Una vida nueva (Libro 1º - Capítulo 07)

Miel se ofrece a Breo para mamársela y después de lograrlo, se juntan con Hell y salen a la piscina. Breo se siente maravillado con Miel, a la que compara con su esclava Irina, sin encontrar más que una sóla diferencia....el color de sus cabellos. Irina y Miel, nadan juntas, despertando las líbidos de quienes las ven. Después de comer, Irina y Miel se quedan a solas y sus vidas se convierten en la más plena unión........ Espero que os agrade este nuevo capítulo. Un beso para TR y mis lectores. Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 1º - Capítulo 07)

Breo y Miel + Irina y Miel

El picor, invadía todo mi cuerpo y entre mis gritos y contorsiones, Breo tomaba su whisquito satisfecho y sonriente.

Cuando me serené, se levantó para observarme y trás dada por satisfecha la cura, me desató y me hizo beber un brebaje, que me reanimó de inmediato.

  • Que te ha parecido, Miel?.

  • Ha sido una experiencia inolvidable, Breo.

  • Aún disponemos de una hora para que Hell esté liberado de sus tareas. Qué propones, bella hembra?.

  • Uy, dicho así, casi ni me atrevo a sugerirlo Breo.

  • Venga, anímate, preciosa Miel.

  • Vale. Me gustaría mamártela y que te descargaras en mi boca. Admito estar atada, pero sobre todo comértela, Breo........Podría ser?.

  • Lo es. Saca mi polla, métela en tu boca y después pon tus manos detrás de la cabeza. Y mastúrbame hasta que me corra, sin usar las manos.

Accedí encantada, porque era algo que ansiaba totalmente. Le desabroché el pantalón, bajé la cremallera y saqué su polla. Qué maravilla de polla!!.......ummmmmmmmm.....ajusté su boxer para que no le apretase los testículos y puse mis manos en mi nuca, mientras mi boca ávida buscaba el glande palpitante.

Mi boca se adaptó totalmente a su polla y la sentí surcarme toda la boca, e incluso yo me apreté más sobre la misma, para que se hundiera más aún.

Y comencé mi juego especial, en donde yo era la activa y él, el pasivo. Pero sentí que su polla enorme participaba y cómo se iba haciendo más gruesa y venosa.

Salía y entraba, lubricada por mis flujos bucales, hasta que pasados unos cuantos minutos, sentí que se hacía extremadamnente grande y rugiente, para terminar en un torrente de esperma que inundó toda mi boca y que tragué con toda ilusión, ansiedad y sabor. Deleitándome con cada flujo propulsado, a la vez que los estremecimientos y alaridos de Breo.

Terminé por limpiársela de los flujos sobrantes y dejándola limpia y ya algo más decaída.

Cuando me retiré, lamí los restos en mis labios y me los tragué con verdadera fruicción, para preguntarle.....:

  • Qué tal te has sentido, Breo?.

  • De maravilla, preciosa mía. De auténtica maravilla. Creo que nos entenderemos muy bien. Ahora a enjuagar esa boca que tu novio se pondrá celoso, si no nos ve.

Me enjuagué la boca con sabor a menta fresca y suave. Y me sentí de maravilla.

Cuando me reuní con él, su sonrisa me indicó que estaba espléndida y radiante. Me gustaba estar desnuda ante él y sobre todo, me gustaba cómo me trataba.

Posó su brazo en mi hombro derecho y salimos de nuevo hacia la luz. Yo giré mi cabeza y le besé en la mano, recibiendo un achuchón que me gratificó mucho más.

Una vez en el exterior, tan sólo encontramos a Irina, que nos sonreía, tan desnuda como lo estaba yo. Al acercarnos a ella, pude apreciar que estaba completamente depilada. Éramos de la misma altura y sólo nos diferenciaba el color de nuestros cabellos y que Irina tenía unas tetas maravillosamente erectas, porque eran menos grandes que las mías.

Me gustaba Irina. No sabía exactamente el porqué. Quizás fuese su sonrisa, quizás su mirada, quizás su forma de hablar o quizás su forma de estar.

Nuestros cuerpos eran tan similares, que podríamos haber pasado por gemelas. Y me dí cuenta que Breo nos veía así.

Apareció Hell, con paso cansino y al verle, me separé de Breo y me lancé a su cuerpo, abrazándole y besándole en la boca, cual si fuera una poseída.

  • Estás pringosa, Miel. Pero estás sublime tan desnuda.

  • Gracias mi amor. Breo me enseñó la guarida secreta y probé algunos aparatos.

  • Vaya con Breo, no se pierde una. Vayamos junto a él.

Le acompañaba desnuda y abrazada a su cintura, hasta que llegamos a donde estaban Breo e Irina.

  • Hell, me alegra verte.

  • Gracias Breo, ya me han contado los pajaritos que has tenido una microsesión con mi chica.

  • Le quise mostrar nuestra cueva secreta, Te has parado a pensar en lo similares que son Irina y Miel?.

  • Sí, Breo. Son muy similares. De la misma edad, de las mismas medidas, con la misma sonrisa fácil y sobre todo, sensuales y gratificantes. Chicas, daros un baño en la piscina y dentro de unos minutos volved para comer. Breo y yo, tenemos que hablar.

Irina me miró, al tiempo que yo lo hacía con ella. Y a un gesto, las dos corrimos hasta el borde de la piscina y nos lanzamos a lo lejos de cabeza. Nos encontramos en el fondo entre burjujas, pero nos unimos en un abrazo y después buceamos hasta la pared opuesta.

Al salir del agua, supimos que nadábamos del mismo modo. Parecíamos clones, la una de la otra. La única diferencia eran nuestros cabellos. Irina era rubia y yo morena. Ambas estábamos depiladas completamente y ambas sabíamos reir, amar y hasta vivir cualquier situación.

Nos volvimos a zambullir y en nuestra inmersión, nos juntamos para abrazarnos y darnos nuestro primer beso subacuático. Y en un instante, ascendimos al tiempo para recuperar el aire que nos faltaba, para volvernos a sumergir y hacer un 69 de unos pocos segundos, con roces de lengua.

Breo y Hell, se habían quedado boquiaabiertos, viendo nuestras deliciosas figuras en el agua. Y se preguntaban, silenciosamente, cómo era posible que nos hubiésemos compenetrado tan rápidamente.

Los demás asistentes, incluídas las chicas, también se habían sorprendido de nuestro modo de nadar y de las florituras que podíamos hacer dentro del agua.

Cuando aparecimos en el borde de la piscina, recibimos numerosos aplausos y felicitaciones.

A Irina la conocían ya, de más tiempo, pero yo era nueva en aquella maraña de gente.

Irina y yo, nos echamos hacia atrás y sonriendo, nadamos de espaldas, para en cuanto una hacía un giro, la otra imitarlo.

Eramos como delfines en un acuarium y todos los invitados estaban atentos, a la vez que perplejos, con nuestras variadas movilidades.

Al final terminamos por nadar suavemente y casi sincronizadamente hasta donde estaban Breo y Hell, que no salían de su asombro, ante lo que les habíamos mostrado Irina y yo.

  • Chicas, nadáis de maravilla. Estoy pensando en montar un acuarium exhibicionista.........jajajajajaja. Qué te parece Hell?.

  • Una buena idea, pero es hora de almorzar. Chicas fuera del agua y a freir chuletas. Os secaréis poco a poco.

Obedecimos, más por amor que por ganas y nos dirigimos a las barbacoas, que estaban ya con las brasas en su punto ideal.

Nos aguardaban 10 kg de chuletas para todos los invitados, pero cuando comenzamos a ponerlas en la parrilla, se nos unieron chicos y chicas. Lo más curioso que todos estaban tan desnudos como nosotras dos.

Después de servir muchos platos y ya secas y hasta ahumadas, sacamos la última fuente para Breo, Hell y nosotras dos.

Nos sentamos junto a ellos y comimos con verdadera fruicción, sin cesar de hablar, reir y hasta acercarnos a nuestras parejas reales.

Irina contaba de modo hilarante algunas escenas vividas con Breo y yo la secundaba con mis risotadas, mientras seguíamos comiendo chuletas y bebiendo vino por libre.

Irina era animada y ocurrente y a mí me gustaba más seguirla en sus chirigotas y contar cosas exageradas, entre las risas del resto.

Nos reímos durante toda la comida y disfrutamos con algunas caricias y besos de nuestros hombres, aunque nosotras también nos besamos descaradamente y hasta con lengua en algún momento.

  • Breo, creo que tienes una misión imposible. Estas dos chicas te van a dar más de un quebradero de cabeza......jajajaja.

  • Hell, tienes razón. Tengo un problema añadido. Pero creo poder dominarlas a tiempo. Por otra parte, imagínate mi gozo de tener dos chicas casi iguales. Son un placer a la vista, pero también al resto de sentidos.

  • Eso, es muy cierto Breo. Se me estaba ocurriendo que a la medianoche, disfrutásemos de una sesión en la "guarida secreta", como la llama Miel. Con toda clase de sexo y vicios.

  • Una buena y sugerente idea. Irina estará, pero y Miel?.

  • Estaré, Breo. Además si está Irina con mayor motivo aún.

Ví como sonreía Irina.......y también como Hell y Breo se miraban de un modo prometedor. Ya me imaginaba que sería una sesión fuerte, pero estaba dispuesta. Además me encantaban aquellos tratamientos.

Cuando terminamos de comer, meintras ellos se separaban de nosotras para tomar su copa y hablar de sus cosas, Irina me miró con unos ojos que no daban lugar a duda alguna. A mí también me gustaban las mujeres, pero Irina era la que más me gustaba, incluso superando a Miriam.

Irina, acercó sus labios a los míos y ambas nos besamos sin tocarnos, sintiendo un mundo nuevo y maravilloso.

Poco a poco, nuestras manos comenzaron a jugar entre nuestros cuerpos y las gratificantes caricias dieron paso a un alto grado de excitación. Irina me llamaba con una mirada turbia y lasciva. Y mi mirada era su respuesta. Deseaba estar con ella.

Irina me hizo levantar y nos fuimos hasta su habitación, sin dejar de acariciarnos y besarnos, por lo que dábamos traspiés de vez en cuando.

Una vez en su habitación, caímos sobre la cama y nuestros besos y caricias se acentuaron. Nuestras lenguas jugaban al unísono y nuestras manos palpaban cada parte erógena o sensible de la otra.

Nuestros pezones inflamados y nuestras vaginas humedecidas, hacía de nuestro juego una realidad sensual añadida.

Nos cruzamos en la amplia cama, para así poder aprovechar a la vez muestras caricias y besos.

Mientras yo besaba a Irina sus tetas y lamía sus pezones, ella lo hacía con los míos. Era como un 69, pero que yo lo llamaba un 39.

Estiré mis brazos y con mis manos masturbaba la vagina de Irina, mientras ella, hacía lo propio con la mía.

Nos sentíamos volar de placer, sin dejarnos de chupetear las tetas y los pezones y nuestros dedos incidir en el clítoris de cada una. Pero antes de llegar al orgasmo, nos decidimos a probar el 69.

Me apropié, avanzando mi cuerpo sobre la vagina de Irina, al tiempo que ella llegaba a la mía. Y nuestras lenguas comenzaron a lanzar sus dardos venenosos contra el sexo expuesto.

Nuestras manos las utilizábamos para separar los muslos de la contraria, mientras nuestra lenguas se hundían entre nuestros labios vaginales, haciéndomos sentir a cada instante más y más agobiadas, excitadas y pasionales.

Irina, fue la primera en lograr retener entre sus dientes mi clítoris, que me hizo convulsionarme de un modo aterrador, sin dejar de meter sus dedos en mi vagina y ano, al igual que ya hacía yo.

Estaba casi en el climax, cuando logré morder su clítoris y hacerla enchufarse al mismo tipo de placer que yo.

Las dos jadeábamos sin cesar. Nuestros jugos vaginales, salían a borbotones y en nuestras removidas, sentíamos mayor excitación aún,

El orgasmo que ansiábamos llegó en pocos minutos, haciéndolo más fuerte, por estar nuestros dientes en el clítoris de la otra.

Nos retorcimos de placer y soltamos nuestras presas, mientras palpitábamos en un frenesí de ritmos, alaridos y hasta contorsiones.

Cuando conseguimos serenarnos, volvimos a coincidir cuerpo con cuerpo y boca con boca.

Breo y Hell, que las habían estado viendo por una cámara secreta, meneaban sus pollas de la excitación que les habíamos provocado.

  • Hell, tienes buen ojo para las chicas. Pero me dejas un papelón con Miel. Es un encanto y además es capaz de muchas cosas, sólo por el mero hecho de agradar.

  • Breo, tú sabrás llevarla a buen puerto. Es una dulzura y una bestia sensual, potencialmente hablando. No la hagas tu esclava, te perjudicaría. Edúcala y castígala, pero no la sometas. Es caldo de buen cultivo.

  • Tienes toda la razón, sigamos mirándolas...a ver que dicen.

Irina y yo nos besábamos sin descanso, todavía excitadas y con algunas contracciones propias del orgasmo recién disfrutado.

Nos habíamos hecho mucho más que amigas y amantes. Eramos casi el mismo ser. Cómo si fuésemos hermanas gemelas.

Desnudas y sudososas, nos quedamos sentadas en la cama y recostadas en los almohadones.

  • Irina, esta noche tendremos fiesta en la cueva secreta. A tí te gusta esa idea?.

  • A mí, sí........y a tí?.

  • A mí también, pero me fijaré bien en los aparatos, porque creo que serían mejorables y con más posibilidades.

  • Miel, tenme en cuenta, por fi.......que yo seré la más indicada para probarlos y no me gusta sufrir gratuitamente.

Mientras, Hell y Breo se reían con las cosas que decíamos, pero prestaban una adecuada atención.

Miel había cogido un bloc y un lápiz y pintarrajeba cosas, ante la atenta mirada de Irina, que tenía su brazo derecho sobre los hombros de Miel.

  • Anda, eso es cómo la rueda.......pero sólo con tres aspas?.

  • Sí, de este modo se podría aprovechar mejor los tormentos de nosotras. Además, el foso es un peligro. Imagínate chorros de agua pulverizada a distintas temperaturas. Se evitarían un recipiente enorme y lleno de agua y lo que es mejor, los peligros que conlleva.

  • Miel, eres una maravilla en ideas. Se lo expondremos a Breo cuando pase lo de esta noche.

  • Vale, yo creo que le gustará.....además gasta menos agua y produce el mismo efecto.

Hell y Breo estaban alucinados de sus chicas hablando de temas técnicos después de haberse autoexcitado y amado, poco antes.

  • Breo, Marcus estaba buscando algo especial para sus chicas. Quizás las nuestras podrían ayudarle bastante.

  • Sí, Hell, creo que nuestras chicas tienen ideas geniales. Mañana llamaré a Marcus, a ver si le placen las ideas de nuestras chicas.

  • Ya sabes como es Marcus, querrá probar con alguna de ellas. Por mi parte te ofrezco a Miel, aunque avísale antes a Marcus de a lo que se expone. Miel, puede hacerle polvo con sólo hablarle.

  • Lo tendré en cuenta, Hell. La verdad es que Miel es un gustazo de disfrutar.

Irina y Miel, se habían vuelto a juntar y se besaban suave y armoniosamente, mientras sus manos buscaban los clítoris adormecidos de la otra.

Vivieron nuevos orgasmos, entre caricias fuertes y besos suaves.

Irina y Miel, parecían hechas para el amor total. Pero una era ya esclava de Breo y la otra, sólo sería una protegida más.

De haber estado libres, hubieran congeniado más aún y de seguro hubieran compartido el resto de sus vidas, al menos al principio.

Acababan de terminar de serenarse, después del nuevo orgasmo simúltaneo, cuando Breo y Hell, entraron en la habitación.

Irina, se separó de Miel y se arrodilló ante Breo en señal de sumisión.

  • Irina, gracias, pero tranquila. Vuelve al lado de Miel, debemos deciros cosas.

Irina, besó los pies de Breo y de un par de pasos y un salto, cayó a mi lado alborozada. La abracé, ante la sonrisa displicente de Breo.

  • Chicas, Hell y yo, os hemos estado oyendo y hasta viendo en vuestros líos amatorios.

Sentí cómo Irina, se ponía rígida y al mirarla de reojo, la vi seria.

  • Imagino que no os sentiréis heridas, ya que sólo lo hemos observado Hell y yo. Hemos descubierto también vuestras elucubraciones sobre distintos aparatos de la "guarida secreta", como la define Miel. Y hemos llegado a la conclusión de que es perfectamente factible, lo que habéis esbozado.