Una vida nueva (Libro 1º - Capítulo 05)

Un juego de Miel Miel, les expone un juego masoquista, que ellos lo realizan de forma radical y sádica contra ella. Ella soporta todo, hasta que cae desvanecida. Al despertar, se siente sorprendida al contemplar su cuerpo, entre sonrisas de Breo y Hell. Espero que os agrade este nuevo capítulo. Un beso. Sandra Raquel.

Una vida nueva ( Libro 1º - Capítulo 05)

Un juego de Miel

Cuando me enseñaron la venda, les dije que podíamos jugar.

  • Bueno, ponedme la venda. Luego engarzadme las pulseras al collarín en la parte trasera y después danzad alrededor mío lanzándome azotes....pero flojitos, vale?. Luego me conduciréis a base de azotes al lugar que creáis mejor para vosotros. Un azote detrás.....será para que siga andando. Un azote delante, para que me detenga. Un azote lateral, para que gire hacia ese lado. Está entendido?. Después me podréis follar a la vez o por separado, pero deseo los ojos destapados.

  • Así se hará Miel. Hell, ponle la venda, luego la engarzaré las muñecas al collarín. Me encanta este juego.

Hell se colocó detrás de mí y puso la venda sobre mis ojos, quedando en la más total oscuridad. Acto seguido, las manos de Breo engarzaron mis dos pulseras por delante y después haciéndome subir los brazos y flexionarlos, las engarzó al collarín.

  • Una pregunta, os gusto así?.

Como única respuesta unas risotadas y varios azotes en mi vientre y nalgas. Me sentí contenta de sentirles tan emocionados.

Recibí varios azotes en mi espalda y avancé hacia adelante. De repente un azote en mis tetas me hizo detenerme, hasta que un azote en mi costado izquierdo me hizo girar hacia ese lado.

El azote en mis tetas, juraría que me lo había asestado Hell y los demás Breo.

Me sentía feliz de que pudiesen disipar su ansiedad con golpes en mi cuerpo desnudo. Me hubiese encantado verles. Seguramente, mucho más nerviosos y ansiosos que yo.

Qué fácil era contentar a dos hombres maravillosos y hacerles sentir de un modo tan especial.

Los azotes me iban haciendo ir al lugar indicado. Estaba claro que ellos lo conocían, pero yo desconocía toda la mansión y más la zona en que nos encontrábamos.

Por fin llegamos, aunque me encantaba recibir esos azotes, que aunque picaban un poco, me ponían sublimada de sensaciones.

Reconocí que era una masoca, pero no quise reconocerlo aún.

Me gustaba ese mundo ignominioso a veces, pero real la mayor parte de la vida.

  • Bueno, ya hemos llegado?. Me quitaréis la venda?. Porque yo deseo veros desnudos. Estáis guapos para mí.

  • Miel, te quitaremos la venda, pero se nos ha aflojado el muelle, así que habrá que recuperarlo.

  • Me tratáis a latigazos y se os afloja el muelle?. Qué precisáis para recuperar la erección?.

  • Miel, perdona que te lo diga así, pero yo estoy acostumbrado ya a estas cosas y esta tuya fue muy light para mí, pero Hell es recuperable, creo.

Entonces me retiraron la venda y ví sus pollas caídas. No me lo podía creer.

Hell se adelantó hasta mí y me acarició, pidiéndome disculpas.

  • Jo, y yo que pensaba que así os animaría.....que desastre. Con qué os pondríais de nuevo a tono?.

  • Miel, te dejo con Hell. No quiero contestar a esa pregunta.

  • Breo, yo os he metido en ésto. Deseo saber cómo se empinarían de nuevo vuestras vergas. Porque deseo que me folléis los dos a la vez.

  • Miel, yo sólo me pongo muy excitado cuando alguien es nueva para mí y cuando la someto a tormentos variados, pero no es el caso. Tú y Hell me importáis demasiado, para poder lograrlo.

  • Gracias Breo, por tu respuesta sincera. Hell, dile a tu amigo que me someta a su antojo, para que me pueda follar en tu compañía.

  • Breo, ya has escuchado a Miel. Es tuya, sométela a tu antojo o se perderá nuestra magia.

  • Amigos míos, lo haré más adelante, pero no hoy. Mi amigo Hell y mi amiga Miel, no pueden pagar las perversiones mentales de Breo. Así que aquí hemos terminado.

  • Breo, me dejas mamártela y ponerla en orden?.

  • Te dejaré que lo intentes Miel, la verdad es que me agradará totalmente, aunque no creo que sirva dado mi momento actual.

  • Breo, amigo mío. Usa lo que te gusta, Miel está ansiosa de padecer por que la folles.......verdad, Miel?.

  • Sí. Breo, si te anima torturarme o azotarme, lo acepto encantada, aunque lo pase mal, pero sí, deseo que pueda ser follada por los dos hoy.

  • Vale, me habéis convencido, pero no debería haber sucedido así. Bastará con una sesión de bullwhip. Con eso me animaré y me pondré como un búfalo.

  • Vale, acepto ser azotada así. Breo, puedo acompañarte a buscar el látigo?. Iré así, atada.

  • Sí, eso me placerá enormemente. Hell, espéranos aquí y prepárate algo de beber, vas a disfrutar con tu chica siendo azotada a lo grande.

Dejamos a Hell un poco perplejo, aunque no se le vio triste o abatido. Breo, me hacía caminar a paso vivo, dándome empellones en los hombros o palmadas en las nalgas. Unas cuantas veces, cogió mi pezón izquierdo y lo retorció hasta que me doblé por el dolor. Después nuevos manotazos en mis nalgas, para que sigiuiera caminando.

Yo, ya sabía lo que le gustaba a Breo. Mi juego lo había hundido.

El debía llevar la iniciativa de todo. Y me propuse conquistarle con el menor daño posible para mi cuerpo. Aunque deseaba sentir el dolor por las armas con las que convivía.

Aguanté el paso, cada vez más excitada hasta llegar al lugar en donde se guardaban los látigos.

Me miró a los ojos mientras me enseñaba un látigo largo. Me fijé en su longitud y vi florituras y siseos que hacía al agitarlo. Y asentí, bajando la mirada.

Eso pareció gustarle bastante, porque cerró el armario y regresamos con ese látigo largo. Durante el camino de regreso, me llevó con su mano sobre mi hombro derecho, portando el látigo con su mano izquierda.

Cuando Hell nos vio aparecer, se levantó y le ví animado de nuevo. Su polla se iba izando y supe que ya todo sería mejor, aunque quedaba soportar el tormento de semejante látigo. Pero por otra parte, estaba encantada de que así fuese. Deseaba sentir esas sensaciones, aunque fueran dolorosas. Y Breo, venía también muy animado, pues al mirar de reojo descubrí que su polla iba ya rígida.

Sonreí disimuladamente a Hell y pareció entenderlo todo. Y sonrió también, aunque enseguida comenzó a animar la sesión, con toqueteos en mis pezones y manotazos en mis tetas y en mis nalgas.

Me zafé de sus manotadas, cuantas veces pude y hasta jadeé y grité. Sabía que eso haría más divertida la velada para ellos y que Breo se iría creciendo y subiendo de ánimo. Cómo así parecía ser en efecto. Estaba sonriente, de buen humor y muy activo. Y Hell le secundaba, porque había entendido lo mismo que yo.

  • Hell, cómo te parece que la atemos?. Quizás en X, o quizás mejor del modo básico.

  • Breo, yo creo que sí es con miras a tener sexo después, mejor del modo básico, no te parece?.

  • Sí, tienes toda la razón. Es que me siento hiper excitado y todo, gracias a nuestra dulce Miel. La dejaremos los tobillos libres para ver sus reacciones.

  • Sí, quedará genial así. Además sin venda en los ojos y con mordaza abierta, para que pueda gritar, jadear y hasta sacar la lengua, sin el peligro de que se la muerda.

  • Hell, perfecta tu idea. Miel estás preparada?. Lo vas a pasar un poco mal, pero compensará el resultado.

  • Estoy preparada para cuando deseéis.

Les veía emocionados a los dos, aunque yo también lo estaba. Pero Breo, no parecía conforme del todo.

  • Hell, volveremos a la sala de los complementos. Ahora necesitamos una mordaza abierta. Pero puede que necesitemos algo más y tengamos que andar hasta allí y volver. Además esa sala está preparada para todo.

  • Tienes razón, Breo. A Miel no le molestará caminar de nuevo hacia ese lugar.

Asentí ante Breo, aunque no me preguntaban. Y caminé al lado de los dos, mientras Hell recogía los látigos y la venda.

Me gustaba verles desnudos y con sus pollas erguidas e imponentes. Qué ganas tenía de poseerlas en mi cuerpo. Me hubiese encantado mamárselas antes de la sesión, pero no me atreví a comentarlo, por no volver a influir negativamente.

Cuando estuvimos en la sala, Breo se dedicó a hacer descender la cadena que me sujetaría las muñecas, mientras Hell localizaba la mordaza requerida.

Yo me quedé palpando el látigo con el que mi iban a hacer saltar de sensaciones y dolor. La verdad es que era muy suave y elástico. El final terminaba en un cordón de medio metro de largo y terminado en un nudo triple. El cordón era muy áspero, aunque muy flexible.

Breo, me desenganchaba las manos del collarín, al tiempo que Hell llegaba con la mordaza metálica, para mantener mi boca abierta. Sólo pude verla un instante, pero sentí un algo dentro de mí muy voluptuoso y excitante.

  • Miel, cuando te la hayamos colocado, la iremos abriendo poco a poco, hasta que te sientas tensa. Rebajaremos la tensión y así podremos comenzar. Puedes gritar, jadear, llorar y retorcerte pero no nos detendremos hasta el final, queda claro?.

  • Sí, Breo, queda claro.

Breo me ajustó los aros de la mordaza, detras de mis dientes y la ató en mi nuca. Después fue moviendo una ruedecita que hizo que mi boca se abriese lentamente.

Intentaba mantener la calma e irme adaptando a aquella apertura manual. Cuando sentí mucha tensión se lo indiqué con un lamento. Breo bajó la tensión y me sentí mejor.

  • Muy bien, mordaza en su punto. Ahora esas muñequitas hacia arriba, pero una trás otra. Primero la derecha. Muy bien y ahora la izquierda. Perfecto. Hell, tensa la cadena hasta que Miel quede apoyada en los pies con sólo su parte anterior.

Estaba casi colgada. Expuesta y desnuda a mis verdugos. Me sentía un poco nerviosa, aunque al tiempo, muy excitada.

Miré hacia mis muñecas ya engarzadas y después abajo, pero sólo pude ver mis tetas y un poco de mi vientre. Sentía un suave sudor en todo mi cuerpo, que achaqué a mi excitación actual.

Observé que Breo cogía el bullwhip y que Hell sostenía en su mano derecha uno de los dos látigos cortos. Hell estaba frente a mí y Breo se colocó a mi espalda y bastante retirado, al que pude ver de reojo, girando un poco mi cabeza.

Volví mi cabeza y mirada a Hell, al tiempo que escuchaba un siseo. Y de repente, algo se me enroscó en el cuerpo. Y acto seguido tiró de mí, haciéndome girar una vuelta completa hasta quedar de nuevo de cara a Hell. Había visto mínimamente a Breo con el látigo tenso sobre mi cuerpo.

Noté el picor del latigazo, pero antes de que pudiese asimilarlo, una nueva serpiente se apoderaba de mis caderas y trás retirarse, sentí una punzada de dolor en las mismas.

Esta vez no había pivotado de las cadenas que me sustentaban, pero antes de asimilar este segundo azote, el látigo de Hell me alcanzó las tetas, aunque de forma suave, sin que pudiese evitar jadear.

Las descargas, no cesaban de producirse en la inmensa mayoría de las partes de mi cuerpo. Me picaban los latigazos de Breo, sobre todo en mis tetas y muslos. También en las nalgas, aunque ya estaban tan flageladas que sólo me provocaban frío y dolor.

Bailé interminables veces, sintiendo mi cuerpo como un extraño que me enviaba sensaciones, difíciles de asimilar por la cadencia y rapidez.

Hell, ya no me azotaba....o al menos yo ya no lo sentía. Me sentía desesperada y ya había comenzado a gritar y aullar, desde hacía unos cuantos minutos.

En mi mente, se dibujaba un torbellino giroscópico del que no sabía como salir.

Me sentía estenuada y abatida. Ya no tenía más fuerzas para seguir viviendo todo aquello como yo lo deseaba, pues el dolor y mi mente girando en mil mundos, me hacían hundirme en un pozo de lamentaciones y pérdidas de control.

Al final, me abandoné a mi mente....y dejé que mi cuerpo recibiera los azotes, sin que pudiese entender su significado. Mi cuerpo reaccionaba por los impulsos naturales y sólo sentía punzadas de dolor, picores extremos y escozores en zonas inimaginables.

Debieron detener aquel suplicio, cuando ya colgaba de mis pulseras, sin que reaccionase a latigazo alguno.

Desperté, mediante el éter que Breo colocó debajo de mi nariz.

Me erguí dolorida y Breo me azotó con el látigo corto, las tetas y los muslos, hasta que volví a caer en un semi trance.

Antes de desvanecerme, me colocó unas pinzas en los pezones y en el clítoris y me susurró al oído, que si me desvanecía, me metería una descarga, como la que me iba a dar.

Me avivé, para padecer una especie de acalambramiento frío y nervioso, que me hizo despejarme del todo y temblar de miedo.

  • Te has portado muy bien, Miel. Ahora a follar. Hell, quítala la mordaza y desátala. Tenemos aún mucha juerga por delante.

Me metió una pequeña descarga más, mientras era desatada y me sentí revivir, aunque sentía los efectos de aquella larga sesión de azotes asesinos.

  • Hell, comienzas tú. Fóllala en el culo hasta que se sienta de nuevo la dulce Miel que es y siempre ha sido. Cuando la vea dispuesta, la follaré en la boca, que me provoca un morbo especial.

Y sentí como Hell se posicionaba en mi ano y como empujaba, hasta que en una ralajación de mis músculos anales, penetró hasta el fondo.

Jadeé y me retorcí, pero al mismo tiempo me satisfació y le dejé sodomizarme, con enorme placer. Resoplaba en cada acometida, ante la viva presencia de Breo que no se perdía detalle de mis gestos.

Y cuando comencé a sentir el placer, Breo metió su polla dentro de mi boca, empujando mientras me sujetaba del pelo y así fui recibiendo estímulos diversos entre arcadas y palpitaciones.

Aún tenía mis pezones y clítoris pinzados y me daba pánico que Breo los activase.

Pero en cuanto se retiró de mi boca, para relevarse con Hell, que se retiraba lentamente de mí, sentí una descarga que me hizo gritar de dolor y miedo. Pero poco pude gritar, pues ya Hell entraba a saco en mi boca y Breo se apropiaba de mi ano.

Empujaban los dos con fuerza cuando una nueva descarga, me sacudió y mientras me retorcía sin poder hacer nada, ellos se descargaron de sus lechadas en mis orificios aniquilados.

Sentí un multiorgasmo que me hizo temblar entera, sintiendo mil mundos de placer unidos para mí. Y así me mantuve entre sacudidas nerviosas, hasta que ellos se retiraron y caí redonda sobre el suelo, sin apenas sentido de nada. Con mi boca chorreante de esperma y mi ano dolorido y pringoso.

No fui consciente de que sucedió después. Sólo recuerdo que cuando regresé a la vida, mi cuerpo no tenía la más mínima marca y que mi boca estaba fresca,

Pensé que me había muerto, pero al sentir el roce de los dedos de Hell, supe que aún seguía con ellos. O al menos con Hell.

  • Vamos despierta dormilona, que son casi las 12 del mediodía.

Sonreí a Hell y me atreví a darle un beso profundo y lleno de toda mi carga de amor.

Mientras estaba besando a Hell, había entrado Breo que se quedó en un segundo plano a mi espalda.

  • Vaya, observo que nuestra paciente ya se va recuperando.

Terminé mi beso con Hell y me giré para ver a Breo. Estaba sonriente y ante su sorpresa, me lance a él y le pegué mis labios a los suyos, besándole con lengua, que el correspondió pasados los primeros instantes de desconcierto.

Cuando nos separamos, le ví sonreir y también a Hell.

  • Breo, Hell........lo he soñado?.

  • No, Miel, no lo has soñado. Breo sabe de fórmulas secretas para aliviar y hasta curar heridas leves.

  • Así es, Miel. Una cosa es sufrirlo por nosotros y otra muy distinta verte marcada y enrojecida por nuestras depravaciones. Aunque haré que lo vivas........si lo deseas, claro.

  • Bueno, si es mi sino, que podría decir en un sentido u otro?.

Rieron los dos, mientras yo me abrazaba a ambos y les daba besos suaves y llenos de aprecio y amor.