Una vida nueva (Libro 3º - Capítulo 04)

==== El despertar del Obispo ==== .......... El Obispo despierta y se queda embelesado con su rica Miel. La vé destertarse lentamente y se siente el ser más maravillado del universo. .......... Cuándo Miel está despierta, ella se encargará de regenerar todo, incluído el aseo.......Y algunas cosas más que le medio propone el Obispo........... .......... Un beso para (Alex) TR, para Malossi, HombreFX, Irina y Breo y también para Adyfly, teto2000, Moonlight y mis lectores y lectoras....(incluyo a Baronbiza, a ver si se anima). Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 3º - Capítulo 04)

El despertar del Obispo

Cuándo el Obispo despertó, se encontró con Miel abrazada a él y con la colcha cubriéndoles. Le encantó admirar los bellos rasgos de un ser que sólo proporcionaba amor y paz. Rozó sus suaves cabellos. Recorrió con sus dedos los labios de ella, el cuello y sus hombros. Le encantaba cada fibra de Miel. Y nunca podría olvidar ese día mientras viviese. Nadie sería capaz de darle tanto amor y sensualidad cómo lo había hecho Miel.

Seguía mirándola como embobado, cuando Miel abrió los párpados y se encontró con su mirada. No dijo palabra alguna. Simplemente elevó un poco su cabeza y le besó en los labios.

Aún estaban unidos y aunque notaba la polla medio activa, sabía que ya no podría intentar una nueva aventura, hasta pasadas unas cuantas horas.

  • Qué hora es, Padre?.

  • La hora de cenar. Pero, a ver quién tiene agallas de separarse. Yo estoy molido y tú debes estar aún peor, verdad mi dulce niña de amor?.

  • Sí, Padre. Me siento totalmente rota. Pero tendremos que llegar al aseo y darnos un relajante baño. Será lo mejor para reactivar nuestros cuerpos. Yo haré un esfuerzo y llenaré la bañera.

Miel, se separó del Obispo, sintiendo una especie de aspiración en su vagina al tenerla vacía. Se acercó a los labios de él y le besó en sus labios.

Después se dejó caer de la cama. Quiso incorporarse, pero sus piernas no le funcionaban y se trasladó hasta el aseo, como una perra.

Al llegar al enorme aseo, se acercó a la bañera y abrió los grifos, ajustando el climatizador y el corte de agua automático. Conocía el sistema de la casa de Marthyn.

Se miró en el espejo y vió su cuerpo cubierto de líneas moradas, debidas a los latigazos del Obispo. Pero se sintió contenta, de haberle podido ayudar.

Intentó ponerse en pie y sus piernas ya reaccionaban y paseó por el enorme aseo, sin dejar de mirarse en los espejos, hasta que supo que sería capaz de cargar con el cuerpo del Obispo.

Salió a la habitación y se encontró con el Obispo durmiendo. Se acercó hasta él y sentándose sobre la cama, le besó tiernamente hasta que él, abrió los ojos y la sonrió.

El Obispo, agarrándose a los hombros de Miel, se puso en pie con dificultad, mientras sentía calambres en sus piernas y vientre.

Pasito a pasito, lograron llegar al aseo y Miel, sabedora de que los hombres necesitan mear después de follar y que no atinaría en el inodoro, lo hizo caminar hasta la ducha y cerrando la puerta, se abrazó a él, para que mease sin preocuparse de nada más.

Un enorme chorro de orines salió disparado hacia todos lados, sintiendo Miel esos riegos en variadas ocasiones, pero ayudándole en todo momento, hasta que terminó de mear.

Miel, aprovechó también para soltar una gran meada y los flujos seminales que aún estaban alli dentro.

Poco después, abrió la ducha y el agua caliente cayó sobre ellos, pero sólo para quitarse los orines.

Miel, le ayudó a salir y llegar hasta la bañera, en donde tuvo que ayudarle a entrar, de lo torpe que estaba él.

Al final, le dejó sentado en la bañera y vió su cara de gozo, al sentir el agua caliente bañando todo su cuerpo. Miel le imitó y se sentó a su lado, notando una sensación de placer que la hizo exclamar de felicidad.

  • Miel, qué sensación de placer....ufffffffff. Fíjate cómo me has dejado la polla.

  • Padre, sólo está cansada. Se reanimará en poco tiempo, Padre.

  • Ese es el problema que yo veo, Miel. Qué logrará reanimarse.

  • Padre, no le comprendo.

  • Miel, ahora está dormitando lo que ha vivido por primera vez. Qué haré con ella, cuándo reviva?.

  • Ah, Padre, ahora le comprendo. Realmente no sé qué podrá hacer Padre.

  • Lo vés, pequeña Miel?.......Nada me podrá aliviar ya. He probado el fruto prohibido y he sido condenado al castigo terrenal.

  • Jo, Padre, no me diga esas cosas, por favor.

  • Miel, es muy fácil desde ese lado. Admito que mi polla te ha dejado deshecha, pero te recuperas rápidamente. Mi polla también lo hará. Pero para qué, para quién?. Es mi eterno problema.

  • Visto así, Padre mío, no sé que responderle.

  • Miel, te has parado a pensar que de tu cuerpo, sólo me falta una zona?.

  • Sí, Padre mío. Falta mi culo.....pero Padre, no creo que fuera capaz de soportarlo.

  • Lo cual me hace más infeliz aún, pequeña y dulce Miel.

  • Jo, Padre es que es demasiado grande para ese conducto tan estrecho.

  • Lo entiendo, en fín soportaré mis penas en silencio.

  • Venga, Padre a cenar y ya se verá después como lo arreglamos.

  • Quieres decir que lo vas a intentar, Miel?.

  • Pues claro que sí, Padre mío. No le dejaré sin tener ese placer.

  • Anda, ya me encuentro más animado. Por cierto estás muy marcada de mis latigazos.

  • No importa, Padre, aún lo estaré más. Habrá que forzar al espíritu para que ayude, verdad?.

  • Miel, se me ha ocurrido algo, que quizás te ayude a que consiga penetrarte analmente. Por cierto, aunque me llames "Padre" u "Obispo", deberás ya tutearme, aunque haya cerca otros hermanos o sirvientas. Lo harás?,

  • Vale Padre, cuéntame que se te ha ocurrido, para lograr penetrarme por el culo.

  • Así me gusta, mi pequeña Miel. He pensado en convocar a cuatro de los hermanos, para que te vayan dilatando el ano, pero de un modo que no sea muy riguroso.

  • Padre, quieres decir que me van a sodomizar poco a poco entre varios frailes, para preparar mi culo para tí?.

  • Exactamente. A qué es una idea extraordinaria?.

  • Padre, me sentiré avergonzada de estar siendo sodomizada y desnuda ante tus frailes.

  • Sientes vergüenza ante mí?.

  • No, Padre mío. Contigo podría vivir desnuda siempre.

  • Pues, yo soy la máxima autoridad en esta casa. Y si conmigo no sientes vergüenza, con ellos menos. Además, verás qué son un encanto, "a su modo", de frailes.

  • Padre, la verdad es que aún así, me sigue dando vergüenza, quizás más por estar desnuda ante ellos, estando tú, presente.

  • Pequeña y dulce Miel, tienes algo que enamora. Tienes otros dones, que jamás tendrán los mejores y más puros. Tu cuerpo es el medio de portar tu amor, tu dulzura, tu alma y tu visión de la vida. Algo impensable para muchos de nosotros. Nadie he conocido que sea capaz de enarbolar la bandera del amor, de la vida, de la fantasía y de la hermandad, cómo tú lo haces, Miel.

  • Padre, pero es que estar desnuda ante tus frailes, no creo que sea modélico, pienso yo.

  • Miel, no es modélico es cierto, pero tu alma desnuda, no se altera tanto y cada ser que cae en tu red, se queda preñado de sentimientos positivos.

  • Padre, realmente crees que soy así?. Es qué me hace parecer una Diosa Sublime y creo que sólo soy un ser más.

  • Miel, no eres una Diosa y menos Sublime, pero eres un Alma Blanca, algo que pocos seres poseen y qué además se vuelca en todo por ayudar. Decirte, que desde que te conocí, eres para mí mi salvación, quizás no te dijera nada, pero decirte, que has sido mi ayuda y hermana, quizás si te diga algo más.

  • Me alegra haberte ayudado, Padre mío. Y ayudarte en lo que deseas. Pero, están los otros frailes. Me dá vergüenza por lo que puedan pensar de mí, Padre.

  • Miel, no pensarán al principio, porque nada más verte desnuda, se sentirán transportados a un mundo paralelo. Y después, tú serás simplemente una benefactora, una hermana perfecta, por quién dar la vida y el trabajo, unido al amor y dedicación de cada día, será para ellos su sumum máximum.

  • Vale, Padre. Sí para tí lo ves normal, yo que soy una simple sierva debería verlo maravilloso.

  • Eres una simple sierva, es verdad. Pero, no existe otra sierva cómo tú. Eres especial y mucha gente lo sabe ya.

  • Padre, sí a tí te sirve esta solución, tu pequeña Miel, no será quién lo ponga en duda. Lo que deba hacer, lo haré y me olvidaré de mis complejos, Padre mío.

  • Me encanta mi dulce Miel. Anda, salgamos ya del baño, que el agua se está quedando fría. Me siento, casi nuevo. Me falta un pelín para estar en forma.

  • Padre, yo me siento nueva del todo, aunque mis marcas dicen lo contrario.

  • El hermano Agustín, que es nuestro médico, sabrá animarnos. Pero sequémonos y salgamos al salón. Los hermanos asistirán en cuanto les llame, aunque tardarán un rato, porque se deberán duchar.

  • Padre, avísales ya, para después no perder mucho tiempo. Necesitas recuperar cuanto antes fuerzas y después pasión.

El Obispo, llamó al hermano Agustín y también habló con otros 3 hermanos más, para que asistieran a la cena, totalmente limpios y decorosos.

El hermano Agustín, apareció a los pocos minutos, mientras el Obispo y Miel se secaban mutuamente

  • Ya estoy aquí, Padre. Qué sucede?.

  • Vaya, hermano Agustín, veo que su celeridad con invitada aumenta y progresa muy aprisa.

El hermano Agustín, no respondió. Sus ojos onnubilados por la desnudez de Miel, le tenían paralizado.

Tuvo que ser el Obispo, quien lo sacara de su ensimismamiento, para que fuera capaz de escuchar, aunque su mirada seguía pegada al cuerpo desnudo y marcado de Miel.

El Obispo, se desesperaba diciéndole una y otra vez lo que deseaba. Al final fué Miel, quien se acercó al hermano Agustín. Le abrazó y le besó, mientras le comunicaba el mensaje del Obispo.

El hermano Agustín, asimiló el beso de Miel y después el mensaje y salió disparado a buscar el material, sin siquiera mirar al Obispo.

  • Son como críos. Menos mal que te tengo a tí, Miel.

  • Padre, cuántas mujeres han visto desnudas en los últimos tiempos?.

  • Ninguna, me atrevería a decir, porqué lo preguntas Miel?.

  • Pues porque yo estoy desnuda y señalada por los látigos. Sí tú me hubieses visto así por primera vez, no te hubieses sentido un poco raro?.

  • Vaya, no había pensado en lo que es normal, ya, para mí, no lo sea para mis hermanos. Tienes razón, Miel. Esperemos que vuelva el hermano Agustín. Es quien sabe hacer todo ésto.

El hermano Agustín, regresó a los pocos minutos, yá más relajado, aunque su corazón comenzó a latir más rápidamente en cuánto vió a Miel.

  • Ya estoy aquí Padre. Qué debo hacer?.

  • La hermana Miel, te lo dirá, hermano Agustín.

Miel, se acercó hasta el fraile que temblaba cómo un niño ante su maestro cruel. El hermano Agustín dejó de temblar en cuánto Miel estuvo frente a él.

  • Hermano Agustín, deberás ponernos unas inyecciones. A mí en una teta, la que decidas tú. Al Obispo, pónsela donde mejor creas, que le valga para toda la noche.

  • Hermana Miel, aún me tiemblan un poco las manos.

  • Hermano Agustín, nada de temblores. Lo haces de vez en cuando y yo soy una más. Así, que clava la aguja y dame fuerzas para soportar todo. Nuestro Padre, necesita de tus cuidados.

El hermano Agustín, se sintió relajado y tranquilo delante de Miel, a pesar de verla desnuda. Ya no sentía nervios y sabía lo que tenía que hacer.

Puso una inyección sobre una de las tetas de Miel, sin cerrar los ojos, si hacer aspavientos. Miel, soportó la aguja penetrante, estoicamente y después vió pinchar al Obispo en un brazo, que también soportó, sin que sus facciones cambiaran.

  • Muy bien hecho, hermano Agustín. Ve a asearte un poco, te espero con otros hermanos para la cena. En la que estará presente nuestra hermana Miel. No te retrases, vale?.

El hermano Agustín, ni siquiera respondió, Salió a escape de la sala y se fué a su habitación en donde se quitó el hábito y se duchó a conciencia.

  • Miel, no sé que les dices o les dás, pero observo que tú eres capaz de llevar a todos los hermanos al matadero, sin que apenas exclamasen.

  • No, Padre. Yo les doy lo que ellos no conocen. Amor y Libertad. Ellos sólo siguen una estela mágica e infinita, que les ayuda a ser mejores.

  • Miel, ambos sabemos que tienes poderes muy fuertes y qué aunque no los utilices, están presentes en tí. Y yo soy testigo principal de cada palabra que digo.

  • Padre, yo no intento aprovecharme de nada de lo que tengo.

  • Lo sé hija mía. Pero estableces lazos automáticos en cada ser que te rodea. Espero que algún día te sirvan para poder salir de situaciones más comprometidas.

  • Padre, necesitaré un vestido, túnica o lo que sea, para poder ir a cenar.

  • Pues lo tenemos claro, hermosa Miel. Tan sólo tengó un visillo de los balcones, que estaba para tirar.

  • Veámoslo Padre, quizás se pudiese aprovechar para esta ocasión, Porque aparecer desnuda, me parece muy fuerte Padre.

  • En éso, tienes razón, Miel. Busquemos ese visillo y hagamos un vestido con el mismo.

El Obispo, logró localizar el visillo, que aunque estaba seminuevo y limpio, ya no valía para sus nuevas habitaciones.

Era demasiado estrecho. De poco más de 50 cm, pero dijo que podría servir para cubrir un poco mi cuerpo.

Yo lo imaginé, puesto en mi cuerpo y supe, que sería más erótico que si estuviese desnuda, pero me dejé probar y hacer.

El Obispo, que realmente, no era nada mañoso, me consiguió un escote en pico máximo, tanto por delante como por detrás.

Cuando me lo probé, por delante se me veía el ombligo. Y por detrás me llegaba hasta la separación de las dos nalgas.

Cómo decirle al Obispo que no me gustaba, cuando tenía los costados desnudos, al igual que los muslos. Las tetas, se me salían por delante, o por los laterales, al menor movimiento. Pero era un vestido hecho con amor por el Obispo.

  • Padre, me encanta tu diseño. Lo voy a llevar encantada ante los hermanos, pero por favor no se te ocurra meterte a la alta costura.

  • Vale, Miel. Sé que me he pasado un poquín.

  • Padre, no sólo un poquín. Estoy mas erótica que desnuda, aunque bien pensado, será mejor aún. Por otra parte, muchas marcas quedan camufladas, por lo que los hermanos se sentirán más felices y excitados al verme.

  • Lo vés?. En algo acerté, al menos.

  • Vale, Padre, salgamos al salón, Casi estoy ansiosa de conocer a los otros tres hermanos.

Me miré al espejo, mientras se ponía una túnica liviana el Obispo.

Comprobé que estaba más provocativa así, que desnuda. Mis costados desnudos. Mi espalda, desnuda. Mis tetas se salían al menor movimiento. Mi microfaldita me tapaba ligeramente el pubis y el culo. Me remiré y me gusté. El Obispo sin saberlo, había hecho un diseño genial.

  • Padre, estás sublime así con esa túnica. Venga, vayamos al salón y veamos a los hermanos.

  • Miel, imaginas lo que te espera?.

  • Sí, Padre. Azotes y sodomizaciones variadas y continuas, además de aclarar pollas con mi boca. Sí Padre, lo sé. Pero lo hago por tí.

  • Miel, estos hermanos que te someterán, al final verás que son muy eficientes en otras misiones. Y además adorarán tu amor, mediante la imagen que les vás a dejar.

  • Padre, lo que temo es desviarles de sus virtudes y sus votos.

  • No te preocupes de éso, pequeña Miel. Ellos están muy bien preparados para todo tipo de eventos. Responderán bien, hija mía.

Llegamos hasta el Salón y sólo estaba el hermano Agustín, que se le salían los ojos ante mi micro vestido transparente.