Una tarde con mi amigo Xavi

Una tarde de verano, muy aburrido en mi casa, decido llamar a mi a amigo Xavi para hacer algo. Debido al calor, alguien acabará sin ropa. ¿Qué pasará?

Buenos días, chicos (y chicas). Hoy vuelvo con este relato, que siempre me ha dado mucho morbo, y que creo que os gustará. He de decir que situaciones como esta me han pasado un montón y, si queréis, os las iré contando.

Era una calurosa tarde de verano y como estaba aburrido decidí enviarle un mensaje a mi amigo Xavi para ver si podía quedar para dar una vuelta o algo. En el mensaje le dije que estaba solo en casa, lo cual era cierto, y que estaba bastante aburrido y que como hacía calor no sabía qué hacer. Él me contestó que si yo quería, él vendría a mi casa para ver una peli o jugar en el ordenador. Acepté. A los 15 minutos le abrí la puerta y fuimos directamente a mi habitación, puesto que ahí tengo el ordenador.

-¿Qué, te has muerto de calor viniendo hacia aquí o qué?- le dije yo a Xavi.

-Buff, mucho. No sabes el calor que hace, chaval. Ojalá se pudiera ir sin ropa por la calle, sería muy guay y cómodo. – dijo Xavi mientras yo encendía el ordenador.

  • Jajajajaja estaría bien. No lo pasaríamos tan mal. – contesté yo.

-Bff, es que hace mucho calor últimamente. Estoy chopado. – dijo Xavi mientras se subía un poco la camiseta y se quitaba el sudor de la frente con la otra mano.

-Si quieres puedes quitarte la camiseta. A mí me da igual y no va a venir nadie. Si estás más cómodo… - dije yo con un tono bastante inocente.

-Hombre, si no va a venir nadie, me lo puedo quitar todo, ¿te parece bien?  - dijo él mientras se quitaba la camiseta.

-Hazlo, no me importa. No quiero que te mueras de calor. – dije yo.

Y así, Xavi comenzó a quitarse la camiseta, un poco mojada por su sudor. Al quitársela pude ver su gran torso depilado, con unos pezones grandes y rosas, que pedían a gritos ser mordidos por alguien y unas axilas impolutas, pero mojadas de sudor. Cuando se la quitó, pasó a quitarse los pantalones cortos, que dejó encima de mi cama junto a su camiseta. Se quedó solo con sus slips negros de Calvin Klein, que le marcaban un culo bastante redondo y un gran paquete. Por sus ingles se podían entrever algunos pelitos negros de su pubis, pues las piernas las llevaba depiladas.

-¿Me lo puedo quitar también? Es que me da bastante calor y en esa zona sudo bastante. – me dijo Xavi mientras apuntaba con una mano a su paquete y con la otra se iba bajando el slip.

-Claro, si así estás cómodo… - contesté yo con un tono nervioso, que intenté encubrir.

Se quitó el slip y su polla dio una especie de salto, pues iba apretada en esos slips tan justos. Me puse bastante nervioso, pero intenté disimular. Ahí estaba ella, rosadita, gorda, con un poco de prepucio, unos huevos rosas muy peludos y un pubis muy recortado, que aun así, daba la sensación de estar viendo una selva. Se giró a dejar los slips en la cama y pude ver su gran culo, muy redondo y muy peludo, prieto pero blando al mismo tiempo.

-Buff, mucho mejor. Gracias. Me moría de calor. – dijo Xavi mientras se tocaba un poco el prepucio de su rabo.

-De nada, quiero que estés como en tu casa. Y veo que te lo has tomado al pie de la letra, porque parece que te va a estallar jajaj. – dije yo apuntando con mi dedo índice su rabo, que parecía que estuviera bastante duro, aunque no era muy largo, pero sí gordo.

-¡Qué va! No está dura, esta normal, pero es que siempre la tengo así. – dijo él mientras se bajaba el prepucio y me dejaba ver su gran capullo rosa, que soltaba una gotita de líquido preseminal.

-Ah, pues no lo parece. Creía que sí. – dije yo intentando clamar un poco el ambiente.

Nos sentamos en las sillas y nos pusimos a ver videos de YouTube en el ordenador. A los 10 minutos oímos que entraba alguien por la puerta y rápidamente se vistió como puo, dejándose medio rabo fuera del slip, el pantalón casi desabrochado y la camiseta arrugada. A los pocos minutos Xavi se fue a casa, pero no sin antes decirme que teníamos que repetir el plan algún día, cuando estemos aburridos  y no sepamos qué hacer. Obviamente acepté su propuesta. En cuanto se fue, me encerré en el baño y empecé a masturbarme. Mi rabo iba a explotar. Estaba caliente y duro. Solo bastaron dos movimientos de mi mano para correrme y manchar la pared del baño, que limpié con mi lengua.

Este tipo de situaciones con él se repetirían varias veces, en distintos lugares (pero eso lo contaré en otros relatos).