Una tarde con mi amigo Xavi 4

Vuelvo a quedar con mi amigo Xavi, esta vez para dar una vuelta y me devuelva los calcetines. Esto acabará con los dos en el baño de la biblioteca.

Primero quiero disculparme por no haber podido publicar. Este año he tenido que centrarme en los estudios. Voy a aprovechar lo que me queda de vacaciones para publicar lo que pueda.

Llegué a mi casa a los pocos minutos. Me quité la ropa y me tumbé en la cama. Ahí me di cuenta de una cosa: me había dejado los calcetines en su casa. Tendría que volver a por ellos. ¿Qué pasaría si vuelvo?, ¿otra vez lo mismo? Mi corazón empezó a latir más rápido e intenté dormir.

Por la mañana me metí en el whatsapp y le hablé a Xavi. Le dije si podíamos vernos por la tarde para dar una vuelta. Me levanté de la cama, desayuné y fui al baño.

Me miré en el espejo y me pasé la mano por el paquete, masajeándolo. Me di cuenta de que los llevaba manchados de la noche anterior. Me los bajé y me agarré el rabo. Lo tenía morcillón. Me toqué los huevos y pasé mis dedos por el perineo. Me empalmé. Decidí meterme en la ducha y pajearme.

El agua empezó a caer. Me daba mucho morbo notar el agua fría por mi rabo duro y caliente. Apoyé la cabeza en la pared y mientras el agua caía di un azote en el culo con una mano y con la otra me pajeé. Me corrí enseguida pensando en lo que había pasado. La corrida estaba en la pared, así que decidí cogerla con mi dedo y chuparla. Qué buena estaba. Ahora si, me duché.

Salí del baño y fui a mi habitación. Me quité la toalla y me puse unos pantalones de deporte viejos. Vi el móvil y tenia un mensaje. Era Xavi. El mensaje decía:

‘’Quedamos a las 5 en la biblioteca.’’

Acepté. Qué incomodo me iba a sentir. ¿Cómo iria todo? No comí casi. Eran las 5 menos cuarto, me cambié y me dirigí a la biblioteca.

A los pocos minutos llegó Xavi.

-Hola – le dije yo.

-¿Qué tal estás? – me dijo él.

-Bien, pero raro – le dije yo empezando a caminar.

Empezamos a dar vueltas por las calles y al final nos alejamos un poco de la civilización. Estábamos en un campo que hay al lado de la carretera, rodeado de casas abandonadas o con gente mayor viviendo en ellas. Nos sentamos en unos bancos de piedra que había.

-Tengo que decirte algo – le dije yo nervioso.

-Ya sé qué me vas a decir.

-¿Ah, sí? – pregunté sorprendido.

-Te dejaste los calcetines, ¿he acertado?

-Sí, has acertado.

-Luego pasamos por mi casa y te los doy.

-Vale jajaja.

-Voy a ver si puedo mear – dijo Xavi mientras se levantaba del banco. Yo asentí.

Xavi fue a la casa que había al lado y meó en la pared. Desde el banco podía verlo a él de espaldas y a su chorro. Meaba con mucha presión. Cuando se la guardó se sentó en el banco otra vez.

-No sé que decir sobre lo de anoche. Pero me gustó. Bastante – dijo Xavi mientras se sentaba.

-Ya, yo tampoco, no sé qué nos pasó, pero yo disfruté mucho si te digo la verdad.

-Ya me di cuenta, tu amiguito no dice mentiras – dijo Xavi riéndose.

-Jajaj bueno, el tuyo tampoco.

-¿Como está, por cierto? – preguntó Xavi poniéndose serio.

-Bien, bien, pero cansado. Esta mañana ha tenido trabajo que hacer.

-Jaja el mío también. Vamos a dar una vuelta, aunque no se si tengo sangre en las piernas después de esto.

-Venga, iremos despacio.

Dimos unas cuantas vueltas más y llegamos a la biblioteca.

-Oye, entremos y así voy al baño – dije yo mientras me paraba en la puerta. Xavi aceptó y entramos. Subimos hasta el tercer piso, que suele ser el más tranquilo y donde estudiamos para los exámenes.

Entré al baño y me puse en el segundo urinario, el de en medio. Los urinarios están enfrente de la puerta, así que si estás meando no ves quien entra. Me la saqué y de repente se me bajaron los pantalones hasta los tobillos.

-Así mucho mejor. Tienes que enseñar ese culo que tienes – dijo Xavi. No conseguí mear.

-¿Y no prefieres ver esto? – dije yo mientras me giraba y nos poníamos cara a cara, yo con el rabo en la mano.

-Por supuesto – dijo Xavi mientras me quitaba la mano y me la cogía él. Nos besamos y entramos en el cubilete de los discapacitados. Nos quitamos las camisetas y seguimos besándonos. Mientras él seguía pajeándome (y mi rabo iba creciendo) yo iba bajándole los pantalones.

Cuando le bajé los calzoncillos vi que algo cayó al suelo: mis calcetines. Paramos de besarnos y el me la soltó.

-Me he pasado la mañana oliéndolos y me he pajeado con ellos, pensando en ti y en lo de anoche.

-Guarrete, como me ha puesto oir eso – le dije yo mientras le cogia de la cabeza y hacia que se arrodillara. Me la cogío otra vez y empezó a pajearme.

-Como me gusta que tengas tanto prepucio, me encanta como sube y baja – dijo Xavi antes de morderlo.

-Más me gusta tu culo peludo y tragón – dije yo antes de gemir.

Me la empezó a chupar y a los pocos segundos me corrí. Le llené la boca de lefa. Poca lefa.

-Buffff perdona, tengo el capullo muy sensible y a la minima…

No me respondió. Se levantó y me besó. Nos pasamos mi corrida. Le cogí su rabo depilado. Estaba muy mojado.

Me arrodillé y me la metí en la boca. Él empezó a mover sus caderas.

Me folló la boca.

-UFFF como la chupas de bien, joder

-Mmmmm – decía yo con su polla en mi boca.

Estuve así un buen rato, lamiendo el tronco y sus huevos, pasando la lengua por el capullo, pegándome en la lengua y en la cara con su rabo. A los pocos minutos se corrió. Tampoco me avisó. Su único aviso fue un gemido, bastante alto para que nos descubrieran. Le besé y jugamos con su corrida al igual que con la mía.

Nos limpiamos y nos vestimos. Me dio los calcetines. Salimos de la biblioteca y le acompañé a su casa (que está muy cerca de la mía).

-Bueno, pues ya nos volveremos a ver, ¿no? Hablamos y quedamos otro día – dije yo mientras él se paraba en su portal.

-Claro que sí, para algo somos amigos jaja – dije él mientras sacaba las llaves.

Nos despedimos y me fui a casa. Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Olía a él, sabía a él. Quería volver a quedar con él. Estuve así un buen rato y me llegó un mensaje. Era de Xavi. Decía:

‘’A la próxima hacemos algo diferente 😊’’

Yo le respondí:

‘’¿mañana?’’

Y empecé a tocarme el paquete por fuera del pantalón. A los pocos segundos recibí su respuesta. Decía: ‘’sí’’.