Una tia incestuosa
Acogimos en nuestro hogar a nuestros sobrinos y ...
Cuando fallecieron en un accidente de automóvil mi cuñado Gregorio y mi hermana Pilar, Eduardo mi marido permitió, como nosotros no teníamos hijos que acogiéramos en nuestro hogar a nuestros sobrinos.
Nuestra vida matrimonial por falta de comunicación y de relación sexual fue un auténtico fracaso y cuando acababa de cumplir los treinta y cinco años y dieciseis de casada, obtuve el divorcio y no me sentí sola porque tenía a los hijos de mi difunta hermana, que después de seis años de convivencia, me consideraban su propia madre.
Mis sobrinos ya no eran ningunos niños, sino dos adultos. Angel era un muchacho de diecinueve años, alto, muy guapo y musculuso ya que era muy deportista y practicaba el culturismo intensamente, participando en diversas competiciones regionales con bastante exito. Sin embargo el pequeño Luis tenía un retraso mental, que le convertía en un adolescente de diecisiete años bien parecido, con un cuerpo bien proporcionado, pero con una edad mental de cuatro o cinco años.
Me parece mal definirme como mujer, pero según dicen mis amigas soy bastante guapa, alta y provista de un cuerpo danone, no en vano me entreno con asiduidad en un gimnasio, practicando el aerobic y baile español, aunque nis senos son demasiado grandes lo que me crea un completo de tetuda, hasta el punto de que he pedido a dos consultas de cirujanos plásticos presupuesto para reducirme los pechos, a fin de que las miradas masculinas no se queden fijas siempre más en mis tetas, que en mis ojos, que por cierto los tengo muy bonitos, ya que son negros como el carbón, concordando perfectamente con mi melena morena.
Como no tenía marido, ni amante, pasaba muchas horas en casa con Luis, al que iba a buscar al autobus cada tarde, ya que se educaba en un colegio de educación especial. Yo me fijaba que estaba despertando al sexo y que sin ningún pudor se acariciaba su miembro viril por encima del pantalón, mostrando una erección que sin querer provocaba mis más oscuros deseos, dado que llevaba muchos meses sin mantener una relación sexual satisfactoria, y por lo tanto ni me acordaba de lo que era un orgasmo.
Observaba también que mi sobrino se frotaba contra mi cuerpo siempre que podía, me besaba cerca de la boca, y rozaba mis senos sin disimulos, por lo que yo comencé a sentirme muy excitada a pesar de que no me atrevía a reprenderle, porque en el fondo era una chico grande que no tenía sentido del pecado, ni de que no podía tocarme a mí, aunque al parecer le gustaba, dado que era la que hacía las funciones de su madre.
Pasaraon varios días y cada vez estaba más pendiente de sus automanipulaciones onanistas, sin darme cuenta de que con mi pasividad, lo estaba excitando mas y en el fondo pense, estupida de mi, que ya no pasaria a mayores y que Luis poco a poco abandonaria sus practicas que me comenzaba a despertar la libido, hasta el punto de que decidí que debia de ayudarle a obtener el placer con su cuerpo.
Cierta noche en que emitian una pelicula pornografica en una televisión loca, me quede viendola y como mi sobrino Angel estaba pasando unas vacaciones con Sonia, su novia, en Salou, no me importo que Luis me acompañara y que se sentara a mi lado en el sofa, ataviado con su pijama corto y sin slip debajo del pantalón.
Comenzo la pelicula y como las escenas era muy fuertes y las protagonistas jadeaban constantemente, formando una musica de fondo muy excitante, note que mi cuerpo deseaba ser acaricidado por un hombre, que me hiciera el amor varias veces y mes transportara al superorgasmo que jamas sentí con mi ex, y que posiblemente jamas tendria ocasión de disfrutar. Evidentemente estaba equivocada.
Mi sobrino Luis comenzó cogiendome con su brazo por encima el hombro. Yo no le quite la mano. Iba vestida con una batita rosa muy corta, llevando debajo de ella tan solo una braguita negra demasiado pequeña y escotada que a duras penas cubría mi sexo.
De repente vi con el rabillo del ojo que Luis se había sacado su pene enorme y muy grueso, que esta erecto al maximo y desafiante, y comenzo a masturbarse secundando muy pronto esos jadeos de las actrices, sin importarle lo mas minimo que yo estuviera a su lado y que me encontrara completamente excitada, hambrienta de sexo y a punto de cometer la mayor locura de mi vida ¿Dónde quedaban mi recato y esa vida resignada de mujer insatisfecha?
Poco después él me soltó los botones de mi bata y mis senos grandes, gruesos y con los pezones erectos y rosados como fresones en su punto de madurez se quedaron al aire, sin que yo hiciera algo por guardarlos de nuevo bajo la protección de esa prenda que él fue abriendo sin oposición hasta que me quede desnuda de cintura para arriba, cubierta tan solo por mis braguitas de lenceria parisina, elegantes y que realzaban mi bajo vientre, pero que no eran obstáculo para que ese animalote metiera sus dedos grandes y largos por las perneras hasta posar sus yemas en mi grieta vertical, produciendome un placer que hasta entonces no había experimentado en mi matrimonio.
No sé como sucedió pero él apoyó su cabeza en mis tetas y comenzó a chuparme un pezón con deleite, haciendo que un escalofrió recorriera mi espina dorsal produciendome una sensación indescriptible en mi vagina, hasta que inesperadamente una humeda cascada de flujo me confirmo que estaba disfrutando de un superorgasmo fabuloso y gratificante.
Su aliento en mis pechos, su lengua humeda, esos mordiscos suaves en mis pezones, me hicieron vivir el extasis supremo, sentirme la mujer mas feliz del mundo y olvidandome de que era mi sobrino menor el que me estaba compensando por una vida matrimonial aburrida y sin alicientes, me abandoné a mis prejuicios y dejé que el guiase mi mano hasta ese miembro viril empinado y tentador que sujete con fuerza, recorriendolo en forma acompasada para que el disfrutase con mis caricias prohibidas por una moral caduca y que sin embargo me hacían gozar como una adolescente sin prejuicios.
Le ayude a que me quitase la braguita y me quede totalmente desnuda mientras que el se despojaba del pijama y me mostraba su cuerpo de adolescente muy bien dotado virilmente y cuando se arrodilló frente a mi, abrí las piernas al máximo para que hundiera su cabeza en mi sexo y su lengua humeda y juguetona recorriera toda mi cueva del amor, haciendome temblar, gritar como loca del gusto que me estaba dando y casi perdí el sentido estimulada por tantas sensaciones maravillosas, que hasta entonces nunca había gozado.
Luego fui yo la que le hizo echarse boca arriba sobre el sofá y le besé desde esa boca agradable y calida, bajando por su cuello, tetillas, torax cubierto de vello, hasta el ombligo y despues lamí su bajo vientre, su pubis hasta que el glande enorme, azulado y suave me rozó la nariz y mi lengua lo embadurnó de saliva. Me dí cuenta de que iba a cometer una acción muy impura, algo reprobable pero el sabor de aquella porra de carne me hizo olvidarme de mis prejuicios y cerrando los ojos me la tragué posandola sobre el lecho humedo de mi lengua, mientras el me sujetaba la cabeza como si temiera que yo pudiera ser tan tonta de dejar esa golosina.
Hacia muchos años que no le hacía una felación a un hombre. Para ello tenía que remontarme a mis dieciseis años cuando en el parque y ocultos por unos parterres, al anochecer Eduardo y yo, hicimos el amor por primera vez tras unos ardientes prólogos de mamadas y cunilingus. Seguí succionando aquella delicia erecta y poco después él tuvo una eyaculación abundante que me inundó con su esperma e incapaz de recharzarlo me bebí hasta la última gota de ese nectar de su intimidad.
Luego sin saber ni como ni cuando me vi acostada sobre el sofa y el encima de mi. Abri las piernas y le sujete el cuello con mis pies. El con ternura me penetro con su mastil y me senti ensartada, mientras nos besabamos en la boca e intercambiabamos los jugos de nuestros placeres compartidos.
Hicimos el amor varias veces pues Luis era un hombre muy ardiente y yo me queme como estopa en el fuego de su pasión. Nunca me habia sentido mejor y junto a el pase las mejores horas de mi vida, sintiendome muy feliz de haber nacido mujer, aunque lamente haber perdido tanto tiempo junto a Eduardo, mi ex.
Así estuvimos viviendo nuestro romance durante varios meses, hasta que una tarde de sabado regresó a casa antes de tiempo ni sobrino mayor Angel y nos encontro follando. Lo vi enfadarse, mascullarse entre dientes y me senti la mas vil de las mujeres. Luego cuando me duche y vesti, lo encontre en la cocina bebiendose una cerveza. Quise explicarle que su hermano tenia un retraso mental que le impedia saber lo que era bueno o malo, licito o ilicito y el me insulto. Me explicó que había reñido para siempre con su novia Sonia, que era una estrecha, y que envidiaba a su hermano porque me tenia a mi, mientras que el para desahogarse tenía que irse con una prostituta y gastarse un dinero que no le sobraba.
No le dije nada, pero le di un beso en la boca que le cogio desprevenido. Nuestros labios se unieron y también nuestras lenguas. No le prometi nada, pero me dije a mi misma que ese muchacho tenía que encontrar en mi a esa mujer que fuera capaz de proporcionarle el placer sexual, que su novia ya no le daría. ¿Y si me convirtiera también en la amante de mi sobrino mayor?
Le escuche como se iba a pasar la noche con sus amigos. Me fui al cuarto de baño y tras echar el pestillo para que Luis no pudiera entrar, como solía hacer mientras estaba desnuda para disfrutar de mis caricias, estuve pensando en Angel, que era el prototipo del muchacho guapo y bueno, el hombre que muchas mujeres querrían convertirlo en el compañero de sus fantasías sexuales. Tras la ducha me peiné con cuidado, me maquillé y en vano esperé a que regresara a casa, logrando calmar a Luis, al que suministre despues de la cena un buen somnífero para que se acostara pronto y me dejara el campo libre para lograr mi segunda conquista incestuosa del día.
Me acosté vestida con el camisón más corto y vaporoso que tenía. Me quedé dormida y soñé con él. De repente noté que unos labios besaban los míos y me desperteé. Era Angel desnudo como un dios griego, con los musculos perfectamente dibujados en su cuerpo de atleta. Me fije en sus atributos viriles que eran mas largos y gruesos que los de su hermano pequeño.
Me senté en la cama y le cogí su pone para acariciarlo con mis manos suaves y pequeñas, para dibujar los nervios y relieves con mis uñas largas, pintadas de rouge y bien cuidadas. Inesperadamente se me salió un pecho de la tenue coraza del negligee y ese seno gordo, de areolas oscuras y pezón granulado y tieso se quedó expuesto a sus caricias, a los besos y succiones que me dispensó goloso, como un bebe hambriento.
No me di cuenta de nada ya que estaba de nuevo en una nube. Me sentí desnuda y el se acosto a mi lado. Nos besamos, lamimos e hicimos un sesenta y nueve increible, en el ambos como dos jovenes amantes nos chupamos y gozamos a tope saboreando nuestros sexos respectivos. Su miembro largo estuvo a punto de ahogarme al rozar mi campanilla y su lengua creo que se introdujo hasta mi nariz, pero seguimos dandonos al maximo placer hasta que nuestros orgasmos respectivos nos inundaron las bocas de nuestros jugos femeninos y masculinos, que nos bebimos sedientos de placer y de emociones.
Cuando él me penetró y me sentí poseida por ese joven tan bello, me olvide de quien era y me movi como una lavadora en la fase de centrifugado, logrando que el se vaciara en mi vagina durante tres o cuatro veces seguidas, sin pausa para el relax. Despues el untó mi esfinter de su saliva y semen y con cariño me sodomizó, logrando que descubriera un placer que nunca imaginé pudiera sentir, dado mi rechazo a todas las insinuaciones que me hizo mi marido, en los mejores años de nuestro matrimonio.
Tres meses después de haber mantenido relaciones con mis dos sobrinos me quede embarazada ya que siempre pense que era yo la esteril y por lo tanto la unica culpable de que no hubieramos tenido hijos. Me sentí feliz al ver que ese maldito machismo de Eduardo, mi ex-marido era impotente. Luego volví a la realidad y me di cuenta que desconocía quien era el padre de mi futuro bebe.
Para evitar el escandalo vivi una aventura con Matías, un compañero de oficina, que es soltro y tiene cuarenta y dos años. Como mi nuevo amante esta loquito por mi, le he convencido para que reconozca la paternidad de esa criatura que es el fruto de un amor incestuoso que para mi fue un autentica tabla de salvación fisica y psicologica.
Matias que es un buen hombre y tienes unos ahorrillos y un piso propio en una zona elegante de Zaragoza, quiere que me case con él y posiblemente lo haga, aunque le exigiré que mis dos sobrinos tienen que seguir viviendo con nosotros, porque yo estoy convencida de que necesito disfrutar con esos dos jovenes que saben como hacerme la mujer mas feliz del mundo.