Una tarde con Teresa

Marcos y amigo disfrutan de una sesión de sexo con una amiga cuarentona de su mujer expertas en esta lides.

UNA TARDE CON TERESA

Era viernes, mis amigos Manu y Maria habían llegado de Valladolid hacia la una de la tarde. Manu y yo nos habíamos ido a comer fuera mientras Tati y Maria se acercaban al centro a comprar un vestido para la boda de unos amigos. Estábamos de solteros, así que decidimos ir a jugar unos billares y luego con tranquilidad regresar a casa. Hacia las seis de la tarde cogimos el coche en dirección al hogar. Por el camino una llamada de nuestras mujeres nos alerto de que tardarían, porque a Tati le había surgido una reunión de la federación. Mi esposa era entrenadora nacional de atletismo, era su gran pasión. Le encantaban los niños y llevaba una escuela de tecnificación que comprendía de los seis a los catorce años. En un principio decidimos dar la vuelta e ir algún sitio, pero al final pasamos por el videoclub y alquilamos una película.

Nos pusimos cómodos y comenzamos a ver la película. Al poco de empezar la película sonó el telefonillo. Frente a la cámara estaba Teresa. Teresa era una mujer de unos cuarenta años, muy amiga de Tati y con la que muchas tardes solía salir a correr.

Al llegar a la puerta me dio dos besos, la hice pasar y le presente a mi amigo Manu.

Observe que Manu lo que quitaba ojo. Teresa tenía el pelo rizado de color castaño con unos reflejos rojizos .Su cara era dulce con unos enormes ojo negros y unas largas pestañas.

Teresa - ¿No esta Tati?

Marcos – No, la llamaron a media tarde y esta reunida en la federación.

Teresa - ¿Tardará mucho? Es que me mandó pasar por aquí a traer una serie de cosas porque les ha hecho un hueco a Javi y a Dani en el club.

Marcos – Espera aquí, que la llamo.

Recorrí el pasillo hasta la cocina y descolgué el teléfono. Tras de mi entro Manu y mientras yo estaba hablando me hacía gestos sobre Teresa. Yo le hice gestos para que parase. Tati me dijo que estaban saliendo y que tardaría como una hora.

Volvimos al salón y se lo comunique a Teresa. Me sorprendió su actitud, porque aunque parecía tener urgencia por marcharse, dijo que esperaría. Le pedí su chaqueta para colgarla en el armario. Llevaba un traje de falda azul marino con raya diplomática de color marrón y blanco, con una camisa blanca con tres botones desabrochados. Al cederme su americana Manu quedo extasiado ante los pechos apretados por la camisa .Yo sonreía al ver a mi amigo mirar de reojo .Le ofrecí algo de beber. Me pidió una cerveza mientras departía con Manu sobre su trabajo. Ella trabajaba en el bufete de su marido. Volví a entrar en el salón con tres cervezas cuando me sorprendí al ver a mi amigo pegadito a ella tonteando seriamente .Ella le seguía el tonteo lo que a mí me hizo quedarme a la expectativa , sentado en una butaca de uno a un lado . Me pare de nuevo a observarla, estaba rellenita pero no perdía un ápice de sensualidad. Al sentarse se le subió un poco la falda y podía verse la goma de sus medias en mitad de sus muslos. Absorto en mis pensamientos apenas oía lo que hablaban.

Un movimiento de Teresa precipito el asunto. Acerco su mano al muslo de Manu, que sin ningún pudor se acerco a ella y la beso. En un primer momento ella se retiro pero enseguida continúo el largo y húmedo beso de Manu. Estiro su brazo izquierdo hacia mí pidiéndome que me acerque. Yo estaba parado, pero muy cachondo y en cuestión de segundo me coloque al lado de Teresa. Giro su cabeza y comenzó a besarme mientras con su mano derecha magreaba el miembro de mi amigo que apretaba sus pechos a la vez que desabotonaba su camisa. Yo me active y tire de su falda hacia arriba dejando a la vista sus braguitas y la medias a mitad de muslo, mientras mi mano iba directa a su pubis. Manu había liberado sus pechos, quitándole la camisa y el sujetador. Eran colosales, enormes pero firmes con unas aureolas que formaban una circunferencia casi perfecta. Mi amigo se separo por un momento mientras se quitaba su camiseta y bajaba sus pantalones.

Con este movimiento, Teresa se coloco a cuatro patas y ante mi atenta mirada comenzó a chupársela a Manu. Ante mi estaba su culo, grande pero con forma respingona. Su falda estaba en la cintura como si de un cinturón se tratase. Tire de sus braguitas, ante mi un coño rasurado muy apetecible, movimiento que ayudo elevando primero una rodilla y luego otra. Al llegar a su tobillo hizo el gesto de quitarse los zapatos, cosa que impedí. Me encantaba la visión de ella desnuda con las medias y los enormes tacones puestos. Teresa estaba muy suelta en sus movimientos lo que denotaba que no era su primer trío. Seguía chupándosela a mi amigo que estaba frente a ella con los ojos en blanco. Yo desde atrás observaba con se metía su polla hasta los huevos en la boca.

Comencé a lamer su rajita, produciendo pequeños jadeos. Decidí explorar su coño introduciendo a la vez dos de mis dedos, gesto que acogió con gusto. Poco después me sorprendió de nuevo cuando su mano se acerco a su culo y comenzó a introducirse su dedo corazón en el ano. Como buen caballero, no permití su trabajo y con la mano que me quedaba libre empecé a meterle un dedo en el esfínter.

Cuando no pude más acerque mi erecto miembro en su coño. Veía como ella seguía trabajando el pene de Manu, que se introducía más si cabe en su boca, por mis envestidas .Ella hizo un gesto para que a la vez siguiera metiéndole mis dedos en el culo. Preso de mi excitación no me conforme con uno sino que le introduje hasta tres.

Fue entonces cuando decidí metérsela en el culo, parte vedada para mí por mi mujer. Sin apenas dificultad de un empujón se la introduje en el culo hasta que mis huevos tocaron con su trasero. Aquella envestida brutal aceleró su jadeo lo que me indico el camino. Así que decidí hacerlo lo más fuerte que podía .Note entonces como se venía a través de sus fuertes contracciones. Estas producían unos movimientos de su esfínter anal que apretaban más mi pene. Para Manu aquellos movimientos fueron demasiado e hizo un gesto de separarse que Teresa no permitió descargando todo su semen en su boca. Yo también me iba a correr pero ella al notarlo saco mi miembro .Me quede a medías, pensé que así me quedaría pero no fue así. Pidió a Manu que se tumbara en el sofá. Agarro firme mente su miembro un poco blando tras la corrida y tras masturbarlo por unos instantes lo introdujo en su coño. Se giro y me pidió que se la metiera en el culo a la vez.

Me tuve que colocar de pie tirando de mi glande hacia abajo se lo introduje como pude. Fue entonces cuando ella comenzó a disfrutar de verdad sus gemidos se habían convertido en gritos, y nuestras envestidas eran aumentadas por sus continuos movimientos de caderas buscando que aquellos dos penes entraran hasta lo más profundo de su ser. Se volvió a correr y mi amigo experimento el mismo placer que yo antes cuando sus esfínteres se contraían y se dilataban. Yo estaba apunto de correrme y también quería probar el calor húmedo de su boca así que saque mi pene y acercándome a su cara lo coloque frente a ella. Agarró mi pene y con el firmemente sujeto me hizo colocarme tras el sofá. Le pidió a mi amigo que se colocara tras ella. Teresa apoyo sus brazos a la altura del codo en el respaldo del sillón, colocando sus rodillas en el borde exterior del asiento quedándose de nuevo a cuatro patas. Manu enseguida se coloco tras ella mientras Teresa ya me la estaba mamando. Coloco su pene en su coño y cuando ya lo había metido esta le pidió que se lo hiciera por el culo. Los ojos de mi amigo brillaron y si más dilación se la introdujo en el ano. Su excitación era tal que me hizo pensar que también para el era la primera vez.

Teresa me chupaba la polla con gran maestría, acompañaba su movimiento con miradas lascivas que me excitaban más aún si cabe. La violencia de las enculadas de Manu producía que los pechos de Teresa botaran como locos .Eso me excitaba mucho.

Ella recorría mi pene con sus labios de mi glande hasta los huevos con movimientos lentos mezclados con pequeñas aceleraciones. Alargue mis manos u estruje con fuerza los enormes pechos de Teresa que me dedico una sonrisa. Yo no daba más y mi amigo coincidiendo con ese momento se corría de nuevo con lo cual acelero el ritmo de sus enculadas. Ella seguía mamándomela a un ritmo mayor que el de antes, casi frenético, a la vez que masajeaba mis huevos. Manu saco su pene y se corrió en la espalda de Teresa. Yo comencé a correrme, hice el gesto de apartarme pero Teresa no me dejaba. Volví a hacer el movimiento y ella comprendió lo que quería hacer, así que se separo y mientras abría ligeramente su boca continuo masajeándome lo huevos. Yo me masturbaba a gran velocidad y en décimas de segundo una generosa corrida inundo su cara y sus pechos. Ella acerco de nuevo su boca y quiso disfrutar de hasta la última gota de mi viscoso fluido.

Recogió su ropa que estaba desperdigada y me pidió que le indicara donde estaba el baño. Nosotros adecentamos el salón para que pareciera que allí no había pasado nada. Cuando apenas unos segundos después de concluir nuestra limpieza, y una vez sentados de nuevo en el sofá sonó la puerta eran nuestras esposas .Un fuerte sentimiento de nerviosismo nos invadió por dos motivos. El primero era que si hubieran llegado cinco minutos antes nos hubieran visto en faena, y en segundo, que Teresa todavía estaba en el baño y no sabía que habían llegado. Pero con la experiencia que nos demostró salió del baño y muy naturalmente aguanto la situación. Al irse y sin que nuestras mujeres se dieran cuenta nos dedico un guiño.