Una + una = TRES (II)
48 horas excitantes y locas, donde participo en una relación filial excitante y sin apenas descansar, en un reencuentro del que todavía no puedo dar crédito. FILIAL, TRIO, INFIDELIDAD CONSENTIDA
Durante este tiempo de pandemia me he encontrado con un antiguo profesor, que además me consiguió mi primer trabajo en una empresa de su familia, un trabajo que me catapultó hasta donde estoy ahora, por lo que le estaba muy agradecido. Después de dejar ese trabajo, perdí el contacto con él hasta que casualmente nos volvimos a reencontrar. Ese primer encuentro fue casual, no me cabe duda, los que sospechaba que no eran casuales fueron los siguientes y un día me decidí a tener una charla con él, por eso cuando me lo encontré le expresé mi deseo de que comiéramos un día juntos, aceptó de inmediato y quedamos para el día siguiente. Antes de contar lo que sucedió en la comida diré como es el profesor, Juan 48 años, ligera melena, pelo canoso, siempre bien vestido, físicamente normal y 1.75 de estatura. Juan siempre había mostrado una gran personalidad y era el profesor más respetado, bastante serio y no daba confianzas. Ya tenía pensado cómo iniciar la conversación si veía que él no tomaba la iniciativa, mi sospecha era que quería enchufar a alguien en mi trabajo y con lo estricto que era no sabía cómo hacerlo y si era eso quería darle todo tipo de facilidades. Ya estábamos en la comida y llevábamos un rato hablando de todo y de nada, era el momento de reconducir la comida.
--- Juan sabes que te tengo en alta estima, que has sido el profesor que más respeto y que te agradezco la confianza que demostraste en mí y lo que me ayudaste. Por eso quiero ser sincero contigo, llevo días pensando qué quieres decirme o pedirme algo y quiero que sepas que si es así, puedes abiertamente decirme o pedirme lo que quieras.
--- Veo que te enseñe bien y que eres muy agudo. Es verdad que me ronda algo y no sé cómo exponerlo. Ya ves el que siempre tiene respuestas para todo, no sabe cómo hacerlo.
--- Haz como nos enseñabas, primero se empieza por una palabra y las siguientes salen solas.
--- Es así de sencillo, pero no quiero que ese respeto que te inspiró, esa visión que tienes de mi cambie, eso es lo difícil.
--- Te puedo asegurar que nada de eso cambiará, sea lo que sea lo que quieras contarme.
--- Espero no embrollarme y explicarme lo mejor posible, lo único que te pido es que no me cortes mi exposición, porque no se si podría retomarla.
--- Estaré callado y solo intervendré cuando tú lo consideres.
--- (Se puso tenso y bajó el tono de su voz) Ya estuve a punto de decírtelo cuando acabaste los estudios pero no sé qué me freno. Siempre me has caído muy bien, siempre vi mucho potencial en ti y siempre me caíste muy bien. Bueno que me enrollo, iré al grano. Sabes que estoy casado desde hace 20 años, felizmente casado. Mi matrimonio está en decadencia, cuando digo esto me refiero a monotonía, un poco de aburrimiento y en lo sexual penoso. Hemos llegado mi mujer y yo a la conclusión que cambiar esto último nos revitalizará, para eso lo mejor es encontrar a un tercero y aquí está lo difícil encontrar al tercero. Siempre que lo hablo con mi mujer me vienes tu a la cabeza. Ya está, no hace falta mucha más explicación, verdad?
--- Jajajajajaja. Perdona me Jajajajaja.
--- De que te ríes? Porque no veo la gracia.
--- Juan perdóname, no me rio de ti y lo vas a entender. Antes de esta conversación que la he entendido perfectamente, pensaba que querías que enchufara a alguien en mi trabajo y no que querías que me enchufara a tu mujer. Y a lo que me has dicho así de momento me surgen unas preguntas, por qué yo? qué opina tu mujer de que sea yo? y como es tu mujer? Porque de ella no sé nada.
--- He pensado en ti, aparte de porque me caes muy bien, porque físicamente estas perfecto, por lo menos lo que se ve a simple vista y por la “fama” que tienes o que tenías. Mi mujer no sabe nada, porque la teoría es que no le importaría intentarlo, pero cuando se huele algo se echa para atrás y que tiene que pensarlo mejor. Y como es Rebeca? Pues un poco más baja que yo, 44 años pero no digas que te lo he dicho, se cuida mucho, simpática, extrovertida, aquí la puedes ver (me mostró unas imágenes suyas en el móvil)
--- Es guapa, aunque como tú dices lo que se ve. Pero me interesa más el cómo es cuando está en “marcha” y que le gusta.
--- Para que la veas mejor (me mostro mas fotos, esta vez con menos ropa) y sexualmente le gusta todo, le cuesta dar el primer paso, pero una vez que lo da, va a por todas, ya no tiene freno.
--- Y tú qué esperas? Y por qué no habéis elegido a otra mujer? Que también es una buena combinación.
--- Espero lo que venga, no me cierro a nada, siempre que ella lo pase bien. Lo de que fuera una mujer, también lo hablamos porque en eso Rebeca es más abierta que yo, no le importaría probar con una mujer, pero la verdad que me pone más que seamos dos para ella y porque si con una ya me cuesta con dos ya no te digo Jajajajaja.
--- En principio no me importaría intentarlo. Qué tienes pensado?
--- Pues pensaba este sábado no, porque es muy precipitado y además si mis cálculos no me fallan, le tiene que venir la regla ya mismo. Por eso pensaba el sábado que viene. Cena en nuestra casa y ver como se nos da. Porque te juro que no le voy a decir que lo vamos a intentar. Lo que será más difícil. Tendremos que trabajarnos la situación.
--- No me parece mal, eso sí, si por lo que fuera se lo contaras antes, me lo tienes que avisar y algo que tengo que decirte antes de decir el sí definitivo, es que en el sexo, quien manda y domina soy yo, en eso soy así, me gusta marcar los tiempos. Te lo digo por si crees que no puede ser, que lo dejemos.
--- No era lo que yo tenía pensado, pero por mi vale, lo acepto. Lo que no sé cómo reaccionara mi mujer ante eso, no me puedo comprometer por ella.
--- De ella ya me encargo yo. Por mi parte ya está dicho todo, quieres saber algo más?
--- (Dudo pero no supo aguantarse) Como estas de…?
--- Jajajajajaja, eso es un secreto si avanzamos el sábado, lo descubrirás.
A Juan le vi más tranquilo y con cierta alegría. Acordamos que me llamaría la siguiente semana para ver como quedábamos. Las fotos de Rebeca en bikini y en ropa interior, la hacían muy deseable, no quise decírselo, pero el rabo se me altero. Las fotos estaban muy bien realizadas. Mostraban su tremendo culo en distintas posiciones y aunque llevaba bragas, las tenía colocadas de tal manera, que se le veía casi todo y era más lo que se intuía. Las tetas eran de medianas a pequeñas y en ellas lo que se intuía eran unos buenos pezones. El fin de semana anterior estando de comida con un grupo de amigos y amigas, que nos tuvimos que sentar en tres mesas separadas por lo del número máximo de comensales. Al final nos quedamos dos quien estaban casadas y yo. No teníamos ninguna relación más allá de la amistad. Justo aparecieron las dos chicas a las que di clases que recordaré quienes eran, Silvia de 18 (1,65 – castaña oscura, ojos oscuros, labios gruesos, melena larga) Carmen de 19 (1, 68 – castaña tirando a rubia, labios normales, melena corta), se pusieron un poco vacilonas y mi cuerpo tenía ganas de marcha, ese fin de semana no tenía nada previsto.
Está visto que las cosas no salen siempre como a uno le gustarían, porque ya me estaba buscando una excusa para separarme de mis amigas, cuando vi llegar a una pareja entrada en los 50, que debían de ser el padre de una de ellas. Frene mis impulsos y me fui al aseo, cuando salí estaba Carmen revoloteando por la puerta del baño y me propuso vernos después, por eso de los horarios, me lié la manta a la cabeza y le di mi dirección, que allí estaría si se podían escapar. Me dijo que lo intentarían. Me dieron un soberano plantón si bien me enviaron un wasap para que supiera que no iban venir por motivos paternales. Entró la semana y mi ex profesor me envió varios wasap quedando a una hora determinada, al rato o al día siguiente cambiaba la fecha. Finalmente me llamo “perdona por volverte loco, es que Rebeca me vuelve loco a mí, como no le he dicho nada pues la cena romántica que le he dicho que quiero hacer, me la va cambiando. Pero parece que será el viernes por la noche, que ya nos hemos encargado de estar solos, ya está todo arreglado si no salta alguna sorpresa, es que el sábado y domingo está muy complicado. Comida y cenas familiares” le dije que no se preocupara y que si quería lo dejara para otra fecha, a lo que me contestó que nada de eso y quedamos en principio el viernes noche, me dio su dirección de nuevo, no se debía acordar que ya me la dio y si no me decía nada tenía que estar entre las ocho y media y nueve de la noche.
Esa semana también tuve comunicación con mis “ex alumnas” que les iba la marcha mucho y se notaba. Todos los días querían quedar y ya se me habían pasado las ganas del fin de semana. Ahora quien vacilaba era yo. ese fin de semana si no acababa en buen puerto lo de mi profesor tampoco me preocupaba mucho, porque tenía bastante trabajo pendiente y aprovecharía para quitármelo de encima. El viernes recibo un whatsapp de Juan “no se te olvide que el día especial es hoy, descansa y lo dejó todo en tus manos” le envié un pulgar hacia arriba. Me eché una buena siesta y me desperté a las siete, elegí la ropa que me iba a poner, nada complicado y algo cómodo. Me di una ducha y una hora después estaba listo para salir, antes me tomé algo fresco una bebida fresquita de guaraná y ginseng que despiertan a un muerto, te fortalecen y te despejan. Llegue a la casa de Juan, el portal estaba abierto, sé que lo correcto era llamar primero al portero automático, lo pensé y subí sin llamar, quería ver la sorpresa de su mujer, de esa manera se me quitarían las dudas de si estaba al tanto.
Llamé al timbre, oí a alguien que se acercaba y que miraban por la mirilla. Una voz de mujer me preguntaba que quería, dije quién era y a quien iba a ver. Hubo un poco de silencio y a continuación se oyó como quitaban un cierre y el sonido de una cerradura al abrirse. Me abrió la mujer de Juan. Llevaba una carpeta con papeles, excusa para estar ahí a esa hora. La mujer que estaba estupenda y con un “vestido” por buscarle un nombre, que tapaba nada de nada. Estiró la mano para coger la carpeta y sin dejarme entrar. Hasta que llegó Juan y me saludó efusivamente, haciéndome pasar. Quise excusarme y decir que me iba, Juan con sus dotes de persuasión me convenció para que me tomara algo con ellos. Mientras me ofrecía algo para tomar y le contestaba que me daba igual, me decía
JUAN – No te tenías que haber molestado en traerme la documentación, que ya hubiera ido yo por ella.
YO – No era ninguna molestia. He salido para despejarme y he venido dando un paseo.
JUAN – Y eso, es que no sales un viernes por la noche?
YO – A parte de que tengo bastante trabajo pendiente, con esto de que a las diez no se puede estar por ahí, pues a fastidiarse.
JUAN – De eso nada, si quieres te quedas a cenar algo, no te parece Rebeca?
REBECA – Tu eres el que cocina esta noche, es decisión tuya, por mí no hay ningún problema (cara de decir nos han jodido la noche)
YO – Me sabe mal cortaros el rollo. Mejor me voy.
JUAN – Que no nos cortas nada, verdad que no tesoro?
REBECA – No qué va (la cara era de montar luego un pollo a su marido)
Juan entonces le explicó a su mujer quien era yo, se lo decía porque al parecer le había hablado mucho de mi cuando me daba clases y su mujer cambió de expresión, decía que ya se acordaba y se quedó escuchando sin decir nada más. Juan regresó a la cocina y ella se quedó hablando conmigo. Estaba avergonzada por cómo iba vestida, porque trataba de taparse lo que era físicamente imposible tapar, eso sí se colocaba de tal manera que solo se pudiera intuir porque no se veía nada. Llevó su conversación y curiosidad a mi vida laboral, porque decía que Juan le había dicho siempre que se pelearían por mí las empresas. Fue una realidad a medias, no me podía quejar ni me quejaba. Me interesé por ella y por lo que hacía, no sé de dónde saqué que era administrativa y me llevé una sorpresa cuando me enteré que era médico y la especialidad a la que se dedicaba. Ahora la conversación se derivó hacia ella. Me comentó de lo estresada que estaba con esto de la pandemia. Sobre todo durante la primera ola, que ya pasaron los dos el COVID y que Juan lo pasó bastante mal. Poco a poco se fue relajando.
Había que ayudar a Juan y me levanté para ayudarle yo y no deje que ella se levantase. Nada más entrar a la cocina con gestos me preguntaba si ya había hecho algo, le indicaba que tranquilidad y eso le ponía más nervioso. La cena la fuimos retrasando con la intención de que dieran las diez y me tuviera que quedar. Solo me “preocupaba” una cosa, que Juan no estuviera a la altura y pretendiera dirigir el todo. Ella no me preocupaba, porque llegado el momento habría una aceptación o una negativa. Durante la cena hable más con ella que con su marido y nos reíamos cuando le contaba lo serio y distante que era su marido dando clases. De pronto Juan mira su reloj y dice, “vaya por Dios, son casi las diez y media, ahora no vas a poder irte, qué hacemos?” esa pregunta la hizo mirando a su mujer, que no le quedo otra que decir que me podía quedar a pasar la noche y yo insinuaba con irme, que ya me buscaría la vida si me paraban, Rebeca no lo dudo “no digas bobadas, te quedas aquí y no se hable más” y dando una vuelta mas de tuerca “es que me sabe mal, se ve que estabais esperando tener una noche especial, que no tenéis a vuestros hijos y vamos que no soy tonto” ella se puso un poco colorada y dijo algo que apenas se le oyó, Juan no le daba importancia y solté una primera andanada, “Juan es que te entiendo, tienes una mujer que esta súper espectacular, para mi serian todas las noches especiales”
Rebeca se ponía más “alterada” y sonreía disimuladamente y al darme su marido la razón, ensalzando su físico, ella solo decía que la íbamos a poner roja. La bebida favorecía y que estábamos su marido y yo desinhibidos, ella quiso cambiar la dirección de nuestros comentarios y sacó el tema de las playas, cuales nos gustaban, etc. y dije una que es nudista, ella se sorprendió “vas a playas nudistas? No te da vergüenza?” le respondí que me gustaba bañarme desnudo y que la desnudez era bonita. Rebeca decía que en una piscina privada no le importaría, que ella como máximo si no hay mucha gente hace top les. Juan no se quedó atrás, “es que dice que le da vergüenza que vean sus pechos, porque dice que los tiene caídos y que son feos, cuando son una maravilla” ella le hizo un pequeño reproche y para que no se enfadara mucho mas, “me fio de tu gusto y por lo que se intuye estoy más de acuerdo contigo que con tu mujer, aunque mi valoración no es muy justa porque no he tenido la suerte de veros en la playa” y ahora el que se lanzó del todo fue Juan poniendo en peligro lo que queríamos hacer, “por mí no hay ningún problema en que se las veas y opines, como si estuviéramos en la playa” y Rebeca cabreada le contestó “estas mal de la cabeza? O es que te ha sentado mal el vino. Ponte tú en pelotas si quieres y le enseñas la mierda que tienes entre las piernas” nos quedamos en silencio y segundos después ella se volcaba en pedir perdón a su marido y reconocía que se había pasado. Tuve que meterme por medio para reconducir la cena, porque había que evitar una colisión de ese calibre. Juan se levantó se puso a recoger todo y no permitió que le ayudara, le dijo a su mujer que me sirviera algo y nos fuimos para la zona de descanso. Rebeca se sentó cerca de mí, pero en sillones diferentes, pero si estirara un brazo la tocaría sin mucho esfuerzo y se puso a hablar conmigo, queriendo dominar la situación.
--- Me gusta que cuando hablas miras a los ojos y por eso quiero saber algo. Mi marido me subestima por no decir que se piensa que soy tonta. No creo que el que estés esta noche aquí, sea fruto de la casualidad. Me equivoco?
--- No sé qué quieres decir.
--- Si me equivoco pues habré metido la pata hasta el corvejón. Juan es candaulista aunque no quiera reconocerlo. Sabes lo que es el candaulismo?
--- No lo he oído nunca (aunque sabía de sobra lo que era)
--- Pues son aquellos hombres que les gusta exponer a su pareja sensualmente para obtener una gratificación erótica de que vean a su mujer de aquellas “maneras” que no se suelen mostrar. Ya me entiendes. Seguro que alguna foto te habrá enseñado.
--- Pues es una forma más de disfrutar de su mujer, no me parece mal y le entiendo, porque eres un belleza.
--- Venga ya, no me digas esas cosas. Limítate a responderme, te ha enseñado alguna foto? Sabías que es candaulista? Y por favor no me mientas.
--- (Mentí un poco para no descubrirle del todo) Quieres sinceridad pues te doy sinceridad. No me ha enseñado ninguna foto y de eso que dices que es no tenía ni idea, aunque si me he hecho una idea en esta cena.
--- Si? pues dime.
--- Que Juan tiene vocación de cornudo o eso me parece, me da que está en la cocina poniéndose cachondo, pensando que estaremos haciendo o hablando.
--- Te has excedido mucho, pero no te equivocas, pienso lo mismo. Este hombre me va a volver loca.
--- Pues nos queda, disfrutar sin tapujos de la noche o irnos cada uno a nuestra cama y perder esta oportunidad. Qué piensas o que quieres?
A esto no me contestó, se quedó en silencio, bebió de su bebida y la vista se le quedó perdida. A pesar de su falta de respuesta, todo iba bien, porque el que no se hubiera marchado o me hubiera reprochado algo, quería decir que no todo estaba mal. Juan mostraba sorpresa por vernos sentados sin hablar, no estaba saliendo como él quería. Las prisas le trastornaban. Propuse que pusieran música y bailar un poco. Juan lo hizo rápido y puso una música lenta y sugerente. Hizo a su mujer levantarse y bailar con él. Se notaba que estaba cachondo porque desde el minuto uno, se puso a meter mano a su mujer, al principio con algo de tacto, luego descaradamente y algunas veces cuando se quedaba ella de espaldas, le veía perfectamente el inicio del culo. Me levanté y me acerque a ellos, Juan me cedió su sitio y me puse a bailar con ella. No es que me diera facilidades pero tampoco me impedía que me pasara un poco con mis manos. Me apreté bien a ella para que notara mi empalme. No se retiró. En ese momento no fuimos a más, descansamos un poco, bebimos algo más y Juan quitó algunas luces y se puso a bailar de nuevo con su mujer.
Esta vez me espere menos, me acerque a ellos y en vez de quitar a Juan, me puse pegado a la espalda de su mujer y pegue mi rabo con fuerza contra su culo. Ella empezó a moverse con suavidad, masajeaba mi rabo con la raya de su culo. Subí mis manos y acaricie sus tetas, eran bien grandes y los pezones se notaban a la perfección y muy duros. Le besaba el cuello y ella gemía con mucha suavidad, hasta que se echa de golpe hacia atrás y nos dice, “sois unos guarros, no respetáis nada, Juan contigo ya hablaré mañana seriamente y esta noche ya te puedes quedar a dormir aquí, que en la habitación no entraras” se fue soltando improperios y Juan se quedó blanquísimo. Le convencí al rato para que fuera a ver a su mujer, se acercó a la habitación y la puerta estaba bloqueada por dentro. Me pidió disculpas, me dijo que me fuera a dormir y que ya hablaríamos otro día. Su expresión era de estar muy dolido. No quería hablar, de un cajón sacó unos cascos, se los colocó se puso música clásica y sé que era música clásica, porque se oía de lo alto que tenía el volumen, se dejó sólo una tenue luz y al final me fui a dormir.
No podía dormirme y a la media hora o un poco mas me levante, fui al salón y Juan no se había movido y podía oír la música. No quise molestarle y volví a la cama. Esta vez cerré la puerta y me despelote del todo, me metí en la cama y me puse la sábana por encima, el edredón lo retire. Seguía pensando y la puerta se abrió, aunque estaba a oscuras la silueta era inconfundible, era una silueta de mujer desnuda. Se acercó, tiró de la sabana, se puso encima y la acaricie, el coño lo tenía empapado y con mucho vello. No lo tenía nada depilado. Me agarró el rabo que en segundos cogió su máxima dureza y no se anduvo por las ramas, se lo coloco y se lo metió en el coño. Gemí un poco y cuando iba a decir algo, me tapo la boca con una mano. Mientras se movía con lentitud, clavándose todo el rabo. Quito la mano de mi boca, me dijo en voz baja pero tajante, “¡SILENCIO NI UNA PALABRA!” se movía con la precisión de una cirujana, culeaba lo justo y fue aumentando sus movimientos, hasta volverse una experta amazona galopando. Me hice con sus tetas, le comí los pezones, se los “destroce” con mi lengua y mis labios. Había momentos que ella se metía prácticamente el puño en la boca, para tapar el que se le pudiera escapar algo. Quise besarla y no se dejó, retiró su cara.
Eso provocó que no le dijera nada, pero que si azotara vehementemente sus nalgas. No protesto y eso que le daba bien fuerte, lo aguantaba todo, pero no me dejaba besarla. Cuando se iba a correr, se tumbó prácticamente sobre mi pecho, no baje el ritmo y cuando empezó a correrse me mordió el hombro haciéndome bastante daño. Se quedó quieta y dijo sus segundas palabras, “me voy” y quiso levantarse e irse. Me levanté con ella, la hice girarse y no me anduve con compasión, coloque mi rabo en la entrada de su culo y fui follándoselo, entró bastante bien y ese culo no era la primera vez que era follado, los distingo a la perfección, aunque algo si costo. Mientras la follaba se hacía una paja y nos corrimos un poco después los dos juntos. Esta vez no dijo nada, se fue simplemente. Me levanté nada más acabar y me acerque al salón, Juan seguía en la misma posición. Estaba seguro de que no se había enterado. Por la mañana cuando me levanté, porque no dormí apenas nada, me acerque a la cocina ya vestido y estaba Juan con cara triste haciendo el desayuno.
--- Buenos días Juan, cómo te encuentras?
--- Fatal y no creo que el día vaya a mejor, porque se acaba de levantar Rebeca y solo me ha dicho que le prepare unas tostadas que se iba a duchar.
--- No te preocupes que todo te va a ir bien.
--- Gracias por tus ánimos pero…
--- Que todo ha salido en parte como querías, esta noche me he follado a tu mujer o mejor dicho me ha follado ella a mí.
--- Venga ya, no te creo.
--- Para que me creas, ahora voy a ser yo quien me la folle y a mi manera, la próxima vez será en tu cara.
Me fui hacia su habitación y antes de entrar mire al otro lado del pasillo y Juan miraba estupefacto. Le guiñe un ojo y me metí dentro de la habitación. Oía correr la ducha, me desnudé y entré en el baño. Abrí la puerta de la ducha y me introduje en ella, cuando Rebeca puso cara de protestar, la apoye contra la pared y azote con rabia su culo. Esta vez mandaba yo, le metía mano por todos los lados y ella ya se dejaba hacer. Mi intención no era follármela dentro de la ducha, quería que su marido por lo menos pudiera oír. Hice que saliera y la apoye sobre la repisa del lavabo, la follada estaba siendo espectacular, porque esta vez no me callaba, le decía lo puta que era, como me puso cachondo follarla el culo por la noche. Ella también gemía y más cuando me oyó decirle “venga PUTA que el cornudo de tu marido que nos estará oyendo, sepa lo bien que estamos follando” se corrió muy rápido y seguí follándola, ahora la obligue a llamar a su marido, “Juan sé que nos oyes, ven aquí a ver cómo me emputece tu alumno” y se asomó al baño Juan, que se le iluminaban los ojos viendo a su mujer penetrada por mí.
No tardé en decirle que se despelotara, que estaba a punto de correrme y que le tocaba a él. Una vez se quedó desnudo, su mujer que lo conocía bien le decía, “ya verás cuando la saque, vas a alucinar, me va a hacer correrme otra vez, es muy fuerte” y nos corrimos los dos. Me quite y salí del baño, me vestí rápidamente y abandoné la casa. Los quise dejar solos. Una vez que llegue a mi casa, me di una ducha calentita y reparadora, me tomé un tazón de leche con cereales y luego me fui a dormir un poco. En mi sueño escuche el mensaje de mi móvil, lo apague y seguí durmiendo. Me desperté entre las dos y las tres. Me lavé la cara y fui a comer algo, no me complique la vida, encendí el horno para meter una pizza. Encendí mi móvil y tenía varios whatsapp de Juan a lo largo de la mañana. En todos mostraba su satisfacción y la de su mujer y su interés por repetir ya sabiendo lo que queríamos todos. No me decía nada de lo que hubiera dicho su mujer. Lo más significativo que me contó y por lo dicho de una forma muy sincera “no tengo palabras para expresarte lo que he sentido, todo muy bueno y aunque me resultó raro notar tu corrida mientras lo hacía con Rebeca, pase de sentirlo raro a un subidón, porque me hizo sentirme un cornudo feliz” quería que en cuanto pudiera hablar conmigo, pensé en comer y llamarle sin prisas.
Termine de comer, me fui a la nevera y saque mi turrón preferido de Häagen-Dazs de chocolate y caramelo. Estaba degustándolo, porque es de los pocos excesos que hago con la alimentación, cuando suena el portero automático de manera insistente. Son las cuatro en punto y no imagino quien puede ser, se me viene alguien de la familia que haya venido a Valencia. Es Carmen y Silvia, que las dos a la vez me dicen que las abra que son ellas. Las abro y aunque estoy en pantalones cortos solo, no me pongo nada más. Abro la puerta y son ellas acompañadas de una tercera chica que es muy parecida a Silvia. Se llama Ángeles y la noto un poco cohibida, no así a las otras dos. Van vestidas de tal manera, que es imposible que por la calle no las miren. Silvia pantalones cortos azules y una camiseta blanca ajustada que dan sensación de tener las tetas más grandes. Carmen un vestido de una pieza corto y zapatillas blancas, tetas más pequeñas pero que se ven muy bien con el escote y Ángeles, que prácticamente es igual a Silvia en todo, lleva su melena recogida, se le ve un cuello muy bonito, minifalda, blusa semi transparente, se le ve el sujetador y unas buenas tetas. Una vez me la han presentado y dentro de mi casa, cuando les digo que son muy parecidas, me dicen que son primas. Traen con ellas dos botellas de ron blanco y una botella de una bebida que no había visto nunca, tampoco oído.
Empieza el vacile por parte de Carmen y Silvia, Ángeles está expectante. La bebida sabe bien, pero noto que es fuerte. Ponen con uno de sus móviles música que enlazan vía bluetooth con mi equipo de sonido. Llevamos ya un rato y se ponen a bailar Silvia y Carmen juntas, diciendo que para animar la tarde. Sabía que su intención era provocarme. Carmen se lanzaba, se juntaba con Silvia y metía sus manos por la parte de atrás de sus pantalones, se notaba a la perfección que agarraba sus nalgas. Les debió parecer poca provocación porque viendo que no me inmutaba, lo disimulaba bien, se pusieron a darse un morreo en condiciones, nada de un pico. Silvia no se queda atrás y mete una de sus manos entre las piernas de su amiga, por lo que veo no es la primera vez que se ven en una situación parecida. Ángeles las mira y aprieta sus labios, lo que me da a entender que ella ha participado en esos juegos. Lo demuestra Carmen, cuando se acerca a beber un trago de su vaso y le da un morreo a Ángeles, que responde como su prima. Están bastante tiempo enrollándose entre las tres, pero de una forma concreta, Carmen con cualquiera de las dos, pero entre las primas nada.
Ángeles ya no está nada cohibida, Silvia se quita los pantalones y las bragas está completamente depilada, abre sus piernas e invita sin decir nada a Carmen, para que le coma el coño y esta no se hace la remolona. Dejo mi postura de darme todo igual y hago a Ángeles que se acerque y nos enrollamos. Desde el minuto cero responde como una “loba” algo que me gusta. La desnude en segundos y con su ayuda, estaba depilada como su prima y las tetas eran más grande de lo normal, pezones oscuros y grandes. Me quito los pantalones, que era lo único que llevaba y mi rabo estaba como un cañón. Me lo cogió diciendo, “amigas no os perdáis lo que he descubierto, madre mía, esto sí que es una señora polla” y Carmen se acercó gateando, sin mediar palabra se enganchó a mi rabo para comérselo. Ángeles se agacho y se pusieron un mano a mano. Silvia se fue detrás de ángeles, la desnudo y le comió su coño por detrás. Hago que paren y que Carmen y Silvia se acaben de desnudar, mientras cojo a Ángeles y nos vamos para mi habitación. Ahora estoy dedicándome por completo a Ángeles y mientras las otras dos hacen un 69. Estamos los cuatro cachondos al máximo. Quiero verla a las tres, como se comen esos coños perfectamente depilados. Las primas no hay manera de que se enrollen, a pesar de que las animo a ello y Carmen va a más, “venga no seáis tontas si os deseáis hace mucho, quitaros las tonterías”
Las hago tumbarse boca abajo una junta a la otras y les castigue sus nalgas con rabia, para que fueran obedientes y a Silvia se le escapo, “joder es que es mi hermana, no puedo, por muchas ganas que tenga” y Ángeles era como si le diera igual. Me hice a la idea rápidamente, hice que se diera la vuelta, a Carmen que se sentara en su boca e hice a Ángeles que se acercara, estuvo un poco remisa, pero al final devoró el coño de su hermana. En esa posición inicie la follada de Ángeles, que mi rabo rozaba bien en su coño a pesar de estar muy mojada. Di un azote al culo de Carmen para que se quitara, quería que Silvia viera a su hermana y ya no dijo nada, se dejó llevar y bien que se lo pasaba. Carmen se morrea conmigo y cuando Ángeles se corrió, me quite, Carmen se sentó sobre mi rabo y ahora las dos hermanas hacían su primer 69 juntas. Metiéndonos mano, me había dado cuenta de que el culo de Silvia ya había sido follado, que eso se nota. Una vez Carmen se corrió que fue muy rápida, me fui por el culo de Silvia.
Tanto su hermana como Carmen decían que la iba a destrozar, que ninguna lo había hecho por detrás y sonriéndome, azote cariñosamente el culo de Silvia, “este culo ya se ha comido algún rabo, verdad?” y no espere a que contestara. Me puse a follárselo. Me costaba follarlo, pero entraba bien, bastante apretado el culo, pero mi rabo se deslizó hasta el fondo. Su amiga y su hermana miraban alucinadas mientras ellas se metían mano. Fue una follada de culo de diez, hasta que nos corrimos juntos y escandalosamente como sientan las buenas corridas. Se nos había pasado la tarde muy rápido y como no terminaba de creerme que fueran hermanas me enseñaron el DNI y era verdad. En una cosa estábamos de acuerdo los cuatro que había sido una tarde muy buena y se fueron por lo de la maldita hora. Tenía más whatsapp de Juan e incluso una llamada a las cinco. Le llame.
--- Hola profesor, no te he podido llamar antes.
--- Es por saber cómo habías visto lo que ha pasado, ahora con calma.
--- Que estuvo bien, pero se puede mejorar, ahora que ya hemos roto el hielo.
--- Eso piensa también Rebeca, que ahora le hubiera gustado muchas cosas más.
--- Cómo qué?
--- Te juro que no me ha especificado nada, solo que conmigo iba a ser muy mala.
--- Es que creo que podemos tener algo muy especial e indefinido los tres. No te parece?
--- Sinceridad por sinceridad. Especial puede, indefinido no.
--- No te gustaría tener una relación más “duradera”? o es que no te lo planteas eso con una pareja.
--- Claro que me gustaría, pero tiene que darse una conexión especial a parte de la sexual.
--- Lo entiendo. Y has encontrado alguna pareja que te de esa conexión?
--- Si.
--- Y?
--- Y nada, porque no nos “entendemos” de momento. Es complicado, más para ellos que para mí. Aunque sigo pensando que podíamos estar hecho para estar los tres, hasta somos del Valencia.
Aunque en eso no congeniamos, quedamos en repetir de forma más tranquila, ya sabiendo a lo que quedábamos, quedar conmigo era más fácil, porque tengo la ventaja de no tener que dar explicaciones a nadie, ellos lo tenían más complicado por eso de tener familia a cargo.