Una tarde de domingo en el cine 3 - Acorralado
Tercera parte del relato que comenzó en Una tarde de domingo en el cine y continuo en El lunes siguiente: Obsesiones y sueños. Es necesario leer los dos relatos anteriores para comprender el actual.
MARTES
Después de pasar una noche en la que mi madre es otra vez más la protagonista, comienza un martes en el que tengo que ir a clase.
En el descanso de media mañana Jorge continúa con su obsesión por la “morena” de la peli y nos cuenta sus sueños de esta última noche.
Además nos hace una confesión.
Ayer fue otra vez al cine y nos cuenta que volvió a disfrutar de la morena, de sus tetas, de su culo, de su conejo, de sus grititos, y del polvo que la echaron. Por supuesto, se pajeo con ganas.
También nos dice que grabó las escenas en su cámara de video.
No me lo esperaba, y me impacto, al pensar que ahora podría ver todo el mundo a mi madre totalmente desnuda, sus tetas enormes y su conejo jugoso, como se la follaron y, lo que es más, que trabajó como actriz porno.
La vergüenza y la humillación que nos supondría a la familia y el morbo que despertaría a todo el mundo. Tendríamos que irnos de la ciudad, mi padre tendría que dejar su trabajo, yo no podría ir a la universidad, mis padres se separarían, mis abuelos dejarían de hablarnos, tendríamos que dejar a nuestras amistades.
Es decir, ¡estaba en las manos de Jorge!, ¡tendría que hacer todo lo que me dijera!.
Y aun así, aunque lo hiciera, no podría mantener oculta la película de mi madre durante toda la vida. Y ¿si hubiera hecho más?.
Las risas de mis amigos me sacaron de mis pensamientos.
Jorge les había contado detalles morbosos de mi madre en la película y estaban todos muy alegres y calientes.
Nos comenta que el que quiera volver a pajearse viendo como se la follan que le pague, en dinero o en especie.
Incide mucho en la palabra en “especie” en la que me mira con especial insistencia.
No se si lo dice en serio o en broma. Pienso que al menos para mí lo dice en serio, y el pago en especie lo intuyo: Mi madre.
Además nos comenta que a la salida del cine se encontró al matón de la clase, Andrés, que también había visto la película.
Le dijo que se hizo un montón de pajas viendo como se tiraban a la morena, y que se acordó de nuestras madres. Sobre todo de una.
Este último comentario suele ser una broma habitual entre nosotros, aunque en esta ocasión a mí no me lo parece.
En ese momento vemos a Andrés que se acerca a donde estamos y nos comenta, con su agresividad habitual:
- ¡Ayer vi a vuestras madres follando! ¡las muy putas! ¡abiertas de patas con todo el coño lleno de pollas y chorreando lefa por todas partes, hijos de puta!
Jorge le pregunta:
- Y ¿qué tal la criada, la morena? ¿te gusto?
Andrés responde:
- ¿La tetona? ¡Bastantes pocos polvos la echaron!. ¡A esa si que iba yo a darla un buen repaso!. ¡Se la iba a meter por todos los agujeros, se los iba a reventar!
Me sentía enfermo escuchándole y me lo imaginaba con mi madre, como la violaba brutalmente.
Me empezó a doler la cabeza y el corazón a latirme más rápido, por lo que me asusté pensando que me iba a dar un infarto, pero intenté disimular para ver si se me pasaba, como así fue.
Deje de oír lo que decían aunque les veía mover la boca y reírse, hasta que empezaron a irse a clase, y yo me recuperé y les seguí el último.
Ya por la tarde estoy casa intentando estudiar, al no poder continuar con mi búsqueda ya que mi madre hoy también está en casa.
Llevo poco más de una hora estudiando en mi habitación, cuando llaman a la puerta de la calle.
Mi madre habla con alguien y me parece oír la voz de Jorge.
Me levantó rápido y salgo de la habitación.
Las voces vienen del salón.
Veo a Jorge en cuclillas mirando con mucho interés hacia arriba.
Mi madre está subida en una silla cogiendo algo de la parte de arriba de una estantería, dando la espalda a Jorge.
Lleva un vestido muy corto, que la llega bastante por encima de sus rodillas.
¡Y el cabrón del Jorge la está viendo todo por debajo de la falda!, ¿lleva bragas mi madre o la ha visto también el conejo?
Al verme Jorge se pone de pies y, muy sonriente, me saluda.
Mi madre, al darse cuenta que he entrado, me dice que Jorge acaba de llegar y la había pedido ver las fotos de su boda.
¡El muy cabrón sabía que el álbum de fotos estaba en la parte superior de la estantería! ¡Se lo ha pedido a mi madre para verla el culo! ¡Lo tenía todo preparado de antemano! ¡Y además nunca le interesaron esas fotos ni ninguna otra que no fuera porno!.
Mi madre baja de la silla con el álbum de fotos y nos dice que nos sentemos para enseñárselo a Jorge.
Se sienta en medio del sofá y nos dice que nos sentemos uno a cada lado para ver mejor las fotos.
Nos sentamos pegados a ella y mi madre, abriendo el álbum, le va explicando las fotos.
Jorge, aunque aprovecha a piropear a mi madre diciéndola lo bien que sale en las fotos, no las presta mucho interés, pero si en las tetas de mi madre que, sentado al lado, puede ver por el escote de su vestido.
Lleva sostén, pequeño pero, al menos, la tapa los pezones, pero dejan al descubierto las tetazas grandes y macizas de mi madre.
Yo miro a Jorge cabreado para que deje de mirarla las tetas, pero no me hace ni caso, está concentrado con lo que ve.
Después de unos quince minutos, mi madre finaliza de enseñar las fotos, nos dice que nos va a preparar la merienda y se levanta.
Jorge no pierde ahora detalle del culo de mi madre, cuando se levanta y cuando se aleja de espaldas.
Le digo que tengo que estudiar, así que mejor que se vaya cuando finalicemos de merendar.
Por no permanecer en silencio le comento lo que estoy estudiando y las dudas que tengo, pero Jorge está concentrado con otras cosas y, aunque permanece en silencio, se le nota que no me escucha.
Al rato, viene mi madre llevando una bandeja con cola-caos y galletas, y la pone encima de la mesa.
Nos acercamos a la mesa y Jorge aprovecha para poner su mano sobre la cintura de mi madre e incluso bajarla por un momento a su culo.
Ella no se da por enterada.
Jorge insiste para que meriende también con nosotros, por lo que mi madre se va a la cocina a por algo más, lo que aprovecha Jorge para no perder detalle de su culo, moviendo incluso su cabeza para seguirlo.
Vuelve mi madre con otra bandeja, y cuando va a sentarse entre los dos, Jorge pone su mano con la palma hacia arriba sobre la silla que va a sentarse, por lo mi madre se sienta encima de ella.
Al notar la mano, mi madre se disculpa y levanta su culo para que Jorge saque su mano.
Es Jorge, el que retirándola, ahora se disculpa diciendo que había una miga encima de la silla y que iba a quitarla antes de que se sentara.
Nos ponemos a merendar y Jorge no para de comentar lo maravillosa que ha salido en las fotos de la boda, lo bien que la sentaba el vestido y de otros detalles en los que Jorge podía dar la impresión de ser un afeminado, cuando realmente lo que quiere es “poner a tono” a mi madre para follársela cuando tuviera la oportunidad.
No se si estaba engañando a mi madre, pero desde luego a mi no.
Una vez finalizada la merienda, Jorge insiste en ayudar a llevar las cosas a la cocina, por lo que las llevamos los tres en un momento.
Jorge al dejar una bandeja en la cocina aprovecha la proximidad de mi madre para darla un ligero azote en el culo, que mi madre acepta como si nada.
Ya fuera de la cocina, insisto que se marche con la excusa que tengo que estudiar solo y le acompaño hasta la puerta de la calle.
Le dice a mi madre que se marcha, que muchas gracias y, al aparecer mi madre de la cocina, aprovecha muy sonriente para acercarse y plantarla un par de besos en la mejilla además de ponerla un momento las manos en el culo.
No doy crédito a lo que he visto, pero mi madre no le dice nada.
Cuando he logrado cerrar la puerta detrás de Jorge, me dirijo a donde está mi madre y la digo que Jorge es un verdadero plasta, pero me dice:
- ¡Pero es muy simpático, y además es tu amigo!, ¡no?
No acabo de entender lo que quiere decir mi madre, ¿la ha gustado o no que Jorge la tocara el culo?.
Me imagino que Jorge habrá salido totalmente excitado y, es hasta posible, que se masturbe incluso antes de salir del edificio.
Lo que tengo claro es que Jorge sabe que mi madre era la “morena” de la que tanto habla., que lo sabe antes de que fuéramos al cine y que, antes de que nos llevara al cine, ya había visto la película.
La cuestión es saber por qué no me lo ha dicho todavía, ¿a que espera para decírmelo?. Además ¿qué planes tendrá en mente para follarse a mi madre?, y ¿dejará mi madre que se la folle?
No se como acabará todo esto, pero no me gusta nada.
Por la noche, en la cama, me costó conciliar el sueño, pero recuerdo que tuve el siguiente sueño:
- Voy caminado por el pasillo de mi casa, y oigo voces en el salón.
- Entro y están varios chicos sentados a la mesa. Son Jorge, los otros tres compañeros que fueron conmigo al cine y Andrés, el matón de la clase.
- Los cinco están mirando atentamente hacia la estantería del salón.
- Miro y ahí está mi madre encima de una silla muy alta, dando la espalda a los cinco, buscando algo en la parte superior de la estantería.
- Está agachada para adelante y tiene el culo en pompa.
- Lleva un vestido muy corto, que, al estar inclinada hacia adelante, deja ver un tanga muy minúsculo, como el de la película.
- El tanga lo tiene entre los cachetes del culo por lo que casi parece que no lo lleva.
- Bajo el tanga se nota el conejo, casi totalmente depilado.
- Se mueve despacio, moviendo mucho el culo y las caderas, como si fuera una bailarina de striptease.
- Jorge ahora está detrás de ella, con su cara a pocos centímetros de su culo.
- Mi madre continúa moviendo el culo.
- Jorge sube los brazos, mete sus manos bajo la falda de mi madre, agarra la parte superior del tanga y comienza lentamente a bajárselo.
- Mi madre continúa moviendo el culo mientras Jorge la baja el tanga.
- Se la ve el conejito, brillante, jugoso.
- Jorge acerca la cara al culo de mi madre y saca una lengua mi larga que comienza a lamerla el conejito.
- Mi madre gime de placer.
- Jorge continúa lamiéndola el conejito, y mi madre gime cada vez más fuerte.
- Miro otra vez a la mesa, y siguen los cinco sentados, pero ahora están totalmente desnudos, con sus pollas, enormes y tiesas, encima de la mesa.
- Se están masturbando agarrando sus pollas y moviendo sus manos con mucha rapidez y fuerza sobre sus pollas.
- En mitad de la mesa, rodeada por ellos, está ahora mi madre, totalmente desnuda, bailando despacio pero moviendo las caderas y el culo haciendo círculos.
- Yo también estoy sentado en torno a la mesa, viendo desde abajo como baila desnuda mi madre sobre la mesa, sus piernas, sus caderas, su culo, su conejo, sus tetas.
- Baja tanto su culo que lo pasa por delante de mi cara, casi pegándome en la cara con su conejito.
- Me mira, y me doy cuenta que también estoy desnudo, con una polla enorme, llena de venas azules, tiesa y erguida.
- Intento taparme con las manos pero mi polla es tan grande que no puedo taparla del todo, y mi madre no para de mirarla, lamiéndose los labios con una enorme lengua sonrosada.
- Veo que viene la merienda, mi madre lleva una bandeja en sus manos y se acerca a la mesa donde estamos.
- Lleva puesto un vestido muy corto.
- Se agacha para poner la bandeja encima de la mesa, a la derecha de donde estoy sentado.
- Se la sube el vestido un poco y veo que no lleva nada debajo.
- La veo su culo enorme y respingón y su conejito.
- Detrás de ella, sentado en una silla está el bestia de Andrés, mirándola el culo con unos ojos desorbitados.
- Tiene una polla enorme, con la forma de una taladradora que amenaza por perforar el conejo de mi madre al que apunta.
- Estira las manos hacia la cadera de mi madre y tira de ella, sentándola encima de su taladradora.
- Mi madre abre una boca enorme y grita de placer.
- Andrés sube las manos agarrándola las tetas y …
¡El despertador! ¡Está sonando! ¡Me ha sacado de mi sueño y ya comienza un nuevo día!
MIÉRCOLES
Ya en el instituto, en el descanso de media mañana se acerca Jorge y me dice:
- La he visto.
Me quedo aturdido, aunque es algo que esperaba desde el domingo, pero aun así le pregunto:
- ¿A quien?.
- A la morena de la peli, más madurita pero incluso mejor para que se la metan.
Si lo que quiere Jorge es jugar, jugaré.
- ¿Dónde? ¿en otra película?.
Se ríe, y me responde:
- En vivo y en directo, aquí en Madrid.
- ¿Trabaja en algún espectáculo?
- Si no lo hace, lo hará pronto.
Y se ríe, para a continuación decirme serio:
- Se donde vive.
- ¿Cómo la has encontrado?.
- Muy fácil, demasiado fácil. Ya te contaré.
Está un rato callado y me dice:
- Esta tarde te llevo a ver donde vive.
Me quedo paralizado. ¿Qué va a hacer llevarme a mi casa y ponerme delante de mi madre para decirme que es ella a la que vimos follando en la película porno del domingo?.
Me entra miedo, no se como escabullirme, por lo que le miento.
- Esta tarde no puedo, tengo que hacer cosas.
Me mira sonriendo, sabe que miento y me dice mientras se va:
- A las cinco me paso por tu casa a recogerte. No me hagas esperar.
Sabe que no puedo librarme y que iré con él.
Poco antes de las cinco me despido de mi madre con la excusa que he quedado con Jorge para ir a la biblioteca.
No se si dentro de un momento voy a subir con él para ¿qué se folle a mi madre?.
Bajo al portal para esperarle, pero ya está esperándome.
Ante mi alivio, nos alejamos de mi casa. Quizá piense que la morena de la película no es mi madre, sino otra persona. ¿o es una trampa?. ¿es idiota o lo soy yo?.
Cogemos un autobús y después de un viaje de unos veinte minutos, nos bajamos.
Caminamos por la calle y nos acercamos a un edificio del que nunca he tenido noticia, desconocido para mí.
Llama a varios telefonillos al azar del portal hasta que alguien abre la puerta.
Subimos en ascensor hasta la ultima planta y de allí andando a la azotea.
Mira por la barandilla, y me dice que esperemos que todavía no es la hora, que hemos llegado demasiado pronto pero enseguida la vemos.
Nos sentamos en el suelo a esperar.
Me comenta que en el edificio donde estamos no hay ventanas hacia el edificio que queremos ver, por lo que la única forma de ver lo que ocurre dentro del otro edificio es desde la azotea donde estamos.
Después de unos veinte minutos en los que Jorge se levanta varias veces a mirar por la barandilla, me susurra:
- ¡Ya empezó!. ¡Levántate despacio!.
Según me voy levantando me dice:
- Sin hacer ruido y sacando solamente un poco la cabeza para que no nos vean.
Me levanto, y agachado miro al edificio de enfrente.
Me dice:
- Sexto piso, cuarta ventana por la izquierda, está abierta.
Enseguida veo la ventana. Está a unos diez metros de donde estamos.
Veo una espalda desnuda, que se mueve arriba y abajo, un culo macizo y respingón, sube y baja.
Es una mujer, desnuda, sentada de espaldas a la ventana.
Debajo veo unas pelotas peludas y una polla que entra y sale.
¡Están follando!.
La mujer está de rodillas sobre el hombre que está desnudo boca arriba.
Me quedo maravillado viendo como se mueve el culo de ella, como se mueven sus músculos.
Las manos del hombre la sujetan el culo, las caderas.
Cada vez se mueve más rápido, arriba y abajo.
La mujer inclina el cuerpo hacia adelante y la veo el culo en todo su esplendor, y la polla del hombre entrando y saliendo con energía de su coño.
Al rato, se paran, ella desmonta.
Veo al hombre, le conozco, pero ¡si es Mariano, mi profesor de gimnasia!, ¡el que me tenía tanta manía hasta que mi madre habló con él!.
Instintivamente me escondo para que no me vea, pero poco a poco vuelvo a mirar.
La mujer, de espaldas a la ventana, se agacha sobre la polla de Mariano.
La veo el culo, espléndida, como un melocotón a la espera de que lo muerdan, que se lo coman.
Le debe estar comiendo la polla pero yo solo tengo ojos para el culo de la mujer, como lo mueve.
Se abre de piernas y se separan los cachetes, la veo su agujero, y debajo su raja, su conejo, abierto por la polla que hace escasos instantes estaba entrando y saliendo.
Está un rato así, moviéndose, moviendo el culo adelante y atrás, adelante y atrás, hasta que el hombre la dice algo.
La mujer para y se levanta de la cama, siempre de espaldas a la ventana.
Tiene un cuerpo increíble, incluso de espaldas.
Ahora Mariano se levanta de la cama. ¡Vaya cacho polla que tiene! ¡de pronto me recuerda al mástil de una bandera!
Coge con una mano a la mujer por la cintura y la da con la otra un fuerte azote en el culo. ¡Lo oigo!.
La mujer se gira y se tumba en la cama, boca arriba sobre los codos.
La veo las tetas enormes y erguidas, perfectas.
¡Es ella, es mi madre!. ¡ Se está follando a mi madre!
Su cara demuestra placer, vicio.
Nunca la había visto esa expresión en la cara, es como otra persona.
Me quedo paralizado mirándola.
Se tumba boca arriba en la cama y pone sus brazos estirados hacia la cabecera de la cama.
Mariano ahora nos da parcialmente la espalda, se coloca entre sus piernas y la monta por delante.
Comienza a follársela otra vez, con fuerza, rápido.
Las enormes tetas de mi madre se mueven adelante y atrás por las embestidas.
Sus pezones parecen cerezas maduras saliendo de unas aureolas grandes y oscuras.
Su cara refleja la intensidad del placer que siente.
¡Ahora entiendo como apruebo la gimnasia! ¡Porque el profesor se tira a mi madre, el muy hijo puta!
La levanta las piernas y se las coloca sobre los hombros, se ve con total nitidez como entra y sale su polla del conejo de mi madre.
Los músculos de su culo se mueven en cada embestida.
La pasa una pierna por encima de su cabeza y la pone junto a la otra.
Continúa follándosela, más y más.
No pierdo detalle de como entra y sale su polla, y de mi madre, de su conejo y de su culo.
De pronto, para, la saca la polla y se tumba en la cama, de lado, detrás de mi madre, la levanta una pierna y vuelve a metérsela, a follársela cada vez más rápido.
La sujeta las caderas y luego pasa sus manos a las tetas enormes de mi madre, que no paran de moverse.
Después de un rato, para, ya ha tenido el orgasmo, desmonta, y se tumba boca arriba en la cama al lado de mi madre.
Su pene enorme, cubierto con un preservativo, ya no está erguido.
Mi madre también se gira y se tumba también boca arriba.
Sus tetas enormes descansan sobre su cuerpo y su conejito con un pequeño hilo de pelo cubriéndolo permanece totalmente abierto.
Se levanta de la cama y sale de mi vista. Como tarda en venir, pienso que ha debido irse a duchar.
Al rato, Mariano también se levanta de la cama, y se quita el preservativo, saliendo también de nuestra vista.
Jorge me indica que nos agachemos, así lo hacemos.
Nos vamos a la calle y Jorge me hace esperar en una esquina sin perder de vista un portal.
Creo que es el de la casa del vecino y espera a que salga mi madre.
Me quiero marchar, como le digo a Jorge, pero en ese momento sale mi madre del portal y Jorge me dice:
- ¡Ven!
Me quedo paralizado, ¿está loco?, ¿qué quiere que me enfrente directamente a mi madre?
Jorge se da cuenta de mi indecisión y me dice, con más decisión:
- ¡Te he dicho que vengas!. No te preocupes que yo hablo y no tiene que sospechar nada.
Voy detrás de él, cruzamos la calle y nos encontramos de frente a mi madre que, muy sorprendida, nos dice:
- Pero ¿qué hacéis aquí?
Se le ha puesto la cara muy colorada, la hemos pillado desprevenida.
Jorge la dice muy sonriente:
- ¡Que sorpresa!. ¡Acabamos de salir de la biblioteca!
Mi madre titubeando, nos dice:
- ¡Ah!
- ¡Y nos cruzamos contigo! ¿Estás de tiendas?
Titubeando mi madre nos dice:
- Si, si. Me han comentado unas tiendas que hay por aquí de ropa y he venido a verlas.
- Será un placer acompañarla. Así puede dejarnos sus cosas y el bolso y probarse mejor lo que quiera.
El cabroncete de Jorge ahora quiere verla desnuda y, si puede, follársela, pero mi madre le corta:
- Muchas gracias, pero prefiero hacerlo yo sola, así voy más tranquila mirando.
Nos despedimos, y al rato Jorge me mira sonriente, triunfante y me dice:
- ¡Ya te dije que la había encontrado!. ¡Y ahora tú me ayudaras a follármela, joputa!.
Me lo esperaba, por lo que le dije sin mucha convicción:
- ¿Estás loco? ¿No puedes obligarme?
- Le contaría todo lo de tu madre a Andrés, y ese si que puede obligarte.
Lo de Andrés me acojonó aún más.
Continúa diciendo:
- Además le pasaría a todo el instituto y a todo tu barrio las escenas de la película en las que aparece tu madre. Seguro que más de uno la reconoce y en menos de un día lo saben todos.
- Pero somos amigos, ¿por qué me haces esto?.
- Precisamente por eso, porque soy tu amigo y ¿quien trataría mejora tu madre que tu amigo Jorge?.
Y, al contemplar mi cara, continúa:
- No pongas esa cara que ya verás como nos lo vamos a pasar muy bien. Ya vi como se puso tu polla viendo follar a tu madre en la peli, como te masturbaste allí mismo delante de todos, los comentarios que hiciste luego y ahora no me negarás que lo que has visto te la ha puesto dura y no habrías dudado en follarte a la tía. Pues bien, esa tía es tu madre, como bien has visto, y la encanta que se la follen. Y a mi me gustaría follármela. Y a ti también, no me lo negarás. Pues bien, te ofrezco la oportunidad de que disfrutemos los tres, tu madre, tú y yo. Pero no te preocupes que lo tengo todo planeado, nunca sabrá que estás detrás de alguno de los polvos que la vamos a echar.
Me quedo callado escuchando, ya que sus argumentos me resultan extrañamente convincentes.
Ante mi silencio, añade:
- Por cierto, no llevaba bragas.
No se a que se refiere ahora, por lo que le pregunto:
- ¿Cómo?
- Recuerdas ayer por la tarde en tu casa cuando me pillaste en el salón mirando a tu madre por debajo de la falda. Estaba subida a una silla buscando el álbum de fotos de su boda. Pues bien, no llevaba bragas. Además, aunque sabía perfectamente donde estaba el álbum, estuvo subido a la silla bastante tiempo, haciendo que lo buscaba, sabiendo que estaba yo agachado mirándola el culo y el coño.
- Si tan convencido estás de lo zorra que es mi madre, ¿por qué cuentas conmigo? ¿podrías follártela tú solo?.
- Por varios motivos. Uno de ellos es para que no me lo impidas, sino que me lo facilites, que me ayudes. Otro es que necesito de tu colaboración para llevar a cabo mis fantasías con tu madre.
- ¿Qué fantasías?.
- Te los contaré más adelante, cuando llegue el momento.
Me siento totalmente vencido, por lo que le digo:
- No quiero que sufra ningún daño, ni que se entere nadie más que nosotros, ni, por supuesto, que sepa o sospeche que yo colaboro o que lo conozco.
- No te preocupes. Todo saldrá bien. Podrás estar presente, viendo o participando, en todo lo que sea disfrutar de tu madre, sin que ella lo sepa.
En ese momento, venía mi autobús, y Jorge me ofreció la mano para sellar un pacto.
Le di la mía y me sentí una rata, una cucaracha, lo peor de lo peor, pero también me sentí en el fondo eufórico y alegre de poder cumplir el deseo de disfrutar de mi madre.
- ¡Ya te contaré lo que tengo pensado! ¡y tú me dirás tus ideas!
Me subí a mi autobús y vi como se marchaba Jorge sonriente.
Esa noche no dormí prácticamente nada y, si soñé, no lo recuerdo de tan agotado como estaba.