Una vida nueva (Libro 1º - Capítulo 08)

Irina y Miel, enamoradas. Miel diseña, mejoras en los aparatos de la mazmorra y junto a Irina, bajan a la misma para explicarlo a Hell y Breo. Trás varias ideas de Miel, que les gustan. Hell propone a Breo una lucha entre Irina y Miel, desnudas y atadas de una muñeca y a latigazo limpio. Después, de sufrir entre las dos, son saneadas, quedando atadas una frente a la otra. Sus miradas son lascivas y exultantes. Y Breo, aconsejado por Hell, las propone algo especial, que las hace enloquecer y sobre excitarse. Espero que también, os agrade este nuevo capítulo. Un beso para TR y mis lectores y lectoras. Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 1º - Capítulo 08)

Irina y Miel, enamoradas

Sentí a Irina relajarse y ceder una sonrisa tímida.

  • Lo que Breo desea deciros es que haremos los cambios, primero en esta casa y después ofreceremos nuestros servicios a otros amigos, siendo Miel la representante de este diseño de Breo, aunque Irina la acompañará las más de las veces. Alguna opinión o comentario?.

Ambas, permanecimos mudas con una amplia sonrisa.

  • Ahora, visitaremos los sótanos y entre las dos nos tendréis que convencer de las bondades de vuestros proyectos, aunque al final figurará Breo, porque es lo ético.

A mí, me parecía bien. Irina por su parte era esclava de Breo, así que su misión estaba clara.

Y bajamos los cuatro a los sótanos. Irina y yo íbamos más rezagadas, pero contentas con ayudar a nuevos aparatos, aunque después tuviésemos que usarlos nosotras mismas.

Una vez dentro de la "guarida secreta", Breo y Hell, demandaron que me adelantase y fuese explicando mi idea de cada aparato.

Irina me seguía, tan desnuda como yo, mientras iba recorriendo los aparatos hasta que llegamos al potro.

  • El potro, podría adaptarse por algo más ligero, en los que la víctima sólo quedara apoyada en las caderas y quizás en la espalda. Una buena tensión de cadenas, la dejaría accesible para ser follada o torturada, sin tener toda la madera por medio.

  • Muy buena idea, Miel. Veremos tus diseños después. Sigue.

  • La rueda es la que tiene mayores posibilidades. Fijaros. Es enorme y pesa por sí sola, pero con dos de nostras pesará mucho más. Ademas el foso cubierto de agua, sí se desea enfriar, gasta demasiada energía. Y además existe el peligro que se ahogue una chica. Mi idea es el mismo eje, pero con 3 brazos. Pero mejor os lo cuento en nuestros dibujos.

  • Me parece muy bien Miel. Volveremos después de cenar para que probéis algunos aparatos, las dos juntitas. Hell, alguna idea más?.

  • Breo, yo propondría dar unos cuantos azotes a las dos, pero se me acaba de ocurrir algo. A ver que te parece. Anclamos la muñeca izquierda de cada una a las cadenas que cuelgan y las damos un látigo a cada una. Y que luchen la una contra la otra. Perderá la que pierda el látigo. Los azotes serán severos y sin piedad. Es un juego solamente, pero las dos tendréis que luchar por vencer a la contraria.

  • Una estupenda idea Hell. Chicas, no quiero trampas o lo pagaréis mañana. Es una lucha sin cuartel. Así que espero entusiasmo por parte de ambas. Las marcas que tengáis, las quitaremos a petición, aunque lo mismo os quedan graciosas, para lo se os avecina.

Miré a Irina, mientras era atada su muñeca a una cadena. Me sonrió, mientras anclaban mi muñeca izquierda a otra cadena.

Nos dieron látigos de tamaño medio y encerados. Ideales para provocar sensaciones y hasta dolor, pero sin dejar demasiadas huellas.

  • Hell y yo vigilaremos con fustas. A quién se acerque demasiado a la otra será retirada con azotes en las tetas y entre las piernas. Debéis manteneros a más de un metro de distancia una de otra. Y azotaros sin piedad. Si alguna dejara de azotar a la contraria, no cenará.

Miré a Irina y me sonrió tenuemente. Las dos sabíamos que nos íbamos a producir dolor y que nuestras exclamaciones a ellos les agradarían, pero era nuestro destino inmediato. Yo también la sonreí algo apesadumbrada, porque no me apetecía pegar a mi nuevo amor, aunque ella aún no lo supiese. No me importaba recibir muchos azotes de ella, pero no podía fingir, porque Hell y Breo estarían pendientes de cada una de nosotras.

Cuando se dió la orden de comienzo, lanzamos nuestros látigos sobre la contraria. Sentimos el abrazo del primer latigazo, lo que nos vigorizó a lanzar más y más azotes, cada vez intentando ser más precisas con la contraria.

Nuestros costados izquierdos eran lo más resentidos, pero intentábamos desarmar a la oponente, para lograr ganar ese torneo.

Lo fácil que era dejarse azotar y lo difícil que era causar dolor y daño a tu amor. Por nuestras mentes pasaban, a gran velocidad, las imágenes y sensaciones de unas horas atrás vividas.

Irina descargó primera su látigo contra mi costado izquierdo y me despertó. Antes de que pudiese reaccionar, ya me había asestado un nuevo latigazo en la cintura, que me hizo doblarme. Aún así, la devolví un latigazo cruzado, que la corrió por la espalda hasta rebotarla en sus tetas, que la dejó descompuesta.

Y logré una serie de tres latigazos seguidos en sus tetas y en su vientre, que la hicieron flaquear. Los resoplidos de ambas eran fuertes y rugientes.

Cuándo ya veía que se doblaba, recibí una descarga en la parte trasera de mis muslos, que me hizo trastabillar.

Aún así, logré devolverla el golpe en sus nalgas. Y otro más en sus corvas.

Pero Irina, estaba más acostumbrada que yo a ese tipo de sensaciones y simplemente se recuperó y me asestó una serie completa de latigazos a mis zonas más mortificadas.

Estaba sin respiración, entre alaridos y jadeos. Pero Irina, sabía como vencerme y se ocupó de buscar mis partes sensibles y de ese modo, tuve que cubrir mi cuerpo desnudo con mi mano derecha, sin dejar de recibir latigazos brutales e impensables de parar.

Irina, al verme que no reaccionaba, me pedía que soltara el látigo, pero intenté agredirla de abajo hacia arriba y al descontrolarme sin llegar a mi objetivo, recibí tres descargas seguidas en mis tetas, que me hicieron temblar y aullar de dolor.

Al final, terminé por soltar el látigo, cuando mis lágrimas brotaban ansiosas de mis ojos.

Irina soltó su látigo y se acercó a mí para abrazarme, llorando por mí. Me abrazó con su brazo libre y bebió mis lágrimas, para después besarme y consolarme.

La correspondí con mis besos y la abracé con mi brazo derecho, llorando de amor hacia ella. La besé la cara, sus lágrimas, sus labios y me sentí perfecta, aún cuando estuviésemos desnudas, atadas y observadas por Hell y Breo.

  • Observo Breo, que nuestras chicas se han enamorado. Y creo que lo mejor es quitarlas las marcas y después darlas unas horas de descanso, antes de la cena.

  • Muy acertada tu apreciación. Las colocaremos frente a frente, pero esta vez para que sanen sus marcas y tenerlas vírgenes para después de la cena.

Fuimos atadas en aspa, una frente a otra y Breo se encargó de pasarnos la brocha gorda, mojada en aquel ungüento que picaba terriblemente, pero que hacía desaparecer heridas y costurones.

Y se fueron al fondo de la sala, para tomar unas copas, mientras nosotras dos, nos debatíamos entre los efectos de nuestra lucha y los terribles picores de aquel bálsamo.

Nos mirábamos, con lágrimas en los ojos, pero nos sentíamos cada vez más cerca la una de la otra.

Nos habíamos enamorado perdidamente. Y nadie lograría quitarnos eso. Y a Breo y Hell, les parecía una idea excelente.

Si hubiese podido abrazar a Irina, besarla, acariciarla.......la habría llegado a la embriaguez del sexo y el amor. La deseaba con tanta o más fuerza, que Irina lo sentía hacia mí.

Hell y Breo, nos observaban atentamente desde el fondo de la sala y aunque bebían y hablaban tranquilos, algo en su mente les hacía pensar en nosotras dos.

  • Breo, creo que deberíamos solucionar este problema, antes que nos desborde.

  • Y qué propones tú?.

  • Las dos se han enamorado. Eso lo sabemos. Podríamos preguntarlas si desean estar casadas, aunque respetando la situación actual.

  • Y sí dicen que sí, que hacemos Hell?.

  • Muy sencillo. Esta es tu casa. Tú eres la máxima autoridad. Las podrías casar a las dos. Creo que sí están por esa idea, las entusiasmará. Luego, después de la ceremonia en la que asistiría yo como testigo de ambas, las lees la cartilla. Una sería esclava, pero la otra no.

  • No será un conflicto?.

  • Podría serlo, pero las dos están enamoradas y ninguna de ellas hará algo que perjudique a su pareja. Además las dos te admiran. Miel, podría pasar a trabajar para tí en exclusiva. Bastará con que la tripliques el suelto actual y la hagas un plan de jubilación.

  • Estamos dando por sentado que ellas estarían de acuerdo. Pero.....y sí no lo están?.

  • Entonces, todo seguiría normal. Irina es tu esclava y se debe a tí. Miel, sólo sería tu protegida, pero no podría opinar y menos decidir.

  • La verdad es que tiene buena pinta. Míralas!.....sí pudiesen estar juntas, se estarían comiendo a besos. Me parece bien. Se lo propondremos durante la cena. Si aceptan, las casaré y después las daremos una hora de luna de miel. Curiosa palabra verdad?.

  • Sí, esta Miel puede ser muy dulce y beneficiosa para tus relaciones y negocios. No olvides, sus ideas imaginativas.

  • No las he olvidado, Hell. Tenemos que enfocar ese ámbito nuevo en Miel. Quizás la contrate cómo representante mía.

  • Sería una estupenda iniciativa. Imáginate que ella concierta y cierra tus acuerdos. Además, su cuerpo y su elegancia (hasta estando desnuda) es seguro que te va a representar un buen incentivo.

Irina y yo, ya nos habíamos serenado de los picores del ungüento y ahora nos mirábamos sonrientes y aterradas, por nuestras ataduras.

Las dos fuimos conscientes de que Hell y Breo se acercaban a nosotras, pero les dejamos llegar, mientras nosotras nos contemplábamos y nuestras miradas hablaban entre las dos.

Cuando Breo y Hell, se juntaron a nosotras, que aún seguíamos atadas, el primero rozó con su dedo índice los pezones de Irina y después los míos, para terminar diciendo.......:

  • Chicas, deseo que me escuchéis muy atentamente. Tanto Hell, como yo mismo hemos detectado que sentís amor la una por la otra.........es cierto?.

  • Lo es, mi Señor Breo.

  • Y tú, que dices, Miel?.

  • Sí, estamos enamoradas la una de la otra, pero si éso puede afectar a Irina, renuncio a mis palabras.

  • Todo lo contrario, querida Miel, todo lo contrario. Quizás os agrade esta proposición. En fin......mmmmm, vale sí. Hell y yo hemos pensado en la posibilidad de que ambas os desposárais, cada una con la otra.........qué os parece?.

Irina me miró con un brillo en los ojos, que nunca se me olvidará.

Yo, reflexioné y tras menos de 20 segundos, pregunté......:

  • Eso significaría en que yo pasaría a tener la condición de esclava tuya, Breo.

  • No, Miel, para nada. Sólo os propongo algo que quizás os pueda agradar, pero las reglas de mis esclavas estarían excluídas. Pero vosotras dos en los momentos libres, podríais estar juntas, siempre que no hubiese servicio en la casa. Y también, si deseáis acompañarme a cenas o comidas.

  • Jo, puesto así es una maravilla. No hay letra pequeña, Breo?.

  • No la hay, Miel. De todos modos, no será un casamiento legal, aunque sí para mí y el mundo en el que me muevo. Leeréis el contrato, simple y con letra grande. Y se guardarán 3 copias.

Miré a Irina y vi que resplandecían sus ojos, húmedos ya por la ilusión que la producía.

Y ambas aceptamos, permaneciendo desnudas y atadas, pero muy emocionadas.

  • Bien en ese caso, tendréis que poneros guapas para la ceremonia. Os soltaremos y podréis bañaros juntas y hablar de las cosas que queráis, sin ser grabadas en vídeo, ni sonido. Pero nos gustaría poderos follar, antes de que Hell salga de viaje. Podrá ser?.

  • Así será mi Amo y Señor Breo. Mi esposa Miel y yo compartiremos sexo con nuestros mayores protectores y amores.

Ahí fue cuando se me desprendieron hilillos de lágrimas que surcaron mi rostro y cayeron sobre mis tetas desnudas.

Miré a Irina y no cabía de gozo de poder ser y estar para ella.

Cuando fuimos desatadas, nos abrazamos ante las sonrisas displicentes de Hell y Breo. Nos besamos con ardor y ansiedad y nos volvimos a abrazar de nuevo, entre lágrimas que corrían raudas sobres nuestras espaldas.

Nos miramos una vez más y casi al unísono nos separamos y nos abrazamos a Breo y Hell, besándoles en la boca con lengua y muchos más besos por todo su rostro. Nos intercambiamos repetidas veces de pareja y al final terminamos exhaustas de tanto besar.

Breo y Hell, estaban desconcertados, pero no cabían en sí de gozo. Era mucho mejor de lo que habían imaginado.

Cuando nos dejaron ir libremente, ellos se quedaron sólos y mirándonos abandonar aquella estancia, abrazadas y felices.

  • Hell, tuviste una buena idea.

  • Breo, pensé en esa opción al verlas amarse, pero no imaginaba que su ardor y amor abarcaba tanto. La verdad me he quedado alucinado.

  • Yo tampoco, Hell. Pero me place enormemente que 2 de nuestras chicas se amen, además las casaré yo de forma extraoficial, pero sagrada para esta casa.

  • Breo, cuando las follaremos?....Antes o después?.

  • Buena pregunta, pero creo que mejor darlas cuerda y mejor hacerlo después. Sí lo que he visto es realmente lo que sienten, jamás se separarán. Además disponemos de toda la tarde, noche y madrugada. Tiempo más que sobrado para todo.

  • Vayamos entonces al salón y tomemos unas copas, porque estas dos van a tardar un buen rato en vestirse para la ceremonia. De verdad no las vas a grabar, Breo?.

  • No, esta vez nó y ellas sé que saben de mi palabra. Y éso puede sernos beneficioso, pero la verdad es que me encantaría verlas amarse, pero no serán grabadas. Nos distraeremos con otras cintas suyas y algunas otras, mientras degustamos este viejo whisky de malta que me trajo Meryl.

Mientras Breo y Hell se dirigían al salón para pasar un par de horas de alejamiento y tranquilidad, Irina y Miel terminaban de llenar la enorme bañera con agua muy caliente.

Irina resplandecía por su sonrisa total y Miel por sus besos y abrazos continuados hacia ella.

Se metieron las dos en la bañera y por unos instantes jadearon de placer a solas, pero en breve sus cuerpos tendieron a juntarse y así se quedaron todo el resto del tiempo.

Hablaron, medio en susurros, pero sobre todo se besaron y acariciaron, sintiendo algo que jamás habían experimentado. El amor, el ardor y la lascivia que las poseía totalmente.

Trás las caricias y el relax, surgió el tema de prepararse para el acontecimiento. Sus cabellos estaban de pena. Había que lavarlos con dulzura y a fondo.

Primero lo hizo Irina con Miel, que lavó y enjabonó su largo pelo negro durante interminables minutos, llenos de fricciones y masajes.

Luego con la manguera de la ducha, eliminó los restos de champú.

Y le tocó el turno a Irina. Miel hizo lo mismo con ella y con grandes caricias jabonosas en sus tetas, que hacían enloquecer a Irina de ansiedad, hasta que por fin la duchó, quedando su precioso pelo rubio brillante.

Se ducharon, las dos juntas, para eliminar los restos de jabón de sus cuerpos.

Se secaron una a otra, riendo encantadas y viéndose con verdadera lascivia entre secado y caricias.

Al llegar al secador, fue Miel la que primero comenzó a secar los cabellos empapados de Irina, acompañada de un cepillo para el pelo. Pero cuando Irina se alborotaba, se lo arrastraba sobre los pezones, haciéndola dar un respingo.

Cuando Irina quedó totalmente seca, Miel se lo peinó con paciencia y esmero.

Irina, tomó entonces el relevo y secó los cabellos de Miel, aunque la hizo correr el cepillo del pelo sobre sus pezones y su vagina variadas veces, entre uys y ays, repetidos de Miel. Algo que alegraba a Irina.

Cuando estuvieron secas del todo, pasaron a la habitación, para ver, qué vestidos se ponían para la ceremonia.

Irina tenía 2 vestidos iguales, en los que cambiaba sólo el color, pero eran escotados totalmente y el de delante, quedaba por debajo del ombligo. Carecía de espalda y costados. Y la parte trasera quedaba justo en el nacimiento de las nalgas. Por delante un gran escote en V profunda.

Se los probaron y se vieron sublimes. Pero Irina que se había probado el rojo, pensó que le quedaría mejor a Miel, así ella se pondría el negro.

Al mirarse de nuevo se sintieron de ensueño y tras besarse, fueron a enjugar sus bocas, maquillarse ligeramente y pintarse los labios.

Cuando salieron, se calzaron un juego de sandalias a tono con sus vestidos, de los que se salían las tetas de Miel si se inclinaba demasiado. Pero quitando ese detalle que advitieron las dos, estaban esplendorosas.

Y se decidieron por salir y reunirse con sus anfitriones, que ya se habían tomado 3 whyskis, pero se habían afeitado y duchado. Cada uno con un smokin y pajarita.

Llegaron los 4 al lugar de encuentro simultáneamente y se admiraron mutuamente.