Una tarde no esperada.

Una tarde que esperaba fuera de masturbación y relatos, termino siendo una tarde de locura y amor con mi mejor amigo.

Cada vez que llega a mi hogar, usando las llaves que le pase para poder entrar mi corazón ce acelera un poco, mi boca se hace agua y mi corazón late en las dependencias de mi clitoris.

Varias veces por semana me visita, ya que tenemos un proyecto en común, pero yo siempre he creído que tambien por la relación tan profunda que se creo entre nosotros dos, desde ese día que junto a una tasa de te, se dieron las conversaciones más profundas que se puede tener con otra persona.

Ese dia yo estaba muy concentrada en leer un relato de mis favoritos, escuchando la música que más me gusta, mientras provocaba en mi una fogosidad poco imaginable, algo que hacía que poco a poco, en la sala de mi departamento, en el que vivo sola, me empezará a desvestir para poder llegar a eso que tanto estaba anhelando. A la vez que de forma silenciosa llegaba una vez más este ser, siendo el único con poder de entrar sin necesidad de avisar.

Aun en mi desconocer su presencia, yo seguía mi misión de despejar mis tetas grandes y abultadas para poderlas apretar por completo con mis manos, mi entrepiernas de pelos cortos para poder meter el juguete que había en la mesa de centro y mi cuerpo para poder sentir esa libertad única, de ese momento exclusivo de cuando decido meterme en la burbuja del placer.

Me siento observada en algún momento, algo que no me importa mucho, ya que se que entre perros y gatos deben de estar gozando la película porno en vivo que tienen dentro de su hogar, algo que me juega en contra, cuando me asusto dando un salto, ya que siento una mano no propia tocando mi vulva, una mano no propia amasando con suavidad y dureza mi pezon izquierdo, una boca ajena a la mía entrando por mis labios para devorarme por completa y hacerme sentir algo que quizás no esperaba para esa tarde de locura.

Algo que yo no podía evitar: seguir jugando con mi teta derecha, con los espacios libres de mano en mi vulva y con la boca que había entrado para confundir los limites entre lo mío y lo ajeno.

Una boca que empezó a bajar hacía mi cuello, dejando una estela de placer a través de una lengua húmeda y endurecida, unas manos que se centraron en acariciar mis dos pechos al mismo tiempo, por completo, presionando cada glándula mamaria y soltando al ritmo de la canción que aun sonaba en mis audífonos.

Sentir su pene grande, grueso y duro rozar con mi entrepiernas, a la vez que mi llama interna se enciende cada vez más.

“Seguramente te has estado masturbando todo el día esperando mi llegada para recibirme encima tuyo.” Me dice poco despues de haberme sacado el primer audífono. A lo que respondo: “Llevaba solo 15 minutos en una misión que pienso dure toda unan tarde, ya que quiero llevarme al placer máximo, dejando todo el estrés y la locura del año en un solo grito de placer consumido por el silencio.”

Mis palabras parece que fueron la puerta de entrada de mi caridad vaginal, para ese maravilloso trozo de carne viva que entro, arrasando con todo a su paso, hasta llegar hasta lo más profundo de mi ser, donde lo único que me dejo sentir fue el orgasmo provocado por su viveza en mi punto g y su cuerpo sobre mi cuerpo.

Para que el juego empezará hacía adentro y afuera, empece a mover mi cadera a un ritmo conveniente, algo que le hizo detenerse, ya que le gusta imponer su ritmo de movimientos, algo que sabe me vuelve más loca y encendida de lo que ya estoy.

Quiero destacar su cuerpo, un pecho peludo, unos músculos que se nota fueron duros y tonificados en algún momento, unas manos grandes y gruesas de movimientos delicados, pero por sobretodo un olor entre dulce y acido cuando está excitado, un piel suave y cuidada, una voz delicada y ronca, con un sabor de boca dulce y armonioso.

Por lo que mis sensaciones poco a poco se empezaron a inundar de este ser, que sin ser un dios, sabe muy bien lo que hace y aprovecha al máximo sus cualidades y habilidades.

Continuando con la historia…

Cada entrada profunda, además de dejarme cada vez más sentada en el sillón, me dejaba cada ves más envuelta en una burbuja de placer y sensaciones en que se destacan las contracciones musculares de mi piso pélvico, las contracciones musculares de mis piernas, de mis brazos, de mis músculos de la espalda, de mis pechos, de mi cuerpo por completo.

Cuando tomó mi teta derecha con su boca, al mismo tiempo que seguía para dentro y para fuera, mientras una de sus manos atrapaba las mías y la otra se concentraba en enrojecer mi nalga con unos golpecitos rítmicos y suaves, de esos que mezclan el dolor y el placer. Yo me dedicaba a deshacerme en gemidos, transpiración, latidos rápidos y orgasmos cada vez más fuertes y seguidos. Hasta que, de un momento a otro, él se detiene para empezar un poco más lento e inyectar un chorro de si en mis entrañas, craneo esa maravillosa sensación de correr liquido caliente sobre mi punto g, lo que hizo que yo me fuera más veces de las que ya me había ido en los más de 30 minutos que llevábamos juntos, tirados en ese sillón.

El juego aquí recien comienza, ya que paso poco tiempo y ya estábamos de nuevo jugando, esta vez en mi recamara, el tumbado sobre mi cama y yo tocándole, mientras le invadía de besos el cuello, a la vez que rosaba con mi pubis su glande, el que ya empezaba a crecer nuevamente. Para invitarme a bajar lenta y cariñosamente con la misión de mi boca de hacer eso que yo se tanto le gusta y que poco hago, quizás sabe alguien porque.

Su retorcerse, sus sonidos, sus no ser capaz de controlar su cuerpo, es lo que me hace saborear ese sabor que no me gusta, con tal de ver a ese hombre deshacer su cuerpo ante tal estimulo que pronto al ya haber tragado los sabores desagradables pasa a ser algo estimulante, con lo que me entretengo hasta que me interrumpe para nuevamente y de manera un tanto decidida cambiarse a mi vagina, que le espera con paciencia y el toque justo de humedad para que sea un nuevo placer su entrada y su nuevo ir y venir de toda su carne, hacia mi cuello uterino. Dejando esta vez mis piernas lo más levantadas y atrás posible, para que acceda lo más adentro posible y presione mi útero haciendo estallar en esa sensación única de placer e incomodidad que provoca orgasmos en cada parte, incluso de mi columna vertebral.

Este hombre me vuelve loca, ya lo tengo encima nuevamente, hecho la fiera que me gusta que sea ya que suelta ese olor a mamífero, a instinto, a carne, a excitación… ese olor único y maravilloso que me dice que me estoy dejando llevar a las profundidades de lo que yo, desde el principio de la tarde empece a buscar en esa pagina de relatos en la que entre.

Pocas veces he aceptado el sexo anal, pero este ser empieza, una vez más a incursionar en ese mundillo, del cual aun soy una aprendiz, yo sintiendo su adentro y afuera, a la vez de sus dedos en mi pequeño y apretado orificio, me viene el sentimiento de salir corriendo, a la vez que me veo inundada por unas ganas locas de conocer que guarda ese lugar tan obscuro y tétrico.

Con su pene adentro, su dedo medio entero tambien (por el ano) y sus ganas de además chupar teta, yo me sigo deshaciendo en orgasmos, sin entender lo que sigue sucediendo en mi alrededor, ya que estoy demasiado estimulada en mi interior con las imágenes y sonidos mentales, el olor y sensaciones eternas y con el sabor aun de su cuerpo, de su ser, en mi boca.

Mi miedo es más grande que el placer que he sentido hasta ahora, ese pene ha salido de mis labios vaginales, con una sola intención, sin palabras en la boca, el posicionar la punta en la entrada de mi agujero trasero, provoca que yo tirite y me convierta en una mujer asustada y chiquitita, quien solo busca protección, pero como dije antes yo se que él sabe lo que hace y con el control de su cuerpo, ingresa solo una puntita, muy chiquitita, la que para mi es algo enorme y desproporcionado, ayudándome a entrar en la confianza necesaria para poder seguir, solo hasta donde yo sea capaz, hacia mi interior.

Esa confianza, ese cariño, esa forma de ser es lo que me vuelve a hacer confiar y repensar la idea de que es solo una puntita, que saca despues de avisar y vuelve a meter con la misma suavidad que en el momento anterior, hasta el mismo punto que esa vez que fue la primera en toda la vida de mi ser.

Él ese día no tuvo más orgasmos, pero logro dar y construir el espacio de confianza para que yo, en un día futuro aceptará eso que dicen es tan rico, llamado sexo anal. Despues de la experiencia de salir y repetir la entrada suave un par de veces, decide volver a mi vulva, para que yo me volviese a relajar, cayendo en un orgasmo maravilloso, que además de llevarme al desmayo me dejo lista para un agradable sueño que duraría hasta el día siguiente. Siendo este ser, que entendió y respeta el valor de la mujer, el que velo por la continuidad de nuestro proyecto, mientras yo descansaba y dormía convertida en ese ser relajado que al inicio de la tarde soñaba ser.