Una vida nueva (Libro 4º - Capítulo 01)

==== Crucifixión ==== Miel es crucificada en la cruz, diseñada por ella misma. ........... Son los estertores de su suplicio, lo que llama la atención del falso Obispo. .......... Miel después de unas horas es liberada de la cruz y conducida a su celda. .......... Primero, caerá en la red de Miel el falso Obispo ante una visión especial....Y más adelante sus siervos y auténticos verdugos de Miel. ................... Espero que les guste, para no destapar más la trama de este relato de largo recorrido. ............ ..........Un beso para (Alex) TR, para Malossi, HombreFX, Reptil69, Gataenpatines, Brug, Irina y Breo y también para Adyfly, teto2000, Moonlight y mis lectores y lectoras............. ........... Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 4º - Capítulo 01)

Crucifixión

Andrés se encargó de atar su muñeca derecha, mientras Tonino, lo hacía con la izquierda y ambos después de dar varias vueltas de cuerda en las muñecas de Miel, ataban ambas en los clavos que ella misma había preparado. Miel, miraba a uno y otro lado, pero sin hacer aspavientos. Aunque, de sus ojos se derramaban lágrimas vivas de miedo y dolor.

Miel se sentía muy floja, aunque aún tenía fuerzas para soportar esa etapa tan cruel.

El falso Obispo, admiraba encantado el proceso de crucifixión de Miel y ansiaba el momento en que la cruz fuera izada y Miel estuviera crucificada para la dulce visión de ellos.

Tonino y Andrés, izaron la cruz, hasta que ésta cayó en el agujero ideado por Miel, que sintió un fuerte tirón de sus brazos y columna, cuando la cruz se aposentó en el agujero.

Después, pusieron la cuña para que no se moviese y acto seguido, Andrés se encargó de atar los pies de Miel en el travesaño que ella misma había previsto. Pero en lugar de darla un posible descanso, dejando que las plantas de sus pies reposaran sobre el travesaño, Andrés pensó que sería mucho más cruel aún si no reposaban sobre el mismo. Por lo que colocó los empeines de cada uno de sus pies por debajo del travesaño y después ató fuertemente, los tobillos al mismo. Así Miel quedaría colgada durante muchas horas de sus muñecas, sufriendo para ellos.

Miel se sintió especialmente mortificada ante ese gesto que no había previsto, pero su mente ya no era capaz de asumir soluciones y se dejó hacer, sin que de su rostro se desprendieran, más qué, unas pocas lágrimas que aún la quedaban.

Los fraíles y el Obispo, se sentaron a la mesa, teniendo a Miel crucificada ante ellos.

Era una maravilla tener a una chica vejada de aquel modo y crucificada, para ellos.

Miel, a pesar de las terribles marcas y el escarnio recibido, expresaba con su cuerpo un tipo de voluptuosidad especial. Su cuerpo inerte, aún provocaba miles de miradas procaces, pues su cuerpo era perfecto en cualquier sentido que se le deseara dar.

Y el Obispo, fué quien primero lo captó. Se sentía embelesado con el cuerpo de Miel, flagelado, atormentado y torturado. Aún así era un cuerpo precioso y digno de admiración.

Miel, transmitía algo muy esencial, que sólo eran capaz de ver los seres sensibles.

La cena transcurrió animada para los fraíles, pero terrible para Miel, mientras padecía los dolores musculares, debido a la tensión de sus brazos.

Miel estaba tan marcada de azotes, como de punzadas en su piel, qué daba terror verla. El falso Obispo vió algo que le guió hasta ella. Y allí se quedó contemplándola, mientras sus compañeros cenaban alegremente.

Contemplar a Miel era algo especial. Sus muslos marcados por el látigo, seguían siendo fuertes y tersos. Sus tetas, algo especial a donde mirar siempre. Su cuerpo, todo el mismo, hacía sentir algo distinto, a lo conocido. La mirada de Miel, devastaba positivamente. Quien mirase a Miel y fuera correspondido, sería desposeído del mal, para comenzar a vivir algo distinto en su vida.

El falso Obispo, se sintió desposeído de todo su autocontrol, porque Miel le había mirado y le había imbuído de algo muy especial.

Admiró más en profundidad el cuerpo de Miel y supo la gran verdad. Miel era mágica. Se entristeció al verla así, en ese calvario propiciado por él, pero se atrevió a tocar su cuerpo y sintió algo desconocido para él, pero muy agradable y confortable.

Pudo admirar las magníficas curvas del cuerpo de Miel que realzaban su belleza y su misterio. Desde sus brazos y bajando por la cuenca axilar hasta sus costados, todo era de una perfección que anteriormente no había percibido.

Su vientre liso y su pubis desnudo se conjugaban con unos muslos duros y firmes, que hacían soñar con mil interpretaciones.

Sus tetas, aunque ya muy estiradas por la enorme tensión de su cuerpo, mostraban su magnificencia en estado de reposo, del cual él mismo había logrado disfrutar.

Miel era la perfecta mujer. Quizás éso pudiese justificar todo lo que había padecido y aún padecería.

Era una pena para él, torturar el cuerpo de un ser tan mavavilloso y especial.

Sabía que "el infierno" le aguardaba a un paso del destino. Se arrepintió de todo, menos de sus actos con esta Miel, porque de nada valdría arrepentirse de algo que aún deseaba hacer, aunque cada vez con menor intensidad.

La cena llegaba a su fín y decidió que Miel, debería ser encerrada en la celda preparada para ella.

  • Hermanos, demos fin a esta cena ya. Y llevad a nuestra invitada a su celda particular. No la atéis, pués ya nada puede alentarla.

Los fraíles obedecieron y tras terminar con los restos de la cena, desataron a Miel, a quien bajaron con ciertos cuidados y después la llevaron hasta su celda oscura, aunque cálida esta vez.

Miel quedó tendida sobre el camastro, sin fuerza alguna en su cuerpo y se quedó sumergida entre un sopor y sueño, que le hacían revivir momentos pasados, tan crueles que al final se desvaneció totalmente.

Cuándo despertó, el "falso" Obispo estaba ante ella y la cubría con su propia túnica, permaneciendo él desnudo.

  • Hola Miel. Bienvenida al mundo de los mortales. No espero que me perdones, pero sí deseo decirte que te ayudaré en cuanto pueda, para que logres la libertad. Soy un ser miserable. Soy el hermano gemelo de mi hermano el Obispo, a quién tengo recluido junto a los verdaderos Tonino y Andrés. No digas nada, preciosa criatura. Aún no estás a salvo. Mañana será la gran cacería. Y tú serás la pieza a capturar. Te esconderás debajo de los cardos y esperarás a que ellos pasen de largo. Luego volverás hasta aquí y te indicaré el camino a tomar. Va a ser muy peligroso, pero aún si te pillaran, vería el modo de librarte. Ahora descansa precioso ser. Abajo no hay nadie por quien temer. Todo fué un montaje mío, de lo que me arrepiento muy de veras. Lo siento, Miel......

Y Miel durmió acompañada del Obispo, que la decía palabras que apenas comprendía, pero que la animaban más y más.

Cuándo Miel despertó, estaba desnuda y encogida. No sentía frío, pero sí temía los castigos, de ahí su posición fetal. Habría soñado que el falso Obispo la decía cosas?.

Miel sentía una incertidumbre fuerte, porque su cuerpo ya no podía asumir más tormentos. Y de producirse, pensaría seriamente en suicidarse a la menor oportunidad.

Sería cierto, que Arturo y María, nunca estuvieron cautivos?. Lo habría soñado?.

Miel era incapaz de dar sentido a sus pensamientos.

La puerta de su celda, se abrió violentamente y pudo ver con todo el terror en sus ojos como aparecía la figura de Tonino o quién fuese. Desnudo de cintura para arriba y armado de su inseparable látigo.

  • Vaya!, nuestra puta está ya despierta. Andrés...ven aquí, nuestra zorra parece que tiene frío y deberemos calentarla, antes de proceder a su cura.

  • Tonino, ya oíste al Obispo. Nada de azotes sobre ella.

  • Y quién habla de azotes?.....para calentarla, no se necesita el látigo. Unos cigarrillos bien aplicados harán sus gracias y la darán calor, no te parece?.

  • Anda!!!!, no había reparado en éso. Entonces, hagamos que se caliente Tonino, pero que se caliente bien.

Miel, no daba crédito a sus oídos, de los comentarios y risotadas que escuchaba de aquellos dos seres, a cual más perverso. Y sabía que el sufrimiento sería terrible y que nadie la auxiliaría ya. Sí lo que había soñado del Obispo, era cierto, tampoco le valdría de nada. Así que debería apañárselas por si misma o perecer en el intento. Pero por el momento, le tocaba seguir sufriendo atrocidades de manos de aquellos sádicos bárbaros.

  • Porqué me hacéis todo ésto?. Yo podría seros de ayuda en lo que desáis, pero me estáis destrozando.

  • Anda!!!!, sí sabe hablar, la zorra. Veamos zorrita. A nosotros nos gusta martirizar a las chicas. Al margen de éso, nuestra misión es atormentar sádicamente a zorras cómo tú. Y éso es lo que estamos haciendo, puta de mierda.

  • Vale, pero martirizarme tendrá un fín determinado verdad?. Porque en otro caso, porqué esperar tantos tramos de tiempo, si podéis hacerlo libremente?. Algo se espera de mí, verdad?.

  • En efecto, algo se espera de tí, zorra asquerosa.

  • Pués si ese algo significa algo para vosotros y vuestras vidas, mejor que no os paséis mucho conmigo. Porque si de resultas de vuestros tormentos y torturas, quedara inválida o sin memoria, creo que vuestros pellejos no valdrían nada para quién os envía y paga, qué seguramente aún no habréis cobrado lo establecido.

Tonino, miró a Andrés desconcertado, porque lo que decía Miel tenía mucho sentido.

Andrés por su parte, también se había quedado pensativo, momento que aprovechó Miel, para subirse al carro de una posible libertad, o al menos una situación menos dañina para ella misma.

  • No lo penséis más. Me habéis torturado a placer, pero me habéis disfrutado poco, porque siempre os vigilaba alguien. Sí preferís sexo a risotadas, yo estoy indefensa. Podríamos aprovecharnos los tres, sin que alguien tuviese que enterarse. Ya me contáis vuestras reflexiones y decisiones.

Andrés, que era el más sádico de los tres, lo sopesó con gusto y placer, pués follarse a Miel era una delicia, al tiempo que le permitiría hacerla de todo.

Tonino, era más sublimado y más de atacar y destruir, sin embargo, sentía su polla necesitada de sosiego, por lo que deseó que Andrés dijese que aceptaba la propuesta ofertada por Miel.

  • Está bien, zorra. Follaremos contigo, pero los dos al mismo tiempo. Lo soportarás puta?.

  • Sí, si Señor. No tengo otra opción, pero aún así me hará sentir mejor. Aunque había pensado en cabalgarles uno a uno, para que sintieran el fuego del placer...............

  • A ver, define éso zorra asquerosa. Qué es eso de cabalgarnos uno a uno.........acaso nos estás tomando por burros?.

Miel, sufrió diversos manotazos en sus tetas antes de que pudiese responder.

  • No, no.........no es éso Señor Tonino. Se trata de que yo esté encima de su polla para masajearla y llevarla al paraíso, Señor.

  • Ah, éso cambia totalmente. Así que eres capaz zorra de mierda, de llevarnos al paraíso, verdad?.

Nuevos manotazos caían sobre las tetas de Miel y algunos otros la cruzaban la cara, sin miramiento alguno.

Miel aullaba de dolor, pero aún se mantenía serena y firme, porque sabía que lo mejor era convencerles.

  • Señor Andrés, es follar a cheval, no sé como lo llaman uds y prometo que quién tenga debajo gozará totalmente, Señor.

  • Tonino, demos una oportunidad a esta zorra. Imagínate si nos hace disfrutar, después de un día vacío?.

  • Vale, que sea así. Pero cómo esta zorra trate de engañarnos, la masacraré sádica y lentamente. Andrés, tu serás el primero en posar para la zorra cabalgadora.....jajajajajaja.

  • Esta bien, Tonino.........tu pajéate mientras yo disfruto, porque estoy seguro que voy a disfrutar de esta encantadora zorra de miel...............

Y Miel se dispuso a que gozara de un modo muy especial, para que diera envidia a su compañero. Le haría la cabalgata lenta y especial que había practicado días atrás.

Andrés se tumbó en el catre y Miel le besó en la boca, algo que le descondertó un poco, para empezar. Después, colocó sus muslos a ambos lados de su cuerpo desnudo y rozó con su vagina muy marcada el glande grueso y ansioso de Andrés, quién la miraba con ojos especialmente insinuantes.

Miel se fue dejando acoplar muy lentamente sobre el falo descomunal de Andrés, pero que ya había sentido más veces y con sus contracciones pélvicas le fue estimulando hasta que se coló en su vagina.

De ahí en adelante, todo sería mejor. Miel estaba demasiado dolorida y el propio dolor le anextesiaba la zona, por lo que decidió que el frotamiento lo fuese sintiendo él, poco a poco.

Andrés permanecía espectante, mientras Tonino decidía que Miel debería hacerlo sin manos, por lo que la colocó unas pulseras y un collarín, uniendo sus manos detrás de su cabeza.

A Miel no la molestaba especialmente follar a alguien sin manos, pero era verdad que no podría erotizar cómo ella deseaba, ayudada de sus manos a quién tuviese debajo.

Andrés, quién ya sentía como su enorme polla se hundía verticalmente en el interior de Miel, se sentía distinto, exhuberante y placentero de las sensaciones que recibía de esa penetración, llena y completa de los roces en la vagina de aquella hembra.

Tonino, se la masturbaba mientras veía el goce de su compañero, ante los movimientos qué Miel le hacía con sólo los músculos de su pelvis y los movimientos arriba y abajo, lentos qué hacía que Andrés gimiera y hasta vociferara de placer, mientras su polla lubricada por los flujos de ella le hacía experimentar una maravilla de goce.

Miel, sabía cómo trabajar una enorme polla y así se lo enseñó a Andrés, quién mientras vociferaba y se retorcía de placer, veía como una enorme corrida suya, le envolverían sin remedio en pocos instantes.

Andrés, no se atrevía a llevar sus dedos y manos a las tetas de Miel, que unas veces pivotaban y saltaban y otras.....según el ritmo lento del ascenso y el descenso.

Andrés, llegado un momento de convulsiones consecutivas, se agarró fuerte a las tetas de Miel, para soltar una enorme lechada, al tiempo que gritaba cómo un poseso.

Un minuto después, lograba relajarse y ver a aquella mujer sudorosa, pero tan entera. Miró a Tonino y su gesto le dió a entender, que era una gozada total.

Tonino, separó a Miel con movimientos violentos y el mismo Andrés tuvo que gritar a consecuencia de aquella actirud de su compañero. Al final se incorporó lentamente del catre, mirando a Miel, que yacía en el suelo, sujetada su cabeza con la pesada y ruda bota de Tonino.

  • Tonino, te va a encantar. Jamás me había sentido tan bien al echar un polvo. Esta puta es especialmente increíble.

Andrés, no se vistió y sí salió del catre, para que su compañero probara aquella maravilla.

Miel quedó liberada de la bota de Tonino y al tiempo que éste se tumbaba sobre el catre, Andrés ayudó a incorporarse a Miel y ayudarla a subir al catre y montar sobre la polla de Tonino, que era ligeramente inferior a la de Andrés.

Tonino la vigilaba estrechamente, casi deseando algo para zurrarla y atormentarla brutalmente. Miel sabía del carácter negativo de Tonino, por lo que evitó provocarle.

Miel, al sentir el glande de Tonino en su cavidad vaginal, pensó en llevarle hasta extremos especialmente irritantes e intensos. No sabía sí él se rebelaría antes, pero sí conseguía que su estimulación fuera enervada, larga y gratificante, lograría apagar sus fuegos, además de proporcionarle un extremado placer.

Miel, dejó que la polla de Tonino se colase dentro de ella, aunque apretó su pelvis, para que él no sintiese la dilatación que la había provocado Andrés.

Miel, no le miraba directamente, pero sí disimuladamente y en cuanto le vió confiado, porque acababa de colarse dentro de ella, preparó sus armas para que aquel ser miserable, jamás olvidara lo que era follar de verdad.

Tonino, se sentía ligeramente gratificado y animado, ante los movimientos de Miel.

Andrés por su parte, a veces sentía dolores diferidos, al ver las maniobras de Miel y lo que había hecho con él.

  • Andrés, realmente tenías razón. Esta zorra, promete.

Tonino, no pudo seguir hablando, porque Miel descendía con su pelvis muy apretada contra la polla de él, hasta rozar con sus glúteos los huevos de él.

Miel, no se perdía detalle de las caras y contorsiones de placer que Tonino la ofrecía. Y quiso alargar el protocolo hasta grados altos, que sabía que él ya no lograría evitar, porque dejaría su polla ardiendo de placer y ansiedad.

Andrés, demasiado excitado por lo que veía y recordaba de su sesión con Miel, explotaba en un orgasmo brutal, derramando su esperma en varios lugares.

Tonino, estaba alucinado de ver a su amigo así, al tiempo que el notaba un goce tan brutal, que rápidamente desvió la atención, hacia sí mismo, porque Miel friccionaba su miembro con tal contundencia, que era imposible aplacar los fuegos que se estaban generando dentro de él.

Miel sabía que todo iba bien y que la hora era la propicia, para que no pudiese ser torturada por ellos, así que siguió con su forma especial de mantener vivo el miembro, darle placer seguido y que no eyaculara su lechada.

A Miel, casi le daba pena ver el rostro de aquel monstruo que deseaba atormentarla en el grado máximo, cuando su cuerpo oscilaba en temblores, todos de placer y sus ojos se perdían una y otra vez dentro de sus párpados.

Miel, comprendió que era llegado el momento de hacerle explotar de gozo y de placer y que escupiera de su polla su malsana esperma.

Miel logró dos movimientos muy fuertes con ascenso lento y caída libre, sobre la polla de Tonino, que le dejó seco en el primero.......y qué en el segundo, se contrajo y gritó hasta enronquecer, mientras eyaculaba su lechada caliente, que engulló el cuerpo de Miel.

Miel se quedó quieta, mientras Tonino se convulsionaba y se retorcía de placeres nunca vividos, al tiempo que seguía soltando flujos seminales.

Miel pudo apreciar que Andrés, apenas podía dar crédito a lo que esta viendo con su amigo. Ya no tenía su polla en la mano, porque el dolor que debía de sentir era para dejarla reposando, sin embargo su polla estaba muy empinada y deseando otra corrida.

Cuando Tonino se serenó, sólo tuvo fuerzas para separar a Miel de él y después reposar tranquilamente en el catre de ella.

Miel, muy acostumbra a estos eventos, le dejó dormir, tapándole con su propia manta, ayudada de su boca para cubrilrle entero, mientras ella se quedaba sentada en el frío suelo.

Andrés había desaparecido momentos antes y así Miel, aguardó sus nuevos aconteceres, cuando los monstruos estuvieran vivos y despiertos.

Sin embargo, permaneció cerca de su torturador, haciéndole el sueño gratificante y tranquilo.

Miel, pensaba que todos los sádicos, tenían un algo de niños indefensos. Su rostro se reconvertía en dulce, cuando dormían exhaustos y felices.

Estaba ya amaneciendo y Miel sabía que ese día sería también cruel y mortificante para ella, así que se adormiló en el suelo, dejándose llevar de su propio cansancio, aunque el anclaje de sus muñequeras en la parte trasera del collarín no la permitieron poder quedarse más encogida aún. Pero unas manos la hicieron incorporarse para ser trasladada al catre.

Miel, fué medianamente consciente, de que esas manos eran las de Tonino. Se apretujaron el uno sobre el otro, hasta sentir el calor........y así transcurrió todo, hasta que el nuevo día anunciaba actividades diversas y emocionantes.