Una tarde-noche
Erotiso y poesia escrito junto.
UNA TARDE NOCHE.
La tarde era joven, al igual que la mujer sentada sobre la banca del jardín, el jardín es muy bello, al igual que la mujer, no se podía distinguir la belleza de ambos, la mujer es morena de piel, boca pequeña y los ojos color café, la joven tiene su nombre, Yuliana es; una hoja del árbol cae al suelo cerca de la mujer, quien con cariño y ternura la levanta del suelo y la cobija entre sus ropas, para después marcharse a casa a descansar. Sus padres no se encontraban en casa, por eso la chica dio rienda suelta a su imaginación. Dio inicio creando un salón de borde divino, después creo la decoración, una vez creado el marcó lo aprovecho para casarse, pero ¿Con quien? Yuliana era una persona alegre pero que no tenía novio, así que recordó la hojita que levanto del jardín y le dio un beso apasionado, al instante la hoja se convirtió en el hombre con quien Yuliana siempre había soñado, y que ahora lo estaba besando, frente a ella el hombre, atrás el salón, a la izquierda al jardín a la derecha una flor reposando sobre una cama color azul con sabanas blancas y almohadas del algodón.
Yuliana sin temor a equivocarse, se recostó sobre la cama lentamente, el hombre cayó sobre ella suavemente sin provocarle incomodo alguno, la mujer volvió a besar al hombre quien sin perder tiempo alguno comenzó a quitar poco a poco toda la ropa que aquel cuerpo maravilloso cargaba encima, mientras la mujer lo observaba a los ojos sonriéndole con una boca temerosa, pero nerviosa, sin importar nada la boca de Luliana se apodero del cuello de aquel hombre que solo había dejado la lencería sobre el cuerpo de la mujer quien ardía por dentro, tanto que pronto sintió como el brassier la incomodaba, con ambas manos la mujer se despojo de él brotando tras ello dos perfectos manjares para un hombre hambriento de placer y de amor.
La joven dio una vuelta sobre el hombre quedando este debajo de ella de pronto unas manos suaves y delicadas pasearon por cada rincón de un cuerpo ardiente, otro par de manos aparecieron en acción acariciando cada sitio de la mujer complaciéndola en todo, apachurrando aquellos manjares que pronto le respondieron abultándose más, para que la mano de aquel hombre se apoderara de ellos. Al pezón no le quedo de otra que agarrar el ritmo de las manos de aquel hombre. Este sujeto tomo entre sus manos aquellas piernas delicadas que aprisionaban al hombre para no permitirle que huera. La noche llego a la casa de Luliana, termino la bellísima tarde, pero no solo la tarde había terminado, sino también aquel hombre que al instante tomó la forma de una hoja y cayó desplomada sobre el viento de la mujer quien complacida se encontraba en la cama con los ojos cerrados y las piernas sudadas, de pronto la familia llega, en la casa no pasa nada, el salón desapareció junto a todo lo demás incluyendo al hombre, que tal vez no vuelva jamás.
"A veces los sueños no son siempre eso, muchas veces son la realidad oculta que las personas guardan celosamente".
Jaime Giovanni.
Sueña, La Realidad.