Una tarde con mi tio
Una tarde de sábado después de tomar una cerveza con mi tío, él y yo luchábamos en la cama como un día mas. Ese día, mientras que luchábamos, conseguí una idea de luchar desnudos.
Una tarde de sábado después de tomar una cerveza con mi tío, él y yo luchábamos en la cama como un día mas. Ese día, mientras que luchábamos, conseguí una idea de luchar desnudos. Le dije al hermano de mi viejo mi idea y él pregunto Por que?. Contesté "porque pienso que sería divertido (....)". Lo pensó dos veces, ya que era todo un riego que regresara mi tía en forma imprevista y me dijo que "si"; los dos nos desnudamos. Entonces empujé a mi tío hacia abajo y comenzamos a luchar otra vez. Muy poco después nosotros comenzamos a rozarnos las vergas una y otra vez, observando que nuestros miembros se iban poniendo como rocas. Mi tío me preguntó si me excitaba todo esto y conteste que si. Entonces nos abrazamos y tímidamente y por primera vez me beso en la boca. Luego de un rato me pedio algo mas loco que mi propuesta de luchar desnudo y era que en ese hermoso pecho peludo que él desnudo, deseaba se lo afeitaran. Acepte y dicho esto, tome no sin miedo pero con prisa a la crema y la maquinilla de afeitar que me alcanzo del baño. Un rato después, tenía un agradable y liso pecho. Nos volvimos a acostar y me obligo a comerle los pezones a mordiscones. A los primeros mordidos y con el mayor cuidado mi tío Benjamín me acabo sobre la cara, que acepte gustosamente cuado me lo aviso. A mi en cambio me faltaba un poco más, él lo noto y me dio una hermosa mamada ( SIIIIIII!). Fue bien a mi verga, subiendo por el tronco, paso su lengua hasta llegar a la cabeza y succiono con profesionalismo de putas mi chota. Bajaba por el tronco y jugaba con su lengua en mis bolas poniendo y sacándoselas de la boca. Comenzó a masturbarme y listo para acabar, le tiré una buena cantidad de leche en su garganta y con la mayor alegría que puede tener un chico que siempre deseó el cuerpo de un adulto.
Mas descansado, pero con las mismas ansias le pedí que por favor volviera a darme su lechazo. Mirándome fijamente acepto y comenzó a masturbarse arriba de mi cara y en pocos segundos volvió a sacudirme una buena cantidad caliente de su rica leche en mi garganta. Nos dejamos tirados en la cama un buen rato. Yo en ese momento ya no disimulaba más, mi mirada que estaba puesta en ese cuerpo que esta vez se encontraba sudado por mi, Si usted tuvo gusto de esta historia y tiene algunos suyos a compartir, envíemelos en juanmercosur@hotmail.com. Todos los comentarios se aprecian grandemente.