Una vida nueva (Libro 2º - Capítulo 11)
Arturo, Miel y María.............. Arturo juega con Miel y llegan al éxtasis, mientras aparece María en un primera escena. María podria ser la rival de Miel. Sin embargo ambas, se reconocen en sus papeles y en el ambiente y se enamoran perdidamente. Arturo alucina, con las dos juntas, porque hubiese esperado rivalidad, cuándo lo que sucede es justo lo contrario Qué decir del amor?..........De la relación entre dos seres?. Qué decir de un Amo y Amor?. ........Espero que os agrade esta faceta nueva.......... Un beso para (Alex) TR, HombreFX, Breo, Irina, Hell, Malossi, Marthyn y mis lectores y lectoras.......... Sandra Raquel.
Una vida nueva
( Libro 2º - Capítulo 11)
Arturo, Miel y María
Obrien, se separó de la espalda de Miel y pasó por debajo de sus brazos, para situarse delante de ella, mientras la acariciaba la cara y las tetas.
Cómo te encuentras, mi amor?.
De maravilla, Arturo. Me siento flotando en un mundo cálido.
Obrien, se acercó más a ella y mientras la acariciaba todo el cuerpo a su alcance, la besaba en la boca con mucha lentitud y sobre todo sensualidad. Miel, respondió al beso y a las caricias, con su lengua caliente.
Obrien, sintió que su polla se inflamaba más de lo que hubiera supuesto, pero supo controlarse y se preparó para azotar las tetas de su amada.
Miel, le encantaba. Tenía una cara sensual y sus ojos vidriosos, la hacían enormemente deseable. Sus tetas estaban delante de él, tan erguidas y duras como siempre. Eran un reclamo para caricias y azotes. Y las iba a azotar, primero lentamente y después más rápido y con mayores bríos.
Obrien, se separó un par de metros de Miel y pasando las tiras por su mano izquierda, las descargó contra las tetas de Miel, quién se sintió agradecida por el contacto.
Siguió descargando azotes suaves en cada una de las tetas, alternándolas, para darlas un nivel colorado apropiado, antes de azotárselas de verdad. Miel estaba en la gloria y aunque sabía que ahora vendría lo peor sus ojos reflejaban alegría y amor.
Obrien, comenzó a flagelar las tetas de Miel, con mayor intensidad y fuerza, logrando grandes jadeos por parte de ella.
Cuándo las vió, bien enrojecidas se detuvo y fué a besarla. Miel, le miró y una lágrima traicionera brotó de sus ojos, que Obrien sorbió, para después besarla suavemente, mientras sentía los jadeos de su amada.
Estás bien, mi amor?.
Sí, Arturo estoy bien. Siento esas dos lágrimas que se me escaparon.
Me encantaron, las bebí y después te he besado con orgullo, aunque aún falta lo peor. Podrás aguantar?.
Aguantaría hasta las cadenillas, así que soportaré todo, pero quiero ver las pelis esta noche, vale?.
Vale, verás tus pelis. Algo más, antes de azotarte con el látigo?.
Sí, por favor dame unos cuantos azotes en los costados, vientre y muslos con éste, por favor. Me hace sentirme bien. Después azótame cómo desees con el que elegí yo.
Muy bien, menos mal que tengo la inyección. En otro caso, hubiese eyaculado 2 veces cómo poco.
Miel, sonrió y le lanzó un beso al aire, que Arturo recibió gratificantemente. Se colocó a la espalda de Miel, para que ella pudiese contemplarse en el espejo y la abordó en los costados, con fuerza. Sin apenas descansos y mientras Miel jadeaba y se contorsionaba.
Obrien, bajó después a la zonas de los muslos, a los que trató de un modo más fuerte aún, tanto por delante como por detrás.
Ahora Miel, ya lloraba a lágrima viva sin poderse controlar. Gritaba a veces, pero muy suavemente.
Obrien, pensó que el látigo elegido por ella la iba a derrotar, pero era el deseo de ella y la flagelaría con el mismo.
La dejó reposar un poco de sus hipadas y llantina. Y situándose a unos dos metros, descargó un suavre latigazo, que se enroscó en la cintura de Miel, que paró en seco sus gemidos, para sentir algo superior.
Antes de que pudiese gritar, un nuevo latigazo la cruzó las tetas, que la hicieron temblar y aullar de dolor. Pero los latigazos eran rápidos y constantes. Uno trás otro, la llegaban a sus partes sensibles, embargándola en una lucha por el control y los llantos, que ella no sabía cómo controlar.
Diez latigazos después, Miel aún era capaz de tenerse en pie, mientras su cuerpo palpitaba, lacerado de innumerables signos de dolor y angustia. Sus lágrimas corrían vertiginosas por entre sus tetas y algunas otras caían en sus tetas y saltaban desde el pezón, al vacío absoluto.
Obrien, sabía que su amor, ya no resistiría mucho más, así que dejó el látigo y se fué a abrazarla. Sentía su cuerpo convulso, pero la sola presencia de él y su abrazo, calmó el estado de Miel.
Poco a poco, se iba serenando, mientras él la besaba y ella le correspondía en sus ataduras.
5 Minutos después, Miel estaba ya tranquila, aunque un poco dolorida y escocida de los últimos latigazos.
Obrien, la desanclavaba las tobilleras, mientras se fijaba en las marcas dejadas en el cuerpo de su amada.
Pero Miel se sentía mejor a cada minuto que pasaba y deseaba estar junto a él. No la importaban para nada, los dolores y marcas en su cuerpo, sí podía estar retozando junto a su amor.
Obrien, terminó por desatarla y la abrazó para qué no cayera al suelo, esperando que sus piernas recobrasen la circulación y se pudiera valer de las mismas. Cómo deseaba follarla. Su polla estaba inflamada y necesitaba urgentemente eyacular.
Miel, notó las vibraciones de su polla y descolgándose de su abrazo, se quedó arrodillada ante él y abrió la boca para capturar esa polla a punto de reventar. No tuvo tiempo de darla dos mamadas cuando se descargó con una fuerza indómita, que Miel tragaba a duras penas.
Al final, no perdió ni una sola gota de la eyaculación de su amor.
Cuando al fin, terminó de sorber sus flujos y de limpiársela convenientemente, se irguió y le miró a los ojos. Obrien, simplemente acercó sus labios a los de su amada y pasó su lengua por cada hendidura de la boca de Miel, lamiendo y bebiendo sus jugos comunes.
Obrien, sabía que tenía a su maravilla junto a él. Muchos días tendrían para reirse y hasta pelearse entre risas de sus cosas. Ahora necesitaba llevarla a una cama y follarla hasta que se sintiera muerto de cansancio.
Miel ya estaba repuesta del todo y ya volvía a llevar las riendas. Y cómo veía a su amor con auténticos deseos y pocas fuerzas, se hizo la fuerte y le animó a llegar hasta su suite.
En cuanto llegaron a la Suite, pidió por el videoteléfono que subieran fresas cortadas en trocitos y rodajas de piña natural, además de un par de ballantines con hielo.
Obrien, estaba alucinado con Miel. Ella ordenaba todo en ese momento, sin que a él le pareciese mal.
Miel, le tumbó sobre la cama y le ató en aspa sobre la misma. Obrien se dejaba hacer, porque estaba seguro que Miel lograría el milagro de volverle a la vida, su polla tumefacta.
María, apareció en la suite y soltó un gemido, al ver al jefe de la casa atado. Miel la guiñó un ojo y María supo que era una prueba de sexo y amor. Dejó todo sobre la mesa y se fué rápidamente, mientras se reía por dentro de ver a su Señor atado y desnudo.
Cuántas veces había cenado Mr. Obrien, con ella desnuda y atada sobre la mesa. Sin embargo era devoción lo que guardaba hacia él, así que su risilla interior era positiva.
Miel cogió las fresas y las esparció por el cuerpo musculado de Obrien. Con las rodajas de piña, tuvo que ampliar más el centro, para ir poniendo rodaja a rodaja sobre la polla fláccida de Obrien.
Obrien miraba alucinado, cuando llamaron a la puerta.
Miel fue a ver quien era y descubrió de nuevo a María con un paquete que enviaba Breo. Leyó las indicaciones y al final, desechó los whiskys, porque eran contraproducentes. Le metió una pastilla en la boca y le dijo que la dejara disolver, mientras ella iba merendando.
Miel se comía las fresas, mientras su lengua rozaba los pezones de Obrien.
La polla comenzó a crecer. Primero se hizo larga, para después poco a poco, hacerse más ancha, hasta que estallaron las rodajas de piña. Miel aproximó su boca y un sabor fabuloso la rodeó.
Miel no deseaba llevar ella la acción y creía que Obrien estaba ya con fuerzas de llevar todo el peso de lo que deseaba. Y le desató, mientras le besaba cada parte de su cuerpo.
Bendito Breo. Gracias mi amor, me has ayudado un montón. Ahora prepara tu culo azotado, para que te la clave hasta que se suelte mi esperma. Después, veremos pelis mientras estás conmigo. Y más tarde a cenar, que ya tendrás ganas de comer, verdad?.
Ahora mismo, sólo quiero tenerte a tí, mi amor.
Túmbate en la cama y pon tus piernas sobre mis hombros, así te follaré en el culo, hasta que reviente, además de verte las tetas y tus ojos preciosos. Acaríciate, mientras, los pezones para mí. Y procura poner ojos de viciosa, me excita verte así.
Miel se tumbó en la cama y elevó sus piernas hasta dejarlas sobre los musculados hombros de Obrien. Sintió que la polla buscaba la cueva de su ano y ella ayudó separando sus nalgas.
Obrien, logró afincarse dentro del ano de Miel, de una sola embestida, que la hizo gritar desgarradoramente. Pero asió los muslos de Obrien y evitó que él se retirase. Cuando comenzó a meterla y sacarla, se relajó y disfrutó de los primeros compases de dolor. Comenzó a restregarse suavemente los pezones, hasta que su rostro se fue adaptando más a cómo lo deseaba Obrien, que seguía entrando y saliendo como un poseso.
Miel sentía su culo, cómo partido en dos, pero cómo no era la primera vez, soportó los dolores iniciales para intentar captar un momento de placer, mientras sus pezones estaban ya enrojecidos de sus caricias y considerablemente abultados.
Obrien sintió que ya volvían las sensaciones maravillosas y apartando las manos de miel de sus tetas, se las abofeteó, mientras subía su erección y sus sensaciones.
Miel retiró sus manos y dejó que Obrien la abofeteara las tetas, algo que la encantaba en momentos de placer.
Obrien se clavaba cada vez con más congestión y fuerza y al final terminó por reventar en una explosión de gritos y ráfagas seminales, que inundaron el conducto anal de Miel.
La cama ya estaba hecha un desastre, pero cuando terminó de eyacular, le pidió que se la acercara a la boca para sorber los últimos restos, cosa que agradeció él.
Obrien, se desplomó sobre la cama, para darse la vuelta y coger a Miel y besarla, aún con restos de su semen en la boca de ella.
La lamió por dentro de la boca y la bebió literalmente, después se besaron apasionadamente, sin cesar de acariciarse. A Miel, no la importaba ya sentir sensaciones de dolor de sus azotes, por las caricias de su amor.
Miel, ha sido fantástico.....uuuuffffffff..........ahora a ver pelis, hasta que la pollita se enerve de nuevo, que será nada más verte en alguna de las situaciones, jajajajajaja.
Vale, me parece mejor tu polla que mis pelis, así que me sentiré encantada de tener que dejar la peli, para hacerme cargo de algo tan sublime.
Eres excepcional, Miel. Qué peli, pongo?.
La de las cademillas, me tiene intrigada la cara que ponía.
Jajajajajaja.......tranquila, que estás guapísima. Además ya te lo ha dicho Marthyn hace un rato. Venga veamos de nuevo a la desvanecida Miel.
Miel, le miró con mirada que intentaba ser dura y se convirtió en un beso profundo.
- Que te pierdes el principio, mira.....eligiendo las cadenillas.
Miel podía ver cada momento en 4 pantallas de 32 pulgadas cada una de alta definición, mediante las 4 cámaras que habían grabado el momento.
Se veía sublime y bien, mientras se abrazaba a Obrien y a veces le besaba. No deseaba perderse un sólo fragmento, pero le deseaba a él mucho más que verse así de bien en pantalla.
Cuando comenzaron los azotes, se sintió un poco más rígida, aunque sin dejar de acurrucarse más y más al lado de Obrien, quién la dejaba acurrucarse y a la vez, le acariciaba las tetas.
Miel, casi sentía en sus carnes aquellos latigazos que hacían gritar y contorsionarse sin cesar. Pudo ver sus primeras lágrimas entre un llanto eterno y sus palpitaciones con cada latigazo.
Se veía desde 4 puntos de vista, al mismo tiempo y se sentía cada vez más afligida y acurrucada junto a Obrien, que la mantenía tranquila, con sus suaves caricias en sus tetas y su vagina, que a pesar de todo estaba ya húmeda.
Miel, quieres que pase a otra?.
No, no. Me gusta verme así. Deseo aprender a controlarme para tí, mi amor, pero no dejes de acariciarme, me gusta estar y sentirte.
Haré un esfuerzo, venga.
Miel sonrió, mientras le acariciaba el cabello y le besaba suavemente.
Obrien, se sintió feliz y la siguió acariciando las tetas y la vagina, cada vez más chorreante. Llevó sus dedos húmedos de flujo hasta su boca y los lamió con verdadera fruicción.
Miel se había dado cuenta, pero se sentía de maravilla junto a el, abrazada y siendo acariciada.
Los latigazos más rudos en sus tetas estaban en estos momentos en las 4 pantallas y Miel tenía los ojos cómo platos, sin perderse detalle de cada pantalla y cada latigazo, mientras ella gritaba enronquecida.
Poco después observó cómo se desvanecía y cómo Obrien iba en busca de las sales. Se las ponía bajo la nariz y ella se contorsionaba, hasta recuperar la consciencia. Y los minutos finales hasta llegar al salón en donde comería su amor.
Qué tal te sientes, amor?.
Estoy bien, amor mío. Sólo un poco impresionada de haber vivido todo ésto y poderlo revivir.
Te gusta, ser tratada así?.
Sí, mi amor. Me encanta ser tratada así, pero ahora sólo lo deseo contigo. No creo que fuese capaz de soportar ni la mitad con otra persona, Arturo.
Y sí yo te pidiera que te prestaras, lo harías?.
Sí, aunque no es lo que deseo. Pero haría cualquier cosa que me pidieses, amor.
Una buena respuesta. Te voy a poner una pequeña peli de lo que estoy pensando para tí, aunque aún no lo tengo decidido, te parece?.
Vale, sí. Pero puedo tumbarme encima de tí de espaldas, así me puedes tocar, mientras, mejor las tetas....puedo?.
Venga, ponte encima de mí. Por cierto que estás chorreando por la vagina. No te incomoda que te la siga acariciando también, verdad?.
Claro que nó, mi amor. Me encanta que me toques y me acaricies. Me encanta ser tu objeto y tu amor.
Mira es una peli de ponygirls, no es muy larga, porque es sólo un anticipo. Y quiero que cuando la veas, me digas si desearías ser una ponygirl para mí, o para quién te cediese.
Vale, ponla.
Cómo yo pesaba muy poco para su fortaleza física, le servía de manta, mientras me acariciaba los pezones y el vientre. Las imágenes eran espectaculares. Varias chicas, desnudas y con arreos, tirando carritos que llevaban a alguien, mientras eran azotadas.
Todas las chicas eran preciosas, pero había una que se le veía más lejana con arneses dorados. Me recordaba a alguien, pero no sabía quien pudiese ser, hasta que se acercó a la toma de cámara.
Se parecía enormemente a María, que estaba en esta casa, pero no podía asegurarlo.
Qué te parece ese ambiente y panorama?.
La verdad es que me encanta. Sí, me encantaría ser tu ponygirl. Pero, ese último plano de una pony se parece a esa chica que está por casa.
En efecto, es María. Entonces tenía 23 años y estaba con otro dueño. Después la recogí en mi casa y hasta hoy sigue conmigo.
Jo, pues es preciosa.
Se parece muchísimo a tí, me refiero en su forma de ser y estar. Es mi preferida de esta casa y puede deambular por libre por la misma y por la finca. Además tiene dos amigos que siempre la acompañan fuera de la casa.
Guardaespaldas?.
No.......Jajajajajaja......son mis dos perros guardianes. Espera y te pongo unos retazos de ellos con ella. Son perros fieros, pero con ella son cómo cachorritos. Les tiene dominados. No sé cómo lo hace, pero es así. Tengo entendido que tú también llegaste a amansar al perro de Marthyn, verdad?.
Bueno amansarlo no, pero sí es verdad que hizo lo que le pedí, por favor. Hasta se tiró a la laguna, mientras los guardas se reían de mis pretensiones.
Sí, algo me dijo Marthyn. Quizás María y tú seáis especiales para con ellos.
Y aparecieron escenas de María, completamente desnuda revolcándose con los perros. Estaba preciosa y no se la notaba nada asustada, sino más bien todo lo contrario. Me gustaba ya, María.
El cortometraje terminó y me sentí excitada ante las caricias continuas de Arturo.
Qué te parece María?.
Me encanta. Es preciosa y desde luego alguien a quien admirar.
La llamo ahora?.
No lo sé, pero sí tú lo deseas, no me importará verla otra vez.
Obrien, pulsó un timbre y a los pocos minutos, se abrió la puerta y apareció María, desnuda completamente.
Se quedó un poco parada al verme desnuda, sobre él. Pero se acercó despacio y me sonrió. Supe que era una sonrisa de verdad. Yo la sonreí también, mientras ella acercaba sus labios a los de Obrien, para darle un beso.
Cuando se separó, con los labios húmedos, Obrien dijo..:
- María deseo presentarte a Miel. Daros un beso.
María se volcó sobre el rostro de Miel y la besó suavemente en los labios. Miel elevó sus brazos y atrajo más a María, hasta que esta cayó sobre el cuerpo de Miel y ambas forzaron el peso sobre Obrien, que aún así soportó la carga.