Una tarde de cine

Gracias a la ausencia de mis amigas,pude vivir una tarde muy interesante...

Era un sábado por la tarde y todas mis amigas estaban fuera de la ciudad por lo que no tenía planes. Me acordé de un chico que quería quedar conmigo pero al que siempre le daba largas, preferí quedar con él a quedarme sola en casa. Quedamos para ir al cine y luego a tomar algo. No me suelo poner faldas pero no entiendo como, supe que aquel día algo pasaría si me la ponía, fue una sensación muy extraña.

Cuando llegué al cine, él ya estaba allí y al verme me miró de arriba abajo con la boca abierta y me dijo que estaba guapísima. Ya había comprado las entradas así que entramos directamente al cine. Nada más empezar la película notaba como él no dejaba de mirarme de reojo, bueno, más bien al generoso escote que llevaba. Él había comprado palomitas y al cabo de un rato, me ofreció. Estaba muy pendiente de la película por lo que al ir a coger las palomitas ni me di cuenta de hacia donde iba mi mano y lo que tocó no fueron exactamente las palomitas. Mi mano tocó su pierna, muy cerca de su paquete. En seguida la aparté y le dije que lo sentía, que estaba mirando la pantalla y no me había dado cuenta.

  • No te preocupes cielo, no pasa nada pero… lo justo es que te lo devuelva ¿no?

No le entendí al principio o quizás es que no quería creer que fuese verdad pero en seguida note como su mano tocaba mi pierna, como acariciaba mi piel y sin quererlo, empecé a ponerme muy cachonda. Me lancé a por sus labios y nuestras lenguas empezaron a jugar dentro de nuestras bocas. Su mano no se había movido de donde estaba, me acariciaba la pierna suavemente y poco a poco empezó a subir hasta llegar a mi tanga. Notó lo mojado que estaba por culpa de su mano.

  • Vaya… si que estas mojadita. ¿Y que pasa si meto mi mano por dentro? – me susurró al oído.

Y lentamente sus dedos apartaron mi tanga, mientras otros recorrían mi coñito entero, haciendo que se mojase mucho más. De repente note como dejaba de acariciarme y metía un dedo, después otro y luego otro… Consiguió meter tres dedos fácilmente de lo mojada que estaba. Los sacaba y los metía cada vez más rápido mientras yo no dejaba de gemir, por suerte gracias a la película no se oían. . No recuerdo cuanto tiempo estuvo masturbándome pero cuando me corrí gemí como nunca¡¡Había conseguido provocarme un orgasmo en un cine lleno de gente!!

Al terminar, miré su paquete y vi que iba a estallar. Empecé a acariciárselo por encima pero me apartó la mano

  • La peli va a terminar en nada… Vivo cerca de aquí, ¿Por qué no nos vamos? Allí estaremos mucho más cómodos..

No lo dudé ni un instante y le susurré al oído que estaba deseando llegar a su casa, para que me hiciera suya. Cuando salimos del cine, la película aún no había terminado. Andamos unos diez minutos durante los cuales nos parábamos en cada portal para besarnos con auténtica pasión. Llegamos a uno y me dijo que allí es donde vivía. Abrió la puerta como podía mientras no dejábamos que nuestras bocas descansasen. Nada más entrar en su casa, cerró la puerta y me apoyó contra ella. Se pegó a mí haciéndome notar lo excitado que estaba a pesar de llevar pantalón. Sus labios saboreaban los míos, bajaron por mi cuello, lamiendo cada rincón de mi piel mientras su mano iba subiendo por mi pierna, subiendo la falda.

De repente me cogió en brazos y me sentó encima de la mesa del comedor. Me subió la falda y me apartó el tanguita y de una sola embestida me penetró, clavándome toda su polla en mí, hasta el fondo, notando lo dura que estaba. Empezamos a movernos lentamente, haciendo que su polla entrase y saliese de mi haciéndome gritar de placer. Nuestro ritmo fue aumentando, nos movíamos cada vez mas rápido, convirtiéndose en un ritmo desenfrenado. Sus manos recorrían mi cuerpo entero, acariciando mi piel, pellizcando suavemente mis pezones, poniéndolos cada vez más duros. Noté como un intenso calor me subía por el cuerpo, mi respiración se agitó aun más, mis gritos aumentaron y noté como un placer increíble recorría todo mi cuerpo. Al poco rato noté como se corría dentro de mi, como me inundaba con su corrida caliente.