Una vida morbosa (3)
. El problema de las mujeres es que hay pocas que tomen la iniciativa y sean dominantes en la cama, que es en el fondo lo que deseamos muchos hombres. Si lo hicieran, en vez de adoptar esas poses de doncellas desvalidas, nos dominarían y harían con nosotros lo que quisieran.
UNA VIDA MORBOSA 3
A partr de ese día esa fue casi mi rutina durante casi todo el curso, desde Noviembre hasta Junio, que es cuando terminó.
No voy a decir que me desagradara, todo lo contrario, al principio, me sentía forzado, pero luego me llegué a acostumbrar, y al final, tenía yo más ganas que él . Por el mediodía tenía que hacerle su mamada diaria, y que me calentara con sus toqueteos. Alguna vez, si estaba de buen humor, y yo se la chupaba con vicio y ganas, me hacía una paja él a mí, lo cual me llenaba de alegría y satisfacción.
Aclarar, antes que nada , que en esta relación y en las que siguieron nunca se dio la penetración anal. Ellos no eran gays, sino unos chicos jóvenes que a falta de mujeres se desahogaban pajeándose mutuamente. Yo tuvo éxito, porque era el único que mamaba pollas , y lo hacía con ganas. Mi pervertidor, J.M. Delgado, me había amaestrado bien. Una vez, me dio una orden: me dijo que después de la clase de gimnasia, en el vestuario, una vez desnudo, sacara mi polla y empezara a pajearme delante de todos hasta terminar corriéndome.
Así lo hice y la verdad que fue todo un espectáculo. El la tenía más grande que yo, pero yo no estoy nada mal ( actualmente alcanzo los 18cm)
En el momento que empecé todos se extrañaron, hasta que vieron que iba en serio y que me estaba masturbando delante de todos. Se quedaron todos jaleándome y comentando cosas como que debería estar caliente de ver tantos tíos y que no me podía reprimir. La verdad es que lo hice por cumplir las órdenes de quien se había convertido en mi dueño. Poco podía imaginar las consecuencias que tendría esa paja para mí, quedé marcado, y a partir de entonces como explicaré posteriormente, me convertí en un tragaleches para todo el que le apeteciera desahogarse
El estaba en un rincón, sonriendo cínicamente, sin que nadie supiera que era el causante de ese acto
Cuando nos vimos más tarde me dijo: " muy bien, putita, estoy orgulloso de ti, tienes premio ". Y empezó a pajearme furiosamente, con una fuerza y potencia descomunal. Si alguna vez os lo hacen así veréis que parece como si se te escaparan las fuerzas, y fueras a caerte por efecto del intenso pajeo.
Tuve que apoyar una mano en la pared y otra en el hombro de ( creo que puedo decirlo ) mi amado, al cabo de un rato de ese tratamiento me empecé a correr con una intensidad y placer como no había conocido ( una mano ajena no afloja el ritmo, pero la propia sí ).
"Te ha gustado, maricona? " me dijo "siiiiii" le contesté de una forma lánguida
" Pues ya sabes lo que tienes que hacer : trabaja y dame placer, putita, y no pares de mamar hasta que yo te lo ordene, aunque notes que ya me he corrido, la quiero limpia y reluciente"
Me arrodillé y empecé a "trabajar", le hice una mamada soberbia, me gustaba darle placer y sentirme que le pertenecía, porque aunque fuera un chulo, me había sabido tratar, darme placer y sobretodo darme lo que necesitaba sentirme una puta nadie ha conseguido hacerme sentir así, ningún otro hombre ni ninguna de las mujeres con las que he estado, como ya explicaré en otros relatos. El problema de las mujeres es que hay pocas que tomen la iniciativa y sean dominantes en la cama, que es en el fondo lo que deseamos muchos hombres. Si lo hicieran, en vez de adoptar esas poses de doncellas desvalidas, nos dominarían y harían con nosotros lo que quisieran. Sólo he conocido una mujer así : Encarna, pero ya hablaré de ella en su momento.
Aquella paja que me hizo mi macho y la posterior mamada que le realicé fue el principio del fin, a partir de ese momento empezó a pasar de mí , y a espaciar nuestros encuentros. Al final era yo el que le pedía por favor que me dejara mamársela, a cambio de nada, de sentir se placer y su leche invadir mi boca. Un poco antes de acabar el curso me dijo que me olvidara de él, que ya había conseguido lo que quería y que no tenía nada que ofrecerle ahora; me sentí roto, pasé unas vacaciones infernales, esperando volver a verle y que volviera a dejar que le hiciera una buena mamada, pero cuando volvimos a clase , me enteré que había dejado el colegio sin decir a donde iba. De todas maneras, al cabo de los años volvió otra vez a mi vida, volviendo a afectarla profundamente.
CONTINUARA