y abrí la puerta de un portazo desesperado.
-¡Robert, yo...!-grité histérico.
Me encontré con una imagen que no me esperaba para nada. Robert... Estaba besando a una chica delante de mi. Ambos se sorprendieron al verme, pero creedme, más me sorprendí yo. Robert suspiró sonriendo y se acercó a mí.
-Robert, ¿qué haces aquí?-dijo dándome un golpecito en el hombro.
-Y-yo...-dije nervioso.
-Ah, cierto, no os he presentado. Ella es Vanesa...-dijo sonriendo-Mi novia...
Mi corazón se partió en pedazos.
CONTINUARÁ...
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Siempre me enfado conmigo mismo porque sin darme cuenta, me olvido de hacer personajes femeninos en mis relatos. No es que odie a las mujeres ni nada, es que al escribir relatos gays, pues... Las mujeres quedan en segundo plano. Por eso hoy he introducido dos personajes femeninos que espero den mucho juego. Ambas estarán basadas en dos chicas que conozco, aunque supongo que una de ellas ya se habrá dado cuenta, jaja. Bueno, esto se pone emocionante. A ver qué nos depara el tercer capítulo...
Me gustaría daros un pequeño extra para celebrar completamente mi vuelta.
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Extra: Emilio, un poligonero... ¿Gay?
-¡Emilio, despierta, tío, despierta!-gritó Fran a su amigo nervioso.
-¿Qué coño...?-dijo abriendo los ojos el macarra.
-Ese pavo te ha dado un hostión-dijo Fran suspirando.
-Joder... ¡A mi nadie me humilla así!-dijo Emilio cabreado.
El joven macarra estaba rabioso, habían mancillado su honor de chulillo y quería venganza.
-¡Sigamos a ese tío y le metemos un navajazo en su casa!-dijo Emilio furioso.
-Vale tronco, se va a cagar-sonrió Fran maliciosamente.
Ambos chavales siguieron a Robert y a Mark.
-¿Una tienda de animales? No me jodas que se quedan con el puto gato...-suspiró Fran.
-Teníamos que haberle matado como a sus hermanos, cuando estaban mamando de su madre-dijo Emilio frío.
Mark y Robert salieron de la tienda y se dirigieron a casa de Mark. Emilio y Fran les siguieron.
-¡Aaaaagh!-gritó Mark resbalándose y cayéndose de bruces al suelo.
-Jajajajaajaja-se rió Robert.
-¡No te rías y ayúdame, gilipollas!-gritó Mark de mal humor.
-Por supuesto que sí, princesa-sonrió Robert ayudando a levantarse del suelo.
-Tsk... Calla-dijo Mark sonrojado.
-Oh... Me encantaría que pusieras esa cara cuando lo hacemos-suspiró Robert.
-¡NO DIGAS ESAS COSAS EN LA CALLE!-gritó Mark.
-Bah, son unos putos maricones...-dijo Fran asqueado.
En la cara de Emilio se dibujó una sonrisa malévola. Una sonrisa que implica una acción oscura detrás, una maldad sin límites.
-¿Tronco?-dijo Fran extrañado.
-Tengo un plan...-sonrió Emilio-Mañana va a ser un día divertido...
-¿Qué pasa?-dijo Fran sin pillarlo.
-Estamos aburridos porque nuestras chorbas no nos dan folleteo, ¿no? Pues ya tenemos con quien descargar... Si se lo hacemos al marica ese, seguro que para el otro será una humillación, ¿verdad?-dijo Emilio satisfecho.
-¡¿Qué dices, tío!? ¡No pienso hacerlo con otro tío!-gritó Fran asqueado.
-Por una mamada no te haces marica, no te preocupes...-suspiró Emilio.
-B-bueno...-se puso nervioso Fran-Mientras la chupe como una mujer...
-Tengo la sensación de que su cuerpo no tiene mucha diferencia con el de una pava...-dijo Emilio con mirada fría.
-¿Pero qué pretendes exactamente?-dijo Fran pensativo.
-Mañana en el parque, ese mariconazo de ahí... Será nuestra putilla particular-dijo Emilio con voz seductora.
Y así fue como el joven poligonero planeó follarse a Mark sin compasión. Lo extraño es que mientras Mark se alejaba de la vista de Emilio, éste no podía quitarle el ojo de encima...
FIN
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Por si os interesa saber si estos dos chicos son de mi invención o existen realmente, os diré que están basados en dos “amigos” que conocí cuando iba al instituto. Aunque realmente eran inofensivos. Pero su trato conmigo era parecido al que tienen con Mark, sin embargo claro está, exceptuando que nunca me violaron y tal, jajaja. Hoy he cumplido una fantasía del instituto, que es tener sexo con ellos. Una lástima que no ocurriera en la realidad... Pero da igual, Mark ha podido disfrutarlos por mi. Para que no haya dudas diré que sus nombres no son los verdaderos, evidentemente.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR