Una vida fuera de lo común... 2ª parte

Uno de los más alucinantes episodios de mi vida sexual fue cuando mi Madre nos enseñó a mi hermana y a mí como se debe de follar e incluso hicimos un Trío Sexual en casa de manera espontánea. Yo ya me follaba a mi hermana hacía tiempo y con el los años lo he vuelto a revivir con sus hijas...

DE LOS 4 HIJOS DE MI HERMANA…AL MENOS 2 SON MÍOS. Yo me casé años después que mi hermana lo hiciera preñada, de nuestro nunca confesado primer hijo… el segundo se lo encargué en unas vacaciones en el camping donde solemos ir con frecuencia…y tampoco me ha confirmado la paternidad. El caso es que tras diez años de matrimonio con Lucía y un hijo en común, me divorcié. Cuando independicé me liberé del jugo marital, planteándome la vida un poco mejor… compré un piso de soltero cerca de la casa paterna, en esta solemos confluir la familia con bastante frecuencia… mis sobrinas y mi hermana. Aquella tarde me encontré con Elena, la menor de mis sobrinas. Me quedé fijando en lo hermosa que se había desarrollado… Ese culito tan precioso y perfecto que tiene me recuerda tanto al que tenía su madre a los 18 años que me trae muy buenos recuerdos de antaño. Por entonces ya me follaba a mi hermana, antes que pasara uno de los más alucinantes episodios de mi vida sexual... Cuando mi Madre nos Enseñó a mi Hermana y a mí Como se debe de Follar e Incluso Hicimos Un Trío Sexual En Casa… Aquella tarde estábamos eufóricos y mi madre nos pilló…en vez de sorprenderse, empezó a dar consejos de cómo han de darse placer un hombre y una mujer. Era su forma de educarnos sexualmente… y una buena educación debe ir acompañada de unas mejores prácticas. ¡Mi madre siempre ha sido y es alucinante! Es lo que se dice una madre marchosa, de las que no paran quieta y sigue el lema de “A vivir, que son dos días”. Viste buena ropa moderna, va a la peluquería con frecuencia, y los fines de semana, sale con las amigas a lugares “de marcha” para gente de su edad o más jóvenes, en especial con su amiga Carmina, quien me tiene bastante interesado. En la ciudad, hay algunas discotecas para gente madurita, y mi madre con su grupo de follamigas eran bien conocida en todas las salas.

Volviendo a mi juventud, en casa, alguna vez me pilló ojeando alguna revista “porno”, ella ya sabía que las tenía al limpiar mi habitación, así que si se presentaba la ocasión encontrándome mientras me la pelaba en vez de estudiar… sin ningún problema y con toda naturalidad se sentaba a mi lado para echarle una ojeada conmigo, entonces no existía Internet y aquellas revistas se conseguían con dificultad, de ahí que mi madre me las respetara. Pegada a mí iba señalando a alguna de las tías buenas que salían, diciéndome… “Mira, este cuerpo… así lo tenía yo”, o comentarios como… “Quien pillara a un machote con una “tranca” como el de esta foto”. Yo me partía de risa al oírla. Al cabo del rato me dejaba solo… “Bueno hijo una paja y a estudiar…” Evidentemente hacía caso a mi Santa Madre. También a veces me paseaba en slip por casa y nos cruzamos, echado mano a mi paquete, diciéndome… “¡Buena dinamita hay aquí! Qué bien te he criado y lo grande que te has puesto hijo...” Desde los doce años quería follármela, pero eso no ocurrió hasta años después cuando sucedió el episodio de la escalera…, el día que demostró lo caliente que es mi madre.

Ahora que te he puesto en antecedentes de cómo es un poco lo que ocurría por entonces, te contaré lo que me ocurrió unos de esos fines de semana que nos quedábamos solos mi hermana y yo… Mi padre se solía ir a una casita de campo que tenemos en la sierra con sus amigos de caza a pasar todo el fin de semana de cacería al coto, a lo que no solemos ir mi madre, mi hermana ni yo. Preferimos salir con nuestros respectivos amigos en vez de ir al campo. A veces, me metía en la habitación de mi hermana, o ella en la mía, y nos pasábamos las horas jugando a juegos de mesa, cartas, parchís u oyendo los cotilleos sobre las amigas de mi hermana. Mi madre no solía llegar demasiado tarde y cuando duerme, no se entera de nada. Su habitación está alejada de la de mi hermana y la mía, por eso muchas veces nos encerrábamos durante horas y cuando nos aburríamos de todo solo nos quedaba una última salida… ¡Echamos un polvo! Mi madre ni se enteraba de lo que sus pervertidos hijos hacían. Y lo mejor o peor según se mire, es que mi hermana no ponía objeción a que folláramos a pelo… ella no se atrevía a ir a una farmacia a comprar condones y a mí también me daba un poco de vergüenza, así que solíamos practicar la marcha atrás con bastante frecuencia, unido a que a pelo da mucho más gusto al rozar mi capullo con las paredes internas tan apretada que tenía mi hermana. No obstante, esa tarde salimos a por condones, nos paramos frente a la farmacia pero no nos decidimos y finalmente volvimos a casa sin nada y con las ganas de follar por todo lo alto… estaba muy excitado con los huevos a punto de reventar, me dolían bastante. Aconsejé a mi hermana que nos volviéramos a casa.

He de decir que la nena era un bomboncito de niña y aún lo sigue siendo a sus casi 40 años con un cuerpo lleno de apretadas curvas… Y yo con casi 18 años por entonces le parecía un chico muy atractivo, hacía deporte, ligaba con bastantes chicas y a algunas me las follaba en casa, eso lo sabía mi hermana y también mi madre. Por aquellos momentos no tenía novia, ella vio la oportunidad y fue cuando Laura se me declaró. Yo comencé a verla de otra manera, más como mujer…pasábamos juntos más tiempo… estudiando, jugando y follando, y no precisamente en ese mismo orden siempre. Ya en el ascensor la había ido metiendo mano por debajo de la falda, nos morreamos y hasta le saqué las bragas para comerle el coño desde el culito y lamer su botoncito cerrado aún virgen… llegamos a nuestro piso, cuando entramos en casa, yo ya tenía sus braguitas en la mano oliendo muy rico a su coñito. Para todos los padres puede llegar a ser una pesadilla imaginar que sus hijos acaban todos los días haciendo incesto por el morbo de follar a pelo sabiendo que los pueden pillar, dos locos saciando la premura que se tiene en la adolescencia. En mi caso se me apareció la “Virgen” en forma de mi virginal hermana cuando acabé con mi última novia. Un día viéndome cabizbajo me confesó, para animarme, que estaba enamorada de mí y por eso no le importaba complacerme en todo, yo llevaba varios días sin follar, y ella sin pena alguna me dijo…

— Sé que no tienes novia desde hace más de una semana… ¡Si quieres que te alivie…! Me quedé un poco parado sin saber qué hacer, sin embargo ella me bajó los pantalones y me empezó a lamer la polla.

La dejé hacer… en aquella ocasión le dije… — ¡Una una simple mamada está bien Laura!

Me la chupó con calma durante varios minutos hasta que acabé corriéndome en su boca, con algunos chorretones en la cara e incluso en sus tetas. Por lo visto lo había aprendido de ver mis revistas cuando yo no estaba en casa. Esa tarde tenía tal calentón que me tenía que follar a mi hermana sin más dilación. Di por hecho que a esa hora mi madre estaría ya en el tercer sueño y ni me paré a comprobarlo. Así, me llevé a Laura a mi habitación, y en menos de un minuto estábamos en mi cama los dos desnudos de cintura para abajo, metiéndonos mano y dándonos la paliza. Después de un rato de besos con caricias, intercambios de fluidos con nuestras lenguas luchando en un beso francés lujurioso, lametones con todo su cuerpo… cuello, tetas, pubis y coñito…, Laura, me había sentado en el borde de la cama arrodillándose delante de mí. Comenzó a lamerme la punta de la polla con sumisión absoluta a mi falo, lo rodeaba y lengüeteaba mi orificio dándose golpecitos en la lengua con el glande. Yo estaba concentrado en el placer que me provocaba, gimiendo levemente de la gozada de tener a mi hermanita entregada a mi regocijo, de tanto gusto giraba la cabeza a un lado y a otro, disfrutando lo bien que la nena estaba aprendiendo conmigo. Al volverla hacia la puerta, me la encontré entreabierta. La cara sonriente de mi madre aparecía por la abertura. La abrió del todo, soltando una sonrisilla…

— ¡Ay, picarones, como os lo pasáis de bien! Esto es lo que hacéis en vez de estudiar.

Laura dio un brinco e hizo un gesto de taparse. Yo estaba paralizado, con los ojos muy abiertos, viendo como mi madre se acercaba a nosotros diciéndonos lo pervertidos que éramos en tono sarcástico. Estaba vestida con un camisón de ir por casa que le tapaba por debajo del culo, con lo que deduje que ese día había pensado retrasar su salida de casa con sus amigas. Se acercó a Laura y le dijo…

— Preciosa, a los hombres les encanta que le chupen la polla, pero hay que hacerlo con arte. Observa cómo lo hace la mami ¡Una buena polla dura es una bendición para una mujer…!

Cuando me quise dar cuenta, mamá había ocupado el lugar de Laura y agarrando la base de mi polla con una mano, se introdujo el resto en la boca. Laura y yo nos miramos. Estábamos mudos. Laura sentada en una silla junto a mi cama y yo, recibiendo una mamada de mi madre enseñándole a su hija pequeña como hacerlo. Mis ojos abiertos, se empezaron a entrecerrar al notar las caricias que recibía en mi glande de la lengua de mi madre… "¡Síííií…!" Me escuché decir. Al cabo de unos segundos de indescriptible placer, mi madre, sonriente y con cara de vicio, se volvió nuevamente a su hija para decirle…

— Otra cosa que les encanta es esto… las tetas y los coños depilados les vuelven locos…

Se desquitó el camisón, y ante mis ojos aparecieron sus grandes tetas con las que nos dio de mamar a los dos. Se desembarazó del sujetador y sus tetas se mostraron en todo su esplendor, con unas oscuras y grandes aureolas y largos y puntiagudos pezones. Nada que ver con las dos “manzanas” firmes y macizas de Laura, pero tanto o más excitantes. Ahí teníamos a una madre tetona la mar de deliciosa y el cabronazo de su hijo, la comencé a usarla como un juguete sexual, pero era normal joder… mi madre estaba buenísima y se dejaba hacer ¡Pues ya está todo dicho! Cualquiera en mi lugar haría lo mismo con esa madre para follarla, con esas tetas enormes y su buen culo… sobretodo porque estaba predispuesta a ser follada como una perra.

Pienso que una mujer pasados los 25 siempre está dispuesta a que la folle el macho, máxime si es tan caliente como mi madre con el coño ardiente y mojado preparado para darle guerra… Se cogió una ubre con cada mano y los colocó envolviendo mi polla.

Esto es una cubana, chata, y les encanta a los machos, Dijo mi madre dirigiéndose a Laura a la vez que empezaba a pajearme con sus tetas. Recuerda que no era la primera que me hacía, pero si en exhibición.

El placer era inmenso. La punta de mi polla rezumaba líquido pre-seminal que resbalaba hasta las tetas de mamá, que movía arriba y abajo, arriba y abajo. Al cabo de un rato dirigiéndose de nuevo a la pequeña Laura… Pero, como no”, dijo mi madre levantándose. Lo que más les gusta de todo sin lugar a dudas es…, añadió, levantándose del suelo y bajándose las bragas… ¡ES FOLLAR! Y a Sancho le encanta a pelo.

Me empujó dejándome tendido en la cama, se puso sobre mí bajando poco a poco en cuclillas guiando el cipote en su gran raja…y se metió mi polla en su coño, comenzando a cabalgar, siempre sonriendo mirando a su hija para que viera como su coño se tragaba la polla de su hermano… Así mi niño, fóllate a tu querida mami… que vea tu hermana como se traga mi coño tu gorda verga…

Volví la cabeza hacia donde estaba Laura. La encontré con los ojos muy abiertos centrada en como el coño de mamá se embutía mi tranca, al tiempo que se acariciaba una tetita, mientras que dos dedos se perdían dentro de su coño, masturbándose con fruición. Al cabo de un rato de tener a mi madre subiendo y bajando sobre mí cabalgando como una amazona, con sus potentes pechos agitándose arriba y abajo... por entonces ella tenía 37 años con buena compostura física. No tardé mucho en llegar al orgasmo. La excitación previa con mi hermana y el morbo de estar follando con mi madre delante de Laura, no pude contenerme por mucho tiempo… sentí que me iba a correr y así lo dije… Mi madre poco caso me hizo y no se salió de mí…

Un buen semental debe cubrir a sus hembras… No tengas miedo de correrte dentro de mamá.

Pensé que querría recibir mi semen en cuerpo, pero no esperaba que me dijera que deseaba mi leche en su útero. Cuando acabé con cinco o seis chorro de lefa en el fondo de su vagina me dijo… ¡Ponte de pie! Así lo hice. Laura, ven conmigo, Le dijo a su hija. Las dos se pusieron de rodillas delante de mí. Mi madre empezó a menearme la polla… — Tu hermano es muy macho y no es suficiente con una sola corrida… tiene leche para rociarnos enteras a las dos.

Tras un par de minutos pajeando, mamando y chupándome los huevos por ambas, me volvió el segundo orgasmo, que es como una segunda parte de la gran corrida…, es algo raro que solo conozco me pasa a mí. Así que de pronto estallé lanzando chorros de leche caliente sobre mi madre, me movió la polla de forma que el semen cayó sobre su cara y la de Laura también. Al terminar, vi como mi madre se relamía mi semen y su hija la imitó, no fue una corrida tan copiosa como la que se llevó mamá en su coño pero no estuvo mal. Se puso de pie y dirigiéndose a Laura le dijo…

Cariño, ya sabes qué puedes hacer para tener a tu hermano contento, le dio un beso, me dio otro a mí y se retiró riéndose a su habitación. —Y os tendré que comprar varias cajas de condones, no vaya a ser que este semental que deje preñada cualquier día de estos.

Laura y yo, alucinados, acabamos riéndonos también. No he vuelto a follar con mi madre delante de Laura, pero cuando me quedaba a solas con ella, a veces “me la ligo” y acabo consiguiendo que me la chupe, me haga una paja o incluso sea yo el que le haga lo propio en su gran coño, el mismo por donde me parió… y acabamos follando las más de las veces. He de resolver que los coños de entre los doce a los veinte años están riquísimos, pero los de treinta y cuarenta son lo más, si es el de tu propia madre… jugoso, caliente y cariñoso con ganas de jugar y de tragar todo lo suministrable, aún más. Desde siempre mi madre me ponía caliente y ya ni me molestaba en ocultarlo. Nada más llegar a casa iba a buscarla y allí estaba la mujer, al verla intento abrazarla como haría cualquier otro hijo, sin embargo yo me fijo más en sus tetas que en otra cosa. Tras decirle lo caliente que estoy mi madre sonríe, no era la primera vez que follamos incestuosamente, y esta no iba a ser una excepción. Comenzamos a besarnos como si de dos amantes se tratase, y al poco nos estamos desnudando de cintura para abajo. Al final es precisamente la vieja la que busca con ganas la polla de su hijo, la cual se la metió en la boca sin pudor. Fue una buena mamada, bastante larga, y tras dejarlo le hago un cunnilingus a la madura. Tras el sexo oral mutuo ambos acabamos follando en la cocina. Relaja y da mucho placer después de una mañana de clase, penetrar su gordo y aterciopelado coño mientras ella disfruta como una PUTA. Al final me corro dentro del coño agarrándola de sus nalgas. A mi madre no logré preñarla, pero a mi hermana sí lo conseguí pasados sus 19 años, aun teniendo novio y actual marido....

PASARÍAN MÁS DE DIEZ AÑOS CASADO CON LUCÍA que no tuve más que algunos contactos esporádicos con las féminas de mi familia y uno fue el verano que mi sobrina mayor necesitaba clases de matemáticas para entrar con buen pie en la Universidad… Hacía tiempo que me había fijado en lo desarrollada que estaba mi sobrina Jésica. La he visto crecer, la he visto hacerse mujer, y ahora a sus 18 años compartía sus confidencias sobre sus primeros escarceos amorosos conmigo… pero no pude evitar la excitación que me producen sus formas de mujer, sus pechos, sus movimientos, sus palabras… Por su parte siempre parecían inocentes, hasta que un día me día cuenta que éstos y sus miradas se había convertido en algo más que un simple coqueteo… sabedora del poder que posee de excitar a un hombre… y disfrutar con ello. Aquel día de verano no dimos clases particulares de matemáticas, sino que fuimos a un hotelito de la playa que visité en muchas ocasiones con mi esposa y ahora con mis follamigas. Entonces viajamos solos. Hacía tiempo que no venía, y nos encontramos con la sorpresa que la tormenta del día anterior había revuelto la arena y el mar estaba enturbiado. Al llegar a la habitación de matrimonio, Jésica fue quien señaló nada más entrar…

— Hay dos camas Sancho… podemos dormir aquí mejor si las juntamos…

— ¿No te importa?

— Para nada.

La verdad es que estaba encantado de poder compartir el mismo espacio con ella. Quizás podía ver cómo se desnudaba… Después de ver la película de la tele, nos fuimos a acostar. La habitación era pequeña, con dos camas separadas. Hacía un calor horroroso

–Voy a ducharme, dijo Jésica. — Estoy muerta de cansancio

Mientras estaba en el baño, me desnude menos los calzoncillos… Me notaba nervioso. La tenía tan cerca… ahora estaría desnuda en la ducha… Notaba el inicio de una erección… Cuando volvió estaba envuelta en una toalla, que marcaba claramente sus pezones resueltos como ojivas de misil. Disimulé leyendo un libro, aunque casi no podía separar los ojos de ella. Mi vista permanecía clavada en su figura, mientras mi erección crecía por momentos. Notaba el fuerte golpeteo mi corazón

– Mírame… voy a ponerme solo un top, dijo, mientras se sentaba en el borde de su cama

– Si claro… y así lo hice pero mirando justo enfrente al gran espejo de la cómoda.

– ¿No te gusta lo que ves ahora? ¿Eh? sin darse cuenta del espejo Jésica se soltó la toalla dejando su figura desnuda, con unas fabulosas tetas que oscilaron levemente al moverse. Se colocó el top quedando en bragas diminutas. Me di cuenta de cómo sus tetitas se movían trémulas y oscilantes, como exquisitos flanes, bajo la tela

— Voy a dejar la toalla en el baño…

Cuando pasó junto a mí la cogí por la cintura y la senté a mi lado

– Cuéntame cosas de tus ligues… dije sonriendo, tratando de dar un aspecto confidencial a mis palabras

– Ehh… déjame… dijo con un leve acento de coqueteo.

Aunque se revolvió un poco, no hizo un intento serio de apartarse. Puse mi brazo alrededor de sus hombros, mientras me puso morritos como para comérselos. Entonces le hice cosquillas en un costado, mientras se retorcía

– ¿Qué haces?… suéltame… decía riendo con malicia

Mi erección crecía por momentos, sobresaliendo bajo el bóxer, entonces se dio cuenta de ello. Sus ojos se fijaron en mi abultamiento, y con una reacción de alarma, trató de zafase de mi abrazo

— ¿Qué te pasa? … Quita… déjame… Mi voz tembló

— No pasa nada… es que me he puesto algo nervioso… pero no solté mi abrazo de ella

Jésica trató de apartarse mientras miraba mi erección, no sé si con miedo o con asombro.

– No me lo puedo creer… ¡Te has empalmado! Acaso quieres follarme ¡Soy tu sobrina!

– Es un momento… ya sabes… es que estabas muy sexy…

– ¡Déjame! Eres mi tío… ¡estás empalmado! … anda déjame… parecía estar alarmada.

Era la primera vez que me veía con una erección, y seguramente también notó el brillo de mis ojos, y la ansiedad de mis movimientos… Cruzó los brazos sobre el pecho, tratando de mantener cerrado su cuerpo, pero yo no podía apartar la mirada de ellos, sin preocuparme ya de cómo mi erección crecía por momentos como un inmenso poste apuntado hacia ella bajo la tela del bóxer. Quería tocar sus tetas, quería gozar de su cuerpo… Sin hacer caso de sus intentos de librarse, la mantuve fuertemente asida, mientras mi mano cogía una de las suyas y trataba de apartarla de sus tetas. Ella se retorció, tumbándose de lado en la cama.

– Por favor… déjame… por favor…. no sigas… por favor… dijo en voz baja, intentando librarse de mi abrazo mientras encogía su cuerpo.

Me tumbé sobre ella y simulé unas cosquillas, aunque realmente le estaba tocando una teta. Sentí cómo una descarga eléctrica al notar la elasticidad firme del pecho, y la protuberancia de su pezón… Me tumbé junto a ella y me apreté a su cuerpo.

–Jésica… eres maravillosa…

La giré sobre su espalda y, con manos temblorosas comencé a meter mis manos bajo su top acariciando sus tetitas.

– ¿Qué…qué haces?… ¿Qué estás haciendo Sancho…? Decía nerviosa

Uno tras otro de mis sobos sus esfuerzos de oposición cedieron… Le cogí las manos y alzándolas, las apreté sobre el lecho. Despacio me deslicé sobre ella, apretando mi polla sobre su vientre, mientras mantenía la vista fija en la tela del topo que marcaba la morbidez de sus pezones duro y erectos…

– No…no… quítate de encima… no sigas… no quiero que sigas!!!

Mientras seguía presionando mi miembro sobre ella, abrí su top y dejé los pechos al descubierto. ¡Dios, qué maravilla! Se movían agitadamente con su respiración. Los pezones, coronando la redondez de sus mamas, estaban tiesos como imaginé… Avancé mi mano y le toqué un pezón suavemente, moviendo mis dedos en círculos alrededor del mismo.

– No…no…para… no sigas… no…

Sin dejar de acariciarlos, comencé a estrujarlos con suavidad, y noté que se ponían más rígidos. Mientras, mantuve la presión de mi polla sobre su bajo vientre…

– No puedes hacer esto… No puedes hacerme esto… decía intentando librarse de mí sin mucha convicción.

–Eres tan maravillosa… estás buenísima Jésica… Dios, ¡qué buena estás! Y lo mejor es que lo sabes y sabes a qué hemos venido aquí… Es lo único que podía decir, mientras me bajaba los calzoncillos.

— Por favor… no…no… tito ¡No me digas que me quieres follar! No pensaba que lo haríamos…

Mi polla apareció libre y rígida. Su mirada quedó fija en ella, mientras contemplaba sus movimientos oscilantes que delataban mi ansiedad sexual por poseerla.

— Por favor…no… tápate…tápate… Me estas asustando… ¡Oh, Dios mío es muy grande! Yo no pensaba que… La tienes muy gorda y yo tengo un coñito muy estrecho ¡Me vas a partir si me follas!

Seguí acariciándola los pezones con suavidad… sin hacerla daño… notando cómo se excitaba con ello

Cariño… solo quiero tocarte… no te voy a hacer nada de daño…. solo quiero tocarte y que disfrutes con tu tío favorito… dije suavemente, comenzando a frotar despacio mi polla sobre su cuerpo…

— No quiero…no quiero… Me gusta esto pero no debíamos hacerlo… por favor, por favor Sancho no me folles…

Tenía que tranquilizarla.

– Solo quiero tocarte… solo acariciarte y que goces de mis manos… me vuelves loco… la besé con pasión en el cuello, y luego comencé a chuparle un pezón, notando su rigidez en mi boca.

–Ohhh…no…no lo hagas…. Nooo.

Con la experiencia de hombre maduro, deslizaba mi lengua sobre el pezón, acaricié la elástica carne de sus pechos, froté mi polla en su sexo…

— Ohhh… no…no…

Ahora su voz había cambiado, su lucha había cesado y relajaba su cuerpo. Seguí disfrutando de su maravilloso cuerpo desnudo, chupando los pezones, amasándole las tetas desafiantes a la fuerza de la gravedad. Sin saber cómo, en la locura de mi pasión cogí mi polla tiesa se la acerqué a su cara, Jésica la contempló fijamente con la boca entreabierta

–Eso no… Nunca lo he hecho… no creo que  me guste tío… y la apartó unos centímetros de su boca mientras sujetaba mi verga.

Despacio, pero con insistencia, ella comenzó a mover rítmicamente su mano sobre mi polla, con suavidad, desplazando toda la piel del prepucio hacia abajo y volviendo a subir, con un ritmo creciente… Me quedé quieto notando mis espasmos de placer ¡Dios, me estaba masturbando maravillosamente! ¡Me estaba haciendo una paja mientras le chupaba sus pezones!!

–Ohhh… me gusta tío, Sí me gusta así suave… sigue… sigue…

– ¿Así? ¿Te gusta así? ¿Te la estoy haciendo bien verdad? Dijo con la voz temblorosa

– Si sigue… sigue… ¡Joder!… ¡qué bueno!… ¡qué bueno!… sigue.

Ella siguió masturbándome con fuertes empujes, pero, a la vez, noté cómo movía las caderas e intentaba aproximar su pelvis hacia mi erección. Luego, ansiosamente me bajó la polla hacia su conejito hambriento… se abrió las piernas, y comenzó a golpear suavemente la punta de mi polla tiesa con la venas hinchadas sobre su clítoris. Era la sensación más excitante que podía notar…

– ¿Quieres hacerlo…? ¿Quieres follemos como dos condenados…?

Su mirada se clavó en mis ojos con extraña ansiedad. Sin responderme contestó afirmativamente con un suspiro, me coloqué sobre ella al mismo tiempo que se abrió de piernas dejándose follar imposible de resistirse a sus instintos de hembra en celo perpetuo… la iba a follar por primera vez, a pelo y sin hacer prisioneros. Entonces Jésica reaccionó tomando la iniciativa, dirigió mi polla hacia su coñito, sin detener el loco ritmo que mantenía sobre el rígido tallo tieso subiendo bajando el prepucio en una paja demencial.

– ¡Fóllame!… ¡Fóllame entera Papi! ¡Métemela mientras te quede troco que embutir en mi coño…! Verás lo tragón que pude ser la vagina de tu sobrinita. Noté la humedad de su entrada, y cómo apretaba su coño hacia la punta de mi polla, no queriendo dejarme entrar. –Métemela… métemela ahora…métemela entera…. Métemela y  hazme tuya… ¡Márcame como tu putita! Igual que hizo mi padre… susurró

Me froté varias veces sobre ella, y apretando mi balano sobre sus labios, con una presión sostenida se introdujo dilatando su vagina y partiendo sus labios vaginales. Ya dentro de ella notaba cómo se abrían sus paredes para recibirme, arropando mi tronco con ellas en la presión justa y la intensa calidez húmeda de su interior. Uaaa…uaaaa….uaaaa… gimió retorciéndose de placer, mientras volvía la cabeza hacia atrás dejando la boca entreabierta Comencé a moverme, primero despacio, luego más rápido, con más fuerza con un ritmo loco, empitonándola cada vez más hondo

–Toma nena…toma toda la polla de tu tío…. ¡Uuaa…uaaa…! ¿Te gusta…? ¿Te gusta así putita…? Dije mientras mantenía mi ritmo cada vez con mayor fuerza. Jésica apretó sus muslos alrededor de mi cintura y movió rítmicamente la pelvis contra mí buscando mayor profundidad en las acometidas.

–Me gusta tío… tienes una polla muy dura. No puedes parar…no debes parar de follarme así de fuerte ¡Joder que buena follada me estás dando Sancho! …más…más… más…. uaaa… uaaa.

Ella mantenía un ritmo alocado, ajustándose a mis empaladas, apretando con más fuerza con cada una, estrujándome la polla en su interior, casi ordeñándome… – Oh…ouaa….ouaaa Decía mientras mantenía los ojos cerrados, apretando sus brazos en mi espalda. Mantuve mi ritmo con fuerza, mientras notaba cómo me aproximaba al orgasmo. Ella se retorcía con locura, envolviéndome con sus piernas.

– Mas…. uaa……dame más polla…..uaaaaa… así… ¡Como la siento en mi barriga! Yo ahondaba toda una vez y otra golpeando con mis huevos en su coño.

–Toma nena…toma putita mía… ¡Oh Dios! Voy a correrme Jésica… voy a correrme Ya ¡Aahhh…¡¡aaggg! Grité mientras con mi último empuje descargué todo mi semen en su interior, manteniéndome fuertemente apretado dentro de ella.

— UAAAAAA ¡Joder tío que lechazo! Nunca había sentido golpear un chorro de leche en mi coño ¡Uuaaaaa! Gimió prolongadamente mientras una oleada de espasmos cubrió todo su cuerpo que se apretaba contra el mío con fuertes convulsiones, al tiempo que no paraba de eyacular en su más profundo útero.

Aquella sensación de llenar a mi sobrina no tenía parangón con las corridas internas que mantenía con las putas de turno, solo era comparable a cuando me follé por primera vez a su madre, mi hermana Laura, y cuando lo  hice con mi madre aquella primera vez en la cocina de casa. Solo aquellas primeras veces desovando dentro de esos coños familiares se podría decir que han sido clímax de la fornicación en mi vida. Después de aquel primer encuentro no paramos de follar juntos, lo que nos quedó de verano… Clases particulares y polvos mágicos. Entre ardores con Jésica me sentía un poco celoso, porque ella se lo montaba con más de uno, aparte de su padre cuando realizaba algunos viajes cortos en el camión. Sin embargo más me gustaría fueras mía, le confesé… usarte a mi placer dándote verga en ese coñito tan enjuto que tienes. Saber que eres tan PUTA con todos esos sementales me pone a mil al querer sentir tu cuerpo y comerte enterita, con eso ya me podría morir después de haber logrado algo grande en esta vida. Saborear tu coñito de miel y néctar libándolo como una abeja tu clítoris o lamerlo como un perro para dejarlo bien mojado, con la lubricación perfecta para follarte metiéndote la verga aporreando mis huevos en tu coño, mientras me como los sabrosos pezones de tus tetas… tu boca, tu lengua y tu cuello sin dejar de perforar tu útero una y otra vez.  No te imaginas como me tienes las pelotas de duras y condolidas solo de pensar que te pudiera tener a diario, que fueras mi PUTA SALVAJE…, una buena perra a la que follar cuando llego estresado del trabajo y una mejor amante morbosa predispuesta sumisamente para su macho... en mí tendrás para siempre a un BUEN CABRÓN SEMENTAL para darte lefa todos los días en tu coño y en tu boquita de pecadora, sin olvidarme de tu culito. Así es, tampoco dejaría tu culo sin empalar, sé que te encanta que te den por el culo y por eso no iba a esquivar darte el gusto de una buena porculada profunda arreciando tan duro como seas capaz de soportar metiéndotela hasta los mismos huevos incesantemente hasta llenarte de leche.

Continué diciéndole lo correcto que fue que se follase a su padre y lo siga haciendo… “Estarás de acuerdo que no podemos desperdiciar nuestra sexualidad y los años buenos en los que nos apetece tanto follar, en tu caso puedes usar a más de una recibiendo verga a tu entera disposición para darte jodienda sin parar ¡Debe ser una gozada yacer contigo como hembra tan deseada! Y tener el coño a todas horas satisfecho y colmado siendo el receptáculo donde desembocan las riadas de leche que producen los huevos de esos machos a los que tanto placer debes dar con esa hermosura de cuerpo y máxime siendo este es tu progenitor. Con lo guapa que eres y el cuerpazo que gastas, no me extraña en absoluto que apetezcas tanto al hombre de la familia que tienes tan cerca, que empezó a follarte tan chica porque tu cuerpo pide que te deje bien preñada con la panza más grande del mundo… una panza que sería enorme. Le pusiste la miel en los labios a tu padre y ya no te dejó el muy cabrón, marcándote como su hembra a base de pollazos hasta que te preñe, que es lo que debe hacer un buen macho con una hembra de tu categoría. Yo tampoco lo hubiese dudado, porque hay mujeres como tú nacidas para no parar de follarlas a diario y preñarlas, más sabiendo que eres como me gustan las mujeres… calientes, guapas, hermosas y sumisas al macho que le da jodienda sin parar hasta hacerla reventar de gusto. Ahora he comprobado que es una gozada meterla en tu coño hasta la base pegando las pelotas a tu vulva y hacerte gritar gozando con cada empellón… ponerte a cuatro patas y follarte hasta dejarte bien preñada como una perra”.

Después de aquel verano de hace cuatro años, no he vuelto a tener un afer tan íntimo con Jésica, pero eso poco importó porque tengo a mi madre y a mi gran descubrimiento de hace unos meses, Elena la hija pequeña de mi hermana Laura. Con ella se desató mi locura por las niñas que están en edad de merecer redescubriendo su gran poder a través de su sexualidad…

CONTINUARÁ...