Una vida nueva (Libro 3º - Capítulo 10)

==== Del paraíso al infierno ==== .......Miel, pasa de disfrutar del placer de ayudar en la vida, hasta un infierno no conocido.....La vida de Miel, se transforma del día a la noche, sin que sepa realmente que está ocurriendo.............. Estos últimos capítulos del libro 3º son bastante crueles, pero tienen su punto, para lo que vendrá en el libro 4º. .............Espero que os agrade, esta lectura.......... ..........Un beso para (Alex) TR, para Malossi, HombreFX, Gataenpatines, Brug, Irina y Breo y también para Adyfly, teto2000, Moonlight y mis lectores y lectoras............. ........... Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 3º - Capítulo 10)

Del Paraíso al Infierno

Arturo y Miel, se alejaron, dejando a María con los perros. Entraron en la casa y Miel fué directamente al baño. Arturo la siguió y observó cuánto hacía. Miel sólo hizo un pis y se limpió.

  • Miel, esta noche estaremos solitos los dos y mi polla está enardecida, crees que soportarás todos mis caprichos?.

  • Todos, absolutamente todos, mi amor.

  • Incluso, aunque deseara azotarte?.

  • Sí, aunque me azotases brutalmente, tu Miel estará dispuesta para satisfacerte mi amor.

  • Bueno, primero iremos al sofá, me gusta verte y tenerte desnuda. Después, te follaré. Más tarde sacarás algo de comida para María. Y después cenaremos. Ya veré sí me animo a azotarte o no.

  • Lo que tu dispongas, mi amor, será una maravilla para mí.

Me dí una ducha rápida delante de él, para estar más decorosa.

Me sequé y llegamos al sofá. Le serví un whisky con hielo y yo sorbí la primera del mismo, entragándoselo, mientras me sentaba a su lado.

  • Voy a ponerte una peli tuya con el hermano Tonino, que seguramente no recuerdes. Te parece bien?.

  • Vale, pero me va dar vergüenza verme así, creo.

  • No te preocupes, te iré hablando de Tonino, cuyo nombre Antonio, se lo puse yo mismo.

La película empezó, cuando era insultada y humillada por Tonino. Después los latigazos con las cadenillas, qué recordaba. Y lo demás todo nuevo, desde que Agustín me pusiera la inyección en mi teta derecha.

Me sentía un poco incómoda al rememorar todas esas horas, desnuda y marcada. Entre lágrimas inmensas y contorsiones de terror y dolor.

Cuando Tonino, me entregaba al Obispo, Obrien detuvo la grabación y se acercó hasta mi boca, mientras masajeaba mis pezones, ya un poco abultados por las escenas.

  • Miel, mi amor. Tonino es un niño que recogí de bebé en mi puerta. El lo sabe todo y creo que me quiere como un hijo. Quizás te lo diga durante los días que vas a estar cerquita de él. Pero quiero que intentes averiguar en qué anda metido y con quiénes, sin abrumarlo para que no desconfíe. Eso, lo podrás hacer, pués Tonino sabe que me casaré contigo y él será una especie de hermano para tí. Además, a él le gustas. Ya has visto las escenas. Algo te decía al oído, pero claro éso no lo recuerdas. Así, que deberás averiguarlo con él. Y sobre todo, sus amigos. Me temo que está en terrenos muy peligrosos y no deseo que le suceda nada.

  • Vale, Arturo. Intentaré sondearle, pero apenas le conozco y no sé hasta donde llegar.

  • Tendréis casi 4 días y sé que Tonino estará muchas veces contigo. Y te follará multitud de veces. Creo que serán los momentos posteriores, cuando la lengua se suelta y el alma se afloja, que deberás incidir, cada vez por una vía distinta, para saber de sus cosas.

  • Amor, tú crees que me follará tantas veces?. Parecía un poco tímido el otro día.

  • Te follará muchas veces así que vete con ganas, porque polla no tiene excesiva, pero vigor, para muchas horas seguidas.

  • Bueno, me prepararé mentalmente para él......jajajajaja.

  • Sí, tú riéte, pero al Obispo le llegaste a hacer eyacular tres veces en menos de una hora. Tonino es más joven y dinámico, puede que te folle por todos lados. Y varias veces además. Lo soportarás, Miel?.

  • Claro que sí, mi amor. Siempre que a tí, no te moleste, claro.

  • No me molestará, sí logras averiguar cosas importantes.

  • Y sí no lo lograra, mi amor?.

  • Entonces hablaremos de castigos especiales para ti, amor mío.

  • Vale. Haré cuánto pueda, amor. Pero en cuatro días y estando además con el Obispo y con Andrés, va a ser un poco complicado, creo yo.

En ese instante, sonó el teléfono.

  • "Al habla, Obrien".

......

  • "Hola Obispo, que nuevas hay?".

Miel se alertó un poco al escuchar la palabra Obispo. Luego se relajó de nuevo y sólo escuchó las respuestas de Obrien.

  • "Claro que sí, Obispo. Ningún problema. Además está muy vaga últimamente".

.......

  • "Sí, creo que Tonino hará un buen papel con ella".

.......

  • "Vale, sí. Muy bien estará lista para entonces. Un saludo, Obispo".

Cuándo Obrien colgó el teléfono, miró a Miel y sonriendo, dijo....:

  • Creo que vas a tener más días aún para averiguar lo que deseo saber. Te vás para la casa del Obispo, dentro de media hora. Andrés ya está en camino.

  • Cómo?.

  • Lo qué has oído, mi amor. De todos modos, estás voladita por volver verdad?.

  • Sí, tenía ganas de volver, pero el viernes. Y ya me parecía demasiado tiempo, amor.

  • Pués vas a estar una semana enterita. Así qué, intenta averiguar, lo que nos interesa. Lo harás?.

  • Claro que lo haré, pero saldré a despedirme antes de María.

  • No hay tiempo, amor. Lávate los dientes y prepara ropas para la ida y vuelta. No metas ropa interior, creo que tu desnudez les encanta bastante más.

  • Arturo y ya no follaremos entonces esta noche?.

  • No hay tiempo, amor. Tendremos un montón de años para follar cada día amor. El Obispo está interesado en la misma misión que yo. Y te dejará estar con Tonino más tiempo, con el fín de que consigas que cuente cosas. Pero, por nada del mundo te pongas en contacto con el Obispo. Sólo me lo contarás a mí, cuando volvamos de China.

Le dí un fuerte beso y me levanté un poco apesadumbrada, porque esperaba una noche deliciosa y me iba a ir a una casa distinta, sin saber que me podría aguardar. Y encima la misión de intentar averiguar cosas de Tonino, que me parecía una honesta persona.

Me lavé los dientes y preparé una blusa, faldita y sandalias para ida. Y por si acaso se ensuciaban, cogí unos vaqueros y una camiseta escotada para la vuelta. Y salí con mi equipaje de mano, vestida con la blusa, la faldita y las sandalias.

Me sentía extraña de no poder ver a los cahorros y a María, que estaría sofocada a estas horas con los perros.

Entraba en el salón y sonaba el timbre de la puerta de acceso. En dos minutos, Andrés estaría en la casa. Y nos iríamos a la residencia del Obispo.

  • Miel, pórtate bien y déjate llevar. Ya sabes de qué vá, por lo que no será nuevo para tí. Y sobre todo, indaga sobre Tonino. Es muy importante para mucha gente.

  • Haré todo cuánto pueda, mi amor. Aunque no esperaba volver tan pronto a ese lugar. Me hubiese gustado más, pasar la noche junto a tí.

  • Miel, a veces para lograr algo, es preciso pasar por varias puertas. Estaremos juntos muy pronto, mi amada esposa.

Esas últimas palabras me enternecieron del todo y soltando unas lágrimas, me acerqué a él y le besé con toda mi dulzura y todo mi amor.

En ése instante, entraba Andrés que apreció mi beso y mis lágrimas. Arturo, se quedó junto a mí, mientras terminaba de besarme. Después, me sonrió y saludó a Andrés.

Yo también me abracé a Andrés, a quién dí un largo beso delante de Arturo, aunque noté algo distinto y hasta distante en él, aunque no le dí mayor importancia.

  • Muy bien, la dulce Miel está liberada de servicios en esta casa, llévala a la siguiente aventura, pero por favor, Andrés, cuídamela.

  • Descuida Obrien, será tratada como una diosa por nuestra parte. En cuánto me enteré, cancelé mi permiso. Miel es algo que jamás alguien, que la haya vivido, olvidará, Obrien.

  • Eso espero. Venga marcharos yá.

Y salí de la casa, seguida por Andrés que tenía el coche ante la escalinata. Sentía tristeza de no poderme despedir de María, siquiera. Supuse que Arturo se lo contaría enseguida y éso me relajó un poco.

El trayecto, de menos de una hora, se me hizo eterno, en la oscuridad incipiente. Andrés, apenas me había hablado y noté su polla muy fuerte contra su pantalón. Era lo normal y lo asumí. Sin embargo le notaba demasiado extraño, de lo que había sido unos días atrás. Supuse, qué serían mis nervios que me estaban traicionando, al no poderme despedir de María.

Nada más detener el coche. Me quitó el cinturón de seguridad y desabotonando mi blusa, me palpó las tetas, para después besarme fieramente mientras me retorcía cada uno de los pezones. Enseguida, me abotonó la blusa y salió del coche. Abrió mi puerta y me hizo bajar.

Llegamos hasta la puerta principal de la residencia, en la que residía el Obispo. Apareció Tonino, callado pero con mirada alegre, desnudo completamente y con un látigo enrollado en su mano derecha.

Entré, tras besar a Tonino, que desgarró los botones de mi blusa mientras me besaba y toqueteaba a su antojo, ante la mirada impasible de Andrés, que me quitaba la blusa sin el menor rubor.

Eran extraños, los comportamientos de Andrés y Tonino. Algo no encajaba, pero el aceleramiento de los hechos y visiones, me impedían pensar.

Y ya avancé desnuda de cintura para arriba, hasta llegar ante el Obispo, quién se congratuló excelsamente ante mi presencia actual.

Se acercó a mí y sobándome las tetas, mientras Andrés me arrancaba la faldita, me besó dulce y largamente.

  • Bienvenida hija mía. Un adelanto muy oportuno, para nuestra alegría. Y ya que nuestra dulce pequeña Miel, está desnuda, quedémosnos desnudos, nosotros también.

Andrés y el Obispo se desnudaron completamente, mostrando sus enormes pollas erectas ante la asustada Miel. Tonino, seguía desnudo y con el látigo fino enrollado. Su polla también estaba firme y alta.

  • Asustada, hija mía?.

  • Un poco sí, Padre. No esperaba este recibimiento.

  • Nada que no hayas visto ya, pequeña Miel. Estamos a Martes. Esta noche cenaremos desnudos. Después serás azotada por cada uno de nosotros. Y después, vendrán las veladas cada 3 horas con cada uno de nosotros. Mucho me temo que no vas a poder dormir, Miel. Te abruma esta situación, dulce Miel?.

  • Bueno, sólo un poco, Padre. No esperaba este recibimiento, Padre.

  • Jajajajaja. Esta Miel es estupenda para la salud. Deberemos tomarla con frecuencia. Mañana realizaremos el calvario durante todo el día y a la noche serás crucificada, pero éso será mañana. Esta noche es especial para nosotros. Miel, coloca los brazos en cruz, para que el hermano Tonino, te aseste diez latigazos, sin que grites, ni bajes los brazos una sóla vez. Entendido?.

  • Sí.....Padre.

Miel, extendió los brazos en cruz, ante la atenta mirada lasciva del Obispo y del hermano Andrés, mientras el hermano Tonino se situaba a su espalda, para azotarla severamente.

Un latigazo, que surcó su cintura. Un segundo y tercer latigazo, que cruzaron sus tetas, hasta hacer que las lágrimas brotaran de sus ojos. Un cuarto y quinto latigazo sobre sus caderas y sexo, haciéndola estremecer de dolor y a punto de encoger los brazos.

Miel lloraba de rabia y de dolor. Jamás hubiese supuesto una acción así por parte de ellos tres.

El sexto y séptimo latigazo, cruzando sus hombros por arriba, para estrellarse en sus ya doloridas y marcadas tetas.

Un octavo latigazo en el interior de su vagina, que la hizo encogerse y a punto estuvo de gritar o de encoger sus brazos.

El noveno y décimo latigazo, sobre sus muslos, haciéndola temblar y castañetear los dientes.

  • Muy bien, nuestra Miel viene en forma. Cenaremos dentro de 15 minutos. Poned a Miel su traje recién confeccionado, que esperemos le guste. Y lavaos las manos para cenar.

Miel temblaba de dolor y sensaciones. Seguía con los brazos en cruz, mientras su cuerpo sudaba y de sus ojos seguían cayendo lágrimas incontrolables.

Miel recibió su traje nuevo de manos de Tonino, quién se sentía pletórico al ver las marcas en la piel de Miel.

Cuando lo tuvo puesto, se sintió más afligida aún. El traje era de cadenillas. El escote la recogía las tetas por debajo, mostrando las mismas de un modo más especial. Era corto y carecía de costados y espalda.

Más que sugerente, era pervertido. Y Miel no llegaba a entender qué estaba sucediendo. Había acudido confundida por la rapidez. También se había sorprendido de ver desnudo a Tonino y con un látigo en la mano. Y después desnudarse todos, para azotarla sin piedad y humillarla miserablemente.

Sabría algo Obrien de todo ésto?. Miel, no tenía respuestas a ninguno de sus enigmas. Y soportó su nueva actividad con aquellos frailes traicioneros, corruptos y voluptuosos. No tenía escapatoria. Tendría que seguirles el juego hasta lograr una salida hacia la libertad.

Miel ya sospechaba de algo acerca de los frailes. Por una parte, ningún hermano más se había hecho notar. Por otra parte, las miradas lascivas de Andrés y Tonino, no se asemejaban a las que yo conocía.

Sin embargo, el Obispo era clavado al que ella conociera días atrás, aún más perverso y sádico que el que había conocido.

Se sentaron todos a la mesa, bien vestidos, con sus túnicas negras, menos el Obispo que la llevaba blanca, aunque todos llevaban sandalias negras.

La cena fué servida por doncellas desnudas y con sus carnes marcadas recientemente por el látigo, al igual que ella. Algo que alertó aún más a Miel, sin que de sus gestos se pudiese adivinar algo, por parte de ellos.

  • Miel, esperemos que cenes con entusiasmo, porque tenemos muchas cosas preparadas para tí, esta noche. Así que aprovecha para cenar lo mejor que puedas.

Miel, asintió en silencio. Muy sofocada por su desnudez, ante una panda de frailes de lo más sádicos que hubiese conocido, aún por referencias. Se esperaba lo peor, pero cenaría en silencio cuánto pudiese, porque sabía que la noche sería larga y brutal. Y debía estar fuerte. Intentaría aplazar los tormentos, cuánto más mejor, aunque después fuesen peores aún.

Tonino, le parecía un ser maléfico. Y a Andrés le veía ahora cómo un perro fiel a su amo, el Obispo. Cómo habían cambiado tanto las cosas?. Miel suponía que aquellos frailes suplantaban a los verdaderos frailes, pero no era capaz de poderlo asegurar, pués aunque les había visto la cara y besado, tampoco había reparado en sus rasgos.

El Obispo, por otra parte era clavado al de días anteriores. Y a pesar del amor que la entregó, esta vez se mostraba sádico y contundente.

Miel desconocía casi todo. Pero el Obispo, que cenaba mirándola e incándola de vez en cuando, con el tenedor o la punta del cuchillo en su costado y la teta más cercana a él, le decía cosas monstruosas y horribles.

  • Querida hija. Vamos a hacer que sufras tu traición hacia nosotros. Y nos divertiremos viendo tus dolores, que serán variados y muchos. Pero antes, te mostraremos unas escenas de esta misma tarde, para así hacerte entrar en la línea de tu dolor.

Miel, temblaba de los pies a la cabeza. Andrés que estaba a su izquierda, también la incordiaba con el tenedor, pinchándola la teta izquierda. Tonino, más alejado de ella, la lanzaba restos de salsa o bebidas, contra su cuerpo.

Esto no podía ser. Tenía que ser un maldito sueño. Pero ella sentía todo y ellos se reían de las cosas que la hacían.

La cena transcurrió lenta y mortificante, para ella y dulce y corta para ellos, que se deleitaban haciéndola sufrir. Miel temía la sobremesa, tal cómo estaba el panorama. Pero nada podía hacer para evitar ser mortificada.

  • Miel, pensarás que es un sueño nefasto. Desgraciadamente para tí, no lo es. Ahora, podrás ver el porqué, mientras nos divertimos con tus sufrimientos.

Tonino, encendió un aparato y en una televisión gigante, apareció el momento en que ella salía de la casa con Andrés.

Un poco más adelante, varias sombras se adentraban cerca de la caseta de Tron y Martha. María salía de la caseta cómo llamada por alguien y era hecha prisionera, amordazada y narcotizada, hasta perder el sentido.

Miel, gritó al ver esta escena, pero gritó más aún, cuando vió la siguiente, en que Arturo era golpeado y desnudado por unos hombres vestidos de negro y después transportado hasta una camioneta. También narcotizado y desnudo.

  • Qué te parecen estas escenas, Miel?. Interesantes quizás?. Quieres verles ahora?.

Miel, no sabía que responder, con sus lágrimas fluyendo por sus ojos de un modo incontrolable.

  • Bien, observamos que estás muy afectada. Te mostraremos a tu hermana María, mientras sufre el tormento, aunque lo verás a través de cristales y ella no sabrá que estás viéndola. La pobrecita está sufriendo un tormento un poco fuerte, la verdad. Pero es una maravilla verla retorcerse de dolor y miedo. Vamos, acompañemos a nuéstra huésped a ver a su hermanita amada, cómo se debate frente al tormento elegido especialmente para ella por el hermano Andrés.

Les siguió con la vista medio nublada y sus lágrimas corriendo por sus tetas, sin control. No comprendía cómo aquellos seres, que tan bien la habían tratado días atrás, podían ser tan crueles en ese pequeño espacio de tiempo.

Cuándo Miel, pudo ver a María atada sobre un potro y torturada con electrodos, pinchos y cigarrillos, sintió que las piernas le flaqueban. Escuchaba sus gritos distorsionados, desgarradores y cómo se retorcía de dolores y sensaciones brutales. De vez en cuando, un latigazo la calmaba, para volverse a repetir los demás elementos mortificantes.