Una tarde de domingo en el cine 4 - Se la folla
Cuarto relato de la serie que comenzó en Una tarde de domingo en el cine. Es necesario leer los relatos anteriores para comprender el actual.
JUEVES
Después de pasar una mala noche en la que me levanté más agotado de cuando me acosté, comienza un nuevo jueves en el que tengo que ir a clase.
Mis pensamientos están muy alejados de los estudios, sino centrados en los posibles planes que tiene Jorge para disfrutar de mi madre, preocupado y excitado a la vez.
En el descanso de media mañana en el instituto me encuentro con Jorge que me lleva a un parque cercano donde comienza preguntándome que va hacer hoy mi madre, a lo que le respondo:
- Hoy jueves, mi madre dice que pasa toda la tarde en el gimnasio por lo que no vendrá a casa hasta cerca de las diez de la noche, que es cuando suele venir mi padre.
Hago hincapié sobre lo de “dice” ya que, después de lo que vi ayer, no me fio nada de mi madre, lo que provoca la sonrisa de Jorge, que me dice sus planes para esta tarde:
- Como esta tarde estás solo en casa, voy a ir, y vamos a colocar varias cámaras en tu casa.
- Además te daré un reloj que permita grabar todo, igual que otro que tengo yo.
- Si a tu madre la gusta que la vean desnuda y follando en las películas, a nosotros nos gusta verla.
- Vamos a ser directores, cámaras, actores y público de una película porno en la que tu madre va a ser la protagonista absoluta.
- No te preocupes que tu madre no va a saber nunca que la vemos ni que la grabamos.
- Lo que grabemos va a ser únicamente para consumo nuestro, tuyo y mío, por lo que nadie más verá la película.
- Podremos ver y grabar lo que hace tu madre desde tu ordenador y desde el ordenador de mi casa a través de internet.
- Las grabaciones se harán tanto si estamos nosotros presentes como si no lo estamos, siempre que activemos la opción.
A cambio consigo que Jorge me prometa que esta tarde me dé la película que grabó en el cine y me prometa que nadie la vera ni él se la dará a alguien.
No me fio mucho de Jorge pero no tengo otra alternativa.
Esa tarde, cuando ya no estaba mi madre, vino Jorge y puso pequeñas cámaras camufladas en varios habitaciones y pasillos del piso.
Lo tenía todo muy bien pensado.
No sabía que tuviera tantos conocimientos, destreza y equipamiento, a lo que habría que añadir experiencia y, por supuesto, motivación. No le falta motivación, la de ver a mi madre desnuda y follando.
Es seguro que ya ha hecho algo parecido más de una vez y debe tener en su casa una buena colección de películas grabadas por el mismo.
Se me estaba poniendo dura de imaginar películas en las que apareciera su madre, que dicho sea de paso, tenía un buen cuerpo pero nada parecido al de mi madre, pero solamente el morbo de verla desnuda y follando ya me ponía la polla como una olla.
Intentaría que Jorge me dejara ver su colección de películas antes de continuar ayudándole.
Hicimos pruebas con los equipos instalados y fueron perfectas, con imágenes y sonidos nítidos.
Esta noche haríamos más pruebas cuando estuviera mi madre en casa.
Poco antes de las diez de la noche, sin Jorge en casa, llegó mi madre, yo estaba en mi habitación, me saludó y se fue a su dormitorio a cambiarse.
Me conecte rápidamente a las cámaras, permití que Jorge se conectara y nos dispusimos a disfrutar del espectáculo.
Se veía perfectamente a mi madre.
Acaba de entrar en el dormitorio y cierra la puerta, sin echar el cerrojo.
Sin sentarse se quita los zapatos y se desabrocha el vestido.
La veo las tetas, ha vuelto sin sostén. Quizá no se lo llevo.
Se quita el vestido y la veo el culo y el conejito.
¡No lleva tampoco bragas!.
¡Debajo del vestido no llevaba nada, iba totalmente desnuda!.
Deja el vestido estirado sobre la cama y se pasea por la habitación mirando en cajones y armarios.
Tiene un cuerpo increíble, con tetas enormes y erguidas, culo macizo y respingón, piernas largas y estilizadas, vientre plano, conejito solo con una línea de pelos cortos a lo largo de la raja.
No me extrañaría que todavía trabajara en películas porno. ¡Este pensamiento me turba! ¡Confío que no!.
Camina desnuda por la habitación para coger algo de un cajón, de encima de un mueble, abre un armario de ropa y se estira para coger algo de un estante superior, se agacha para coger algo del suelo.
No coge nada, solo mira.
Entre sus miradas, alguna se dirige hacia la ventana de su habitación.
Cambio de cámara y me doy cuenta que su ventana está abierta de par en par.
Pero delante de nuestras ventanas hay un parque y un edificio algo lejos como para alguien pueda vernos, ¡a no ser que utilice unos prismáticos muy potentes, más bien un telescopio!.
Se sigue paseando totalmente desnuda por la habitación, se acerca a la ventana y hace como si mirara por ella, da la espalda a la ventana y se agacha poniendo el culo en pompa hacia la ventana.
Al fin coge un vestido, se lo pone, se pone unas zapatillas y sale del dormitorio hacia la cocina para preparar la cena.
Cojo unos prismáticos y me voy rápido hacia la ventana, no sin antes apagar la luz.
Enfoco con los prismáticos hacia el edificio de enfrente, y en una ventana hay un hombre mirando por un telescopio hacia nuestra casa.
¡Un mirón!.
Deja el telescopio y se va a otra habitación.
Si no puede ver a mi madre ¿que sentido tiene mirar hacia nuestra casa?
¡Ha estado viendo desnuda a mi madre todo el tiempo! ¡Mi madre lo sabía y se ha exhibido como si no lo supiera! ¡La gusta que la vean desnuda! ¿Desde cuando está el mirón observándola?
¡Además es muy posible que también nos haya visto a Jorge y a mí poniendo cámaras por toda la casa!
¡Se está complicando todo demasiado!
También me doy cuenta lo que me dijo ayer Jorge, que mi madre se exhibía sin bragas encima de una silla, sabiendo que Jorge la observaba. Esto encaja con lo que he visto, mi madre se exhibe desnuda ante un hombre sabiendo que la observa y sale del dormitorio sin bragas. Es muy posible que Jorge no mintiera en todo.
Esa noche en la cena llevo puesto mi reloj espía y aprovecho para grabar a mi madre debajo de la mesa. No estoy totalmente convencido que mi madre no lleve bragas.
Después de cenar, me voy a mi habitación, atento a las cámaras, aprovecho para ver lo que he grabado con el reloj.
En efecto, mi madre no lleva bragas, se la ve estupendamente la raja del conejito casi totalmente rasurada.
En el dormitorio de mis padres, ahora mi padre está en pijama dentro de la cama leyendo unos papeles del trabajo y mi madre en el baño.
La ventana del dormitorio continúa abierta y el vecino pegado a su telescopio.
Mi madre se ha quitado el vestido, y la vuelvo a ver sus tetas formidables, su culo y su conejo. Me encanta verla desnuda.
Totalmente desnuda sale del baño y se para un momento observando a mi padre.
Mi padre no levanta la mirada del libro.
Mi madre se acerca a la cama, y se pone de pies sobre ella, caminando hacia mi padre, que se queja de que mueve la cama y no se concentra.
Mi madre se ha colocado de pies a la altura del pecho de mi padre, que ha tenido que dejar de leer y levanta la vista mirándola el conejo y las tetas desde abajo.
La dice:
- ¡Déjate de juegos, que te vas a caer de la cama y mañana tengo que madrugar!.
Mi madre se apoya con las manos en la pared y se acerca más a la cabecera de la cama.
Tiene su conejo encima de la cara de mi padre y se pone de rodillas, poniéndolo encima de la cara.
Le oigo quejarse y agitarse bajo mi madre, ¡le va a ahogar!.
Se caen sus papeles al suelo.
Mi madre aguanta un rato así, y levanta un poco el culo para que mi padre respire, pero enseguida vuelve a taparle la cara.
Se agita debajo y coloca sus manos sobre las caderas y el culo de mi madre.
La agitación ha pasado en parte a mi madre.
Su cara ha cambiado y sus tetas están más grandes aún, con sus pezones como cerezas.
¡La está comiendo el conejo, y a ella le encanta!.
Oigo el ruido de los lametones de mi padre y los gemidos de mi madre.
Mi madre mueve su cadera y su culo adelante y atrás, como si la estuvieran follando.
Gime ahora más fuerte. ¡Ha debido tener un orgasmo!.
Se levanta de la cara de mi padre y se baja de la cama.
Mi padre se limpia la cara y la boca con un pañuelo, y la dice:
- ¿Estarás contenta? ¡Y ahora déjame tranquilo que tengo que leerme un informe para mañana!
Mi madre entra al baño y se ducha.
Al salir lleva puesto un camisón, se mete en la cama, le da un beso en la mejilla a mi padre y se echa a dormir, mientras mi padre continúa con su lectura.
Después de unos minutos en lo que no cambia el panorama, desconecto las cámaras y apago mi ordenador para dormir, no sin antes ver que el mirón ha dejado su telescopio.
No entiendo muy a mi padre, el trabajo le absorbe demasiado y descuida a mi madre.
Si yo estuviera en su lugar no pararía de follármela.
De lo que soñé esa noche solo recuerdo lo siguiente:
- Hay un plató donde se graban las películas con focos y varias personas alrededor, unos grabando, otros dirigiendo.
- En medio del plató hay una cama muy iluminada.
- Encima de la cama hay una mujer de espaldas a la cámara, desnuda, sentada de rodillas sobre un hombre, que está tumbada boca arriba en la cama.
- La mujer se mueve adelante y atrás muy rápido.
- Su culo se agita en cada embestida.
- La polla del hombre entra y sale muy rápido, aparece y desaparece toda dentro del conejo de la mujer.
- ¡Se la está follando!.
- Ahora se ve la cara de la mujer ¡es mi madre!.
- Tiene una cara de vicio que la deforma sus facciones.
- Sus tetas enormes botan en cada embestida, como si fueran balones de baloncesto.
- Unas manos se posan sobre sus tetas acariciándolas, sobándolas, pellizcando sus pezones que parecen cerezas maduras.
- Veo mi cara, ¡soy yo el que se está follando a mi madre!.
- Veo como mi polla entra en su conejo, una y otra vez, hasta que exploto, tengo un orgasmo.
- ¡Aplausos y vítores!
- Veo la cara de Jorge, ¡es el que está grabando la escena con su cámara!.
- Me sonríe, guiña un ojo y levanta su pulgar derecho en mi dirección indicando que todo ha salido bien.
- ¡Y detrás está mi padre, muy concentrado! ¡es el director de la película! ¡lleva en sus manos unos papeles, lo mismos que estaba leyendo en la cama! ¡son el guion de la película!.
- Mi madre se levanta de la cama y saluda muy sonriente a todos, besa a mi padre y a Jorge que no desperdicia el momento para sobarla el culo y las tetas, despidiéndose de ella con unos azotes.
Me esperaba un nuevo día.
VIERNES
Al llegar a clase me encuentro a Jorge que hoy está eufórico, me abraza muy sonriente, y me da palmadas en la espalda.
Me dice que ha sido espectacular y que mi madre está increíble, pero es solo el comienzo, que ha sido solamente una prueba de que los equipos funcionan perfectamente y que ella es una calentorra a la que vamos a dar mucho de lo que tanto la gusta.
En el descanso de media mañana, cuando estamos solos, le comento el tema del mirón y que posiblemente nos haya visto colocando las cámaras.
Se queda pensativo, como preocupado, pero dice que no pasa nada, que no influye nada en nuestros planes, solo aumenta aún más el morbo de la situación.
Le cometo que, si quiere que el espectáculo continúe, tiene que darme algo más, como dejarme ver los vídeos que tiene grabados en su casa. Ver a su madre desnuda puede ser un buen comienzo.
Jorge inicialmente lo niega, dice que no hay más vídeos, pero poco a poco va cediendo, y le parece justo que yo también vea a su madre desnuda y follando.
Le comento que hoy viernes mi madre estará en casa toda la tarde y por la noche cuando venga mi padre saldrán a cenar fuera.
Ya tiene un plan para este viernes, es muy sencillo.
Como mi madre estará en casa esta tarde, Jorge vendrá a casa como el otro día.
Esta vez la excusa será que salimos a dar una vuelta, pero esta vez yo no saldré de mi habitación y dejaré que Jorge se folle a mi madre, sin perderme un solo detalle con las cámaras.
A las siete y media de la tarde, con el ordenador y las cámaras encendidas, bloqueo mi ordenador para no perder el tiempo cuando vuelva, y digo a mi madre que está metida en su baño:
- ¡Salgo un momento!. No llevo las llaves. Mi amigo Jorge vendrá cerca de las nueve, por lo que me espero volver antes de que llegue.
Bajo a la calle y en la esquina prevista veo a Jorge, le hago un gesto como señal.
Vuelvo a casa, pero entro por la puerta de servicio y Jorge por la principal.
Por supuesto, llevo las llaves, entro, sin hacer ruido, y me voy a mi habitación, desbloqueando mi ordenador y poniéndome los auriculares.
A través del ordenador, veo que mi madre está en el baño de su dormitorio.
¡Está totalmente desnuda!
¡Vaya tetazas y vaya culo que gasta! ¡Que todo! ¡Y su conejito casi totalmente depilado!.
Se está secando el pelo con un secador y un cepillo.
En ese momento, llaman a la puerta principal.
Lo oye, apaga el secador, se pone rápido una toalla entorno a la cabeza, coge otra y sale desnuda del baño.
Si el mirón está observándola, estará contento de lo que ve.
Mi madre grita:
- ¡Ya voy!
Se acerca desnuda rápido a la puerta de entrada.
¿No irá a abrir desnuda?
Se para un momento al lado de la puerta para enrollarse la toalla en torno al cuerpo mientras se dirige al que ha llamado:
- ¡Que te has dejado ahora, hijo! Espera que ahora mismo te abro.
¡Piensa que soy yo, que me he dejado algo olvidado y que vuelvo a por ello!
Abre y, efectivamente, es Jorge, muy sonriente.
No se lo esperaba mi madre.
Hace algún movimiento inesperado debido a la sorpresa y ¡se le cae al suelo la toalla que le cubre el cuerpo!.
¡Se queda desnuda frente a Jorge! ¡Paralizada!
La sonrisa de Jorge se queda como congelada, mientras sus ojos bajan de la cara de mi madre a sus tetas y a su conejo.
El instante se hace eterno, hasta que Jorge reacciona, se va hacia mi madre con los brazos extendidos y posa las manos sobre sus tetas.
Mi madre reacciona, se echa para atrás, intentando esquivar las manos de Jorge, pero Jorge las tiene como pegadas a sus tetas.
Ella se gira, intentando darle la espalda, pero Jorge baja la mano derecha a su culo, le da un cachete y se lo agarra.
Mi madre logra apartar la mano izquierda de Jorge de su teta, y empieza a correr por el pasillo huyendo de Jorge.
¡Más que correr, bota! ¡como sus tetas que botan como balones de baloncesto!.
Jorge va detrás, la agarra por la cintura reteniendo su marcha, pero ella se suelta y se desplaza al salón donde entra.
Se la suelta la toalla de la cabeza y se cae al suelo
Jorge entra también al salón, detrás de mi madre.
La agarra otra vez, la hace girar hacia él, baja sus manos a sus nalgas y su cara a sus tetas, se las besa, se las chupa.
Ella intenta soltarse, pero Jorge la retiene agarrándola por sus glúteos y acercándola a él.
Ella chilla, exclama varias veces “¡No!”.
Jorge se la lleva poco a poco hacia el sofá.
¡Quiere follársela allí mismo!
Pero mi madre logra soltarse y corre hacia la mesa redonda del salón, Jorge detrás.
Mi madre está a un lado de la mesa y Jorge al otro, de frente, mirándose, amagando, ella intenta huir y Jorge acercarse, tomarla.
En cada movimiento mi madre suelta un gritito y sus tetas botan y se bambolean.
Jorge tiene una sonrisa feroz y sus ojos fijos en mi madre, que parece que está entre cortada y sonriente por la situación.
De pronto ella corre hacia la
puerta, huyendo, pero Jorge la alcanza, la coge por detrás de la cintura, la retiene, se pega a ella, sube sus manos a sus tetas, se las coge.
La pone la zancadilla, tira de ella hacia el sofá, la pone boca abajo sobre él, se pone de rodillas encima de ella y se quita la camiseta y los zapatos.
Mi madre debajo, intenta convencerle para que la deje, le suplica:
- ¡No, por favor, que están mi hijo y mi marido en casa! ¡Déjame que no diré nada!¡Tengo la edad de ser tu madre!.
Jorge se quita ahora el cinturón del pantalón y se levanta un poco, lo que hace que mi madre intente levantarse, pero rápidamente la coge las manos y se las ata por detrás de la espalda, una con la otra, utilizando el cinturón, para luego apoyarse sobre ella otra vez.
Mi madre está en el sofá boca abajo con las manos atadas a la espalda y con el culo en pompa.
¡Tiene el culo formidable, macizo, respingón, moreno, sin rastro de celulitis!
Jorge aprovecha para darla un azote en uno de sus glúteos con la mano derecha, mi madre lanza un gritito.
Jorge la da otro, vuelve a soltar otro gritito.
Repite varias veces, azote y gritito, azote y gritito, mientras se desabrocha el pantalón.
Mi madre empieza a tener coloradas las nalgas.
La empieza a sobar la entrepierna, el conejo, entre los glúteos, cada vez con más insistencia, más rápido, con más fuerza.
Mi madre empieza a gemir.
¡La gusta!, ¡la está masturbando!
Jorge se levanta y se baja rápido pantalón y slip, se los quita, mostrando un cipote grande, tieso y erguido.
Mi madre se revuelve, intenta levantarse, pero, con las manos atadas a la espalda, no puede.
Jorge la agarra por las caderas y la vuelve a colocar boca abajo, con la cara sobre el sofá, de rodillas y con el culo en pompa.
La sujeta y se coloca detrás de mi madre, apoyando una pierna sobre el sofá, con su cipote apuntando directamente al culo de mi madre.
Mi madre chilla:
- ¡No! ¡Por el culo no, por favor, que me duele cuando me la meten!
¡Joder con mi madre!
¡A mi madre se la han follado ya por el culo!
¿Cuántos se la habrán follado por detrás? ¿mi padre?, no me lo imagino.
¡No me extraña, trabajando en películas porno, se la habrán metido por todas partes!.
Jorge la dice:
- Y ¿qué me das si no lo hago?
Mi madre le suplica:
- Lo que quieras, pero por favor, no me la metas por el culo.
- Entonces te dejaras follar siempre que yo quiera.
Y sin esperar respuesta de mi madre, se la empieza a meter por el conejo.
Mi madre emite un sonido como si tomara aire.
Poco a poco el cipote va desapareciendo dentro del conejo de mi madre.
Empieza a follársela, despacio al principio, luego cada vez más rápido.
¡Se está follando a mi madre!.
Ella gime, cada vez más, pero de placer.
Sus tetas se bambolean adelante y atrás por las embestidas de Jorge, así como sus nalgas.
Jorge la pega un azote con la mano en la nalga derecha, ella da un gritito.
Al rato la da otro azote y ella vuelve a dar otro gritito.
Es un jinete cabalgando sobre una yegua, y que la espolea para que vaya más rápido, para excitarla, para excitarse.
El culo de mi madre empieza a ponerse colorado por los azotes.
Jorge para de moverse, saca el cipote, se levanta del sofá, la voltea y la pone boca arriba sobre el sofá, con sus manos atadas bajo su cuerpo.
¡Sus tetas lucen espléndidas! ¡vaya melones para un buen banquete!
La abre de piernas, se coloca de rodillas entre ellas, la sujeta por las caderas y se la vuelve a meter poco a poco.
Mi madre jadea y su cara demuestra que la da placer la entrada del rabo de Jorge.
Su cipote aparece y desaparece dentro del conejo de mi madre, cada vez más rápido.
Mi madre tiene los ojos semicerrados, se lame los labios con una lengua sonrosada dejando ver sus blancos dientes.
Gime, cada vez más alto y más rápido, hasta que se convierten en gritos de placer.
Jorge también jadea con intensidad en cada embestida.
Para un momento, le levanta las piernas a mi madre, se las pone sobre los hombros y continúa follándola con energía.
No dejo de mirarla, como hipnotizado, las tetas que se bambolean de forma incontrolada.
De pronto, Jorge grita, para, ha tenido un orgasmo, se la saca poco a poco, tiene el cipote lleno de esperma, ha eyaculado dentro de ella.
Se sienta en el sofá cerca de los pies de mi madre, que permanece boca arriba sobre el sofá, respirando profundamente.
Durante unos pocos segundos, sin dejar de mirarla, Jorge repone energías durante un rato, sin decir palabra, hasta que se levanta, se acerca a mi madre y pone sus manos sobre las tetas de ella.
Se las soba, las amasa durante un rato, cada vez con más ganas.
Agacha la cabeza y empieza a besarla las tetas, a lamérselas por todas partes.
Los pezones de mi madre parecen cerezas bajo la boca de mi amigo, y el cipote de Jorge empieza a hincharse y levantarse otra vez.
La mete la mano derecha en la entrepierna y comienza a sobarla el conejo.
Mi madre se retuerce de gusto, se chupa y muerde los labios, mientras cierra los ojos, gime.
Se va poco a poco girando hasta que Jorge, al tener cada vez más difícil lamerla las tetas, levanta la cabeza y la ve los glúteos.
La acaba de poner boca abajo en el sofá y comienza ahora a sobarla las nalgas, a manosearlas, besarlas, lamerlas.
La abre los glúteos y la ve sus agujeros, se los soba, besa y acaricia, la mete los dedos, una y otra vez, cada vez con más insistencia.
Mi madre vuelve a gemir, más y más, hasta que grita de placer.
¡La ha masturbado!.
Jorge para y mira hacia la cámara más próxima, guiñándola un ojo sonriente mientras levanta la mano derecha haciendo el signo de “OK”, ¡el muy cabrón, ha conseguido lo que quería!, ¡tirarse a mi madre!, ¡y yo lo he presenciado y me la ha puesto dura!
Jorge se levanta, la coge por los hombros, la obliga a levantarse del sofá y la dice:
- ¡Ahora vamos a follar a tu cama! ¡Vamos!
La obliga a ir la primera hacia su dormitorio, lleva sus manos atadas a la espalda con el cinturón.
Entran en el dormitorio, la empuja hacia la cama y la obliga a tumbarse de lado.
Se tumba detrás de ella, la levanta una pierna, se mete entre sus piernas, la sujeta la cadera y se la vuelve a meter poco a poco en el conejo.
Empieza por tercera vez a follársela.
Aumenta el ritmo, cada vez con más fuerza y rapidez.
Si Jorge ha eyaculado hace pocos minutos le va a costar bastante más volver a tener un orgasmo.
Me levanto y me acerco rápido a la ventana con los prismáticos para ver si está el mirón espiando con el telescopio, pero no está, no debe estar en casa.
Vuelvo rápido a mi ordenador para seguir mirando.
Jorge esta un rato follándosela de lado, pero no logra su propósito de tener un nuevo orgasmo, por lo que se la saca, la obliga a ponerse sobre él, de rodillas, de frente a él, y se la vuelve a meter, sujetándola por las caderas
Jorge impulsa su cipote entrando y saliendo del conejo de mi madre, que jadea, pero poco a poco es mi madre la que hace el movimiento de cadera, y Jorge la mira, al principio con sorpresa, y deja de moverse.
¡Ahora es ella la que se lo está follando! ¡arriba y abajo, adelante y atrás!
De pronto, mi madre suelta sus brazos que estaban atados a su espalda, pero lejos de agredirle, le pone sus manos sobre su pecho y se lo folla con más energía.
¡Está cabalgando sobre la polla de Jorge! ¡arriba y abajo!
¡Sus tetas enormes y erguida, botan como balones de baloncesto, mientras le mira con una expresión feroz!.
Las manos de Jorge se desplazan de las caderas de mi madre, a sus nalgas.
Las uñas de mi madre se clavan en el pecho de Jorge haciéndole unos arañazos rojos que empiezan a sangrar.
¡Jorge grita de sorpresa y dolor!
Mi madre continúa botando sobre los genitales de Jorge, con su rabo entrando y saliendo con fuerza y rapidez.
De pronto Jorge la sujeta las caderas para que pare, ha tenido un orgasmo, pero mi madre, lejos de pararse, continúa saltando sobre el cipote de Jorge.
Jorge grita de dolor, pero mi madre continúa follándoselo, hasta que se para, mira con expresión divertida la cara de dolor de Jorge, que la dice, con lágrimas en los ojos:
- ¡Por favor, no más!.
Mi madre le descabalga, le mira con expresión desdeñosa durante un momento y le dice lentamente:
- ¡Cuando salga del baño no quiero verte por aquí!
Y se mete desnuda en su baño, cerrando la puerta.
Jorge se levanta poco a poco de la cama y sale encogido del dormitorio, sujetándose los genitales, con expresión de auténtico dolor.
Mi madre está debajo de la ducha, duchándose sin aparente preocupación.
¡Me he quedado atónito!
Jorge camina al salón, coge su ropa, se la pone con cuidado, se va despacio y encogido hacia la puerta de entrada y sale de la casa, cerrando la puerta con cuidado.
Aprovechando que mi madre todavía está bajo la ducha, apago rápido el ordenador y, sin hacer ruido, salgo de casa por la puerta de incendio.
En la calle, no veo a Jorge, se ha marchado sin decirme nada.
¡Le ha hecho mucho daño! ¡Al final mi madre ha sido la que ha ganado! ¡Es una fiera!
¡Estoy asustado y ahora tengo que volver a casa, como si no supiera nada!
A la media hora de estar en la calle, vuelvo a casa y, después de llamar a la puerta, me abre mi madre.
Lleva uno de los vestidos cortos que suele llevar en casa.
Me saluda, como siempre, como si no hubiera pasado nada.
La pregunto si ha venido Jorge, a lo que me responde con un “no” escueto, como sin darle importancia, mientras continúa haciendo lo que estaba haciendo.
Como pasa el tiempo y Jorge ni viene ni llama, le llamo a su casa.
Se pone su madre y me dice que no ha venido, ni sabe donde está, pero cuando llegue le dirá que le he llamado.
Esa noche, no tuve ninguna noticia de Jorge, pero mi madre se fue a cenar fuera con mi padre, como casi todos los viernes.
¡Para ella no había pasado nada! ¿o si?