Una tomanotas muy caliente

El mejor polvo que me han echado en mi vida.

Era vienes después de un día largo de trabajo que concluía a las tres para después tener la tarde libre.

Yo trabajo a más de 300 Km. de la central en Madrid, en la zona norte de España. Habíamos quedado de reunirnos este viernes pasado para tener una reunión de las delegaciones y enfocar los temas de cara al año que viene, para unificar criterios y cosas de esas que al final no valen para nada.

Llegué a Madrid a eso de las 8:30 de la mañana. Hasta las 9:00 no empezaba la reunión así que deje como siempre el coche en un garaje de la calle Galileo y me fui a desayunar a la cafetería Cea 27. Allí me encontré con el compañero de Valencia que estaba desayunando con la chica nueva de la oficina que yo no conocía nada más que por videoconferencia y por teléfono. Ella vestía un pantalón vaquero ajustado, y un jersey de amplios cuellos blancos y con mil rayas que combinaban dos colores. Un pelo largo y castaño que la tapaba casi toda la espalda y que acababa en unas caderas ligeramente más anchas que su cintura, que marcaban una silueta espectacular.

  • ¿Qué tal por aquí –pregunté cuando ví que me vio entrar.

  • Coño leones ya llegaste –contesto me compañero de Valencia

La chica se giro con la conversación y ví como se ponía roja, con los coloretes llenándola la cara, y como sorprendida de lo que estaba pasando solo acertó a decir:

Buenas soy Susana, encantada de conocerte personalmente

Hola lo mismo digo

Me acerque a ella, era un poco más alta que yo, nos dimos dos besos en la mejilla, dejando que mis labios la rozases sin ningún tipo de malicia. Ella olía a un perfume que me sonaba familiar, quizás lo había usado alguien conocido alguna vez. Seguimos con la conversación sin demasiada trascendencia, hasta que el jefe nos sorprendió a todos en la cafetería invitándonos a desayunar, y después acompañándonos a la oficina que estaba a no más de 200 m de la cafetería.

La mañana transcurrió monótona. Sentados alrededor de la mesa del Jefe y dejando que mi mirada siguiese a Susana cada vez que se levantaba a hacer alguna de sus tareas. La conversación tediosa se interrumpió a media mañana, la hora de tomar el café. El ascensor es pequeño así que bajaron los tres compañeros primero y quedamos en el rellano de la escalera, Susana y yo.

¿Qué es lo que estas mirando? – Me preguntó.

Bueno, es que…….. –No supe que contestar.

Me había pillado mirando fijamente a su culo cuando se había inclinado a por una moneda que se le había caído de la cartera.

  • ¿Qué te parece voy bien armada para lo que surja o no te gusta lo que ves?

  • La verdad es que no he hecho otra cosa que mirarte toda la mañana, no te imaginaba así de bonita.

Los dos echamos una carcajada y esperamos a que subiera el ascensor. Entramos en el y ninguno evito el roce. Ella bajo la mano y me cogió la mía, llevándola a sus nalgas. Yo pase mi mano por su culo marcando como mi dedo índice toda su raja, ella se inclino ligeramente hacia delante sacando mas en pompa el culo, dando una visión perfecta de un tanga que se le salía por encima de la línea del pantalón.

Al llegar abajo los compañeros estaban esperándonos. Llegamos a la cafetería y nos intercambiamos miradas y sonrisas al amparo de que el resto de los compañeros estaban discutiendo de márgenes comerciales y de plazos de entrega.

Para subir, el orden fue de la misma manera, primero ellos y después Susana y yo. Según entramos en el ascensor mis manos la sujetaron contra la pared donde estaban los botones, y la bese en los labios. El ascensor comenzó a subir y yo la solté para que mis manos descubriesen aún más su cuerpo. Metí la mano por debajo del jersey y la introduje por el pantalón hacia su culo. Note el tanga y la raja donde esta metida. El olor a ese perfumé me gustaba. De repente llegamos, el ascensor se paro. Entonces nos contuvimos y nos pusimos a respirar para que se nos pasase el sofoco. Había sido un impulso, quizás por la complicidad que teníamos desde hace tiempo en el Messenger por que hablábamos todos los días. Llegamos a la oficina y la mañana continuo con un desasosiego en mi cuerpo y con una aburrida charla del jefe seguida a pie juntillas por los demás , menos por mi que estaba aún pensando como era posible que aquella mujer se hubiera fijado en mi.

Al llegar las tres, nos comentaron para ir a comer, pero yo les dije que tenía que marchar que comería de camino a casa. Entonces Susana comentó si la podía acercar a casa por que el fin de semana iba a las Rozas y coincidía de camino por la A-6 . Yo la dije que no me importaba y así nos despedimos de los demás. Subimos a mi coche y salimos de Madrid Centro dirección a las Rozas con un tráfico importante que nos hizo retrasarnos más de la cuenta y llegamos a las Rozas casi a las cuatro y media. Llegamos delante de un chalet unifamiliar, de una larga hilera que había, en el numero 21.

Para aquí , delante de este que tiene los toldos en la ventana – me dijo

No, no que yo tiro que me queda mucho trayecto hasta casa – la respondí.

Bueno otra tontería, entras y comemos juntos que hasta la noche no vienen mis padres, así que no se hable más.

Abrió la puerta de la verja y me dijo que entrase. Mi corazón estaba acelerado posiblemente producto de la sensación de imaginarme a solas con ella. La verja era de unos dos metros de altura con mucho verde que no dejaba ver hacia dentro con claridad. Daba paso a una línea de baldosas de pizarra que en forma de camino te hacían llegar a la entrada sin pisar el verde que salía alrededor de ellas. La entrada estaba adornada con unos peldaños de piedra, un poco abrupta, como sin tratar, que hacían juego con las que rodeaban las ventanas. Entramos y me dijo que me sentase en la sala que ella bajaba ahora y que ya tomábamos algo y comíamos unas pizzas. Subió a la planta de arriba y yo me senté en un sillón mirando todas las estanterías, con las fotos, los libros, y todas las plantas que tenía adornando la sala.

Un ruido fuerte de arriba me sobresalto, y entonces me levanté y subí las escaleras. Había varias puertas solo una estaba abierta, al final del pasillo a la derecha. Me asomé y ví como Susana estaba recogiendo algo del suelo. No tenía el pantalón puesto y se veía la tanga burdeos perfecta. Me quede mirando, mientras ella recogía todo lo que había en el suelo. Agachándose una y otra vez, enseñándome todo su culo en pompa. Mi cuerpo empezaba a reaccionar, mi corazón se aceleraba y mi pene se ponía duro elevándose dentro de mi pantalón. Entonces sin querer me apoye un poco mas en la puerta y esta se abrió ligeramente produciendo un ruido como la de los castillos, un chillido fino que alerto a Susana.

Vaya ¿otra vez observando lo que mas te gusta? – dijo riéndose con una carcajada

Es que hoy un golpe y subí por que no sabía si te había pasado algo – la dije sonriendo.

Pasa y así me ayudas.

Mi excitación iba en aumento y no acertaba a decir nada. El bulto de mi pantalón era evidente .Nos pusimos los dos a recoger lo que se había caído con las de la silla que tenia en la habitación. Yo estaba en el suelo , de esa manera no se me notaba lo empalmado que estaba, dándole las cosas que quedaban caídas , mientras ella las guardaba en un cajón de la cómoda. Desde allí veía a la perfección sus piernas, adornadas con un pequeño tatuaje de un sol en el tobillo derecho. Mis ojos subían hasta encontrarse con un culo redondo, de unas buenas dimensiones, marcando una separación simétrica, el tanga que se perdía en su interior y que parecía mojado. Debajo del jersey de rayas los pechos se agitaban, mire encima de la cama, al lado del pantalón estaba el sujetador, también burdeos con una transparencia. La miraba cada vez que se agachaba a meter las cosas en los cajones. Una y otra vez su culo se ponía en pompa delante de mí.

Bueno entonces ahora cuando acabemos, ¿qué te apetece comer? –me pregunto

Si yo te dijese lo que quiero comer……. –y solté una carcajada.

A lo mejor lo mismo que quiero yo que comas o ¿no puede ser?

El corazón me dio un vuelco y respire profundamente, como en un suspiro cuando te falta el aire. Delante de mi ella de pié, cruzo las manos por delante del jersey y se lo quito en un movimiento, quedando solo con el tanga burdeos. Tenía unos pechos preciosos, no demasiado grandes, con los pezones duros, quizás por el frió, aunque yo quise imaginar que fuera por la excitación del momento. Dio un paso hacia mi y coloco una pierna a cada lado de mi cuerpo, mientras yo estaba sentado aún en el suelo, dejando su coño a la altura de mi cara. Puse mis manos a subir por sus piernas y a comenzar a acariciarla.

Esto es mejor que una pizza o prefieres la pizza

Creo que me voy a empachar de ti.- la respondí.

Sin mas, separe el tanga con una mano y metí mi boca encima de su coño, ella dio un pequeño saltó y coloco las manos en mi cabeza para que no me separase de allí. Mi lengua la recorría, arriba y abajo, todo su sexo, mientras mis dedos se metían dentro para moverse con rapidez. La respiración de ella se aceleraba y su coño empezaba a lubricarse, mis dedos se movían tocando todo el interior. Entonces ella se separo y me dijo que me quitara la camisa y que me echase en la cama que no estaba a gusto así de pié. Me levanté y me quite la camisa, mientras ella se había quitado la tanga. Ella se acerco y me soltó el cinto y los botones del vaquero para dejarlo caer al suelo. Mi pene se salía del calzón que llevaba, lo tenía totalmente duro. Ella paso la mano por encima de él, y me dijo si esa era su comida, mi pene dio un salto cuando me lo dijo. Me empujo, para echarme en la cama, boca arriba, ella se puso encima de la cama de pie, coloco los pies cerca de mi cara y comenzó a agacharse para ponerme todo su coño en mi boca. Tenía un coño arreglado, con un poco de pelo en la parte superior, un mechón castaño, el resto era liso, ideal para comerla un largo rato. Coloque mis manos en sus nalgas, según iba acercándose a mi cara, ella se apoyo en el cabecero de forja de la cama, con los brazos extendidos. Mi lengua comenzó de nuevo a jugar en su coño, me centré en su clítoris, que se apreciaba duro cada vez que pasaba la lengua por la parte superior de los labios. Ella se movía para procurar que no me quedase nada sin chupar, mientras mis manos la recorrían entera, cada parte de su cuerpo era mió. Entonces empezó a subir el tono de su respiración, y a gemir en alto sabedora de que estábamos solos en su chalet. Mi boca se lleno de su jugo y ella en dos o tres espasmos, había tenido un orgasmo solo con notar mi lengua en ella.

Se echo a mi lado, juntamos nuestros labios en un dulce beso. Note como sus labios se derretían al contacto con los míos y como su lengua entraba invadiéndome. Se coloco encima de mi, sin separar los labios, con una mano entre los dos cogió mi pene y se lo coloco en la entrada. Comenzó a moverse, mientras nos besábamos. Sus pechos duros, rozaban al mió y su larga melena me acariciaba suavemente. En un movimiento rápido se lo metió entero y se quedo quieta, quizás para notarlo más. La sensación en mi pene era deliciosa, tenía mi pene rodeado con las paredes de su coño , como en un embudo. Empecé a moverme, no me dejaba. Ella de levanto apoyando sus manos en mi pecho. Su pelo alborotado la cubría la cara y los pechos. Subí las manos desde su cadera a sus pechos y se los agarre con fuerza, para que notara mis dedos en sus pezones. Cambio las manos a mis muslos y empezó a moverse trazando círculos primero si separarse ni un milímetro de mi, para notarnos completamente. Después el movimiento se torno mas fuerte, arriba y abajo, levantaba su culo y lo golpeaba de nuevo contra mi pene. Joder como me gustaba aquello. Estaba encima de mi , con la respiración agitada y los pezones en mis dedos duros como rocas. Moje mi mano y la acaricie uno de los pezones, mientras ella mantenía un ritmo endiablado ensartada en mi verga. Comencé a acariciarla y a humedecerla los pezones, entonces se inclino y me los coloco a la altura de la boca. Con una de mis manos acerque sus pechos y les pase los labios, saboreando todo lo que me estaba dando, y que jamás había imaginado que fuese posible.

Con un movimiento nos giramos en la cama sin sacar el pene de su cueva. Tome el control. Ahora era yo la que la hacia desear mi pene dentro, mientras nuestros labios no se separaban. Jugaba con el , en la entrada, haciéndole golpear contra sus labios vaginales y contra su clítoris , levantándome con los brazos para que el pene recorriese todo la húmeda raja que tenia como una herida abierta para mi . Entonces metí un poco de mi pene y le empecé a hacer un movimiento circular con mi cuerpo que se transmitía justo a la entrada, un poco por debajo de su abultado clítoris. Poco a poco fui metiendo todo lo largo de mi verga dentro de ella, a cada centímetro ellas saltaban y levantaba más las piernas para facilitarme la entrada. Separé mi boca de la suya y pase a besarla el cuello, mientras mi verga empezaba a entrar y a salir acelerando el movimiento. Después sus pechos, los besaba con suavidad sin dejar de moverme dentro de ella. Me rodeo con sus piernas y con sus dedos clavados en mi espalda, gemía con mas intensidad, la misma con la que me arañaba la espalda. Los movimientos se fueron acelerando y las respiraciones no tenían un compás. por que se rompían con los gemidos de ambos. Noté su humedad saliendo por mis huevos hasta terminar en la colcha de su cama , mientras ella se agarraba a la cama, cambiando las manos de mi espalda a la colcha y al cabecero de la cama donde se agarraba con fuerza , se arqueo convulsionadamente varias veces , o lo que yo respondí con mas fuerza en mis metidas, ella entonces me dijo:

Vale por dios , que no puedo más

Hoy te voy a joder yo , que me tienes loco

No por favor me haces daño, no puedo, no puedo

Entonces ella me saco de dentro de ella y me tumbo en la cama, cuando apenas había conseguido que la respiración y las palabras se coordinen, me dijo:

Cabrón me hacías daño, hacía mucho que nadie me ponía tan caliente.

Se metió mi polla en la boca y comenzó con un movimiento rápido y duro con su mano, mientras ella aún daba pequeños saltos, como si tuviera pequeñas descargas eléctricas. Su boca era suave y me pasaba la lengua por los huevos y por todo el tallo hasta llegar al glande, cerrado con fuerza la boca. No podía más me iba a correr, me dolían los huevos del tiempo que hacia que no follaba con nadie.

Cuidado Susana que me corro.

Vamos dame tu leche, cabrón que me la quiero comer entera.

Metió entero el pene en la boca y espero a que me corriera. El semen se la escapo de su boca cerrada, por los lados de mi polla. Trago lo que tenía en la boca y se puso a limpiar lo poco que se había escapado, mientras mi cuerpo respondía como con brincos a cada pasada de su lengua en mi polla.

Estuvimos unos minutos mirándonos, con una sonrisa que delataba la complicidad y la ironía de ser amantes y trabajar juntos. Ella a punto de casarse con su novio de hace 7 años y yo pensando en lo largo que se me haría el viaje de vuelta para estar con mi familia , pensando en el mundo de colores que pensé que había perdido.