Una tarde cualquiera

Una tarde que no tiene ningún plan, se vuelve muy activa

Una tarde cualquiera

La tarde era calurosa, no soplaba ni una ligera brisa, ese día me había salir de la ciudad, iba llegando a casa cuando ese timbre que hacía tiempo no sonaba, repiqueteo en mi móvil, era un texto, y saludaba amablemente, Santiago el autor de esas líneas es un chico de 23 años, cuando se puede pasamos ricas horas juntos, sin embargo por su trabajo y mis ocupaciones tenía poco más de un mes que no sabía de él, algunas amigas me decían que yo no podía esperar más de él, que tenía una pareja estable y que no la dejaría por estar conmigo, ellas no entendían que yo no que yo no esperaba que lo hiciera, yo soy una maestra de 32 años, soltera y con mucho que ofrecer, pero nada dispuesta a entregar mi libertad, así que esta “relación” era perfecta para mí.

Llevábamos saliendo casi dos años ya, todo había empezado en una reunión de amigos donde Santiago había llamado mi atención de una forma muy particular, pero ese no es el tema por el momento, yo sabía que él y su novia llevaban ya casi cuatro años saliendo, y a ella también la conocía, nos saludábamos pero hasta ahí; al leer el texto sentí una necesidad de correr que no entendí, solo decía “hola, quiero verte”, estábamos acostumbrados que cuando uno sintiera la necesidad de sexo, nos podíamos llamar y si no había otros planes nos reuníamos.

Esa tarde debido al clima, al cansancio y no sé qué, decidí no verlo, y no conteste el mensaje, sin embargo pasados unos minutos sonó nuevamente, esta vez una llamada, su voz era dulce y a la vez profunda, siempre me había gustado escucharlo. Me dijo que estaba solo y que se había puesto a ver unos videos y se había acordado de mí, que tenía deseos de verme, soy débil lo admito y le dije que sí, quedamos de vernos en mi casa en veinte minutos, no vivimos muy lejos uno del otro, me apresuré a cambiarme para refrescarme un poco, me quite el pants que ya me había puesto y lo cambie por un pantalón de mezclilla que varios han elogiado, me puse una tanga negra de encaje y una blusa de tirantes sin sujetador, me deshice la cola de caballo que traía en el pelo y me di una acicalada, puse un poco de brillo en los labios y retoque el maquillaje de los ojos, justo a tiempo aprobé lo que veía en el espejo cuando otro texto llegó al móvil, “estoy afuera mami, ábreme”. Sonreí para mis adentros di un último vistazo al espejo y salí a la puerta, mi casa está en una primer planta, y desde la puerta principal se ve la calle, pude distinguirlo a lo lejos, llevaba un pantalón de mezclilla y una playera café, una gorra guinda y lentes oscuros, siempre me ha encantado como se ve con lentes oscuros, al llegar a la reja, ya estaba yo abajo lista para dejarlo entrar y su sonrisa me dejo sin aliento, y su voz me regresó a la realidad, me saludó y me dio un beso, subimos y apenas traspasamos el umbral me tomo por la cintura por la parte de atrás sentí sus brazos fuertes en mi cuerpo y un calor me recorrió toda, beso mi cuello, de inmediato me di la vuelta, y me prendí de sus labios, tocaba su espalda y recorría su cuerpo con avidez mis manos se posaron en su trasero y lo jalaron contra mi cuerpo, nos dirigimos al cuarto y la cama nos esperaba tan ansiosa como nosotros mismos, se sentó y yo me arrodille frente a él, con un pie en el suelo y el otro sobre el borde la cama, nos besábamos lento disfrutando el sabor de nuestros labios, sus manos tocaban mi trasero y se metían en mi entrepierna, me jaló hacia él e hizo que me recostara en su cuerpo no dejábamos de besarnos, me abrazó y me rodo a modo que él quedara sobre mí, mientras seguía besando mi boca y mi cuello alternativamente sus manos empezaron a busca la manera de sacar mi blusa de su lugar sus manos se posaban en mis senos mi respiración iba subiendo su ritmo cada vez más, nos detuvimos un poco para despojarnos de la ropa que nos estorbaba, mientras nuestras bocas se unían con más desesperación, cuando estuvimos completamente desnudos, se recostó en la cama y empecé a besarlo, desde los labios bajando por su cuello, su pecho deteniéndome en sus pezones y sintiendo como su respiración de aceleraba, baje por su estómago y su vientre, viendo y disfrutando como se erizaba su piel bajo mis labios, llegue hasta su pene que ya se encontraba erecto, y mis labios se prendieron de él, sentí como en mi boca crecía más y más, lo introducía desde la punta hasta el inicio, deslizaba mi lengua por sus huevos mismos que se encontraban arriba por lo duro que estaba, regresaba a la punta y de nuevo repetía el proceso, me encantaba escuchar como gemía y se encorvaba su espalda de placer, al tiempo que sentía como mi vagina se iba humedeciendo muy rico.

Me pidió que me detuviera o terminaría ahí mismo, cuando lo hice me acostó y se puso sobre de mí puso su enorme falo en la entrada de mi vagina y como estaba completamente húmeda entró de una sola estocada, me hizo estremecer y le dije que no parara que continuara follándome así, de nueva cuenta estaba a punto de terminar pero se detuvo le dije que no lo hiciera que quería sentir como de deslechaba dentro de mí, cambiamos de posición y me puse sobre él, metiendo si verga hasta dentro de mí, yo controlaba los movimientos cuando empecé a hacer movimientos más rápidos no soportaría mucho, y me dejé llevar por un orgasmo muy intenso, sentí como un líquido caliente invadía todo mi ser, un espasmo en su espalda y después un desvanecimiento por parte de los dos, me quedé quieta sobre él, mientras sentía como palpitaba su verga dentro de mí, y como escurrían líquidos al por mayor, me abrazó y apretó fuerte contra su pecho mientras sus labios buscaban los míos, yo me aferraba a su cuerpo de la misma forma, sus besos seguían llenando mi cara y mi cuello, nos quedamos así un rato sin fuerza, hasta que todo volvió a la normalidad, nuestras respiraciones se regularizaron y los latidos se acompasaron, mientras nuestros cuerpos estaban fundidos por un abrazo.

Cuando sentí que sus brazos me soltaban un poco, me recosté a su lado, la plática amena de siempre nos distrajo un poco, y después sentí como su mirada recorría mi cuerpo desnudo de arriba abajo, su brazo se posó bajo mi cabeza y me atrajo hacia él para volver a besarme, sin necesidad de que me dijera nada mis labios bajaron nuevamente por su cuerpo hasta llegar a su pene y meterlo todo en mi boca, sentí como creció de inmediato dentro de ella, el me guio hasta ponerme en cuatro frente a él, se paró detrás de mí y sin pensarlo me penetró hasta el fondo, sentí como mi vagina se humedecía nuevamente y como me follaban a tal grado que me costaba trabajo respirar, sentí como un calor me iba recorriendo desde la cabeza hasta los pies, mi respiración se cortó por unos segundos, y una especie de descarga eléctrica se apoderó de mí, mi cuerpo se contrajo completamente haciendo que mi corazón se desbocara por unos segundos sentí como mi humedad llenaba su miembro erecto dentro de mí, y al poco rato sentí como Santiago se estremecía y dejaba salir un buen chorro de semen dentro de mi vagina. Después de eso su cuerpo se desplomó sobre el mío y nos quedamos acostados así sin fuerza de nada, sentí sus labios besar mi espalda y sus manos bajo mi cuerpo apretar mis senos, voltee un poco y mi cara y nos fundimos en un beso largo y profundo, nos quedamos dormidos enseguida así tal y como estábamos, un escalofrío recorrió mi cuerpo y me hizo abrir los ojos, sentí el peso de Santiago aun sobre mi cuerpo, cuando levante mi cara me encontré con su sonrisa perfecta, bajo y se recostó a mi lado, vi por la ventana que ya estaba completamente oscuro, nos dimos un largo beso y se levantó diciendo que debía irse, le sonreí en señal de afirmación y me levante también nos vestimos despacio mientras él recorría mi cuerpo con los ojos, y sonreía también, nos dirigimos a la puerta besándonos y caminando despacio, salimos y lo acompañe hasta la puerta principal, ahí nos despedimos nuevamente con un largo beso mientras los vecinos nos observaban con curiosidad, una amplia sonrisa se posó en sus labios y me dijo “estuvo genial, ya te extrañaba” dicho esto se dio la vuelta y se encaminó por la acera, sonriendo aun subí las escaleras y cuando casi se perdía de vista volteo y me hizo una seña con la mano enviando un beso.

17 de junio de 2013