Una tarde de confesiones de un matrimonio

Una tarde muy particular, con mi marido nos pusimos a aflorar nuestros más recónditos secretos en pos de que nada quedara en el cofre del silencio. Eso, nos permitió a sentirnos más unidos y seguros en que lo nuestros es para compartir, siempre.

Una tarde de confesiones de un matrimonio

Nuestro matrimonio, como todos, tiene sus dificultades. Sus momentos muy buenos, buenos, y hasta a veces complicados. Es lo que la convivencia presenta como escenario para vivir cómo experiencia de vida. Pero, en nuestra elección acordada, el sexo ha sido una herramienta estratégica por demás valiosa para saber sobrellevar cualquier contratiempo circunstancial y disfrutar con toda convicción y plenitud lo que elegimos por elección dentro de nuestro sello de pareja establecida y reafirmada por el amor que sentimos uno por el otro. Eso, más allá de todo lo que pueda presentarse, más la confianza mutua en la que reafirmamos nuestra unión para experimentar juntos el tiempo y los hechos, es lo que más valoramos y fortalecemos cada día. Siempre, en eso soy consciente, siempre hay algunas cosas que suelen y deben guardarse en la reserva del conocimiento hasta encontrar el momento propicio de exponerla sobre la mesa de la verdad. Y este es el caso de lo que ahora voy a relatar en este momento. El encierro y las limitaciones de movimientos y acciones que ha producido impensadamente esta pandemia, es lo que en una tarde de merienda y entrega espiritual, por llamarla de alguna manera, ha desnudado un inesperado pero gratificante, al fin y al cabo, confesionario entre mi marido y yo en lo que respecta a los sexual. A medida que los relatos se producen una sensación extraña recorre nuestro inconsciente, eso es innegable, pero el acuerdo y la predisposición de cada uno de desnudar totalmente nuestro arcón de secretos escondidos, también produce la liberación de posibles culpas. Y eso, puedo estar segura, fortalece y potencia a más no poder nuestra relación, convivencia y todo lo que queda por venir en nuestras vidas.

Estábamos sentados en el balcón de nuestro departamento…Una tarde preciosa de sol, temperatura y tranquilidad impagable. No sé con precisión cómo o porqué fue, pero de pronto Claudio me dice, cómo si sacara un comodín de su manga: “Te propongo algo…¿Qué te parece si nos contamos aquellas cosas que hicimos sexualmente desde que estamos juntos y que el otro no se enteró o que hubiéramos querido hacer y no concretamos por precaución o temor a que le molestara al otro?”. La propuesta me sorprendió sobremanera, pero, dentro de mis porqué interiores me la hacía, también veía la posibilidad de sacarme ciertos guardados secretos que me fastidiaban de vez en cuando. Y sin pensarlo demasiado, acepté gustosa la oferta, pero, poniendo como condición de que nada quedara en reserva y que lo allí expuesto no sirviera como excusa para conflictuar nuestra relación. El aceptó en un todo mis condiciones y así comenzamos el confesionario de la tarde. Cada uno relataría los hechos o fantasías con nombres y ocasión y dando a conocer los porqué de su existencia. Por supuesto que, cada uno tendría el derecho de preguntar por cual o tal y en qué situación ocurrió o pudo ocurrir y, además, cualquier íntima sospecha que cada uno pueda tener con determinadas personas y situación puntual….Acordada las reglas básicas, todo se hizo más distendido y natural.

Cómo toda mujer, por naturaleza curiosa y ventajera en estos casos, lo que asumo sin culpa alguna, comencé con abrir juego a la experiencia: “¡Quiero saber porque y cómo decidiste cogerte a María José!”… Recuerdo que María José es mi hija menor de mi anterior matrimonio

……….. Bien, María José vivía con nosotros y con sus 15 años estaba más fuerte que muchas de su edad, preciosa y de unas carnes esplendorosas que despiertan deseo ante cualquier hombre que se precie de tal. Además, si bien recuerdas, siempre fantaseábamos mientras cogíamos que lindo sería tenerla en nuestra cama y hacerla mujer a nuestro modo, lo que vos me respondías con total aceptación de nuestra calentura. Eso fue madurando y creciendo en mi cabeza día a día. Hasta que ya dejé de verla como tu hija, sino como una mujer más dentro de la casa. Y una mujer joven bonita y por demás seductora. Un día, cuando ella estaba bañándose y ya estábamos sentados a la mesa para almorzar, me dijiste que la vaya a buscar. Fui y ya había salido del baño. Estaba en su dormitorio, la puerta estaba entreabierta. Entré para avisarle que la estábamos esperando y me la encuentro totalmente desnuda de frente a mí….Los dos nos quedamos en silencio, mirándonos sin decir absolutamente nada. Recorrí su cuerpo. Sus pechos preciosos, tiernos, su piel casi de algodón, su mata de bellos que coronaban su entrepiernas y su concha cerradita y palpitante, piernas bien formadas, torneadas. Ella no dejaba de mirarme como diciéndome con los ojos: ¿Te gusto?....Una inmediata erección se fijó en mi entrepierna, lo que seguramente habrá notado por qué no dejaba de recorrerme también con su mirada, hasta que reaccioné y le dije que se apurara ya que la estábamos esperando para almorzar. Cuando regresé no te dije nada por qué no daba para hacerlo. Pero quedé, desde allí, colgado con esa visión y mi deseo por ella se fue incrementando. Hasta que un día, cuando te fuiste de viaje por trabajo. En la segunda noche, ella viene a mi dormitorio y me dice que tenía miedo por qué sentía ruidos. Antes de que le preguntara nada descorrió las cobijas y me metió en la cama. Tenía puesto un babydol negro. Yo estaba viendo una película. Al rato, se arrimó hacia mí y apoyó su cabeza sobre mi hombro. Así vimos toda la película. Apagué, le di un beso en la frente y las buenas noches. Cuando iba a darme vuelta para dormir, me abraza y me dice: ¡Tengo frío, calentame los pies!....Y allí empezó todo….La atraje hacia mí, la abracé, ella también me abrazó y sin mediar nada, la estaba besando…A lo que me dijo: ¡Me tienes que enseñar! A partir de allí todo se desató naturalmente, los besos, las caricias, hasta que me encontré chupándole la concha. Gritaba y temblaba a más no poder…Creo que acabó varias veces, luego le puse la pija en su boca y le enseñé como chupármela y, cuando estaba al palo, le abrí las piernas y la comencé a penetrar….Le rompí su himen, dio varios hay de dolor, hasta que se acostumbró a tenerla adentro y se corrió como dos veces hasta que yo acabé en su vientre….Y entonces me dijo: ¿Esa es tu leche?.....Sí mi amor, esa es mi leche para vos…Pasó su manos y se acarició su vientre todo mojado…..Luego la seguí besando, acariciando…Ella no dejaba de tocarme la pija y las bolas, hasta que me pidió nuevamente tenerla en la boca y cuando saboreó el resto de la esperma me dice: ¡Mmmm que rica es tu leche!....Nuevamente se me puso la pija como un tronco y no resistí y la puse en cuatro y se la enterré toda. En esa oportunidad disfrutó a más no poder, inclusive me hizo acordar a vos, me decía cógeme, cógeme, quiero ser tuya desde hace tiempo. Cogeme como la coges a mamá. Yo la escucho gritar cuando la coges. Quiero que me cojas igual, haceme tu puta. Si mal no recuerdo, esa noche la cogí como tres veces, la última vez le hice abrir la boca y la solté la leche adentro…Quedó encantada. Con decirte que la entretuvo en su boca un rato y la tragó toda. Digna hija de una digna madre…Luego ya muertos, dormimos y, al otro día al despertar, la continuidad fue inevitable. Acariciarla y besarla eran un placer único. Luego de eso la volví a coger. Ella con toda la pija adentro acabó dos veces, temblaba toda y gritaba sin cesar. Después de la segunda se la saqué, la di vuelta, la puse en cuatro, le separé las nalgas, le mojé el orto con saliva, le metí los dedos para dilatárselos y cuando estuvo a puntos, mientras gemía, le enterré la cabeza. Gritó, creo que de susto y dolor. La calmé, le dije que iba a gozar diferente y más todavía. Así fui metiéndosela despacio, a la vez que le metía los dedos en la concha para calentarla más, hasta que se la enterré toda. La hice gozar a pleno. La culié un largo tiempo, acabó unas cuantas veces, no recuerdo cuantas, hasta que me vine porqué no podía aguantar más. Llenarle el culo de leche fue algo maravilloso. Y verla gritar de placer, por demás encantador. Bueno ya sabes cómo se pone cuando tiene una pija. Es como vos. Tiene sus genes. Así fue el debut de María José.

--------- Mirá vos…Pero lo que nunca me dijiste que también le hiciste el orto. Pobrecita lo que habrá padecido. Ahora entiendo porqué le gusta tanto la pija en el culo…Bueno, no puedo reprenderla en ese sentido, salió igual a su madre. La pija en el culo es lo más. No me molesta para nada que te la hayas cogido. Después de todo eso me abrió las puertas para que yo también pudiera disfrutarla y verla como disfruta en la cama. Creo que eso la hace feliz, sin ningún condicionamiento. Y estoy agradecida que hayas sido vos quién la hizo debutar y no un desconocido que quizás, no haya sido lo mismo para ella.

…….. Bueno, me dejas más tranquilo. Siempre quedé con la incógnita de que algún día me reprocharas el haberme cogido a tu hija…. ¿Y vos, tienes algo para declarar que yo no conozca todavía?

-----------Algunas, ja,ja,ja,ja….Pero bueno, para eso estamos. Así que prepárate amorcito…Comienzo con lo que menos imaginas… ¡Me cogí a tu hijo!

………….¡Aaah, bueno, mirá vos. ¿A quién de ellos te cogiste?

----------Al que vive en los Estados Unidos, a Bernardo.

………… ¿ Y cómo fue la cosa?

--------- Cuando fuimos ese verano a Pinamar…. ¿Recuerdas ese fin de semana que vos te viniste a Capital porqué tenías que traer a María José a la casa del padre? Bueno, esa tarde estuvimos en la tarde en la playa. Volvimos ya casi cuando entraba el sol. Habíamos quedado que íbamos a comer afuera porqué no tenía ganas de cocinar. Así que regresamos a casa. Primero me entré a bañar yo y luego lo hizo él. Mientras él se bañaba, yo arreglé un poco los dormitorios y luego procedí a cambiarme. Hasta esto, ya había pasado bastante tiempo y el chiquilín no daba señales de terminar. A pesar de que en dos oportunidades le había dicho que se apurara, su permanencia en el baño seguía sin modificarse. Ya ansiosa y preocupada por su demora me acerqué y vi que la puerta estaba entreabierta. Y sin reparar en nada, no sé porqué, pensé que le podía estar pasando algo. Así que empujé la puerta y entré. Y mi preocupación se volvió sorpresa tal que quedé casi paralizada. Se estaba masturbando. Como será la compenetración que tenía que ni se dio por enterado que yo había entrado. Mis ojos no podían despegarse de su pija cómo garrote que era atendida por el ir y venir de su mano. Era muy parecida a la tuya, creo que un poco menos gruesa, pero igual de larga y con una cabeza por demás preciosa. Quedé como paralizada, a la vez que mecánicamente mis dedos habían levantado las faldas de mi vestido y se habían introducido debajo de mi bombacha para tocarme la concha, casi con desesperación. No sé cuánto tiempo habrá pasado, pero, sí recuerdo que, cuando él giró la cabeza y me vio, también se quedó sin reacción, con la pija endurecida entre sus dedos y sus ojos clavados en mi entrepierna. Dada esa situación, no pensé dos veces. Me acerqué a él sin dejarlo de mirar para darle confianza y le dije: ¡Qué precioso sos amor! Y antes que pudiera reaccionar o decirme algo, me senté en el canto de la bañadera, tomé su pija palpitante entre sus manos y me la introduje en la boca. No sé cual habrá sido su reacción gestual, ya que no podía dejar de mirar esa pija joven, tierna y tan nueva que saboreaba mi boca. Era como estar deleitándome con el más preciado de los manjares. Así estuve un buen rato, hasta que noté que comenzaba a aumentar su respiración. No podía permitir que me acabara en la boca sin tenerla toda adentro y darle la oportunidad de que tuviera, también, su regalo de vacaciones. Así que me incorporé, tomé la toalla, lo sequé, lo tomé de la mano y lo conduje al dormitorio. De un leve envión lo deposité en la cama y procedía a desnudarme sin pérdida de tiempo. Ya los dos en bolas, me subí a la cama, me arrojé sobre él y comencé a acariciarlo a la vez que busqué sus labios para comenzar a besarlo suave y apasionadamente. Era evidente que no sabía cómo hacerlo de la mejor manera, así que le fue indicando en plena acción. Al rato nomás, su rápido aprendizaje quedó en evidencia. Acto seguido, invertí mi posición para quedarnos en un 69 obligado, mientras le decía: ¡Amor, mientras yo te chupo la pija vos, con tu lengua y tus labios me vas a comer toda la conchita. No tengas temor, te va a encantar. Y así fue. Mientras yo me deleitaba nuevamente con su tierna pija de macho nuevecito, él daba cuenta de mi  concha inundada, cada vez mejor…Así estuvimos unos minutos hasta que me desmonté de su largo cuerpo, me tendí de espaldas y le indiqué que se hincara entre mis piernas y me metiera su pija en la concha. Coloqué mis piernas sobre sus hombros, me tomó la cadera con sus manos y me ensartó la pija, casi con desesperación. No sabes lo delicioso y caliente que era tenerlo adentro. Un regalo del cielo. Se movía con una mezcla de fiereza y desesperación. El sonido de mi concha, entrando y saliendo su pija, era un encanto casi nuevo para mí. Imaginate él. Cómo será mi calentura corazón que, quién acabó primero fui yo. Increíble pero cierto. Estaba en el paraíso. Tener a esa criatura cogiéndome sin previo aviso y con tanta pasión, me sacó a flote la arrechera más impensada que jamás tuve. Al poco rato de mi orgasmo se vino él y descargó toda su leche contenida en mi concha más puta que nunca. Bien acabó, se tendió con todo el peso de su cuerpo sobre el mío y como agradecimiento a tanta devoción, lo besé entre aturdida y enamorada. Te lo juro. En ningún momento se me vino a la cabeza que acababa de cogerme a tu hijo. Para mí era un manjar imposible de imaginarme que lo tenía todo para mí. Lo besé con pasión y deseo, el correspondió plenamente a ello. Así estuvimos un rato largo, hasta noté que nuevamente su verga estaba dispuesta para otra contienda. Cosa propia de los años y la falte de desgaste. Entonces tomando su rostro entre mis manos le pregunté: ¿Querés cogerme otra vez? Y el me respondió: ¡Sí!. Presta para mi nuevo regalo, lo hice que saliera de encima, me puse en cuatro y le dije: ¡Ahora cógeme así, te va a gustar más! Y así fue, bien alcancé la posición indicada, me tomó de ambos lados de mi cadera y me clavó con una fuerza imponente su pija presta y necesitada. Mis nalgas parecían un frontón para sus embates y sus bolas golpeaban incesantemente en las paredes externas de mi concha totalmente dominada por esa pija que me hacía feliz. Mi nombre, estaba en su máxima expresión de regocijo. Me serruchaba sin compasión y entrega total. En un momento sentí que necesitaba más sumisión y le pedí que se tomara de mis cabellos. Con ese aditivo lujurioso, aunque no lo creas, mi mente escapó de la realidad misma y comencé a correrme como si fuera una hembra adolescente. Sentía que los chorros que explotaban del interior de mi vagina se esparcían por todos lados y empapaban la cama irremediablemente. El, de eso, ni enterado. Estaba totalmente en gozar su propia calentura. Antes de que se viniera nuevamente, mi ambición corporal me hizo reaccionar a tiempo. ¡Amor, esperá, no acabes, sacala de tu pija de la concha, quiero que me la metas en el culo, mi amor. Dale, va a ser un placer único para vos. Haciendo caso a mi pedido, la sacó. Le indiqué me abriera las nalgas. Así lo hizo. Bajé un cacho mis caderas para que me tenga más cómodo a su centro de acción y le pedí. Ahora metémela, culiame toda mi amor. Todo este culo es para vos. Y sin pérdida de tiempo, la cabeza de su pija se posó en la entrada de mi ano, todo lubricado por mi acabada, y su cabeza abrió camino sin ningún tipo de problemas hacia el resto del conducto más hambriento que nunca. Sentir ese pedazo de carne tan tierna y recia a la vez me hizo expresar mis deseos más sucios y escondidos que hasta yo desconocía….¡Así, así amor, culiame toda, toda, quiero que me rompas el culo con esa pija hermosa que tienes. Así mi amor, disfruta del culo que es de tu papi….No puedes culiarme tan rico, mi vida. Así, así, culiame toda. Soy tuya mi vida. ¿Te gusta culiarte a tu mami…Te gusta?....!Sí, siiii! me respondía, a la vez que su pija desfilaba sin cesar por mi culo desbocado. Me serruchó un rato más hasta que yo comencé a correrme nuevamente sin medida alguna y él, como si entendiera que ese era el instante propicio para gozar junto, dio un agudo alarido desde su garganta y a la vez que se estremecía, descargó su leche sin sacar un centímetro de su pija de culo abierto y dispuesto. Sin energía para más, se desplomó sobre mi cuerpo sudoroso, igual que el de él… Varios minutos estuvimos así, mientras yo le preguntaba si le había gustado hacerlo por el culo…Estaba feliz. Llegó a sincerarse y contarme que cuando lo encontré en el baño se estaba pajeando por mí. Que nos había escuchado coger a nosotros varias noches y que eso lo tenía caliente… Fue un amor. Te quiero aclarar, para que no seas mal pensado. Me lo cogí porqué no pude aguantar la calentura que me produjo verlo con esa pija en sus manos.

……….. ¿Y por qué lo tienes que aclarar?

----------- Para que no vayas a pensar que fue de revancha por cogerte a María José…Si sucedieron ambas situaciones fue por la calentura que tuvimos con ellos. Digo para que nada quede colgado. Por las dudas, vio.

……… ¿Y sólo esa vez cogieron?

---------Para nada….Esos dos días que vos te fuiste lo aprovechamos a más no poder. Cogimos mucho….. No podía sustraerme de no disfrutarlo teniéndolo al alcance de mis manos… Al otro día no fuimos a la playa…. Hicimos sexo todo el día. Hasta me di el gusto de tomarle la leche y que me mee toda en la bañadera… Se portó como un caballero. Estuvo a disposición de tu mujer y tu mujer a disposición de tu hijo. Creo que fui un aporte imborrable para su felicidad.

………… Me imagino…. ¿Te lo volverías a coger?

----------- Por supuesto. Eso dalo por hecho. Nunca le diré no a una pija que me guste y me caliente tanto.

Las confesiones siguieron. Lógicamente que ellas no fueron en vano. Aportaron motivos de calientes fantasías y de morbosos ingredientes a nuestras camas posteriores. Prometo que les contaré todas en la próxima.

Gloria