Una vida nueva (Libro 3º - Capítulo 05)
==== La cena con los frailes ==== .......... Miel se prepara para la cena con los frailes legidos, junto al Obispo. ......... Nada será lo que parece, pero Miel pasará por un rosario de calamidades, hasta que el Obispo se entera de algo secreto y qué cuando es conocido por Miel, todo cambia completamente..................................... Un beso para (Alex) TR, para Malossi, HombreFX, Brug, Irina y Breo y también para Adyfly, teto2000, Moonlight y mis lectores y lectoras....(incluyo a Baronbiza, a ver si se anima)................. Sandra Raquel.
Una vida nueva ( Libro 3º - Capítulo 05)
La cena con los frailes
Me acerqué hasta el hermano Agustín y le posé mis manos sobre los hombros, mirándole a la cara directamente.
- Hermano Agustín, te deseo firme y resuelto. Nuestro Padre, el Obispo, desea que sea una velada larga y cálida. Y yo estoy dispuesta. Sí lo que miras es el diseño, es obra del artista......véase Obispo.
Sonrió y le sentí mejor. Era un hermano noble, aunque después me hiciera de todo. Pero cuando lo sentí bien, me separé de él y me uní al Obispo.
Padre, le he animado y al final le he dicho que el diseño era tuyo. Se ha sonreído y le he visto renacer.
Has hecho muy bien, Miel. Con los siguientes, el mismo método, incluso más fuerte si lo deseas. Debemos adquirir un grado de hermandad total, antes de proceder.
Vale, Padre...pero si me meten mano, que debo hacer?.
Llevarles a la buena senda con tus palabras y tu mirada. Incluso, si lo necesitas promételes cosas.
Vale, Padre, así lo haré. Padre, estoy guapa así?.
Estás sublime, Miel. Les vas a poner a tope a todos. Espera, vamos a estrechar mas el frontal, así se te saldrán las tetas con más facilidad. No te preocupes de las mismas. Sí acaso pide al que tengas más cercano que te las guarde, se pondrá del todo con sólo rozarte. Pero pretendemos que estén muy mediatizados con tu cuerpo, para preparármelo, verdad?.
Sí, Padre. El fín último es lograr que mi culo sea horadado por tu polla. Me dejaré hacer de todo, Padre.
Yo te lo sabré agradecer, hermosa Miel. Procura ser discreta y algo inocente. Eso les pone mucho a nuestros hermanos, aunque dudo que queden defraudados con tu presencia.
El resto apareció de golpe, uniformados con sus hábitos de lino, teñido de negro en los que ví, como sus pollas hinchaban una parte de su hábito, Me controlé para no reirme y me dejé presentar por el Obispo.
Andrés, el más fuerte y el más grande, fué el primero en ser presentado. Me abracé a él, sintiendo su polla dura a través de su hábito.
El siguiente, fué José. Un buen elemento. Era el más retorcido en cualquier sentido, aunque me abrazó, colocándome un fuerte beso con lengua en mi boca.
El tercero, en ser presentado fué Antonio, al que todos llamaban Tonino. Era procaz y desvergonzado y así se portó ante mí. Podría decir que era el más lascivo de los cuatro y además a quien le gustaba más humillar y sobre todo torturar a las chicas cómo yo. Le gustaba emplear toda clase de azotes, incluídas las cadenillas, con las que disfrutaba. Pero también, los electrodos, que decía que le ponían cachondo mientras se arqueaban los cuerpos de sus víctimas.
Le besé también, a él, mientras unía mi vestido por delante y me magreaba las tetas y me retorcía los pezones, mientras su boca horadaba sin displicencia alguna la mía.
Cuando, terminó de su beso, me corrió el vestido tapando de nuevo mis pezones. Yo me lo arreglé lo mejor que supe y quedó un poco mejor.
Bien, queridos hermanos. Ya habéis conocido a nuestra dulce Miel. Preciso de vosotros, para que me la hagáis accesible en su ano, pero antes cenaremos tranquilamente. Admitiré cualquier tipo de comentario, por procaz que sea. Pero no admitiré tocamientos en Miel, ni en vosotros. La cena será larga, pués no hay prisa alguna. Tenemos por delante 10 horas. Y nuestra hermana Miel, está dispuesta a soportarlas.
Padre, esta puta, se llama Miel?. Vaya, creía que las zorras sólo se llamaban zorras o putas.
Hermano Tonino, te permito esos vocablos, pués anuncié antes que lo admitiría, pero no vás un poco fuerte?.
No, Padre mío. Una puta es una puta. Fijaos hermanos en su cara de zorra. Fijaos en su vestimenta. Fijaos en su sonrisa falsa. Lo dicho, parece una puta, porque es una puta.
Tonino, creo que te estás pasando tres pueblos. Nuestro Padre dejó abierta la puerta, pero no para que la descoyuntes tú.
Muy bien dicho, Andrés. Tonino siempre ha sido un salvaje y un descastado. Padre porqué llamó a Tonino para esta sesión?.
Hermano José, le llamé porque es el que suele encender las llamas. El es tan hermano como nosotros. Tiene los mismos vicios y virtudes que nosotros. Tonino era necesario.
El hermano Agustín, callaba mirando a cada interviniente. Miel, también callaba, porque sabía que Tonino la torturaría a la mínima y los demás lo aceptarían.
- Gracias amado Padre, por sus palabras. Y me pregunto yo, la puta sabe hablar?.
Miel se sentía muy tensa y no sabía sí debía decir algo o callarse.
Agustín, habló por primera vez, diciendo.....:
Tonino, porqué la defines como puta, sí aún no la conoces?.
Hermano Agustín. Mírala bien. Tiene cara de zorra, de puta. Lo mejor para ella una buena sesión de tormento, sin miramientos. Mira su cuerpo marcado. Y ella tan tranquila. Es una puta asquerosa y debemos ser crueles con ella, para que aprenda a respetar las reglas nuestras.
Yo, no estoy de acuerdo contigo, hermano Tonino. Ella, está a merced nuestra. Qué puede hacer o decir, sí además hay un ser tan sádico cómo tú?.
Lo que yo sea, es cosa mía, y de nuestro amado padre. Tú, hermano Agustín, votemos, sí debe ser azotada o no, antes de la cena, esta puta.
Nadie, podría oponerse a una votación, pues eran reglas estrictas, aunque no escritas, de aquel monasterio que daba cabida y cobijo al Obispo.
Tonino y José, votaron a favor. Andrés se abstuvo y Agustín, votó en contra.
Conclusión, Miel sería azotada antes de cenar.
- Bien hermanos, la votación ha salido a favor de azotar a esta puta. La siguiente votación será para decidir sí se la azota con cadenillas o con cuero. Votemos pués. Votos a favor de las cadenillas.
Tonino, fué el único que votó a favor, los demás se abstuvieron.
- Muy bien, ya que ha ganado el voto de las cadenillas, espero que al menos me ayudéis a desnudarla y después atarla. Yo mismo la cruzaré, a esta puta, el cuerpo hasta que suplique que pare de azotarla.
Los demás hermanos miraron al Obispo y éste, asintió algo apesadumbrado. Ya se lo haría pagar al hermano Tonino de algún modo, pero en ese instante nada podía hacer.
El Obispo, miró a los ojos a Miel y su expresión la hizo conocer su grado de abatimiento.
Miel, se levantó de su silla y antes de unirse a su torturador especial, se abrazó al Obispo y le susurró, qué estuviese tranquilo, que ella no le repudiaría por este suceso.
Fué separada del Obispo, por dos latigazos en su espalda desnuda, mediante un látigo de goma, que la dejaron sin respiración, durante unos segundos.
Miel se dejó desnudar y atar en el centro del salón, en donde ya Tonino, portaba un látigo de cadenillas y dispuesto a soltarlas contra el desnudo cuerpo de Miel, una vez hubiesen terminado sus hermanos de dejarla en X.
Cuando estuvo atada y desnuda, Tonino se acercó a ella y la escupió repetidas veces en la cara, mientras la llamaba puta, zorra, miserable y otros adjetivos diversos.
Los demás hermanos, se apartaron y se quedaron junto al Obispo, que estaba perplejo.
Tonino, la asestaba cachetadas en las tetas y en la cara, de forma continua. Y la seguía escupiendo, mientras la insultaba y la pegaba.
El Obispo, se levantó encolerizado, pero los hermanos le obligaron a sentarse de nuevo. Tonino era el protegido del Cardenal de aquella parte y nada había que hacer.
El Obispo lloró, porque no se esperaba que Tonino fuese a dar ese paso de tuerca, principalmente por sus últimas acciones.
Pero Tonino, se había revolucionado al sentirse llamado para una sesión con una mujer.
Tonino, no cesaba de golpear el rostro y las tetas de Miel, que ya jadeaba y lloraba de dolor.
- Te gusta ser tratada así, verdad puta?.
Miel no respondía, entre sus sollozos y dolores. Tonino seguía atormentando sus tetas con manotazos cada vez más fuertes.
Responde puta, o te juro que te pongo los electrodos.
Sí......No, hermano Tonino, no me gusta ser tratada así.
Pero reconoces ser una zorra y una puta, verdad?.
Sí.....sí, lo admito, hermano Tonino.
Buena respuesta por tu parte, puerca llorona. Ahora recibirás tu castigo y después me darás las gracias. Verdad?.
Sí...sí...sí.......lo haré hermano Tonino.
Viendo tu predisposición, sólo 10 latigazos y a cenar. Después ajustaremos cuentas, puta.
Tonino, la asestó, 10 latigazos que la cubrieron las tetas y el vientre entre alaridos enormes y convulsiones sin cesar.
Después, la desató y la hizo llegar hasta su silla en donde ya cenaría desnuda. Miel boqueaba, escocida y sus lágrimas corrían sobre las nuevas y crueles marcas de sus tetas.
Cuando todos estuvieron sentados, la cena se sirvió. Miel miró a Tonino, que la enviaba un besito. Lo asumió y se dispuso a cenar, lo mejor que se pudiese en aquella noche terrible.
Miel sabía, que la aguardaba un calvario con aquel hermano retorcido, pero su apetito apartó pensamientos perversos, para dar cabida a los alimentos suculentos.
Andrés protegía por un lado a Miel, mientras por el otro el Obispo también lo hacía.
José y Agustín, contaban historietas, mientras Tonino sonreía sin dejar de fijarse en las tetas azotadas de Miel. Seguía su rítmico y desacompasado movimiento. A Tonino, le gustaba ver sufrir a sus presas fáciles. Y Miel, era muy fácil.
El Obispo, sopesaba en silencio su intención de follarla en el ano y ya no tenía ganas de hacerlo. Le gustaba ver los tormentos que imponía Tonino, aunque no estaba de acuerdo con la mayor parte de los mismos.
Tonino era un sádico, protegido del Cardenal, quien no era bien visto en comunidades cercanas, pero que imponía su autoridad.
Sí Obrien, se llegara a enterar de éso, arrasaría todas las tierras del Cardenal y posiblemente hasta las del Obispo, a pesar de colaborar juntos.
El Obispo tomó la decisión de inyectar a Miel, una dosis de "olvido", era lo mejor para ella y para todos.
El hermano Agustín le aplicó a Miel una inyección de olvido, mientras Tonino, hablaba con el Obispo, al tiempo que paseaban por la sala.
Lejos de los demás, Tonino se dió a conocer.
- Padre, tenemos un topo dentro del grupo. Por éso he tenido que actuar así, para evitar males mayores. Pensamos que pueda ser José o Agustín, pero nos inclinamos más hacia José. Ahora disimule y muestre mal humor ante mis comentarios. Sé lo haré saber a Miel, más tarde cuándo baje sólo para torturarla. Será lo más light que haya recibido en su vida y espero que ella logre escenificar sus espantos y dolores brutales.
Volvieron a la mesa, mientras el Obispo cada vez más hundido y al tiempo más encolerizado, reprendía al hermano Tonino.
Miel, estaba aún en pequeñas convulsiones y la mirada directa de Tonino la hacía estremecer de terror.
Andrés ayudaba a cenar a Miel, pues sus manos temblaban en exceso. Sin embargo el resto de la cena transcurrió tranquila, de tal modo se relajó todo, que hasta Miel con sus lágrimas aún vivas, consiguió reirse con algunas cosas.
Una vez terminada la cena, el Obispo anunció que no habría sesión con Miel. Así que despidió a todos menos a Tonino, quién se quedaría con Miel para un suplicio especial.
- Olvídate de las cadenillas Tonino, o me veré obligado a ponerte un correctivo. Bajad a las mazmorras y allí haz lo que creas más conveniente. Yo me retiro a mis aposentos. Miel, lo siento, pero deberás someterte al hermano Tonino.
Miel, le miró, con lágrimas desbordándole los ojos y asintió, aterrada y abatida.
Cuando Miel quedó a solas con tonino, éste la trató de un modo grotesco, pero sus golpes eran casi livianos, aunque muy aparatosos. Sus gritos e insultos habían vuelto a arreciar.
Miel, se dió cuenta de ese detalle y exageró los livianos golpes, hasta que llegaron a las mazmorras.
Una vez en la misma, la ató al potro y se tumbó encima de ella penetrándola en la vagina, sin cesar de escupirla y humillarla. Pero en cuánto pudo tumbarse sobre ella, la dijo.....:
- Miel, siento los azotes con las cadenillas. Tenía que actuar, porque tenemos un espía en el grupo. El Obispo ya está enterado de ello y por éso ha dispuesto que cada uno, menos yo, se fueran a sus aposentos. No te fíes de Agustín, ni de José. Uno de los dos es un topo en nuestra organización. Ahora, te desataré y te azotaré suavemente, pero debes gritar un poco más de la cuenta. Estás ya demasiado marcada y no se verán las diferencias de unos azotes con otros. Luego te quitaré las marcas y te llevaré con el Obispo. Me seguirás el juego?.
Miel asintió con sus ojos y se sintió mejor.
Tonino se separó de Miel, terminando de soltar esperma sobre su cuerpo agitado y marcado.
La dejó reposar unos minutos y se fue a mear a un rincón.
Cuándo volvió, le desató las muñecas y la hizo sentar sobre el potro, para atarla las manos a la espalda. Después desató tranquilamente sus tobillos y la hizo bajar del potro.
Caminaron hasta el centro de la sala. La conminó a separar las piernas, para ponerle grilletes en sus pies y después desató sus manos y las ancló a grilletes terminales de cada una de las cadenas.
- Bueno puta, después de una agradable sesión de sexo no hay nada mejor que mortificar ese cuerpo de zorra que tienes. Y después unos electrodos, para calentarte aún más......jajajajaja.
Miel, que ya sabía todo el problema, puso cara de espanto y sus ojos reflejaban miedo y terror, ante su verdugo cruel.
Tonino, casi estuvo por decirla de nuevo que sería un paripé, al ver la cara descompuesta de Miel. Pero ella le hizo un gesto imperceptible para lás cámaras, pero que advirtió Tonino y se quedó más tranquilo.
Le mostró el látigo de fino cuero y se lo pasó por las tetas y el pubis, mientras Miel se estremecía ligeramente.
Tonino, la lanzó un fuerte latigazo que la hizo exclamar y removerse. Le había dolido en exceso, pero supo que algo tendría que ser fuerte, para que fuera razonablemente auténtico. Y a ella le gustaba ser azotada por otra parte.
Un segundo latigazo, la alcanzó los muslos que la hicieron gritar de dolor y respirar ya más fuertemente.
Tonino, la azotó duramente, en los 3 primeros latigazos y después comenzó con el paripé de latigazos, mientras Miel rugía y se removía de sensaciones y dolor.
- Te colocaré la mordaza, puta. Gritas demasiado.
Tonino, se acercó por delante a ella y mientras se la ajustaba en la boca se enteró de qué tal iba. Miel le dijo que muy bien, pero que si tenía que simular los azotes más reales, ella los soportaría muy bien. Tonino asintió y terminó de sujetar la mordaza de bola, al tiempo que le decía que los electrodos marcarían grados altos, falsos, desde el principio y que ella debería chillar y arquearse como una posesa.
Miel, se removió con la mordaza en la boca, para demostrar su rechazo a la misma.
Tonino, la siguió azotando, mezclando azotes muy suaves con azotes fuertes, que a Miel la encantaban, aunque ya estaba un poco cansada de todo el día en activo. Pero la inyección de fuerza la dejaba estar consciente durante muchas horas.
A Miel, le gustaba ser azotada, pero sentía el dolor como cualquier otra. No se sentía masoquista, pero sí voluble a la exposición, humillación y dolor.
Tonino, la colocó pinzas de cocodrilo en los pezones y en el clítoris, nada más hacerse visible.
Y comenzó su sesión simulada de descargas horribles. Miel, sentía una pequeña corriente que ella interpretaba como fuertes descargas, removiéndose y gritando desaforadamente, para caer sobre uno de sus hombros, sintiéndose derrumbada.
Cuándo Tonino cesó de enviar las descargas, el aspecto de MIel era tan desastroso y terrible, que pensó en lo peor, Pero un guiño de Miel, apenas imperceptible, le dejó tranquilo.
Tonino, pensó que Miel era una gran mujer y una estupenda actriz, capaz de hacer creer a cualquiera lo que ella se propusiera.
- Se acabó. Miel, ya me siento compensado contigo. Ahora, toca la sesión de cura. Me encantará verte sufrir un rato más. Después te llevaré con tu Obispo, a ver si hace algo noble de tí.
Tonino, se acercó al oído de Miel y la dijo que el líquido no picaba. Sólo un poquito, pero que ella hiciera aspavientos de un frenesí de curas anteriores. Ella asintió y se dejó embrochar por las manos de Tonino.
A los pocos minutos, Miel se debatía en aparentes picores, mientras la sonrisa de Tonino se acentuaba. Más por la escenificación de Miel, que por verla desnuda totalmente para él.
Una hora después, Miel era desatada con su cuerpo chorreante en sudor y con la respiración trabajosa y a veces difícil. Parecía extenuada, pero la verdad es que estaba con ganas de más cosas y Tonino, las imaginaba.
Pasó a la ducha y se lavó todo el cuerpo, ante la atenta visión de Tonino, mientras demostraba una vez más su agotamiento.
Después de la ducha, Tonino la fué secando todo su cuerpo mientras la murmuraba palabras, que Miel jamás recordaría, pero que en ese momento le pareceieron una bendición y con más ánimo que nunca.