Una tarde de desesperación
No consentido, zoo. Una hermosa niña es violada por dos grandes perros.
Sucedió cuando tenía 17 años, siempre he sido una chica que aunque no una miss universo, a donde quiera que voy llamo la atención, no muy voluptuosa, pero como estoy delgada mis pechos y caderas resaltan mas, chaparrita, un metro sesenta y un centímetros de estatura; pero eso sí, siempre he cuidado mi cara, la cual estoy orgullosa de ella, ojos color miel, tez blanca, cabello lacio, largo y negro, boca pequeña pero con labios gruesos y nariz respingadita; recién había dejado de ser virgen, mis padres habían salido de compras por lo que y me encontraba sola con mi hermano, quien era dos años menor que yo, él estaba en su cuarto preparando unas cosas para irse de camping con sus amigos, se iría todo el fin de semana, yo por mi parte, recordaba lo excitante que había sido tener relaciones por primera vez, todo esto mientras me vestía con un pequeño top y una minifalda, no me había puesto bragas todavía porque estaba buscando mis favoritas, de pronto y sorprendiéndome entró el desgraciado de mi hermano y jugando pesado (como siempre lo hacíamos), me ató las manos a la espalda con una soga de acampar, y me tumbó de la cama, cayendo boca abajo sobre unos almohadones, en eso sonó un claxon de carro, sus amigos que pasaban por él y el muy sinvergüenza me dijo riendo:
- Ni modo hermanita, tendrás que desatarte tu sola o esperar a que lleguen papa y mama. después de eso salió corriendo.
A lo cual yo solo podía gritar diciéndole: - Me las vas a pagar desgraciado, me las vas a pagar.
Yo sabía que mis papas llegarían muy pronto, cuando de repente, sonó el teléfono, traté de levantarme pero en la posición en la que me había dejado mi desgraciado hermano me era imposible. Al no poder constar, la grabadora se activó y solo escuché el siguiente mensaje: - Alejandra, Beto, nos encontramos al compadre Guillermo y vamos a pasar la noche con él en su rancho, regresamos mañana después de medio día. (típico de ellos).
Al terminar de oír el mensaje entré en pánico, no habría nadie que me desatara y mi novio estaría por mi para las 8:00 pm, intentaba más y mas safarme de el hábil nudo de mi hermano mientras pensaba en que esta vez se había propasado, después de un rato me fatigue y me quede recostada, no pasó mucho rato, sería por el calor que hacía o por el cansancio pero me quede dormida.
Desperté sudando, realmente hacía calor, mi cuerpo estaba bañado en sudor, el aire acondicionado apagado, mi único consuelo la puerta abierta y de vez en cuando entraba una brisita, me dije a mi misma "Algo se te ocurrirá", cuando de pronto entraron a mi cuarto los dos perros de mi hermano, un rott-wailer llamado Titán y un pastor alemán de nombre Lobo, siempre odíe que se metieran en mi cuarto, pero esta vez sentí un alivio, pensé que serían como esos listos perros que salen en la tele y que ayudan a las personas estaba equivocada. Ambos se acercaron y empezaron a olerme, me olfateaban toda, quizá el sudor de mi cuerpo les parecía raro, y no me di cuenta de cuan raro era el olor hasta que vi a Titan enfrente de mi, con una pija descomunal, me sorprendí bastante y observaba como le creía mas y mas, fácilmente el pene más grande que yo había visto, unos 25 cm. y muy ancha, en eso estaba cuando de pronto sentí a Lobo detrás mio, estaba intentando subírseme: "que cosas, cree que soy una perra" - reí al principio, y en eso al ver sobre el tocador vi mis bragas, rápidamente recordé que no llevaba puesto nada que me protegiera y empecé a gritarle al perro: LOBO NO!!!, ATRÁS, FUERA!!!, le ordenaba que saliera de cuarto, pero no conseguía nada, no me hacía caso, finalmente se subió encima de mi, no se como pero al mismo tiempo que lo hizo se me subió la falda quedando totalmente desprotegida, no pasó mas que unos segundos antes de que yo empezara a sentir que "algo" tocaba mi entrepierna, muy cerca de mi entrada, me movía y agitaba con tal de que se bajara, pero ahora imagino que solo empeore la situación, el desgraciado se excitaba más y mas y empezaba a bombear en el aire, sobre mis caderas, yo le gritaba y empezaba a llorar, no podía ser poseída por un animal, no era correcto, y de pronto pasó, el desgraciado eyaculo en la entrada de mi vagina, quede con la cara abajo, empezé a sentirme tranquila porque el perro no había podido penetrarme: - "Fiuuu, un perro con eyaculación precoz, que suerte tengo".
Lobo se bajo de mi espalda y se empezó a lamer su "cosa", la cual yo no había visto hasta ese momento, y mientras eso pasaba sentí como un bulto pesado se colocaba nuevamente en mi espalda, esta vez era Titán, intenté safarme, no habría forma de que su gran pija pudiera entrarme, al menos eso creía yo; al igual que Lobo empezó a moverse, al principio su pene golpeaba mis bien torneados gluteos, pero pronto después sucedió, la leche del pastor alemán le sirvió como lubricante y entró su gigantesco miembro en mi estrecha entrada, empezé a llorar y gritarle que parara, a lo cual, obviamente no obedeció, empezó a moverse rápidamente dentro de mi, realmente era grande, más grande que la de mi novio, la cual ya se me hacía inmensa, de lo único que podía estar agradecida era que había sido desvirgada por él unas semanas antes, mientras Titan segia pujando dentro de mi, sonó en teléfono, si cuando estaba sin un peso encima no podía levantarme, ahora que tenía un enorme perro mucho menos, así que escuche cuando mi novio dejaba un mensaje diciendo que no podría ir por mi, que me hablaría a la mañana siguiente, no pude hacer nada, yo amarrada de manos, y Titan entrando y saliendo, ya llevaba lo que yo sentía que eran decenas de minutos, pero realmente solo habían pasado como cinco, cuando empezé a sentir como el perro trataba de meterse más: - Dios, ya la tengo hasta dentro, me toca el fondo y este desgraciado tiene más todavía. pero era su bola lo que quería meterme, casi tan como una pelota de tenis, la cual finalmente entró y acto seguido la bestia empezó a llenarme de cantidades inmensas de semen canino, pensé me reventaría la matriz al sentír que no había por donde salir, su bola hacía perfecto cierre con mis labios vaginales, así que me quedé tendida ahí, sin poder hacer nada y el gran perro, gustoso encima de mi.
Pasó un rato antes de zafarse, y llenar mis almohadones (que tenía debajo) y el piso de cantidades enormes de semen, finalmente todo había terminado, y de pronto la pesadilla volvía a comenzar, otra vez Lobo intentaba subirse, todo pasó muy rápido, cuando de pronto me ensartó con tanta agilidad que parecía imposible que fuera el mismo perro, esta vez no fue tan precoz, parecía que lo disfrutaba, y yo solo podía dedicarme a gemir y esperar que terminase. Después de alguno minutos, de la misma forma que Titan, Lobo me abotonó a él, llenándome de leche, quedé hecha un desastre, un total batidero de semen por toda mi área vaginal y mi cuarto.
Cuando Lobo terminó se bajo, y yo, antes de dejar que Titan se volviera a subir me rodé sobre el piso, y con gran esfuerzo logre llegar a las escaleras que subían a la sala-comedor, pensé que estando en una posición vertical lograría ponerme de pie, llegar a la cocina tomar un cuchillo y por fin librarme, mataría a esos perros cuando estuviera libre. Pero al llegar a las escaleras y estar de espaldas, nuevamente Lobo se colocó encima mío y teniendo yo la puchita descubierta y bien mojada por su semen le fue fácil entrar nuevamente y follarme duro, como si yo no le importara, después de todo, él era solo una animal, me tomaba como si estuviéramos en la posición del misionero, solo que esta vez me dejaba caer su baba sobre mi cara y cuello, no podía levantarme así que me deje perder, pensaba que pronto terminaría, pero en cuanto lo hizo, Titán saltó sobre mi, esta vez su gigantesca polla entraba tan dentro que perdí el conocimiento.
Al otro día desperté cuando ya pasaban de las 11:00 am, Lobo estaba abotonada a mi, por lo que alcancé a sentir había terminado de violarme, Titán estaba echado, dormido, tipico de los machos, que fue lo mismo que hizo Lobo después de salirse, finalmente pude levantarme, llegue a la cocina, tome un cuchillo, y logre liberarme de mis ataduras, las muñecas me ardían, las tenía casi moradas y bajé las escaleras con el cuchillo en mano, pero al ver a los perros tan placidamente dormidos, se veían muy tiernos, así que no tuve corazón para hacerles daño, además de que todo mundo me preguntaría porque lo había hecho, y yo no iba a querer dar explicaciones.
Limpie mi cuarto, y después las escaleras, al juzgar por la cantidad de semen que ví, debieron haber estado fornicandome todo la noche; tomé un ducha y al poco rato llegaron mis padres.
Jamás sabré si notaron que yo no me podía sentar del todo bien, me dolía el osito, pero de lo que si se, es que tanto Lobo como Titán desde ese día me obedecían más a mi, que a mi hermano (al cual castigue en una forma muy especial, que en otra ocasión les contaré).