Una vida nueva (Libro 2º - Capítulo 03)

Fantasía íntima de Marthyn.......... Miel y Marthyn, consiguen identificarse bien y sentirse muy cálidamente el uno junto al otro. Mathyn, le pide una fantasía especial a Miel.....quien termina aceptando. Después de la misma, se hacen inseparables en casi todos los aspectos y sentidos. Breno y su cachorro, acompañan a Miel hasta la laguna. Miel, es alguien muy especial para cualquier ser que entre en su órbita. ..........Espero que os guste...y atentos a los siguientes capítulos......... Un beso para (Alex) TR, Hombre FX, Marthyn y mis lectores y lectoras. Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 2º - Capítulo 03)

Fantasía íntima de Marthyn

Noté su polla un poco dura, pero esperé a que él me pidiera hacer algo.

  • Miel, te encuentras agusto, aquí, conmigo?.

  • Totalmente Marthyn. Tenía miedo hace unas horas, pero en estos momentos, no lo cambiaría por nada.

  • Ummmm, un buen detalle tuyo. Y a pesar de los azotes y otras sesiones que te vaya a dar, aún pensarías igual?. Ya imagino que no.

  • Pues estás equivocado, incluyendo éso, me siento muy afortunada y realmente feliz. Me gusta estar contigo. Me haces sentirme muy bien.

  • Sé que te gusta mi polla, pero te gusto yo?.

  • Me encanta tu polla Marthyn, pero siendo sincera, tú estás mucho mejor que tu polla.

  • Hale, que bien has quedado.......jajajajajaja.

  • Es verdad. Es un mundo nuevo, una vida nueva para mí. En esta casa me siento de maravilla, pero a tú lado mucho mejor aún. Sé que todo se termina un día u otro, pero espero disfrutarlo mientras pueda.

  • Acabamos de conocernos, aunque pareciera que nos conocemos de hace años. Me gustas, tal cual eres. Me haces sentir bien y muy cómodo. Me excitas sobremanera. En fín, estoy loquito por tí. Pero nunca me casaré contigo....ni con otra. Soy un ser solitario al que le gusta la buena compañía y la tuya es especialmente agradable. Quizás seas la mujer soñada y ansiada por mí, durante un montón de años. No lo sé, pero me encanta estar a tu lado.

  • Gracias Marthyn. Anda, no seas tonto y abrázame fuerte.

Y me abrazó fuertemente contra su cuerpo. Me sentí divina de estar pegadita a él.

  • Sabes una cosa?....Es algo que nunca he hecho, pero me apetecería...............me apetecería...........mmmm.

  • Que te apetecería, Marthyn?......dímelo.

  • Me cuesta trabajo decírtelo hasta a tí, que estás desnuda junto a mí.

  • Amor, soy tu Miel, venga.........lo que desees, yo lo haré.

  • Vale. Deseo que me azotes un ratito con el látigo con el que te azoté yo antes. Ya lo he dicho.

  • Hostias!........Jo, te estás burlando de mí, verdad?.

  • Jajajajajaja.......No, no me estoy burlando de tí, mi dulce Miel. Te estoy pidiendo algo que jamás hubiese pedido a alguien. Quizás me esté volviendo loco, pero bendita locura la de tenerte.

Me quedé pensativa y abrazada a él, rumiando sus palabras. Le acaricié levemente sus tetillas y miré su polla que estaba algo ardiente.

  • Te atreverías a hacerlo, Miel?.

  • No lo sé. Imagino que sí, pero es algo que jamás he pensado que pudiese ocurrir, Marthyn.

  • Tu te excitas, cuando eres azotada, verdad?.

  • Pués sí, la verdad es que bastante.

  • Pués yo deseo sentir esas emociones motivadoras. Y sólo me he atrevido ahora contigo. Me las vas a negar?.

  • Claro que no, amor. Pero es que me dá repelús darte un sólo azote. Me pongo mala, de sólo pensarlo.

  • Tienes que hacer un esfuerzo. Es un juego, nada más. Míralo así, porque así es lo que es.

  • Vale, lo intentaré. Sí lo deseas, así será, amor. Jo, ya te llamado amor dos veces, perdona.

  • Perdonada, amor.

  • Uy. Ahora tu también a mí.

  • Anda, es verdad.......jajajajajaja.

Reímos los dos, cómo dos tontos durante un buen rato, acariciándonos y dándonos pellizquitos.

  • Miel, lo mismo cambio de parecer y te ofrezco una licencia especial.

  • Uy......temas serios ahora nó, que se nos enfrían las sensaciones. Venga, te daré los azotes que quieras, pero antes has de besarme a fondo.......aunque ya estés sujeto.

  • Espera, cerraré la puerta para que nadie nos moleste.

Le ví levantarse y caminar con su polla tiesa hasta la puerta, cerrarla y después regresar emocionado.

Me gustaba Marthyn. Era una maravilla para mí. Pero no deseaba embalarme demasiado para no darme de bruces con la realidad.

  • Marthyn, ponte un slip, para evitar algún golpe en tu polla.

  • No hace falta, sé que tendrás cuidado. Una cosa más. Ven, acércate.

Me acerqué y me abrazó, dándome un beso largo y profundo con lengua, que me dejó atontada, pero voluptuosa y sobre todo feliz.

Con un mando a distancia, hizo descender unas cadenas desde el techo y al quedar a la altura de mi cabeza, me acerqué a una de ellas y cogí su muñeca para rodearla con el grillete. Luego, lo hice en la otra muñeca y elevé las cadenas con el mando a distancia, hasta que quedó apoyado en las plantas de los pies.

Le miré y me sonrojé al contemplarle así.

  • Estoy guapo así para tí, amor?.

  • Estás guapísimo siempre, mi amor.

  • Gracias, Miel. Por favor, estate atenta a mi polla, para cuando quiera explotar. Me gustaría descargarme dentro de tu boca.

  • Descuida, amor. Estaré preparada para recibirte. Pero si ves que se te adelanta, me avisas.

Me gustaba verle así, pero sobre todo ilusionado con una fantasía que nunca había podido realizar y que yo era la encargada de proporcionársela.

Cogí el látigo fino y lo lancé suavemente a su torso. Noté su contenida respiración y cómo su polla se ponía más frenética aún. Y recordé las sensaciones que yo había sentido y cómo me excitaba a cada azote.

Le lancé un rápido latigazo que le surcó la cintura y terminó sobre su alto vientre. Y antes de que pudiese asimilarlo, otro más en los muslos, evitando a toda costa su polla.

Le escuché jadear y hasta exclamar de dolor y placer conjunto.

Me coloqué a su espalda y golpeé sus nalgas, con azotes cruzados, hasta escucharle exclamar en voz alta y removerse en sus ataduras. Seguí con azotes en su espalda, que a veces las tiras iban a parar hasta sus tetillas.

Vigilaba muy de cerca su polla y ví que sus venillas se inflamaban demasiado y comenzaba a palpitar, así que le dí un par de azotes más en las nalgas.

Gritaba a veces y se retorcía de los picores, lo que le inflamaba más y más la polla. No sabía, si darle un nuevo par de azotes o ir directamente a mamársela. Me decidí por lo primero, ya delante de él y le crucé el torso con dos latigazos consecutivos.

Lancé el látigo al suelo y con mi boca rodeé el glande de su polla que estaba a punto de reventar. Y justo, cuando comenzaba mi segundo recorrido mamándosela, sentí que se quedaba rígido y cómo su polla emponzoñaba mi boca con su semen ardiente, que tragué a toda prisa, para evitar que se derramara.

Estuvo eyaculando cerca de 30 segundos y yo tragando, chupando, sorbiendo y lamiendo sin cesar.

Terminé de extraerle los últimos flujos de su esperma, relamiéndome de placer, mientras ya colgaba de sus muñecas,

En cuanto terminé de limpiarle, dí al mando y le hice descender. Y tuve que sujetarle, mientras le desenganchaba las pulseras, pues estaba roto. Después le ayudé a llegar al sofá y le hice tumbar, mientras me quedaba muy cerca de su cara.

En menos de un minuto, giró su cabeza y ayudado por su mano izquierda, pegó sus labios a los míos y me besó, dulce y tiernamente. Supe que era uno de los besos más especiales que había sentido en mi vida.

  • Miel, jamás olvidaré ésto. Gracias, mi amor.

  • Marthyn, me alegra saber que te sentiste tan bien. Ahora descansa un poco. Iré a buscar una mantita para taparte.

  • No, túmbate tú encima de mí, serás mi mantita especial.

Y me tumbé encima de su cuerpo poderoso y le besé con todo el ardor que pude ofrecerle. Me acababa de enamorar de él. Pero debería olvidarlo enseguida o me consumiría el resto de mi vida.

Pero, seguiría así, mientras estuviese con él. No podía hacer otra cosa distinta, porque no la deseaba. A pesar de que sabía, sufriría mucho, durante mucho tiempo.

Se quedó dormido, estando yo sobre su cuerpo. No sabía si bajarme y taparle, o bien, seguir tal cual estaba.

Al final, me quedé dormida yo también. Me despertaron sus besos cálidos, suaves y lentos con lengua, que me cosquilleaban entre los dientes y el paladar.

  • Qué alegría que estés despierta amor. Me siento de maravilla. Gracias Miel, por haberme dado estas horas de felicidad.

Ni siquiera le respondí. Con mis manos recogí su rostro y le besé en la boca con toda la suavidad de la que fui capaz de sintetizar.

  • Está amaneciendo, amor. Creo que una ducha suave y un café nos vendrían de perlas. Y después a corretear un rato, para después desayunar juntos, de nuevo.

Me separé de él y le ayudé a incorporarse, para juntos ir al baño y ducharnos unidos.

Nunca me había sentido así junto a alguien, salvo con Irina.

Marthyn, sin embargo vivía momentos nuevos, distintos a todo lo vivido. Y se le veía feliz, ágil y resplandeciente.

Me ayudó en la ducha, enjabonándome el cuerpo con sus manos y abrazándome constantemente. Yo le ayudé en su lavado, intentando tocar lo menos posible su polla, por sí se enganchaba, pero afortunadamente estaba a media asta.

Marthyn, se sentía un hombre feliz y dueño de su vida y sobre todo de su nuevo amor. Aquello no le angustiaba para nada, más bien al contrario, le hacía sentirse mucho más joven de lo que era.

Miel se sentía de maravilla junto a él y la encantaba el verle alegre y feliz. Se resignó a decirle nada, para no abrumarle innecesariamente. Sí así era feliz, así debería ser.

Cuando terminaron de ducharse y secarse, procurando no frotar en las huellas de los látigos, se pusieron las ropas adecuadas, para poder salir a correr.

Marthyn, un slip, pantalón corto y camiseta. Miel una micro tanga y un top. Pero llevarían un pequeño y ligero macuto con toallas y chubasqueros. De calzado zapatillas de deporte.

Salieron al exterior en donde ya estaba Breno esperando. Y salieron corriendo a través de la hierba de la finca. Pero Breno no iba solo. Le seguía un cachorro, que se le parecía totalmente.

Marthyn, se detuvo para mirar al cachorro juguetear con Miel. Parecían dos cachorros los dos, o la madre y su cría. Marthyn supo que Miel encerraba tesoros inimaginables y que él era el descubridor de todo aquello.

Breno, miraba atento las evoluciones del cachorro y también las de Miel. Al final, Miel se quedó al paso del cachorro, dándole tiempo a recuperarse y llegaron 10 minutos después a la laguna.

Marthyn, se había desnudado del todo y arrojado al agua, nadando suave y con estilo, para hacer su cuerpo reaccionar.

En cuanto Breno, siempre atento a Miel y su cachorro los vió llegar, les ladró y se acercó al agua.

El cachorro, frenó en seco en la orilla. Cómo si una pared le impidiera continuar. Miel se desnudó y cogió al cachorro entre sus brazos y fue entrando en el agua fría. Breno saltó y se metió en el agua nadando cerca de Miel y ladrando a su cachorro, que pateaba sobre las tetas de Miel, arañándola un poco.

Miel se sumergió hasta que el agua le llegó al cuello y frotó al cachorro, hasta que comenzó a reaccionar. Breno siempre cerca animó al cachorro a tirarse del cuerpo de Miel y nadar a un ritmo vertiginoso, hasta alcanzar un lugar seguro. Pero poco a poco fue perdiendo el miedo y al final terminó nadando junto a Marthyn y Miel.

Salieron del agua y se secaron con la toalla de Marthyn, porque la de Miel, fué primero para el cachorro y después para Breno.

Los perros corretearon por libre, mientras Marthyn y Miel se tumbaban sobre el césped y tomaban los rayos de sol, del nuevo día, que ya comenzaba a calentar.

El cielo, comenzó a nublarse y decidimos volver a la casa para desayunar. Yo llevaba el macuto esta vez, aunque volvíamos desnudos los dos. Marthyn me llevaba de la mano cómo un enamorado más y yo, me sentía maravillada. Comenzó a chispear, pero cómo quedaba poco para la casa, le entregué el chubasquero y los pantalones a Marthyn y yo continué desnuda, porque me apetecía el agua de lluvia.

Al llegar a la casa, entramos, después de quitarnos las zapatillas de deporte. En ese momento, llovía a cántaros.

  • Ufffff, un poco más y nos pilla el tormentón.

  • Miel, desayunaremos en mis habitaciones. Que te apetece tomar?.

  • Uy, me gustaría un par de huevos, con beicon y un zumo de naranja y algo de pan, claro.

  • Vale, yo tomaré lo mismo que tú. Vé a secarte bien mientras lo pido. Además, mientras haré unas cuantas llamadas. Ponte la tele o alguna peli. En el menú, te saldrá de todo.

  • Vale, amor. Te esperaré en el salón.

Me puse una peli de sado. Jo, era una pasada. A la pobre chica la hacían toda clase de putadas y malos tratos. En esos momentos, la azotaban con cadenillas en su vagina y tetas, al tiempo que se iban quedando señalados los azotes en sus partes más tiernas.

Apareció Marthyn en ese instante y paré la escena, para levantarme a besarle.

Me abracé a él y le besé tierna y dulcemente, mientras él me toqueteaba todo el cuerpo.

  • Veo que estás viendo una peli de Sado.

  • Sí, pero es demasiado violenta. Fíjate con que la están azotando.

Y le pasé varias imágenes hasta captar nítidamente las cadenillas.

  • Eso no puede ser real, verdad?.

  • Es real, Miel. Las cadenillas son demoniacas, pero se emplean a veces. Pocas veces, la verdad, porque señalan demasiado.

  • Jo, con lo fácil que es azotar con el látigo de cuero o las fustas. Porqué la gente se complica tanto?.

  • La gente se complica tanto, porque pagan por ver éso. Hay mucha gente a quien sólo le gusta ver sufrir a una chica, desnuda y atada.

  • Ah, vale. No había pensado de ese modo.

  • Eso sucede en la realidad, amor. Bueno, desayunemos tranquilos y después nos pondremos a trabajar.

  • Qué tipos de trabajo has previsto para mí?.

  • Bueno, tienes que rediseñar la rueda, el potro y lo que se te ocurra. Además tienes sesión de fotografía y vídeo, por lo que deberemos quitarte las marcas antes.

El desayuno, llegó en tres minutos y sentados a la mesa, degustamos los platos inmensos.

Terminado el desayuno, me excusé para ir al aseo.

Cuándo volví, Marthyn ya tenía preparado todo para bajar a su cámara secreta.

  • Amor, por cierto. Las fotos y el vídeo, dónde me las harán?.

  • Si no llueve, en el ático. Si lloviera iríamos al estudio, que está detrás de la casa.

  • Vale, vayamos a la cámara. Llevas papel y esas cosas?.

  • Tranquila, llevo de todo, pero allí hay material que te puede servir.

Bajamos por la puerta secreta, tan desnudos cómo habíamos estado casi todo el tiempo. Sin embargo, Marthyn se vistió nada más entrar, pero a mí me dejó desnuda. La verdad es que casi le agradecí la diferencia.

Fuimos derechos hasta la rueda y pude mirarla de cerca. Recordaba la de Breo, pero ésta era un poco diferente y con más opciones para el agua. Una de las opciones que tenía, era una de mis ideas para la nueva rueda.

Tomé el cuaderno, el lápiz y el metro y me puse a comprobar todo. Después de medirlo y volverlo a medir, anoté todo en mi cuaderno realizando un bosquejo, para después poderlo dibujar bien.

Lo del potro, fué más rápido y tan sólo anoté las medidas. Me coloqué encima de la tabla, para ver el efecto. Ví que sobraba tabla por todos lados y tomé 2 apuntes más.

Me bajé del potro y contemplé los demás aparatos. Todos parecían ser los adecuados, al menos para mi imaginación.

Busqué a Marthyn y lo encontré cerca de la puerta de salida.

  • Marthyn, ya tengo todo lo que necesitaba. Qué hago ahora?.

  • Pués iremos a mi despacho, para quitarte esas marcas. Tomar un bocado ligero y después bañarte a conciencia. Viene el equipo de fotografía en dos horas y debes estar limpia de huellas.

Miré el reloj enorme sobre la puerta de acceso y ví que marcaba las 10:30 horas. O sea, que si llegaban en dos horas sería poco más del mediodía. Pensaba que para hacer unas fotos con media hora habría de sobra. Y así se lo expuse a Marthyn.

  • No, Miel. Una sesión fotográfica suele durar 2 horas, pero en tu caso serán 3 horas, porque quiero captar todos los momentos de tí. Me juego mucho, aunque en tu caso también juegas igual, pues los beneficios estarán en función de los clientes. Así que tenemos el tiempo justito.

Subimos pués a su despacho y dejé mis apuntes, para que me atara y me rociara con el spray.

Eran horribles los efectos de spray, pero te dejaban impoluta.

Cuándo quedé sin una sola señal, tomé un batido especial que me ofrecía Mathyn y que me decía me haría soportarlo todo con ardor. Debía mostrar un ligero brillo lascivo en mi mirada y este brebaje lo provocaba.

Después de tomar el reconstituyente especial, pasé al baño y fui bañada por Marthyn, completamente, sin que me importase lo más mínimo. Me agradaban cada uno de sus toques, aún con las esponjas más rudas.