Una tarde de estudios
Estando en el último curso de la facultad, había una chica muy hermosa que a todos gustaba, decir que era guapa es quedarse corto, puede decirse que se paraba el tiempo cuando aparecía por los pasillos y una alegría ir al campus solo por verla. Era lo que se dice un monumento de mujer, acudía poco a clase y casi nadie tenía relación con ella, era algo introvertida, yo mismo había hablado con ella un par de veces y para de contar; a todos asombraba por su porte, elegante y sexi que era, 24 años, alta, ojos y pelo lacio negro precioso, un cuerpo de pecado con buen culo y bonitas piernas con fuertes muslos, no obstante lo que más llamaba la atención, al margen de su belleza, eran sus turgentes pechos naturales, randes pero no exagerados, realmente eran unas atrayentes tetas, con un canalillo de pecado, y unos destacados pezones como a veces se dejaban entrever. Vamos, un mujerón.
Una mañana, saliendo de clase, se me acercó para preguntar si yo tenía ciertos apuntes que a ella le faltaban y si podía explicarle algo que no entendía (era mayo y al día siguiente teníamos un examen), le contesté afirmativamente y quedamos en su casa para estudiar.
Pronto comenzó todo, al abrir la puerta apareció con el pelo recogido por una larga trenza que le colgaba por encima del hombro derecho, le quedaba realmente bien, vestida de blanco, con un pantalón pequeño y ajustado que distinguía toda su raja y una camiseta del mismo color marcando las tetas y aquellos pezones que parecían que me apuntaban, para colmo no llevaba sujetador moviéndose todo a su antojo, tenía además ese punto de inocencia que tanto nos gusta. Imaginaos. Que caramba pensé, ella estaba en su piso de estudiante y se había puesto cómoda y fresquita porque hacia algo calor. Realmente al que le subió la temperatura fue a mí, desde la entrada comencé a empalmarme solo con verla, no quise que se diese cuenta y me senté rápidamente en el sofá, y ella al lado mío, esta preciosidad resultó al mismo tiempo ser un encanto en la distancia corta, tenía algo especial. Reconozco que estaba nervioso y algo excitado por estar con ella, viendo el movimiento natural y espontaneo de sus senos (porque encima las tenía de esas movibles) que, en ocasiones se rozaban con mi codo al acercarse. Estudiamos como dos horas seguidas y a eso de las seis y media decidimos descansar un rato para tomar un café.
Ella se levantó y marchó a la cocina a prepararlos, al rato escuché un grito, por un acto reflejo me incorporé y fui rápidamente a ver que le pasaba, había tropezado y uno de los cafés caliente se le había derramado manchándole la camiseta, con el ímpetu nos topamos dándole sin querer lo que se llama “un puntazo”, vislumbro que se dio cuenta de que ya la tenía dura, pero no se retiró y eso me agradó, busqué algo para ayudar a limpiarla y comencé a frotarle la camiseta que, ya mojada, dejaba distinguir las tetas, fue en ese momento cuando se la quitó dejando verlas en su integridad, eran perfectas, con aquel canalillo, continué limpiándole lo mojado hasta que caí en la cuenta que tenía entre mis manos aquellos pechos tan ansiados, y encima mojados con lo que conlleva de erótico, y aun no me había reprendido, por lo que aproveché la ocasión y comencé a masajeárselos, de arriba hacia abajo, de abajo a arriba, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de dentro a fuera, de fuera a dentro, apretándolos a la vez que voluntariamente oprimía más mi pene contra su culo respingón que, por cierto, ella ya se había acomodado para sentirla mejor. No dijo nada, se notaba que le agradaba, es más se desabrochó y bajo el blanco pantalón quedándose solo con un tanga del mismo color insinuando un chochito rasurado y descubriendo su delicioso culo, extendió su mano izquierda por detrás hasta llegar a mi entrepierna, atrapó la erguida polla y con mi ayuda me la sacó del pantalón, colocándola en principio para sentir su calor entre sus muslos desnudos por debajo de la vagina y con ellos pajearme, al tiempo que le pellizcaba despacio los pezones, muy empitonados, esos pezones que traían de cabeza a media facultad.
En ese instante pensé en follarla, pero no me dio tiempo, se dio media vuelta, con su correspondiente movimiento oscilante de tetas, se arrodilló, me cogió la verga y se la metió en la boca enterita para comenzar a comérmela y chupármela lentamente y apresuradamente a la vez, alternaba las dos cosas, yo cerré por un momento los ojos gimiendo de placer dejándome llevar, fue extraordinario, cuando los abrí el espectáculo fue mayor, la lamía y relamía con lascivia, la saboreaba, y para colmo yo veía aquellas hermosas tetas arriba y abajo, adelante y atrás, quería magrearlas pero no llegaba a ellas, me daba la impresión de que mi polla crecía aun más dentro de su boca, los huevos los tenía hinchados y casi me dolían, al poco rato comencé a echar chorros de leche, ella la retiró un poco y sin quererlo le llené la cara, acto seguido volvió a comérmela y en pleno frenesí le follé la boca, comenzando a correrme intensamente y con toda satisfacción, todo sea dicho, descargando una buena ración de semen en su boca, tuvo que gustarle porque sacó el pene, me miró y se tragó la leche mientras esta belleza me miraba pícaramente y con la lengua rebañaba lo que quedaba en su cara a la vez que desde la barbilla caían hilillos a los pechos.
Se levantó, sin soltarla, en lo que es el momento en el que más larga y gorda he visto nunca mi polla, era vigorosa y resplandeciente, si cuando la sacó estaba erguida ahora parecía que tenía el doble de tamaño y grosor, un pollón que hasta a mí me sorprendió, cogiendo la verga toda lubricada me masturbó con la mano frotándola enérgicamente desde abajo hacia arriba y viceversa, entretanto la besaba, le comía las tetas y pellizcaba los duros y empitonados pezones, con dos dedos de la otra mano hurgué entre los labios de su chochete, masturbándola por debajo del minúsculo tanga, algo que la cogió por sorpresa y la estimuló sobremanera, no pudiendo más y le vino corriéndose profusamente entre gemidos de satisfacción.
Todo ocurrió sin hablarnos, me dispuse a conversar con ella al final de la faena y comentar lo sucedido, pero me mandó a callar llevándose el dedo a los labios, decidimos seguir estudiando, pero cambió de idea y me propuso echar un polvo, tal como yo estaba se la hubiese metido hasta por las orejas, me dijo que no quería perder la ocasión porque estaba muy, muy excitada, sin embargo preocupada por si mi pene le haría daño, decía que había tenido pocas experiencias, sin duda estaba sobrecogida del tamaño y grosor alcanzado por el miembro. La convencí de que no pasaría nada, nos relajamos, y fuimos derecho a su dormitorio tras cogerle un preservativo a una de las compañeras (que repondría al día siguiente para que no se diese cuenta).
En la cama se quitó el tanga, se puso desnuda sobre el colchón mirándome, esta chica no perdía el glamour ni en posturas poco nobles, al pronto se puso a cuatro patas, me miró por encima de su hombro y con la cabeza me dijo que comenzase, temblando se puso en pompa formando su esplendoroso trasero un bello corazón o una diana en la que su vulva era el centro, me insistió que la follara por atrás que era lo que más le gustaba, le daba igual que fuese por el coño o le rompiera el culo por donde nunca se la habían metido.
Me aproximé por detrás, aquel espectáculo ante mis ojos en vez de penetrarla directamente, resolví disfrutar al máximo el momento y jugar un ratito con aquel cuerpazo que se me brindaba, primero dándole bocaditos en el culo, después aparté un poco las nalgas y le pasé toda la lengua de arriba abajo por la vagina, para más tarde metérsela entera y jugar con ella en su interior, estaba chorreando, comencé a comérselo y comérselo hasta llegar al clítoris, empezaba a correrse de nuevo, percibía que se estremecía y jadeaba, posteriormente restregué y golpeé mi pene contra sus húmedos muslos, nalgas y vagina, le rozaba con la punta el orificio del culo, e incluso llegue por un momento a meterle el glande por el mismo, también le daba caricias suaves con la extremidad del pene en el humedecido coño haciendo círculos, por como se estremecía y respiraba la estaba poniendo aun más caliente de lo que ya estaba, lo cual era mi propósito, consecutivamente emplacé la polla erguida entre sus pegajosos muslos restregándole y cosquilleándole suavemente el abdomen con la misma, y con la punta de los dedos hacía lo propio con el costado, para después agarrar las tetas que colgaban (un espectáculo, créanme) para pellizcarle los duros pezones, y ya un ratito más tarde cuando no lo esperaba, saboreando el momento, le introduje con potencia mi empinada, larga y dura polla enterita, acompañándose el momento de un enorme grito por parte de ella mezcla de placer y dolor, me detuve con toda la verga bien encajada dentro de su cuerpo y me interesé por ella acariciándola con ternura, proseguí sacándola y metiéndola muy suavecito, el recorrido era largo por el tamaño, le fascinaba y avivaba como me la follaba, siguió este movimiento con otro suyo del culo dando círculos, esto me puso a mí más cachondo, me incliné sobre ella y agarré nuevamente sus pechos suspendidos, así estuvimos un buen rato con una banda sonara mutua de gemidos, suspiros y jadeos, en este delirio no pude contenerme más y comencé a inundarle abundantemente su interior de leche caliente, fue una gran corrida, continuamos y tras un rato ella se incorporó y me eché sobre el colchón follándola aun, comenzó a botar y botar apresuradamente al tiempo que movía en círculos las caderas y se corría profusamente, gritaba de placer y su respiración era agitada, y alzando sus brazos por detrás de la nuca se soltó el cabello sosteniéndolo con mucha gracia, dominaba la situación y no cabía de gozo, coincidimos en un bestial orgasmo, lo que me complació, me elevé excitado y sujetándola por la cintura empujé con fuerza hacia dentro mientras ella seguía brincando y nuevamente le magreaba sus pechos.
Estábamos empapados de sudor y semen, pero en éxtasis, cuando saqué el miembro me recosté sobre el colchón para relajarme, pero ella seguía y al ver el pene tieso y levantado lo tomó y situó entre el morboso canalillo que formaban sus divinos pechos, masturbándome una vez más oprimiendo la polla con sus tetas, me dijo que esta espectacular cubana era para limpiarme el miembro mientras me miraba sonriendo con sus bellos ojos negros, no fue posible de nuevo descargué semen sobre su cara, sus tetas y pezones en punta se llenaron enseguida del esperma que desprendía. Fue un magnífico final para un polvo muy deseado y anhelado, aquello fue más que un polvo, era un polvozo a esta chica tan particular y atrayente,
Miró la hora y todo acabó, sus compañeras de piso estaban al llegar y no quería que la encontraran follando. Como comprenderéis no podíamos estudiar más, nos mirábamos y reíamos tras acordar que no le contaríamos a nadie de la facultad lo sucedido, nadie tenía que saber que me la había follado, me pedía discreción toda ruborizada. Le daba mucha vergüenza. Me confirmó que no tenía nada preparado, que todo surgió espontáneamente, llevaba dos años si sexo y se brindo la ocasión con el asunto del café. Tuvimos más encuentro durante un mes y medio, las visitas a su casa fueron una constante, follábamos mucho, haciendo realidad nuestras fantasías sexuales, aunque para mí la principal y verdadera fantasía que se me hizo realidad fue el estar ella, el follarme a la mujer más hermosa y al cuerpo más deseado del campus universitario.
Al rato de una hora me marché, dejándola con una gran sonrisa. Para el recuerdo: fue la mejor mamada que me han hecho y el polvo más ansiado, y con ella pasé los momentos más eróticos que he vivido. Todo se me unió aquel día, el examen, la compañía, el morbo, la camiseta, el café, sus tetas, los pezones, el polvo, y sobretodo la improvisación. Por cierto aprobamos el examen.