Una tarde con la webcam.
Todo empezó de la manera más tonta. Era una tarde de jueves y una pareja nos contó cómo se habían conocido a través de una web de exhibicionismo...
Todo empezó de la manera más tonta. Era una tarde de jueves, cuatro amigos en casa, una pareja una amiga y yo. Bebíamos y contábamos historias sobre nuestras vidas. La tarde noche parecía abocada a terminar en un “Ya es tarde, nos vamos”, hasta que la pareja nos contó cómo se habían conocido. “En una web de exhibicionismo”, comentó ella entre risas. No supimos qué decir, pero obviamente teníamos mil preguntas.
- Yo tenía 23 años y necesitaba dinero para pagarme la carrera. Me exhibia por monedas, que luego se transformaban en dinero real. Juan fue uno de mis mayores fans y siempre terminaba haciendo un privado con él. Y un día nos conocimos en persona y surgió la chispa. - dijo Carmen.
Juan se acercó a ella y le dio un gran beso entre risas.
- ¿Y con ese dinero te pagaste la carrera? ¿Tanto ganabas? - Preguntó su amiga Marina.
- Sí, era muy buena y no se si recuerdas, pero por esa época no salía mucho… esa es la explicación…
- La verdad es que era muy ardiente y la esperaba todas las noches con el dinero y mi polla preparada. - dijo Juan.
Eso explicaba todas las noches que mi amigo se iba corriendo a casa y esa “novia” misteriosa con la que hablaba siempre por Internet.
- ¿Y qué web era? A lo mejor yo también pagué tu carrera… - comenté.
Todos rieron y Carmen se sonrojó un poco.
- Ya no creo que exista, aunque podemos mirar… - agregó bebiéndose su copa de un trago.
Acerqué mi portatil y le dejé que entrase en Internet en busca de la “misteriosa” fuente de sus ingresos. Pronto apareció una web llena de cámaras donde chicos y chicas se mostraban desnudos y en posición sexual sin ningún pudor.
- Pues mira, si sigue… y la verdad es que parece haber más gente ahora que antes.
Comenzamos a mirar algunas cámaras donde chicas abrían sus piernas de para en par, chicos mostraban sus enhiestos penes y parejas se daban todo tipo de placer.
Comenzamos a mirar en silencio, bebiendo nuestras copas y sintiendo nuestros sexos activarse.
- ¿Por qué no entras con tu cuenta y hablamos con alguna de las parejas? - Dijo Juan.
Carmen parecía un poco cortada por haber descubierto su secreto delante de todos nosotros, pero pronto y gracias al ánimo de su amiga, introdujo su login y clave.
Comenzamos hablando con un chico con pocos mirones, que mantenía heroicamente su erección frente a la cámara.
- Hola, ¿Cómo estás? - escribió Carmen
El chico dejó por un momento su trabajo manual y contestó:
- Pues ya ves… ¿Y tú?
- Aquí, mirandote. Estas muy bien dotado.
La verdad es que el chico tenía un pene enorme. Se lo agarraba con las dos manos y subía y bajaba de forma vigorosa.
Le seguimos mirando un rato, hasta que Juan comentó que ya estaba harto de mirar tios desnudos. Se puso a los mandos y abrió una ventana donde una chica se taladraba con un dildo gigante.
Hablar con ella fue imposible, debido a la cantidad de hombres que le pedían posiciones, movimientos y ritmo. Así que sólo la miramos y vaya si miramos. Marina parecía embobada mirando las curvas de la chica, Juan hizo bien visible el bulto de su paquete y comenzó a tocar el trasero de su novia y yo… yo estaba a punto de estallar.
- ¿Y lo de emitir cómo va? - Dijo Marina.
- Ahora te entra el gusanillo, ¿Verdad? - dijo Carmen - Esto puede ser muy adictivo...
Cogió el ratón y pulsó uno de los botones de la parte superior de la web. Pronto apareció una pantalla negra que pedía confirmación para utilizar la webcam.
- ¿Os atrevéis? - Preguntó Carmen entre risas.
- Empieza tú y vemos cómo va.... - dije yo.
Carmen se sentó frente al ordenador y encendio la cam. De la nada cinco personas entraron y comenzaron a saludarla amablemente. “Cuánto tiempo”, “¿Cómo estás?”, “Sigues tan buena como siempre...”, empezaron a escribir. Juan no escondió su mala cara al respecto.
Carmen comenzó a hablar con ellos. Parecía que se conocían de toda la vida. Hablaron de varios momentos, piropearon su belleza, su pelo y sus “escondidas” tetas y para todos, ella tuvo una palabra amable.
A Juan no le gustaba nada la situación, pero dejaba hacer a Carmen, “escondido” fuera de plano. Marina y yo nos mirábamos atónitos ante la situación. Pronto apareció la primera petición: Déjanos ver esos pechos que tanto hemos echado de menos.
Carmen rió y nos miró con complicidad.
- Así es esto… con cada petición, la gente te da monedas, que luego es dinero de verdad. Cuanto más hagas… más ganas.
- ¿Lo vas a hacer? - Preguntó Juan.
- Hombre… ahora mismo… así, delante de todos… - contestó ella.
- ¿Delante de nosotros no y de ellos sí? - dijo él.
- Pero Juan…
- Nada, ahora lo haces, no puedes dejar así a tu público.
Todos estábamos sorprendidos por la reacción y por lo visiblemente molesto que estaba Juan. Carmen se dio cuenta y nos miró a nosotros sin saber qué hacer ni qué decir.
- Ok… - y tras decir eso, se quitó la camiseta, dejando al aire sus pechos apretados en un minúsculo sujetador.
Las monedas comenzaron a caer y más y más gente se unió al chat, saludando a su “perdida” actriz. Carmen comenzó a acariciarse lentamente, chupó uno de sus dedos y lo introdujo en su canalillo, para luego bajar uno de sus sostenes, dejando al aire un pezón rosado y puntiagudo. Rodeó su aureola y comenzó a pellizcarse fuertemente, forzando la aparición de un gemido que nos volvió a todos locos. Con la otra mano agarró todo su seno y lo apretó con pasión, antes de dejarlo libre para el deleite de su público y ante nuestra atenta mirada.
Otra petición apareció: Quítate el sujetador y bambolea esos pechos para nosotros.
Carmen volvió en sí y miró a Juan.
- ¿Ya estas contento? - comentó de forma brusca.
Juan, lleno de furia, sacó su pene y se lo metió a Carmen en la boca. Todos quedamos sorprendidos por el espectáculo. El chat se llenó de preguntas: “¿Quién es ese?”, “Qué suertudo…”, “Quien pudiera…”.
Carmen se recompuso y empujando a Juan dijo:
- Ah, no. ¿No querías mirar? Pues ahora sólo miras…
Agarró de la mano a Marina y la trajo a escena. “Estoy con unos amigos” escribió en el chat “¿Que preferís, que me coma una polla o que me lo monte con mi amiga?”.
La respuesta fue obvia y antes que Marina pudiese decir nada, Carmen ya la había sacado la camiseta y estaba chupándole los pechos.
Juan se sentó de nuevo en el sofá, enfadado y aun con el pene fuera y yo intentaba mantener la compostura a medio metro de las dos chicas.
Marina pronto se dejó llevar y comenzó a acariciar la espalda de su amiga. Le quitó el sujetador y apretó la cabeza de Carmen contra su pecho. La levantó tirándole del pelo y se fundieron en un gran beso con lengua. Las manos de ambas se dirigieron a los culos de la opuesta y comenzaron a masajearlos y estrujarlos con deseo. La falda de Carmen cayó al suelo y dejó a la vista un increíble tanga negro, que se perdía entre sus nalgas. Marina giró a Carmen y la puso frente a la cámara y mientras su boca comenzó a mordisquear su oreja, sus manos comenzaron a perderse entre sus pechos y sus bajos. Las monedas seguían aumentando y cada sonido parecía encender más a las dos chicas. Miré a Juan en el sofá y me dijo que me acercara.
- Déjalas disfrutar. Puedes pajearte, no me importa.
Él seguía con el pene fuera y duro y comenzó a masturbarse mirando el espectáculo. No lo dudé y saqué mi miembro para disponerme a hacer lo mismo. Las chicas nos miraron y sonrieron. Carmen dio la vuelta al ordenador y nos mostró ante el chat. El sonido de más monedas hizo retumbar la sala. Yo estaba bien cortado e intenté taparme, pero Juan me quitó las manos y agarró mi pene.
- Si ellas pueden, nosotros también. - dijo.
Comenzó a masturbarme ante la atenta mirada de las dos chicas y unas 100 personas que nos animaban desde el chat.
Las chicas terminaron de desnudarse y se sentaron a nuestro lado. Carmen le abrió las piernas a Marina y comenzó a comerle el coño lentamente. Marina empezó a gritar de placer y alargando la mano, ayudó a Juan en su tarea de masturbarme. Me giré a Marina y comencé a besarla y tocar sus bamboleantes pechos. La escena era increíble y las monedas fueron subiendo como la espuma.
Noté como Marina llegaba al orgasmo y observé cómo Carmen se levantaba y sentaba sobre Juan, metiéndose su polla y empezando cabalgarle. Juan me soltó y metió sus dedos en el trasero de su novia, momento que Marina aprovechó para chuparme la polla con ganas.
Todos nos corrimos ante un último e impresionante aluvión de monedas. Carmen se levantó, dio las gracias a sus fans por el pago y apagó la cámara.
- Enhorabuena chicos… tenemos para una cena. - nos dijo sonriendo.