Una tentadora distracción para un acaudalado viejo
Cuarto relato de Margarita, el relato salió un poco extenso debido a la trama que se desarrolla.
UNA TENTADORA DISTRACCIÓN PARA UN ACAUDALADO VIEJO
Cuarto relato de Margarita, la joven tendrá que seducir a un rico empresario iniciándose de esta manera con la banda delictiva, descubrirá ciertos beneficios al pertenecer a esta, después de su primera participación Pancho la recompensará con una desgastante noche.
Unas 10 horas aproximadamente antes del debut de Margarita……
Don Pablo (el padre de Margarita) se despertaba con un punzante dolor de cabeza, una intensa resaca lo acompañaba pues era también un aficionado a la pachanga y la cerveza después de un duro día de trabajo en la fábrica en donde se desempeñaba, tomando su frente en respuesta al dolor intentaba que su vista se recuperara y regresara la claridad que cambiara esas sombrosas formas que medio visualizaba pero que estaba seguro de que se trataban de los muebles de la casa.
Avanzó con un caminar dificultoso gritando el nombre de su preciosa hija pero recordó que esta le había pedido permiso para quedarse a dormir en casa de su llenita amiga, razón por la cual el también aprovechó para llegar algo tarde esa noche.
-buenos días- una gruesa voz lo sacó de su estado crudesco.
El padre de Margarita volteo rápidamente hacia donde provenía esa tenebrosa voz y observó en la sala de su casa un enorme hombre gordo y moreno sentado en un sillón mecedor que poco faltaba para desmoronarse debido al exceso de peso, Don Pancho quien vivía de forzar las cerraduras de las casas poco le había costado abrir la de esta vivienda.
-quue, quien es usted?, como ha entrado?- dijo el padre de Mar un poco asustado.
-tranquilo viejo, solo vengo a hablar con usted sobre su hija- el viejo se relamía los labios con el hecho de articular las peladeces con las que se expresaría ante este hombre.
-mi hija?, que tiene mi hija?,- Don Pablo se hacía lentamente hacia atrás intentando llegar a la barra que separaba la sala de la cocina, algo le decía que este gordo traía malas noticias, lo analizaba y veía las fachas de malviviente que se gastaba el porcino.
-tu hija está bien, un poco adolorida ya que anoche le pegamos un cogidón, pero nada del otro mundo, se menea chingón arriba de las vergas la condenada, jejejejeje, la dejé bien llenita de leche- decía el viejo Pancho.
-queeee?, que peladeces dice gordo cabrón, mi hija está en casa de una de sus amigas- decía Don Pablo sudando producto de la adrenalina que le advertía de algo malo a punto de suceder.
-jejejejeje, así que eso te dice esa chiquilla culona cada que sale a putear, deberías de tenerla más vigilada, nunca se sabe qué tipo de personas se podría encontrar en los lugares que frecuenta, jejejeje, nunca se sabe que verga se le podría meter dentro de su panocha- reía el viejo mostrando sus abultados y negros labios de batracio.
-oiga, le pido que deje de expresarse así y que abandone mi casa si no hablaré a la policía,- decía Don Pablo y su mano se acercaba disimuladamente hacia un porta cuchillos de madera.
-no me amenaces viejo!!!!!! (le decía Pancho aunque el padre de Mar era más joven que él), aquí no estás en condiciones de amenazar a nadie!!!!!- gritó el gordo, su cuerpo había adoptado una postura de superioridad y mamarracheria y se meneaba gelatinosamente ante el menor movimiento, el padre de Mar se asusto como cual niño regañado debido a la tenebrosa voz que brotó de la garganta de Pancho.
-mire, la verdad yo no sé de qué me habla, así que por favor le pido que se vaya, créame que conozco muy bien a mi hija y con todo respeto ella nunca se acostaría con un…….. sapo como usted, creo que usted está confundido- dijo Don Pablo agarrando un poco de valor.
-jejejeje, nada de eso, mira pendejo, sabía que no me creerías por eso traje pruebas, de casualidad no es esta la putona de tu hija,- dijo Pancho y lanzó un celular hacia las manos de Pablo, este lo cachó y pudo contemplar con horror como su hija era sometida por un asqueroso y flacucho anciano, y pensaba que el viejo gordo que tenía en frente era el afortunado fotógrafo para después visualizar otra foto en donde el mismo anciano hacia acto de presencia junto a su hermosa hija mientras ambos se expresaban con un gesto orgásmico, esto hizo pensar por un momento al malaventurado padre que su hija se acostaba con viejos en sus ratos libres.
No pudo aguantar semejante repulsiva prueba y cayó en un estado de nauseas, vomitando en la sala por lo desagradable del vejestorio de la fotografía, pensaba que como era posible que su bella hija estuviese teniendo sexo con un viejo casi en estado de descomposición, sus manos temblaban intentando sostener el dispositivo móvil.
-jejejeje como no la grabé para que escucharas las leperadas que gritaba esa perra, ay métanmela, métanmela, lléneme de leche, préñenme me vale madres, que el pendejo de mi padre se encargue de mantener también a mi cria, jejejejeje, préñenme las veces que quieran- decía el malvado viejo imitando la voz de una mujer.
El papa de Margarita no pudo más y enfurecido tomó un cuchillo.
-gordo hijo de puta, mi hija nunca haría eso, ustedes la violaron,- dijo envalentonado y se abalanzó sobre la grotesca humanidad de Pancho, sin importar que Pancho le sacara una considerable altura y unos aproximadamente 60 kilos de diferencia, pero todo ese valor se congeló cuando vio al viejo gordo sacar de entre sus pantalones un revolver 357 apuntándolo hacia él.
-quieeeto, o te sorrajo el culo a plomazos- dijo Pancho.
El padre de Margarita se paralizó y no advirtió cuando otro de los malhechores se metía a su vivienda, Pablo se dio cuenta de ello cuanto este le acertaba un estate quieto en la cabeza con un bate de beisbol que utilizaban para anestesiar a sus víctimas, Don Pablo cayó aun consiente y semiconvulsionante, tocándose la parte golpeada de su cabeza y sintiendo como un líquido caliente comenzaba a brotar a partir del golpe, pero fue Pancho quien se encargó de hacerlo dormir mientras le recordaba lo buena que estaba su hija.
-tu hija nos va a hacer ganar mucho dinero esta noche, cabrón hijo de puta, además pretendo llenarle otra vez su panochita de leche hasta que le haga queso jejejeje- dijo Pancho moviendo su lengua muy vulgar y asestó un poderoso golpe que mandó a dormir al padre de Margarita.
-mira pendejo, quédate aquí hasta nuevo aviso, y si llega alguien más te lo hechas- dijo Pancho dándole un arma de fuego al joven que golpeó a Don Pablo, uno de los tantos muchachos que sirven a esta y otras tantas bandas delictivas pero que no tienen el reconocimiento suficiente.
Una vagoneta modelo no muy nuevo y con vidrios polarizados esperaba en las afueras, ahí otro de los viejos la encendía una vez que Pancho subía el cuerpo inconsciente del papá de Margarita, a pesar de que el atroz momento fue en la mañana, con gente que caminaba por los alrededores y varios negocios cercanos ya abiertos, como ocurre en estos casos, nadie se dio cuenta de nada.
Eran alrededor de las 07: 00 pm, el estómago de Margarita rugía como un león, sus tripas se comían prácticamente unas con otras pero a ella poco le importaba, veía un pedazo de vidrio roto tirado en el piso y por un momento pensó hacer una estupidez, pero recordó la propuesta del viejo y pensaba especialmente en su papá.
Minutos después la puerta de esa casa nuevamente se abría, apareciendo la obesa figura de Pancho al que al parecer que ni el mismo Morfeo se atrevía a visitarlo, pero esta vez no venia solo, venía acompañado de una muchacha quien cargaba lo que parecía ser una bolsa con ropa y un plato de comida, la jovencita traía todo lo necesario para transformar a Margarita en una puta irresistible, quien de por sí ya en esas fachas de semidesnudez y sin maquillaje se veía irresistible.
-come puta, no vaya a ser que te nos desmayes en tu primer día, jejeje- dijo Pancho.
-no quiero nada que venga de usted- dijo muy enojada, cuál sería la cara de esta jovencita si supiera lo que el gordo había hecho hace unas cuantas horas.
-jejejeje, bien que anoche si me la pediste jejeje, pos si quieres comer come, si no no comas, nada más que si te desmayas y nos hechas a perder la jugada, en ese mismo momento voy a tu casa y me muelo a golpes a tu papacito y a todo el que me encuentre, ahí te la encargo Silvita- dijo Pancho y se dirigió a la cama y encendió el televisor, aunque no le prestaba atención a lo que veía en el monitor pues en poco tiempo se podían escuchar los bestiales ronquidos que el gordo hacia.
Silvita o Silvia, una muchacha de 23 años, con un cuerpo aceptable aunque con pancita, Silvia es de esas muchachas que aun desvían miradas en la calle y mas con su cara bonita , madre de un niño hijo de uno de los tantos muchachos que servían como ojos para esta y otras organizaciones, y que siempre eran utilizados como distractores cuando las cosas se ponían feas, de modo que terminaban siendo estos muchachos los que acababan por enfrentarse a los policías o bandas contrarias mientras estos viejos huían y se escondían como ratas, a cambio los jóvenes solo recibían si bien les iba inmunidad para ellos y para su familia, pero si se atrevían a hacer otras cosas que no estuvieran dentro de las órdenes de los jefes como vendiendo información simplemente desaparecían.
-hola, me llamo Silvia y tú?- dijo Silvia en un tono amistoso, un saludo tan natural como si se tratara de dos estudiantes que recién se conocen en un salón de clases.
-Margarita- dijo la nena estirando su mano en forma de saludo, dicha mano cubierta completamente por la manga de la camisa del viejo.
-bueno Margarita será mejor que comas algo para que empieces a embellecerte, aunque no se en que más te puedes embellecer, eres muy bonita- decía Silvia sin ese morbo con el que se expresó horas atrás la vieja Lencha.
-gracias- dijo Margarita esbozando una leve sonrisa mientras se disponía a degustar de los sagrados alimentos, otro animalesco ronquido hizo que las dos chiquillas voltearan hacia donde el gordo, solo para ver como la voluminosa y peluda panza se elevaba lentamente en cada respiración.
-yyyy, trabajas en la….. el bar?- preguntó Margarita.
-sí, ya voy para tres años, solo que ayer no vine, me sentía mal, tu eres la muchacha del vestido blanco?- preguntaba Silvia mientras sacaba todo un arsenal de pinturas faciales acomodadas en un práctico estuche.
-bueno traía uno blanco pero ahora es ese trapo sucio que ves ahí, porque?- dijo Mar señalando su vestido tirado en el suelo.
-digo, parece que ayer robaste cámara, varios clientes me han preguntado por una muchacha de vestido blanco, que quien era, que si trabaja ahí, y concuerdas con la descripción física que me dieron- dijo Silvia, aunque “muchacha” no era el adjetivo calificativo verdadero con el que los borrachos se referían a la curvilínea Maguito quien solo sonrió por lo que dijo Silvia.
-tienes familia Margarita?- preguntó Silvia.
-sí, un papá,-
-y tu mamá?- preguntó Silvia.
-mi mamá nos abandonó, cuando yo era muy chica, tan chica que no me acuerdo de ella, solo la conozco por una foto que aún conserva mi papá- respondió Mar.
-lo lamento-
-pierde cuidado y que me cuentas tu?- preguntó Margarita.
-me escapé de la casa a los 20, me vine a vivir con un muchacho que conocí en mi anterior trabajo, un casino, tengo un niño de 10 meses, es mi todo, la razón por la que aguanto este trabajo que en ocasiones me desespera, pero por otro lado me va bien, y más cuando me mandan a un table propiedad también de Felipe que está en una zona muy acaudalada, ahí si te sacas un buen varo en una sola noche, los viejos de allá te llenan la tanga de billetes jijiji- reía Silvia.
Margarita solo escuchaba lo que decía esta otra muchachita, parecía como si se sintiera orgullosa de estar contando este tipo de anécdotas a una chiquilla como Mar que hace apenas unos días veía esto como de prostitutas, sin embargo comprendía que en parte Silvia tenía una razón para hacerlo (su niño) hasta que se le vino a la mente su esposo.
-y tu esposo no te dice nada porque trabajes en esto?- preguntó Mar.
-mi esposo, mi esposo tiene………… tiene casi el año que lo mataron- respondió Silvia.
-lo siento- dijo Mar completamente apenada por recordarle tan doloroso acontecimiento.
-no te preocupes, el tuvo la culpa, el muy estúpido se atrevió a robarle dinero a Felipe porque se quería fugar con otra a la que también había empanzonado, ahora apúrate que no tenemos mucho tiempo- dijo Silvia en un intento de no seguir tocando el tema.
Margarita comenzó a maquillarse, sin embargo como ella casi no lo hacía o lo hacía pero muy discreto no gustó a Silvia la forma en que lo hizo.
-um, no, no es lo que me pidió Pancho, si me permites te puedo ayudar- dijo Silvia.
-bueno- contestó Margarita.
Silvia comenzó a aplicar levemente ese polvo antibrillo sobre el perfecto rostro de Margarita, aplicaba el rímel cuidadosamente concentrada en su labor, sacaba por momentos la lengua para demostrar el nivel de concentración digno de un escultor intentando crear una verdadera obra maestra, Margarita cerraba los ojos para que Silvia aplicara ese sensual juego de sombras y así darle más vista a esos hermosos ojos verdes,
-qué bonitos ojos tienes, son naturales?- preguntó Silvia.
-gracias, si, son naturales, herencia de mi mamá, bueno al menos eso dice mi papá- respondió la muchachita.
La joven teibolera continuó con su labor, planchó el castaño cabello de la chamacona y aprovechó la manejabilidad de este para recrearle un esplendido y coqueto peinado.
-listo, ahora ponte esto- dijo Silvia y dio a Margarita la bolsa, que por lo poco que abultaba ya casi se imaginaba lo provocativo que debían de ser las prendas.
Margarita metió la mano dentro y encontró algo que parecía ser un hilo minúsculo, sacándolo, estirándolo y enseñándolo a Silvia dijo:
-y esto quieren que me ponga?, si quieren mejor me voy desnuda- ambas muchachas reían entretenidas, mientras Pancho se daba la vuelta y se acomodaba boca abajo, a medida que una sonora y prolongada flatulencia era emitida ante la presencia de las muchachas seguida por un ruidoso ronquido, ambas se vieron entre ellas mientras que Silvia tapaba su nariz.
Margarita se dirigió al baño y se desabotonó la extra grande camisa, lentamente la camisa comenzó a rodar acariciando cada centímetro de su tentadora piel, la camisa cayó hasta el piso y con un ligero movimiento de pie similar a un taconcito la joven la hizo más para allá, saco la pequeñísima tanga, levantó delicadamente un pie y lo metió entre la prenda, para así continuar con su otro pie, se inclinó un poco sacando su culito para con ambas manos comenzar a estirar delicadamente la minúscula prenda hacia arriba, mientras la tanguita avanzaba y sus hilos laterales se enroscaban se podía notar como esta poco a poco se iba ajustando debido a que había llegado a donde las piernas comienzan a ensancharse, Margarita tenía que estirarla un poco para que pudiera subir y cubrir su delicada zona íntima, la tanga se apretó contra esos carnosos labios vaginales adquiriendo externamente la forma de estos, los hilos laterales apretaban esas caderas al punto de casi quererse enterrar en ellas.
Posteriormente tomo el minivestido y se lo embutió bajándolo cuidadosamente pues su voluptuoso cuerpo era visiblemente apretado por esa alicrada tela negra, la jovencita se acomodó su cabello pues al meterse el vestido el peinado se le descompuso un poco, Mar terminó de bajar el vestido moviéndose tambaleantemente para que su curvilíneo cuerpo fuera semitapado por el atuendo, sus muslos quedaban expuestos a la intemperie al igual que buena parte de sus senos ya que el vestido poco podía hacer para tapar estas partes de su cuerpo, Margarita terminó de acicalarse con accesorios, perfume, brillo labial y unos zapatillas de plataforma que la hacían aumentar considerablemente de estatura.
Pancho era despertado por Silvia, el gordo abría sus venudos ojos y vio a su cautiva con una emputecida hermosura que nunca se había visto por los alrededores, el solo verla a ella dirigiéndole sus hermosos ojitos hacia su obeso cuerpo lo hizo transpirar como un cerdo, rápidamente sus axilas comenzaron a empapar su camisa y un semicírculo de sudor cubrió la parte de sus caídos pectorales.
-que sabrosa te ves chiquilla, tengo la verga a mil- dijo Pancho haciéndosele agua la boca y masajeándose su escandaloso paquete.
-uyy yo mejor me retiro- dijo Silvia.
La sexy Margarita se movía ensayando su caminar por el cuarto enfundada en un ajustado vestido negro que casi hace que el pobre viejo perdiera sus ojos de tan salidos que se le pusieron, su verga se levantó haciendo crecer una titánica hinchazón sobre el pantalón, algo que no paso desapercibido para ambas féminas quienes disimuladamente volteaban a ver ese descomunal bulto que casi parecía querer romper el cinturón, el bulto se había extendido desde el lugar que le correspondía hasta casi llegarle al viejo al ombligo.
-estoy lista, cumpliré mi parte y espero que usted cumpla la suya- dijo Margarita adoptando una pose muy atractiva y hasta exagerada y acalorándose un poco al descubrir su inmenso potencial para levantarles el autoestima a los hombres, para después salir junto con el viejo y reunirse con el resto de la pandilla.
La banda estaba formada principalmente por cinco hombres maduros, Felipe y Pancho ya conocidos, el resto lo conformaba Lucio, igualmente moreno y el mas chaparro del grupo, con una cara alargada como de caballo, cejas sumamente pobladas y sin división para distinguir la izquierda con la derecha, feo al grado de lastimar la vista con solo verlo, no era gordo pero si estaba muy panzón, era el más cobarde de todos, broncudo solo cuando se sentía con la protección del resto de sus compañeros o cuando tenía un arma entre sus manos, sin estas dos ventajas era tan indefenso como un corderito, un fino espectador de los curvilíneos cuerpos femeninos jóvenes cubiertos por apretados y minúsculos atuendos, y cuando se tenía la oportunidad de abusar de una indefensa jovencita simplemente no la desaprovechaba.
Raúl era otro de los que conforman esta pequeña organización, con un cuerpo casi tan gordo como el de Pancho solo que una menor estatura, su masa corpórea hacia ver a sus piernas muy cortas en proporción al resto de su cuerpo, una nariz gorda y levantada permitiendo ver las enormes fosas nasales mientras se expandían y contraían dándole una faceta porcinesca, demasiado cachetón, gustaba usar la barba en forma de candado, de todos Raúl era el único de tez blanca así como el mejor vestido, pantalones finos, camisas a cuadros, botas vaqueras, sombrero, usaba un collar con un colmillo de cocodrilo según el de buena suerte.
Ciriaco, el último de los integrantes, el más malo de todos ya que era el que se encargaba de las ejecuciones en caso de llegar a tal extremo, no le importaba si en su lista estaban mujeres, ancianos o niños, era como la muerte en persona ya que no distinguía de raza, género, edad ni estatus socioeconómico, para eso se le pagaba, no conocía la dignidad ni la misericordia, poseía un cuerpo rollizo y unos brazos sumamente musculosos, posiblemente sería el de mayor fortaleza de todos aunque no el de mayor altura, ese primer puesto lo tenía Pancho, un rostro lleno de cicatrices que mostraban las huellas de mil batallas, gustaba raparse casi a ras de coco, en pocas palabras un hombre bruto y cavernícola aunque con la única diferencia que lo marcaba del resto era que Ciriaco tenia entrenamiento militar, por un buen tiempo había servido al ejército desertando junto con otros miembros de la élite castrense, este personaje vivía prácticamente escondido, solo saliendo a la sociedad cuando se le necesitaba, era buscado por los altos mandos militares, desertar del ejército no se castiga con cualquier cosa.
Pancho llegaba junto con su femenina escultura, estacionaba su viejo auto enfrente de un edificio abandonado de tres pisos propiedad de Felipe, allí la misma vagoneta con la que habían secuestrado al padre de Mar los esperaba, rápidamente los hombres ahí presentes desviaban su mirada a ese rostro de combinaciones angelicales e infantiles pero con un aire a puta importada gracias al maquillaje, el gordo se bajó primero y delicadamente tomó la mano de su encantadora para ayudarla a salir del auto, la nena en ese acto enseñó todo su redondito trasero al resto de la pandilla ya que tenía que agacharse para salir por la puerta del piloto (la puerta del copiloto aun seguía sin ser destrabada).
-caballeros, les presento a la nueva integrante- dijo Pancho ayudando a salir del auto a Mar mientras ella se acomodaba su vestido pues se le subía demasiado.
Los cuatro viejos se quedaron en estado de shock, como si hubieran recibido un mazazo en la cabeza al ver descender de la camioneta a tan deslúmbrate mujer, Margarita vestía no provocativamente, mas bien obscenamente, empezando con un vestido negro que se ajustaba a su cuerpo como si fuera una segunda piel, sus senos casi reventaban ese insinuante escote y exhibían tres cuartas partes de ellos al exterior, el vestido era tan corto que con el menor movimiento para agacharse Margarita podría enseñar más allá del nacimiento de sus posaderas, sus carnosos labios estaban decorados con un exquisito color rojo casi invitando a darles una mordida, además la niña estaba calzada con unas zapatillas de plataforma más altas de las que acostumbraba usar, los petrificados viejos vieron cuando esa diosa descendía cuidadosamente llevando una de sus delicadas manos para taparse y de esta manera impedir que su tanga quedara a la vista de ellos.
-chingada madre Pancho, que cacho de hembra, habla español?- dijo Lucio, el primero en romper el hielo.
-mamita cuántos años tienes?- volvió a preguntar Lucio para quitarse el mismo esa duda mientras se acercaba a la preciosidad a la vez que sin ningún tipo de disimulo se masajeaba su grueso instrumento por sobre su pantalón.
-ehhh, tranquilo Lucio, no me la mallugues, recuerda que esta noche es de Gustavo- dijo Pancho.
-sabes Pancho, tiene mucho tiempo que no estoy con una mujer,- volvió a hablar Ciriaco acercándose a Mar y acariciándole suavemente su orejita, mientras ella mostraba rostro de incomodidad y se alejaba un poco a la vez que en un acto de defensa enrolló sus femeninos brazos en los morenos y peludos de Pancho.
Raúl fue el único que mostro un poco de decencia con la chamaca, aunque eso no impido que le diera un buen repaso desde los dedos de sus pies hasta su cabello y que su verga se lubricara.
-esta puta se llama Margarita, a partir de hoy trabajara para nosotros, ninguno de ustedes bola de pendejos tiene derecho sexual sobre ella a menos que yo lo autorice, ni siquiera pueden hacerse chaquetas mentales a salud de ella, de lo contrario les corto los huevos, está claro?- dijo Pancho.
-Raúl, todo en orden, estamos listos?- dijo Pancho para cerciorarse de que todo estuviera en su lugar.
-si Pancho- respondió Raúl, dándole a entender que algunos chamaquitos ya estaban en sus pociones para alertar a la banda en caso de que algún imprevisto o ronda por parte de militares se presentara.
-perfecto, caballeros a la vagoneta, Raúl maneja tu, yo le explicare a la putita esta lo que tiene que hacer- dijo Pancho.
El desproporcionado quinteto (Felipe se quedó esperando su regreso pero con Mar volvían a ser cinco) se subió haciendo que la vagoneta resintiera el exceso de peso, Margarita volvió a hacerlo con mucho cuidado de no enseñar su semitransparente prenda intima a esos animales que bufaban y rebuznaban como burros calientes que no habían tenido sexo en años y que morían por descargarse sobre el cuerpo de la muchachita, incluso Lucio se quedó a lo último para admirar los carnosos glúteos de la nena cuando esta se subía.
Ya arriba y con la camioneta en marcha Pancho explicaba a Mar su actividad.
-mira putita, pon atención, este es tu hombre (Pancho enseñó una foto del viejo a Mar), necesito que te comportes como la más puta de las putas, ya sabes, que ese pobre viejo crea que te interesa, que te quieres acostar con el- Margarita ponía atención pero al mismo tiempo se le revolvía el estomago, el tipo de la foto era otro viejo con pinta de rabo verde, aunque al menos no estaba tan gordo.
-pon atención (Pancho daba un cocotazo a la joven), porque si nos descubren por tus estupideces me hecho a tu papacito hoy mismo, entendiste, la vida de tu padre también juega, mira lo que tienes que hacer es platicar con él, no sé, platícale puterías tuyas, que se motive, me entiendes?- dijo Pancho.
-que se motive cómo?- preguntó Margarita.
-ahhh sí serás pendeja, que se le levante la verga para que entiendas, tengo que hablarte en tu idioma para que captes, caliéntalo, dile que te gusta sentirte puta y cosas por el estilo, que te gusta la verga, recuerda que para los hombres solo eres una puta que sirve para desahogar tensiones así que compórtate como eso que eres- dijo Pancho mientras Mar no comprendía cómo es que un día de distracción para ella pudo acabar de esta manera.
-ahora, ese viejo va a querer irse contigo a un motel porque de eso vive, de coger putas, tu vas a aceptar, nada de que no quiero como me has dicho a mí, salen y te fijas bien el nombre del motel a donde te lleve, que no se te vaya a pasar el nombre porque te dejo ahí con él y mientras él te coge yo me cojo a tu familia, ahh y el número de habitación, mientras llegamos le cachondeas, le haces las puterías que ya sabes hacer, le mamas la verga y cosas por el estilo y una vez que nosotros entremos y le carguemos su madre tú te vas a comportar como si no nos conocieras, nada de mamadas de Pancho, no nada de eso, tu no me conoces y yo no te conozco, nunca nos hemos visto, así es como trabajamos y te tienes que acostumbrar, entendiste?- dijo Pancho.
-si señor- contestó Margarita
-ten este celular, nos vas a mandar un mensaje al número que esta anotado atrás de la tapa, guárdalo bien guardadito jejeje- dijo Pancho y sumió el celular entre las carnosas tetas de Margarita haciendo que estas abrazaran con su femenino calor al frio dispositivo móvil.
La vagoneta seguía avanzando, Mar veía como esos hombre aspiraban un raro polvo blanco haciendo gestos extraños con sus narices mientras ella solo permanecía ahí sentada con sus piernas bien cruzadas y sus manos tapándose muy bien entre ellas, veía que el viejo Lucio no le quitaba su pervertida mirada de encima mirándola descaradamente y riéndose morbosamente, enseñando una putrefacta dentadura y una boca muy desaseada.
-qué rica estas chiquilla, ya llegará mi turno jejejeje- dijo Lucio y estiró su mano para apretarle el muslo a la nena, ella solo se enconchó y quitó con asco la morena mano.
-ehh, Lucio, que les dije- dijo Pancho.
-perdón, Pancho, es que me deje llevar- se disculpaba Lucio mientras quitaba su mano y volteaba a ver a Mar cerrándole el ojo.
La banda llegó a su destino y estacionó el vehículo cerca de ahí pero en una ubicación que les brindara privacidad, un luminoso y conocido antro se veía cerca, muchas parejas principalmente de jóvenes hacían su entrada, en eso, un niño como de aproximadamente 15 años se acercó al vehículo.
-Don Pancho, Don Pancho, está ahí adentro, el señor que busca acaba de llegar no tiene mucho, ya entró, viene solo- dijo el jovencito todavía con voz chillona.
-bien hecho mocoso toma,- dijo Pancho estirándole una bolsita de ese extraño polvo blanco y descomponiéndole sus cabellos con una fuerte sacudida de mano.
-bueno puta ahora es tu turno, Raúl te acompañará a la entrada- dijo Pancho.
-Don Pancho, no me va a acompañar usted?- preguntó la joven, ya que viéndolo desde otro punto, Pancho era con el que tenía más confianza, ya que estos otros viejo la veían como si fuera un filete.
-no putita, no puedo acercarme ahí desde hace tres días, jejejeje, orita que veas al guardia verás porque, ahh, se me olvidaba, ten este bolso, adentro solo hay pinturas y cosas de esas que usan las putitas, no tiene dinero por si pensabas escapar pero de todos modos pide una bebida, el viejo la va a pagar, lo conozco, jejejeje, te cuidas que tenemos algo pendiente- dijo el gorilesco hombre y descaradamente dio un salivoso beso a la nena ante la envidia de sus compañeros, y más porque vieron que la nena en vez de empujarlo posó delicadamente sus manitas en el sudado pecho de este a la vez que por su cuello bajaban los tragos de saliva que llevaba a cabo Mar para no ahogarse.
-ya putita, no quiero que se te apeste la boca jajajaja- dijo Pancho separándose de ella, al parecer la pintura de labios era indeleble pues no manchó los inflados labios del gordo.
-vamos Maguito,- decía Raúl, nuevamente la nena se bajaba con sumo cuidado de no enseñar de mas y acomodaba su vestido en reiteradas ocasiones.
La chica tomaba al enorme hombre del brazo como una pareja, gracias a las zapatillas caminaba exquisitamente sensual, el movimiento de sus caderas llamaban poderosamente la atención de cualquiera que las veía, cuando llegaron a la entrada Mar vio al descomunal guardia que cuidaba la misma con una gasa cubriéndole toda su amoratada nariz, el viejo Pancho se lo había despachado tres días atrás cuando lo sacaron por borracho pesado.
-ahí está tu hombre niña, ya sabes que hacer- dijo Raúl ya una vez adentro y acto seguido la dejó sola y se fue a sentar a otro lado de la barra.
Margarita avanzó lo mas coqueta posible, sin dejar de mirar su objetivo quien platicaba alegremente con otro caballero acompañado de una mujer de buen cuerpo pero ya algo madura, a su paso Mar robaba las miradas de toda la fauna masculina sin importar que estos fuesen acompañados, así como todas las envidias de sus congéneres que veían el cadenciosos andar de la nena quien pareciera les estaba dando una cátedra de cómo se debe mover una hembra.
Pareciera que algo en la mente del viejo Gustavo lo había dicho que volteara hacia donde venía caminando la nena, a partir de ahí no pudo quitar la mirada de encima a tan perfecta fémina, incluso se atrevió a poner su mirada mas galanesca, digna de un actor de telenovela a pesar de que el viejo no presentaba atractivo físico ni rostro agraciado que pudiera cautivar a una mujer como Margarita, cautivaba pura mujerzuela interesada por lo que el viejo pudiera llevar en su cartera, sin embargo a él nadie le quitaba lo guapo.
Margarita llegó a la barra y se recargó de ella con ambas manos, arqueando un poco su cuerpo y sacando un poco mas su culo que ya de por si lucia escandaloso, el vestido se subió un poco y llegaba casi a ras de las nalgas, educadamente pidió al barman un beso de ángel y volteó de reojo a ver a su hipnotizado espectador regalándole una coqueta y gótica mirada mientras con una de sus manitas jugaba con sus castaños y bien planchados cabellos.
El viejo empresario olvidándose de la pareja con la que platicaba hace apenas unos segundos admiraba lo ajustado de ese vestido sobre el curvilíneo cuerpo y acercó su físico hacia donde la nena, quien ya se había sentado en uno de los bancos y esperaba su bebida cruzada de piernas y mirándose en un pequeño espejo de bolso como comprobando su perfección facial, la jovencita levantaba un poco su rostro mientras se miraba mostrando unos aires de altanería y fineza, como indicando a todos los que la veían que no cualquiera se podía hacer ilusiones con ella.
-buenas noches hermosa señorita, dichosos los ojos aquí presentes que tiene la fortuna de visualizar a un ángel sin necesidad de ir al cielo- dijo Gustavo, Margarita volteo para ver quién era el emisor del tan cordial saludo aunque ya sabía que se trataba del viejo verde.
La joven regaló al viejo una verdosa mirada, además de una coqueta sonrisa con esos carnosos y rojos labios que casi invitaban a morderlos como una manzana.
-buenas noches,- dijo Margarita, quien a pesar de hasta ahora estar actuando muy bien, en el fondo no podía dejar de sentirse muy nerviosa, la vida de su papa también estaba en juego.
-discúlpeme por inmiscuirme pero que trae a una hermosa jovencita como usted a un lugar como este y sola, acaso espera usted a alguien?- preguntó el viejo mientras se recargaba muy fanfarronamente en la barra, dándole completamente la espalda a la pareja de amigos suyos con quienes platicaba.
-sale un beso de ángel- dijo el joven Barman quien también quedó impresionado con la joven pero con otras redondas partes de su cuerpo.
Margarita no contestó nada a la pregunta de Gustavo, solo sonrió sin mirarlo y coquetamente comenzó a degustar de su bebida recién servida, aunque después de saborear la dulce mezcla volteó a ver a Gustavo, mirándolo a los ojos y sonriéndole le contesto:
-señor, creo que no nos hemos presentado-
-válgame dios, discúlpeme en verdad, donde están mis modales, discúlpeme pero es que con todo el respeto que se merece, su belleza me ha dejado perplejo- respondió Gustavo, Margarita reía tímidamente mientras uno de sus dedos recorría toda la circunferencia de su vaso.
-no se preocupe- contestó Mar quien se empezaba a ver tímida.
-mi nombre es Gustavo, Gustavo Fuentes para servirle (por un momento el nombre y el apellido le pareció familiar a Margarita), sería un placer conocer el nombre de tan hermosa jovencita- dijo el viejo mientras tomaba delicadamente a Mar de su mano y la daba un caballeroso beso.
-Margarita, Margarita Ortiz- dijo Mar, aunque después pensó que no había sido correcto haber dicho su verdadero nombre pero los nervios se la estaban comiendo.
-hermoso nombre, al igual que la flor de quien proviene,- dijo el viejo mirándola seductoramente y escaneándole las piernas aprovechando que la nena desvió su mirada.
-y dígame Margarita, espera a alguien?-
-no, solo vengo a distraerme un rato, a conocer amigos y usted señor Gustavo?- respondía la bella princesa.
-de la misma manera, distraerme después de un duro día de trabajo, y porque no, conocer a alguien- dijo el viejo mientras acercaba su asiento quedando de frente a la deslumbrante joven, la pareja con la que dialogaba anteriormente ya se había puesto a platicar sobre sus asuntos.
Varios hombres veían envidiosos como aquel viejo tenía una plática amena con esa preciosidad, algunos ya sabían que se trataba de uno de los viejos más acaudalados de la región, otros quienes ya habían dado algún avance hacia la barra para ver si podían sacarle algo de plática a la joven tuvieron que retroceder al ver que un viejo ya se les había adelantado, y aunque lo hubieran intentado Margarita nunca les hubiera hecho caso ya que ella se interesaba en un solo hombre.
-en que trabaja Don Gustavo?- dijo la nena mientras se acomodaba a manera de verse interesada en la plática, una de sus cruzadas piernas había adquirido un movimiento pendular y hacia casi juntar su pie en la piernas del viejo.
-jejeje, no me gusta presumir pero, soy dueño de una cadena de negocios, nada importante, hoteles, restaurantes, gasolineras, tiendas de conveniencia (fue aquí donde Mar recordaba haber escuchado ese apellido en la tienda de conveniencia para la que trabajaba, al parecer un socio mayoritario para la empresa en la que anteriormente laboraba), también acabo de adquirir acciones de una marca cervecera, todo eso me hace andar de allá para acá y pues tanto ajetreo me trae exhausto,- decía el viejo presumiendo todo sus bienes activos.
-también formo parte de varias obras benéficas de caridad que ayudan a niños huer…. que se han quedado sin padres así como animalitos callejeros, pobrecitos como sufren- decía el viejo, sin embargo esto último era mentira, era solo para hacer ver a la joven que tenía un buen corazón ya que esto le había traído buenos dividendos a la hora de ligar, siendo esto último, lo de los niños huérfanos y animales callejeros lo que menos importaba a este vejete.
-ahh, muy interesante, que buena persona es usted Don Gustavo- dijo Margarita mientras tomaba un popote y le daba un sorbo a su bebida sin dejar de mirar al viejo a su arrugada cara, el viejo veía boca abierta como el dulce líquido subía por el popote hasta llegar a su tentador destino.
-y tu a que te dedicas Margarita, ah disculpa, puedo hablarte de tú?- preguntó el viejo moviendo sus dedos en señal de la acalorada situación en la que se iba envolviendo.
-sí, puede llamarme como guste,- respondía Margarita con un coqueto movimiento de cejas, mientras el viejo imaginaba en su mente cogiéndosela y llamándola puta.
-estudio,- volvió a responder Margarita, otra mentira ya que ella después de la prepa abandonó la escuela.
-ah sí, que estudias?- preguntó el viejo.
-ee.. enfermería,- respondió Margarita coquetamente, sin embargo el mentir le costaba bastante.
-ohh, interesante carrera,- decía el viejo quien poco le importaba los gustos y estilo de vida de Margarita, el viejo estaba tan concentrado en tratar de mantener su compostura con respecto a la joven y no lanzársele ahí mismo, hacia verdaderos esfuerzos para no desviar su mirada a las brillosas piernas de la joven y al sugestivo escote que a duras penas cubría sus redondos atributos y que apretaban exquisitamente un celular, su verga dentro de su pantalón ya se había parado y cada que veía a la dulce nena tomar intencionalmente sensual su bebida del popote se imaginaba su verga en la envidiable posición del utensilio plastificado.
Margarita sabía muy bien que debía avanzar, imaginaba que este viejo también la tachaba de puta, y que no se había tragado esas patrañas de niña estudiante de enfermería cuando en realidad iba vestida como la más selecta prostituta disponible solo para lo más alto de la aristocracia, así que comenzó a seducir al viejo sin importarle verse tan puta, de todos modos ese era su trabajo ahora.
Empezó con un suave recorrido de su pie por sobre la pantorrilla del viejo cubierta por la tela de casimir del pantalón, el viejo sintió el toqueteo y se dejo hacer, mientras Margarita lo veía risueña y con su lengua jugaba con el popote disimulando que no podía capturarlo con su boca, la verga del viejo estaba que reventaba teniendo él que cambiar varias veces de posición sobre el asiento en que se encontraba y jalando su corbata frecuentemente como queriendo desatársela del nudo.
-no sé que pienses tu Margarita pero como que ya me aburrí de este lugar, no te gustaría ir a un lugar más…… cómodo,- preguntó el viejo, Margarita solo sonrió y se acercó al viejo para decirle muy despacio a su oído.
-sabe Don Gustavo quisiera preguntarle algo pero me da pena- dijo Mar.
-con confianza puedes preguntarme y pedirme lo que tú quieras- dijo Gustavo.
-verá, acabo de pelearme con mi novio, discutimos por que no le gustaba que yo me vistiera así como vengo ahorita, dice que parezco una……. una puta, en verdad parezco una Don Gus- dijo Margarita muy coquetamente, su voz se endulzó y feminizó a tal grado de casi hacer correr al viejo con solo hablarle.
-eehh, la verdad, jumm, no sé qué decir, ora sí que me has agarrado en curva, pero si me permites decirlo tu novio debió de haber sido un imbécil al llamarte así, que falta de respeto hacia una mujer, de verdad que no comprendo cómo puede haber hombres de mente tan cerrada, no entiendo como se expresan así de las mujeres si todos los hombres provenimos de una mujer, la verdad ese tipo de hombres que tratan a las mujeres como si fueran una vulgares putas me enferman, discúlpame mi niña pero es que cuando me enojo no me controlo- dijo el viejo.
-no se preocupe, aunque tengo que confesarle algo- respondió Mar.
-que princesa?-
-verá, no se por donde empezar- Margarita jalaba aire como para relajarse.
-tranquila tómate tu tiempo- dijo el viejo.
-pues mire, cuando me dirigía a tomar el taxi para venir para acá pase por una obra en construcción donde todavía se encontraban laborando algunos albañiles y nada más me vieron y empezaron a gritarme obscenidades, al principio me pareció sucio pero conformen los piropos avanzaban de intensidad sentí algo dentro de mí que me……, me calentó, incluso hasta empecé a pararles mas mi colita, imaginé que me metía a la construcción con ellos y me hacían lo que querían, me puse mojadita, así como estoy orita- dijo Margarita nuevamente al oído de Don Gustavo y apretó sus piernas pero esta vez permitiendo que el viejo las viera, el viejo sin duda ya pensaba que la niña que tenia ante sus ojos sí que era una puta pidiendo verga, de esas putas que no les importa si el tipo es guapo o feo, ellas lo que les importa es que tengan un buen trozo con que llenarlas, y el viejo según él, lo tenía.
-cof cof cof jumm, jumm, sí, y que mas sentiste?- el viejo tocia y se relamía los labios a medida que se acercaba mas a la escultural chiquilla, ella cruzó aun mas sus piernas dejándole expuesto al viejo prácticamente todo el muslo, las rodillas de ella se juntaron con las de él y por momentos Margarita abría un poco sus piernas dejando ver al sudado viejo su minúscula prenda interior.
-Don Gus, si bien discutí con mi novio por llamarme así, lo cierto es que cuando hacíamos el amor, algo dentro de mi le pedía que me llamara, que me utilizara, que me rebajara al grado de una puta, un objeto que solo sirviera para su disfrute mientras yo lo imaginaba como si fuera uno de esos macuarros albañiles, a veces imaginaba que en vez de mi novio me cogía un viejo feo y gordo (la nena apoyó una de sus manitas a escasos centímetros de la pulsante verga de Gustavo), es una fantasía que tengo, ayy la verdad no sé que estoy haciendo aquí contándole esto a usted si apenas y nos conocemos, que ha de pensar de mí, no que pena, discúlpeme tengo que ir al baño, debo limpiar mi exceso de humedad- dijo la nena y se levantó de su asiento para dirigirse a los sanitarios esta vez limpios y perfumados mientras no dejaba de mover esas prominentes caderas que casi parecían querer romper el vestido y a la vez era observada por todos los caballeros que tenían la dicha de posicionarse cerca de ella.
El viejo Gustavo se quedo impávido ante las declaraciones que le había expresado la que hace unos momentos parecía una inocente niña, pero después de haberse confesado ante el viejo ahora la veía como la más puta entre las putas.
“ahhhh, mira que chiquilla, yo comportándome como un caballero y esta puta casi me está rogando por verga” dijo el viejo mientras acomodaba su paquete dentro del pantalón.
La nena regresó del tocador, caminaba ahora más sensual que hace rato, la situación a la que se expuso a pesar de no estar acostumbrada la habían de cierto modo exaltado, aires de nerviosismo combinados con excitación y morbo la invadían, la jovencita volvió a sentarse junto al fino caballero esta vez demasiado cerca de él.
-Don Gus,-
-si princesa- dijo el viejo.
-creo que mejor me retiro,- dijo Mar
-pero, si aún es temprano,- respondió el viejo.
-sí pero como usted dice, este lugar está muy aburrido, ya se, quiere bailar?- preguntó Margarita volviendo a tallar su entaconado pie en la delgada pantorrilla de Gustavo y como vio que este viejo no decía nada ella misma lo tomó de la mano y lo llevó a la pista.
La pareja bailaba de lo más natural, el viejo hasta cierto punto se comportaba, sin embargo en un movimiento que realizó Gustavo para darle una vuelta a Margarita la nena aprovechó y quedó bailando de espaldas a él a la vez que el viejo sacó partida para repegarle todo el paquete en sus tentadoras nalgas, mientras Margarita con sus manos alentaba al viejo a acariciarle todo su exuberante cuerpo, el viejo no se hizo del rogar y comenzó a pasar sus arrugadas manos por toda la extensión de la apetecible anatomía de la nena, hasta que una mano bajó y acariciaba sin pudor uno de sus desnudos muslos, obviamente las babeantes miradas de varios espectadores no se hicieron esperar y muchos bailaban con sus parejas sin dejar de ver el erótico espectáculo protagonizado por Margarita y el viejo Gustavo.
Mar sacó un poco su culito y lo movía cadenciosamente en forma de círculos, repegándoselo a Gustavo muy descaradamente, el viejo se dejó llevar y empezó a realizar con su pelvis un movimiento similar al de la nena, la verga de Gustavo se revolvía incontrolable por debajo del pantalón, el viejo aprovechó que la nena lo tapaba pues su miembro formaba una pequeña carpa y podría ser notada entre los presentes, Margarita comenzó a mover sus caderas de izquierda a derecha sintiendo en sus carnosas nalgas esa pequeña protuberancia que se había formado debajo de los pantalones del viejo, moviéndose como cual barco es mecido por las olas mientras la nena recostaba su estrecha espalda en el pecho del viejo a la vez que poco a poco regresaba a su posición quedando de frente a él, Mar enrolló sus brazos en el cuello del viejo al mismo tiempo que lo veía y se reía de manera traviesa, acercaba sus labios muy peligrosamente para comentarle al viejo sobre lo bueno que era para bailar, el viejo le respondía de igual manera acercando sus delgados labios a los de la nena y sin más la pareja se fundió en un apasionado beso mientras el viejo bajaba una de sus arrugadas manos y apretaba uno de los tentadores glúteos de la jovencita, ante la envidia de los presentes.
-ay niña, te das cuenta de que hiciste que se me levantara el ánimo- Mar del mismo malicioso modo respondió:
-no es lo único que le puedo levantar Don Gus- dijo Margarita en un acento tan emputecido como si llevara años dedicándose al arte de seducir varones, que viéndolo bien ella los seducía sin ni siquiera decirles palabra alguna, bastaba con ver su encantadora figura y sus femeninos movimientos para caer hechizado ante esa beldad, la joven acercó más su apetitoso cuerpo hacia el del viejo para susurrarle.
-Don Gustavo, esta plática que tuvimos, la bebida, el baile, el beso y el estar ante un macho como usted……. me ha puesto caliente, estoy escurriendo- esto último lo dijo casi en susurro mientras sus manitas recorrían peligrosamente la zona pélvica del viejo.
El viejo sin perder tiempo tomó a Margarita del brazo y se la llevó a la barra, hizo la seña al barman y le dijo:
-por favor amigo mi cuenta junto con la de la señorita-
El viejo Gustavo no cabía de la emoción, esta chiquilla prácticamente le había confesado que quería tener sexo esta noche, hacia más de tres años que Gustavo frecuentaba este sitio por su buen ambiente y seguridad (el viejo no contaba con guaruras ni cosas por el estilo, el hombre se creía un maestro del Kung Fu al practicar desde hace apenas unas semanas esta disciplina), pero durante estos tres años nunca llegó a encontrarse a una dama del calibre de Margarita, además todas con las que se había ido a la cama le habían costado mucho más que una simple plática y una breve danza, Margarita le había salido mucho muy accesible.
Ni por un segundo le pasó por la cabeza el hecho de que se tratara de una trampa, nunca se imaginó lo que le esperaba, con su “galanura y encanto” para conquistar a las mujeres se decía que estaba hecho para llamar la atención de cualquier mujer, y más considerando lo facilitas que salían las jovencitas con las que tenía el placer de convivir, si sabrá él, que tenía una hija dos años mayor que Margarita y ya se había tirado a tres de sus amigas y el mismo viejo reconocía que su encantadora hija también iba por ese camino, a pesar de tener una esposa hermosa y con un cuerpo muy buen cuidado, Gustavo tenía una cierta debilidad por las jovencitas y más si contaban con la voluptuosidad que presentaba Margarita.
Margarita salió con el viejo tomándolo de su hombro, recostando levemente su cabeza en él, Don Gustavo era completamente opuesto al resto de la pandilla con la que ahora trabajaba la nena, Don Gustavo no apestaba a sudor ni nada de eso, usaba perfumes de lo más caros y vestía elegantemente formal; en la barra, tomándose una cerveza, Raúl informaba a través de un radio que la pareja se había movido.
La inusual pareja bajó por unas escaleras que darían a un estacionamiento privado, solo para clientes VIP, el ruido de los zapatos del viejo era fácilmente opacado por los tacones de la nena cuando caminaba, el viejo desde una distancia de unos seis metros apretó el seguro del auto, Margarita vio como un Audi R8 color blanco chillaba encendiendo sus focos.
-Don Gus, que bonito coche- Dijo Mar sorprendida por los lujos del viejo.
-te gusta, es el de los sábados- decía el viejo dándole a entender a su nueva conquista que tenía un auto para cada día de la semana.
-sí, está muy bonito, quizás algún día quiera enseñarme a manejar, es difícil- dijo Mar coquetamente.
-nooo, lo único que debes de saber es mover muy bien la palanca- respondió el viejo punteando pélvicamente a la tentadora chiquilla.
-umm, se oye difícil- respondió la nena llevándose un dedo a la boca.
-noo, podemos empezar a practicar aquí afuera- dijo el viejo recargando a Margarita en el coche a manera de que quedara de frente a él, admirando ese hermoso rostro que tenia a escasos centímetros.
-que hermosa eres, como es que nunca antes nos habían presentado, yo tengo muchos contactos que me presentan hermosas jovencitas, soy miembro de clubes privados, me invitan a pasarelas, he asistido a Nuestra Belleza México, pero nunca me había topado con un ricura como tu- decía el morboso viejo mientras tomaba a la joven de su estrecha cintura.
-jejeje, usted es todo un conquistador Don Gustavo, tal vez le faltó asistir a las universidades, también puede encontrar ahí mucho material- dijo Margarita mientras con uno de sus delgaditos dedos recorría el smoking del viejo a la altura de su pecho.
El viejo ya sintiéndose con derechos sobre ese pecaminoso cuerpo se aplastó contra él, quedando Margarita aplastada entre el viejo cuerpo y la fría lámina de aluminio, lentamente el viejo acercaba sus delgados labios a los cuales les había aplicado una especie de brillo hacia los carnosos labios de la joven para ambos fundirse nuevamente en un apasionado beso de lengua, la dulce Margarita suspiraba besando al feo viejo mientras cerraba sus hermosos ojos al mismo tiempo sus brazos se enrollaban en su cuello, el viejo aprovechó la fogosidad de Mar y bajó sus manos para depositarlas en las caderas de la joven.
El viejo presa de la calentura y de tener a un mujerón como Mar, así como también alentado por los salivosos besos y placenteros suspiros que de ambas bocas se escapaban decidió refregar su sexénico cuerpo entre las frondosas piernas de Mar, ella instintivamente se abrió de piernas, su vestido se levantó un poco y esto hizo que su monte Venus se marcara perfectamente por sobre su micro vestido, la dulce jovencita no sentía asco estar besando a un tipo de casi 60 años y de tener una pinta de estirado que no podía disimular, a pesar de que Margarita intuía perfectamente que estaba ante un tipo que solo fanfarronean con tal de llevarse a una mujer a la cama no se incomodaba y se podría decir que disfrutaba sus besos, reconocía que el viejo sabia besar muy bien, su lengua le regalaba exquisitas cosquillitas dentro de su boca, además el viejo olía rico y su aliento no apestaba como el de los otros viejos gordos a los que ya les había hecho uno que otro favor.
La verga del viejo suplicaba por su liberación, así como la conchita de Margarita comenzaba a humedecerse, ambos amantes seguían besándose y pareciera que ninguno de los dos quería separarse, el viejo Gustavo comenzó a subir lentamente el vestido de su compañera hasta que apareció una semitransparente y humedecida tanga, el viejo se asomaba por encima de los hombros de Mar para poder ver el trasero de la nena separando de estas manera sus labios de los de ella y pudo visualizar los desnudos glúteos de la señorita, pues la tanga se le había metido entre sus carnosas nalgas.
-ay niña, de verdad que tu novio fue un estúpido al desperdiciar todo esto- dijo el viejo mientras apretaba descaradamente los glúteos con sus arrugadas manos y las cernía descaradamente.
-ex novio por favor, y ya no me lo recuerde,- dijo Margarita cerrándole el ojo coquetamente.
-que te parece si calentamos los músculos aquí,- dijo el viejo.
-calentar, creí que me iba a enseñar a mover la palanca- dijo Mar realizando un gesto parecido a un puchero.
-también, pero antes tenemos que revisar que tal andas de lubricante- dijo el viejo mientras dos de sus dedos se tallaban impúdicamente en la conchita de la nena.
-aquí, ay no Don Gus que cosas dice, nos pueden ver- Mar volteaba tímidamente a los alrededores mientras sus labios se apretaban entre ellos.
-nadie nos ve, solo los que revisan los videos de las cámaras- dijo el viejo y señaló una cámara de seguridad que estaba apuntando hacia ellos.
-además me gusta regalarle uno que otro video a los de seguridad, en este momento debe de estar jalándosela el afortunado que está en turno jejejejejejeje- dijo el viejo.
Efectivamente detrás de esa cámara un gordo vigilante aprovechaba el hecho de que estaba solo y se había sacado su morada verga para masturbarse al contemplar lo desproporcionado en años que presentaba la pareja, así como la deslumbrante anatomía de la fémina y la situación tan juntita en que se encontraban.
-pues que le parece si le regalamos otro poquito, Don Gustavo cúbrame con su traje- dijo Margarita quien estaba irreconocible, el viejo se desabotonó su traje y lo expandió a manera de tapar a Margarita, la jovencita levantó su vestido y lenta y eróticamente movía sus caderas como si estuviera danzando a medida que bajaba los hilos de su tanga.
-ay me caigo jijiji- decía Margarita entre risas mientras apoyaba su desnudo trasero en el vehículo para evitar caerse al tiempo que sacaba su tanga por una de sus piernas.
Margarita se desprendió completamente de su semitransparente prenda mostrándola a la cámara y arrojándola arriba del cofre de un auto vecino, mientras el viejo se quitaba su traje y quedaba solo en camisa blanca de vestir manga larga y su corbata, el vigilante al ver semejante acto de exhibicionismo estaba que se desprendía su verga de su cuerpo la cual ya babeaba lubricante toda su gorda mano y pantalones talla extragrande, su enorme papada sudaba a cantaros y los lentes que usaba se habían empañado teniéndoselos que quitar para poder observar la escena.
-un regalo para el guardia- dijo Margarita
-pensé que me la ibas a regalar a mi jejeje- dijo Don Gustavo
-a usted le puedo regalar otra cosa- dijo Margarita y se abrió ligeramente de piernas mientras ella misma llevó la mano del vejete hacia su empapada vagina, el viejo no se hizo del rogar y comenzó a tallársela mientras el guardia aumentaba el zoom a la cámara para poder ver mejor la fogosa panorámica.
-revíseme como ando de lubricante Don Gus- decía la nena mientras sus labios emitieron una especie de gemido.
-será un placer jejejeje- dijo el caliente viejo quien no paraba de tallar.
-ahhhh, la está dedeando puto viejo, si le chupo los dedos a ese viejo hijo é puta- decía el guardia moviéndose vulgarmente y cuidando de que no se fuera a caer con todo y silla.
Los dedos del viejo se alojaron muy al interior de esa húmeda cueva, moviéndose rítmicamente dentro de ella mientras la chica comenzaba a gemir y en su excitación jaló de la corbata al viejo acercándolo a ella para besarlo nuevamente, Margarita no actuaba, no fingía, en realidad estaba excitada y disfrutando de la situación tan comprometedora y exhibicionista en que se encontraba, ella que siempre negó a su ex novio cualquier toqueteo en vía pública ahora lo hacía con un viejo que apenas y conocía su nombre.
-no pues estas bien lubricada putita rica,- el viejo tenía sus dedos completamente empapados en jugos.
El viejo utilizó otro de sus dedos para estimular el botoncito de la joven que ya se asomaba alegremente, Margarita al comenzar a sentir descargas de adrenalina correr por su cuerpo empezó a mover su pelvis al ritmo del viejo, hasta que parecía que era ella quien prácticamente se enterraba en los lubricados dedos del vejete quien permanecía parado volteando de vez en cuando a sus alrededores para advertir de cualquier otra presencia pero a la vez sintiendo la humedad en sus dedos y escuchando los femeninos gemidos de una chiquilla que se aferraba con sus manitas a su camisa al punto de desgarrarla y enteraba su hermoso rostro en el anciano pecho para ahogar los gemidos que salían con mayor intensidad.
El viejo rasgaba con sus dedos las paredes vaginales internas, deformaba sus dedos como si quisiera atorarlos dentro de esa caliente panocha, la nena esta vez sin necesidad de un brebaje estaba dejándose manipular por un vejete que bien podría ser su abuelo, otro caliente viejo que desde chiquita siempre se la sentaba en las piernas con la intensión de sentir ese trasero que ya predecía las perfectas proporciones que tendría pero que afortunadamente para ella desde que la abandonó su mamá también dejó de saber del viejo que nunca se llevó con su padre.
-Don Guuuuuussssss- dijo Margarita entrecortadamente.
-que mi pequeña putita- el viejo ya se sentía con el derecho de llamarla así, y como no, si apenas la primera noche y ya le había metido los dedos.
-me vengoooooooooooooouuuuuuuummmmmmmmmm- dijo Margarita ahogando el grito de su corrida en el pecho del viejo, mientras este le tallaba sus cabellos y daba mojados besos en la sudada frente de la temblorosa chiquilla.
Los líquidos que la joven expulsó corrían por todo el brazo del viejo, mojando la tela de su camisa así como también por los muslos de ella, el viejo lentamente sacó sus dedos y otros cinco gruesos goterones cayeron y fueron a parar al pavimento, las piernas de la chica temblaban y parecían querer doblarse, sin embargo ella se apoyaba del viejo y del vehículo, detrás de la cámara el vigilante gordo hacía su cuerpo hacia atrás y al no controlar su peso caía al suelo pesadamente mientras su verga vomitaba semen por todo el suelo.
-aahhh me lleva la verga!!!!!,- decía el obeso guardia muy molesto por haber manchado de leche su uniforme laboral.
El viejo Gustavo se llevó ambos dedos a la boca a degustar el sabor de los pletóricos líquidos que la nena expulsó, volvió a meterlos pero para ahora darle a degustar a ella sus propios fluidos, la joven Margarita como buena putita los aceptó y chupó como si se trataran de una verga, pasaba su lengua por toda su arrugada extensión mientras lo veía a los ojos y regalaba comprometedoras miradas y mostraba hasta los mínimos movimientos linguales que realizaba, el viejo se prendió con este tipo de escena así que procedió a decirle a su amante:
-chúpamela,-
-aquí?- respondió la nena.
-si aquí, ahora, chúpamela, vamos que esperas- decía el desesperado viejo, su educada voz había cambiado de repente.
-sí, pero tiene que decírmelo bien- respondió la joven.
-déjate de mamadas niña- volvió a decir el viejo.
-nooo, Don Gus, que ya se le olvidó como me gusta que me digan- dijo Mar.
-chúpamela puta- dijo el viejo en tono malicioso.
-pues más o menos, me gusta que sean sucios conmigo- dijo Mar quien pareciera que ya se había acostumbrado a recibir cualquier cantidad de peladeces y ahora necesitaba de ellas para poder calentarse.
-mira niña no estoy para pendejadas así que chúpamela como la perra barata que eres, y como de seguro lo era la puta de tu madre- dijo el viejo.
La dulce Margarita solo sonrió y lentamente fue bajando su escultural culo hasta quedar en cuclillas, desabrochó el pantalón del viejo y lo bajó hasta las tobillos, la misma suerte tuvo su slip pero algo decepcionó a la emputecida joven, algo que hizo que toda esa calentura carnal que invadía a la jovencita casi desapareciera, cuando Mar bajo el slip se dio cuenta de que Don Gustavo no compartía las características armamentistas de los otros viejos que habían tenido la dicha de disfrutar alguna parte de su exquisito cuerpo, una tímida verga de aproximadamente 12 centímetros y muy delgada se asomaba ya en todo su esplendor, sin embargo el viejo la veía imponente, reía con un auténtico orgullo de macho, Margarita quería reír al ver esa amenazadora cosita sin embargo su educación lo impidió.
-que te parece mi reina, no hay mujer que se le resista a este pepino- decía el viejo agitando corrientemente su miembro.
-ehhh, ya veo, es….. es… la más grande que he visto Don Gus, y mire que he visto muchas, jejejejeje- dijo Mar.
-sí, se nota pedazo de puta, se ve que nada mas andas por ahí pidiendo verga al primero que se te cruce, que esperas, mámala, mámala puta hedionda- decía el viejo mostrando leves signos amenazadores a la vez que de sus labios se escapaban gotas de saliva.
Margarita se metió ese trocito a su boca, de una sola chupada su boca se lo comía todo y aun faltaba mucha cavidad bucal por rellenar, sin embargo ella como buena actriz comenzó a suspirar como si esa verga fuera lo más delicioso que se metía a la boca, el sabor no era repulsivo, si bien el lubricante caracterizaba el aroma a miembro, el instrumento del viejo estaba muy aseado, nada que ver con las pestilentes vergas del día anterior, esta incluso olía a jabón y perfume.
A pesar de las condiciones de pulcritud e higiene, Margarita en cierto punto se decepcionó en parte por la longitud y principalmente por lo aseado, su boca inexplicablemente extrañaba esas saladas y babosas características de los pestilentes miembros que había tenido la oportunidad de disfrutar, no sabía porque comenzó a sentir la necesidad de tener entre sus labios una asquerosa tranca que oliera a rayos y fuera ella misma la encargada de quitarle ese desagradable sabor con su lengua y que ese sabor se quedara impregnado formando parte de su aliento.
Margarita siguió regalando caricias linguales a esa verga, pasaba su lengua por toda la corta extensión del miembro y lo tragaba hasta que su respingada nariz sentía las cosquillitas de una blanca y podada mata de pelos.
El guardia, quien ya se había incorporado y limpiaba su traje, podía ver como la dulce princesa hacía para adelanta y para atrás su cabecita, mientras el viejo Gustavo apoyaba sus brazos en la mollera de ella y echaba su cuerpo hacia atrás a la vez que chillaba como un puerco lo que denotaba que sentía al máximo el mamadón de verga que le estaban pegando, el vestido de la chica se levantó tanto que dejaba ver toda su espectacularidad desnuda y así continuo hasta que el viejo se corrió en su boca en cuestión de minutos, no sirviéndole el viejo ni para el arranque.
-ahhh, le está sacando la leche, que vieja mas puta- decía el guardia mientras seguía masturbando su flácida tranca y sudando en grandes cantidades.
Tres escasos chorros chocaron débilmente dentro de la boca de Margarita y se embarraban en su húmeda y esponjosa lengua, ella como buena dama de compañía retuvo dentro de sus fauces el blancuzco líquido para después abrir coquetamente sus rojos labios, mostrándole al viejo como su esperma se deslizaba entre su boca revolviéndose con su saliva metiéndosele entre sus perfectos dientes, para después cerrar la boca y de un solo trago llevarse esa acuosa sustancia hasta su estómago, todavía la inocente mujercita aun arrodillada sonrió al vejete mientras una de sus manitas masajeaba delicadamente su vientre.
Afuera del fino antro, Pancho y Lucio desesperaban al ver que su amigo Raúl no salía, justo estaba Pancho por mandar al Lucio cuando vieron a Raúl que salía de lugar, asintiendo con la cabeza entendiéndoles que la pareja se había marchado.
El orgásmico viejo, todo sudado y con su respiración acelerada se recuperaba de una de las mas prodigiosas mamadas de verga que había recibido, caballerosamente el viejo tomó a la nena de su pequeña manita ayudándola a incorporarse, a la vez que ella se levantaba de la posición encuclilladora en la que se encontraba, mostrando en todo su esplendor el impresionante cuerpo de hembra bien desarrollada apretada en un micro vestido negro lo suficientemente escotado como para perder la vista en esas perfectas glándulas mamarias, la nena bajaba su vestido para cubrir sus íntimos encantos mientras movía su fecundo cuerpo lo más sugestivo que pudiera menearlo.
Una vez lista la nena, el viejo caballerosamente la cubrió con su traje y le abrió la puerta del auto, para que ella femeninamente depositara su espectacular cuerpo en el asiento del copiloto y de paso llenara con ese perfume embriagador y su vaporoso calor orgásmico femenino todo el espacio interno del auto, Mar aprovechó el espejo retrovisor para verse, verificando que siguiera tan deslumbrante como siempre y checando que no hubiera restos de semen en su rostro.
El viejo rodeó el auto para subirse al sitio que le corresponde, lo encendió y partió rumbo a un motel alejado y distinto al que siempre iba, esto era una costumbre más que nada de seguridad, no podía ir tan seguido al mismo motel ya que levantaría sospechas y revelaría su posición y sus gustos a personas de baja calaña como los compañeros de su princesita, él mismo sabia de lo feo que se habían puesto las cosas en materia de seguridad ya que muchos conocidos por él y del mismo estrato social ya habían sido víctimas de la delincuencia.
Una vez que la pareja abandonó el lugar hizo su aparición el gordo vigilante, con una velocidad lenta avanzó hacia donde el auto que tenia la traslúcida prenda, rápidamente la tomó entre sus grasientas manos y la llevó a su desparramada nariz, todo el olor de Margarita fue a parar a los pulmones del grasoso para posteriormente guardarla en su pantalón como recuerdo y como motivación para futuras masturbaciones.
En el camino el viejo no dejaba de ver las piernas de la dulce Margarita, ella reía lujuriosamente y las cruzaba a manera de mostrarle todo su brilloso esplendor y dejándose tocar cada que este quitaba su arrugada mano de la palanca de velocidades y la posaba sobre los carnosos muslos de la nena.
-Don Gustavo a donde me lleva?- dijo la nena en forma chiqueona.
-vamos a un lugar en donde estemos solos, quiero gozar de ese cuerpecito que te cargas chamaca putita- contestó el viejo.
-ay Don Gus, por que se expresa a si de mí- respondía Mar muy coquetamente.
-no te hagas la muy santa chiquilla caliente, yo portándome como un caballero contigo y resulta que eres una vil puta,- dijo el viejo algo enojado.
-ay don Gus, yo solo vengo a conocer amigos- respondió Mar siguiéndole el juego al viejo.
-pues ya verás que de ahora en adelante tu y yo vamos a ser muy buenos amigos- el viejo en su desesperación abría una gaveta del auto para buscar un paquete de condones, usaría uno con esta chiquilla pues al verse tan facilita pensaba en la numerosa cantidad de hombres que de seguro ya habían pasado por ella.
La pareja llegó a un discreto motel ubicado en una de las orillas de la cuidad, las impresionantes luces color neón llamaron poderosamente la atención de Margarita, nunca había asistido a un lugar como este y le resultaba irónico tener que hacerlo con un viejo que apenas y conocía su nombre, ella que desde un principio mostro repulsión a los viejos verdes que siempre intentaban sacarle algo de plática cuando trabajaba como cajera llegando al punto de chocarla y gritarle sus verdades a uno que otro ahora estaba en la antesala de la lujuria con uno de ellos.
Una vez que la pareja salió del estacionamiento, ella tomada del brazo del viejo y él caminando con la mas presumida sonrisa, avanzaron hacia la recepción, al entrar un adorno de viento advirtió de la presencia de ellos al joven recepcionista, este se incorporó y al momento quedó petrificado ante la imagen de una preciosa jovencita jugando coquetamente con sus cabellos, a la vez que la veía mirar para todos lados inspeccionando la pequeña oficina, el muchacho tuvo que disimularla pues notó la incomodidad del hombre pasado en años con respecto a las miradas del joven hacia la tierna muchachita.
-bu.. bu… buenas noches- dijo el nervioso joven, ese saludo de cortesía llamó la atención de la dulce Margarita quien regaló al joven una hermosa sonrisa con esos labios que se apretaban entre ellos.
-buenas noches, una habitación por favor, la mas cómoda que tenga- dijo Don Gustavo.
-sí, si permítame, un momento- el chavo buscaba los papeles de registro en donde el viejo tendría que firmar, tirando todo a su paso por lo nervioso que se encontraba, y era obvio, en todas las noches que se desempeñaba como recepcionista nunca había admirando a un ser tan perfecto como esta niña, y para aumentar el morbo acompañada de un viejo tan feo.
-ee, señor, por favor, necesito que me firme eeeste papel, su nombre y su firma, por favor-dijo el nervioso joven quien miraba disimuladamente el rostro de la nena y más abajo al momento que acercaba al viejo una pluma moviéndola temblorosamente.
-que le parece amigo mío, si nos olvidamos del nombre y se queda con el cambio- dijo el viejo sacando un billete de 1000 pesos de su cartera y dándoselo al joven bajita la mano, no queriendo dejar ningún rastro de que él estuvo ahí.
-sí, sí, señor, lo que usted diga- dijo el joven pasando su mano hasta alcanzar el billete, revisándolo que no fuera falso y llevándoselo a la bolsa de su pantalón.
-la llave por favor,- dijo el viejo.
-ahh, ohh, si la llave, ehh la llave, la llave,- el pobre muchacho había olvidado que las llaves las tenia colgadas justo detrás de él.
-están ahí atrás- dijo Margarita, revelándole al joven la casi celestial voz que tenia la nena, una voz parecida a como cuando un ángel habla a un agonizante advirtiéndole que es hora de partir.
-si aquí están,- dijo el joven y las depositó en las arrugadas manos del envidiado viejo.
-con permiso- dijo el viejo y tomando de la cintura a su hembra procedió avanzar por el pasillo que accesan a los discretos cuarto.
El muchacho observaba como ese pedazo de hembra contorsionaba sus caderas al ritmo del sonido que sus tacones hacían en el suelo, el chico no perdía detalle del comestible trasero el cual se dibujaba descaradamente sobre el microvestido y que podía ser admirado debido a que Mar no llevaba correctamente bajado el traje del viejo, el joven veía también como se podía notar a la perfección la curvatura de sus glúteos y la ubicación exacta de la línea que forma la separación de estos y que regalaban un exquisito hundimiento por sobre el provocativo vestido, con la ausencia de la tanga el trasero se marcaba perfectamente.
Una vez en la habitación, el viejo se tiró en la cama, mientras llamaba a su hembra quien permanecía inmóvil enfrente de él, la verga del viejo ya había tímidamente reaccionando de su letargo y volvía a mostrarse aunque con menor voluminosidad sobre el fino pantalón del viejo.
-un momento Don Gus, tenemos toda la noche, hoy mis padres no me esperan en casa, antes quiero ir al baño- dijo la nena
-está bien, pero te lavas bien la panocha que te la voy a chupar bien chupada- decía el viejo al tiempo que movía vulgarmente sus labios y su lengua adquiría un movimiento gusanesco.
“viejo cochino” pensó Margarita mientras caminaba seductoramente de manera intencional para mantener estimulado al viejo.
La joven Margarita entró al baño y sacó de sus enormes tetas el celular que ya se encontraba calientito y que prácticamente había desaparecido entre ellas, tecleó el mensaje con el nombre del motel y la calle donde se ubicaba así como el número de habitación en la que se encontraba y lo mandó al número que estaba anotado en un papel pegado en la cubierta trasera del dispositivo móvil, su rostro ahora ya era de preocupación, sus facetas lujuriosas y emputecidas que bien pudo actuar la habían abandonado y ahora yacía esperando a que todo pasara rápido y sin contratiempos.
Llegó un momento en que la niña tuvo que salir del baño pues el tiempo ya era de más, caminó sensualmente hacia donde estaba el viejo acostado, no sin antes bajarle al excusado para despistar al viejo de que si había utilizado el baño realmente.
-ay Don Gus, no estoy muy segura de lo que quiera en estos momentos, pienso en mi novio, no se merece esto- dijo Mar.
-cállate pendeja, a mi me vale verga tu novio, así que encuérate para empezar a gozarte- respondió el viejo.
-y por qué tanta prisa Don, no le gustaría jugar un ratito?- preguntó Mar.
-si me gustaría pero no puedo desvelarme, tengo una casa a la cual llegar y una esposa a la que también tengo que satisfacer jejejeje- dijo el viejo.
-para todo hay tiempo Don,-
Dijo la nena mientras se subía como una gatita en celo a la cama y acomodaba el cuerpo del vejete entre sus carnosas piernas, ella le bajó su pantalón y lo dejó en slip, Mar subió un poco su vestido a manera de que el viejo contemplara su íntimo tesoro, la joven acopló su sexo en esa verga para proceder a moverse lentamente, de atrás para adelante, tallando su sexo contra la tela del slip en donde una protuberancia asomaba y palpitaba, poco a poco la tela del slip se iba impregnando de jugo que la nena soltaba ya que los movimientos eran tan exquisitos que comenzaron a humedecer el sexo de Margarita.
La exquisita niña se meneaba pendularmente arriba del viejo, sus tremendas caderas se movía deliciosamente como si estuviera danzándole al viejo al mismo tiempo que su sexo mojaba esa verga que ya había adquirido su máxima dureza, el viejo tuvo que meter mano para acomodársela debido a que se había erigido de manera torcida.
-Don Gustavo que rico se siente- suspiró la nena, sin embargo esto no era parte de la actuación, en verdad la nena estaba sintiendo deleitable refregar su sexo contra la caliente y palpitante verga del hombre, su piel se había puesto chinita y los finísimos vellos que cubrían sus brazos se levantaban como si una corriente de estática hubiera pasado sobre ellos.
-ahhhh, nena, te mueves como los ángeles, y eso si hablamos de una angelita muy puta- decía el viejo.
-de veras Don Gus,- dijo la nena y comenzó a friccionarse más endemoniadamente en contra de esa masa de carne, la cual deseaba aumentar sus medidas para así poder satisfacer como se debe a una hembra como Margarita.
La jovencita levantó un poco mas su vestido, al grado de dejar al descubierto más de la mitad de su cuerpo, estaba tan acalorada que por un momento cruzó por su mente las ganas de quitarse ese vestido, sin embargo lo dejó ahí, a medio cuerpo, el viejo en tanto estaba tan excitadísimo que solo con ese roce se le avecinaba otra corrida.
-así mamita ráscate, ráscate mmmm- decía el caliente viejo, sus manos pellizcaban constantemente la suave sábana de la cama.
-te gusta papito, te gusta cómo me unto en ti?- dijo Margarita sacando sus carnosos labios de forma por demás erótica.
-si mi amor, que niña más rica- el viejo estiraba sus piernas a más no poder y con sus pies quitaba sus zapatos.
-rica la verga que me estoy tallando, porque no me la metes- dijo Mar presa de la calentura ya que para ella esto no era parte del plan pero aun así le pareció muy atrevido jugar con el viejo de esta manera y para aumentar la motivación de anciano comenzó a chupar uno de sus deditos como si se tratara de una verga y repasar su lengua por toda la extensión de sus dedos.
-faltaba más- dijo el caliente viejo que casi sacaba humo por las orejas.
Don Gustavo se incorporó y rápidamente se empezó a desabrochar su fino pantalón, dejándolo caer y mostrando unas piernas flacas pero correosas y muy peludas, Margarita a pesar de estar excitada volteaba a ver a la puerta esperando a que esta se abriera y aparecieran esos despreciables seres que tanto odiaba pero que en estos momentos fungirían como sus salvadores, pues como una extrema opción estaba dejarse penetrar por este viejo, ya era mucho con lo que había pasado la noche anterior, aunque por lo menos la aliviaba el hecho de que Gustavo utilizaría protección.
Gustavo empujó a la nena haciendo que esta cayera boca arriba en la cama mostrándole todo su vaginal encanto, Margarita veía como el viejo estaba abriendo de manera desesperada el sobre para poder sacar el condón, al verlo le dijo:
-espero Don, porque no me baila un ratito, ahora le toca a usted calentarme un poquito jijijijij- dijo la coqueta Margarita.
-déjate de mamadas pendeja, eso es de putas calientes no de caballeros refinados como yo- respondió el viejo.
-pues yo creo saber un poco de eso, permítame- dijo Margarita aprovechando este momento para ganar un poco mas de tiempo y se incorporó para, al ritmo de una pegajosa melodía contenida en su cabeza comenzar a mover sus prominentes caderas mientras sus manos tocaban sin pudor el resto de su cuerpo a la vez que miraba y sonreía coqueta a su primer cliente.
El viejo Gustavo al ver ese exquisito meneo que Margarita perfeccionó en las discos y fiestas escolares se sentó en la cama al tiempo que meneaba vulgarmente su baboso instrumento, otra de sus manos movía de un lado a otro su corbata buscando desatarla, Margarita con los ojos cerrados se movía como su llevara años bailando para los hombres, en un arranque de lujuria llevó sus manos para acariciar sus bamboleantes senos apretándolos y sintiendo su dureza, sentía ella misma la fineza y tersura de sus redondos encantos y reflexionaba, si ella que era la poseedora de esos atractivos atributos sentía rico estarlos tocando comprendía el porqué los viejos se desvivían al estárselos chupando y manoseando, reconocía que sus senos tenían una tersura adictiva, y más para este tipo de viejos como con los que trabajaba que sin duda nunca habían manoseado unos de semejantes medidas y perfectamente levantados.
Justo en ese momento una vieja vagoneta hacia su aparición afuera del motel, ahí el joven recepcionista se preparaba para sacar los papeles que los clientes que según él venían arriba del vehículo debían firmar, dentro de la camioneta Pancho, Lucio, Raúl y Ciriaco se ponían cada uno mascaras de personajes ficticios de terror.
-bueno Ciriaco tú te quedas con el pendejo que esté en recepción, si se mueve ya sabes que hacer- ordenó Pancho.
-espero y haga algo estúpido- dijo Ciriaco mientras cargaba su arma.
Las luces altas de la camioneta le daban en todo su esplendor al pobre muchacho, con lo que le castraba que un coche se estacionara enfrente de él y lo cegara y su dueño no apagara las luces, al ver que nadie bajaba se decidió ir a hacerse menso a la puerta para ver que sucedía, justo cuando iba saliendo de su mostrador aparecieron cuatro sombras negras y desparramadas caminando lentamente, Pancho entró primero y al ver al joven le apuntó con su revolver a la altura del pecho.
-quieto hay mocoso- resonó la intimidante voz del viejo.
El joven rápidamente se hizo para atrás poniéndose blanco de la impresión, solo para atinar a decir casi orinándose del miedo más por la impresión de la corpulencia del viejo que del mismo revolver:
-nooo, por favor, llévese lo que quiera pero no me mate-
-tranquilo chiquillo, no venimos a matarte, parece que tienes hospedado a un cliente muy importante para nosotros así que con tu permiso, y cuidadito y hagas alguna estupidez porque te la meto por el culo- dijo Pancho ya con todos sus compinches adentro.
-Ciriaco, vigílalo- volvió a ordenar Pancho.
Los demás viejos se dirigieron rápidamente a los cuartos del modesto motel, Margarita estaba en su baile cuando de repente escuchó un fuerte golpe que abrió la puerta, dos de los viejos (Pancho y Raúl) entraron mientras Lucio se quedó en la puerta para ahuyentar a los chismosos, una joven pareja que ahí se encontraba cometió la osadía de asomarse pero fueron asustados por Lucio apuntándoles con un arma.
-que vergas están viendo, pa´ dentro órale- la horrible cara de Lucio era motivo suficiente como para no querer volver a asomarse.
-peroo que…. quienes son ustedes- preguntó Gustavo mientras Margarita se acomodaba su ropa al mismo tiempo que hasta la calentura se le bajaba.
-oiga pero que, que forma de entrar así, se me van en este mismo momento o llamo a la policía- dijo el viejo Gustavo acomodándose sus pantalones.
Margarita puso un rostro asustado, como si en verdad no supiera nada y se arrinconó a una de las paredes, el viejo Pancho puso de su parte y se dirigió a ella.
-mira nada más, que puta más rica te ibas a cenar hoy Gustavito- dijo Pancho apretándole los cachetes a la nena.
-oiga como sabe mi…..- preguntó Gustavo sin embargo no terminó de decir su pregunta.
-creo que he decidido llevármela a ella en vez de a ti- dijo Pancho mientras lamia obscenamente el cuello de la nena y ella cooperaba poniendo cara de asco, aunque esta faceta no le costaba para nada fingir debido a lo asqueroso de las lamidas del viejo que dejaban anchos caminos salivales en el cuello de la nena.
-sí, llévesela, yo ni la conozco, llévesela pero no me haga daño,- dijo el viejo asustado rogando por su vida pues era apuntado amenazantemente por uno de los viejos.
-Raúl anestésialo- ordenó Pancho mientras ya tenía a Margarita contra la pared y empezaba a manosearle los senos, ella en cambio ponía rostro de vómito para verse más creíble, aunque en realidad si sentía asco el que nuevamente la manoseara un tipo tan feo.
-noo suélteme viejo asqueroso, hijo de puta, maldito cerdo malformado- dijo Margarita aprovechando que el viejo pensaría que estaba actuando pero sacando todos esos insultos que quiso desde el principio decirle al gordo y que vio esta oportunidad perfecta para sacarlos.
-calla perra, te voy a enseñar a respetar a los machos- dijo Pancho sometiéndola de los cabellos al grado de lastimarla.
-noo, me lastima maldito viejo gordo- se quejaba Margarita.
Gustavo, al ver acercarse a Raúl se puso en posición de ataque pero al mandar su marcial golpe, este fue detenido por Raúl sin problema alguno, y como respuesta el malhechor le soltó un puñetazo por media nariz, dejándosela completamente rota para después soltarle otro en la sien noqueándolo y cayendo desplomado en la cama.
El pequeño grupo bajaba de regreso, Pancho aferrando del brazo a la jovencita, mientras Raúl cargaba al inconsciente Gustavo, Lucio atrás de ellos cuidando las espaldas, todos bajaban con destino a su guarida cuando en eso escucharon un disparo proveniente de la recepción, al llegar vieron como Ciriaco mostraba una placentera sonrisa mientras el joven recepcionista sentado en el suelo recargado de espalda en la madera del mostrador agarraba con ambas manos su estómago, de entre sus dedos se podía apreciar sangre comenzando a brotar abundantemente, una mirada ida y un hilo de sangre saliendo de su boca anunciaban su inminente deceso, poco a poco comenzó a caer hacia un costado mientras su boca vomitó en sangre, el joven temblaba como si un frio extremo lo invadiera.
-se movió- dijo Ciriaco descaradamente.
Un sentimiento de impotencia invadió a la joven al ver como estos despiadados seres reían como si estuvieran orgullosos de lo cometido, como estos seres sin ningún tipo de beneficio terminaban con la vida de un muchacho quizás tres años mayor que Margarita y que por lo menos se ganaba la vida dignamente y no como ellos, una madre mas que no recibiría otra vez a su hijo en casa para abrazarlo, el grupo hacia acto de abandono del lugar pues de seguro en cuestión de minutos el lugar estaría lleno de policías, Margarita veía con tristeza como este muchacho enconchaba su cuerpo hasta que su rostro tocó el suelo.
Veía el rostro del joven completamente desvitalizado y volteaba a ver a los demás viejos solo para ver como carcajeaban entre ellos, incluso Lucio parecía hasta excitado, la joven se daba cuenta de que había caído con seres de lo mas bajo.
-vámonos, vámonos, camina puta, queee, nunca habías visto un muerto?- dijo Pancho, Mar solo movió su hermoso rostro en señal de negación.
-pues acostúmbrate jajajajajajaja- decía el viejo mientras la tomaba del brazo y la jalaba hacia afuera.
Ya arriba de la camioneta y alejados del motel Pancho discutía con Ciriaco.
-a ver Ciriaco, que paso ahí, no quedamos que todo limpio y sin escándalos-
-pues que querías, al mocoso le sonó su celular y eso me puso nervioso- dijo el asesino de Ciriaco buscando el primer pretexto.
-bueno ya, lo que importa es que todo salió bien- mientras tanto Margarita sentada en el lugar que corresponde al copiloto se maldecía por haber participado en la captura de Gustavo y maldecía a sus compañeros por haber terminado con la vida de un joven que solamente trabajaba para ayudar en la economía familiar, sin embargo algo en su mente ocupaba un primer plano, ella misma se preguntaba el porqué había sentido rico estar provocando a Gustavo, porque se había mojado, y lo que más le asustaba el porqué había deseado que una verga pestilente hubiera sido la que se alojara en su boquita.
La vagoneta llegaba donde Felipe los esperaba y una vez dentro el vehículo el viejo cerró la cortina de lámina del edificio.
El viejo Gustavo despertaba con un balde de agua bien fría mientras todos los viejos aun cubriendo su identidad reían, el empresario estaba completamente atado y amordazado.
-jejejejeje, para que se te quite lo caliente viejo rabo verde- dijo Pancho dándole una cachetada.
-jejejejeje, puto viejo, la gente como tú me da asco- dijo Lucio sin morderse la lengua y asestó un fuerte puñetazo al rostro del amordazado hombre, para después asistir otro que lo tiró con todo y la silla a la que se encontraba amarrado, Lucio fiel a su costumbre solo golpeaba cuando el contrincante presentaba algún tipo de desventaja pues continuo pateándolo en el suelo.
Margarita veía desde una distancia considerable como los viejos se divertían golpeando a un indefenso hombre, sus brazos yacían cruzados y su boquita se torcía en señal de desaprobación, su vestido se pegaba exageradamente a su curvilíneo cuerpo mientras esperaba su siguiente orden.
-muchachos, muchachos, póngame atención, por esta noche dejaré que se diviertan practicando golpes con este viejo, nada más que no me lo vayan a mallugar mucho jejejeje, recuerden que lo tenemos que regresar reconocible porque no lo pueden confundir con otro, Felipe aun no avises a la familia, yo me voy a celebrar con mi hembra así que no quiero que me molesten- dijo Pancho.
-déjanos a tu hembrita también con nosotros- dijo Lucio.
-jeje, a ti te voy a dejar esta- respondió Pancho haciendo un movimiento obsceno de pelvis.
-oye Pancho siéntate ahí para que veas cómo le pegamos- dijo Felipe.
-me quedaría a seguir jugando albures con ustedes pero traigo unas ganas de coger que que bruto, todo el día he andado bien caliente, parezco burro en primavera, se me nota?- dijo Pancho agarrándose el abultamiento que se formaba entre sus piernas y moviéndolo descaradamente, quería llegar a saciar su calentura con la tierna chiquilla ya que desde que la vio como se arregló una calentura animal lo invadía.
-bueno, nada mas no la vayas a desmadrar porque recuerda que aun me debes tres cervezas- dijo Felipe, Gustavo a pesar de no estar vendado no podía visualizar a Margarita, ya que ella estaba oculta entre la oscuridad de un rincón, de igual manera no sabía de quien hablaban estos viejos.
-no te preocupes solo serán dos palos y nada más, si creo que los aguante jejejeje, oye orita que dices eso también le debo dinero a la Nauyaca y al Nigeriano, crees que quieran cobrarse con otro tipo de pago jejejeje- el viejo Pancho se refería a otros dos viejos malvivientes de la zona famosos por tener miembros descomunales razón por la que se habían ganado tales apodos.
La nena solo escuchaba las vulgares expresiones con las que estos viejos se comunicaban.
Nuevamente Pancho llevaba casi a rastras a la bella joven directo a su cuarto para otra vez protagonizar una encarnizada cópula, la niña ya sabía que gritar era en vano, que resistirse también, entonces lo único que le quedaba era exprimir la apestosa verga de ese viejo lo antes posible????.
-noo, suélteme por favor- rogaba la nena.
-nada puta, estas bien antojable con ese vestido que mereces que te haga gruñir como las puercas- dijo Pancho.
Una vez adentro Pancho la arrojó sobre su cama, la pobre niña salió disparada chocando contra el sucio colchón mostrándole al viejo su esplendoroso trasero desnudo pues el vestido se le subía exageradamente con el menor movimiento.
-déjeme en paz por favor, se aprovecha por qué no puedo defenderme,- reclamaba la nena ante la impotencia de no poder hacer nada.
-jejejeje, me aprovecho porque eres mi vieja y como tal estas obligada a satisfacerme en todo lo que se me antoje- dijo el viejo.
-váyase al diablo, como puede ser tan malo aprovechándose de los más débiles, dejar a ese pobre hombre a merced de sus matones y usted bien tranquilo queriendo cog……. abusar de mi- dijo la nena mientras recomponía su posición en la cama, sentándose y apretando sus carnosos muslos para proteger su desnuda intimidad pues recordó que no traía calzones.
-mira niña, se ve que tú no sabes nada de este negocio, nosotros no secuestramos muertos de hambre ni a ninguna blanca paloma, ese viejo se ha hecho rico gracias a sus corruptas mañas para dejar gente pobre en las calles, aquí todos tenemos cola que nos pisen, hasta tu, porque te prestaste a engañarlo para hacérnosla más fácil, jejejejeje, así que no reclames y encuérate- dijo el viejo comenzando a desabotonarse su camisa.
-pero yo lo hice porque usted me obligó, yo no quería, usted me amenazó, es un bastardo, unfff, unfff- la voz de la nena comenzaba a quebrarse.
-mira niña,- el viejo se acercó a la joven y la tomo de su mentón, ella hizo por alejar su rostro pero el viejo la sostuvo firmemente.
-parece que tu y yo empezamos con el pie izquierdo, sabes, tú podrías conocerme y descubrir que no soy tan malo como tú piensas- el viejo Pancho levantaba a la joven y rápidamente la tomaba de la cintura mientras le hablaba pero mirándola a sus carnosos atributos.
-señor, le voy a repetir por última vez- la nena exhalaba por la boca tratando de tranquilizarse para que sus palabras salieran lo más claras posible tratando de lograr que este pedazo de bestia comprendiera por fin que ella tenía otro estilo de vida.
-por favor espero que me comprenda, se lo suplico, déjeme ir, yo no pertenezco aquí, mire le garantizo que no diré nada de lo que he visto y me ha hecho pero déjeme ir, necesito saber cómo esta mi papá, debe de estar preocupado además de que en la casa solo vivo con él y yo le cocino, lavo la ropa y mantengo esa casa limpia, además tengo un trabajo decente y ya falté un día por su culpa y mañana serán dos, sabe lo que significa eso, me descuentan el poco dinero que gano, dinero que usted me robó cuando llegué aquí- dijo Mar mirando al abatraciado viejo muy seria.
-jejejeje, dinero, dinero, todas las putas viejas tienen esa palabra metida en su cabeza, mira niña, para que veas que no soy tan malo y para que no estés preocupada por eso del dinero voy a recompensarte con una parte del botín,- dijo el viejo sin soltar a la mujercita de su estrecha cintura.
-una parte del botín, no entiendo- dijo Margarita.
-si putita, una parte del botín o sea dinero, por lo que estas peleando,- dijo el viejo.
-mira para que veas que no soy tan malo aquí está tu parte del botín para que no estés preocupada por eso del dinero, toma- el viejo dio a Margarita la cartera del viejo Gustavo.
Margarita la abrió y vio dentro una buena suma de billetes en perfecto estado y de las más altas denominaciones, en solo unas cuantas horas se había hecho acreedora a una suma monetaria casi comparada a lo que ganaba en varios meses como cajera, eso sin contar el dinero en sus tarjetas de crédito, obviamente Margarita sabia que las tarjetas no podían ser utilizadas por su seguridad, por un momento su mente de mujer la hizo fantasear con esa jugosa cantidad de dinero en efectivo, su femeninos deseos adictos a comprar cosas la llevaron a imaginarse cantidad de blusas, pantalones, vestidos, accesorios, zapatillas, bolsas y todo lo que siempre había querido comprar y que muchas veces se había quedado con las ganas, para después recapacitar y considerar ese dinero como sucio.
-es muy generoso de su parte Don Pancho pero no puedo aceptarlo- dijo Mar sin quitar la vista de la billetera y mordiéndose su labio inferior.
-vamos niña, te lo mereces después de todos los malos tratos por los que te hemos hecho pasar y de todo lo que te arriesgaste esta noche, aprovéchalo es tuyo, además ese viejo posiblemente se lo hubiera gastado en putas y yo a lo mejor me lo gaste en cerveza y… en putas- dijo Pancho.
-el dijo que ayudaba a un orfanato y que aportaba a organismos que recogen animales callejeros- dijo Mar pensando que ese dinero era para solventar gastos para esas instituciones.
-que vergas, eso es mentira, solo busca su beneficio, y a lo mejor a lo del orfanato se refiera a las niñas que bailan semidesnudas en un table propiedad de él, mucho más lujoso y grande que el que tiene Felipe, entonces que, lo vas a aceptar sí o no?- dijo el gordo.
-pero……. aunque lo acepte……. en que podría gastarlo, si usted no me dejaría salir ni a la esquina- dijo Mar.
-no te dejaría salir sola, pero podemos salir juntos, sé que estoy refeo y te doy asco pero por otro lado el que te vean conmigo te puede ayudar a ganar mucho respeto por estos alrededores, además este barrio así como lo ves de malviviente también tiene negocios donde puedes encontrar chacharitas de buena calidad, como ropa que te hace falta, tengo un amigo que me debe dinero y puedo cambiarle su deuda por ropa para ti- dijo el viejo.
-eehhhh- Margarita pensaba, una parte de su cerebro decía “no lo agarres, no es tuyo, es dinero ganado ilícitamente”, mientras la otra decía “imagínate todo lo que podrías comprar con ese dinero”.
-bueno, lo aceptaré- dijo la nena, su mente había sucumbido al dinero y a las compras.
-que bueno, ahora déjame sacar una botella que tengo guardada por aquí y unos vasos, vamos a brindar por lo de esta noche- dijo el viejo sacando una botella de vodka que había robado a Felipe.
-no, señor no es necesario, estoy cansada, quiero dormir- Margarita recordaba que exactamente con unos tragos la habían drogado al punto de entregarse a dos viejos repulsivos.
-como de que no, ora toma, con confianza, esta no tiene nada jejeje- decía el viejo descarado sabiendo que la nena se acordaba de lo sucedido.
Margarita recordaba la bipolaridad de este viejo, si bien le sorprendía que se estuviera portando educado con ella y que le hubiera pagado por sus servicios cuando hace apenas unas horas le había robado el dinero con el que había salido a distraerse, el temor a que cambiara su estado de ánimo estaba latente, así que aceptó de mala gana el vaso de vodka, el viejo se sirvió su vaso y lentamente aplastó su enorme trasero sobre la cama haciendo que este mueble casi se doblara, la hermosa Margarita poco a poco se fue sentando también al lado de él, aun permanecía con sus zapatos puestos y su minivestido negro, el apretar de sus antojables pechos formaban una línea exquisita entre ellos ya que el vestido traía anexado un bra que se ajustaba perfectos ese par de melones.
-yyy, me dices que te llamas Margarita verdad?- dijo el viejo tomándose de un sorbo su bebida y sirviéndose otro vaso, un fuerte eructo salió de su boca mientras pesadas gotas de baba caían por sus abultados labios.
-así es señor, y usted Francisco?- dijo Mar mientras daba un tímido y delicado sorbo a su bebida a la vez que sus ojos miraban los enormes tatuajes que cubrían los gordos brazos del viejo, muchas de ellos mujeres con rostros emputecidos.
Margarita veía esos intimidantes brazos de oso y los comparaba con los suyos, sin duda la diferencia era bestial, con razón la otra noche a pesar de que intentó liberarse nunca pudo, además esos brazos eran por mucho muy superiores a los de su padre y su exnovio, el vaso se perdía en esa mano casi del tamaño de un guante de béisbol, los grotescos dedos eran tan mas largos y gruesos casi más que la verga de su ex, solo con los puros dedos le costaría deflorar a una virgen.
-sí, pero dime Pancho, y tienes 18 años?- preguntaba Pancho tomándose otra vez de un jalón su vaso y sirviéndose otro.
-sí, y usted?- preguntaba Margarita mientras ahora quitaba la mirada del sapo y la dirigía a sus manitas como haciendo una comparación con las del viejo.
-yo tengo…. cuántos me calculas?- preguntó el viejo quien ya babeaba al imaginarse el suculento cuerpo de hembra desnudo y ensartado en su estaca.
-ummm, como 50- dijo Mar tomándose por completo el líquido depositado en su vaso y poniendo una faceta extraña por el sabor.
-casi, tengo 55, te sirvo otro?- dijo el viejo y Mar de manera increíble acercó su vaso al viejo para que este le sirviera otro trago, sin embargo la nena estaba confiada, su idea era que el viejo se emborrachara y se quedara dormido para de esta manera buscar como escapar y al verlo beberse el vodka como agua pensaba que era cuestión de tiempo para que se desplomara, Mar no contaba con que este viejo necesitaba de más de una botella de licor para derrumbarse y subestimaba la capacidad embriagante del vodka en una primeriza como ella ya que se lo estaban tomando limpio.
La desproporcionada pareja siguió hablando de cosas sin importancia, entre tanto trago y el trascurrir de los minutos la botella ya iba un poco más de la mitad, casi la mayoría degustada por el viejo, Pancho quien vivía de tomar estaba más que acostumbrado a esto y se veía entero, casi no había hecho efecto el licor en su cuerpo solo una leve sonrisa atravesaba su horrenda cara, Mar por el contrario ya empezaba a sentirse un poco mareada, la cabeza le daba vueltas y se la tomaba constantemente, empezaba a reír de las estupideces que el viejo decía, aunque a cualquier persona le parecerían chistes sin gracia alguna, a la medianamente alcoholizada chica la parecían de buen humor.
El viejo veía como la alegre chica tomaba y tomaba sin llenarse, él, muy hábil empezaba a hacer que le daba sorbos a su vaso pero sin probar nada de nada hasta que vio como la nena poco a poco cambiaba las risas por prolongadas carcajadas, los movimientos que la nena hacia cuando se reía hicieron que su vestido se le subiera considerablemente pero ella no hizo nada por bajarlo, regalándole al viejo una impresionante visión de sus torneadas piernas, estaba tan felizmente ebria que no le daba importancia a eso.
-señooorr, antes de seguir platicando quisiera poner bien en claro algoo, usted se la ha pasado diciéndome puta has esto, puta has aquello, pero quiero decirleee, jijijiji, perdón, quiero decirle, que yooo no soy ninguna putaaa, que le quede claro, ayy, esto ya se me está subiendo- decía Margarita mientras expresaba un hipo.
-jejejeje, pues que querías que pensara, entro al cine y te veo ahí vestida como una rica putita pidiendo verga, y encima con tu panocha toda mojadita, querías que pensara que eras una monja?- dijo el vulgar viejo jugando con sus toscos dedos con los lacios cabellos de la nena.
-jejeje, si verdad, lo que pasa es que había quedado de verme con un chicoo, pero el muy estúpidoooo, se atrevió a dejarme plantada, a mííííííí, usted cree, a mííííí, dejó plantado todo esto- Margarita se levantó dificultosamente para girar su cuerpo para que el viejo admirara esa apenas cubierta y sugestiva anatomía de diosa que poseía que otro había dejado escapar.
-nombre si estas rebuena, yo no sé cómo se puede ser tan imbécil- el viejo admiraba el apretar de ese vestido sobre esas desarrolladas caderas y levantando su voluminoso cuerpo tomó de la fina cintura a tan despampanante chiquilla quien no se intimidó por la acción del gordo.
-y una amiga, que ella si es una putaa, me llevó al cine, donde me encontré con usteeed, pero yo no quería ir, yo le decía que no y ella que siii, yo que nooo y ella que sii- dijo Mar dando otro trago a su vaso.
-Margarita que bonita te ves borrachita, déjame darte un beso- dijo el viejo admirando el hermoso rostro ruborizadamente alcoholizado de la nena.
-un beso?- preguntó Mar, le sorprendió que esta morsa, quien se había cansado de humillarla y aventajarse de su debilidad, ahora le pidiera de manera respetuosa dejarse dar un beso.
-si un beso- dijo el gordo Pancho mientras le quitaba algunos mechones de su cabello que cubrían su angelical rostro.
-pero, nooooo, usted está muy feo, sabe, si bajara un poco esa panza a lo mejor no estaría tan mal- dijo Mar mientras su dedo se tallaba en la grotesca panza del viejo, la nena ya se había olvidado que hace unas cuantas horas el viejo la había utilizado como un anzuelo y ahora hasta parecía que disfrutaba de la compañía de tan horroroso ser, ella se tambaleaba debido al efecto del alcohol y repegaba su exquisito cuerpo en el del viejo para evitar caerse.
-déjame darte un beso- volvió a decir el viejo y ahora tomaba fuertemente a la nena de su cintura pegándola a su obeso cuerpo, la nena sintió el apretar de esos poderosos brazos en su femenina anatomía, nuevamente esa sensación de sometimiento, de vulnerabilidad, de macho rústico apretando poderosamente a una frágil mujercita, esa sensación de no poder hacer nada para impedir que un viejo de lo más despreciable disfrutara de su cuerpo aparecieron excitando inexplicablemente sus hormonas femeninas.
-noooo- dijo la descalzonada nena, Mar podía sentir entre sus muslos un calorcito enajenante y un cosquilleo rico que hicieron que también sus pezones se erizaran, además de que advertía en su vientre la poderosa erección con la que la verga del viejo era capaz de manifestarse.
-entonces me obligas a dártelo a la fuerza- dijo el viejo y acto seguido plantó un salivoso beso a la hermosa jovencita, Margarita reaccionó ya tarde, el viejo ya tenía su lengua alojada dentro de su boquita moviéndose desesperadamente, el vaso de Mar fue a dar al suelo mientras la niña recibía las exuberantes cantidades de saliva emergidas de la apestosa boca del vejete.
La jovencita intentaba apartar su curvilíneo cuerpo de el del viejo, sus prominentes pechos se aplastaba contra de obeso cuerpo de su captor pero ese sentimiento la estaba calentado de sobremanera preparándola para la inminente entrega, el viejo llevó una de sus tenazas al sexo de Margarita para desesperadamente introducir dos de sus dedos dentro de su sensible vagina.
La joven reaccionó con un gritito, pues los toscos dedos del viejo mantenían un grosor considerable y mas al tratarse de dos, los callos friccionaban con las suaves paredes vaginales regalándole a la nena cosquillas nunca antes sentidas.
-noooo suélteme, viejo degenerado- decía Margarita quien golpeaba el pecho del viejo, pero lo que el viejo no sabía era que la alcoholizada niña jugaba con ella misma, decía esas palabras sabiendo que el viejo nunca la soltaría y de esta manera ponerle un morbo extra a la situación, además el hecho de llamarlo degenerado, pervertido, asqueroso o demás la excitaba tremendamente, no sabía porque pero así era.
El viejo obviamente no hacía caso y lentamente comenzó a mover sus enormes y gordos dedos a una velocidad inexplicable haciendo que los jugos de Margarita comenzaran a brotar como rocío de las mañanas, la niña gemía delicadamente para de vez en cuando jadear como los perros y contraerse debido a las placenteras manoseadas que el viejo cuerpo de sandia le estaba dando.
El viejo Pancho procedió a lamer con esa maestría que lo caracteriza la orejita de la nena, ella ladeaba su cabeza pero el viejo siempre lograba acorralarla, fue en uno de estos momentos en que el viejo volvió a meter su lengua dentro de la boquita de la joven, ella ya no hizo por luchar y estimulada por los manoseos y el efecto del alcohol correspondió delicadamente el beso dado por un hombre horroroso, sucio, con visibles desequilibrios mentales y que se dedicaba a una de las prácticas mas reprobadas por la sociedad.
El gordo viejo seguía atrayendo a su humanidad a la joven, con uno de sus poderosos brazos la aprisionaba de su cintura mientras ella tímidamente se abrazaba a él, el viejo movía su estimuladora mano muy rápido mientras los fluidos ya hacían acto sonoro de presencia, resbalaban por ambos muslos de la fémina así como también por el moreno antebrazo del viejo, la jovencita comenzó a gemir mas audible pues las sensaciones iban en aumento al punto de acalorarla como si estuviera en un baño sauna empapando completamente el minivestido con su sudor femenino.
-no pare- Margarita dejó escapar estas palabras en forma de suspiro, sus carnosos labios eran repasados constantemente por su lengua y repetitivos mmmm se escapaban de ellos, al parecer estaba disfrutando de las manoseadas de un viejo sin ningún tipo de atractivo, el viejo solo se rio al escucharla y siguió dedeándola.
Los estimuladores dedeos comenzaron a hacer temblar las carnosas piernas de Margarita, ella comenzó a repasar su lengua por todo el mugroso cuello del viejo llevándose a la boca cualquier cantidad de sabores rasposos y salados hasta que en una de esas sus piernas se juntaron de las rodillas para dejar escapar una gran cantidad de fluidos fuera de su vagina.
La orgásmica Margarita se recostó sobre la morena masa del viejo, sus labios se abrían temblorosos para dejar caer saliva sobre el amplio pecho del viejo, este sujeto en otro acto tomó el vestido de la nena para desgarrarlo sin el menor esfuerzo dejando expuestos para sus rojos ojos los enormes senos de Margarita para posteriormente levantárselo desde abajo sacándoselo completamente y arrojándolo a cualquier parte, volviendo a dejar a la chiquilla como Dios la trajo al mundo.
-ay mamacita, estas rebuena, que te daban de comer para que te pusieras así- dijo el viejo admirando el femeninamente imponente cuerpo de su encantadora.
El viejo estiró una de sus toscas manos hacia uno de los cajones del ropero y sin soltar a la nena sacó un paliacate con el que anteriormente se sonaba la nariz, así y con todo y mocos secos vendó los ojos de la niña mientras le decía a su oído a la vez que de su boca gruesas gotas de saliva salpicaban.
-jejejeje, quédate quieta mi putita, esta noche no voy a ser tan malo, esta noche te trataré como toda una reina,- decía el viejo mientras también tocaba esa acalorada panochita y paseaba su lubricada verga por todo el canalito de su culo.
-acuéstate- dijo el viejo.
-Don Pancho que me va a hacer?- preguntaba algo asustada la vendada nena.
-tú solo acuéstate no te voy a hacer nada que no te vaya a gustar jejejejeje,- reía morbosamente el viejo.
Margarita se asustó pero aun así acostó boca arriba todo su esplendoroso cuerpo haciendo babear al viejo con solo verla acostadita con sus senos bamboleantes y sus muslos humedecidos y ligeramente abiertos, mostrando una panochita depilada pero con algunos tronconcitos de vello púbico que ya empezaba a brotar y que indicaban a la nena que se acercaba otro cuidadoso aseo vaginal.
El viejo tomó la botella de vodka y aprovechando el vientre plano de la jovencita y las hendiduras que se le formaban en esta parte de su cuerpo comenzó a regar el líquido de esta manera formando pequeñas posas licóricas las cuales procedió a lamer con mucha devoción, Mar comenzó a sentir ricas cosquillitas a partir de las depravadas lamidas de perro que elevaron su calentura corporal mientras mordía levemente sus labios y por momentos parecía querer reír.
El viejo terminó de degustar la encantadora bebida repasando su babosa lengua por donde aún quedaban unos minúsculos restos, dejando el marcado abdomen de la nena completamente brilloso en babas, para después subirse a la pobre cama y posicionarse entre los muslos de la chiquilla, el viejo los abría mientras Mar no impedía que la abrieran de piernas, entonces el viejo dejó caer otro chorro de vodka sobre la panochita de la bella princesa, ella sentía el roce del líquido sobre su sexo, cosquilleándolo para después sentir como la obscena lengua del viejo se deslizaba por toda la extensión de su territorio vaginal.
-agggggggg, sssshhhhhhhh, sssssllllllllluuuuuuupppp, aggggghhhhhhhhhhhh,- el viejo hacia sonidos animalescos al momento de estar chupándole nuevamente a la nena su acalorada vagina, Margarita tomaba sus manos y las utilizaba para echarse aire en su chapudo rostro y así intentarse quitar un poco el agobiante calor corporal.
Pancho colocaba una fina copa y la hundía contra el sexo de la nena, vaciaba mas de ese licor y de esta manera recogía la bebida alcohólica mezclada con los jugos vaginales de la nena, una vez llena la copa el viejo procedió a tomársela degustando esa exquisita bebida que aun no se comercializaba en ningún sitio.
-ahhhh, exquisito, debería de ser pionero en este tipo de bebidas y tu chiquilla la materia prima, ganaría millones, superarías a todas esas marcar francesas de champagne y cognac- dijo el viejo.
El viejo volvió a hundir su fea cara de reo trastornado entre los delicados labios vaginales de la nena, su lengua se movía asquerosamente por todo alrededor de las partes intimas de la joven y metiéndose dentro de esta, Mar en tanto comenzó a emitir leves gemidos placenteros mientras se quitaba la venda y alcanzaba a visualizar una cabeza moviéndose de manera repulsiva con pelos enmarañados y pajudos y en la coronilla una visible marca de iniciante calvicie.
-señor, que consteee jijijijijiji que no soy una puta como usted dice- decía Margarita entrecortadamente, estaba siendo penetrada ahora por una viscosa lengua que la llenaba de babas hasta que la capacidad vaginal no resistió mas y la vagina de Mar comenzó a desbordarse en saliva, el viejo la recogía y con su lengua y dedos trataba de que sus asquerosas babas no se perdieran y se quedaran impregnadas en la piel de la joven o rellenando su canal vaginal.
-shhhh, cállate puta,- dijo el viejo y metió sus dedos medio y anular dentro de la oceánica vagina de la joven, comenzó con una serie de chapoteantes movimientos que iban de arriba a abajo mientras sus dedos adquirían una forma de gancho dentro de su sexo buscando ese punto en donde las niñas se corren como mangueras.
Margarita comenzó a sentir los cosquilleos cada vez más bravíos, se meneaba hasta que sus piernas se arqueaban y levantaron uniéndose rodilla con rodilla y apretando con sus muslos la grasienta mano de Pancho, ella trataba con sus manos de impedir esos endemoniados movimientos pero le era inútil, el viejo se daba mañas para eso.
-nooooo jijijijijijijji- decía la estimulada jovencita al presentir contracciones algo fuera de lo común.
Sin embargo el viejo ya predecía las contracciones orgásmicas de la nena, era testigo de cómo prácticamente la vagina de la nena le comía los dedos, el viejo sentía delicioso y lo alentaba a seguir torturándola manualmente.
-me vengoooo, me vengoooooooo- decía la nena mientras se convulsionaba entre la cama al tiempo que de su sexo brotaban abundantes líquidos lubricantes que salían disparados y chocaban contra la aterradora cara de sapo del viejo quien mantenía su boca bien abierta.
El viejo sin meterle su monstruoso barreno ya la había hecho correr dos veces, este viejo estaba concentrado en hacerla correr cuantas veces fuera necesario, en satisfacerla de la mejor manera, como una verdadera hembra de su voluptuosidad y beldad debe de ser satisfecha, mientras tanto la nena se revolcaba arriba de la cama aferrando sus manitas a la sucia sábana y temblando ligeramente debido al orgasmo vivido.
El viejo quien nunca sacó sus gruesos dedos volvió a menearlos de manera rústica, agresiva, sin embargo nuevamente los chapoteantes sonidos vaginales volvían a escucharse para deleite del despreciable, la jovencita balbuceaba palabras extrañas, su hermosos ojitos se cerraban y sus cejas se mantenían emocionalmente fruncidas demostrándole al viejo su grado de salvaje excitación que la envolvía.
El viejo ponía empeño, pesadas gotas de sudor resbalaban y escurrían por entre sus arrugas que casi formaban un lavadero en su frente, los dedos del viejo se llenaban de lubricante como si los hubiera metido al agua, el entorno ya estaba completamente ambientizado con fragancias puramente vaginales.
La jovencita se preparaba para ser sacudida por otro orgasmo, todo el retorcido cuerpo de la nena ya se cubrían de gotas de sudor, el viejo seguía en su lucha por hacer correr nuevamente a la nena mientras la otra de sus manos recorría el perfecto vientre de ella como un artesano que acaricia una verdadera obra maestra, el viejo movía sus dedos frenéticamente mientas sus ganchudos dedos daban una especie de masaje en la parte superior interna del sexo de la nena.
Mar se aferraba del tubo del respaldo de la cama, mientras su cuerpo se convulsionaba nuevamente y gemía y pujaba descontroladamente, el viejo emitía una risa presumidamente triunfadora cuando sintió el calor orgásmico que se avecinaba como fuego saliendo de su húmeda cueva y cuando un chorro salió disparando una potente cantidad de lubricante que llegó a empapar su obeso cuerpo de barril mientras este ya lo esperaba gustoso.
El potente chorro empapó toda la peluda panza de Pancho, sendos arroyos formados a base de lubricante vaginal corrían por toda la barriga del hipopótamo mientras la chica desgarraba su garganta en gritos y pujidos orgásmicos los cuales fueron escuchados por un borracho que pasaba por el lado contrario de la barda.
-shhh, cállate putita van a pensar que te estoy matando, jejejeje, y eso que todavía no te la meto- dijo el Pancho.
Margarita se privó en una serie de ondulaciones infernales y agusanables que demostraban su nivel de fogosidad, los temblores de la nena eran tales que parecía que sufría de alguna rara anormalidad en sus nervios en versión distorsionada.
-eeesss, queeee, se sienteeeee, tan ricooooooo- dijo la nena dando la impresión de que quería llorar de tan orgasmeada que estaba, además su voz se escuchaba de igual modo temblorosa.
Al viejo pareció gustarle la forma tan enérgica en que la nena se había corrido, así que sin sacar sus dedos de nuevo volvió a moverlos con la idea de que esta chica volviera a derretirse lúbricamente, esta vez los sonidos húmedos rebasaban la normalidad, la chamaca quien seguía aun en estado orgásmico recibía nuevas sensaciones calóricas de aproximación orgásmica, el gordo viejo estaba haciendo recompensar de la mejor manera a Margarita por todas las cosas que hasta el momento la había hecho pasar.
Los grotescos dedos volvían a rascar levemente la pared vaginal de tan hermosa jovencita exactamente ese punto en donde las descargas de éxtasis nacen con mayor violencia, las placenteras sensaciones hacia que Mar volviera a descomponerse enrollando su cuerpo con la vieja sábana, el viejo comprobaba por medio del tacto el exagerado calor que cubría todo el escultural cuerpo de Margarita, la muchachita gritaba ahora debido a las descomunal corrida que estaba por venir.
-pareeeee, señor me voy a orinaaaaaaaaaarrrrrrrrrrr!!!!!!!,- decía la nena pues no sabía si lo que venía eran jugos u orines, intentaba con sus delicadas manos detener al viejo pero le era imposible.
-méate cabrona, méate- dijo el asqueroso porcino.
-no, pareeeeeeeee!!!!!!- gritaba la nena mientras intentaba detener al viejo con sus débiles manitas, el viejo no paraba, al contrario aumentaba su velocidad hasta que consiguió que Margarita alcanzara el clímax y esta vez como ella lo había advertido se vino en una combinación de lubricantes con orines.
-Dooon Panchoooooooo, me meeeeoooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!- gritó la nena sin recato alguno, en tanto el borracho que escuchaba los gritos de Margarita se sacaba su asquerosa verga completamente orinada y se ponía a masturbársela descaradamente en uno de los callejones que funcionaban como arterias de esa cuadra.
-jejejeje, las perras están en celo,- decía el viejo vagabundo mientras su percudida verga se empezaba a erigir.
Margarita se volvió a revolcar arriba de la cama, de la excitación no aguantó y tomó una apestosa almohada para morderla y jalarla queriéndole arrancar ese pedazo, su cuerpo se tensó para después estirarse como si quisiera ganar más altura, sus gritos y pujidos hacían pensar a cualquiera que la escuchara que la nena estaba pariendo, los potentes chorros salían disparados casi como un aspersor, Mar nunca pensó que su vagina pudiera producir tanto jugo, eran tales las cantidades que fácilmente hubiera ya llenado una jarra.
El viejo reía al ver la escena, una casi niña con un cuerpo descomunal convulsionándose como una poseída y completamente sudada de su rostro y su cuerpo y que se corrió varias veces en ese mismo periodo de tiempo; entonces el viejo sacó muy lentamente sus dedos que abrían esos exquisitos labios completamente brillosos y rosaditos, los toscos dedos salían empapadísimos mientras en cada centímetro que retrocedían le cosquilleaban a la nena tan delicioso que la obligaban a temblar y expresarse de manera lastimosa.
-ahhh cabrona que rico te vienes, si es cierto eso que dicen de las viejas con los hoyitos en su espalda baja jajajajaja- decía el viejo sacudiendo sus empapados dedos.
La nena no conforme con los orgasmos que le regalaron bajó su manita derecha para ella misma rascarse el exceso de comezón que imperaba en su orinada conchita, a pesar del éxtasis la nena estaba consciente de la aborrecible persona quien tenía a su lado y en su mente estaba la idea de no dejarse penetrar nuevamente por él, o por lo menos mostrar resistencia.
-Don Panchoooo, ya fue sufucienteeeee, estoy cansadaa, quiero dormiiirrrr por favorrrr- decía la nena tomando aire constantemente y todavía mordiendo la sucia almohada.
Pero sin que ella se diera cuenta, el viejo se levantó de la cama y se desnudó a una velocidad sorprendente, rápidamente regresó a su posición entre las piernas de la jovencita, ella seguía rascándose con sus hermosos ojitos cerrados sintiendo la tibieza y humedad de su vagina, sus dedos se metían entre sus labios vaginales y de tanta excitación metió uno de ellos en su conchita y lo movía circularmente, entonces el veloz viejo viendo que la nena pedía verga apuntó su descomunal trozo entre las calientes carnes de la jovencita.
De una sola estocada le metió los 22 centímetros de su asquerosa tranca morena llena de sedimentos blancuzcos y pelos enroscados hasta el fondo, la nena reaccionó con un noooo, pero ya era demasiado tarde, el viejo la había atravesado, a pesar de haber estado excesivamente lubricada no pudo evitar sentir como la toresca introducción del venudo aparato le abría forzadamente su canalito.
Pancho se movía fornicadoramente dentro de ella aferrando de la cintura a la suculenta muchachita, ella no le quedó de otra que llevar sus manos a las grotescas muñecas del voluminoso, el viejo empujaba brutamente su venudo miembro hasta el fondo, ambos sexos chocaban descontrolada y chapoteantemente intercambiando los lubricantes que los empapaban, Pancho parecía un simio o una especie de animal cuyo escaso intelecto lo llevaba solamente a meter y sacar rústicamente su tieso tronco.
El viejo tomó ambas piernas de Mar y las subió abriéndolas por completo para después doblárselas hasta enfrente tomando una posición contorsionante para la nena ya que sus rodillas quedaban en los costados de su cabeza, los músculos de sus piernas eran expuestos a una elasticidad demandante, Pancho veía desde ahí arriba como su venuda tranca se enterraba en la carnosa panocha de la joven abriéndola al punto del desgarro, ella se tocaba su botoncito ya que las oleadas de placer que de ahí provenían le ayudaban a relajar sus estirados músculos, a pesar de tener la idea en un principio de no dejarse coger por el viejo panza de balón playero, ahora presa de la calentura y el morbo se dejaba penetrar por este viejo asqueroso.
-ahora si lo estas disfrutando verdad pinche puta caliente- decía el viejo.
-siiii, siiii,siigaaaaaa!!!!!- dijo la alegre Margarita quien recordaba las confesiones que le había hecho a Gustavo y ahora era víctima de una oscura fantasía.
-jejejeje, no te preocupes que de ahora en adelante te voy a dar caña todas las noches- decía el viejo acelerando sus bestiales movimientos pélvicos que resonaban por todo el cuarto y hacían rechinar la cama y esta a través de las vibraciones hacia crujir los vidrios de la ventana más cercana.
El gordo Pancho aprovechó su redonda forma y se dejó rodar de espaldas sin salirse de Margarita, al mismo tiempo que tomaba de los brazos a la chiquilla, esto hizo que la nena fuera jalada por el contrapeso de su captor y quedó ensartada ahora ella arriba del viejo, la voluminosa panza del viejo casi era una segunda cama para Mar, el viejo tomó a la nena de sus nalgotas y las fue ensartando completa en su desmesurada verga, la sensible vagina de la nena poco a poco se fue comiendo el resto de esa morena tranca, hasta que su lampiño y blanco culito se unió con el abultado y peludo vientre del moreno viejo y se aplastó contra este en un ensamble perfecto, solamente los huevos de toro quedaron fuera de esa rosadita vagina mostrando esa magnificencia que los caracterizaba en toda su arrugada y peluda circunferencia.
Margarita no pudo evitar dejar salir un quejido placentero cuando tuvo dentro de ella todos los centímetros del viejo, el viejo comenzó a moverse muy despacio tomando de las manos a su bella secuestrada, entrelazando sus callosos dedos casi acorazados con los delicados deditos de Mar, la enorme panza se movía como gelatina y chocaba contra el delicado cuerpo de su amante siguiendo un movimiento similar a la marea de los océanos, ella recibía los poderosos golpes de la panza del viejo que parecían enormes olas y que hacían moverla arriba del rechoncho león marino y por consecuencia el cuerpo de la borracha chiquilla se movía arriba de la monstruosa herramienta, la apestosa verga se encarnaba dentro de esa aun apretada conchita y llenaba todo el ducto vaginal con su viscoso lubricante y su pestilente aroma.
-queeee ricoooo- una ensalivada oración se escapó de los carnosos labios de la nena, el viejo alcanzó a escucharla y comenzó a moverse más rápido.
-así te gusta putita- dijo el viejo.
-siiiiii así mas rápido viejo asquerosoooo!!!!!, aaaahhhhhhhh, mas rápido y más durooooooooooo!!!!!!, quiero sentirla hasta dentrooooooooo!!!!!, la quiero todaaaaaaaaaa!!!!!, como usted dice hasta los intestinoooommmmmm- decía la corrompida nena totalmente fuera de sí y hambrienta de verga mientras su boquita dejaba caer cantidades de viscosa saliva en el peludo pecho de su grasoso amante.
Margarita comenzó a sentir deliciosas descargas de éxtasis a partir de ese ondulatorio movimiento, ya que la venuda verga empezó a cosquillearla por dentro como una especie de pluma que se movía cadenciosamente, Mar apretó con fuerza las manos del viejo, aunque sus leves apretones no le hacían ni cosquilla a las rudas manos del viejo.
-me llena, su verga me llena por dentroooooo!!!!!!!!, ahhhh diossssss sientooo que me estira el úteroooooo!!!!!!!- gritaba la nena completamente abandonada por su razonamiento.
-pinchee cochina te estás dejando clavar por un viejo feo como yooo jejejejeje- mugía el toro.
-siiii, siiii, clávemela hasta adentro maldito viejo cara de sapooooooo!!!!!!!!, lo que tiene de feooooo su verga lo tiene de grandeeeeeee!!!!!!!!!- gritaba la nena presa de la calentura manoseándose sus bamboleantes senos.
Poco a poco la nena por voluntad propia fue bajando y subiendo tímidamente sobre esa colosa tranca, cada vez que ella elevaba su culito una delgada membrana se asomaba proveniente del interior de su sexo apretando la morena extensión del miembro abrazando amorosamente a la venuda palanca, cada vez que Margarita subía y bajaba una infernal calentura se apoderaba de ella y más cuando tímidamente abría sus hermosos ojitos y visualizaba la retorcida y deforme faceta de satisfacción que el viejo expresaba, esto en vez de degradar a la nena la calentaba aun mas y la hacía aumentar la velocidad de las ensartadas que se daba, pensaba como una muchachita tan hermosa como ella se dejaba coger por un viejo tan feo y pervertidamente intentaba visualizarse ella misma en tan comprometida situación.
Intentaba construir ese infartante imagen de ella, como se vería su curvilíneo cuerpo arriba del seboso hombre y con su enorme tranca bien metida dentro de su papayita.
-clávate, clávateee tu sola puta asquerosa- mugía el viejo ya que también empezaba a sentir el cansancio de tener una hembra arriba de él moviéndose frenéticamente.
-ricoooo, que ricoooooo!!!!!!, no me la saque nuncaaa maldito viejo hijo de la gran putaaaaaaa!!!!!!!!- gritaba la nena obscenidades alentada por la calentura y el alcohol que corría por sus venas y llegaba al cerebro inutilizándolo temporalmente.
-pincheeee putaaaa de mierdaaaaa!!!!!!!!, como osas……… faltarme al respeto reverenda ramera!!!! Ahhhhhhh, vas a ver cuando termine te voy a moler a golpes!!!!!!!!!!- amenazaba el viejo frunciendo su rostro como un verdadero perro rabioso sin embargo a la nena poco le importaba, ella estaba concentraba en sentir hasta el menor cosquilleo que esa verga de proporciones astronómicas le estaba regalando.
Afuera de ahí las groseras confesiones eran demasiado para el pobre borracho quien se vació sobre el pavimento, pero no conforme con esto seguía masturbando su lechosa verga esperando que esta reaccionara para un segundo episodio.
-siiiii despuessss pero orita siga cogiendomeeeee, sígame metiendooooo su vergaaaa!!!!!!, su trancaaaaa!!!!!!, su cañaaaaaa!!!!! y todas las palabras como se le digaaaaaaa!!!!!!!!- gritaba la nena estimulada dejando caer su pesado trasero en esa recta palanca, sus senos subían y bajaban descontrolados, botaban como auténticos balones de basquetbol, el viejo se entretenía viendo este espectáculo que los pechos de la joven le bridaban y que él era espectador en primera fila y comenzó a estrujarlos como si se trataran de plastilina y quisiera formar algo con las chiches de la joven.
La verga del viejo se masturbaba en cada uno de los subes y bajas de la nena, el brilloso glande quedaba apretado por dentro de la estrecha vagina de Margarita, el miembro expulsaba cantidades inimaginables de líquido preseminal que iban a embarrarse en toda la extensión del conducto vaginal y parte del útero de la nena y que ya salían hacia el exterior al no encontrar más capacidad vaginal que los contuviera.
Margarita ya se movía desesperada arriba de la verga del viejo, apoyaba sus manos sobre el amplio pecho peludo del viejo, al hacer esto sus brazos se juntaban y apretaban sus carnosos senos haciéndolos más voluminosos y mostrándolos sin tapujos exponiéndole sus rosaditos pezones que de los cuales parecía escurrir un tenue hilo de lechoso líquido, Mar sentía el nacimiento de otro orgasmo, el viejo aferró sus manotas de la cintura de la nena tomándola con fuerza para que esta no se saliera pues se estaba comenzando a ensartar tan rápido que era cuestión de tiempo que la verga del viejo se saliera de tan calientito lugar y le preocupaba más que nada que la joven se desacoplara y diera un sentón que no atinara a ensartarse nuevamente produciéndole daño en su sensible aparato.
La sudada nena paró por un momento para enrollar sus manos en la nuca del viejo y sacar más su culito para de esta forma con excelsos movimientos pélvicos ensartarse nuevamente en esa garruda verga, los movimientos de la nena eran tan perfectos que hacían ver que solo su culito era lo único que subía y bajaba metiéndose toda la extensión del venudo miembro, en cada embestida se podía apreciar como el golpe hacia vibrar los peludos huevos de avestruz que poseía Pancho.
La nena al sentir las callosas manos tomar posesión de una de las partes de su cuerpo más suaves y delicadas comenzó a ensartarse con más pasión, por momentos se detenía pues sentía que nuevamente se derretiría en jugos sin embargo en uno de esos momentos el viejo vio que la nena trataba de retrasar su orgasmo así que comenzó a penetrarla él a una velocidad incrédula dada su voluminosidad, el pesado cuerpo del viejo se levantaba de sus grasas caderas, la nena solo recibía las brutales embestidas que hacían que se levantara casi hasta sacarse la verga sin embargo su trasero volvía a caer pesado sobre la verga del vejete ensartándosela hasta el fondo escuchándose los plafff, plafff, plafff plaffff que indicaban el brutal choque tectónico entre ambos cuerpos sudorosos, la nena se derretía en placenteros gemidos mientras gruesos hilos de baba no dejaban de caer de su carnosos labios, su rostro estaba completamente descompuesto en gestos orgásmicos y retorcidamente placenteros, su cabello se alborotaba en cada movimiento y se pegaba a su sudado rostro y varios mechones llegaban a colarse dentro de su boca, sus nalgas se adornaban con varios pelos enroscados que se desprendían del seboso vientre de Pancho.
La jovencita intentaba retener el orgasmo naciente, su cuerpo se contraía de manera extrema, sus labios intentaban liberar un gemido que se veía sería escandaloso y que ella trataba de impedirlo, pero en eso el viejo comenzó a dedear su botoncito hasta que ella no pudo retenerlo más, temblorosamente contraída y con lágrimas de éxtasis brotando de sus verdes ojitos se derramó en un desgastante pero muy placentero orgasmo que expulsaba una cantidad inconmensurable de agridulce líquido lubricante vaginal bañando la descomunal verga del viejo, la jovencita se retorcía espasmódicamente mientras las bien cargadas corridas se desprendían de su cuerpo dejándola prácticamente deshidratada, los bracitos de la nena se arquearon formando una especie de escuadra al mismo tiempo que apretaba sus manos en forma de puño, la nena desplomó todo su apetecible cuerpo arriba de esa mole humana quedando semidesmayada.
El viejo se levantó junto con su desecha princesa, sin despegársela de su cetáceo cuerpo, y así con todo y ese femenino cuerpo labrado por los dioses se incorporó de pie cargando sin dificultad alguna a su bella amante quien se sostenía con sus brazos y sus piernas a esa amorfa humanidad, sin embargo con una capacidad estimuladora inigualable.
La jovencita respiraba entrecortadamente, sus frágiles brazos se enrolaban como culebras en el negro y lleno de mugre cuello del viejo, las gotas de sudor que corrían de esta parte del cuerpo del gordo en vez de verse trasparentes se veían con un color achocolatado mugriento, el gordo apretaba la cintura de la nena con uno de sus peludos brazos y con la otra mano mantenía levantado el carnoso y blanco culito, sus dedos hacían una especie de red alrededor de ese prominente trasero cargándolo casi con una mano
Pancho comenzó a moverse copulatoriamente, dado su volumen lo hacía muy dificultoso sin embargo pudo lograr que la nena se embistiera en su grotesco animal viviente que llevaba pegado entre sus piernas, la panza se movía asquerosamente y al ser tan prominente obligaba a la nena a arquearse ligeramente para que su barriga tuviera el suficiente espacio para moverse.
Nuevamente los plaff eran los sonidos de ambos abdómenes chocando, la tímida Margarita poco a poco se fue aferrando con sus piernas a la grotesca anatomía del viejo, esto lo hizo debido a que creyó caerse y de esta manera buscaba sostenerse de algo, el viejo en tanto seguía penetrándola y cargándola sin el menor esfuerzo, sudaba mas por efecto del calor corporal de la chiquilla que por estar cargando ese curvilíneo cuerpo, su peso a pesar de ser insignificante para el viejo, a un hombre de proporciones normales le hubiera costado un poco levantarla y después de tanto tiempo cargándola lo más seguro es que sus piernas ya se estuvieran doblando.
El viejo aumentó su velocidad, la nena ahora se aferraba de los pajudos cabellos del despreciable mientras repegaba su carita sobre el peludo y sudorosamente oloroso pecho del viejo, el sonido a humedad proveniente de ambos sexos cortejándose se podía escuchar casi en igualdad de volumen que los constantes quejidos y gemidos de Margarita al igual que los bramidos, relinchidos y mugidos del viejo, poco después el viejo comenzó a mover muy hábilmente sus grasosas caderas de forma pendular haciendo que Margarita se ensartara por inercia en esa desmedida verga, gruesos hilos conformados por la combinación de ambos lubricantes naturales caían pesados hasta el suelo formándose un pequeño charco de fluidos mezclando lo agridulce de la nena con lo salado del viejo.
La nena comenzó a sentir nuevamente que se orgasmeaba, sus glándulas de skene comenzaron a trabajar descontroladamente, el flujo que se estaba formando era tal que en cada meneo se podía escuchar como si se agitara un recipiente lleno de agua, la nena apretaba las grasosas carnes del viejo sintiendo como algo acuoso se formaba dentro de ella mientras una excesiva sensación de calor la invadía en todo su sugestivo cuerpo, como si un calor tartáreo solo girara en torno a ella.
-me vengooooooooooo, Donn Panchoooo me vengooooo otra vezzz, que brutoooooo que machoooooo es usted, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!- en un acto reflejo proveniente de su más recóndito y oscuro lugar de su mente gritó la desequilibrada chiquilla moviendo su cabeza y cerniendo sus cabellos como una posesa, el viejo aprovechó para metérsela hasta el fondo mientras hacía fuerzas descomunales en su verga para que esta se endureciera al punto de parecer impenetrable, su cabeza se esponjó al grado de expandir el conducto vaginal que la abrazaba.
El confiado viejo no contó con que otra vez la muchachita o más bien su sexo le apretara la cabeza como mordisqueándola, el viejo sintió nuevamente la vaciada que se pegaría dentro de ella, sin embargo con las mismas fuerzas de endurecimiento en su verga que este aberrante sujeto realizaba tratando de retrasar su asnal corrida logró retrasar según él su descarga soportando ese primer ataque por parte de Mar, el viejo creído que ya habían pasado esas ganas de vaciarse aflojó su cuerpo, sin embargo volvió a sentir otros exquisitos apretones en su glande provenientes de otra femenina corrida lo suficiente como para hacerle sacar al viejo dos poderosos, cuantiosos y muy prolongados chorros de prolífico esperma que fueron a parar hasta lo más profundo de ese útero que se encontraba en sus mejores días para ser fecundado.
Sin embargo dicha corrida no fue lo suficiente como para dejar fuera de combate esa monumental verga, la jovencita se recargó exhausta sobre el peludo y moreno pecho, sus oreja le permita escuchar los potentes latidos provenientes del corazón del viejo, con solo esos dos chorros de leche su matriz quedó lo suficientemente rebosante en líquido altamente reproductivo, su respiración entrecortada era notoria, el viejo reía satisfecho por estar disfrutando nuevamente de ese portentoso ejemplar de hembra y por haber depositado nuevamente dentro de ella su viril esencia.
-ahh, que rico te vienes putita, no sé donde aprendiste eso pero es maravilloso, jejejeje, haces que uno quiera vaciarse dentro de ti- dijo el viejo.
El viejo llevó a su amada a la cama, acostándola cuan larga es pero dejando sus piernas colgando fuera del colchón, Pancho penetró a la nena de un solo golpe, un pujido se escuchó proveniente de la nena quien solo se volvió a desplomar quedando prácticamente fuera de combate, el viejo comenzó desesperado a atravesarla como si su vida dependiera de ello, la fricción copulatoria hacia ver ambos órganos reproductores cubiertos de una coloración roja, una intensa sensación de calor invadía solo ese espacio en donde ambos órganos reproductivos se enfrascaban en una encarnizada lucha.
-señor por favor no se venga dentro me va a embarazar,- decía la nena a medias, casi no tenía fuerzas ni para hablar, ni siquiera podía ver al viejo claramente.
-tranquila chiquilla, esta vez voy a bañar tu cuerpo de leche- dijo el viejo.
-nooo que asco- respondió la nena pero ahora sus gritos se habían extinto, solo palabras en forma de suspiros salían de su boca.
-siii, quieres eso o correrme dentro tuyo puta malparida?,- dijo el viejo.
-noooooo, aaaahhhhhhhhgggggggg- la nena nuevamente se convulsionaba malsanamente arriba de la cama, sus desarrolladas caderas se elevaban majestuosas hasta casi adquirir un ángulo de 45 grados.
La verga del viejo nuevamente estaba a punto de reventar, de tanto meterla y sacarla el poderoso miembro había batido el semen que se encontraba adentro y había creado una especie de espuma que lo cubría y salía burbujeante fuera del sexo de Mar, las ondulaciones de la nena la hacían moverse circularmente pero sin poder liberarse de esa tranca, Mar en una última descarga de júbilo se corrió abundante sobre la verga, hidratándola con sus jugos mientras ella ya no tenía fuerzas ni para apretar sus carnosos muslos que temblaban retorcidamente y los sentía tan pesados como piedras, Margarita cayó a la cama completamente sudada, cansada y con su vagina prácticamente deshecha.
El viejo sentía el resto de su corrida ya casi en la punta de su glande, comenzó a retirar su inmensa verga lentamente sosteniendo solo con la fuerza de su venudo miembro las desarrolladas caderas de Margarita a medida que dentro de ese conducto vaginal la venuda tranca comenzaba a soltar abundantes y fecundas descargas de espesa semilla espérmica dentro del útero de la chica, ella nuevamente sentía como esas bestiales descargas chocaban poderosas contra la pared uterina para pegarse como un repello adhiriéndose a él y uniéndose con los otros dos chorros que inundaban su interior sin nada que pudiera quitar ese apestoso fermento que hervía dentro ella y liberaba los gametos reproductivos para que buscaran el preciado óvulo en caso de no haber sido fecundado con la corrida anterior.
El viejo logró sacar su verga completamente solo para que esta soltara otro poderoso chorro que fue a caer sobre la nena, formando un surco blancuzco desde sus pechos hasta el nacimiento de su monte Venus, el miembro dejó caer otros dos tupidos ríos que aumentaron el volumen y espesidad a la línea blanca que ya se encontraba sobre la nena, la verga por último comenzó a arrojar débiles descargas sobre el esbelto vientre de la joven Margarita, el viejo se movía raramente debido a la desnaturalizada corrida que expulsó semen como si de una industria espermática de capacidad colosal se tratara, y para desgracia de la protagonista, tan fértil como el esperma de un muchachito de veinte años.
La jovencita se movía sensualmente, sus manos recorrían su cuerpo recién poseído nuevamente por un viejo repugnante y vil hasta que llegaron a tocar el espeso liquido y comenzó a untárselo como si se tratara de la más eficaz crema humectante, repasándolo por todo su vientre, abdomen, pechos y cuello, sus dedos quedaron impregnados por ese baboso liquido y no conforme con la cantidad de semen alojado en su útero llevó sus deditos bañados en leche para metérselos en lo más profundo de su vagina, sacándolos completamente limpios y sin rastro de esperma para después recoger otro poco pero este llevándoselo a la boca lamiendo el dedo como si se tratara de un caramelo.
Lentamente el pesado cuerpo sudado de Pancho se fue acostando al lado de su bella amante y la fue aferrando con sus gordos brazos, pegándola a su anatomía de morsa, la curvilínea espalda de Margarita ensamblaba perfectamente con la abultada y peluda panza del viejo y la verga de este palpitaba débilmente entre los carnosos glúteos de la jovencita.
Margarita se fue quedando dormida pero más que por su cansancio fue por el nivel de sofocación al que los constrictores brazos de Pancho la llevaron después de esta bestia decidió darle un fuerte apretón con toda su fortaleza lo que impidió que la sangre le subiera al cerebro provocando su desmayo
-así mi putita, siente el poderío, la fuerza de un verdadero macho- decía el viejo con su repugnante aliento cerca de la orejita de la aun consiente Margarita y apretando poderosamente sus brazos marcándoseles toda una red de grotescas venas alrededor de ellos.
Una de las callosas manos del vejete se apropiaban del vientre de la inconsciente fémina como si predijera la formación de un nuevo ser dentro, mientras la otra tomaba uno de sus voluminosos senos reclamándolo como propiedad suya, sin embargo el viejo a pesar de tener como rehén a la más bella flor del ejido no podía dejar de pensar en la hija de Gustavo, una muchachita tan hermosa como Margarita solo que mas libertina en cuanto a comportamiento, el viejo la había conocido mucho antes de conocer a Mar y siempre le había traído unas ganas de desmadrarla y cuando al viejo se le metía una muchachita en la cabeza esta pobre alma siempre terminaba con su panocha llena de su apestosa crema.
El pobre hombre secuestrado esa noche había sido golpeado hasta la inconsciencia, solo lo dejaron en paz los desalmados porque Lecha tuvo que ir a calmar a la incontenible turba que se había formado alrededor de él diciéndoles que los gritos de auxilio llegaban hasta la cantina y empezaban a alterar a la clientela.
En la susodicha cantina, pero en un piso subterráneo construido como guarida para estos animales otro hombre encerrado y amarrado de piernas y brazos se arrastraba como gusano en todo el espacio que su andar le permitía, Felipe se acercaba a él con un plato de comida.
-come perro- dijo Felipe y colocó el plato de comida en el suelo, el hombre, quien se trataba del padre de Margarita se desgastaba insultándolo y gritando pero el cuarto al estar bajo tierra y con muros y techos cubiertos de materiales aislantes no le permitían que sus gritos fueran escuchados.
Pablo desconocía la situación en que se encontraba su hija, no la había visto desde que lo trajeron y por supuesto que ignoraba que su esplendoroso retoño acababa de ser nuevamente poseído por un viejo tan repugnante como Pancho y que encima de todo la lechosa nena dormía cómodamente al lado del hombre que la había secuestrado a ella y a él, descansado abrazada por este como si se tratara de su marido y que muy posiblemente ya llevaba una semilla dentro de su vientre germinando todo gracias a las densas corridas que el viejo descargaba dentro de su sexo.
-cállate, gritas como una perra en celo, como la perra de tu hija cuando se la dejan ir hasta dentro, jejejejeje,- decía el viejo y pateó el plato de comida para según él acercárselo al hombre, la comida salió desperdigada por todo el piso.
-jejejejejeje, me pasé- Felipe salía las carcajadas, su asquerosa dentadura solo reflejaba asco y putrefacción, el viejo salía del cuarto para dirigirse a su puesto de trabajo y desempeñar su labor sin el menor cargo de conciencia.
-espere maldito viejo, donde esta mi hijaaaa, Margaritaaaaaaaaa!!!!!!- gritaba Pablo mientras las luces de ese cuarto se apagaban dejándolo en la oscuridad.
-tu hija en estos momentos deben de estarle pegando otro cogidón jejejejeje, como los que solo a ella le gustan- fue lo último que dijo Felipe antes de abandonar el lugar.
Lejos de ahí, en una elegante casa, una mujer madura pero de mucha belleza y un físico muy bien cuidado llamaba insistente al celular de su esposo, ya se había hecho tarde y este no llegaba, la hermosa mujer ya lista para dormir vestía solo en un discreto camisón que se pegaba a su escultural cuerpo; en una habitación continua otra hermosa jovencita de veinte años de edad descansaba semidesnuda después de un duro día en la universidad privada a la que asistía, sus sueños estaban muy alejados de la situación que se estaba por venir para ella, ni en cuenta para esta hermosura que ya era blanco de estos pervertidos seres quienes habían puesto sus ojos en sus tremendas nalgas y desarrollados senos.
Continuara……