Una Tonta Mas?
Nací hetero hasta que la conocí, robó mis sentidos, mi alma y toda mi inspiración.
Nací hetero hasta que la conocí, robó mis sentidos, mi alma y toda mi inspiración.
Tenía la relación perfecta, con el hombre perfecto dentro de la familia perfecta... al menos eso era lo que yo creía. La vida me enseñó que nada esta completamente dicho pues algo siempre se nos escapa de las manos.
Trabajo como teleoperadora en una empresa, lo que me obliga a estar conectada al internet todo el día y aunque muchas veces estoy saturada de trabajo, hay ocasiones en las que puedo divertirme con el chat o con cualquiera de las redes sociales que hay hoy en día y en las que se conocen a personas de todas partes del planeta sin la mínima esperanza de podernos cruzar por su camino alguna vez en la vida.
Fue una simple invitación en el facebook la me puso en contacto con la niña que robaría cada pensamiento desde que la vi llegar. Era alguien a quien no pretendí conocer ni en el más remoto y absurdo de mis sueños y de repente aparecío tras una puerta del café donde jamás entraba por estar siempre ruidósamente poblado por adolescentes.
Una noche de sexo con el amor de mi vida no había permitido que descansara lo suficiente, muy por el contrario, había desgastado todas mis fuerzas llevándome al más cansado de mis días en aquella oficina. Siendo adicta a la cafeína, era de esperarse que tomara mi café matutino pero ese fatídico día, los astros se habían puesto de acuerdo para arrasar con todo a su paso. Unos roedores habían tomado la Cafetería de la empresa y debían fumigarla urgentemente, razón por la cual, estaría en mantenimiento toda la semana.
El sueño me estaba venciendo y a duras penas avancé en dirección a aquel café con la esperanza de que la atención fuera rápida, sin embargo, un grupo de jóvenes tenían toda la barra copada de pedidos y era prácticamente imposible acercarme a pedir un simple café. Viendo que el tiempo pasaba y yo no tenía éxito decidí usar mis encantos ya perdidos con los años y pedí a uno de los mozos que me ayudara. Afortunadamente tuve suerte ya que el café tan esperado llegó a mis manos casi en el instante. Me disponía a salir cuando sonó el celular, no lograba hallarlo dentro de la cartera con una sóla mano cuando sin darme cuenta y estando de espaldas a la puerta de entrada siento un golpe que hizo caer mi tan preciado café.
Maldije hasta el mismo día de nacimiento del imprudente que había destrozado mi ilusión de manera tan absurda y estando a punto de apedrar al cupable me encuentro con los ojos más hermosos y tiernos que jamás había visto en mi vida. No pude decir palabra alguna y salí de aquel lugar sin saber qué decir, ni qué pensar. Era una joven de pasados apenas los 20 años quien podía fácilmente ser mi hija, me sentía confundidísima, fastidiada conmigo misma por no hallar explicación a lo que estaba pasando en mi interior. JAMÁS miré a una mujer como lo hice ese día.
Volví a la oficina y miré los segundos pasar, moría por volver a aquel lugar y toparme con esos ojos que habían robado el aire de mis propios pulmones, así que a penas terminé de trabajar volví a aquel café, me senté en una mesa un poco alejada de la barra, encendí mi laptop como lo hacían las otras personas y me conecté como cada tarde con la esperanza de que esa niña volviera, pero obviamente eso nunca pasó, en cambio, un mensaje en el facebook llamó mi atención: Quiero verte, Jane.
Jane y yo habíamos conversado en el chat muchas veces, yo le contaba sobre Peter y ella me hablaba del niño que le robaba besos cada tarde al terminar clases en la universidad. Ella era una de las pocas personas que había conocido en internet y que era de mi ciudad, y aunque habíamos hablado mil veces jamás había visto su rostro ya que ella desconfiaba de colocar fotos personales en las redes sociales y además nunca me interesó nada mas allá de una charla amena como las que siempre compartíamos.
Ese día respondí al mensaje de Jane de manera instintiva diciéndole que la vería en el café que desde ese día se volvería mi sitio favorito en el planeta. Habían pasado casi 2 semanas y yo seguía buscando esa mirada que no lograba apartar de mi mente. El día y la hora los propuso Jane y por mí estuvo bien.
Salí como cada tarde desde aquel día y llegué presurosa al café con la esperanza de perderme en aquellos ojos y a la vez con la ilusión de conocer por fin a la persona que me robaba mil sonrisas con sus ocurrencias en el chat, sin embargo, un mozo se acercó y me entregó una rosa melón y con ella una nota que decía: Lo siento, no pude, Jane.
No entendí que pasaba, Jane me decía que no podía pero no lograba saber porqué, asi que encendí mi ordenador y ahí estaba ella, le pregunté que pasaba y ella me dijo que desde que me vió comprendió que no podía seguir siendo mi amiga y que se alejaba por un tiempo. Yo sentí que se me apagaba el mundo así que volví presurosa a casa, me metí a la cama y pretendiendo estar dormida me pasé la noche en vela extrañando terriblemente la compañía de Jane.
Como cada tarde volví a aquel café, el bullicio de los jóvenes ya ni los escuchaba, había terminado por acostumbrarme, de pronto, una voz me dijo: Puedo compartir la mesa contigo? yo accedí sin pensarlo cuando al levantar la mirada, esos ojos, ayayayyyy esos ojos estaban a mi lado, mirándome. No supe qué hacer y menos supe qué decir, sólo atiné a balbucear: Debo irme, adios. Tomé mi cartera y salí presurosa de aquél café sin percatarme que se quedaba mi ordenador.
Al llegar a casa me di cuenta de lo que había pasado con la laptop y corrí hasta el café con la esperanza de que no se hubieran robado la máquina. Al llegar el mozo que me atendió la primera vea se acercó con la computadora y me dió otra rosa melón junto con una nota, en ella decía: Hoy sentí por primera vez tu perfume. Me pregunté en ese momento cómo era posible que Jane me hubiera visto 2 veces y yo ninguna pero no importaba pues la niña de los ojos hermosos había compartido un instante, la mesa conmigo.
Al llegar a casa me encontré con él, el que compartía mi vida y mis espacios vacíos. Yo no lograba verlo con el mismo amor con el que nos enamoramos alguna vez. Me esperaba una noche intensa de pasión cuyo fuego se apagó al conocer a esa niña, esa mágica visión. No podía entregarme a él, simplemente ya no podía, algo dentro de mi no lo permitía.
A la mañana siguiente pude notar que había una rosa melón sobre mi escritorio pero esta vez no había nota, me pasé toda la mañana pensando qué podría significar, qué era lo que Jane trataba de decirme, cómo sabía donde trabajaba. Eran ya muchas las preguntas y no hallaba explicación así que decidi ser you quien esta vez la citara.
Llegué al café unos minutos antes de la hora pactada porque quería esconderme y de ese modo ver a Jane llegar, el único problema era que no conocía su rostro así que imaginé que esta vez traería una rosa igual que las otras tantas veces por tanto, me coloqué en la mesa más alejada de la puerta y me puse un sombrero enorme para que no se viera mi rostro, oculté mi computadora y me dispuse a observar a cada persona que entraba al café, cuando de pronto la chica de los ojos bellos entró y no pude evitar el saludarla sin importarme el quedar al descubierto para Jane. La niña bella se sentó en mi mesa y nos pusimos a conversar de todo y de nada a la vez hasta que me dijo que estaba feliz de conocerme y que no había podido sacar mi mirada de sus pensamientos. No pude evitar reir a morir, ella había sentido exactamente lo mismo que sentí yo desde la primera vez. Tenía tanto temor de decírmelo que prefirió siempre huir pero que ahora estaba dispuesta a conquistarme aún sabiendo todo lo que eso significaba.
No podía creer lo que escuchaba, esa mujer estaba proponiéndo conquistarme cuando a mí no me iban las mujeres. Pero a quién quería engañar?, si era precisamente eso lo que había estado deseando desde hace casi un mes pero traté de disimular, me fui al tocador para tomar un poco de aire y al volver ya no estaba, en la mesa una nota con una rosa dibujada y en ella escrito: Ahora ya sabes quien soy.
No podía creerlo, la niña de mis sueños era ella, Jane.
Desde esa tarde mandé mil mensajes a su cuenta que ella no respondió, en casa nada era lo mismo, me faltaban sus ojos, sus bromas, santo Dios, qué me ocurría, estaba enamorada de aquella niña? Tenía que comprobarlo así que me atreví a mandarle un mensaje que no pudo resistirse a eliminar: Creo que te amo pero no estaré segura mientras no sienta tus manos. Te espero mañana en el mismo lugar, si no vas será porque yo me quedé sola en esto.
Me presenté en el café rogando verla, me coloqué de espaldas a la puerta para que no se notara mi ansiedad. Unas manos cubrieron mis ojos, yo las rocé y la voz más dulce del mundo me dijo: Estas segura ahora que has tocado mis manos? no pude mas e hice lo que nunca imaginé tener el valor de hacer. Me puse de pie ante ella y la besé como nunca besé a alguien en toda mi vida, no me importó que me vieran, ni qué pudieran pensar de mi, era ella quien mi corazón buscaba, a quien mis labios habían deseado desde aquella tarde que se derramó mi café.
Jane y yo hemos recorrido un camino aún muy corto juntas, ya no hay un hombre esperandome en la cama sino la más bella representación de la mujer, mi amada Jane.