Una vida para tí

Lo que no puede olvidar una mujer es que sigue viva, siempre hay alguien capaz de recordárselo....

Como cada mañana, a la misma hora, Lucía se dirigió al bar de costumbre, a tomar su habitual café y esperando encontrar las mismas caras…….

Efectivamente, comprobó que todo seguía igual. Ocupó la discreta mesa que le reservaban todos los días en un apartado rincón dónde esperaba pasar desapercibida, dónde esperaba no existir. Esa mañana se sintió contrariada al observar que el periódico que leía fielmente desde hacía varios años no se encontraba disponible..¿quién osaba arrebatarle el único placer del que podía disfrutar durante una jornada de duro trabajo?.         Con la mirada perdida, mientras  jugueteaba con sus llaves y empezaba a impacientarse notó un suave toque en la espalda que la hizo volver a la realidad:

-Perdone, he terminado………lo quiere?

Por fin, aquel desconocido soltaba su preciado tesoro, la dejaba volver a la rutina…la jodida rutina en la que vivía durante tanto tiempo aletargada, pero que la hacía sentir tan segura…

-Gracias, le contestó sin siquiera dedicarle una mirada.

-Discúlpame por favor, debo haberte asustado…soy Raúl…..me recuerdas?

Raúl¡¡¡, el tímido joven que acompañó a su hija durante un curso entero, todas las tardes a casa, vaya…nunca entendió porqué un día desapareció…el tiempo pasó y el chico viajó al saco del olvido, como tantas otras cosas, pero se alegraba sinceramente de volver a verlo, le había cogido cariño y se sorprendió a si misma diciendo:

-Quieres sentarte conmigo?, cuéntame que ha sido de ti, de tu vida……..

Sin darse cuenta se encontraron compartiendo un buen café, un ratito de tertulia y unos gratos recuerdos……por ejemplo los tantos chocolates que en las frías tardes de invierno ella les preparaba para que se relajasen del estudio……..Si, recordaba lo que le preocupaba la extrema timidez de aquel chico, que apenas atinaba a saludar cuando llegaba y su ligera despedida cuando se marchaba….eso si, siempre dispuesto a ayudar. Si, siempre le gustó aquel joven…

-Raúl, recuerdas aquella vez que…jajajaja, siiiiiiiiiiiiiiii y…..Lucía, te acuerdas cuando…..jajajajaja, increíble, había perdido la noción del tiempo, no recordaba haberse sentido tan a gusto desde cuando?

De repente tomó conciencia de la situación, volvió a ser la mujer segura y controladora de siempre pero….que estaba haciendo?. Se había sorprendido acariciando con la mirada aquellos carnosos y jóvenes labios que de vez en cuando el joven remojaba con su lengua….Si, la pasaba suavemente sobre ellos…se ruborizó cuando intentó poseer aquellos sonrientes ojos, apenas marcados por los estragos de la vida…dónde todavía se adivinaba cierta inocencia y se asustó cuando sintió que sus piernas se entreabrían ligeramente presas del deseo….de un deseo largo tiempo dormido…un deseo que sentía aflorar en su interior.

-Raúl, me has hecho olvidar el reloj, lo siento cielo, debo volver…el trabajo me espera….

-Jajajaja, contestó pícaramente el joven, me alegro de haber conseguido ser el centro de tu atención por un instante. Lucía……volveré a verte?

Contrariada, evadió la respuesta, se despidió y cogió el camino de regreso al trabajo….pero no, no podía olvidar el travieso caracolillo que caía sobre la frente de Raúl, no podía verlo ya como el chico que conoció, lo sintió como el hombre en el que se había convertido y eso la asustó.

Pasó el tiempo sin poder concentrarse, sólo sentía el constante martilleo de la última frase que Raúl había pronunciado: “volveré a verte?”. Habría sentido también él las inquietas mariposillas que revoloteaban y recorrían su estómago?. Imposible, habían transcurrido diez largos años desde su última visita a casa y, si ya era mayor para él entonces,que sería ahora?.

La mañana discurrió sin grandes altibajos, como todo en su vida rota tan solo la rutina por ese aire adstraido que Lucía desprendía. Sentada en el despacho, frente al ordenador, consultaba novedades legislativas pero ese día nada era igual, nada parecía tener sentido..¿estaba perdiendo la cordura? Jajajaja, de cada letra que extraía del B.O.E. de turno colgaba un caracolillo, un mechón de pelo que llevaba impreso un nombre, un nombre que no se atrevía a pronunciar…

Casi la hora de cerrar: bien, termino y a casita…necesito relajarme…

-Lucía, nos marchamos…vociferaron sus compañeros…hasta el lunes¡. Espera, alguien que dice conocerte te busca…lo hago pasar?

Aunque la hora de atención al público había terminado se resignó…si por favor, cuanto antes termine antes me marcho. Buen fin de semana.

-Adelante, en que puedo ayudarle?

Atónita, no daba crédito a sus ojos, allí estaba…Raúl………La miró y supo lo que esos ojos solicitaban, lo que ese cuerpo ansiaba y no, no iba a ser él quien lo rechazase…ese caminar insinuante, esas curvas todavía muy, muy deseables…………Hacía mucho tiempo que, en secreto, soñaba con poseerla y cuando el deseo se le hizo inaguantable…hubo de desaparecer….tal y como había llegado……en silencio. Y esa mañana, al cabo de tantos años cuando la encontró, más hermosa que nunca, se le nubló la razón y allí estaba sin saber exactamente que hacer pero cada vez que la miraba y la sentía derrotada, sin su habitual arrogancia, perdida y demandándole un placer que él se moría por proporcionarle……sentía que la rabia ahogada en su interior durante tanto tiempo aflorabay entonces…………la puerta se cerró.

Lucía salió del seguro parapeto de su sillón y se acercó al joven temblando, pero con una chispa traviesa en la mirada que no necesitó traducción:

-Me esperabas? -susurró con un hilo de voz-

-Si……….durante toda mi vida -sintió q el eco le devolvía…………

Ella le acarició suavemente la mejilla y él le correspondió deslizándole la mano debajo de la falda. Con firmeza la sentó en el borde de la mesa y exploró, con el deseo contenido de tantos años sus ingles, su firme trasero.Que delicia, que suavidad de piel…………sin apartar la mirada del canalillo que generosamente exhibía a través de su chaquetita, Raúl le fue desabrochando uno a uno, lentamente, los botones…mientras le lamia con pasión cada parte del cuerpo que iba descubriendo… Lucía se sentía embriagada, notaba como los pezones se le erizaban, se endurecían con cada botón desabrochado, como le escocían. El sujetador cayó suavemente, eso si, conservando la chaqueta abierta, con todo su poderío al descubierto, desafiante, respirando pasión y deseo. Mientras, Raúl, sintió como le desaparecía la camisa, como cedía su cinturón mientras notaba las juguetonas manos de Lucía recorrer su espalda, como las cuidadas uñas de la dama intentaban morder cada milímetro de su piel, haciendo saber quién era la dueña, quien mandaba….Si, se sentía un juguete en sus manos y le apetecía, le excitaba sobremanera la idea de ser una marioneta a merced de la voluntad de aquella mujer que despertaba en él tanto al niño dormido como a la bestia mas fiera………..Acércate mas, tranquilo, sin miedo………….escuchó de esos labios que tantas veces había sorbido en sueños, de esa boca que tantas veces había imaginado suya…….su masculinidad  buscaba consuelo, no podía mas….las uñas de Lucía recorrían juguetonamente su entrepierna disfrutando y sabiendo hacer….si por favor, soy tuyo…..

Y así fue, cuando Lucía tocó aquel miembro supo que había llegado el momento, se apartó la parte central de sus braguas, dejó su ávido sexo al descubierto e introdujo despacio, muy despacio (mirándolo a los ojos mientras rodeaba su cuello con la otra mano) aquella verga, erguida y arrogante, sintiendo como con suaves fricciones iba domando aquella virtud que  dominaba, que doblegaba a su voluntad…….era su posesión. Mientras, le recorría  un placer como no recordaba. Pero entonces la bestia despertó, la asió de los glúteos con ambas manos y de una manera brutal pero rítmica la penetró mientras sentía los suaves y cortantes gemidos que su  amada emitía en su oreja, no hablaba……….y esos gemidos llenos de frescura lo volvían aún más loco………………Dios¡

Lucía notó como la palpitación del éxtasis la embriagaba, como el joven le entregaba su esencia y eso…….la desarmó, el tiempo se detuvo y un último gemido recorrió  su alma…….

Aturdida se dejó caer, sabiéndose arropada por el abrazo que su príncipe le regalaba, por ese dulce beso que sentía en la base de su cuello…..por esa caricia en su mejilla……por esa complicidad. Se tumbaron en el suelo, se acariciaron con ternura……….rozaron la felicidad y se sintieron uno. Se agradecieron con una caricia  lo que no hacía falta comentar, lo que no hacía falta traducir, porque mirándose a los ojos descubrieron que ese momento había sido suyo, solo suyo……

No hubo más encuentros, pero se poseyeron durante toda una vida……………